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Frontera norte

versión On-line ISSN 2594-0260versión impresa ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.14 no.27 México ene./jun. 2002

 

Reseña bibliográfica

 

La experiencia del PAN. Diez años de gobierno en Baja California

 

José Luis Molina Hernández*

 

Tañía Hernández Vicencio y José Negrete Mata (coordinadores), México, El Colef/Plaza y Valdés Editores, 2001, 272 pp.

 

* Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Correo electrónico: jmolina@uabc.mx.

 

Podemos iniciar esta reseña con algunos breves comentarios acerca de los ejes temáticos generales de la obra y los puntos específicos discutidos. En esa inteligencia podemos plantear que aquí se habla en particular sobre el PAN y el gobierno panista, pero inevitablemente aparecen en escena sus rivales políticos (en especial el PRI, antiguo gobernante y principal oposición), emerge el conjunto de la población como destinatario de la acción política y juez de ésta a partir del voto, se destaca el proceso político como una escuela cotidiana de democracia y se releva al estado y al país como escenarios de la construcción de un nuevo orden político. En resumen, se trata de un conjunto heterogéneo de percepciones sobre un proceso social en el que convergieron todas las miradas.

Así, se aborda el tránsito del PAN desde una oposición que parecía eterna, a un poder que, por el contrario, parece estar listo para escapársele al primer descuido (y no sólo al PAN); se analizan las transformaciones en su vida interna en esta nueva condición, los cambios institucionales asociados a estas transformaciones, y el proceso de reconstrucción del partido. También se revisan la naturaleza de las relaciones partido-gobierno en un contexto de alternancia recién inaugurada y los modelos posibles de relación, que van desde el clientelismo a la tecnocracia. Finalmente, se escudriñan las relaciones partido-sociedad, ligados a la participación social y a los proyectos sociales de desarrollo.

Cierran el libro las relatorías del acto académico que le dio origen, desarrolladas por notables politólogos, las cuales, además de resumir y replantear los temas discutidos, tienen un aporte singular para la obra: introducen críticas serias y fuertes pero muy bien fundamentadas, y en particular abren la prospectiva del proceso, el que hacer, algo que la falta de autocrítica de los gobernantes panistas y la critica a priori de sus adversarios cierra de golpe.

Por otra parte, pueden distinguirse dos tipos básicos de trabajos contenidos en el libro: por un lado, los producidos por miembros del PAN o por gobiernos encabezados por este partido, que en el contexto de esta obra se asumen como nosotros -es decir, los que están en el centro de la reflexión-, y por el otro, los de los analistas profesionales, aquéllos que se dedican generalmente a la tarea especializada de reflexionar y criticar a los demás, y por lo cual, en este libro, hablan de los panistas como ellos. Aunque, como veremos, ésta no es una distinción tajante —ya que se puede ser miembro del PAN y analista profesional a la vez, e incluso todos los participantes en el libro están en éste en función de analistas-, si queda claro que la naturaleza básica de su identidad marca evidentemente su aportación.

Ahora bien, los trabajos no se reducen a dos grandes bloques, sino que podemos establecer otras distinciones que nos ilustran la lectura: entre los analistas encontramos investigadores profesionales, caracterizados por ser ordenados en su exposición, metódicos en su proceder, y cautos y fundamentados en sus afirmaciones; v también observamos a quienes se dedican más a la cátedra universitaria o al periodismo, y cuyas intervenciones se caracterizan por un discurso más espontáneo, con frecuencia más florido, y sobre todo con una forma de discurrir que podríamos definir como más romántica, y no porque hablen de amor, sino porque generalmente hablan de sus propios ideales, de lo que ellos como personas consideran bueno o malo, pero sin preocuparse demasiado por fundamentar v contrastar sus posturas, ello al margen de si están a favor o en contra del partido en cuestión.

Entre los miembros del PAN también son notables algunas diferencias: entre lo que se ha definido (en el propio libro) como neopanistas y panistas tradicionales, así como entre quienes han ocupado los más altos puestos del gobierno v quienes no han tenido esa ocasión, y finalmente entre quienes detentaban el poder a la hora de escribir su ponencia y los que lo detentaron en otro momento.

Empecemos por las corrientes: aunque en la propia obra se nos ilustra cómo estas etiquetas de neo y tradicional son relativas, v sobre todo que no tienen que ver con grupos generacionales sino con grupos (a veces coyunturales) que se postulan a los cargos, nos queda claro que hay, entre ambas corrientes, puntos de partida v metas distintas. Puede verse, entonces, que entre los tradicionales se da más importancia al ideal del mantenimiento de los principios doctrinales, mientras que entre los neos se privilegian los criterios prácticos para enfrentar la acción pública.

Por otro lado, cuando interviene la lógica del poder gubernamental, queda claro en un escritor cuál es la posición que ocupa con respecto a ese poder. Quienes han ocupado cargos gubernamentales, en el momento en que analizan el gobierno en el que participaron tienden a asumir un tono casi de informe y de autojustificación, mientras que aquéllos que siendo sus correligionarios no se han manchado con el ejercicio de ese poder, hablan desde una posición marcada por la pureza ideológica, casi como celosos guardias encargados de conservar el ideal intacto.

Una variante de esta situación se puede advertir si consideramos el tiempo en que fue ejercido el poder con respecto al momento de escribir su porte a este libro. En este sentido, quienes en ese momento eran (y algunos aún son) autoridades, tienden a ser mucho más autocomplacientes y a emitir opiniones color rosa sobre su propia administración, mientras que aquéllos cuyo mandato pasó hace algún tiempo parecen estar asimilando ya la experiencia, tomando distancia de ella, y por tanto asumen posturas más críticas respecto a los principios doctrinales y a su propia participación como gobernantes.

Una lectura analítica nos ayuda a ubicar una obra, a un individuo, un partido o un gobierno, frente a lo que él mismo planteó como posible y de cara al contexto real que lo limitó y (o) lo impulsó. En este sentido, distingamos dos tópicos de reflexión: uno en relación con los escritos incluidos en el libro como ejercicios de análisis, y otro con respecto a la autovaloración de la acción política propia de estos escritores.

En el primer caso, hay una tendencia recurrente, sobre todo en los políticos (que suelen ser más hombres de acción que de letras), a divagar y extraviarse, y a incorporar llamamientos y convocatorias a la ciudadanía, como si estuvieran en una manifestación política y no en un ejercicio de análisis, que es a lo que fueron invitados. Entiendo, por supuesto, que no puede ser uno demasiado exigente con ellos, hombres de Estado, aunque en honor a la verdad, esta propensión también se encuentra en algunos de los participantes que no son panistas ni gobernantes, si bien en ellos tiene un sentido político opuesto, ya que algunos se olvidan del análisis para saltar a juicios de orden común, a consignas políticas muy particulares, e incluso, en muchos casos, inician un párrafo hablando de un tema y terminan con cualquier otra cosa que se les vino a la mente mientras arrastraban la pluma o aporreaban el teclado.

La otra observación de esta lectura analítica no tiene que ver con los productos escritos, sino con el análisis de la realidad que les sirvió de base: en la recuperación de un período no sólo tan importante en la vida del estado y del país, sino además tan arduo en términos de aprendizaje para todos (ésta fue una de las conclusiones de la mayor parte de los participantes), se hubiese esperado un mayor esfuerzo autocrítico, lo mismo de los panistas que de los no panistas, pero predomina —sobre todo entre los que en ese momento ocupaban un cargo público o eran asesores de un político en funciones— un carácter profundamente acrítico.

Desde este punto de vista sí cabe destacar, en mi juicio, tres participaciones de miembros del PAN: la de Fortunato Álvarez, que escudriña con menor autocomplacencia la historia reciente de su partido, exponiendo sin miedo el proceso de conformación de facciones en su interior; la de Ernesto Ruffo, que a la distancia asume algunas de las fallas estratégicas de su gestión, en especial en el trato con los líderes sociales, y propone un terreno intermedio; y la de Francisco García Burgos, que delimita con mayor claridad la distancia entre partido y gobierno y analiza con detenimiento la falta de mecanismos de mediación con la ciudadanía. Sin centrarse en el quehacer crítico, estos tres miembros del PAN sí le dan al lector matices importantes de los que carecen la mayor parte de sus correligionarios.

En resumen, ésta es una obra muy valiosa lo mismo para el panista que para el de otros partidos, ya que ambos tienen (tenemos) mucho que aprender; igual para el gobernante (un espejo múltiple para que se analice) que para el gobernado (una balanza con muchos pesos para que pondere); tanto para el analista (al que se le presentan parte de las n posibilidades de interpretación) como para aquél que aspira a hacer (o a rehacer) su carrera política y tiene que aprender los nuevos códigos de esta realidad política.

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