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Estudios fronterizos

versão On-line ISSN 2395-9134versão impressa ISSN 0187-6961

Estud. front vol.21  Mexicali  2020  Epub 15-Jan-2021

https://doi.org/10.21670/ref.2009051 

Artículos

Percepción de pobreza en los integrantes de un flujo migratorio emergente. Narrativas transnacionales entre Tres Valles y Kansas

Alfredo Sánchez Carballoa  * 
http://orcid.org/0000-0002-3008-0318

Adolfo Rogelio Cogco-Calderóna 
http://orcid.org/0000-0002-7948-2246

a Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Tampico, Tamaulipas, México, correo electrónico: alfredo.sanchez@uat.edu.mx, rcogco@hotmail.com


Resumen:

Este artículo presenta el resultado de un trabajo de investigación sobre la percepción de pobreza en los integrantes de un flujo migratorio emergente transnacional (Tres Valles, Veracruz en México y Kansas, Estados Unidos). El estudio se desarrolló con un diseño metodológico cualitativo, con el uso de técnicas como la revisión documental, entrevistas a profundidad y semiestructuradas y observación participante, entre 2014 y 2016. Los hallazgos se presentan a partir del análisis de las narrativas de los entrevistados y la consideración de dimensiones como la conceptualización de pobreza, los ingresos, la comparación de pobreza en el lugar de origen y destino y los requerimientos necesarios para ser considerado como pobre. Una de las conclusiones es que la forma en que se percibe la pobreza es el resultado de las dinámicas migratorias transnacionales en la que se han involucrado los tresvallenses.

Palabras clave: pobreza; migración transnacional; flujo migratorio; Veracruz; Kansas

Abstract:

This article presents the result of a research on the perception of poverty in the members of an emerging transnational migratory flow (Tres Valles, Veracruz in Mexico and Kansas, United States). The study was developed with a qualitative methodological design, with the use of techniques such as documentary review, in-depth and semi-structured interviews and participant observation, between 2014 and 2016. The findings are presented from the analysis of the interviewees' narratives considering dimensions such as the conceptualization of poverty, income, comparison of poverty in the place of origin and destination, and the requirements necessary to be considered poor. One of the conclusions is that the way in which poverty is perceived is the result of the transnational migratory dynamics in which the tresvallenses have been involved.

Keywords: poverty; transnational migration; migratory flow; Veracruz; Kansas

Introducción

La migración mexicana hacia Estados Unidos es un fenómeno histórico que muestra al menos cinco etapas o fases que acontecieron durante el siglo XX. Cada una de estas tiene una duración de veinte años aproximadamente: la fase del enganche (1900-1920), la etapa de las deportaciones (1921-1939), el periodo bracero (1942-1964), la era de los indocumentados (1965-1986) y la etapa de la legalización y migración clandestina (1987-2001) (Durand & Massey, 2019).

De forma paralela, diversos análisis han identificado otra etapa diferente a las anteriores: la nueva era de las migraciones1 (Castles et al., 2014) que, además de señalar las particularidades de la situación migratoria entre México y Estados Unidos, puede aplicarse como eje de análisis para movimientos migratorios en todo el mundo. Esta etapa se propuso durante la década de 1990 (Durand et al., 1999) y explica que los flujos migratorios tienen las siguientes características: acelerados procesos de globalización; reconfiguración de zonas industriales que atraen mano de obra ─el nuevo mercado de trabajo (Phillips & Massey, 1999)─; aumento en la “porosidad” de las fronteras de los países; pauperización de regiones o países que expulsan migrantes; creciente establecimiento de relaciones transnacionales entre lugares de origen y destino de los migrantes; cambios climáticos que incitan la movilidad de personas en busca de alternativas para su sostenibilidad; ajustes a las leyes migratorias de los países involucrados; establecimiento de flujos migratorios ya no solo de norte a sur, sino también en sentido sur-sur; entre otras características (Castles et al., 2014; Baeninger et al., 2018; Durand & Massey, 2019).

A partir de los cambios registrados de la migración entre México y Estados Unidos desde la década de 1980, se puede decir que el mapa migratorio se encuentra en una reconfiguración constante, la cual está supeditada a las modificaciones de las relaciones bilaterales y, más aún, a los ajustes políticos y fluctuaciones económicas que ocurren sobre todo en Estados Unidos (Facchini et al., 2015). Por ejemplo, a partir de 2008, con la crisis económica en Estados Unidos (Zurita et al., 2009) se hizo evidente la disminución en el número de emigrados mexicanos hacia Estados Unidos (Passel & Cohn, 2008).

Al mismo tiempo, en este proceso de reconfiguración migratoria se detectaron cambios en las zonas de expulsión (en México) y recepción (en Estados Unidos) de migrantes, una evolución que ya se gestaba desde las dos últimas dos décadas del siglo XX (Massey, 2015). Por ejemplo, los estados tradicionales de expulsión de migrantes mexicanos como Zacatecas, Michoacán, Guanajuato y Jalisco, entre otros, han presentado un estancamiento o reducción en el número de sus emigrados, mientras estados como Veracruz han ascendido a posiciones significativas en cuanto a intensidad migratoria. Asimismo, en Estados Unidos se han presentado nuevos estados de recepción de migrantes mexicanos: por ejemplo, Kansas, Iowa, Missouri, entre otros.

Por otro lado, condiciones como desempleo, pobreza, marginación y violencia han sido temas discutidos por ser las principales razones por las que los mexicanos deciden emigrar hacia Estados Unidos ya que cuentan con motivaciones de progreso económico y mejora de la calidad de vida que les “espera” al llegar a Estados Unidos. Sin embargo, los migrantes mexicanos también experimentan condiciones de desempleo, precariedad y pobreza en la Unión Americana (Delgado, 2013); situación que se ha agudizado a partir de la recesión económica de 2008 en Estados Unidos, y las subsecuentes recaídas.

Según cifras oficiales, entre los hispanos migrantes en Estados Unidos, los mexicanos son los que presentan mayores niveles en pobreza (Albo & Ordaz, 2011; BBVA, 2015). Según el Pew Research Center para 2015 en Estados Unidos se contabilizó a 34.6 millones de personas de origen mexicano, de los cuales 26% son considerados pobres, tasa superior a la de la población general de Estados Unidos que es de 16%.2 De forma específica, para Kansas, según datos de la American Community Survey (U.S. Census Bureau, Current Population Survey, 2015),3 la población en pobreza en este estado representa 13.18% (381 353 habitantes) del total poblacional, de estos, 20.9 % son hispanos (79 775 habitantes) y 17.6% son mexicanos (67 023 habitantes). Es decir, los mexicanos representan 84% del total de hispanos pobres en el estado. Entre estos pobres se encuentran los migrantes originarios del municipio de Tres Valles, Veracruz, México, que han emigrado al estado de Kansas, Estados Unidos ─aunque cabe decir que las cifras oficiales no especifican el lugar de procedencia de los migrantes.

Estas consideraciones se tomaron en cuenta para problematizar algunas observaciones y, de algún modo, enfocar el interés sobre las narrativas de la percepción de pobreza de los integrantes de un flujo emergente en Estados Unidos. Para lograr dicho objetivo, el análisis busca responder a la siguiente pregunta ¿Qué narrativas sobre la percepción de pobreza se configuran entre los integrantes de un flujo migratorio emergente con características transnacionales? Para responder a esta cuestión se realizó una investigación cualitativa entre los años 2014 a 2016 utilizando como técnica de investigación la entrevista a profundidad, entrevista semiestructurada y la observación participante en ambos escenarios del flujo migratorio emergente entre Tres Valles, municipio del estado de Veracruz y el condado de Johnson en el estado de Kansas, en Estados Unidos.

Por ello, este trabajo muestra las narrativas que se constituyen a partir de la dinámica transnacional y que están relacionadas con la percepción de pobreza más allá de las mediciones objetivas oficiales.

Contexto migratorio: la emigración del estado de Veracruz

La emergencia ante la dinámica migratoria del estado de Veracruz ya se destacaba como sobresaliente para algunos estudiosos del tema de las migraciones, por ejemplo, Massey y colaboradores (1987), quienes ponían especial atención en las redes migratorias que se fortalecían con el paso de los años. En principio, la formación de estas conexiones fue lenta, los destinos (California, Illinois, Texas, Arizona, entre otros) parecían ser las entidades tradicionales, pero con el tiempo las ciudades receptoras se diversificaron y el proceso se masificó (Alarcón et al., 2014).

Entre 19904 y 2000, los veracruzanos iniciaron una búsqueda de alternativas para mejorar su calidad de vida a través de mejores empleos, esto como resultado del desmantelamiento de la industria nacional localizada en el estado, lo que provocó un desempleo agudo. En consecuencia, durante los primeros años de la década de 1990, los veracruzanos emigraron de los campos agrícolas del norte del país hacia los centros maquiladores de las ciudades fronterizas y, tiempo después, se extendieron hacia Estados Unidos (Pérez, 2012), con lo cual ya se podía vislumbrar a Veracruz como el origen que nutriría nuevos flujos migratorios nacionales e internacionales.

El importante crecimiento de la emigración en Veracruz se sostuvo por varios años, como se puede observar en la Figura 1, donde se hace evidente la salida de veracruzanos hacia la frontera norte y con destino a Estados Unidos entre 1993 y 2016.

Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF NORTE) (El Colef et al., 2002-2017).

Figura 1 Emigrantes veracruzanos a la frontera norte y a Estados Unidos, 1993-2016 

En lo referente a la caracterización de esta creciente emigración de veracruzanos hacia Estados Unidos, cerca de 90% es indocumentada; los migrantes provienen mayormente de áreas rurales y el sector agropecuario, aunque la población urbana también se integró a la emigración (Binford, 2003; Garrido, 2010; Nava, 2012). Diferentes municipios veracruzanos se apuntalaban como emisores de migrantes, entre los que se destacan Landero y Coss, Yanga, Yecuatla, Cuitláhuac, Carrillo Puerto, así como Tres Valles (Conapo, 2012). Todos estos municipios presentan rezago social y su población se encuentra en situación de pobreza o pobreza extrema, según las encuestas de medición del Estado mexicano, como se ve más adelante. Todos ellos conformaron grupos masivos de migrantes hacia diferentes puntos de Estados Unidos; sin embargo, la población de Tres Valles fue asentándose de forma específica en Kansas. De esta manera se construyó una red cada vez más sólida de flujos migratorios y, en consecuencia, de relaciones que pueden ser interpretadas como de una migración transnacional.

Para comprender la manera en que Tres Valles se conformó como una comunidad transnacional se exponen a continuación sus características y su proceso de emergencia migratoria transnacional.

Tres Valles-Kansas: flujo migratorio emergente con características transnacionales

El flujo migratorio emergente que se analiza en este trabajo es el que se ha formado a partir de la movilidad de personas originarias del municipio de Tres Valles (Veracruz), las cuales se dirigen, entre otros destinos, al estado de Kansas en Estados Unidos. Se denomina emergente porque la dinámica migratoria se dio a partir de la década de 1990, a diferencia de los flujos migratorios considerados como tradicionales, los cuales surgieron a partir de finales del siglo XIX y principios del XX. Es transnacional por el hecho de que sus integrantes mantienen relaciones que van más allá de las fronteras nacionales.

El flujo de ida y vuelta lo han desarrollado los migrantes a través de interacciones de comunicación, economía y hasta de participación política, mediante la utilización de canales oficiales como no oficiales. A través de estos intercambios los tresvallenses han creado redes sociales de solidaridad entre los migrantes entre lugar de origen y destino lo que ha promovido compromisos que mantienen la migración más allá de incentivos meramente económicos (Kearney, 1991; Rouse, 1992; Portes et al., 1999; Basch et al., 2005; Wimmer & Glick-Schiller, 2006; Ariza & Portes, 2007).

Tres Valles pertenece a la región denominada Cuenca del Papaloapan. Como indican los datos proporcionados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2015), este municipio veracruzano está calificado con rezago social bajo. Se encuentra en situación de pobreza 60.4% de la población, mientras 15% del total de los tresvallenses están clasificados en extrema pobreza (véase Tabla 1).

Tabla 1 Porcentajes nacionales, estatales y municipales de personas catalogadas en distintas dimensiones de pobreza y carencias sociales 

Ámbito Nacional/% Población total Veracruz Tres Valles
Población total 112 590 130 7 647 731 46 135
PoblaciónPobreza 46.3 58.4 60.4
PoblaciónPobreza extrema 11.4 19.3 15.0
PoblaciónPobreza moderada 34.9 39.2 45.4
PoblaciónVulnerable por carencia social 28.8 24.1 27.4
PoblaciónVulnerable por ingreso 5.7 4.2 4.4
No pobre y no vulnerable 19.3 13.3 7.8
Carencia por rezago educativo 20.6 26.1 30.5
Carencia por acceso a la salud 31.8 36.9 41.9
Carencia por acceso a la seguridad social 60.7 69.9 67.2
Carencia por calidad y espacios de la vivienda 15.2 24.5 22.2
Carencia por servicios básicos en la vivienda 23.0 40.4 48.7
Carencia por acceso a la alimentación 24.9 26.5 24.1
Población con al menos una carencia 75.0 82.5 87.8
Población con al menos tres carencias 28.7 43.1 44.1
Población con ingreso inferior a la línea de bienestar 52.0 62.6 64.8
Población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo 19.4 28.3 24.2

Fuente: elaboración propia con datos de Coneval (2015).

Los datos de la Tabla 1 ofrecen un retrato de las condiciones de pobreza que están por encima del promedio nacional y estatal. Las principales carencias que presentan los tresvallenses son por rezago educativo, por servicios básico en la vivienda y por seguridad social, esta última es un reflejo de las precariedades laborales que surgieron a partir de la década de 1980 en el estado de Veracruz. A lo anterior se añadiría que 64.8% de los tresvallenses tiene ingresos inferiores a la línea de bienestar. Es decir, todas estas carencias y vulnerabilidades han orillado a los veracruzanos, incluidos los tresvallenses, a buscar mejores condiciones en territorio estadounidense.

Por otro lado, los datos del Consejo Nacional de Población (Conapo, 2012) ubican a Tres Valles como un municipio de nivel medio en cuanto al grado de intensidad migratoria se refiere. En relación con el municipio de Tres Valles, los datos del Conapo en 2000 registraron 1 361 viviendas con algún miembro que se encontraba en situación de migrante en Estados Unidos, lo cual representaba 12.15% de un total de 11 206 (980 viviendas recibían remesas). Para 2010, de acuerdo con el Índice de Intensidad Migratoria,5 Tres Valles fue calificado en grado medio: de sus 12 940 hogares contabilizados, 5.9% (763 viviendas) recibe remesas y 4.85% (621 viviendas) registró emigrantes en Estados Unidos en el quinquenio anterior. En cuanto a intensidad migratoria se refiere, Tres Valles ocupó el lugar número 44 dentro de los 212 municipios del estado de Veracruz (Conapo, 2012).

Fuente: elaboración propia con datos XI Censo General de Población y Vivienda 1990 (Inegi, 1990); XII Censo General de Población y Vivienda 2000 (Inegi, 2000); Censo de Población y Vivienda 2010 (Inegi, 2010); Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015).

Figura 2. Comportamiento demográfico Tres Valles, por sexo, 1990-2015 

La migración en el municipio de Tres Valles en el periodo 2000-2010 fue intensa, y esto se evidenció en su decrecimiento poblacional en estos años como se muestra en la Figura 2. Con una migración inicial netamente masculina, aunque, posteriormente se integraron mujeres y familias completas.

Con una población empobrecida y con deseos de mejorar su calidad de vida, los tresvallenses se convirtieron en migrantes transnacionales y, paulatinamente, eligieron a Kansas como lugar de llegada y segundo lugar de arraigo comunitario.

El otro escenario que forma parte de este nuevo flujo migratorio es el estado de Kansas. Este es uno de los 50 estados de Estados Unidos de América, localizado en la región medio oeste del país. Los datos que ofrece Migration Information Source sobre la situación de los migrantes en el estado de Kansas indican que la población migrante tuvo un incremento de 62 840 a 134 735 personas entre 1990 y 2000, lo que significó un crecimiento de 114.4%; entre 2000 y 2011, los inmigrantes en el estado de Kansas pasaron a ser 198 767, con un incremento de 47.5%. De esta manera, en 2011 la población migrante en el estado de Kansas representaba 6.9% del total de los habitantes en el estado, un incremento significativo con respecto a 5% que eran en 2000 y 2.5% en 1990. Ya para 2015, de acuerdo con la información obtenida por la American Community Survey, la población estimada para el estado fue de 2 892 987 habitantes, de los cuales 11.17% son hispanos (323 218 habitantes), y entre ellos 9.4% son mexicanos (271 112 habitantes).

La población pobre en el estado de Kansas representa 13.18% (381 353 habitantes) del total poblacional; de este total 20.9 % son hispanos (79 775 habitantes) y, entre ellos, 17.6 % son mexicanos (67 023 habitantes). Es decir, los mexicanos representan 84% del total de hispanos pobres en el estado ─uno de cada cinco hispanos. Asimismo, la American Community Survey en 2015 reportó ─únicamente para 51 de 105 condados─ que uno de cada cuatro mexicanos se encuentra en condición de pobreza.

Fuente: elaboración propia con datos de la American Community Survey (U.S. Census Bureau, Current Population Survey, 2015).

Figura 3 Principales condados con más alto porcentaje de mexicanos en pobreza en el estado de Kansas 

La Figura 3 muestra la distribución porcentual de los 10 condados con mayor índice de mexicanos pobres que habitan en el estado de Kansas, además, incluye el condado de Johnson y Wyandotte, en donde habitan la mayor parte de los tresvallenses, fue en esos condados donde se realizó el trabajo de campo.

En cuanto al tema de la pobreza, cabe señalar que, al igual que México6, Estados Unidos7 tiene sus propias metodologías para medir la pobreza, de este modo ambos países determinan quiénes se encuentran o no padeciendo dicha condición. De tal manera, este análisis no se basa en una comparación unidimensional (ingreso o gasto) de la pobreza, sino más bien aprovecha la conveniencia de las experiencias de orden subjetivo referentes a la pobreza que al mismo tiempo actúa como uno de los motivos impulsores de la constante emigración de mexicanos hacia Estados Unidos y que, paradójicamente, muchos mexicanos experimentan condiciones de precariedad al llegar al vecino país del norte o, en otros casos, reelaboran sus narrativas para hacer notar el cambio de perspectiva en cuanto a las carencias, necesidades o expectativas referentes a ser migrante y considerarse o no como pobre.

Marco teórico

Percepción de pobreza en un flujo migratorio emergente

La pobreza se conceptualiza desde diferentes perspectivas, pero sobre todo se entiende como una condición en la que los individuos no poseen los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas (Rowntree, 1901; Sen, 1992; Room, 1995),8 es decir, tener un nivel mínimo de vida. Para comprender el fenómeno de forma más amplia se han adherido a las mediciones clásicas de pobreza otras variables para así completar una medición de pobreza que atienda a todo tipo de privación, sean estas tangibles o no, como por ejemplo la vulnerabilidad, el aislamiento y la falta de poder (Chambers, 1983); o la satisfacción de necesidades básicas (Chambers, 1983; Doyal & Gough, 1998). Asimismo, en las últimas décadas del siglo XX, la pobreza medida a partir de la noción de las capacidades tomó un auge importante por lo que atrajo la atención sobre las condiciones de privación y la calidad de vida (Nussbaum & Sen, 2004; Desai, 2006).

Sin embargo, Eric Hobsbawn (1968) manifiesta que “la pobreza se define siempre de acuerdo con las convenciones de la sociedad donde se presenta” (p. 398); de esto deriva decir que hay factores tanto estructurales como individuales que se relacionan con la conceptualización de pobreza; por tal razón no puede auspiciarse un concepto de pobreza generalizado sin considerar ciertas particularidades de los lugares (uno de ambos polos de un flujo migratorio) y condiciones (calidad de emigrantes o no migrante pero dependiente de las remesas) en las que todo individuo desarrolla sus propias percepciones.

Finalmente, Peter Townsend (1993) indica que la pobreza no solo debe ser entendida a partir de una deficiente distribución de los recursos, sino que debe considerarse a las personas cuyos recursos “no les permiten cumplir las elaboradas demandas y costumbres sociales que han sido depositadas sobre el ciudadano de esa sociedad” (p. 36). Es en este sentido que la “voz” de los que enfrentan la condición de pobreza es de suma importancia, sobre todo en un sentido subjetivo (González, 1986; Hagenaars & De Vos, 1988; Pradhan & Ravallion, 1997; Narayan, 2000; Székely, 2003). La propia percepción de “sentirse” pobre o no (Atkinson, 1974) está enmarcada en las condiciones en las que el propio individuo no se adhiere a las actividades de la comunidad en la que habita (Sen, 1983).

Para los fines de este trabajo, la percepción de pobreza es la consideración propia de cada individuo que recoge la interpretación de su condición económica (ingresos), además de considerar aspectos sociales, culturales y políticos tales como creencias comunes, formas de vivir, ideales y pertenencia, por un lado, y, por el otro, aspectos que están relacionados con lo transnacional en la migración, tales como: intercambios, vida transnacional e identidad simultánea; categorías que surgieron del análisis de las narrativas de los entrevistados durante el trabajo de campo. Estos aspectos le permiten al sujeto hacer una comparación con otros individuos y determinar su condición o ausencia de pobreza.

Este tipo de autopercepciones revela qué tan adecuadamente se inserta en la sociedad en la que se desenvuelve, por ejemplo, cuando los tresvallenses llegan a Kansas; las percepciones arraigadas por medio de los ideales, por ejemplo, qué cambios perciben acerca de la pobreza en función de las relaciones transnacionales de la migración; la situación de bifocalidad, es decir, cómo se sitúan en sus propias narrativas los tresvallenses que tienen la oportunidad de viajar continuamente entre Tres Valles y Kansas.

Transnacionalismo

Una de las características del flujo migrante transnacional entre Tres Valles y Kansas es que la migración pasó de ser netamente masculina, a la integración de mujeres (véase Figura 2) y familias enteras, lo cual es una muestra de que los intercambios se entretejieron con mayor solidez puesto que los migrantes masculinos ya no eran una fuente de recursos económicos para los que se quedaban en México, sino que la vida y cotidianidad de familias enteras se trasladó de un lugar a otro.

En efecto, en la migración de tipo transnacional emergen contenidos simbólicos; algunos de los conceptos que la teoría transnacional de las migraciones aporta son: bifocalidad (Vertovec, 2004), identidades simultáneas (Glick Schiller et al., 1992; García, 2012), multilocalidad (Guarnizo & Smith, 1999), identidad híbrida (Kearney & Nagengast, 1989) y comunidad en movimiento (Besserer, 1999), mismos que fueron utilizados y observados en el análisis que aquí se presenta.

Estrategia metodológica

La estrategia metodológica de esta investigación se elaboró en el siguiente orden: se realizó una revisión acerca de conceptos y discusiones teóricas sobre la percepción de pobreza. A partir de esto se diseñó una guía de entrevista semiestructurada9 con diferentes categorías: percepción de pobreza, los efectos de la migración, relaciones transnacionales, comparaciones entre el vivir en Kansas o en Tres Valles y la experiencia de la dinámica migratoria como motivación para hacer frente a la condición de pobreza.

Se visitó la zona metropolitana de Kansas City en el 2016 (marzo a mayo), de antemano10, se tenía conocimiento de la considerable cantidad de tresvallenses migrantes que arribaron a esta ciudad (el trabajo de campo se realizó en dos condados del estado: Johnson y Wyandotte, donde se ha asentado la mayoría de los tresvallenses). Se contactó a actores clave: migrantes que fueron los primeros en salir de Tres Valles; a través de ellos se enlazó con otros migrantes; esta dinámica permitió observar la manera en que se formaron y fortalecieron las redes de apoyo, y emergió un tipo de discurso que impulsó este flujo migratorio relacionado con el abatimiento de la pobreza por medio de oportunidades salariales y de empleos.

Se hicieron visitas de trabajo donde se concentraban los tresvallenses en Kansas (restaurantes, compañías de construcción, negocios pertenecientes a algún tresvallense). Se visitó la ciudad de Overland Park donde se encuentra un “barrio” llamado “Tres Vallitos”, el cual ha sido un ícono para este flujo migratorio, ya que aquí ha llegado buena parte de los emigrados en su proceso inicial de adaptación al lugar de destino.

En una segunda fase del trabajo de campo se visitó el municipio de Tres Valles,11 se utilizó la misma guía de entrevista con personas que habían vivido en Kansas y estaban en calidad de retornados, así como personas que nunca habían emigrado, pero tenían relación directa con algún familiar o amigo en Kansas incluidos aquellos que, por tener una residencia estadounidense o una visa (tipo B1/B2 turismo y negocios), pueden viajar continuamente desde Tres Valles hacia Kansas.

En cuanto a los entrevistados se considera como integrantes de un flujo migratorio emergente a aquellos que están involucrados en las dinámicas de la migración, incluidos aquellos que no han emigrado. En otros términos, lo que coincide con lo que Levitt (2003) señala acerca de aquellos que aún no emigran,12 pero forman parte cercana de este movimiento internacional.

En ambos escenarios, Tres Valles y Kansas, se realizaron 40 entrevistas; cabe señalar que todas las entrevistas que aparecen en este artículo fueron realizadas en 2016. En cuanto a las características de los entrevistados,13 se trató de incluir la mayor diversidad posible: hombres, mujeres, con y sin regularización migratoria en Estados Unidos, solteros y casados, repatriados y retornados por voluntad propia a México.

Las entrevistas fueron analizadas a partir de la consideración de las narrativas creadas por la dinámica migratoria en el flujo emergente. La intención de buscar un conjunto de tramas narrativas relacionadas con la percepción de la pobreza entre el lugar de origen y destino estaba sustentada en la idea de Rorty (2002) quien prima el poder de la descripción de los acontecimientos y experiencias del propio individuo para que él mismo, en relación con los demás, tenga un parámetro de análisis y de comprensión de la realidad social.

Finalmente, las narrativas sobre la pobreza son analizadas a partir de la teoría del imaginario social que indica la “organización” propia de la sociedad (significaciones imaginarias sociales) y define lo que se considera como relevante en los flujos de información y aquello que carece de sentido (Castoriadis, 1986). El imaginario social permite interpretar el hacer, pensar y actuar de las personas (Pintos, 1995; Falleti, 2006; Aliaga & Pintos, 2012), así como comprender la instauración de instituciones en la sociedad a través de crear significaciones imaginarias, que instituyen un mundo de normas, valores, narrativas y lenguaje.

Discusión de hallazgos

¿Qué significa la pobreza?

De las varias dimensiones que tiene la conceptualización de la pobreza hay una que ha tomado un auge considerable en las últimas décadas, esta es la pobreza subjetiva. Contrario a las mediciones objetivas como gasto e ingreso monetario, en la dimensión subjetiva hay mayor interés por las percepciones que tienen las personas consideradas pobres, aunque también se adhieran las percepciones de las personas que no están consideradas como pobres. Lo subjetivo de la pobreza está ligado a la satisfacción de las necesidades; esto aporta sugerencias valiosas para entender las características microsociales que pertenecen a los individuos y que regularmente no son reflejadas por estudios cuantitativos. De lo anterior, se preguntó a los entrevistados, de manera inicial, sobre su concepción de pobreza como migrante en un ambiente distinto al de su lugar de origen, en el entendido de que en este caso de análisis la dinámica migratoria es fundamental en la discusión de los hallazgos:

La pobreza sería como la carencia de comida, hogar. Obviamente sin uno tener el beneficio monetario es muy difícil conseguir o suplementar [complementar] lo que son las necesidades básicas. Y aquí la pobreza a veces es no saber hablar inglés y no tener lo básico para darle una vida más o menos digna a tu familia (Ismael, hombre de 23 años, vive en Kansas desde hace 13 años. Ha sido beneficiario del programa Dreamers).

Pues muchos piensan que ser pobre es vivir marginado, vivir en como dicen por ahí vivir en pobreza extrema muchos dicen por ahí “ah soy pobre”, piensan que ya están tirados a la calle y andan todos mugrosos, pero no, hay diferentes tipos de pobreza (Manuel, hombre de 30 años de edad, soltero. Vive en Kansas desde hace 9 años).

En la percepción del emigrado, al observar otro escenario y otra posibilidad, reconstruye significados de una condición tan común en su propio lugar de origen. Esta visión “alternativa” le facilita un proceso de comparación que lo lleva a discutir con mayor amplitud autocrítica las condiciones de pobreza en las que vive o experimentó en otro momento. La comparación es un ejercicio que los tresvallenses practican en mayor medida a partir del flujo migratorio, ya que anteriormente no poseían un punto de referencia.

En este sentido, la bifocalidad, tal como la entiende Vertovec (2004), es el resultado de la transmisión de las experiencias en el lugar de origen y de destino en un flujo migratorio. De este modo, los tresvallenses que son “potencialmente” migrantes, hacen un recuento de lo que experimentan en Tres Valles y de las cosas que pueden estar relacionadas a la condición de pobreza en Kansas. En cuanto a la comparación de oportunidades entre estar en Kansas en calidad de migrante o en Tres Valles, los entrevistados respondieron que:

Realmente irse para allá es como un sueño, como una iniciativa de algo que quieres hacer. Porque me han dicho que, en aquel país, aunque seas migrante te dan la oportunidad de realizar tus metas. Pues esa es la ventaja de estar migrante en Kansas. Allá hay trabajo y hay buenos salarios, eso me han contado mis amigos, y sí se nota, porque cuando regresan algunos pueden comprar su casa o alguna parcela, aunque no todos regresan con buenos ahorros (Mundo, hombre, 27 años, radica en Tres Valles y nunca ha emigrado a Kansas. Considera que vive en pobreza).

En el relato de Mundo puede constatarse la forma de vivir en cuanto a la identificación de las condiciones materiales de vida al estar en Tres Valles, al mismo tiempo que expresa su ideal en caso de tener la opción de emigrar a Kansas, esto estaría respaldando la interpretación discursiva que mantienen algunos tresvallenses al indicar que la vida en Estados Unidos, pese a las dificultades que representa dejar el país de origen, es mucho mejor en ciertos aspectos, que la vida que pueden conseguir en Tres Valles. En cierto sentido, la respuesta que se presenta a continuación contiene detalles similares a la narrativa de Mundo.

Me han contado que los sueldos son buenos, que la gente es más libre para adquirir, de cierta forma, bienes y tener mayor comodidad en sus vidas. Pero siempre es una cosa por otra, en Tres Valles uno puede estar tranquilo porque de aquí es uno, allá no pueden tener esta libertad, aunque tengan más dinero, se sienten perseguidos por la migra, yo creo que eso hace la diferencia en cómo se sienten aquí y allá. En un lado tienen mucho, pero con poca libertad, y acá, tenemos libertad, pero no tenemos tanto acceso a bienes materiales, siempre va a ser así (Antonio, hombre soltero de 28 años, vive en Tres Valles y nunca ha emigrado a Kansas. Trabaja en labores del campo).

Cuando a las personas que nunca han emigrado y que no tienen intenciones de hacerlo se les preguntó cómo se imaginan Kansas, se enfocan en aspectos muy específicos: “allá sí hay trabajo”, “es más seguro”, “respetan tus derechos”, “ganas más dinero, por tanto, hay menos pobreza”, “se ve que es más seguro que aquí”. Cuando un tresvallense llega a Kansas puede adaptarse de tal forma que la condición de pobreza pueda ser disminuida con el hecho de su “previa creencia” del lugar al que pretendía llegar (lleno de oportunidades de trabajo, seguridad laboral, la ventaja del valor del dólar sobre el peso, entre otros). Tres Valles, representa el otro lado de la moneda de este escenario transnacional: “aquí hay menos trabajo”, “es más inseguro”, “nadie respeta los derechos”, “ganas menos dinero, por consecuencia hay pobreza”, “hay oportunidades, pero están muy mal pagadas”.

En este caso, los escenarios que ha traído la migración consigo son de doble contingencia. Es decir, al comenzar a presentar la salida de Tres Valles como una opción para enfrentar condiciones de pobreza, el discurso adquirió expresiones de comparación de condiciones y oportunidades. Quien es calificado como pobre, mientras no tenga un punto de comparación, entiende esa condición como “natural” debido a que “siempre” se ha desarrollado en dicho ambiente; los conflictos subjetivos devienen al momento de ver, experimentar o, al menos, escuchar acerca de otra forma de vida. Esto mismo aplica a lo que Townsend (1993) observaba como la deficiente distribución de la riqueza.

Gabriela, quien conoce las dos caras de la moneda, es decir, la experiencia de vivir en Kansas y en Tres Valles, considera la pobreza como el “no tener lo necesario para llevar al hogar”. Al mismo tiempo, se le preguntó sobre la pobreza en Kansas.

Pues sí he conocido gente en pobreza, gente que no tiene para lo que le llaman allá “los biles” [sic], que son los gastos básicos. Acuden a lugares donde les brindan ayuda el gobierno o alguna dependencia. Algunas veces tienen necesidad hasta para ir a pedir su renta, para pagar su luz, su gas. Sí existe la pobreza. Porque muchas veces para los latinos y para las personas indocumentadas allá se les dificulta obtener un trabajo (Gabriela, mujer de 61 años, vive seis meses en Kansas y seis meses en Tres Valles, cuenta con una residencia estadounidense. Emigrante desde 2002).

Estos testimonios se relacionan con lo que han teorizado diversos autores sobre la dimensión subjetiva de la pobreza. Cuando se habla de esta en la medición o comprensión de la pobreza es preciso considerar la opinión de los expertos, asimismo, escuchar la voz de la propia persona sobre su situación económica junto a lo que considera bienestar (Narayan, 2000 Székely, 2003).

Los efectos de la migración transnacional y la percepción de pobreza

La estimación sobre la cantidad de ingresos requerida para vivir varía según la localización y experiencia de cada integrante, pero siempre incluye de alguna manera la comparación. Más allá de las cifras señaladas por las instituciones, para los tresvallenses la pobreza tiene que ver, sí, con la disponibilidad de cierta cantidad de ingreso para mantener una calidad de vida específica, misma que se obtiene a través de un salario, primordialmente. Pero, además, los tresvallenses formulan en sus narrativas que hay otros aspectos que las mediciones oficiales no alcanzan a indicar de manera directa, tal como el tiempo de ocio, el tiempo que los jefes de hogar pueden compartir en familia o la seguridad percibida en sus barrios. Como se verá a continuación, ambas consideraciones sobre pobreza y bienestar han sido trastocadas a partir de que la migración hacia el norte se incrementó.

Por un lado, los tresvallenses lograron acceder a empleos con mejores remuneraciones al emigrar a Kansas, sobre todo cuando se comparan con los que tenían en México. Pero esta evolución salarial trajo consigo resultados negativos, por lo menos a nivel familiar.

(…) porque aquí, un jornalero una persona que vive del jornal o del trabajo en el campo, ponle que ganen 100 pesos, 150 pesos a la semana ¿qué pueden comprar? Cuando un litro de leche lo mínimo que cuesta son 12 o 13 pesos, es lo más barato que cuesta la leche. Imagínate, una familia con cinco o seis miembros ¿cómo van a vivir con 100 pesos? cuando tienen que pagar agua, luz y algunas personas hasta rentan porque no tienen donde vivir (Gabriela, mujer de 61 años, vive seis meses en Kansas y seis meses en Tres Valles, cuenta con una residencia estadounidense. Emigrante desde 2002).

Las personas que han experimentado vivir en Kansas y han retornado a Tres Valles tienen una forma particular de ver y, sobre todo, comparar los ingresos que se perciben en calidad de emigrante o habitante de Tres Valles. Es decir, con este tipo de comparaciones lo que se hace evidente es que el imaginario social, a través de la dimensión de formas de vivir, facilita la interpretación de una condición como la pobreza.

En Kansas las veces que yo he ido, lo que yo he podido ver, hay mucho trabajo, la gente trabaja mucho, pero tienen de cierta forma comodidades, es un lugar tranquilo donde hay seguridad, donde puedes andar seguro caminando. Pero en nuestro país, como comentábamos, hay trabajo, pero mal pagado, la gente trabaja mucho, pero gana poco. Y apuradamente la gente trabaja para comer, para sobrevivir y no hay comodidades (Luna, mujer de 51 años. Casada. Viaja a Kansas desde 2010 al menos una vez por año a visitar a amigos y familiares).

Desde la perspectiva de Luna, la única opción para superar la condición de pobreza en la que se encuentra buena parte de la población en Tres Valles solo puede darse a través de la obtención de empleos con mejores salarios. En efecto, cuando ella pudo contrastar las condiciones de cómo viven los emigrados en Kansas, su perspectiva cambió, así su narrativa comenzó a ser mucho más crítica hacia la realidad dominante en el municipio. Su narrativa apunta a las comodidades que las personas tienen en Kansas a pesar de las condiciones de la vivienda o que los migrantes realicen trabajos no calificados, pero con salarios suficientes para mantener a sus familiares en condiciones dignas.

En relación con lo anterior, a los entrevistados en Kansas se les preguntó acerca de cuáles son los elementos que se requieren para dejar de ser pobres, a lo que respondieron:

Aquí en Kansas, al menos para no sentirse pobre es necesario tener un trabajo con un salario de mínimo 10 dólares la hora, un automóvil para poder moverte y ya es básico tener un teléfono celular, ah, y se me pasaba que tener un hogar donde vivir, porque la renta es cara, ya con eso puede uno estar más o menos bien. Ya si te sobran unos 100 dólares para mandarle a la quincena a la familia en Tres Valles, pues quiere decir que estás administrando bien tu dinero (Manuel. Soltero. Trabaja en labores de jardinería. Llegó a Kansas en 2008).

En la narrativa del tresvallense emigrado se aprecia que hay un intercambio en la escala de artículos o bienes que hay que tener para no ser pobre. Automóvil y teléfono celular son dos bienes que en Tres Valles no son necesarios, mientras que en Kansas sí son considerados de “primera necesidad” para poder acceder a un trabajo. Los tresvallenses en Kansas también nos indicaron que estos bienes son necesarios porque no hay transporte público en la ciudad y solo a través del teléfono celular pueden mantenerse en contacto con empleadores y con sus redes de amistades que les pueden conseguir información sobre empleos u otras oportunidades. Sin embargo, en Tres Valles las necesidades y visiones sobre lo que se necesita para no estar en pobreza es la siguiente:

Se necesitan muchas cosas según lo que yo pienso. Primero, salud, sin eso no puedes hacer un trabajo, sobre todo si la persona se dedica a labores del campo. Segunda, haber estudio, por lo menos la preparatoria. Tercero, un trabajo en el que ganes como mínimo 5 000 pesos al mes. Una casa propia, y de vez en cuando poderte dar unas vacaciones con la familia. Yo que estuve en Kansas, puedo decirte que las cosas son diferentes, allá igual se gana más, pero se gasta más, acá se gasta menos, pero la comida es más barata, afortunadamente pude hacer mi casa propia, así ya no pago renta. Por lo demás, eso que te digo es lo que se necesita para considerar que uno no es pobre aquí en este lado (Silvio. Hombre. Casado. Vivió en Kansas durante 10 años. Ahora vive en Tres Valles).

La narrativa de Silvio es sobresaliente porque es uno de los integrantes del flujo que ha estado en Kansas y, para el momento de la entrevista, radicaba en Tres Valles. Con esa perspectiva bifocal (Vertovec, 2004), Silvio insiste en las comparaciones transnacionales: en lo que es necesario para mantenerse en Tres Valles, asimismo, cuáles elementos que anteriormente no consideraba (antes de ser emigrado) ahora sí tiene en cuenta.

Por otra parte, parece evidente que aquellos que han emigrado a Kansas adapten una nueva escala de necesidades que depende de la importancia en el gasto que les representa para vivir con tranquilidad, en consecuencia, ciertos bienes que podrían verse como lujos en el lugar de origen, pero en Kansas se perciben como necesidades básicas:

Sería el hogar, la comida, traer vehículo porque es más difícil andar sin vehículo, porque no es como en el país de uno. Aún yo recuerdo, aunque me haya venido de nueve años, me recuerdo agarrando mi bicicleta, yéndome a la escuela, aquí uno no podría hacer eso. (Ismael, hombre de 23 años, vive en Kansas desde hace 13 años. Ha sido beneficiario del programa Dreamers).

Cuando vivía en Kansas lo que tenía era un buen ingreso, pero no tenía mucho tiempo para compartir con mi familia o amigos, no había tiempo de calidad como dicen. Ahora, acá en Tres Valles, tengo mucho tiempo, pero el ingreso es insuficiente, parece que nunca uno puede tener tiempo y al mismo tiempo un ingreso bueno, parece que eso no se puede lograr, siempre uno tiene que estar sacrificando algo con tal de estar bien (Noel, hombre de 27 años. Casado y tiene dos hijos. Radica actualmente en Tres Valles. Vivió en Kansas durante tres años).

El tiempo y el ingreso se convierten en “bienes” que son interpretados para autodeterminar la pobreza en que se vive. Según Noel, no tener tiempo de calidad es una de las formas en expresar la insatisfacción de ciertas necesidades como el pasar tiempo de calidad con la familia. A pesar de que en Kansas tuvo un ingreso suficiente y adecuado, no tenía el tiempo de calidad que su familia o amistades le exigían.

El consumo se convierte en una parte que se adapta y se entiende diferente dependiendo el lado de la frontera en que se encuentren los tresvallenses. Por otro lado, la expectativa de buena calidad de vida y consumo se vincula con la migración y la posibilidad de recibir remesas por parte de algún pariente migrante:

Si hubiese tenido a mi hijo allá en Kansas podría seguir teniendo mi auto, pagar mis cuentas y poder dotar a mi hijo de todo lo que necesita con solo tener un empleo. Eso es casi imposible aquí en Tres Valles. Lo que más quisiera tener es tiempo, tiempo de calidad, consumir ocio y poder estar tranquilo con mi familia. Al no tener tiempo me considero pobre y sé que va a ser muy difícil salir de esto (Gabriel, hombre de 25 años. Vivió en Kansas casi cuatro años en calidad de indocumentado, regresó de forma voluntaria a Tres Valles).

El tipo de artículos de consumo en Kansas parece determinar el alcance del ingreso que se adquiere. A la vez, se desea emigrar como una forma de mejorar no solo el nivel de consumo propio sino las condiciones de la familia. En Tres Valles es difícil que Gabriel tenga un celular con un plan de llamadas como en Kansas, mucho menos podría rentar un departamento o tener su propio automóvil. Gabriel espera el momento de poder ir de nueva cuenta a Kansas, tener un salario y poder darle a su esposa e hijo una mejor calidad de vida basada en cubrir los gastos y consumir no solo lo básico ─que es lo que piensan que puede alcanzarse en Tres Valles─, especialmente cuando habla de su hijo y el tiempo de calidad, una forma subjetiva de comparar las ventajas de trabajar menos tiempo con un mejor salario. La pobreza, en este sentido, también es interpretada a partir del tiempo disponible.

En este sentido, las necesidades varían en función de las pautas que los conforman. Sobre este aspecto, se hizo la siguiente pregunta a los entrevistados ¿cuáles son las principales necesidades que debe cubrir una persona para vivir tranquilamente en Kansas o en Tres Valles?, estas fueron las respuestas obtenidas:

Pues serían las necesidades básicas que son techo, comida, vestido y pues ahora sí que tratar de darle lo mejor dentro de nuestras posibilidades a nuestros hijos, ya como inmigrantes es un poco más difícil, pero si se lo propone uno lo logra (Abel, hombre de 39 años, vive en Kansas desde hace 13 años).

Considero que las tres principales son la educación, la salud y la alimentación (Patricia, mujer de 56 años, jubilada vive en Tres Valles, nunca ha emigrado y no tiene interés en hacerlo).

Entre los entrevistados que son migrantes en Kansas no representa una necesidad la educación, sobre todo en aquellos que han llegado en edad para trabajar, es decir, que sobrepasaban los 18 años cuando arribaron a Estados Unidos. Esta diferencia está remarcada porque, para los entrevistados que viven en Tres Valles, la educación (algunos se refieren a esto como asistir a la escuela u obtener una “carrera” a nivel universitario o técnico) representa una necesidad para superar las condiciones económicas adversas. La pobreza, en muchos de los casos, ha podido enfrentarse con ayuda de algunas herramientas como la preparación profesional.

La pobreza suele manifestarse y percibirse de distinta manera en cualquiera de los dos espacios, no obstante, el empleo es visto como el punto de partida para hacerle frente o, al menos, minimizar sus consecuencias:

Aquí en México es lo que tienen los patrones, agarran a tres, cuatro o cinco trabajadores y dicen: “sabes qué, si quieres te vas a ganar tanto” y ahí te traen en chinga hermano, todo el día. Pero es difícil; ellos por 100 o 200 pesos te quieren sacar la piel, te quieren acabar en un día. No da, sinceramente (Felipe, hombre de 61 años. Alguna vez intentó emigrar a Kansas, pero no tuvo éxito).

A los entrevistados también se les preguntó lo siguiente: ¿consideras que has sido excluido por tu condición de migrante mexicano aquí en Kansas y en qué sentido?

Pues sí, porque la falta de documentos limita a uno en muchas áreas, porque si quisiera uno abrir realmente lo que es una compañía con todos sus permisos sin temor a nada es necesario que tengas tus documentos en regla (Abel, hombre de 39 años de edad, vive en Kansas desde 2003).

En ambas respuestas se puede interpretar que la exclusión es por falta de un empleo digno, en el caso de Felipe; y en el caso de Abel, quien vive en Kansas, es por la “falta de documentos”, lo que también se traduce en exclusión, al no tener acceso a empleos con mejores salarios. Fuera de grabación, Abel nos comentó que en algunas ocasiones tuvo que aceptar empleos con salarios por debajo del promedio, por ejemplo, aceptar ser lavador de platos por siete dólares la hora, cuando regularmente pagaban diez dólares la hora, pero por el hecho de no tener documentos el empleador se aprovechaba de esa condición.

Conclusiones: los efectos de la emigración en la percepción de pobreza en los tresvallenses

Como muestra el presente estudio, la percepción de pobreza entre los integrantes de este flujo migratorio transnacional está marcada por una construcción simbólica que enlaza el aquí y el allá relacionado con la dinámica migratoria, su bifocalidad, formas de vivir y creencias comunes (Glick Schiller et al., 1992; Besserer, 1999, Vertovec, 2004).

El flujo migratorio emergente que va de Tres Valles a Kansas tuvo un crecimiento importante a partir de la década de 1990. En esta primera etapa la emigración a Kansas fue en su mayor parte masculina. Desde 2000 en adelante, las mujeres y familias enteras comienzan a integrarse en la dinámica migratoria, esto representó una salida masiva de personas hacia Kansas, de tal modo que se fortalecieron las redes entre el lugar de origen y destino, para dar paso a que la migración se tornara en transnacional. Por la crisis económica en Estados Unidos, a partir de 2008 la salida de tresvallenses se detuvo y en consecuencia las formas de interpretar la “buena vida” del migrante en Kansas, es decir, cambiaron hacia narrativas que ponían en tela de juicio las bondades y oportunidades del “sueño americano”. Los tresvallenses aún valoran la importancia de acceder a mejores empleos y salarios los cuales han encontrado en Kansas, pero también encontramos en su narrativa la importancia que han comenzado a otorgarle a elementos subjetivos tales como el uso del tiempo, la unión familiar, la salud, entre otros aspectos que, si no los tienen, insisten en que entonces sí hay condiciones de pobreza.

La percepción de pobreza está supeditada a las condiciones que el propio individuo experimenta, más allá del ingreso o el consumo, es decir, cuando se habla de esta condición como una situación vivida, los tresvallenses que no han emigrado explican la pobreza como una condición privativa por la poca oportunidad para laborar relacionada con bajos salarios, condiciones que los orillan a emigrar. Asimismo, los individuos que nunca han emigrado a Kansas consideran que, en el “norte”, no cabe la posibilidad de encontrar personas pobres. A diferencia de quienes han salido y han llegado a Kansas, por experiencia propia y sus respectivas observaciones, indicaron que sí hay pobreza en ambos lugares, pero la pobreza en Tres Valles es más difícil de sobrellevar (y erradicar) en comparación con la de Kansas, donde muchos encuentran ayudas del gobierno o de comunidades religiosas (iglesias católicas y protestantes).

Ya que el flujo migratorio emergente que se analizó está localizado en Veracruz ─estado que padeció el desmantelamiento de su estructura campesina, industrial y, por ende, de empleos, a partir de la década de 1980─ podríamos concluir que los tresvallenses están supeditados a dichos cambios. Estos interpretan que la pobreza puede ser superada a través de acceder a un trabajo y mejores salarios, pues es reflejo de los empleos precarios a los que tienen acceso a nivel estatal.

Finalmente, la dinámica que se presenta en el flujo migratorio emergente es transnacional y ofrece la oportunidad de observar la evolución y adaptación que tienen los conceptos que han sido relevantes para el estudio de las migraciones: frontera, interacciones, comunicación, intercambios, entre otros, conceptos que a su vez los integrantes de dicho flujo perciben e interpretan a partir de elementos objetivos y subjetivos, en este caso, como la condición de pobreza a partir de lo cual se crea lo que hemos denominado como narrativas transnacionales.

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1 Los autores señalan que la nueva era de las migraciones se da a partir de finales de la década de 1990 en adelante. Otros autores, tal es el caso de Durand y Massey (2019), difieren en cuanto denominación, no obstante, coinciden en ubicación temporal, al menos para el caso entre México y Estados Unidos.

2 Metodología de pobreza de Estados Unidos. Los individuos se clasifican por debajo de la línea de pobreza utilizando un índice de pobreza adoptado por el Comité Federal Interagencial (Federal Interagency Committee) en 1969 y ligeramente modificado en 1981.

3 La American Community Survey (ACS) es parte del programa del Censo y a través de dicha encuesta se elimina la necesidad de un cuestionario del censo de formato largo. La ACS ofrece información amplia e integral sobre temas sociales, económicos y de vivienda.

4 Entre 1985 y 1990, los veracruzanos se dirigieron principalmente al Estado de México, Tamaulipas, Distrito Federal, Puebla y Oaxaca, entre estos cinco estados se captó a 58.4% de los emigrantes internos del estado. En el periodo 1995-2000, los principales destinos de los veracruzanos fueron, en orden de importancia, Tamaulipas, Chihuahua, Distrito Federal y Puebla en México, para captar entre ellos a 56.4% del total de emigrantes. Es notorio el incremento hacia el año 2000 de la participación de los estados de la frontera norte de México (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) como destino de migrantes veracruzanos (Anguiano, 2005).

5 Los indicadores de intensidad migratoria son: 1) Viviendas que reciben remesas (ingresos procedentes del exterior). 2) Viviendas con emigrantes a Estados Unidos durante el quinquenio 2005-2010 que a la fecha del levantamiento censal permanecían en ese país (emigrantes). 3) Viviendas con migrantes a Estados Unidos durante el quinquenio 2005-2010 que regresaron al país durante ese mismo periodo (migrantes circulares) y que a la fecha del levantamiento censal residían en México. 4) Viviendas con migrantes que residían en Estados Unidos en 2005 y regresaron a vivir a México antes del levantamiento censal de 2010 (migrantes de retorno) (Conapo, 2012).

6 México, desde 2006, mide la pobreza a través de una metodología multidimensional (Alkire & Foster, 2007). En México se considera a alguien como pobre multidimensional cuando tiene ingreso inferior al valor de la línea de bienestar y padece al menos una carencia social. Las carencias sociales son: rezago educativo, carencia por acceso a la seguridad social, carencia por servicios básicos de la vivienda, carencia por acceso a los servicios de salud, carencia por calidad y espacio de la vivienda, carencia por acceso a la alimentación (para ampliar la discusión sobre el tema de la medición multidimensional de la pobreza en México véase el trabajo del Coneval (2019) y en menor medida el de Ortiz y Ríos (2013).

7 Según el Census Boreau de Estados Unidos, en 2010 se estimó alrededor de 46 millones de personas en condiciones de pobreza. Para considerar a una familia de cuatro miembros por debajo de la línea de pobreza, esta debería tener ingreso anual menor a 23 050 dólares (estimación de 2012), para 2016 la misma familia debería tener un sueldo superior a los 24 300 dólares anuales para no ser considerada pobre; en este mismo año se contabilizó que 40.6 millones de personas “vivían en la zona de influencia de la pobreza” (Semega, Kollar, Creamer & Mohanty, 2019). Esta medida oficial de ingreso mínimo (umbral de pobreza) debe ser suficiente para que los miembros de una familia de cuatro integrantes puedan cubrir sus necesidades básicas y de este modo garanticen su inclusión adecuada en la sociedad.

8 Para extender la información sobre cómo ha evolucionado la conceptualización de pobreza ver Sánchez Carballo, Ruíz y Barrera (2020).

9 El guion temático de la entrevista es el siguiente: a) Características sociodemográficas de los entrevistados; b) pobreza; c) pobreza subjetiva; d) pobreza objetiva; y, c) relaciones transnacionales. Se agregó una sección temática que se ajustaba a las características de los entrevistados, por ejemplo, si era un emigrado de retorno a Tres Valles, o si se trataba de un individuo que nunca había emigrado.

10 En años anteriores (2010, 2012, 2014) ya se habían hecho visitas a la zona metropolitana de Kansas City, lo que constató el arribo de personas de origen mexicano y de tresvallenses por la amplia oferta de empleos.

11 A diferencia de otros trabajos etnográficos sobre migración transnacional entre México y Estados Unidos, este inició en Kansas y no en México, ya que el investigador principal visitó a sus familiares varias veces antes de comenzar la investigación, se enteró de la cantidad de tresvallenses y, de ese modo, en un viaje a Kansas aprovechó para comenzar con las entrevistas y observaciones, para después replicar el proceso en Tres Valles.

12 Hay también individuos cuyas vidas se encuentran ancladas en un solo lugar de origen o destino, que se mueven de manera infrecuente, pero cuyas vidas integralmente involucran recursos, contactos y personas que están lejos. Existen otros que no se mueven, pero viven dentro de contextos que se han transnacionalizado (Levitt, 2003, p. 179).

13 Se utilizan pseudónimos para mantener el anonimato de los entrevistados.

Recibido: 20 de Noviembre de 2019; Aprobado: 16 de Junio de 2020

* Autor para correspondencia: Alfredo Sánchez Carballo. Correo electrónico: alfredo.sanchez@uat.edu.mx

Alfredo Sánchez Carballo Mexicano. Doctor en investigación de ciencias sociales por la Flacso México. Profesor investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Fadycs) en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). Líneas de investigación: migración, pobreza, grupos vulnerables de la población. Publicaciones recientes: Sánchez Carballo, A. (2019). La ideología del sueño americano como motivo para emigrar. Narrativas de los migrantes de tránsito en Ciudad Juárez. En F. Cepeda & F. Lucho (Coords.), Migrantes, refugiados y derechos humanos. Editorial Tirant lo Blanch. Sánchez Carballo, A. (2019). The American dream in a transnational migratory circuit. European Review of Latin American and Caribbean Studies, (108), 21-41.

Adolfo Rogelio Cogco-Calderón Mexicano. Doctor en filosofía con orientación al trabajo social y políticas comparadas del bienestar social por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Profesor investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Fadycs) en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). Desde 2008 es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel I. Líneas de investigación: evaluación de programas sociales de atención a la pobreza y grupos vulnerables, descentralización, satisfacción, migración. Publicación reciente: Cogco, A., Pérez, J. & Ceballos, G. (2016). Estructura de la desigualdad económica en el estado de Tamaulipas a nivel municipal: una perspectiva a través de los índices de Gini; IEG y Atkinson. Revista Internacional de Ciencias Sociales Humanidades, SOCIOTAM, 26(1), 161-191.

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