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Frontera norte

versión On-line ISSN 2594-0260versión impresa ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.19 no.37 México ene./jun. 2007

 

Nota crítica

 

2006-2012: ¿El sexenio del empleo?

 

Ernesto Peralta*

 

* Investigador de El Colegio de la Frontera Norte. Dirección electrónica: efperalta@terra.com.mx.

 

En las recientes campañas de los candidatos a la presidencia de la república se les escuchó prometer, con cierta vehemencia, la creación de empleos para el sexenio 2006-2012, en especial, al virtual triunfador de la elección, Felipe Calderón Hinojosa, autodenominado candidato del empleo. Pero ya algo parecido sucedió con anteriores candidatos que luego fueron primeros mandatarios: prometieron muchos empleos, pero sus logros no cumplieron sus promesas, pues nunca los empleos requeridos fueron ocupados por empleos formales; es decir, el desempleo aumentó si se le ve a éste como recurso de trabajo no utilizado (The Harper Collins Dictionary, 1991:533); en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) se requirieron 5.5 millones de nuevos empleos, pero sólo se crearon tres millones; en el del presidente Vicente Fox (2000-2006) la cantidad de plazas requeridas fue de seis millones y el resultado muestra que no se crearon sino se perdieron puestos de trabajo formal.1 Los empleos requeridos se miden con la población económicamente activa (PEA) compuesta por personas de 12 o más años de edad2 que realizaron alguna actividad económica o estaban desocupados (INEGI, 2004a:163), y los empleos formales, con las personas ocupadas que gozaban de prestaciones (INEGI, 2004b:vii), principalmente la de seguridad social. Por cierto, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) corrobora las tendencias reportadas por el INEGI, no sus niveles, según cifras de empleo permanente aparecidas en su página web.

Cabe aclarar dos puntos que juzgamos importantes: primero, no parece muy difícil crear empleos como el de vendedor ambulante o ayudante familiar sin pago, informales y marginales, tan frecuentes en México. Baste decir que, en el año 2006, 35% de la fuerza de trabajo ocupada lo hacía sin remuneración, por cuenta propia o con percepciones no salariales (INEGI, http://www.inegi.gob.mx); segundo, se han creado muchos empleos pero en Estados Unidos, donde radican ya 13 millones de mexicanos nacidos en México, de los cuales dos millones se han ido entre los años 2001 y 2004 (Bureau of Labor Statistics, http://www.bls.gov).

Es de suponer que los candidatos a la presidencia se refieren a crear los empleos que la Organización Internacional del Trabajo —OIT— (http://www.oit.org.pe/portal/index.php) llama empleos decentes, que describe como: "[...] un trabajo productivo con una remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas para el desarrollo personal y la integración social".

Si, como se dijo, crear empleos informales y marginales como los de vendedor ambulante o lavaautos no tiene mucho mérito porque carecen de la seguridad, protección y perspectivas señaladas por la OIT, entonces, ¿será posible crear empleos decentes para los casi seis millones de personas que se agregarán a buscar ocupación en el próximo sexenio, 2006-2012? ¿Se mejorará la situación de los que en la actualidad no tienen trabajos decentes?

Es necesario responder a estas preguntas para entender el problema del (des)empleo mexicano, recordando que desempleo es el no uso de la fuerza de trabajo y no, como a menudo se publica, desempleo abierto (de los que se ocupan sólo de buscar trabajo), cuya tasa va de 2 a 4% de la PEA, cifra muy baja debido a que la mayoría de las personas ocupadas desempeñan alguna actividad, a menudo informal, porque necesitan ingresos para cumplir sus obligaciones personales o familiares y, por ende, no pueden quedar inactivos, pues no hay un mecanismo que les ayude, como el seguro contra desempleo que tienen los países ricos. Así, muchos mexicanos se (auto)emplean en actividades marginales como las señaladas.

El que un político prometa empleos implica que confía en su liderazgo para conducir a los empresarios a invertir, producir y crear puestos de trabajo, pues las empresas son las principales creadoras de empleo y no el gobierno; éste difícilmente lo puede hacer en sus actividades administrativas, pues si en ellas emplease a muchos, nos llenaríamos de una abultada burocracia cuya productividad es a menudo intangible. Entonces, la fuente más importante y sólida de empleo es la producción de bienes y servicios, estimada por el producto interno bruto (PIB). Por ende, el empleo se apoya en el crecimiento económico (medido por el PIB), y éste, en la inversión; pero la historia muestra que la economía mexicana no ha crecido lo suficiente para generar las plazas de trabajo que su población necesita, por lo que ésta se refugia a menudo en ocupaciones marginales o yéndose a Estados Unidos.

Vamos por partes.

El registro histórico de los dos últimos períodos presidenciales muestra que el desempeño fue menos deficiente en el primero (1994-2000), no obstante que entonces se vivió la más severa crisis desde 1932 (Banco de México, 1996:1). En ese período sexenal, con la presidencia de Ernesto Zedillo, la tasa de crecimiento anual de la economía fue de 3.4%, cuando los empleos requeridos anualmente fueron 911 000. En el sexenio actual por terminar (2000-2006), la economía ha crecido 2.5% en forma anual y se ha requerido de millón y medio de empleos por año, un exigente escenario ocupacional junto a un bajo crecimiento económico. La abultada población solicitando empleo obedece al impacto de la alta fecundidad vista 20 años atrás y luego a su marcado descenso, lo primero traducido de baby boom a labor-market boom, y lo segundo, a que las mujeres se han agregado a la fuerza de trabajo teniendo cada vez menos hijos, y así la participación laboral femenina en la PEA creció de 31% en 1993 a 37% en 2005. Ahora el Conapo (http://www.conapo.gob.mx) proyecta que en el futuro este indicador subirá aún más porque la reserva laboral femenina es grande. Baste decir que actualmente la mitad de la población estudiantil en educación media y superior está constituida por mujeres.

Revisemos el requisito indispensable para que le economía crezca: el de inversión.

¿Cuánto se necesita ahorrar e invertir en bienes de capital (maquinaria, equipo, terrenos y construcciones) para que la economía crezca a determinada tasa objetivo? ¿Qué proporción del PIB se necesita ahorrar y canalizar a inversión para que se alcance una cierta meta de crecimiento económico?

La inversión es crucial para el crecimiento productivo y el empleo, así que conviene revisar las relaciones entre el acervo de capital y la producción de bienes y servicios; y entre el capital y el empleo. Lo primero indica cuánto debe invertirse para que la economía crezca a una tasa específica, y lo segundo, cuánto para generar una cierta cantidad de nuevos empleos.

Sobre la inversión necesaria no existen estadísticas claras en México, pero se puede estimar la tasa de ahorro necesaria para invertir si consideramos algunos datos base como los de las tablas construidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que resumen información de muchos países y relacionan la tasa de crecimiento económico en términos del PIB per cápita (y) con la proporción que del PIB se ahorra (S), la razón capital/producto (k) y la tasa de crecimiento demográfico (r). Esta relación se basa en el modelo

S = k (y + r)

donde se ve que para que el PIB per cápita (y) crezca, debe subir el ahorro (S), proveniente de fuentes gubernamentales, privadas o del extranjero; bajar la razón capital/producto (k), gracias a la innovación tecnológica principalmente, y/o reducir la tasa de crecimiento demográfico por bajar la fecundidad, como ha sucedido en México durante las últimas décadas. La fórmula se aplicó al caso mexicano para el período 1980-2005, y la tasa de ahorro resultante (9.75%) se comparó con la del modelo de la ONU, la cual es de 10% del PIB. Ambas tasas de ahorro son prácticamente iguales y están ligadas a un crecimiento del PIB per cápita de aproximadamente 1% anual. Con esta tasa se requerirían 70 años para duplicar el ingreso por habitante. El corolario de esto es que se precisa aumentar el ahorro para mejorar el ingreso del mexicano.

La historia mexicana del último cuarto de siglo muestra que una tasa de 9.75% del PIB no fue suficiente para que la economía creciera y ayudara a crear suficientes empleos; el PIB por mexicano aumentó anualmente sólo 0.9%, insuficiencia que explica en gran parte por qué hay tantos trabajadores informales —54 de cada 100 en el año 2005 (INEGI, 2005)—. Si se sigue la recomendación del Banco Mundial de que para crear un millón de empleos al año se precisa que el PIB crezca 7% (Banco Mundial, 2001:31), la tasa de ahorro tendría que ubicarse entre 15 y 18% del PIB, según el modelo de la ONU, nivel que se necesitará en México durante el sexenio 2006-2012 sólo para satisfacer los nuevos requerimientos de empleo, y tendrá que ser mayor la tasa si se busca mejorar la situación de los que actualmente se ocupan de manera informal, los cuales representan más de la mitad de la PEA.

¿Nuestros políticos en turno habrán contemplado los medios para aumentar el ahorro nacional a las dimensiones sugeridas? ¿Tendrán la capacidad de promoverlo en las empresas u obtenerlo de las finanzas públicas y los inversionistas extranjeros?

Veamos ahora al requerimiento de capital para dar ocupación a un trabajador mexicano en un empleo formal (decente), ya que el dato proviene de los censos económicos, que prácticamente consideran el sector formal y excluyen las ramas agropecuaria y de servicios sociales y comunales. pero antes conviene anotar, al respecto, lo insoslayable de la modernización, el que los equipos de capital hayan sido beneficiados por la innovación en los últimos años, reduciendo su costo y aumentando su productividad, lo cual es ventaja para invertir pero desventaja para el empleo si la economía no crece, porque el mismo producto necesita de menos trabajo, como se entrevé en México, por ejemplo, en el desplazamiento laboral por la tecnología en la industria de transformación, donde la ocupación pasó de 3 655 000 trabajadores a 3 665 000 entre los años 1997 y 2003, un práctico estancamiento, pero su PIB creció 12.8%.3 Por otra parte, cabe advertir que si bien los datos mexicanos dificultan comparar los costos de los equipos de capital porque las fuentes de información —los censos económicos— cambian las composiciones sectoriales del PIB nacional entre uno y otro año censal, su mejor clasificación permitió estimar las razones capital/ trabajo y capital/producto de la industria manufacturera; la razón capital/ trabajo descendió a través del tiempo —como se dijo, presumiblemente por la innovación—, de 30 000 a 20 000 dólares constantes (con poder de compra del año 2003); pero si se toma el dato de todos los sectores censados con información del año 2003, la inversión necesaria para crear un puesto formal es 21 000 dólares, descontada la depreciación y obsolescencia de los equipos, cifra lógica ubicada en los estándares internacionales; el total de capital asociado al empleo censal de 16.2 millones de personas (inferior al total nacional de 40.6 millones) es de 3 615 millones de pesos, 12% más que el PIB total de México. Si todo el empleo mexicano fuese formal, lo que es deseable, el acervo de capital tendría que aumentar 150%, tendiente a triplicarse, algo difícil de lograr aun omitiendo las complicaciones ligadas a aspectos tan relevantes como los incentivos de rentabilidad, vicisitudes tecnológicas, infraestructura y no por último menos importante, la capacitación a la fuerza de trabajo para que ocupe puestos formales.

¿Estarán conscientes de todo esto quienes prometen crear empleos?

Para esta nota crítica se hizo una simulación donde los que buscarán empleo en los próximos seis años se toman del pronóstico del Conapo, que más que pronóstico es una constante porque esos buscadores de empleo son los actuales jóvenes de 15 a 25 años de edad. Así, proyectar el número de personas que buscarán empleo no resulta muy complicado; lo difícil es calcular el de los que se ubicarán en un trabajo formal, permanente o decente, pues, como se dijo, no tiene sentido proyectar empleos marginales, informales de (des)empleo disfrazado. Los resultados de la simulación se presentan en el cuadro siguiente, donde la penúltima columna extiende la tendencia del crecimiento económico de los últimos 25 años, cuando el PIB lo hizo a una tasa anual de 2.8%, y la última, si creciese a 5%. En ningún caso se satisfacen los empleos requeridos, sin olvidar que crecer a 2.8% exige una tasa de ahorro de 10% del PIB, pero crecer a 5%, una superior a 15.

En este ejercicio, las metas de crecimiento y empleo no parecen fáciles de conseguir, sobre todo a la luz de la experiencia del último cuarto de siglo, sin reparar en los aspectos relevantes señalados, innovación, capacitación, infraestructura y el ahorro requerido, principalmente.

¿Por qué ahora sí debemos creer que se cumplirán? El panorama no luce fácil, y vemos difícil que las promesas del político en turno se cumplan. Ojalá estemos equivocados.

 

BIBLIOGRAFÍA

Banco de México, The Mexican Economy 1996, México, Banco de México, 1996.         [ Links ]

Banco Mundial, "Labor Markets", Mexico. A Comprehensive Development Agenda for the New Era, Washington, D. C., The World Bank, 2001.         [ Links ]

Hofman, André, The Economic Development of Latin America in the Twentieth Century, Reino Unido, Edward Elgar Publishing Limited, 2000.         [ Links ]

INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática), XIV Censo industrial. Industrias manufactureras, extractivas y electricidad, Aguascalientes, México, INEGI, 1994.         [ Links ]

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----------, La ocupación en el sector no estructurado en México 1995-2003, Aguascalientes, México, 2004b.         [ Links ]

Organización de las Naciones Unidas, Factores determinantes y consecuencias de las tendencias demográficas, Nueva York, 1978.         [ Links ]

The Harper Collins Dictionary Economics, Nueva York, Harper Perennial, 1991.         [ Links ]

 

Páginas de Internet

Bureau of Labor Statistics, http://www.bls.gov.

Conapo, http://www.conapo.gob.mx.

INEGI, http://www.inegi.gob.mx.

Organización Internacional del Trabajo, http://www.oit.org.pe/portal/index.php.

The United States Census Bureau, http://www.census.gov.

 

Notas

1 Los datos de empleo requerido son del Consejo Nacional de Población (Conapo); los de empleo formal —aquél con prestaciones—, del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI).

2 A partir del año 2005, la edad mínima es de 14 años.

3 Los datos de ocupación son del IMSS; los de producción, del INEGI; ambos tomados del Banco de Información Económica (http://www.inegi.gob.mx).

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