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Estudios fronterizos

versión On-line ISSN 2395-9134versión impresa ISSN 0187-6961

Estud. front vol.2 no.3 Mexicali ene./jun. 2001

 

Artículos y ensayos

 

Inmigración y movilidad laboral de trabajadores mexicanos residentes legales en una ciudad fronteriza de Estados Unidos: Caléxico, California

 

Norma Fimbres Durazo*, Guadalupe Ortega Villa*

 

* Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UABC. Correo electrónico: nfimbres@faro.ens.uabc.mx, gortega@faro.ens.uabc.mx

 

Resumen

Aquí se describe la movilidad laboral de un grupo de trabajadores migrantes mexicanos residentes legales que viven de manera permanente en la ciudad de Caléxico, California, Estados Unidos. Esta ciudad desde principios del siglo XX se ha caracterizado por ser un asentamiento de inmigrantes de diferentes nacionalidades, de ellas sobresale el grupo de inmigrantes mexicanos que de forma legal, o indocumentada, han llegado a trabajar de manera temporal o permanente. En este trabajo se presentan, de manera general, tanto las causas que históricamente originaron la inmigración de trabajadores mexicanos a esta localidad como su participación en el mercado laboral, con el objetivo de aproximarnos al estudio de la movilidad laboral del trabajador inmigrante e identificar algunos factores que intervinieron para que se llevara a cabo.

 

Abstract

This paper describes the labor mobility of a group of Mexican migrant workers that are permanent legal residents in the city of Caléxico, Ca. USA. Since the beginnings of the XX century, this city has been a settlement of immigrants from different countries, among them stands out the Mexican immigrant group that, legally or illegally, has arrived to work temporal or permanently. In order to have and approach to the study of the labor milility of the immigrant workers and identify some situations that made it possible, this paper presents an overview of the historic events that favored the immigration of Mexican workers to this city as well as their participation in the labor market.

 

Introducción

Aquí se describe la movilidad laboral de un grupo de trabajadores migrantes mexicanos residentes legales que viven de manera permanente en la ciudad de Caléxico, California, Estados Unidos. Esta ciudad desde principios del siglo XX se ha caracterizado por ser un asentamiento de inmigrantes de diferentes nacionalidades, de ellas sobresale el grupo de inmigrantes mexicanos que de forma legal, o indocumentada, han llegado a trabajar de manera temporal o permanente. La ciudad de Caléxico (ver figura 1), es una de las ciudades que conforman el Condado Imperial, que geográficamente se encuentra localizado en el extremo sur del estado de California, justo en los límites de la frontera mexicana que colinda con el municipio de Mexicali, B. C., México. La inmigración de mexicanos a esta región ha sido constante durante casi los últimos cien años, esta movilización de personas del sur de México a los Estados Unidos ha traído como consecuencia que Caléxico se distinga por ser la ciudad fronteriza del sur de los Estados Unidos con mayor número de habitantes de origen mexicano (U.S. Bureau of the Census, Census of Population, 1990).

En este trabajo se presentan, de manera general, tanto las causas que históricamente originaron la inmigración de trabajadores mexicanos a esta localidad como su participación en el mercado laboral, con el objetivo de aproximarnos al estudio de la movilidad laboral del trabajador inmigrante e identificar algunos factores que intervinieron para que se llevara a cabo dicha movilidad laboral. Para ello, en el primer apartado se hace una breve referencia a los conceptos de migración y movilidad que dan soporte a lo aquí escrito. En el segundo apartado se describe la historia del poblamiento de la ciudad de Caléxico, Ca. y el papel que la fuerza de trabajo mexicana ha jugado en ese proceso. A partir del tercero se reportan los resultados de una investigación llevada a cabo entre los mexicanos residentes legales en esa ciudad. En este apartado se describen las características sociodemográficas, los cambios ocupacionales entre el último trabajo en México, el primero en Estados Unidos y el que realizaban al momento de ser entrevistados, así como algunos otros indicadores que pueden influir en la movilidad laboral de este grupo de migrantes.

Los datos que se muestran en el tercer apartado son algunos resultados obtenidos del proyecto de investigación denominado "inmigración e integración de los inmigrantes mexicanos residentes legales en Caléxico, California", que implicó la aplicación de una encuesta que condujo a la entrevista de 407 mexicanos residentes legales en esa ciudad durante 1995.1 Debido a que uno de los principales objetivos del proyecto era estudiar la movilidad laboral, la población objetivo, y por tanto la composición de la muestra, se definió como el grupo de personas que: a) fueran mexicanos de nacimiento; b) fueran residentes legales (con documentos para poder residir y trabajar en Estados Unidos); c) tuvieran una edad de 18 años o más y d) no hubieran obtenido la ciudadanía norteamericana, es decir, continuaran siendo ciudadanos mexicanos.

 

Migración y movilidad

Se considera que la migración es reflejo del cambio socioeconómico que busca el migrante, ya que, en la mayoría de los casos, toma la decisión de migrar para mejorar las condiciones de vida. Así, "el individuo o la familia migran para aumentar su capital humano, esto es, aumentar su habilidad para generar un flujo de ingresos durante su vida como resultado de esta decisión. En otras palabras, un individuo cambia de lugar de residencia si considera que los beneficios excederán los costos" (Clark, 1986: 66-67).

El movimiento migratorio puede considerarse como un mecanismo de adecuación de la mano de obra a los requerimientos del mercado laboral, esto es: la relocalización de los trabajadores de las áreas o sectores de poca oferta de trabajo hacia otras áreas donde exista una mayor demanda laboral, o bien, el desplazamiento de zonas de salarios bajos a otras de altos niveles salariales.

La migración, como lo apunta Gaudemar, puede implicar varias formas de movilidad, dependiendo del interés particular del análisis. Si bien se pueden observar los patrones de desplazamiento territorial de la población, "también abarca sus homólogos sectoriales o profesionales. En todo caso, se trata de un desplazamiento de una esfera a otra ..." (Gaudemar; 1976:14). Por ello, aquí consideramos que los cambios ocupacionales de los trabajadores inmigrantes son indicador de algún tipo de movilidad laboral.

La movilidad laboral se puede presentar en dos modalidades: horizontal y vertical. La movilidad horizontal se presenta cuando el trabajador cambia de empleo y pasa a desempeñar otra actividad sin que se presente un cambio sectorial, en el sentido de que el trabajador sigue en un puesto igual o similar. Por su parte, la movilidad vertical es aquella que implica un cambio de jerarquía en el puesto o posición en el trabajo, que puede presentarse dentro del mismo sector o simultáneamente con una transferencia sectorial (Cuamea Velázquez, 1991:8).

En esta perspectiva, el concepto de movilidad laboral permite analizar los diversos ámbitos en los que se ha desplazado la fuerza de trabajo de los inmigrantes, que, al tratarse de una inmigración internacional, debe tomar en cuenta las actividades realizadas tanto en el país de origen como las que han realizado en el de destino.

 

Caléxico: ciudad de atracción para la inmigración mexicana

La inmigración de mexicanos en Estados Unidos ha sido consecuencia de factores históricos de México y Estados Unidos y de las desigualdades económicas entre ambos países que se manifiestan en la expulsión y atracción de la mano de obra, México como país expulsor de población que emigra en busca de mejores condiciones de vida y Estados Unidos, dadas sus características económicas, como país de atracción que ofrece al inmigrante la posibilidad de encontrar un trabajo mejor remunerado que le permita lograr mejorar su condición de vida.

Desde principio del siglo XX se propició la inmigración mexicana en los estados del sur de Estados Unidos, debido a la entonces reciente integración económica de los estados del suroeste al desarrollo del país.

Ello estimuló y fomentó la inmigración masiva de trabajadores mexicanos, primero debido al desarrollo de la red de transporte y comunicaciones por ferrocarril y, posteriormente, a la extracción de minerales y a la producción agrícola. Como consecuencia de la centralización y concentración de capitales en el sur del país, surgió una de las regiones agrícolas más productivas en el sur de California: el Valle Imperial, que años más tarde se convertiría en lo que hoy se conoce como el Condado Imperial.

En esos años, esta región se encontraba prácticamente deshabitada; su poblamiento y desarrollo se debió a la corriente migratoria procedente de diferentes estados del norte y del este de la Unión Americana. Esta corriente migratoria fue propiciada por la California Development Co. (Compañía para el Desarrollo de California), empresa encargada del desarrollo económico de la región que ofreció a inmigrantes y nativos la posibilidad de adquirir tierras para cultivo (Estrella, 1982: 8-10). Así, los asentamientos ubicados en el Valle Imperial son en gran medida el resultado de la movilización de personas del norte de Estados Unidos hacia la frontera sur y de la inmigración de población del sur de México que se dirigió a la frontera norte y al sur de los Estados Unidos.

El Valle Imperial se convirtió en una región de atracción tanto para la fuerza de trabajo mexicana como para la población e inversionistas norteamericanos. Este fenómeno ha sido una constante a lo largo del siglo XX, lo que puede considerarse como un fenómeno relativamente singular, ya que de cientos de fronteras que hay en el mundo, en pocas se han desarrollado ciudades contiguas en ambos lados de la frontera (Alegría, 1992:15), como es el caso de la ciudad de Mexicali, B. C. (en México) y la de Caléxico, Ca. (en Estados Unidos), que se encuentran adyacentes a la línea fronteriza.

 

Origen y crecimiento de la población de la ciudad de Caléxico

La ciudad de Caléxico tiene su antecedente en 1901, cuando la California Development Co. estableció su campamento y oficinas centrales cerca de la frontera internacional entre California y Baja California, localización que permitía tener un mayor control sobre los trabajos de irrigación que se estaban realizando en las zonas de cultivo en ambos lados de la frontera. A partir de ese momento Caléxico ha estado habitado ininterrumpidamente y se ha caracterizado por tener altas tasas de crecimiento de población, tanto natural como migrante. En el año de 1903 el área de Caléxico fue dividida y lotificada, surgiendo así lo que es el actual asentamiento urbano (Estrella, 1982:11). A partir de esos años se hizo presente la inmigración de mexicanos procedentes de distintos lugares de la república mexicana mismos que se incorporaron a las labores agrícolas. Esta corriente de trabajadores mexicanos ha sido constante durante todo el siglo XX y algunos de ellos se han establecido como residentes permanentes en esta localidad.

Simultáneamente, del lado mexicano de la frontera se creó el asentamiento de la ciudad de Mexicali, B. C., con el paso del tiempo, Mexicali creció a un ritmo más acelerado que su gemela del lado norteamericano; sin embargo, ambas aumentaron su volumen poblacional como consecuencia de las corrientes migratorias provenientes del interior de México.

Uno de los acontecimientos que dio auge a Caléxico y le brindó la posibilidad de diversificar su estructura económica se presentó en la década de los treinta, cuando el gobierno federal mexicano implantó el régimen de zona libre en el entonces Territorio Norte de Baja California, como una alternativa para garantizar el abasto a la población mexicana radicada en la franja fronteriza y, en consecuencia, el asentamiento permanente. Esto condujo a que las ciudades del sur de Estados Unidos, sobre todo aquellas ubicadas junto a la línea fronteriza, se convirtieran en abastecedoras de mercancías, bienes de consumo y servicios a la población fronteriza del lado mexicano (Esparza, 1983:588). Caléxico no fue la excepción, y todavía a mediados de la década de los setenta era el principal centro de abasto de los mexicalenses, lo que le permitió añadir a su economía las actividades comerciales y de servicios. Con ello, se estableció una relación de interdependencia económica entre las dos ciudades. Por su parte, la ciudad de Mexicali se convirtió en el lugar de llegada y punto de salida de los migrantes, muchos de ellos indocumentados y otros legales, procedentes del interior de México hacia el Condado Imperial y otros lugares de Estados Unidos (Ortega Villa, 1993:28).

Históricamente la ciudad de Caléxico se ha caracterizado por contar con una población conformada por diferentes grupos de inmigrantes de varias nacionalidades. Desde sus inicios han predominado dos grupos de residentes: los angloamericanos y los de origen mexicano (ver cuadro 1). Los datos censales de la población de la ciudad permiten observar que desde los años veinte 2 y hasta 1960 los angloamericanos conformaban la mayoría de la población, seguidos por el grupo de mexicanos. Sin embargo, a partir de ese año la composición de la población se invirtió, de manera que el grupo que ha predominado durante los últimos 30 años es el de origen mexicano, mismo que le ha dado a la ciudad un toque atípico, al convertirla en la ciudad fronteriza del suroeste de Estados Unidos con mayor peso relativo de población de origen mexicano (U.S. Bureau of the Census, Census of Population, 1990).

La inmigración al Valle Imperial, como se mencionó, fue alentada por la inversión de capital norteamericano y por la necesidad de mano de obra, preferentemente barata, disponible y sujeta a las necesidades estacionales de la agricultura y a los intereses del capital (Acuña, et al., 1983:51); pero también es, en buena medida, reflejo de los acontecimientos histórico-estructurales que se han suscitado tanto en México como en Estados Unidos. Por ejemplo, el porcentaje de población de origen mexicano en 1920 y 1930 (ver cuadro 1) fue consecuencia de la revolución mexicana; sin embargo, para el año de 1940 este grupo decrece, llegando a representar sólo el 27.3% de la población, este decremento fue el resultado de las políticas de deportación adoptadas por el gobierno estadounidense en la década de los treinta, que fueron tomadas con el propósito de abatir el desempleo generado por la crisis económica de finales de la década de 1920, conocida como la crisis del '29; de hecho la población total de 1940 es inferior en números absolutos a la de 1930 y a la de 1920. Estas medidas de expulsión fueron apoyadas por las autoridades estatales y como resultado miles de trabajadores mexicanos salieron por la fuerza o voluntariamente (Massey, et al., 1991:55) .

Durante las siguientes décadas la inmigración de mexicanos manifestó un incremento moderado, a pesar de que eran los años en que se encontraba vigente el programa bracero, que inició en 1942 y convirtió al Valle Imperial en el principal punto de destino. La relación de dicho programa con esta zona agrícola se manifestó en el gran centro de reclutamiento bracero de la franja fronteriza: Caléxico-Mexicali, que fue uno de los lugares de braceros que reclutó más trabajadores y dio al Valle Imperial un fuerte impulso con su fuerza de trabajo (Massey, et al., 1991:189). Cabe mencionar que al término del Programa Bracero, en 1964, muchos de los trabajadores (braceros) se vieron favorecidos al obtener los documentos que les permitió establecerse como residentes legales en el país, con base en las facilidades otorgadas por las leyes de inmigración que estaban vigentes en ese tiempo (Massey, et al., 1991:98).

El cambio en la composición de la población se debe en gran medida a las características económicas del Condado Imperial: en primer lugar, a los cambios en su estructura productiva, ya que si bien el sector agrícola sigue siendo importante3 y el sector secundario realmente no se ha desarrollado, el peso del sector terciario ha aumentado considerablemente, como consecuencia de la proliferación de comercios que abastecen a los residentes de Mexicali; en segundo lugar, a su ubicación geográfica, pues ésta favorece a los norteamericanos, ya que se encuentra muy cerca de otros condados como San Diego y Riverside, que son lugares en donde tienen mayores oportunidades de relacionarse cultural y socialmente y, por último, a los inmigrantes mexicanos residentes legales les ofrece la posibilidad de no perder el contacto familiar y sociocultural con el país de origen, dada la contigüidad con una ciudad mexicana.

 

Características sociodemográficas y ocupacionales de los inmigrantes mexicanos residentes legales en Caléxico

La población objetivo del proyecto de investigación, se definió como el conjunto de mexicanos residentes permanentes legales en la ciudad de Caléxico, cuya edad fuese de 18 años o más y que aún no hubieran optado por la ciudadanía estadounidense. De la etapa de levantamiento de información se obtuvieron 407 entrevistas, de ellas el 42.5% correspondió al sexo masculino y el 57.5% al femenino.

En general, la muestra presenta a una población joven, con un promedio de edad de 43.5 años (± 1.56 años)4 sin diferencias significativas entre hombres y mujeres. En conjunto, el 42% registra una edad entre los 18 y 39 años de edad (ver cuadro 2), con un predominio del grupo de los 40 a 49 años de edad (26.8%) y una mayor participación relativa de los hombres en los grupos de 18 a 29 y de 60 y más años de edad.

Ya en 1990 el 95.6% de la población de la ciudad de Caléxico era de origen hispano5 de la cual el 99.7% era de origen mexicano, dicho en otros términos, 95.3 de cada 100 residentes de Caléxico eran mexicanos o descendientes de éstos, los cuales provienen de diferentes estados de la república mexicana (ver cuadro 3), sobre todo de aquellos estados que se encuentran en la costa del Pacífico desde Michoacán hasta Baja California, en los que predominan los nacidos en Baja California (46.7%) y en el estado de Sinaloa (10.3%).

Otra de las características a destacar de la población objeto de estudio es la edad en que los mexicanos emigraron a Estados Unidos, el cuadro 4 permite advertir diferencias en este sentido. En primer lugar, destaca la alta proporción de personas que emigraron de 0 a 19 años de edad (46.4%) con una fuerte participación en este grupo de aquellas en edad no laboral, es decir, de 0 a 15 años de edad (29.8%).

Por otro lado, se observa que poco más de la mitad de los entrevistados (51.3%) salió de México entre los 20 y 49 años, de ellos la mayor frecuencia relativa está en el grupo de los que tenían entre 20 y 29 años, tanto en el total como en cada una de las entidades mencionadas, esto último con excepción de Baja California, cuya mayor frecuencia relativa se ubica en el primer grupo de edad, ya que el 45.7% de los migrantes bajacalifornianos lo hicieron a una edad igual o menor a 15 años.

En segundo lugar, son evidentes las diferencias en la edad de migración según el lugar de nacimiento. Así, cabe destacar que del grupo que salió de México de 1 a 15 años de edad, poco menos de tres cuartas partes está compuesto por nativos de Baja California; porcentaje que desciende conforme se presenta una mayor distancia de los estados ubicados en la costa del Pacífico con la frontera, con excepción de la también entidad fronteriza de Sonora. Esta misma tendencia se observa en el grupo de personas que migraron entre los 16 y 19 años de edad, en el cual de nuevo Baja California registra el mayor peso relativo (56.7%). Estos datos sugieren que la proximidad geográfica favorece la migración a una edad más temprana, al menos en el caso específico de los migrantes en esta localidad en particular.

En la parte final del cuadro 4 se incluyen las medias de edad en que migraron los mexicanos residentes en Caléxico según la entidad federativa de nacimiento. Al comparar la media los nativos de Baja California con las demás entidades, se obtuvieron resultados altamente significativos (α < .001) en todos los casos; sin embargo, las pruebas no fueron significativas al comparar entre sí al resto de los estados, es decir, salvo el caso de Baja California, los promedios de edad de migración no son estadísticamente diferentes. Finalmente, cabe destacar la existencia de una leve pero significativa asociación entre edad de emigración y lugar de origen (rs = .33, α<.00001).

 

Condición de ocupación en los países de origen y destino y movilidad laboral

En cuanto a la condición de ocupación de los inmigrantes mexicanos residentes legales en Caléxico, del total de las personas entrevistadas, la mitad no había realizado un trabajo previo en México (ver cuadro 5); sin embargo, este porcentaje está afectado, en buena medida, por el hecho de que casi el 30% de los migrantes no tenía edad para trabajar cuando salió de su país (ver cuadro 4).

En este aspecto, cabe destacar que sólo el 4.3% de la muestra reportó nunca haber trabajado en Estados Unidos, aunque al momento del levantamiento sólo el 46.9% contaba con empleo; esto último posiblemente esté asociado, por un lado, al fuerte peso de la población femenina en la muestra y, por el otro, al carácter estacional de algunas actividades de Caléxico, principalmente a la agricultura y el comercio, este último muy sensible a los cambios en la economía de la ciudad de Mexicali, Baja California, tanto a la paridad cambiaria peso-dólar como a la temporada en que disminuye el consumo de los mexicalenses en aquella ciudad, particularmente en verano.

Por otro lado, también llama la atención que del total de personas que sí habían laborado en México, el 91.1% también ha trabajado en el país de destino, una situación similar se observa en el grupo de inmigrantes que no trabajó en México aunque en menor medida, ya que de éstos el 80.4% al menos una vez ha laborado en los Estados Unidos.

Adicionalmente, es importante destacar la menor participación de las mujeres en el mercado laboral en relación con los hombres, ello a pesar de su mayor peso relativo en la composición de la muestra. Así, del total de personas que sí disponían de antecedentes laborales en México (203 casos) el porcentaje correspondiente de las mujeres resultó del 45.3% (inferior al 54.7% de los varones), porcentaje casi igual (45%) al total de ocupados al momento del levantamiento (191 casos). Por otro lado, casi el 70% de los migrantes que nunca trabajaron en México (204 casos) son mujeres, así como también 52 de las 58 personas (89.7%) que nunca han trabajado en Estados Unidos y el 68.5% de los no ocupados al momento del levantamiento (216 casos).

Una primera aproximación a los cambios ocupacionales de los migrantes mexicanos en Caléxico es identificar la estructura ocupacional de la última actividad realizada en México y la primera en Estados Unidos (ver cuadro 6); sin embargo, cabe destacar que los totales del cuadro 6 para ambos grupos no coinciden porque el número de personas con antecedentes laborales en México es menor al de los que se incorporaron al mercado de trabajo en el país de destino, es decir, el total de quienes se reporta el primer trabajo en Estados Unidos incluye a aquellas personas que migraron en edad no laboral e iniciaron actividades en ese país, más adelante (cuadro 7) se presenta el seguimiento de los casos particulares de los migrantes que han trabajado en ambos países.

Un primer aspecto a destacar es la importancia que adquiere la actividad agrícola en el país receptor, ya que para un poco más de la mitad de los inmigrantes mexicanos entrevistados (55.3%) esta actividad fue su primer fuente de trabajo, porcentaje que es más del doble al observado como la última ocupación en México (23.2%). También llama la atención el hecho de que el sector de la construcción no registra cambios relativos fuertes, pues del 8.4% en México pasa al 9.7% en Estados Unidos. Por su parte, el peso relativo de los ocupados en el comercio y en los servicios comunales disminuye a casi la mitad, ello se puede deber, por un lado, al hecho de que la mayor oferta de trabajo es de carácter agrícola (intensiva en fuerza de trabajo) y, por el otro, a que otros sectores de actividad requieren de personal con cierta calificación, particularmente el dominio del idioma inglés, con excepción de la construcción.

En el cuadro 5 se observa que del total de la muestra, sólo 185 inmigrantes contaban con antecedentes laborales en ambos países, y es este grupo el que sirve como indicador para observar la movilidad laboral desde una perspectiva sectorial e internacional. En este sentido, un primer aspecto a destacar en el cuadro 7 es la confirmación de la importancia de la agricultura como primer fuente de trabajo de los inmigrantes mexicanos, ya que 6.2 de cada 10 personas con antecedentes laborales en México tuvieron su primer empleo en las actividades agrícolas, dicho en otros términos, por cada inmigrante dedicado a la agricultura en México, en Caléxico lo hicieron 2.6.

Este mayor peso de los trabajadores agrícolas en Caléxico se efectuó de la transferencia de aquellos que en México se dedicaban principalmente al comercio —que se redujo casi a la mitad y refleja una movilidad horizontal (sectorial) descendente—, y a las actividades no especificadas. De igual forma, llama la atención que el total de personas dedicadas a la construcción se mantuvo igual en ambos lugares.

Por otro lado, al revisar la distribución de los migrantes por actividad en los lugares de origen y destino se observa que 66 de los 185 trabajadores (35.7%) no registraron movilidad ocupacional alguna. Así, destaca que, del total de personas que trabajaron en la agricultura en México, casi la totalidad (43 de 45) continuaron en esa actividad en Estados Unidos, 5 de los 17 dedicados a la construcción y 13 de los 61 ocupados en el comercio.

Al revisar los cambios específicos de cada actividad, se observa que hubo transferencias de trabajadores de los sectores terciario y secundario en favor del primario, es decir, de personas que en México trabajaban en la construcción (8 de 17), en el comercio (31 de 61) y en actividades no especificadas (27 de 45), inserción al mercado laboral que está determinada por la estructura económica local. Por otro lado, si bien en términos absolutos no hubo cambios en el número de empleados ocupados en la construcción, el cuadro 7 muestra que la pérdida de los migrantes dedicados a esta actividad (muchos de los cuales pasaron a la agricultura), fue compensada, en su mayoría, por los que en México se dedicaban a actividades comerciales, lo que de nuevo muestra una movilidad sectorial descendente.

De igual forma, destaca el hecho de que 21 de los 61 (34.4%) empleados en actividades comerciales en México se mantuvieron en actividades terciarias en Estados Unidos. Finalmente, si bien el peso relativo de los inmigrantes que en México se dedicaban a los servicios comunales no es de los más importantes (7.0%), éste se reduce aún más en Estados Unidos (4.3%) y más de la mitad de ellos (7 de 13) permanece en actividades terciarias. Los inmigrantes que en México se dedicaban a ambas actividades (comercio y servicios comunales), son los que presentan una mayor diversificación ocupacional en el lugar de destino.

 

Movilidad laboral según tiempo de residencia, dominio del idioma y nivel educativo

El hecho de que la agricultura es la actividad que dio empleo a más de la mitad de los inmigrantes no es de extrañar, ya que históricamente el sector primario ha sido el que ha ofertado empleos a la fuerza de trabajo extranjera, esto debido a las características de esta región del sur de California y al reducido tamaño de su población; sin embargo, ello no significa que una vez asentada esta población en el lugar de destino no busque mejores opciones ocupacionales en otros sectores de actividad.

El cuadro 8 fue elaborado bajo el supuesto de que los inmigrantes, conforme aumentaran su tiempo de residencia en el lugar de destino, acumularían experiencia y mayor especialización en su trabajo, lo que se traduciría en cambios en el sector de ocupación, esto es, del sector primario al secundario o terciario —los cuales, en general, presentan mejores condiciones laborales, tanto porque son trabajos menos extenuantes que el agrícola como porque no se llevan a cabo a la intemperie—, a la par que las vacantes por ellos generadas fueran cubiertas por los recién inmigrados; sin embargo, la información recopilada no permitió establecer una dependencia estadísticamente significativa entre sector de actividad y los años de residencia en Caléxico, a pesar de que los mexicanos residentes legales se ocupan mayoritariamente en actividades terciarias en una proporción superior al doble de las primarias.

Esta disminución de la importancia del sector primario en el empleo actual de los mexicanos residentes legales puede obedecer al hecho de que la mayor parte del trabajo demandado por el sector primario de la región esté siendo cubierto por mexicanos transmigrantes (commuters) quienes poseen documentos para trabajar legalmente en Estados Unidos pero residen en Mexicali, mientras que los mexicanos residentes legales en la ciudad de Caléxico se dedican a actividades terciarias.

Otro indicador que permite abordar el estudio de la movilidad laboral de los inmigrantes es sin duda el dominio del idioma oficial del lugar de destino (inglés), ya que ello puede ser un medio para tener acceso a trabajos menos intensivos en el uso de la fuerza de trabajo o con mejores condiciones laborales, es decir, una mejor inserción y/o mayor movilidad entre sectores y/u ocupaciones. El cuadro 9 muestra las ocupaciones y el nivel de dominio del inglés de los mexicanos que laboraban al momento del levantamiento de información.

En general, la información del cuadro 9 indica proporciones de alrededor del 20% en cada una de las tres clasificaciones más altas del dominio del inglés, es decir, 6 de cada 10 inmigrantes mexicanos hablan inglés entre regular y muy bien, el resto se distribuye de manera desigual entre las clasificaciones más bajas. Así, el 16.3% de los trabajadores habla poco inglés, el 14.7% no habla ni entiende el idioma y el 8.4% restante sólo lo entiende. Esto significa que casi una cuarta parte de los trabajadores (23.1%) no habla inglés.

Desde el punto de vista de la ocupación, se puede observar que los trabajadores dedicados a aquellas labores que requieren de mayor calificación se concentran en los niveles más altos de dominio del inglés, tal es el caso de los técnicos, oficinistas y profesionistas. Por otro lado, y de manera inversa, se puede observar que los trabajadores que desempeñan labores no calificadas se ubican en las categorías más bajas de la variable, tal es el caso de los trabajadores domésticos.

También llama la atención la presencia de ocupaciones en las que el dominio del inglés parece no ser muy relevante, ya que en ellas existen empleados en todas las clasificaciones de la variable. Así, destacan los trabajadores por su cuenta, distribuidos equitativamente entre las tres categorías altas y las tres bajas; por su parte, los empleados de servicios y los vendedores se concentran en las tres categorías altas, mientras que los trabajadores agrícolas y los operadores de máquinas tienden a ser mayoría en las tres clasificaciones más bajas, ya que más de la mitad de los trabajadores agrícolas (55.1%) se ubican en las dos categorías más bajas, es decir, no hablan inglés. Esto puede deberse no al hecho de que las actividades agrícolas no requieren del conocimiento del idioma para realizar dichas labores, puesto que no se orientan a la atención de personas, como es el caso de otros sectores, particularmente el de comercio y servicios. Finalmente, los datos del cuadro 9 permiten advertir que el total de los trabajadores de transporte presentan niveles intermedios del dominio del inglés (clasificaciones de poco y regular).

En síntesis, se puede considerar que el tipo de empleo depende en cierta medida del dominio del inglés, así lo confirman las pruebas estadísticas realizadas (ver nota al pie del cuadro 9), ya que, en general, los trabajadores ocupados en actividades de mayor calificación y menos intensivas muestran tener mayor conocimiento del idioma que los trabajadores en la situación opuesta, como los trabajadores agrícolas, domésticos y operadores de máquinas, quienes tienen menor conocimiento del idioma.

La escolaridad de los inmigrantes puede ser otro indicador de importancia en su inserción en el mercado laboral. En el cuadro 10, se presentan los estudios realizados por este grupo de inmigrantes en su lugar de origen y en Estados Unidos según edad a la que emigró. Así, desde el punto de vista de la escolaridad obtenida en México, se observa que en el total predominan los migrantes que cursaron algún grado de educación básica en México (261 de los 407 o 64.1%) seguidos por los que no estudiaron (14.7%) mientras que la minoría corresponde a los migrantes que llegaron al nivel superior (2.9%). Ello habla de una baja escolaridad adquirida en el lugar de origen, ya que 7.9 de cada 10 migrantes o no estudiaron o sólo cursaron educación básica (primaria y secundaria) en México; sin embargo, hay que matizar la afirmación anterior, ya que la escolaridad está asociada a la edad. Así, cabe destacar el hecho de que, del total de migrantes que no hicieron estudios en México, un poco más de la mitad (31 de 57 o 54.4%) emigró a una edad no escolar (menos de 5 años), que, junto con los que están en dicha situación del siguiente grupo de edad (6 a 15) suman dos terceras partes de los migrantes que no cursaron estudio alguno en México.

El mismo cuadro 10 permite advertir que los grupos de edad de 16 a 25 años, además de ser el más grande (39.8%), es el que presenta una mayor diversificación en los estudios realizados en México y concentra a la mitad de los migrantes con estudios a nivel superior (6 de 12), al 69% de los que cursaron estudios técnicos o comerciales (20 de 29) y al 76.2% de los que llegaron a media superior (32 de 42). La diversidad en la escolaridad de este grupo era de esperarse, por las edades de que se trata, aunque ello también se observa en los mexicanos que emigraron a una edad entre 26 y 35 años; no obstante, destaca la baja escolaridad lograda por los dos últimos grupos de edad, ya que más de la mitad del grupo que emigró entre 46 y 55 años y todos los que lo hicieron de 55 y más, cuando mucho llegaron hasta la secundaria. Sin embargo, cabe destacar el hecho de que haber realizado estudios en México no es una variable que influya en la inserción de los migrantes en el mercado laboral, al menos eso indican los resultados estadísticos.6

Al observar el cuadro 10 desde el punto de vista de los estudios realizados en el país de destino, destaca, en primer lugar, el peso de los migrantes que no han cursado estudios en Estados Unidos (176 de 407 o el 43.2%), seguido por el grupo de los que sólo estudiaron inglés (31.9%). Por otro lado, al revisar los grupos de edad, destaca el peso de los que emigraron en edad escolar (a una edad menor o igual a 25 años) en el total de los migrantes que cursaron educación formal (98 de 101 o el 97%), pero también concentran a más de la mitad (94 de los 176 o el 53.4%) de los migrantes que no realizaron estudio alguno en Estados Unidos.

Los grupos de mexicanos que emigraron entre 26 y 45 años destacan por su interés en aprender inglés, ya que en el primer grupo (26 a 35 años) aproximadamente uno de cada tres (36.4%) lo hizo, que aunados a los que continuaron su educación formal, representan el 40.9% (27 de 66) de su grupo, mientras que en el grupo que emigró entre 36 y 45 el 30.8% estudió inglés en lugar de destino. Este interés por aprender la lengua inglesa, y en general por estudiar, disminuye conforme la edad de emigración es mayor.

El cuadro 11 muestra los estudios realizados, tanto en México como en Estados Unidos, por los mexicanos migrantes que laboraban al momento del levantamiento según sus ocupaciones. Esto debido a que las pruebas estadísticas realizadas para identificar la asociación entre la ocupación actual y dominio del inglés resultaron altamente significativas, esto es, el nivel de conocimiento del inglés está asociado, aunque no fuertemente, a la ocupación actual (ver pie del cuadro 9), y a que se encontró que la probabilidad de trabajar en Estados Unidos está asociada al hecho de haber o no estudiado en ese país.7 En dicho cuadro se destaca el peso de los mexicanos que han cursado algún tipo de estudios en Estados Unidos, ya que si se suman los que han recibido instrucción formal con los que han estudiado inglés tenemos que el 63.9% (122 de 191) de los que trabajan han estudiado en el país receptor. De ellos, los que han recibido instrucción formal se concentran en los oficinistas, los vendedores (11 de 62 o 17.7% en ambos casos), en los empleados de servicios y los profesionistas, todas ellas actividades terciarias menos agotadoras que el trabajo agrícola.

A nivel de las ocupaciones, destaca el hecho de que los migrantes que se dedican al ejercicio de una profesión o que trabajan como técnicos son los únicos grupos ocupacionales que en su totalidad han recibido instrucción formal en Estados Unidos; además esta categoría (educación formal) es la más frecuente entre los vendedores y los empleados de servicios y la segunda en importancia entre los oficinistas.

En oposición, destaca el hecho de que trabajadores agrícolas concentran al 55.1% del total de los migrantes que no han cursado estudio alguno en Estados Unidos (38 de 69), que representan el 76% de todos los trabajadores agrícolas; de igual forma, de las diferentes ocupaciones este grupo es el que en términos relativos presenta la menor proporción de migrantes que estudiaron inglés (7 de 50 o 14%). Otras ocupaciones que también presentan un bajo perfil educativo son los operadores de transporte y los trabajadores domésticos, aunque la mayoría de estos últimos han estudiado inglés en el país receptor.

Por otro lado, si bien los estudios realizados en México no están asociados al hecho de trabajar en Estados Unidos, es evidente la baja escolaridad de los migrantes que trabajaban al momento del levantamiento, situación que, como se dijo está influida por la edad en que emigraron (ver cuadro 10). Aun así, es evidente la movilidad descendente de algunos migrantes que cursaron educación superior, ya que tres de los ocho se dedican a actividades agrícolas, otro es vendedor y sólo uno labora como profesionista; sin embargo, este último también cursó educación formal en Estados Unidos.

Así, es claro que, independientemente de los estudios que los migrantes realizaron en México, la inserción en el mercado laboral y el tipo de actividad que desempeñan en el país receptor depende de dos situaciones: en primer lugar, de la oferta de trabajo en el lugar de destino y, en segundo lugar, de los estudios que los migrantes realicen en Estados Unidos, particularmente del inglés.

 

Consideraciones finales

Este trabajo se planteó como propósito el describir a un grupo de mexicanos residentes legales en una ciudad fronteriza de Estados Unidos: Caléxico, Ca., así como su inserción y movilidad laboral. Como resultado una característica a destacar de este grupo es que los inmigrantes mexicanos proceden mayoritariamente de cinco entidades federativas mexicanas ubicadas en la costa del Pacífico que forman parte de una corriente migratoria que parte del estado de Michoacán hacia el norte, de las cuales Baja California aporta casi la mitad de ellos. Por otro lado, también sobresale el hecho de que los nacidos en Baja California registran un promedio de edad al momento de emigrar significativamente menor a las medias registradas por los nativos de las demás entidades mexicanas. Estas dos particularidades de los nacidos en Baja California entre los mexicanos residentes en Caléxico —elevado peso relativo en el conjunto y menor edad al momento de emigrar— se pueden deber a que la cercanía con Estados Unidos les permite, por un lado, tener mayor acceso a la información de la sociedad receptora (incluso contacto) y a los trámites de inmigración y, por el otro, al funcionamiento ágil, por la proximidad, de las redes familiares que representan una vía para tramitar la residencia legal en ese país; mientras que los inmigrantes provenientes de otras entidades tienen que enfrentarse al problema de la distancia, que implica mayores tiempos en el envío de documentos y gastos de traslado, primero para llegar a la frontera mexicana y posteriormente para entrar a Estados Unidos.

En el trabajo se propuso también observar la actividad laboral de los inmigrantes como indicador de la movilidad laboral. En este sentido, al comparar la última actividad realizada en México con la primera en Estados Unidos, se observa una movilidad descendente, ya que para la mayoría de los inmigrantes, su primer empleo en ese país fue en actividades intensivas como la agricultura (55.3%), y la construcción (9.7%), frente a un perfil laboral en México que era más diversificado, con fuerte concentración en actividades comerciales, agrícolas y no especificadas.

Por otro lado, al analizar el sector de actividad de los inmigrantes que se encontraban ocupados al momento del levantamiento de la información, se observaron cambios respecto del primer trabajo realizado en Estados Unidos. Así, el peso de las actividades primarias, de ocupar a más del 50% de los trabajadores descendió al 26%, mientras que el sector terciario concentra actualmente a más de la mitad de la fuerza de trabajo mexicana residente legal en Caléxico. Una posible explicación de este hecho es que el trabajo demandado por el sector primario es realizado en buena parte por los trabajadores transmigrantes (commuters), es decir, mexicanos residentes de la ciudad de Mexicali, B.C. (México), que tienen permiso para trabajar en Estados Unidos y cotidianamente cruzan la frontera para trabajar en el Valle Imperial.

Esto sugiere una diferenciación de los mexicanos en relación con la ocupación en el país de destino, ya que si bien su primer fuente de trabajo en Estados Unidos es principalmente agrícola, una vez asentados allí, y adquirido cierto conocimiento del idioma, la estructura ocupacional cambia y se terciariza, sólo permanecen en las actividades agrícolas quienes tienen un pobre dominio del inglés o quienes no logran cursar estudios más allá del nivel básico. Las vacantes generadas por este cambio en el sector de actividad son cubiertas por otro grupo de mexicanos con permiso para residir y/o trabajar en Estados Unidos, pero quienes han optado por continuar como residentes permanentes del lado mexicano de la frontera.

También cabe destacar que el tiempo de residencia en el país receptor no es condicionante para que se lleve a cabo la movilidad sectorial o laboral, como tampoco lo es el hecho de haber estudiado en México; sin embargo, sí influye en el tipo de actividad desempeñada tanto el conocimiento de la lengua inglesa como el hecho de haber cursado educación formal en Estados Unidos y, sobre todo, las necesidades del mercado de trabajo en el lugar de destino.

En síntesis, la información permite afirmar que los inmigrantes mexicanos residentes legales en Caléxico al momento de llegada presentan una movilidad descendente y, en la medida en que logran cursar estudios en Estados Unidos presentan una movilidad laboral horizontal, ya que pasan fundamentalmente de las actividades primarias hacia las terciarias, en las que el dominio idioma inglés tiene un papel importante. Además, queda de manifiesto la fuerte relación entre las dos ciudades fronterizas de Mexicali y Caléxico, la primera como puerta de salida de mano de obra requerida por la segunda y principal mercado de sus bienes ofertados, mientras que Caléxico representa la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos que allí laboran, ya sea que residan o no en ella.

Finalmente, reconocemos que hay algunas otras variables de interés que permitirían profundizar el estudio de los migrantes residentes legales en Caléxico pero que aquí no se abordan, ya que ello implicaría extender demasiado el documento, tales como: las posibles diferencias entre los migrantes debidas a los estudios realizados tanto en México como en Estados Unidos según la entidad federativa de procedencia y todos aquellos aspectos asociados al género, a saber: las diferencias en escolaridad, lugar de procedencia, condición y tipo de ocupación, entre otras.

 

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Notas

1 La encuesta se llevó a cabo en los hogares de los inmigrantes y fue posible gracias al apoyo de las autoridades y alumnos de la universidad Estatal de San Diego (SDSU), Campus Caléxico.

2 La población de la ciudad de Caléxico del año de 1910 no aparece en los censos de población, sólo están publicados los datos generales de la población del Condado.

3 La estructura productiva agrícola en el valle sí ha manifestado cambios. En un principio se sembraban legumbres y hortalizas, cultivos que requieren abundante mano de obra para la recolección. A partir de 1970 los cultivos se diversificaron y se empezaron a sembrar en mayor cantidad granos y forraje, que favorecieron la sustitución de fuerza de trabajo por maquinaria. La cantidad de tierra que actualmente se utiliza para cultivar sigue siendo relativamente la misma que en 1930, que era alrededor de 400,000 acres (Dowd, 1956:76), la cual ha aumentado durante las dos últimas décadas, según el censo de agricultura de 1980 se utilizaron para cultivo 449,868 acres y en 1990 aumentó la cantidad a 463,522 acres. En estas dos décadas censalmente también se registró un aumento considerable en la introducción de maquinaria agrícola (U.S. Bureau of the Census, Agriculture Census of Imperial County 1980-1990).

4 Producto del error estándar multiplicado por 2 como aproximación del valor Z = 1.96 (cota del error de estimación).

5 El censo de población de Estados Unidos de 1990 identifica como población hispana a aquélla que se autoclasificó en esta categoría, que incluye a mexicanos, puertorriqueños, cubanos o de otro origen español/hispano, independientemente de la raza (U.S. Department of Comerse, 1992).

6 Se corrió una regresión logística para identificar la relación entre haber o no estudiado en México (variable dependiente) con la ocupación actual (variable independiente) y los resultados no fueron significativos.

7 Los resultados de la regresión logística muestran una débil pero significativa relación (p < .001). La condición de ocupación (trabaja o no) se utilizó como variable dependiente y como independiente la ocupación.

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