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Acta botánica mexicana

On-line version ISSN 2448-7589Print version ISSN 0187-7151

Act. Bot. Mex  n.93 Pátzcuaro Oct. 2010

 

Las epífitas vasculares del estado de Hidalgo, México: diversidad y distribución

 

The vascular epiphytic flora of the State of Hidalgo, Mexico : diversity and distribution

 

Jacqueline Ceja–Romero, Aniceto Mendoza–Ruiz, Ana Rosa López–Ferrari, Adolfo Espejo–Serna, Blanca Pérez–García y Javier García–Cruz

 

Universidad Autónoma Metropolitana–Iztapalapa, División de Ciencias Biológicas y de la Salud, Departamento de Biología, Apdo. postal 55–535, 09340 México, D.F., México. jcr@xanum.uam.mx.

 

Recibido en junio de 2009
Aceptado en mayo de 2010

 

RESUMEN

Con base en la recolección de ejemplares botánicos en diferentes regiones del estado de Hidalgo y en el estudio de material herborizado depositado en diversas colecciones institucionales, complementado con una revisión bibliográfica, obtuvimos el inventario de la flora epifítica vascular de la entidad. Como resultado de lo anterior se registran para el área de estudio 17 familias (nueve de ellas pertenecientes a las Pteridofitas y el resto a las Magnoliofitas), 64 géneros y 163 especies. Asimismo, se aportan datos sobre la distribución municipal de los taxa y un análisis sobre su representación por tipo de vegetación y por intervalo altitudinal. Se registran por primera vez para el estado los siguientes taxa: Tillandsia filifolia Schltdl. & Cham., T. heterophylla E. Morren, Pleurothallis sp. 1 y Pleurothallis sp. 2. Sólo Laelia gouldiana Rchb. f., Dignathe pygmaeum Lindl. y una especie no descrita del género Goodyera son endémicos del estado.

Palabras clave: distribución, diversidad de especies, epífitas vasculares, Hidalgo, México.

 

ABSTRACT

Based on the recollection of botanical specimens in different regions of the state of Hidalgo and the study of herbarium material deposited in several institutional collections, supplemented by a literature review, we obtained records of 17 families (nine of them belonging to Pteridophytes and the rest to Angiosperms), 64 genera and 163 species. We also provide data about the municipal distribution of taxa and an analysis of their representation by vegetation type and altitudinal range. We report from Hidalgo, for the first time the following taxa: Tillandsia filifolia Schltdl. & Cham., T. heterophylla E. Morren, Pleurothallis sp.1 and Pleurothallis sp. 2. Only Laelia gouldiana Rchb. f., Dignathe pygmaeum Lindl., and one undescribed species of the genus Goodyera, are endemic to the state.

Key words: distribution, diversity of species, Hidalgo, Mexico, vascular epiphytes.

 

INTRODUCCIÓN

Las epífitas son aquellas plantas que pasan al menos una parte de su ciclo de vida sobre otro vegetal sin la generación de haustorios (Benzing, 1990). Representan cerca de 10% de la diversidad vegetal del mundo, estimándose que existen entre 23,466 y 29,505 especies de plantas vasculares con esta forma de vida (Madison, 1977; Gentry y Dodson, 1987; Kress, 1986, 1989; Benzing, 1990; Dickinson et al. 1993). Entre las angiospermas (Magnoliophyta), son algunas familias de monocotiledóneas (Orchidaceae, Bromeliaceae y Araceae) las que concentran el mayor número de taxa epífitos, mientras que en el caso de las Pteridofitas, se estima que casi 29% de sus especies presentan dicho hábito (Kress, 1986).

En México, las epífitas son uno de los componentes más atractivos e interesantes de nuestras selvas y bosques. De forma preliminar se registraron para el país cerca de 1377 especies distribuidas en 28 familias y 217 géneros (191 de magnoliofitas y 26 de helechos) (Aguirre–León, 1992). Sin embargo, el recuento de este tipo de plantas hecho para Chiapas mostró una riqueza de 1173 especies (Wolf y Flamenco, 2003, 2005) y sugiere que el inventario nacional de epífitas está lejos de terminarse. Así, no contamos en la actualidad con una sinopsis completa de las epífitas vasculares del país.

A pesar del interés que despierta este grupo botánico y de lo abundante que es la literatura sobre el tema (e.g. Madison, 1977; Kress, 1986, 1989; Gentry y Dodson, 1987; Benzing, 1990), en México, la mayor parte de los trabajos se ha concentrado en el estudio de aspectos ecológicos (Valdivia, 1977; Hietz y Hietz–Seifert, 1995a, 1995b; Hietz–Seifert et al., 1996; Olmsted y Gómez–Juárez, 1996; Hietz, 1997; Mehltreter et al., 2005; García–Franco y Toledo–Aceves, 2008) y son pocas las contribuciones en las que se aborda la florística de estas plantas (Aguirre–León, 1992; Hietz y Hietz–Seifert, 1994; Williams–Linera et al., 1995; Wolf y Flamenco, 2003, 2005) muchas de las cuales se abocan a la taxonomía de unas pocas familias específicas (e.g. Bromeliaceae, Araceae, Orchidaceae) o incluyen sólo datos de zonas particulares (e.g. Chiapas, Veracruz, Yucatán) o de tipos de vegetación específicos, principalmente el bosque mesófilo de montaña (Luna–Vega et al., 1994, 2000; Alcántara–Ayala y Luna–Vega, 1997, 2001; Mayorga et al., 1998; Ponce–Vargas et al., 2006).

De igual manera, algunos grupos botánicos han sido poco atendidos desde el punto de vista taxonómico debido a la falta de especialistas, lo que resulta particularmente evidente en el caso de géneros como Peperomia y de algunas familias como Marcgraviaceae o Gesneriaceae.

Además es importante señalar que el estudio de la flora epifítica requiere del conocimiento de más de un taxon, así como de técnicas de ascenso a los árboles cuya aplicación no resulta fácil. Se ha comprobado que el estudio adecuado de los doseles en los bosques ha resultado en el incremento de los registros en los inventarios locales. A manera de ejemplo, puede mencionarse el caso de la flora del municipio de San Andrés Tlalnelhuayocan, Veracruz, para la cual se tenían registradas 412 especies de plantas vasculares, 78 de ellas epífitas (18.9%) (Zamora–Crescencio y Castillo–Campos, 1997) y que posteriormente al inventario detallado del estrato arbóreo esta cifra se incrementó a 500 especies, de las cuales 162 eran epífitas (32.4%) (Flores–Palacios, 2003). Casos similares se han encontrado en otros bosques (Ingram y Lowman, 1995), y muestran que el dosel alberga una flora poco estudiada, cuyo conocimiento florístico está sesgado a bromelias y orquídeas, debido a su atractivo y a su uso como plantas ornamentales. El monitoreo del comercio y colecta ilegal de la flora nativa en Veracruz (Flores–Palacios y Valencia–Díaz, 2007) también ha demostrado que el número de epífitas vasculares presentes en los bosques de la entidad es mayor al registrado en los estudios florísticos.

Uno de los resultados de lo expuesto en los párrafos anteriores es la carencia de una sinopsis completa de las epífitas vasculares del país. Como parte del proyecto "Importancia y Diversidad de las Epífitas Vasculares Mexicanas", que venimos realizando desde hace cerca de dos años, nos hemos dado a la tarea de elaborar un catálogo de los taxa epífitos presentes en diversas entidades de la república. En este trabajo nos planteamos como objetivo realizar el inventario de las epífitas vasculares silvestres del estado de Hidalgo, proporcionando datos relativos a su representación por familia y por género, así como información de la distribución municipal de los taxa.

 

ÁREA DE ESTUDIO

El estado de Hidalgo se localiza entre los 19°35'52" y 21°25'00" de latitud norte y los 97°57'27" y 99°51'51" de longitud oeste. Limita al norte con San Luis Potosí, al este y noreste con Veracruz, al este y sureste con Puebla, al sur con Tlaxcala y el estado de México y al oeste con Querétaro. Tiene una extensión territorial de 20,905.12 km2, lo que representa 1.1% de la superficie total del país, ocupando el vigésimo sexto lugar a nivel nacional y está integrado por 84 municipios (Anónimo, 1992, 2007).

En la entidad se distinguen tres zonas climáticas (Anónimo, 1992). La cálida y semicálida de la Huasteca Hidalguense, localizada en el extremo norte del estado y concentrándose hacia la vertiente del golfo, la zona de climas templados de la Sierra Madre Oriental y del Eje Neovolcánico presente en el centro y sur de la entidad, y la seca y semiseca de la Sierra Madre Oriental y del Eje Neovolcánico, que se alterna con la de climas templados y se concentra en las llanuras y lomeríos ubicados al oeste del estado. En menor proporción, en altitudes superiores a los 2500 m, se presenta clima semifrío.

Hidalgo ha sido dividido en tres provincias fisiográficas (Fig. 11): 1) la de la Sierra Madre Oriental con la subprovincia del Carso Huasteco, con un área de 9712.93 km2 (46.46% de la superficie estatal total). En ella predominan los climas cálidos y semicálidos húmedos, aunque también se desarrollan los templados húmedos o subhúmedos. Presenta una gran variedad de tipos de vegetación, siendo el bosque mesófilo de montaña el que ocupa mayor superficie, seguido por el bosque de encino, el de pino y el de táscate o por las asociaciones entre los mismos (Rzedowski, 1978). La cubierta primaria de selva alta ha sido desplazada por vegetación secundaria, mientras que las selvas mediana subperennifolia y baja caducifolia se desarrollan en forma de manchones, ya que paulatinamente han sido reemplazadas por diversos cultivos. También hay pastizales inducidos, matorrales submontanos y matorrales rosetófilos.

2) La del Eje Neovolcánico con las subprovincias de las Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo y de los Lagos y Volcanes de Anáhuac. La primera ocupa una extensión de 7821.33 km2 (37.41% de la superficie total estatal), e impera en ella el clima semiseco templado y semicálido, aunque también está presente de manera importante el templado subhúmedo y en zonas muy localizadas el semifrío. Esta subprovincia ha sido desprovista de su vegetación natural casi en 45% de su área para usarla en labores agrícolas, siendo el matorral crasicaule la vegetación más representativa, ya que se distribuye a lo largo y ancho de la subprovincia, aunque también están presentes los bosques de encino, de pino, de táscate y de forma más restringida el de oyamel. Por su parte, la segunda subprovincia se encuentra en la parte sur del estado en un área de 3314.79 km2 (15.86% de la superficie total), y aunque presenta similitudes con la subprovincia anterior, el número de comunidades vegetales representadas es menor, siendo el pastizal inducido el más extendido, seguido por el matorral crasicaule, el bosque de pino y en menor proporción el de encino.

3) La de la Llanura Costera del Golfo Norte con la subprovincia de las Llanuras y Lomeríos, ocupa apenas una pequeña porción del estado, con 56.07 km2 (0.27%). El clima es cálido subhúmedo y el pastizal cultivado ocupa la mayor superficie de la región (82%), aunque también están presentes restos de la selva mediana subperennifolia y de la selva alta perennifolia.

Poco más de 60% de la vegetación nativa del estado ha sido transformada en campos de cultivo, pastizales cultivados o inducidos o bien en zonas de asentamientos humanos (Martínez–Morales et al., 2007). Las zonas agrícolas ocupan 42.49% de la superficie estatal, seguidas por los bosques (mesófilo de montaña, de encino–pino, de pino–encino, de encino y de pino) con 25.09%, los diferentes tipos de matorrales con 18.46%, los pastizales con 8.92% y las selvas mediana subperennifolia y alta perennifolia con 4.83% (Anónimo, 1992).

El estado se ubica casi en su totalidad, en la región hidrológica del río Pánuco y sólo una pequeña extensión en la porción oriental forma parte de la región Tuxpan–Nautla. La primera es considerada una de las más importantes del país, tanto por su superficie (cuarto lugar nacional), como por el volumen de sus escurrimientos (quinto lugar nacional). La segunda ocupa una superficie muy pequeña de la entidad y lo abrupto de la topografía presente en el extremo sureste de la Sierra de Hidalgo, hace que los escurrimientos que se llegan a formar drenen hacia el Golfo de México y sean aprovechados por los estados de Puebla y Veracruz y no por la entidad. Un recurso todavía poco conocido y explotado es el de las aguas subterráneas, cuya principal fuente se ubica en el Valle del Mezquital y aunque se sabe que puede suministrar cantidades importantes de líquido, es necesario planear su explotación de manera integral, ya que su aprovechamiento puede traer como consecuencia una disminución en el volumen del agua de manantiales y ríos (Anónimo, 1992).

Son diversos los trabajos que aportan información sobre la flora del estado de Hidalgo (Villada, 1865; Bravo–Hollis, 1936, 1937; González–Quintero, 1968; Hiriart–Valencia y González–Medrano, 1983). Algunos de ellos formaron parte del proyecto Flora fanerogámica del Valle de México (Rzedowski et al., 2001) y abarcan la porción septentrional de dicha región (Equihua–Zamora, 1983; Benítez–Badillo, 1984). Otros se han enfocado al análisis florístico y biogeográfico de los bosques mesófilos de la parte nororiental de la entidad (Alcántara–Ayala y Luna–Vega, 1997, 2001; Luna–Vega et al., 1994, 2000; Mayorga et al., 1998; Ponce–Vargas et al., 2006), comunidades en las cuales, como lo ha mencionado Rzedowski (1996), la forma biológica mejor representada corresponde a las epífitas, siendo la familia Orchidaceae la que presenta la mayor riqueza de especies.

Equihua–Zamora (1983), en su estudio florístico de la vertiente oriental de la Sierra de Tezontlalpan, que abarca parte de los municipios de Pachuca, Tolcayuca y Zapotlán, registró 72 familias, 241 géneros y 398 especies, de las cuales reportó como epífitas de los bosques de Quercus a Tillandsia benthamiana Baker (= T. erubescens Schltdl.), T. lepidosepala L. B. Sm. (= Viridantha lepidosepala (L. B. Sm.) Espejo), T. recurvata (L.) L., T. usneoides (L.) L., Pleopeltispolylepis (Kunze) T. Moore, Polypodium subpetiolatum Hook. y P. thyssanolepis A. Br. Por su parte Benítez–Badillo (1984), registró para la Sierra de los Pitos, que incluye los municipios de Tezontepec y Zempoala, 69 familias, 242 géneros y 421 especies, de las cuales sólo T. usneoides y T. benthamiana (= T. erubescens) crecen como epífitas en bosques de Quercus y T. recurvata se encuentra de manera abundante en el matorral xerófilo.

Por lo que se refiere a los estudios realizados en los bosques mesófilos de montaña de la entidad, Luna–Vega et al. (1994) registraron para el municipio de Tlanchinol 107 familias, 247 géneros y 336 especies, de las cuales 12 familias (Adiantaceae, Aspleniaceae, Grammitidaceae, Hymenophyllaceae, Polypodiaceae, Psilotaceae, Araceae, Araliaceae, Bromeliaceae, Crassulaceae, Orchidaceae y Piperaceae), 23 géneros y 27 especies resultaron ser epífitos. Alcántara–Ayala y Luna–Vega (1997) registraron para el municipio de Tenango de Doria 114 familias, 301 géneros y 452 especies, de las que 10 familias (Adiantaceae, Aspleniaceae, Polypodiaceae, Psilotaceae, Araliaceae, Bromeliaceae, Cactaceae, Crassulaceae, Orchidaceae y Piperaceae), 21 géneros y 28 especies presentaron el hábito epifítico. Mayorga et al. (1998), enlistaron para el mismo tipo de vegetación en la localidad de Molocotlán, municipios de Molango y Xochicoatlán, 112 familias, 270 géneros y 391 especies, de las cuales seis familias (Adiantaceae, Polypodiaceae, Araliaceae, Bromeliaceae, Orchidaceae y Piperaceae), 13 géneros y ca. 16 especies (Tillandsia spp. y Polypodium spp.) fueron epífitas. En 2001, Alcántara–Ayala y Luna–Vega registraron para los bosques mesófilos de Eloxochitlán y Tlahuelompa 110 familias, 266 géneros y 394 especies, de las que nueve (Adiantaceae, Aspleniaceae, Polypodiaceae, Araliaceae, Bromeliaceae, Cactaceae, Crassulaceae, Orchidaceae y Piperaceae), 19 géneros y 21 especies fueron encontradas como epífitas. Por último Ponce–Vargas et al. (2006), reportaron para Monte Grande, municipio de Lolotla, 103 familias, 260 géneros y 359 especies, de las cuales siete familias (Polypodiaceae, Pteridaceae, Araceae, Bromeliaceae, Orchidaceae, Cactaceae y Piperaceae), 22 géneros y 32 especies se encontraron como epífitas.

Recientemente, Ramírez–Cruz et al. (2009) mencionaron que cerca de 30% de la pteridoflora del parque Los Mármoles es epífita, lo cual correspondería a alrededor de 19 especies de las 65 reportadas en su trabajo, sin embargo, no proporcionaron un listado de los taxa que presentan dicho hábito.

 

MÉTODOS

En el transcurso de los años 2006 a 2009 se realizaron viajes a diversas localidades del estado de Hidalgo, con el fin de recolectar y herborizar material de las epífitas vasculares silvestres que crecen en la entidad. Los lugares de colecta se seleccionaron considerando los sitios particularmente ricos en especies epífitas, como los bosques mesófilos o las selvas medianas, aunque también se visitaron otros tipos de vegetación. El primer juego de estas recolecciones se depositó en el Herbario Metropolitano Ramón Riba y Nava Esparza (UAMIZ). Se consultaron las siguientes colecciones institucionales mexicanas en busca de material procedente del estado: herbario de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, Instituto Politécnico Nacional (ENCB), herbario Agustina Batalla, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México (FCME), Herbario Nacional, Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México (MEXU), Herbario Metropolitano Ramón Riba y Nava Esparza, Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAMIZ) y herbario del Instituto de Ecología, A.C., Xalapa, Veracruz (XAL). Se revisaron en total 820 ejemplares, cotejándose la determinación de los mismos y actualizando las identificaciones y la nomenclatura. Se consultaron las bases de datos del Herbario AMO y Tropicos del Missouri Botanical Garden. En el caso de las familias Bromeliaceae y Orchidaceae, se revisaron además especímenes depositados en los siguientes herbarios tanto nacionales como extranjeros A, AMES, AMO, BM, BR, CAS, CHAP, CHAPA, CICY, CIIDIR, F, G, GH, IBUG, IEB, LE, LL, MA, MICH, MO, NY, OXF, P, SEL, TEX, UC, UMO, US, W y WU. Es importante hacer notar que consideramos todos los exsiccata en cuyas etiquetas se mencionaba de manera explícita que el material se encontraba epífito, sin hacer ninguna categorización acerca del tipo de epifitismo presentado. Finalmente, se llevó a cabo una revisión bibliográfica de trabajos taxonómicos, florísticos y biogeográficos, de los cuales obtuvimos información que complementó el listado de especies. Los taxa epífitos encontrados en la literatura se incluyeron en el catálogo y aunque la mayoría de los mismos están respaldados por especímenes de herbario, existen algunos casos para los cuales no encontramos ejemplares en las colecciones revisadas. Para dichos taxa incluimos la referencia bibliográfica del trabajo en el que fueron citados. Para las Pteridofitas seguimos la clasificación de Mickel y Smith (2004), para las dicotiledóneas la propuesta por Cronquist (1981) y para las monocotiledóneas el sistema de Dahlgren et al. (1985). Con la información obtenida se generó una base de datos en la que incluimos información relativa a la localidad, municipio, altitud y tipo de vegetación (sensu Rzedowski, 1978). Dicha base se encuentra depositada en el herbario UAMIZ y constituye el respaldo del catálogo que presentamos aquí.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Como resultado de nuestro trabajo podemos concluir que hasta ahora para el estado de Hidalgo se conocen 17 familias, nueve de ellas pertenecientes a las Pteridofitas y el resto a las Magnoliofitas, 64 géneros y 163 especies de epífitas vasculares (Apéndice) (Fig. 1). Las familias mejor representadas a nivel genérico son: Orchidaceae con 28 taxa (43.75%), Polypodiaceae con 7 (10.93%), Bromeliaceae con 5 (7.81%) y Cactaceae con 4 (6.25%) (Fig. 2), y a nivel específico: Orchidaceae con 41 (25%), Bromeliaceae con 34 (20.73%), Polypodiaceae con 30 (18.29%), Piperaceae con 11 (6.7%) y Dryopteridaceae e Hymenophyllaceae con 10 (6.09%) cada una (Fig. 3).

 

 

Los géneros con mayor número de especies son: Tillandsia con 25 (15.24%), Polypodium con 18 especies (10.97%) y dos variedades, Peperomia con 11 (6.7%) y Elaphoglossum con nueve (5.48%).

Se registran por primera vez para el estado los siguientes taxa: Tillandsia filifolia Schltdl. & Cham., Tillandsia heterophylla E. Morren (Fig. 8 A) y dos especies de Pleurothallis (sensu lato), género para el cual no se tenían registros de la entidad. En lo tocante a los elementos epífitos endémicos de Hidalgo podemos señalar que sólo las orquídeas Laelia gouldiana Rchb. f., una especie no descrita del género Goodyera (R. Jiménez, com. pers.) y Dignathe pygmaeum Lindl. pertenecen a esta categoría.

De los 84 municipios que integran el estado de Hidalgo, para 59 (70.2%) se tienen registros de epífitas, mientras que para los 25 restantes (29.7%) no se conoce ningún reporte. En cuanto a la riqueza, los municipios para los que se encontró el mayor número de especies fueron: Tlanchinol con 52 (31.9%), Tenango con 47 (28.8%), Zacualtipán con 37 (22.7%), Tianguistengo con 35 (21.5%), Lolotla con 32 (19.6%) y Molango con 31 (19%). Sin embargo, al considerar estas cantidades en relación con la extensión territorial de cada municipio, el primer lugar lo ocupa Tianguistengo, con una riqueza relativa (Núm. sp./km2 x 100) de 26.12, seguido por Tenango con 22.30, Lolotla con 14.82, Zacualtipán con 15.31, Tlanchinol con 13.68 y Molango con 12.56 (Cuadro 1) (Fig. 11). Es importante señalar que en los municipios de Chapulhuacán, Pisaflores y San Felipe Orizatlán, a pesar de tener tipos de vegetación particularmente ricos en epífitas, el número de registros encontrado es bajo, lo cual puede deberse a la falta de exploración botánica.

Como era de esperarse, el bosque mesófilo de montaña es el tipo de vegetación en el cual se presenta la mayor cantidad de especies con hábito epífito (94), seguido por el bosque de Quercus (54) y por la vegetación secundaria (38) derivada de los mismos (Fig. 4). Esto coincide con lo mencionado para algunos bosques neotropicales (Gentry y Dodson, 1987; Wolf y Flamenco, 2003, 2005).

La provincia fisiográfica Sierra Madre Oriental es la que presenta el mayor número de taxa epífitos con un total de 150, mientras que la del Eje Neovolcánico sólo tiene 34. Para la provincia de la Llanura Costera del Golfo no se tienen reportes (Fig. 11).

En lo que se refiere al intervalo altitudinal, nuestros resultados indican que entre los 1250 y 2250 m crecen la mayoría de los taxa, siendo Microgramma nitida (J. Sm.) A. R. Sm. (Fig. 6 D) la especie que se registra en la parte más baja del intervalo (120 m), mientras que Tillandsia violacea, T. erubescens y T. usneoides son las que se presentan en la parte superior del mismo (Fig. 5). Esta situación se asemeja a la reportada para Chiapas por Wolf y Flamenco (2003, 2005), quienes registran que la mayor concentración de especies ocurre entre los 500 y 2000 m s.n.m.

 

De las 164 especies epífitas registradas para el estado, sólo ocho se encuentran catalogadas en la lista de protección NOM–059–ECOL–SEMARNAT–2001 (Anónimo, 2002): Campyloneurum phyllitides (L.) C. Presl (amenazada), Psilotum complanatum Sw. (amenazada) (Fig. 7 C), Tillandsia imperialis E. Morren ex Roezl (amenazada), Dignathe pygmaeus Lindl. (sujeta a protección especial), Laelia gouldiana Rchb. f. (probablemente extinta en el medio silvestre), Prosthechea mariae (Ames) W. E. Higgins (amenazada), Rhynchostele rossii (Lindl.) Soto Arenas & Salazar (amenazada) y Stanhopea tigrina Bateman ex Lindl. (amenazada).

 

 

 

Comparando nuestros resultados con los obtenidos para el estado en contribuciones florísticas anteriores (Luna–Vega et al, 1994; Alcántara–Ayala y Luna–Vega, 1997; Mayorga et al, 1998; Alcántara–Ayala y Luna–Vega, 2001), podemos decir que el número de registros de epífitas vasculares, tanto de géneros como de especies se incrementó. A manera de ejemplo, podemos citar los casos del municipio de Tlanchinol, para el cual se tenían citadas 27 especies mientras que aquí reportamos 52 y del municipio de Tenango de Doria, para el cual el número de especies registradas pasa de 28 a 45 y el número de géneros aumenta de 21 a 26. Esto puede explicarse en parte, a que llevamos a cabo una revisión de ejemplares herborizados en diferentes colecciones y recolectamos material en todos los tipos de vegetación presentes en los distintos municipios y no solamente en el bosque mesófilo, como fue el caso en las aportaciones antes referidas.

La riqueza y diversidad de las epífitas vasculares encontrada por nosotros para el estado (Apéndice) representa 60.7% de las familias, 29.5% de los géneros y 11.8% de las especies registradas por Aguirre–León (1992) para México y si tomamos en cuenta que la entidad abarca tan sólo 1.1 % de la superficie del territorio nacional, podemos constatar la buena representación que este grupo de plantas tiene en la región.

Finalmente, cabe señalar que una extensa superficie del estado ha sufrido la alteración de sus comunidades vegetales primarias por diversas actividades humanas, principalmente la agricultura y la ganadería. A pesar de ello existen todavía en la entidad algunas áreas que conservan restos de la vegetación original y es en estos sitios en los que se concentra el mayor número de epífitas vasculares, por lo cual consideramos necesario continuar con los estudios de inventario y de conservación, ya que seguramente la cantidad de taxa que presentan el hábito epífito aumentará con la exploración detallada de zonas poco conocidas desde el punto de vista botánico, particularmente en los casos de las orquídeas y algunas familias de dicotiledóneas.

 

AGRADECIMIENTOS

Leyeron el manuscrito Alejandro Zavala Hurtado y Alejandro Flores Palacios, quienes lo enriquecieron con sus siempre atinadas sugerencias y comentarios. Nancy Martínez Correa elaboró el mapa que acompaña este trabajo. Ricardo Valdez Ávila nos acompañó en algunos de los viajes ayudándonos con el trabajo de campo y junto con Rosario Ramírez Trejo y Reyna Cerón Ramírez, colaboró en la captura de datos. Armando Butanda Cervera nos proporcionó bibliografía de difícil acceso. Los curadores de los siguientes herbarios: A, AMES, AMO, BM, BR, CAS, CHAP, CHAPA, CICY, CIIDIR, ENCB, F, FCME, G, GH, IBUG, IEB, LE, LL, MA, MICH, MO, NY, OXF, P, SEL, TEX, UAMIZ, UC, UMO, US, W, WU y XAL nos brindaron todas las facilidades para consultar sus colecciones. Este trabajo se realizó con fondos del Programa de Mejoramiento al Profesorado–Secretaría de Educación Pública a través del convenio UAM–I–CA–91.

 

LITERATURA CITADA

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