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Frontera norte

versión On-line ISSN 2594-0260versión impresa ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.19 no.38 México jul./dic. 2007

 

Artículos

 

Envejecimiento y migración en Baja California

 

Elmyra Ybáñez Zepeda* Rafael Alarcón**

 

* Profesora-investigadora del Departamento se Estudios de Población de El Colegio de la Frontera Norte. Dirección electrónica: elmyra@colef.mx.

** Profesor-investigador del Departamento de Estudios Sociales. Dirección electrónica: ralarcon@colef.mx.

 

Fecha de recepción: 6 de abril de 2006.
Fecha de aceptación: 14 de septiembre de 2006.

 

Resumen

La población mayor de 60 años aumentará en números absolutos y relativos con una rapidez inusitada en México. Con base en datos del Censo general de población y vivienda 2000, de la Encuesta sobre migración en la frontera norte de México (Emif) y del Consejo Nacional de Población (Conapo), este artículo tiene dos objetivos principales: analizar cómo se ha dado el proceso de envejecimiento en los municipios de Tijuana y Mexicali, ubicados en Baja California, un estado caracterizado por la baja proporción de viejos; así como examinar el papel que juega la migración en este proceso.

Tijuana tiene una estructura joven y con un proceso de envejecimiento incipiente debido a una inmigración intensa de jóvenes trabajadores y en edad reproductiva. Mexicali, en cambio, con un alto porcentaje de población nativa que envejece inexorablemente, tiene además un flujo de inmigrantes más reducido y más viejo, con una alta presencia de personas que residieron en Estados Unidos.

Palabras clave: envejecimiento, migración, población, Tijuana, Mexicali.

 

Abstract

In the future, the population of 60 years old or older will increase in absolute and relative numbers at a very rapid pace in Mexico. Using data from Censo general de población y vivienda 2000, Encuesta sobre migración en la frontera norte de México and Consejo Nacional de Población (Conapo), the purpose of this article is twofold: first of all, to analyze the aging process in the municipalities of Tijuana and Mexicali, located in the state of Baja California, which has a very low proportion of the eldest; and second of all, to examine the role of migration in this process.

Tijuana has a younger population which is aging slowly due to a very intense immigration of young workers and potential parents. Mexicali, on the other hand, has a high percentage of a native population that is aging unrelentingly, and it also has a lower flow of immigrants who are older, and includes a high concentration of persons who had previously resided in the United States.

Keywords: aging, migration, population, Tijuana, Mexicali.

 

Introducción1

El proceso de envejecimiento de la estructura poblacional es un fenómeno que está sucediendo en todo el mundo con mucha rapidez. México no es la excepción, ya que, en pocas décadas, la proporción de la población mayor de 60 años llegará a niveles que a países industrializados les tomó más de siglo y medio alcanzar. Debido a la velocidad con que aumenta la proporción de mayores de 60 años en la población nacional, el envejecimiento es ya una prioridad por atender para la sociedad mexicana.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2002), en las regiones más desarrolladas del mundo, en el año 2000, casi una quinta parte de la población tenía 60 años de edad o más, mientras que para 2050 se prevé que esa proporción llegará a un tercio. Por su parte, en los países menos desarrollados, sólo 8% de la población tiene más de 60 años de edad; sin embargo, para el año 2050, las personas de este grupo de edad constituirán casi 20% de la población.

Hay tres factores demográficos que inciden en el envejecimiento de una población: mortalidad, fecundidad y migración. En el caso de México, fue a partir de la década de los treinta cuando se presentó en la población una baja en los niveles de mortalidad debida, en parte, al mejoramiento en las condiciones sanitarias del país, así como a los avances en materia de salud para el control y prevención de enfermedades transmisibles. Como consecuencia, mientras en 1930 la tasa bruta de mortalidad era de 27.93 por 1 000, para 1970 era de 9.40 por 1 000, y en el año 2000 se encontraba en 4.50 por 1 000 (Conapo, 2006). Así mismo, hacia finales de los años sesenta se inició la disminución en el nivel de fecundidad, que pasó de cerca de siete hijos por mujer a alrededor de 2.4 en 2000 (Conapo, 2006).

Por su parte, la migración ha afectado de manera diferente a las regiones del país en distintas épocas. En este sentido, la migración interna y la internacional (dirigida principalmente a Estados Unidos) han modificado la estructura de la población al incidir en la concentración de viejos en los lugares de origen de los emigrantes debido al éxodo de los jóvenes. Las tendencias de estos tres fenómenos, en conjunto, han cambiado la estructura por edad de la población y han dado como resultado un proceso de envejecimiento demográfico desigual, según las regiones del país.

Según datos del Censo general de población y vivienda 2000 (INEGI, 2002), del total de la población de México, 7.3% tiene 60 años de edad o más. En general, los estados del norte y del sureste tienen proporciones más bajas de viejos, por lo que, con excepción de Yucatán, la gente de más edad tiende a concentrarse en la porción central del país.

Entre las entidades con la mayor concentración de viejos, con porcentajes de 8% o más, destacan, por orden de importancia: el Distrito Federal, Yucatán, Nayarit, Zacatecas, Oaxaca, Michoacán, San Luis Potosí y Veracruz. De estos estados, varios de ellos como Nayarit, Zacatecas, Michoacán y San Luis Potosí, pertenecen a la región histórica de migración a Estados Unidos. Oaxaca es un estado con intensidad migratoria media a ese país, aunque no pertenece a la región mencionada. De acuerdo con esta consideración, se puede afirmar que la migración internacional incide en el porcentaje de envejecimiento poblacional de algunos estados.

En el otro extremo, hay cuatro estados que tienen la proporción más baja de viejos, con porcentajes por debajo de 6%: Quintana Roo tiene la menor proporción, con 4.1%; le sigue Chiapas, con 5.6%; y Baja California y el Estado de México, con 5.8% cada uno. Cabe mencionar que estas entidades, con excepción de Chiapas, tienen altos índices de inmigración que han rejuvenecido su estructura de edad.

María Eugenia Negrete Salas (2001:18) encuentra que los estados del sureste (Chiapas, Tabasco y Campeche) tienen bajas proporciones de viejos debido a que se encuentran rezagados en la transición demográfica, además de presentar altos niveles de fecundidad y baja emigración de trabajadores.

Por su parte, los estados que conforman la frontera norte de México han tenido un desarrollo particular debido a la alta inmigración procedente desde el interior del país gracias a la oferta de trabajo, lo que ha provocado un alto crecimiento de la población a tasas que alcanzaron 7% anual durante el período 1940-1950 (Zenteno y Cruz, 1992:37). Entre estas entidades, Baja California es la que cuenta con la concentración más baja de personas de 60 años de edad o más (5.8%), seguido de Chihuahua, que está ligeramente por debajo del promedio nacional. Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Sonora se encuentran dentro de este promedio o por arriba de él.

El estado de Baja California tiene, a la vez, una muy baja proporción de viejos y una muy fuerte inmigración interna. De acuerdo con Rodolfo Corona (2000), el estado de Baja California, junto con Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, constituyeron una región de constante atracción poblacional durante la segunda mitad del siglo XX. En el año 2000, del total de la población residente en Baja California, 46.6% había nacido en otras entidades. Entre 1980 y el año 2000, en este estado, el número de inmigrantes se elevó de 592 a 895 por cada 100 emigrantes.

La inmigración reciente a Baja California y a los otros estados de la frontera norte de México está enmarcada en un modelo de migración interna en el que estos nuevos centros de atracción poblacional son regiones dinámicas incorporadas al proceso de globalización. Un nuevo tipo de migración interna reemplazó al modelo que se dio durante el período de sustitución de importaciones entre las décadas de los cuarenta y setenta, el cual condujo a una fuerte concentración de población y actividad productiva en los tres grandes centros urbanos del país: ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. La migración del campo a las ciudades, y específicamente hacia estas tres metrópolis, caracterizó este período (Chávez y Lozano, 2004:432).2

Este artículo tiene dos objetivos principales: 1) analizar cómo se ha dado el proceso de envejecimiento en Tijuana y Mexicali, los dos municipios fronterizos más poblados de Baja California, un estado caracterizado por la baja proporción de viejos; y 2) examinar el papel que juega la migración en este proceso. En este estudio se usan datos la muestra de 10% de los hogares encuestados en el Censo general de población y vivienda 2000, de la Encuesta de migración en la frontera norte (Emif) y del Consejo Nacional de Población (Conapo).

El artículo se encuentra dividido en cinco secciones: la primera contiene algunos apuntes teóricos sobre la relación entre envejecimiento y la migración; en la segunda se describen las fuentes de datos y la metodología empleada; en la tercera sección se realiza una descripción histórica vinculando el desarrollo económico con el crecimiento poblacional de Tijuana y Mexicali; en el cuarto apartado se examinan las estructuras por edad de ambos municipios, se analizan las características de sus flujos migratorios, y se presenta una proyección demográfica entre los años 2000 y 2025; y en la quinta sección se estudian la estructura por edad y los lugares de origen de los inmigrantes recientes, utilizando tanto la información del Censo general de población y vivienda 2000 como la de la Emif. Por último, en las conclusiones se discuten los hallazgos más importantes del estudio.

 

La relación entre envejecimiento y migración: apuntes teóricos

El envejecimiento es un proceso cambiante, biológico y social que ocurre durante la última etapa del ciclo de vida. No hay todavía consenso sobre los conceptos de envejecimiento y vejez; las discusiones abarcan desde la edad a la que se considera a una persona "vieja" (60 o 65 años en la mayor parte de la literatura), hasta el significado mismo de la vejez.

El envejecimiento individual tiene distintas manifestaciones de acuerdo con la forma en que se haya desarrollado la persona en las etapas anteriores. De esta manera, se puede distinguir entre envejecimiento funcional o biológico, psíquico o mental, subjetivo y social.

Los procesos individuales del envejecimiento son muy variables en el tiempo y en el propio individuo, de tal modo que adquieren características personales. Bajo esta consideración, pueden observarse diferentes edades biológicas y subjetivas en personas con la misma edad cronológica porque cada sujeto puede presentar cambios en diferentes niveles de intensidad debido a que ciertas funciones y capacidades declinan más rápidamente que otras. Cabe mencionar que el envejecimiento cronológico, que está relacionado con la edad, es el que se utiliza como mecanismo para definir posiciones sociales, el acceso a la jubilación y a otras prestaciones sociales (Tamer, 1995).3

Desde el punto de vista cronológico, la vejez puede definirse a partir de los 60 o 65 años de edad o cualquier otra que se juzgue adecuada. La edad es un instrumento que permite introducir el análisis demográfico necesario para dar explicación a fenómenos relativos a la situación social, económica o de salud de una población. La edad de entrada en la vejez debe considerar los incrementos en las esperanzas de vida y las mejoras en las condiciones de salud de la población. De esta manera, en los países desarrollados existe mayor consenso en considerar los 65 años de edad, mientras que en los países en desarrollo se inclinan por elegir los 60 años como edad de entrada en la vejez. Con base en el acuerdo de la Segunda Asamblea Mundial sobre Envejecimiento de Viena de 1984, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como viejos o miembros de la tercera edad a las personas mayores de 60 años de edad.

En el caso específico de México, Roberto Ham (2003:83-84) sugiere la clasificación del envejecimiento demográfico en tres rangos de edades: de 60 a 64 años, en el que se da la transición hacia la vejez; de 65 a 74 años, que es el período en el que las personas tienen la posibilidad de considerarse en la tercera edad; y 75 años o más, que es la etapa de la ancianidad —es decir, la cuarta edad—, en la que la mayor parte de las personas sufren pérdidas de capacidad, enfermedades crónicas y degenerativas, y que implica una creciente dependencia de otros para su sostenimiento y cuidado.

En demografía se argumenta que una población envejece cuando la proporción de individuos en los grupos de edad avanzada aumenta. Esto sucede debido a los cambios que se dan en los componentes demográficos: mortalidad, fecundidad y migración. En el pasado, los índices de mortalidad y de fecundidad eran elevados, mientras que la tasa de crecimiento de la población presentaba niveles muy bajos, y la esperanza de vida no era mayor de 35 años. Europa fue el primer continente en manifestar cambios en sus patrones de mortalidad, debido a que las condiciones necesarias para el control de las epidemias recurrentes se dieron hacia finales del siglo VXIII (Chesnais, 1992).

Al disminuir la mortalidad en los distintos grupos de edad y mantenerse la fecundidad en niveles altos, el crecimiento de la población fue explosivo y motivó que, con el tiempo, la fecundidad también disminuyera. La esperanza de vida alcanzó los 81.9 años en Japón en el año 2000, que fue la más alta registrada en el mundo, y la fecundidad llegó a 0.84 hijos por mujer en China, que fue la más baja en el mundo el mismo año (ONU, 2005).

Durante la etapa de mayor crecimiento demográfico, la emigración europea hacia América fue una válvula de escape que permitió que la población se fuera adaptando a los cambios demográficos hasta que disminuyó el crecimiento acelerado. Todas estas transformaciones en los niveles de los indicadores demográficos, conocidas con el nombre de transición demográfica, modificaron la estructura por edad de la población. Si bien es cierto que el término transición demográfica se ha utilizado para describir los cambios ocurridos en la mortalidad y en la fecundidad, no puede dejarse de lado el papel que ha tenido la migración dentro del proceso. "Al examinar la historia demográfica de un país, se advierte que hay una transición migratoria ligada a la transición demográfica" (Chesnais, 1990:32).

Por un lado, al disminuir el número de nacimientos, la importancia relativa de los grupos de edades avanzadas aumenta (envejecimiento por la base), y por otro, al incrementarse la esperanza de vida gracias a la disminución de la mortalidad, el número de personas que alcanzan edades mayores va en aumento (envejecimiento por la cúspide), por lo que dentro de la población, la proporción de adultos mayores aumenta de forma continua. Así, los efectos de la fecundidad y de la mortalidad son los más evidentes.

Hasta aquí se puede observar que el proceso de envejecimiento de una sociedad se atribuye fundamentalmente a la disminución de la fecundidad y la mortalidad. Pero ¿qué papel juega la migración en este proceso? Según Jean Claude Chesnais (1990:32), la migración internacional tiene un efecto diferente según su distribución por edades; en general, rejuvenece a la población del país que la recibe y envejece a la de origen, ya que la mayor parte de los migrantes son principalmente adultos jóvenes que aún no han formado familia propia.

Tanto en la migración interna como en la internacional, tal como lo expresa Chesnais (1990), el movimiento de personas se da de manera predominante en edades productivas y también reproductivas. Los emigrantes se van antes de reproducirse, lo que afecta tanto la base de la pirámide poblacional como la de las edades jóvenes, disminuyendo la proporción potencial de niños y adultos jóvenes y ocasionando un mayor envejecimiento al aumentar proporcionalmente las personas mayores. En la población de destino, el efecto es de rejuvenecimiento debido a que los inmigrantes jóvenes se reproducen, lo que afecta de forma directa el número de niños y de su propio grupo de edad.

Así mismo, el envejecimiento de una población se explica también por el aumento cronológico de la edad de los residentes y por la migración neta de viejos que, aunque se da en proporciones menores, se dirige hacia lugares específicos que ofrecen condiciones favorables, tales como buen clima, acceso a servicios de salud y un costo de vida más bajo (Negrete, 2001:18).

Ahora bien, inmersos en un proceso global, los migrantes desempeñan un papel fundamental en sociedades ya envejecidas. Las Organización de las Naciones Unidas ha planteado que las migraciones compensarían el envejecimiento de la población occidental (ONU, 2000). Antonio Izquierdo (2003), por su parte, argumenta que la Unión Europea no sólo requiere de trabajadores, sino también de procreadores, y señala la conveniencia de los flujos migratorios para la reestructuración de los mercados de trabajo y la aportación de la población extranjera a la maltrecha demografía de la Unión Europea. La gran preocupación por la reproducción de la población y su reemplazo ha llevado a los europeos a promover el arraigo y la integración de los inmigrantes.

 

Fuentes de datos y metodología

Este estudio utiliza información de tres fuentes: la encuesta llevada a cabo en 10% de los hogares de México a través del Censo general de población y vivienda 2000; datos de la Emif, que mide flujos de migración; e información del Consejo Nacional de Población, la cual se utiliza como base para las proyecciones de población.

La información del cuestionario ampliado del Censo general de población y vivienda 2000, que se aplicó a 10% de los hogares, se obtuvo a partir de una muestra probabilística de alrededor de 2.2 millones de viviendas, con el fin de asegurar que los resultados fueran representativos para el total de la población. Este tamaño de muestra permite tener estimaciones para los municipios (INEGI, 2002:9).

El cuestionario ampliado contiene información sobre las siguientes variables demográficas por municipio utilizadas para la realización de este trabajo: sexo, edad, lugar de nacimiento y lugar de residencia en 1995.

La Emif, por su parte, es un proyecto que El Colegio de la Frontera Norte y otras instituciones gubernamentales mexicanas iniciaron en 1993 como un esfuerzo para estimar y caracterizar los flujos de migración entre México y Estados Unidos (en ambas direcciones), así como los flujos de migrantes provenientes del interior de la república en dirección a la región fronteriza del norte de México. La Emif es, por lo tanto, una encuesta de cuatro flujos de migrantes según su lugar de procedencia: 1) del sur; 2) de los Estados Unidos; 3) de la frontera norte; y 4) los devueltos por la patrulla fronteriza de Estados Unidos (STPS et al., 2002).

Para este estudio utilizamos datos del primer componente de la Emif, como una manera de medir los flujos de la migración interna. En esta encuesta se incluye a las personas procedentes del interior de la república que fueron seleccionadas de forma aleatoria y entrevistadas en los aeropuertos y terminales de autobuses de las ciudades de Tijuana y Mexicali entre 1993 y 2003, y que manifestaron tener como destino alguna ciudad fronteriza o Estados Unidos.

En lo que respecta al Conapo, es el organismo que en México ha efectuado proyecciones de población para México y para los estados hasta el año 2050. También lo ha hecho para los municipios hasta el año 2030. Sin embargo, consideramos necesario realizar un ejercicio de proyección para los municipios de Tijuana y Mexicali utilizando el método de los componentes, tomando en cuenta la hipótesis sobre mortalidad establecida por el Conapo y modificando las de fecundidad y migración con datos recientes para Tijuana y Mexicali. Si bien el Conapo es el organismo encargado de realizar las proyecciones de población para el país, en este caso se consideró importante construir escenarios alternativos en los que la migración fuera el componente por destacar en las hipótesis consideradas, debido al papel que este elemento demográfico tiene en los municipios que se seleccionaron.

 

Crecimiento demográfico y desarrollo económico en Tijuana y Mexicali

Los municipios de Tijuana y Mexicali difieren en su historia particular, en su conformación poblacional, así como en las actividades productivas en las que se han especializado. A pesar de que Mexicali tuvo una población mayor que Tijuana entre 1930, las tasas de crecimiento de Tijuana siempre fueron más altas (véase la figura 1). Cabe mencionar, aun así, que ambos municipios alcanzaron la tasa de crecimiento más alta en 1950, que fue superior a 10%. Sin embargo, a partir de 1990 Tijuana se convirtió en el municipio con mayor población en Baja California, continuando con una tasa de crecimiento superior a la de Mexicali. Según datos del Censo general de población y vivienda 2000, en ese año, Tijuana contaba con 1 210 820 habitantes, mientras que Mexicali tenía 764 602; las respectivas tasas de crecimiento anual fueron de 4.9 y 2.4%.

Un factor importante que ha influido en la estructura económica diferente de los municipios de Tijuana y Mexicali es el dinamismo económico distinto de sus condados estadunidenses adyacentes. Para Tijuana, el condado correspondiente es San Diego. Ambos comparten la frontera internacional más transitada del mundo y juegan un papel importante en la economía global. San Diego, de tener una economía principalmente basada en la industria militar, ha evolucionado hasta convertirse en un centro importante de las industrias de biotecnología y telecomunicaciones (Alarcón, 2005:99). La contraparte de Mexicali es el condado de Imperial, dedicado mayoritariamente a la agricultura y con una población cinco veces más pequeña que la de Mexicali.4

En la sección siguiente se describe el contexto en el que se desarrolló la población de Tijuana y Mexicali durante el siglo pasado.

 

Tijuana: de ciudad del pecado a capital del mundo de la industria de la televisión

Entre 1900 y 1940, Tijuana estuvo casi incomunicada del resto de México, y su economía dependió en gran medida de Estados Unidos, proporcionando diversión para la población californiana a través de cantinas, carreras de caballos y centros nocturnos que eran propiedad de estadunidenses (Zenteno, 1993). Se puede decir que Tijuana fue inventada como una respuesta a las presiones puritanas de principios del siglo XX en California, cuando se intentó prohibir el juego, la prostitución y el alcohol. Poco a poco estas actividades se "mexicanizaron", y algunos pequeños empresarios en estos giros empezaron a invertir en el comercio, servicios y turismo (Hualde y Mercado, 1996:64).

Al inicio de la década de los treinta, Tijuana vivió una crisis por la escasez de bienes de consumo, materias primas y artículos mexicanos, lo que llevó al gobierno de nuestro país a establecer el sistema aduanero de perímetros libres para las ciudades de Tijuana y Ensenada, lo que permitió la libre importación de mercancías (Hualde y Mercado, 1996:64; Zenteno, 1993). Este último autor (1993:18-19) señala que durante el período presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-1940), a través del Plan para la Recuperación de los Territorios, publicado en 1936, se canalizaron recursos federales para mejoras del drenaje, agua y edificios educativos, y se creó el distrito de riego 12, que se vio favorecido con la construcción de la presa Abelardo L. Rodríguez.

Tijuana cobró mayor importancia económica luego de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y por la construcción de una base naval en el puerto de San Diego, que incrementó el turismo de los soldados. Así mismo, el reclutamiento masivo de trabajadores mexicanos para la agricultura a través del Programa Bracero fue muy importante para el aumento de la población de Tijuana, ya que muchos potenciales y antiguos braceros se quedaron a residir en esta ciudad con sus familias.

Como lo muestra la figura 1, la población de Tijuana se incrementó de manera acelerada entre 1930 y 1950, alcanzando una tasa de crecimiento extraordinaria de 10.9% en el período 1940-1950. En 1964, el Programa Bracero fue cancelado unilateralmente por Estados Unidos, y como respuesta a ello y ante el temor de que el fin de este programa ocasionara el retorno de miles de braceros a las ciudades fronterizas, el gobierno mexicano inició el Plan de Industrialización Fronteriza (PIF) en 1965, que condujo al surgimiento de la industria maquiladora de exportación (IME), la cual habilitó las zonas y perímetros libres como áreas francas para la importación de materias primas y equipo de capital sin restricciones, y a su vez permitió la instalación de empresas con capital 100% extranjero, siempre y cuando sus productos fueran exportados. Esta industria generó 10 600 empleos entre 1966 y 1979 (Zenteno, 1993:23).

En las décadas de los ochenta y noventa, la IME creció aceleradamente hasta alcanzar 192 877 empleos directos en enero de 2001. Sin embargo, esta industria entró en crisis en 2002 por la recesión de Estados Unidos, lo que ocasionó una gran pérdida de puestos de trabajo y la desaparición de muchas maquiladoras (Hualde, 2004:37). A pesar de este tropiezo, la IME ha evolucionado.

Carrillo y Hualde (1997) distinguen tres generaciones en la industria: primera, las plantas productivas que se dedican todavía al ensamblado de partes; segunda, las que crecientemente incorporan procesos de manufactura empleando personal más calificado; y tercera generación, las que incluyen procesos intensivos de conocimiento. Tijuana se ha especializado en la industria electrónica, principalmente en la que produce aparatos de televisión.

De acuerdo con datos del Censo general de población y vivienda 2000, la población económicamente activa (PEA) de Tijuana equivale a 56.8% de la población de 12 años de edad o más. Esta población llega a 55% en Baja California y a 49% en el país. Casi la totalidad de la pea estaba empleada, en 2003, de la manera siguiente: 31.2% en servicios; 24.7% en industria de la transformación; 21.1% en comercio; 8% en construcción; 5.6% en comunicaciones y transportes; 2.2% en gobierno y 7.1% en otras actividades, como la agricultura (INEGI, 2003).

Con base en otros datos, se estima que en 1998, de la pea residente en Tijuana, 8% trabajaba en Estados Unidos, de manera específica en el condado de San Diego, por lo que estas personas, llamadas commuters, cruzan la frontera diariamente o cada semana (Alegría, 2002:39-40).

 

Mexicali: de productora de algodón a productora de computadoras

Al igual que Tijuana, desde principios del siglo XX y hasta finales de los cincuenta, Mexicali se encontraba prácticamente despoblada e incomunicada del resto del país. La depresión económica de principios de los años treinta tuvo un impacto directo en el tamaño de su población por las deportaciones y repatriación de mexicanos desde Estados Unidos, los cuales decidieron establecerse en la frontera.

Posteriormente, en 1935, se reguló el flujo del río Colorado gracias a la construcción y entrada en funcionamiento de la presa Hoover en Estados Unidos —lo que ayudó a que disminuyera la amenaza de inundaciones en el valle (Anguiano, 1995:39)— y un año después, en 1936, dio inicio el reparto agrario en la región. Estos dos hechos en particular fueron clave para permitir el auge de la agricultura en Mexicali.

También en 1936 se aprobó la construcción del ferrocarril Sonora-Baja California, la cual comenzó en 1937 y concluyó en 1948, ya que la Segunda Guerra Mundial interrumpió la obra, primero por la falta de suministros y luego por la necesidad de mano de obra mexicana en Estados Unidos, al participar este país en el conflicto bélico a partir de 1941.

Luego, en 1937, para tratar de fijar a la población en la región, se establece la zona libre en Mexicali, régimen que favoreció el consumo local de productos importados y con ello limitó la integración con el mercado nacional (Ranfla y Peña, 2004:210).

De 1930 a 1950, la población de Mexicali presentó una fase de plena expansión igual que Tijuana. La tasa de crecimiento anual más alta ocurrió entre 1940 y 1950, cuando alcanzó 10.3%. Cabe destacar que si bien esta tasa era muy alta, la población de Mexicali era muy pequeña: en 1939 había poco menos de 30 000 habitantes, y en 1950, la población llegó a cerca de 125 000; es decir, la población se cuadruplicó en solamente 20 años. No obstante, el municipio no pudo mantener el ritmo de crecimiento tan vertiginoso, de manera que en las décadas siguientes, ya con una base de población más amplia, las tasas de crecimiento disminuyeron (véase la figura 1).

De 1951 a 1954, la guerra de Corea aumentó la demanda de algodón y, por lo tanto, de fuerza de trabajo para su cultivo y cosecha. La tasa anual de crecimiento de la población en el período 1950-1960 era de 8.2%, que si bien seguía siendo alta, ya iba en descenso.

En 1961 empezaron los problemas en la agricultura del valle de Mexicali por la salinidad del agua, la cual no fue resuelta sino hasta 1974 (Sánchez, 2004:41). Termina el Programa Bracero en 1964, bajan los precios internacionales del algodón y disminuye el crecimiento de la población en Mexicali. Esto se manifiesta en la caída de la tasa de crecimiento entre 1960 y 1970, que es de 3.4% anual. Esta baja se dio a pesar de que en 1965 comenzaron a instalarse las primeras maquiladoras en la ciudad, a darse nuevos flujos de inmigración y a aumentar las actividades de los sectores secundario y terciario, aunque disminuyeron las del primario (Fimbres, 2004:50).

Pero no fue sino hasta finales de los setenta cuando la industria maquiladora comenzó a predominar sobre otras actividades económicas en Mexicali. De 1970 a 1980, la tasa anual de crecimiento poblacional era de 2.5%, la cual continuó con una tendencia descendente, pero a un ritmo ya más lento.

Por otro lado, la aceleración del crecimiento de la maquila se dio hacia fines de los ochenta, industria que logró su consolidación en los últimos años de los noventa, gracias a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) (Almaraz, 2004:180).

Entre 1980 y 1990, Mexicali se volvió más urbano, y la tasa anual de crecimiento de la población bajó a 1.7%. Fue en esta década cuando la población de Tijuana sobrepasó en número a la de Mexicali (véase la figura 1).

El mayor crecimiento del empleo en la industria se dio en el lustro 19801985, en el que llegó a 6.5%; durante el período 1985-1990 bajó a 3.7%; se recuperó en el lapso de 1990 a 1995, con 6.2%, que coincide con la tasa de 2.4% de crecimiento anual de la población entre 1990 y 2000.

En el año 2000, la pea de Mexicali era de 54.1% de la población de 12 años de edad o más, un poco menos de lo que se encuentra en Tijuana. En 1990, la pea de Mexicali era más baja (47.9%), coincidiendo con la disminución que tuvo el crecimiento de la población durante la década de los ochenta (INEGI, 2002).

Por otra parte, en el año 2003, la población ocupada en el municipio de Mexicali presentaba la siguiente distribución por rama de actividad: 37.8% en servicios, 21.7% en la industria de la transformación, 19.4% en comercio, 5.6% en el gobierno (porcentaje alto debido a que Mexicali es la capital del estado), 3.2% en comunicaciones y transportes, 2.4% en la construcción, y 9.9% en otras ramas (aquí se incluye a la población ocupada en Estados Unidos con residencia en el área urbana de Mexicali) (INEGI, 2003).

 

Estructuras demográficas y envejecimiento en los municipios de Tijuana y Mexicali

La inmigración ha jugado un papel diferente en los municipios de Tijuana y Mexicali. En la figura 2 puede observarse las pirámides de población de los municipios para el año 2000. Debido a la llegada reciente de personas en edades productivas y reproductivas a Tijuana, parecería que la disminución de la fecundidad se ha detenido durante la última década. Así, la estructura de la pirámide muestra "olas" del grupo 0-4 al 25-29, debido, entre otros factores, a la inmigración que con mayor intensidad se dio entre 1980 y 2000. Esta inmigración fue efecto de la crisis y reestructuración económica que experimentó el país a partir de los primeros años de la década de los ochenta, que contrastaron con las oportunidades de trabajo en Tijuana, hecho que modificó la estructura de la población a mediano plazo (Simonelli, 2002:163-169). En Mexicali también se observan efectos semejantes de la inmigración en los mismos grupos de edad, aunque en mucho menor medida que en Tijuana.

Al comparar el número de personas mayores de 60 años de edad en ambos municipios, en Tijuana se observa que la proporción es relativamente menor (4.9%) respecto al resto de la población. En cambio, en Mexicali puede notarse la importancia de este grupo, que llega a 7%, un poco abajo del promedio nacional, de modo que mientras Tijuana es un municipio que se conserva "joven", Mexicali está entrando en el proceso de envejecimiento poblacional. Cabe señalar, además, que según datos del XII Censo de población y vivienda 2000, la proporción de personas mayores de 60 años de edad en el país es de 7.3%, y de 5.8% en Baja California.

Históricamente, el municipio de Tijuana ha recibido un mayor número de inmigrantes que el de Mexicali. Esto se puede comprobar comparando los porcentajes de la población nacida en Baja California con la originaria de otra entidad. Mientras que en Mexicali la población nativa alcanza 60.3%, en Tijuana, su proporción es notablemente menor (39.7%). De hecho, Mexicali es el municipio que tiene el más alto porcentaje de nativos en Baja California (Anguiano, 2005:133). En la figura 3 puede observarse el efecto de la inmigración acumulada en la estructura por edad de ambos municipios en el año 2000.

Al comparar las estructuras de la población nacida en la entidad y la nacida en otro estado, puede observarse que a Tijuana han llegado un mayor número de personas entre las edades de 20 a 39 años, que están en edad productiva y reproductiva. En cambio, en Mexicali, la distribución por edades de los inmigrantes es muy semejante a lo largo de todos los grupos quinquenales: destaca notablemente el grupo de 60 años de edad o más, especialmente los mayores de 75 años.

La inmigración a Tijuana en edades productivas ha ocasionado un rejuvenecimiento de su población porque llegan más jóvenes en edad de trabajar, y muchos de ellos modifican los índices de fecundidad del municipio al tener hijos y, por lo tanto, incrementar el tamaño de la población nacida en la entidad, particularmente en los grupos de cero a cuatro y de cinco a nueve años. En cambio, en Mexicali, la inmigración de jóvenes es menor y existe una mayor proporción de no nativos mayores de 60 años de edad, por lo que la inmigración no rejuvenece la estructura de su población.

El envejecimiento de la estructura por edad puede también percibirse en la comparación de las tasas de crecimiento de los grandes grupos de edad de Tijuana y Mexicali, considerando a los menores de edad (de cero a 14 años), a las personas en edad productiva (de 15 a 59) y a los que están en proceso de envejecimiento (de 60 años o más). Esta comparación se contrasta con las tasas del estado de Baja California y tomando los períodos 1970-1980, 1980-1990 y 1990-2000 (véase la figura 4).

La figura 4 muestra que el estado de Baja California tiene una tasa de crecimiento que ha ido en constante aumento a partir de 1970, alcanzando el valor más alto entre 1990 y 2000, que llegó a 4.3% anual. Tijuana supera por mucho la tasa estatal en las últimas dos décadas, y Mexicali se encuentra por debajo de ésta durante el período referido. Cabe destacar el crecimiento acelerado que se dio en Tijuana durante la década de los ochenta, contrastando con la caída de la tasa en Mexicali para la misma década.

Por grupo de edad pueden apreciarse diferencias importantes en las tasas de crecimiento comparadas con las del total de la población. El grupo 0-14 ha tenido una tasa de crecimiento que ha ido aumentando en los tres períodos considerados, tanto para el estado de Baja California como para Tijuana, no así para Mexicali, donde la tasa, incluso, llegó a ser negativa en la década de los ochenta.

Si bien Tijuana y Mexicali tienen una tasa prácticamente igual para el grupo 15-59 durante el período 1970-1980, puede observarse un cambio contrastante en la tendencia de Mexicali en las décadas siguientes. La disminución en la tasa de crecimiento en este municipio en el lapso comprendido de 1980 a 1990 puede tener su explicación en el cambio en la importancia que tuvo, ya para entonces, el valle de Mexicali. Por su parte, en la década de los noventa, en Mexicali, la industria maquiladora comenzó a sentar las bases para la recuperación económica que atrajo población en edades productivas. En esta etapa sorprende la disminución de la tasa de crecimiento de este grupo de edad en Tijuana; sin embargo, esto puede explicarse porque la inmigración durante los ochenta fue muy alta, y ya no fue posible mantener ese dinamismo.

En lo que respecta únicamente al grupo de los mayores de 60 años de edad, la tasa de crecimiento se ha mantenido por arriba de 4% anual para Baja California, Tijuana y Mexicali durante todo el período, con excepción de la década de los ochenta, en el caso de Mexicali. Si bien la tasa de crecimiento de este grupo para el municipio de Tijuana es más alta y está en constante aumento comparada con la de Mexicali, el efecto del envejecimiento se ve disminuido debido a que la tasa de crecimiento del grupo 15-59 es aún más elevada, superando la tasa anual de 5% en las dos últimas décadas. Sin embargo, aunque su tendencia es a decrecer, el efecto del envejecimiento en Tijuana se notará con mayor fuerza que en Mexicali, esto en caso de que continúe este comportamiento.

Dadas las diferencias encontradas en las estructuras por edad de las poblaciones de Tijuana y Mexicali, se debe considerar lo que estos cambios implicarán a corto y mediano plazo. Para tal efecto realizamos un ejercicio de proyección de la población de Tijuana y Mexicali entre los años 2000 y 2025. Las proyecciones de población vinculan pasado y presente al dar continuidad a los procesos que se han conformado en el tiempo. A su vez, permiten tener una visión de las tendencias a mediano plazo y así dar oportunidad de tomar las medidas necesarias para mejorar las condiciones de vida de la población. Manuel Ordorica (1993:641) considera que "[...] las proyecciones de población no deben considerarse como una bola de cristal con la que podríamos adivinar el porvenir, más bien deben verse como una brújula que nos permita orientar los programas en materia socioeconómica".

Para la realización de este ejercicio de proyección se construyó un escenario tomando en cuenta las tendencias de la fecundidad y la mortalidad para cada municipio, suponiendo que hacia el año 2020 tendrían el mismo comportamiento que el estado de Baja California, utilizando como referencia las estimaciones realizadas por el Consejo Nacional de Población (Conapo, 2002) para estos dos componentes. La tasa global de fecundidad calculada en el año 2000 para Tijuana fue de 2.28 hijos por mujer y para Mexicali de 2.29. Para el año 2020, la tasa para Baja California, según estimaciones del Conapo, sería de 1.65 hijos por mujer. Como indicador de la mortalidad se utiliza la esperanza de vida para Baja California, que en el año 2000 fue de 71.28 años para los hombres y de 75.95 para las mujeres, y se consideró que para el año 2020 llegaría a 74.63 y 78.96 años, respectivamente. Para ambos municipios se consideró la misma hipótesis de mortalidad. Las tasas de migración utilizadas se construyeron con base en el método de los sobrevivientes, basándonos en el período 1995-2000 para cada municipio. Cabe aclarar que la migración es el fenómeno demográfico más variable e implica tanto diferencias metodológicas como conceptuales, por lo que se dificulta su estimación, de ahí que los resultados obtenidos por este ejercicio de proyección pueden diferir de lo estimado por otras fuentes. El cuadro 1 muestra los resultados de la proyección según grandes grupos de edad para Tijuana y Mexicali, entre los años 2000 y 2025.

En el año 2000, como ya se observó, Mexicali, comparada con Tijuana, cuenta con una proporción más elevada de población mayor de 60 años de edad, que alcanza 7%, mientras que para Tijuana es de 4.9%. Esta diferencia se debe al porcentaje más alto de inmigrantes jóvenes que llegan a Tijuana. El ejercicio de proyección sugiere que esta tendencia continuará en el tiempo, debido a la mayor atracción de población en edades productivas y reproductivas hacia Tijuana. Por lo tanto, el proceso de envejecimiento se notará con mayor claridad en Mexicali, ya que para el año 2025, del total de la población, 12% tendrá 60 años de edad o más, mientras que en Tijuana, esta población sólo llegará a 7.7%. El aumento en el número y proporción de mayores de 60 años de edad y el constante descenso en el número de niños hacen del proceso de envejecimiento un fenómeno irreversible (Ybáñez, 2002:30).

 

Movilidad reciente y lugar de origen de los inmigrantes de Tijuana y Mexicali

En esta sección se analiza el papel que juega la migración interna y la internacional en la estructura por edad de la población de Tijuana y Mexicali. De acuerdo con datos de la Emif, entre el 28 de marzo de 1993 y el 10 de julio de 2003 se entrevistó aleatoriamente a 10 511 personas en Tijuana, procedentes del interior de México. De ellas, sólo 10% eran mujeres. En Mexicali, el número de entrevistados, durante el mismo período, fue de aproximadamente una quinta parte de la correspondiente a Tijuana: 2 174 personas, lo que muestra que este flujo es inferior en términos numéricos; sin embargo, cabe mencionar que, de estas personas —que también procedían del sur—, la proporción de mujeres, comparada con las de Tijuana, era casi el doble: 18.2%.

Los entrevistados fueron personas mayores de 12 años de edad, no nacidas ni residentes en Estados Unidos, que llegaron a alguna de las dos ciudades (Mexicali o Tijuana) y no vivían en ellas. A pesar de que los entrevistados manifestaron una gran cantidad de motivos para llegar a Tijuana o Mexicali, la mayor parte lo hicieron para trabajar o buscar empleo.5

El porcentaje mayor de entrevistados (64.8%) vinieron a Tijuana teniendo como destino la "frontera norte", lo que permite asumir que la mayor parte de estos migrantes tenían como destino final esta ciudad. El tercio restante de los entrevistados (35.2%) llegó a Tijuana con la intención expresa de "pasar al otro lado", es decir, a Estados Unidos.

En Mexicali, al igual que en Tijuana, del total de entrevistados, el porcentaje mayor (62.6%) expresó que la "frontera norte" era su destino, en tanto que un poco más del tercio restante de los entrevistados (37.4%) llegaron a Mexicali con la intención de cruzar a Estados Unidos.

Es importante señalar que los datos de la Emif no permiten afirmar que los procedentes del interior del país se establecen en los destinos que manifiestan, bien sea Tijuana, Mexicali o Estados Unidos, pues muchos de los que pretenden cruzar a este país nunca lo consiguen, por lo cual se establecen en alguna ciudad fronteriza, regresan a su lugar de origen o a otro lugar. Así mismo, los que manifestaron su intención de permanecer en las ciudades fronterizas probablemente crucen a Estados Unidos, se establezcan en alguna de estas ciudades o se dirijan a su lugar de origen o a otro lugar en México.

El análisis de las características sociodemográficas de los hombres y mujeres entrevistados en Tijuana y Mexicali y que manifestaron tener como destino estas ciudades es útil para conocer el impacto que tienen los flujos de migración interna en su estructura poblacional. Saber la edad de las personas que llegan a Tijuana y Mexicali con la intención de permanecer en ellas es fundamental para evaluar si la migración está rejuveneciendo o envejeciendo a las poblaciones de estas dos ciudades fronterizas. Para este análisis se consideran solamente dos grupos de edad: los que están en edad laboral (de 15 a 59 años) y los que están en proceso de envejecimiento (personas con 60 años de edad o más).

El cuadro 2 presenta la distribución porcentual de los migrantes procedentes del sur entrevistados en Tijuana y Mexicali, de acuerdo con su edad, sexo, proporción de parejas unidas, jefatura de hogar y destino que manifestaron al momento de ser entrevistados.

En primer lugar destaca la alta proporción de los migrantes que están en edad laboral, ya que en todos los casos sobrepasa 85%, lo que confirma el hecho de que se trata, fundamentalmente, de flujos de trabajadores. Además, es importante mencionar que de los entrevistados en Tijuana y Mexicali, la proporción de personas con 60 años de edad o más de las que se dirigen a Estados Unidos es mayor que la proporción de las que tienen como destino estas dos ciudades fronterizas. Así mismo, tanto entre los migrantes internos como en los internacionales, las mujeres de 60 años de edad o más representan una proporción más elevada en comparación con los hombres; solamente en el caso de los migrantes internos a Mexicali, esta diferencia es mínima. Esto sugiere que mientras los varones emigran más por razones de empleo, muchas mujeres lo hacen por motivos de reunificación familiar. Es posible que sean madres que tratan de ir a vivir con sus hijos o cónyuges que buscan reunificarse con sus parejas tanto en Tijuana y Mexicali como en Estados Unidos.

Con respecto al estado conyugal (proporción de unidos) y la jefatura de hogar, se observa que tanto en el flujo de los hombres como en el de las mujeres que se dirigen a Estados Unidos, hay una mayor proporción de unidos (casados o en unión libre) y jefes de familia que los que van a Tijuana y Mexicali. Esto muestra que los migrantes potenciales a Estados Unidos, además de tener más edad, tienen más obligaciones familiares que los migrantes que van a Tijuana y Mexicali. De aquí se desprende que los migrantes procedentes del sur, mientras rejuvenecen las ciudades fronterizas de Baja California, no necesariamente cumplen esta función en Estados Unidos.

Ahora analizaremos los lugares de origen de los inmigrantes de los municipios de Tijuana y Mexicali. Este análisis será útil para entender la forma como operan las redes sociales migratorias y las características del mercado laboral en ambos municipios que atraen distintos flujos de migrantes.

La pregunta del Censo general de población y vivienda 2000 sobre el lugar de residencia en 1995, sirve para captar la migración reciente.6 Por su parte, los datos de la Emif muestran el estado de residencia de las personas entrevistadas entre 1993 y 2003 en Tijuana y Mexicali. El cuadro 3 contiene información proveniente de ambas fuentes. En primer término, se identifican los siete lugares más importantes de residencia (excluyendo a Baja California) que en 1995 tuvo la población de los municipios de Tijuana y Mexicali. Estos datos del censo, correspondientes al año 2000, incluyen lugares de residencia en los 31 estados de la república y el Distrito Federal, así como en Estados Unidos y otros países. Para los datos de la Emif también se muestran los siete primeros estados de residencia de los entrevistados entre 1993 y 2003. Hay que recordar que ambas fuentes ofrecen información distinta: características de los flujos migratorios en la Emif, y datos sobre las personas residentes habituales del hogar en el Censo general de población y vivienda 2000.

Los datos del censo muestran que Tijuana, en el año 2000, tuvo una mayor dispersión en los lugares de residencia en 1995. En Mexicali existe una concentración en los tres primeros lugares: Sinaloa, Sonora y Estados Unidos. Resulta sorprendente que en 1995 Estados Unidos sea el segundo y tercer lugar de residencia de los habitantes de Tijuana y Mexicali, respectivamente. En ambos municipios aparece Sinaloa como el lugar más importante de procedencia de los inmigrantes recientes, siendo mayor la proporción en Mexicali. Cabe añadir que a Tijuana llegan personas de muchos más lugares que a Mexicali, incluyendo países europeos, asiáticos y del resto de América Latina.

Al comparar los datos de la Encuesta sobre migración en la frontera norte de México con los del XII Censo general de población y vivienda 2000 en el cuadro 3, comprobamos que mientras en el caso de Tijuana se encuentran diferencias importantes, en Mexicali hay mucha coincidencia entre las dos fuentes. En Tijuana únicamente tres estados (Sinaloa, Distrito Federal y Jalisco) aparecen en ambas fuentes, aunque en distinto orden. Hay que aclarar que como los datos de la Emif sólo captan a los procedentes del interior de México, Estados Unidos no aparece como lugar de residencia.

En Mexicali, ambas fuentes coinciden en destacar a Sonora, Sinaloa y Jalisco como los estados principales de origen de los migrantes, ya que juntos constituyen casi la mitad de los casos. Esto sugiere que la dinámica migratoria más intensa de Tijuana provoca diferencias importantes entre el lugar de origen de las personas que se captan en hogares, de las que se captan en flujo. Mexicali, con un flujo migratorio menor, permite una mayor coincidencia entre los datos de los hogares y de las personas en movimiento.

De acuerdo con la Emif, en ambas ciudades se percibe la alta participación de los migrantes provenientes del estado de Oaxaca, especialmente en Tijuana. Esto no se refleja en los datos del censo, lo que puede significar que los migrantes de Oaxaca tienen mayor movilidad que los que vienen de otras entidades. En este sentido, Kearney y Nagengast (1990:79) han llamado la atención sobre el papel de Tijuana como "trampolín" para los mixtecos de Oaxaca que tratan de cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

Con el fin de explorar la estructura por edad de los migrantes se elaboró el cuadro 4, el cual contiene información de los tres primeros lugares de residencia en 1995 —distintos de Baja California—, tanto para la población de Tijuana como para la de Mexicali, según sexo y por grandes grupos de edad.

En los tres primeros lugares donde residió en 1995 (Sinaloa, Estados Unidos y Veracruz) la población inmigrante de Tijuana, la estructura por edad es la esperada: una mayor proporción de personas entre 15 y 59 años de edad, con predominio de hombres. Por lo tanto, es muy baja la proporción de los que tienen 60 años o más, a excepción de los que declararon haber residido en Estados Unidos, que muestran una proporción ligeramente más alta.

En Mexicali, para los tres primeros estados de residencia en 1995 (Sinaloa, Sonora y Estados Unidos), la población también se concentra en edades productivas, siendo más alta la proporción de hombres que de mujeres. Para el grupo de 60 años de edad o más, se da el caso inverso a Tijuana, ya que la proporción de mujeres es mayor que la de hombres. Llama la atención, además, la alta proporción de los hombres y mujeres "añosos" que residían en Estados Unidos en 1995 (14.1% y 15.3%, respectivamente), lo que aumenta la proporción de viejos dentro de la población de Mexicali, que ya tiene una alta concentración de población en estas edades.

Es interesante observar que siendo ambos municipios fronterizos receptores de población procedente de Estados Unidos, a Mexicali llega una proporción mucho más alta de ancianos que residían en ese país que a Tijuana. Dentro de esta población de viejos hay que distinguir dos grupos: los de origen mexicano que, habiendo vivido en Estados Unidos, deciden residir en alguna de las dos ciudades fronterizas, y los estadunidenses de otros orígenes étnicos, quienes, retirados de su empleo, buscan aprovechar los costos más bajos al residir en las ciudades fronterizas.

 

Conclusiones

Si el estado de Baja California sigue vinculado a la economía global, por ejemplo, a través de la presencia de la industria maquiladora de exportación, la migración interna hacia ciudades como Tijuana y Mexicali continuará en los próximos años. La migración se seguirá dando fundamentalmente por motivos laborales, atrayendo a personas en edades productivas y reproductivas, lo que modificará todavía más sus estructuras por edad.

Los resultados de esta investigación conducen a cuatro conclusiones principales:

1. Las altas tasas de crecimiento de la población en ambos municipios, debido principalmente a la inmigración, han conducido a estructuras por edad diferentes. Tijuana tiene una estructura joven y con un proceso de envejecimiento incipiente gracias a una inmigración intensa de jóvenes trabajadores y reproductores. Mexicali, en cambio, con un alto porcentaje de población nativa que envejece inexorablemente, tiene, además, un flujo de inmigrantes más reducido y más viejo, con una alta presencia de población que residió en Estados Unidos, por lo que el envejecimiento del municipio aumentará en mayor medida.

2. Los migrantes procedentes del interior de México rejuvenecen las ciudades fronterizas de Baja California —en particular a Tijuana—, aunque no necesariamente cumplen esta función en Estados Unidos. Mientras a Tijuana y Mexicali llegan más personas con menos obligaciones familiares, los migrantes potenciales a Estados Unidos tienen un porcentaje mayor de cónyuges unidos y jefes de familia. Estos migrantes cumplirán con su papel como trabajadores en ese país, pero no necesariamente lo harán como reproductores, pues ya una alta proporción de ellos tienen compromisos familiares.

3. Si continúan las mismas tendencias demográficas, el proceso de envejecimiento en Tijuana será muy lento, pues su proporción de mayores de 60 años de edad hacia 2025 será de 7%. Mexicali, en cambio, ya en el año 2000 registraba este porcentaje de viejos en su población total, el cual llegará a 12% en un cuarto de siglo.

4. La dinámica de inmigración más intensa de Tijuana provoca diferencias importantes entre los lugares de origen de las personas que se captan en hogares de las que se captan en flujo. Mexicali, con un flujo migratorio menor, permite una coincidencia entre los datos de los hogares y de las personas en movimiento. Esto indica que Tijuana continuará teniendo una población más diversa que la de Mexicali.

El envejecimiento poblacional es ya una prioridad que requiere atención en México, debido a que nuestro país tiene una estructura de empleo deficiente y un sector informal que ha crecido en forma acelerada durante las últimas décadas. En este contexto, la demanda de empleos formales con prestaciones y un ingreso que permita ahorrar para la vejez es mayor que la capacidad de la economía para generarlos. Además, el sistema de pensiones sigue en crisis, ya que no es capaz de proporcionar ingresos dignos a sus jubilados, tanto por el cambio demográfico como por la insuficiencia de las contribuciones. Así mismo, existe un amplio sector de la población que vive por debajo de la línea de pobreza, y a pesar de que México atraviesa por un período en el que el índice de dependencia está en su punto histórico más bajo (bono demográfico), no existen las condiciones para aprovecharlo en ausencia de una política que busque incentivar el empleo y el ingreso para beneficiar a un amplio sector de la población.

El envejecimiento de la estructura de la población en México seguirá presentando un comportamiento heterogéneo en el que los distintos fenómenos demográficos contribuirán de forma diferente en cada estado y al interior de éstos. Por esta razón, es cada vez más importante realizar investigación regional para comprender mejor la forma en la que envejece México.

 

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Notas

1 Agradecemos los comentarios del profesor Roberto Ham y de Ana Luz Torres para la realización de este artículo. Los errores que el documento pudiera contener son responsabilidad de los autores. Agradecemos también a Manuel Tapia por el apoyo técnico.

2 Para el análisis del desarrollo de la ciudad de México durante este período, véanse Unikel, Ruiz y Garza (1976); Muñoz, de Oliveira y Stern (1977); y García (1988), entre otros.

3 Utilizando la edad cronológica se define la edad de entrada en la educación básica a los seis años cumplidos; a los 18 años se alcanza la mayoría de edad en México. El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), por su parte, determina que a los 60 años de edad una persona es adulta mayor, y para ello emite una credencial que así lo acredita.

4 Para mayor información sobre las dinámicas de los municipios fronterizos de México y Estados Unidos véanse Weeks y Ham Chande (1992) y Anguiano (2005).

5 Tomando como ejemplo a todos los migrantes procedentes del sur que fueron entrevistados en las ciudades fronterizas donde se realizó la Emif entre el 11 de julio de 2002 y el 10 de julio de 2003, a 67% se les considera migrantes laborales porque específicamente iban a trabajar o a buscar empelo, en tanto que el resto, 33%, es considerado potencialmente laboral porque, al no tener fecha comprometida de regreso, permanecen en sus lugares de destino y tal vez desarrollen alguna actividad productiva (STPS et al, 2002:22).

6 Esta información, que se ha registrado a partir del XI Censo de población y vivienda 1990, tiene la limitación de incluir solamente la población de cinco años de edad o más y se orienta a medir los desplazamientos recientes identificando si una persona vivía cinco años atrás en otro estado (Corona, 2000:8; Chávez y Lozano, 2004:432).

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