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Argumentos (México, D.F.)

versión impresa ISSN 0187-5795

Argumentos (Méx.) vol.26 no.73 Ciudad de México sep./dic. 2013

 

Dossier. A 20 años de la rebelión zapatista

 

El arcoiris terrestre como universal posible desde el zapatismo

 

Diana Itzu Luna*

 

* Socióloga y maestra en desarrollo rural, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México. Doctorante en estudios sociales agrarios, UNC, Argentina. Áreas de investigación: disputas socio-territoriales, autonomías anti-sistémicas en América Latina, trayectoria en espacios organizativos adherentes al proyecto político zapatista (Red contra la Represión, Espacio de Lucha contra el Olvido y la Represión (Elcor) en Chiapas-México, Piratas de tierra mojada por los caminos de Abya Yala en Córdoba-Argentina. Así como la Red de Autonomías Indígenas y colectivos enlazados con la Sexta).

 

Resumen

En este artículo retomamos como momento constitutivo para la sociedad en general, el proceso de 30 años del zapatismo, hoy territorializado en formas de organización, relación social y acción creativa, como parte de un proyecto político autonómico de vida. Intentamos hacer visible la recuperación, reconfiguración, resignificación y resistencia que articulan la expresión geográfica zapatista. Dicho proceso disputa la concepción territorial de control, dominación y sometimiento propia del Estado-nación quien viabiliza la dinámica de acumulación del capital corporativo; así como la democracia liberal moderna, su forma partidista y electoral. Al ser las personas comunes quienes practican "otra forma de hacer política"; ejercen e instituyen normas y acuerdos para impartir justicia y además llevan a cabo proyectos autogestivos como base material que contrarresta el desequilibrio de las familias, comunidades, poblados y regiones desde la salud, educación, vivienda, producción, comunicación. Esto hace posible la construcción de una sociedad con democracia, libertad y justicia "desde la forma de gobernarnos". El proceso se contextualiza en la Crisis Civilizatoria y IV Guerra Mundial, donde el ámbito político, cultural y económico dominante encuentra dificultades que ya no pueden ser resueltas dentro del marco en que operan. En este sentido, sostenemos que los pueblos zapatistas al organizarse mostraron que en la debacle civilizatoria es momento de decidir cuál será la otra realidad que queremos construir en común. En suma, en este trabajo intentamos dejar de entender al zapatismo sólo como un estricto movimiento socio-territorial regionalizado en Chiapas, para concebirlo como un proyecto político que interpela a la sociedad mexicana y mundial, en tanto recupera, reconoce y sobre todo reinventa la creatividad organizativa como potencia. Haciendo visible un horizonte de posibilidad para construir expresiones societales alternativas.

Palabras clave: movimientos socio-territoriales, proyecto político autonómico, expresión geográfica zapatista, disputa civilizatoria, IV Guerra Mundial.

 

Abstract

We resumed as constitutive moment for society in general, the process of the zapatista 30 years, today territorialized in organizational forms, social relations and creative action, as part of a regional political life project. We try to make visible recovery, reconfiguration, redefinition and articulate the zapatista resistance geographical expression. This process, dispute the territorial conception of control, domination and subjugation own nation-state who makes possible the accumulation dynamics of corporate capital. Just as modern liberal democracy, his party and electoral form. As ordinary people who practice "another way of doing politics"; exercise and institute rules and agreements to dispense justice. Implement self-managed projects as a base material that counteracts the imbalance of families, communities, villages and regions from health, education, housing, production, communication. Being possible to build a society with democracy, freedom and justice "from how to governus". The process is contextualized in the civilizational crisis and World War IV, where the dominant political, cultural and economic environment finds difficulties can not be resolved with in the framework in which they operate. In this sense, we argue that the Zapatistas have been those who have organized showing that the civilizational debacle is deciding what will be the new reality that we build together. In short, stop trying to understand it only as a strict socioterritorial movement in Chiapas regionalized, to conceive it as a political project that challenges the Mexican and global society, while recovering, especially reinvents recognizes organizational creativity and power. Making visible horizon of possibility for societal expressions build alternatives.

Key words: movements socio- territorial, regional political project, Zapatista geographical expression, civilizing dispute, World War IV.

 

INTRODUCCIÓN

En este artículo se retoma como matriz explicativa una metáfora de Eduardo Galeano, que invita a recuperar el arcoiris terrestre como universal posible: "[...] Recuperar esos colores perdidos porque estamos ciegos, mutilados por una larguísima tradición de racismo, de machismo, elitismo, de militarismo y de otros ismos que nos impiden descubrirnos en toda la plenitud de nuestra belleza posible..." (Cubadebate, 2011).

En México irrumpió uno de esos ismos, sólo que éste, de manera procesual, ya como movimiento, se ha convertido en una de las alternativas contrahegemónicas al modelo civilizatorio dominante: el zapatismo, movimiento que permite recuperar esos colores no perdidos, más aún no conocidos y la necesidad de reinventar otros. Diría José Carlos Mariátegui "[...] ni calco ni copia sino creación heroica" (1979). Rescata al mismo tiempo "otro lenguaje". Sumando "otras formas" de hacer política desde la reflexión ética constante de la toma de decisiones. Utensilio necesario para enfrentar la ceguera conformista resultante de la dinámica deshumanizadora del sistema capitalista y el clientelismo partidista.

Dicha metáfora del arcoiris terrestre nos traslada al espacio geográfico donde brotó este crisol de color y esperanza en la última década del siglo XXI, las montañas del sureste mexicano. La reconfiguración territorial en Chiapas es resultado y parte de un proceso, los poblados, comunidades, ejidos, Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (Marez) y los Caracoles zapatistas articulan la plataforma material y simbólica, expresan el ensamblaje inseparable de tierra y territorio autónomo desde los sujetos históricos indígenas campesinos mayas, pero sobre todo zapatistas. Representan el despliegue de una reivindicación histórica, utópica y mítica; hoy tangible y emblemática que constituye la base para el despliegue de lo posible: un proyecto político.

La expresión geográfica zapatista es un desafío a la concepción territorial impuesta desde el Estado-nación, sobre todo en su etapa neoliberal, determinada por la "ley del valor" y su consecuente ordenamiento territorial. El zapatismo disputa, en paralelo, la democracia liberal moderna, su forma partidista y electoral -que facilita que unos manden y que las mayorías obedezcan- para cuestionar nuevamente su forma de homogenizar un "mestizaje grosero" vestido de ciudadanía, que desprecia lo más profundo, la parte indígena.

En este trabajo se toman como matriz interpretativa las categorías de "acontecimientos y momentos constitutivos",1 para entrever el proceso zapatista desde momentos entretejidos, donde la matriz fundante que los surca está en la "memoria larga" y la dignidad como fundamento. Evocaciones que marcan lo posible a partir de lo existente, lo existente surge de la necesidad, lo verdadero de la voluntad colectiva, desde lo material e inmaterial, desde los sueños como mitos y utopías posibles, para así hilar lo que se pretende se entienda como "territorialidad alternativa". Especificando que dicho proyecto se ha construido en el marco de una guerra que es instrumento para la reestructuración territorial del Capital. En tanto, estos tres momentos son:

• Tierra y territorio. La memoria como lucha contra el olvido y por la dignidad.

• Elide enero de 1994 como "momento fundante". La lucha por la vida digna desde la recuperación del territorio.

• El reordenamiento territorial en Chiapas desde la mundialización de la economía capitalista en su fase neoliberal.

 

TIERRA Y TERRITORIO. LA MEMORIA COMO LUCHA CONTRA EL OLVIDO Y POR LA DIGNIDAD

La representación espacial del poder en Chiapas es la misma que caracteriza a los pueblos de América Latina. Previa y posteriormente al siglo XX, se fue delimitando por grandes extensiones de tierra en pocas manos: haciendas, plantaciones y relaciones de sometimiento impuestas por la clase terrateniente marcarón la memoria de los pueblos. Hoy el poder del capital neoliberal se expresa en el reordenamieto territorial a nivel planetario. En el sureste mexicano, donde se encuentran unas de las principales culturas indígenas en resistencia de Mesoamérica, junto a grandes yacimientos de petróleo, uranio y "bienes naturales". Los seis pueblos indios -tseltal, tsotsil, tojolabal, ch'ol, zoque, mam- y el componente mestizo, que participan en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) responden reconfigurado el territorio a su modo. La disputa no sólo es territorial sino también expresa modelos civilizatorios distintos. El proceso de reconfiguración desde dichos pueblos se sembró mucho antes de lo que se proyectó a nivel nacional e internacional en los primeros días de fuego cruzado entre el EZLN y el ejército federal en 1994. Hoy se mantiene dentro de un contexto de guerra integral de desgaste.

Uno de los "caminos de fuga" comenzó con aquellos jóvenes revolucionarios que se arriesgaron e iniciaron los primeros pasos del levantamiento armado. Dicho "gesto heróico" se articuló desde quienes llevaban los sueños no olvidados de los integrantes de las Fuerzas de Liberación Nacional (agosto de 1969), sobre todo de aquellos ocho fundadores -asesinados y desaparecidos posteriormente durante la "guerra sucia" en México-, quienes luego de enfrentar la maquinaria represiva de un Estado autoritario (que tuvo su "expresión oficial" en la masacre del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco), decidieron tomar el camino de las armas desde la clandestinidad. El puente de encuentro entre estos jóvenes y los pueblos originarios fue: el dolor, la traición, la muerte, el abandono, el desprecio, la opresión. Pero sobre todo la actitud, de uno y otro grupo, "prepararse para aprender" (Anáhuac, 2009). Dicha ética de lucha permitió que los primeros llegaran mirando y escuchando el sentir y las necesidades de pueblos indígenas-campesinos mayas (entre éstos algunos ya organizados desde la teología de la liberación). Ambos grupos recuperaron la memoria de aquel movimiento popular "anarquista, indigenista, obrerista y campesinista" que desató la Revolución Mexicana (1910-1919) y uno de los personajes que la encabezaron: Emiliano Zapata, asesinado por lo que sería después la clase política mexicana que daría sustento a la dictadura del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al corporativismo y a la cultura del clientelismo y la cooptación.

Así, los desobedientes de siempre, los indígenas rebeldes, no se amoldaron a la lógica de engaño, control y conformismo que el gobierno alentó por medio de las promesas de Reforma Agraria.2 De tal modo hubo quienes se arriesgaron y comenzaron el camino del Viejo Topo: crecer bajo tierra. El Viejo Topo al cual se refirió Karl Marx en el 18 Brumario de Luis Bonaparte, y después lo comenzara a advertir en 1881 el "Marx maduro" (Shanin, 2012) con respecto a la posibilidad de "saltarse la tranca" desde la comuna campesina rusa al comunismo. Como también advirtiera 50 años después José Carlos Mariátegui (1971), en tanto la posibilidad para lograr una sociedad justa, anticapitalista y antiimperialista en Abya Yala basada en el reconocimiento de la población indígena, como aquella que reúne las condiciones favorables de iniciar directamente una "organización comunalista", al estar forjada desde las bases más sólidas de la sociedad colectivista. Ese Viejo Topo también apareció en la Selva Lacandona, sólo que ahí creció desde un nosotros, silencioso y con memoria caminando, diría el Viejo Antonio (personaje mitológico del movimiento zapatista) que ese nosotros "se puso a mirar el corazón, se trincó en mirar para adentro, por eso el topo no le tiene miedo al león. Y tampoco le tiene miedo al león el hombre que sabe mirarse el corazón" (Subcomandante Insurgente Marcos, 2007).

Al (re)conocerse y asumir al "sujeto de transformación" a partir de los sujetos sociales más despreciados: los indígenas y campesinos pobres, se abre la posibilidad de una lucha incluyente multisectorial, así el 17 de noviembre de 1983 se nombra a dicha rebeldía: Ejército Zapatista de Liberación Nacional, organización que carga los sueños no olvidados de quienes se nombraron, en su momento, Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). Tanto las FLN como el EZLN lograron resignificar y traslapar generaciones de militantes consecuentes que llegan a la Selva Lacandona para estar al tanto, mirando y escuchando el sentir de pueblos indígenas-campesinos mayas, el resultado: una síntesis de resistencia permanente, silenciosa, abajo y a la izquierda, ensamblada con consecuencia y convicción revolucionaria para luchar por libertad, justicia y democracia.

La pérdida de legitimidad del sistema político en Chiapas siempre fue visible, pero previo a la fundación del EZLN un acontecimiento manifestó el rechazo hacia la subordinación política del Estado, el 12 de octubre de 1974 se llevó acabo el Primer Congreso Indígena, avalado por el mismo gobierno, donde los temas de la tierra, la educación, la salud y el comercio fueron fundamentales. Los testimonios de indígenas-campesinos coincidían en la crítica hacia la burocracia e inoperancia del poder político. Para la dotación de tierras por parte de las instituciones agrarias los solicitantes debían cumplir una serie de requisitos: conformar un núcleo de población de un mínimo de 20 personas con "capacidades jurídicas" y "capacidad de trabajarlas". Las mujeres "carecían" del reconocimiento de esa "capacidad"; amén de los parámetros etnocéntricos y racistas implícitos en estos requisitos, los indígenas tenían que pasar por un proceso de empatía respecto a los burócratas, para ser así finalmente designados "sujetos de derecho agrario".

Así, despreciar y eliminar al indígena como sujeto social no fue algo nuevo en el siglo XX, tampoco lo fue la respuesta de los funcionarios de gobierno y de quienes seguían protegiendo los intereses de la clase dominante: represión y cooptación; característica de la continuidad y perpetuación del colonialismo, tanto en versión arcaica y/o los actuales manuales de contrainsurgencia. Ambas más significativas cuando los intereses de dicha clase dominante se veían amenazados. La estrategia integral de desgaste hacia la rebeldía incluía políticas compensatorias para generar asimilación y control, propiciando la dependencia institucional a partir de programas asistenciales como la iniciativa de financiamiento denominado Fondo Indígena, propuesta y llevada a cabo por el entonces candidato, y después presidente Carlos Salinas de Gortari. A su vez, algunos de quienes participaron en dicho Congreso se incorporaron a las filas del poder partidista, ocuparon cargos oficiales, y desde esa arena comenzaron a crear y controlar grupos de choque y fuerzas paramilitares.3

Hoy se vuelve necesario revalorar cómo se forjaron dichas subjetividades desde el ensamblaje del ethos praxis indígena-campesino, y la convicción revolucionaria de mestizos (retomando "líneas revolucionarias múltiples"), desde la resignificación de lo maya con los ideales zapatistas. No es algo menor que dichos sujetos históricos, políticamente emergentes, lograrán ser un referente de lucha como Universal Posible. Desde lo nacional y latinoamericano no sólo se reivindica "Tierra y libertad" y, el "Más vale morir de pie que vivir de rodillas" que esgrimió Emiliano Zapata en 1910, hasta llegar al "No nos rendimos, no claudicamos, no nos vendimos" (2013) de los y las zapatistas del EZLN, a nivel mundial, teniendo como base principios ético-políticos expresados desde múltiples escalas (personal, familiar, comunitaria) actualizando el ser revolucionario que Ernesto "Che" Guevara tanto pregonó para la luchar por la humanidad y la libertad de nuestros pueblos.

 

EL 1 DE ENERO DE 1994 COMO "MOMENTO FUNDANTE". LA LUCHA POR LA VIDA DIGNA DESDE LA RECUPERACIÓN DEL TERRITORIO

El sector históricamente más olvidado, explotado y despreciado del medio rural se expresó con el levantamiento armado de miles de milicianos del EZLN; quienes en las primeras dos semanas de lucha armada lograron "recuperar tierras" que estaban en manos de finqueros. Las más de 250 mil hectáreas de tierra materializaban en los hechos tanto la Ley agraria revolucionaria zapatista como la Ley revolucionaria de las mujeres. Aquéllas son la plataforma material y simbólica que dan la base para la redistribución de tierras a familias, comunidades, poblados indígenas y campesinos. Ésta se ubica principalmente en la Zona Selva Tseltal, Tzotz Choj y Selva Fronteriza. Por otra parte, en la Zona Tsotsil de los Altos y Zona Norte Chol-Zoque de Chiapas, territorios en los que los zapatistas no reclamaban el control territorial (al modo de "tierra recuperada"), con el tiempo en "la lucha contra el olvido, por la memoria y la dignidad" reconfiguraron dicho territorio. Así el número de "bases de apoyo" del EZLN y la cantidad de hectáreas en posesión de los y las zapatistas se vio incrementada.

Aquí en Chiapas, con el esfuerzo de miles de compañeras y compañeros milicianos y bases de apoyo zapatistas, hicimos una verdadera reforma y revolución agraria, sustentada en la ley agraria revolucionaria de 1993. Gracias a esta recuperación revolucionaria de tierras y territorios existen hoy día miles de familias zapatistas y no zapatistas que antes de 1994 habían sido despojados de sus tierras, de su vida y de su autonomía. Hoy, esos pueblos y esas familias tienen tierra para trabajar, tierra para construir comunidad, tierra para un futuro mejor. Para los pueblos indígenas, campesinos y rurales la tierra y el territorio son más que sólo fuentes de trabajo y alimentos; son también cultura, comunidad, historia, ancestros, sueños, futuro, vida y madre [...] (Comunicado leído por la comandanta Kelly del EZLN, 25 de marzo de 2007).

El EZLN con la Ley agraria revolucionaria,4 retoma la histórica y justa lucha de los campesinos pobres y trabajadores rurales explotados de todo México: "Tierra y libertad" son el sustento político revolucionario que da una respuesta a la contrareforma al artículo 27 constitucional (1992), que cancelaba el reparto de tierras a campesinos pobres y explotados. Las proclamas de Emiliano Zapata y los miles de milicianos revolucionarios de 1910, fueron retomadas y actualizadas ocho décadas después por el EZLN. Con dicha Ley se manifiesta la continuidad del carácter de clase desde lo campesino por el derecho a territorio y vida dignidad. Se establece el beneficio vía "reparto de tierras recuperadas" para todos los campesinos pobres y jornaleros agrícolas mexicanos.

El objetivo estratégico de la Ley agraria revolucionaria zapatista está en la reconfiguración de la estructura territorial agraria resultante de los casi 77 años de Reforma Agraria inconclusa y corrompida por el poder político mexicano. La estrategia inmediata será un "nuevo reparto revolucionario" que tendrá como fundamento una "nueva estructura social agraria comunalista" que respete la tierra ejidal y viabilice una plataforma social basada en cooperativas, sociedades campesinas y tierras comunales.

Por tanto, se entiende el proceso de reforma agraria de facto en Chiapas, como momento profundo y fundante de la lucha contra el desprecio y por la vida digna, que manifestará un posicionamiento ético-político en tanto: 1) La no legalización de la tierra, pues ésta está pagada con la sangre de los caídos y el sudor de quienes trabajaron como peones y mozos; 2) su no inserción en propuestas del gobierno como el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Procede), y sobre todo; 3) que dicha tierra cumpliera una obligación revolucionaria con la lucha agraria: trabajarla de forma colectiva.

En suma, el levantamiento zapatista como un momento constitutivo posibilita redefinir un horizonte (de largo aliento) social, económico, político y cultural, que da sentido a una colectividad, y por tanto a un sujeto emergente. Los zapatistas del sureste mexicano comenzaron así un proyecto revolucionario. La reconfiguración del espacio tuvo como resultado, en los primeros años, la creación de 38 Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (Marez). Hoy son 27 Marez, resultado del proceso de resistencia y guerra de desgaste. Desde el inicio se definieron no sólo como un espacio que delimitaría el "control territorial", en el sentido de una expresión territorial simbólico-política de construcción de una vida con libertad, democracia y justicia desde la dignidad. Así se comenzaron a nombrar rememorando a los insurgentes caídos el 1 de enero, a los revolucionarios de 1910 y a revolucionarios internacionalistas.

La creación de los Marez5 contendrían el núcleo base de la organización democrática de sus territorios. En el 2003 se conforman las Juntas de Buen Gobierno (JBG), las cuales fortalecerían la intervención popular asamblearia, la rotación de mandos y su revocación en caso de no fortalecer el "mandar obedeciendo". La elección de las autoridades será cada tres años, las bases de apoyo zapatistas eligen un responsable local, después regional/municipal y luego por zona. Entonces, el despliegue de la democracia radical se organiza de lo multiescalar a lo multidimensional; de lo local, regional y zonal tanto en aspectos políticos, como sociales, culturales y económicos. Lo que conlleva no sólo proyectar un compromiso colectivo, sino una responsabilidad revolucionaria de una sociedad alternativa basada en nuevas relaciones sociales.

La sede "simbólico-político administrativa" estaría representada en un centro de coordinación llamado Caracol.6 Actualmente existen cinco Caracoles distribuidos por zona regional.7

La matriz fundante está en las autodenominadas JBG. Éstas representan el ensamblaje entre los ethos-praxis maya-zapatista, milenario, y el actual indígena-campesino. El Pu'j (caracol en lengua maya) tendrá como matriz fundante/central al Votan Zapata (Corazón del pueblo). Dentro de una temporalidad ciclica -que apartir del 21 de diciembre anuncia el ciclo maya de una resistencia larga. En el "13 B'ak'tun" se integra lo mítico milenario con el compromiso revolucionario, en el sentido del despliegue de "otro mundo donde quepan muchos mundos" desde cada geografía. Siendo las JBG quienes representan el Votan (corazón/centro en lengua maya), ensamblado con Zapata (la traducción político historica está representada por Emiliano Zapata como guardían). En suma; éstas son entonces, quienes representan los y las "guardianes y corazón del pueblo", desde cada comunidad, poblado, municipio y región. Constituyendo lo que Leyva (2013) denominaría el "cosmo-ser"; quienes al ser "guardianes" tienen el compromiso de "servir al pueblo".

Éste como poder soberano desde y para las bases de apoyo zapatistas. Que no dejarían de estar articuladas a la sociedad civil, nacional e internacional organizada. Pero a su vez, mantienen su articulación con "la estructura de mando organizativa del EZLN", quienes como Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General (CCRI-CG), cumplen la función de apoyar al derecho de los pueblos a la autodefensa (siendo las bases de apoyo quienes ejerzan su estructura organizativa de justicia comunitaria). El CCRI-CG también mantiene una función como Votan Zapata de dichos pueblos, y se responsabiliza tanto de obedecer como de proteger la voluntad del pueblo. Por su parte, todas las bases de apoyo designan un responsable local (representante de comunidades, parajes, ranchos, etcétera), después un representante regional y/o municipal que se encarga de "grupos de poblados", y finalmente un representante por cada zona, es decir, integrante del Comité. Así, las cinco zonas existentes serán representadas por cada comandante designado (y su suplente) como representante en dicha zona territorial.8

Interpretando el accionar político como parte de un proceso propio desde la "dialéctica del caracol", entenderemos que quienes ejercen el "mandar obedeciendo", de forma rotativa, colectiva y en diálogo con el saber diferente desde la JBG no se separan como autoridades del pueblo, en el entendido del compromiso constante de informar y la obligación del gobierno autónomo, de escuchar, sea zapatista o no. El Caracol es el espacio que contiene al Votan Zapata como sujeto colectivo, en tanto cumpla con los siete principios: mandar obedeciendo, servir y no servirse, proponer y no imponer, representar y no suplantar, construir y no destruir, convencer y no vencer, bajar y no subir. La movilidad constante permitirá el despliegue de una dinámica basada en el aprendizaje y desaprendizaje desde la multiescalaridad y multidimensionalidad.

Los "guardianes del corazón del pueblo" en su actuar como JBG tendrán como objetivos inmediatos contrarrestar el desequilibrio existente en cada poblado, rancho, comunidades, desde cada Municipio Autónomo. Esto permite el despliegue de una "base material autogestora desde el colectivismo", de lo local a lo regional y viceversa. Las JBG estarán atentas de promover la elaboración de proyectos y tareas comunitarias en cada uno de los Marez. A su vez, considerando que dicha "reconfiguración del poder desde abajo" trae consigo conflictos con los municipios gubernamentales/oficiales, las JBG serán mediadoras. En suma: están para custodiar que en territorio zapatista "el que mande, mande obedeciendo"; sobre todo contemplando que es trabajo voluntario, y sin ninguna retribución económica. Además de que toda la base social será en su momento integrante de la Junta de Buen Gobierno.

La lucha zapatista contra la desmemoria, representa un aporte a la construcción y reinvención de la potencia popular en el país. Permite reflexionar sobre la construcción nacional-popular del mestizaje, el cual se construyó sobre la sangre de quienes nos dieron matria y patria: los indígenas. Son campesinos efectivamente, en tanto condición de clase, es decir trabajan la tierra, pero de igual modo llevan acabo tareas en las áreas de educación, salud, justicia, comunicación, incluyendo además responsabilidades como miembros de las JBG y en el CCRI-CG. Pero en tanto indígenas, son más que esto, son el sector que históricamente ha enfrentado la opresión sistemática del orden hegemónico.

Con lo anterior, queremos resumir que la expresión histórica de "la toma de tierra" va más allá de mostrar el carácter agrario de la lucha campesina; representa el horizonte colectivo de sujetos históricos indígenas campesinos mayas zapatistas despreciados, que proyectan y territorializan -no una simple propuesta política regionalizada- una propuesta de sociedad alternativa. Hoy, la territorialización del proyecto político zapatista desde las bases de apoyo, milicianos e insurgentes del EZLN es una alternativa contrahegemónica al sistema de relaciones de poder colonial, capitalista y patriarcal, convirtiéndose así en un referente planetario para los movimientos antisistémicos.

 

EL REORDENAMIENTO TERRITORIAL EN CHIAPAS DESDE LA MUNDIALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CAPITALISTA EN SU FASE NEOLIBERAL

Pocos han entendido el camino y posicionamiento político del zapatismo. Su lucha ético-política se radicalizó luego del 2001 a partir de que la contrareforma sobre "derechos y cultura indígena" mostró la perpetuación del desprecio por parte de los gobiernos federal, estatales y municipales. La clase política mexicana y muchos de los intelectuales, que primero se mostraron fieles a dicha iniciativa, marcaron distancia. Se mostró una vez más que los indígenas campesinos seguían siendo folklor dentro de una vitrina donde era permisible la explotación. Siendo la forma cultural despreciada, y por tanto la autonomía histórica ocultada por el poder político de dicha clase y sus ideólogos.

Desafortunadamente el proceso zapatista ha sido invisibilizado por parte de los estudiosos de lo rural, sobre todo en los últimos diez años; este "abandono" se produjo luego de que los zapatistas rompieron vínculos con la clase política y sus partidos. No se ha logrado entender cabalmente que la lucha por la tierra, el territorio y la territorialidad zapatista constituye una alternativa societal, además de que se enmarca en un terreno de disputa muy particular (en donde la Guerra Integral de Desgaste ha sido un componente sustantivo), no suficientemente valorado por el modo utilitario con que algunos académicos e intelectuales se vinculan a intereses de partido y de clase.

Los pueblos indígenas, campesinos, pescadores, artesanales y de otros ámbitos rurales, con y sin tierras -ya representados en el Congreso Nacional Indígena- no vieron expresada la voluntad política de "los de arriba" de dialogar y conciliar desde el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés Sacam Ch'en de los Pobres ya firmados. Este hecho les confirmaba no sólo la continuación de la Guerra en Chiapas, iniciada el primero de enero de 1994, sino una vez más, que los modos y formas de relación social de los pueblos originarios son una amenaza clara dentro de la mundialización de la economía capitalista en su fase neoliberal. Así quedó claro que se cancelaba la base jurídica del uso y control del territorio desde y para los sujetos colectivos a nivel nacional.

La clase política no actuó ingenuamente, la focalización y territorialización del capital financiero, con sus complejos corporativos, como mecanismo estratégico inmediato en la mundialización de la economía capitalista en su fase neoliberal, alentaría el modelo neo-extractivo y de agronegocio. En este contexto se presentó como elemento de profundización y consolidación de aquél, la contrareforma agraria con la modificación del artículo 27 constitucional (1992), que se complementaría con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio (1994). En conjunto, serían pieza clave para cumplir con las políticas de acaparamiento, enajenación y comercialización de tierras que se estaba llevando a cabo en el ámbito mundial.

 

DISPUTA CIVILIZATORIA EXPRESADA EN DISPUTA TERRITORIAL: LA IV GUERRA MUNDIAL

En América Latina, en los últimos 30 años, las iniciativas geopolíticas del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzaron con decisiones económicas y militares. Para la región de Mesoamérica estratégicamente se presenta desde lo geo-regional en el denominado "Paseo Pantera", el cual tenía como iniciativa fundamental la creación del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) -luego de terminada la guerra en Centroamérica en 1989-, la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible y la presencia activa de la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID). El objetivo: facilitar la extracción de recursos estratégicos en las más de 550 áreas protegidas existentes en dicha región e instaurar una cantidad mayor. El BM estimó que alrededor de 432 128 familias indígenas habitan la parte mexicana del CBM, siendo los corredores de la Zona Norte y Zona Sur de Chiapas mayoritariamente constituidos por pueblos indígenas.

Con el levantamiento zapatista de 1994 y su consecuente reconfiguración territorial desde los Marez, la geoestratégica cambió. Fue hasta 2001 que se presentó como Plan Puebla Panamá, y desde 2007 como Proyecto Mesoamericano (en Chiapas difundido como "Convenio Mundo Maya"). El mismo tiene como objetivo estratégico inmediato establecer un sistema de ordenamiento territorial, compuesto por la interconexión del Sistema Centroamericano de Áreas Protegidas, en cinco corredores biológicos del sudeste de México. La táctica es establecer mecanismos de pagos por servicios ambientales, pagos por el carbono, por comercialización y promoción de bienes naturales sostenibles, administración y gestión de tierras que facilitaría la extracción de "recursos naturales". Para esto crearán y fortalecerán un órgano de coordinación encargado de la integración ambiental regional, que sea independiente de los intereses de los países. El corredor involucra a México, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, y Panamá, y tiene su sede en la ciudad de Managua. Además, se crearán mega emprendimientos turísticos dinamizados por una basta red de infraestructura vial e inversión inmobiliaria.

Las bases de apoyo del zapatismo y el EZLN compartieron a la sociedad civil nacional e internacional el contexto en el que se desplegaban el proyecto político zapatista. La guerra neoliberal se convirtió en una categoría adecuada para nombrar la dinámica de territorialización del capital en espacios geoestratégicos donde habitan principalmente pueblos indígenas. La denominada "IV Guerra Mundial"9 sistematizada por el CCRI-CG EZLN en "Siete piezas sueltas del rompecabezas mundial" (junio de 1997), y retomada en 1999 con el documento "¿Cuáles son las características fundamentales de la IV Guerra Mundial?". Y el documento "La guerra de conquista sobre el campo mexicano. El nuevo despojo... 5 siglos después" (2007). Advertía de "la ruta de guerra" contra el "enemigo interno"; los pueblos indígenas y todo aquel que "no sea una máquina de producir y comprar".

Mundialmente la estrategia del capital sería crear los mecanismos estratégicos inmediatos para "destruir y despoblar, para luego reconstruir y repoblar", una guerra de exterminio neoliberal contra la humanidad; guerra no sólo militar/convencional, sino de exterminio, no necesariamente físico directo; sino de liquidación de los modos y formas que permiten la relación social y diversidad cultural, desde la reciprocidad, solidaridad y convivialidad. Esta guerra actualmente va dirigida principalmente hacia los más de "300 millones de pueblos originarios a nivel mundial" (2007), que están asentados en zonas que poseen 60% de los "recursos naturales" del planeta.

El documento sintetiza los objetivos: conquistar territorio, reorganizarlos, destruir a su paso al "enemigo interno" y administrar dicha conquista; la lógica cambia según el tipo de "Teatro de operaciones" desde la geopolítica dispuesta por los organizamos trasnacionales. Así como la táctica y los instrumentos de desgaste hacia las resistencias. No existe un solo esquema, sino muchas respuestas posibles. Pero siempre será en beneficio de las leyes del mercado para favorecer la dinámica de acumulación de capital.

La IV Guerra Mundial es parte de la incertidumbre planetaria, que se comenzará a denominar como Crisis sistémica/Crisis de la economía mundo capitalista; Crisis civilizatoria; Gran crisis; Crisis de la sociedad moderna (Illich, 2000; Wallerstein, 2003; Lander, 2006; Bartra, 2010; Prada, 2012; Esteva, 2013). Es a partir de la primera década del siglo XXI, que se asume como una crisis multidimensional planetaria: ambiental, política, económica, epistémica.

Así, "la sociedad del poder", nombrada y descrita desde el CCRI-CG como un pequeño grupo de dueños de industrias, comercios, bancos y empresas turísticas (Wall Mart, Ford, Chrisler, General Motors, HSBC, Santander, Monsanto, Luxury Collectión), obtiene 90% de las ganancias mundiales. Siendo las multinacionales quienes desplazan a la "clase política nacional" y pasan a ser facilitadoras de las inversiones y la especulación en los territorio focalizados. Su estrategia funciona a partir del grandes redes de complejos corporativos, principalmente el empresarial-militar-político-mediático, aparatos que funcionan detrás del Estado y su clase política (Casanova, 2012).

La finalidad de dicha "sociedad del poder" para Mesoamérica es el ordenamiento territorial que viabilice la especulación de capital en la región. La delimitación geo-espacial tendrá como base el Corredor Pacífico, el cual demarcará tres Corredores estratégicos: 1) El "Corredor logístico", conocido como Corredor Mesoamericano de Integración, que tiene como objetivo viabilizar la acumulación de capital por medio del tránsito internacional de mercancías. Por tanto, esta es la matriz que impulsa a los siguientes corredores; 2) el "Corredor turístico", que se interconectará con el Sistema Centroamericano de Áreas Protegidas. Para poder llegar al objetivo principal: el Corredor Biológico Mesoamericano, que consolide la dinámica de comercializar un conjunto regional de productos y servicios ambientales derivados de prácticas tradicionales de uso de la tierra; 3) el "Corredor agroindustrial", cuyo objetivo principal constituye el Programa Mesoamericano de Biocombustibles así como la producción avícola y cárnica a gran escala.

Específicamente en Chiapas, los objetivos estratégicos del capital, sus mecanismos y respectivas tácticas de territorialización más visibles son: 1) en términos productivos, el agronegocio a partir de proyectos productivos de cultivo comercial de palma aceitera/palma africana (Elaeis guineensis). La táctica, declarar como "suelos muertos" aquellos dedicados a la economía de autoconsumo de las familias indígenas campesinas. Su objetivo a largo plazo, la integración al "Programa Mesoamericano de Biocombustibles", siendo los Marez afectados, principalmente aquellos que comprenden el Caracol de Roberto Barrios, en la región de Tulijá y San Sebastián Bachajón; 2) Corredores agroindustriales, para lo cual se impulsa infraestructura que conecte la parte sur del país (Ciudad Hidalgo-Guatemala-Puerto Chiapas) con la parte norte (autopista que va hacia Arriaga, la Ciudad de México y la frontera con Estados Unidos); 3) Otro frente es el que viabiliza el neoextractivismo. El mecanismo de extracción de "recursos estratégicos" (agua, maderas preciosas, germoplasmas) tendrá dos vectores articulados; 1) "Cápsulas de resguardo" como aquellas que el Estado ubica y denomina Áreas Naturales Protegidas y; 2) zonas de potencial turístico. Ambas permiten la valorización de los bienes colectivos albergados en los territorios indígenas, principalmente de la Zona Altos, y Zona Selva de Chiapas. En consideración de su riqueza genética, su capacidad de captación de carbono, y su potencial turístico, como es el caso de la "Reserva de la biosfera Cascadas de Agua Azul", ubicada en la región autónoma de San José en Rebeldía, que tiene como sede al Caracol Morelia. Del mismo modo, la reserva de Huitepec en la Zona Altos. Los casos de los municipios autónomos que pertenecen a los caracoles de Roberto Barrios, Garrucha y Morelia se ven también amenazados en la reconfiguración territorial por medio del "Centro Integralmente Planeado Palenque-Cascadas de Agua Azul" (CIPP-CAA). La construcción de corredores turísticos pretenden unir Áreas Naturales Protegidas con centros de atracción turística. El objetivo principal es dar continuidad al "Convenio mundo maya", que como señalamos, tiene la finalidad de constituir una "Red de recursos bióticos" entre México, Guatemala, Belice y Honduras. Por último, 4) "Ciudades rurales sustentables" que serán parte integral del reordenamiento, su objetivo es el proceso de descampesinización de la región.

En Chiapas y la región se ha definido al "enemigo interno",10 y por tanto, sólo falta que los gobiernos de turno faciliten la administración y reordenamiento territorial, a partir de la consigna de mantener como estrategia la "guerra de contención", es decir; prolongar el conflicto con "actos de no guerra". Por tanto, la lectura desde el "Teatro de operaciones", implica comprender como geocódigos de dicha "guerra irregular/actos de no guerra" la focalización de instrumentos tácticos que permitan desplegar el objetivo estratégico a corto plazo, mediante: 1) Políticas asistenciales, con inversión financiera desde organismos multinacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) que motiven a consumir los mismo productos procesados a todas las familias; 2) Medios de comunicación que las promuevan (monopolios como el de Televisa y las líneas de telecomunicaciones controladas por la "familia Slim"; 3) gobiernos "progresistas" (Partido de la Revolución Democrática y sus alianzas con el Partido del Trabajo) que hagan propaganda dentro de un discurso de desarrollo sustentable, inclusión y respeto de derechos humanos, 4) Proteger, mantener y crear grupos paramilitares y de choque.11

Cabe resaltar que en dicho reordenamiento territorial se observa una "territorialidad del desprecio", mediante programas asistenciales focalizados en las zonas de confluencia del zapatismo, así se intenta comprar las conciencias de bases de apoyo, para "olvidar a sus muertos y justas demandas". Sin embargo, la resistencia se vuelve una lucha por la dignidad, y la autogestión autonómica, una respuesta al desprecio. Las políticas gubernamentales tienden a generar procesos de asimilación y control hacia todos los pueblos indígenas y campesinos, propiciando una cultura de dependencia institucional que no resuelve la marginalidad, sino refuerza la exclusión e invisibilidad de los pueblos como sujetos de derechos colectivos. En Chiapas existen más de 200 programas estatales y municipales para "acabar con la pobreza". Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval) en el país, el 48% de la población es pobre y en su mayoría se encuentra en las zonas rurales, los programas de asistencia social están diseñados para igualar a los pobres entre sí, y no para proporcionar una calidad de vida digna. A principios de 2013 comenzó una de las campañas de mayor envergadura de los últimos 20 años, denominada "Cruzada contra el hambre", la cual pretende aplicarse a 28 municipios oficiales de confluencia zapatista.

Se mantiene así la guerra regular y un ejército de ocupación con la presencia de 60 mil soldados federales. La VII región militar divide en cuatro zonas al estado de Chiapas, tres de éstas operan en territorio autónomo zapatista, delimitando 27 campamentos militares en la región oficial de Ocosingo, la cual opera desde los Marez que pertenecen a los caracoles de Morelia y la Garrucha; 23 campamentos en la región que pertenece a la zona militar de Rancho Nuevo donde se encuentran Marez pertenecientes a los caracoles de Oventic y Roberto Barrios. Y en la zona militar de Tenosique, donde se encuentran los territorios de los Caracoles de la Realidad y Roberto Barrios, 13 campamentos. En total 53 campamentos militares en la zona de confluencia zapatista y 77 en todo el estado. Cabe aclarar que los grupos aeromóviles de fuerzas especiales operan sólo en la zona de confluencia zapatista, y son quienes están preparados para la "ofensiva rápida y directa", para encapsular a las fuerzas rebeldes. Mientras se sostiene una ofensiva interna en "actos de no guerra/guerra irregular".

Sin embargo, es claro que a medida que el capital acumula por medio del despojo neocolonial, encuentra una resistencia cada vez más vigorosa. Como hemos señalado, la lucha contra el despojo en la etapa neoliberal en México ha tenido como referente inmediato la defensa del territorio desde las bases de apoyo zapatistas del EZLN y los pueblos, tribus y nacionalidades indígenas (agrupados en el Congreso Nacional Indígena).

Los y las zapatistas hoy legítimamente dicen:

La tierra es nuestra, nos pertenece por siglos, ahí nacieron los tatarabuelos, ahí murieron, ahí están sus huesos, su historia y su memoria [...] tenemos históricamente nuestras raíces en estos territorios [...] los indígenas campesinos la cuidamos y la amamos a nuestra Madre Tierra, y lo hemos demostrado por siglos. Nunca en la historia de la humanidad los pueblos indígenas y campesinos hemos hecho ningún daño grande a la Madre Tierra, nunca. La tierra la trabajamos para alimentarnos, pero la cuidamos, no hemos explotado la tierra para que sea mercancía... (palabras del Comandante David)

Lo anterior se vuelve un absurdo dentro de la lógica de la "ley del valor", la tierra es mercancía de facto y no "Madre Tierra", dirían los especuladores de la muerte. Por el contrario los pueblos en resistencia, en defensa de la "tierra recuperada", están desplegando el autogobierno desde las JBG, con ello demuestran ser una alternativa a la resolución de conflictos locales, regionales. Han logrado la autogestión desde la producción de alimentos sanos, la impartición de otra justicia, así como a partir de satisfacer demandas de salud y educación de parte de las familias indígenas campesinas de la región. Por su parte, las mujeres han logrado tener cargos de representación, además de impartir justicia, manejar el fondo comunitario, entre otros, todo ello en torno a la construcción de "un mundo donde nadie es más, nadie es menos".

 

REFLEXIONES ÚLTIMAS

El proceso zapatista no deber ser entendido sólo como un estricto movimiento socio-territorial regionalizado en Chiapas. En tanto que la expresión geográfica zapatista, desde lo local, regional, municipal y por zona, expresa la territorialización de un proyecto político que en su caminar deconstruye la naturaleza misma del sistema del Poder. Disputando el proceso de reconfiguración espacial del Estado-nación caracterizado por la racionalidad instrumental de control, dominio y sometimiento propios de un sistema colonial, patriarcal y capitalista. Del mismo modo, disputa la forma de democracia liberal moderna (partidista y electoral) que encamina a la corrupción, el clientelismo y la cooptación. En México, han sido los pueblos zapatistas y los incorporados al Congreso Nacional Indígena quienes mayormente se han organizado mostrando que en la debacle civilizatoria es momento de decidir cuál será la otra realidad que queremos construir en común; sus acciones hacen evidente la posibilidad de construir opciones en la llamada Crisis Civilizatoria y muestran resistencia en la IV Guerra Mundial.

El arcoiris terrestre desde la reconfiguración geográfica del zapatismo ha demostrado a la sociedad mundial la necesidad de luchar de manera integral y la posibilidad de hacerlo desde la multiescalaridad y multidimensionalidad en cada espacio geográfico planetario. Con ello se logró articular la multiplicidad de saberes, sentires, formas y modos de relación social sobre la homogenización propia del patrón sociocultural dominante. Representando un aporte de facto a la construcción de relaciones sociales que potencialicen lo comunitario y colectivo. Donde conviven diversas culturas con concepciones de "mundos de vida" que confluyen sin negar a nadie, sin someter creencias, sin imponer normas y reglas, sin exterminar subjetividades, sin disolver identidades. Siendo además un espacio abierto para recibir multiplicidad de personas de todo el mundo.

La experiencia de 30 años de dicho proyecto político conlleva la recuperación de tierra, la reconfiguración y resignificación territorial, así como la resistencia y defensa desde la lucha por la construcción de una sociedad alternativa. Recuperar tierra va más allá de una lucha agraria, es tierra para hacer territorio, en tanto ésta significa la lucha contra el olvido, por la dignidad, la justicia, la vida, la libertad y el futuro, por democracia y presente. En tanto que la reconfiguración y resignificación exponen en forma de organización, acción creativa y relación social la creatividad humana como potencia, conforme se construya una intersubjetividad desde los sujetos emergentes revolucionarios de relación social comunitaria y de no sometimiento ni control hacia el otro y lo viviente se van territorializando proyectos autónomos integrales. En su organización social no hay divisiones de clase ni relaciones capitalistas. La forma valor comunitario, permite la reproducción del trabajo en condiciones en las que el capital no ha tomado posesión del proceso de producción, ni mediante la "renta de la tierra" ni por medio de la circulación y el mercado de lo producido.

El zapatismo del EZLN introduce el carácter de "tierra digna" y la temporalidad del 13 B'ak'tun como proceso mítico-revolucionario largo y permanente, donde los mitos y utopías se expresan en el tiempo presente desde un horizonte emancipatorio de justicia, libertad y democracia en el ahora. La memoria larga, desde su articulación en el presente, da sentido a la "tierra recuperada" como territorio autónomo liberado del "mal gobierno", no sólo se reivindica "Tierra y libertad" y, el posicionamiento de "Más vale morir de pie que vivir de rodillas" que proclamó Emiliano Zapata en 1910, sino que cien años después, se materializa en los ideales de "servir al pueblo" y "mandar obedeciendo", instituidos permanentemente desde sus tres leyes fundantes; "Ley revolucionaria agraria zapatista", "Ley de las mujeres zapatistas" y los siete principios ético-político zapatistas. Teniendo lo comunitario/ local, los Marez y las JBG ensayando cada uno "un mundo donde quepan muchos mundos".

En cuanto a la defensa territorial y de la Madre Tierra, así como la resistencia y construcción de una sociedad alternativa, el zapatismo es de los movimientos sociales que más nos sitúan en la crisis civilizatoria, en tanto que en los últimos 30 años, a nivel planetario, enfrentamos una embestida brutal por parte de la "sociedad del poder/capital corporativo", resultando una alarmante perdida de esperanza de vida y una adecuación a los mecanismos de control social (mediante guerras de facto, leyes antiterroristas, hasta políticas públicas). Las estrategias han sido fundamentalmente territoriales, multiescalares y multidimensionales, con la finalidad de controlar y reconquistar geoespacialmente "nuevos territorios" en su articulación con los intereses económicos globales. Siendo el Estado no sólo un instrumento, sino una representación orgánica que mantiene como función facilitar el modelo. El escenario, en términos de la teoría crítica, se expresa en la "acumulación originaria/ permanente". En tanto que para las luchas de resistencia y algunos movimientos sociales, la expresión más representativas es "guerras neocoloniales del siglo XXI" o, "IV Guerra Mundial".

La lucha zapatista se vuelve una ventana para mirar la importancia y necesidad de la lucha contra la desmemoria desde lo local, lo nacional y lo planetario -desde el colectivismo conjunto de los desposeídos, explotados, despreciados y de todo aquel que vive la violencia del sistema hegemónico- en el sentido de acción política transformadora y liberadora. Es decir, otra forma de hacer política, una alternativa efectiva de construir una manera de vivir y gobernarse (gobernarnos) diferente, que permite avanzar sólidamente en la reorganización de la sociedad desde abajo. No desde la arena electoral, pues como diría el compañero Gustavo Esteva (2013) "[...] creemos que estamos en la urgencia de abandonar la ilusión del juego electoral supuestamente democrático. No se trata del juego de si hubo fraude o no, o si la próxima vez vamos o no a ganar. Se trata de mostrar que en el planeta entero 'arriba' -los gobiernos- no pueden hacer otra cosa que lo que están haciendo. Frente al horror de destrucción ambiental de un lado y de destrucción social y política -el tejido social, la violencia, etcétera- hay que actuar ahora... y la única manera efectiva de resistir es crear una nueva sociedad".

No se puede hablar de un proyecto democrático-popular y multicultural sino partimos de rememorar nuestra dolorosa historia de clientelismos, cooptaciones, oportunismos, donde "unos la cagan y muchos la pagan". El arcoiris terrestre emergió del cúmulo de indignación hacia la actitud de racismo, exclusión, desprecio, represión, también es producto de la larga trayectoria de cooptación y control del Estado hacia las organizaciones y movimientos. Los zapatistas del EZLN se convirtieron en una ventana para mirar y construir otro horizonte posible. Pero además, desde la autocrítica de su proceso, que permitió redefinir estructuras políticas, dinámicas sociales a nivel local, formas productivas, se muestran como espejos para mirar aciertos y errores. La territorialidad de la autonomía zapatista se construye a partir de los sueños que permiten desplegar mundos existentes, y por tanto, posibilitar mundos aún sin nacer en otras geografías, eso ha sido el gran logro del zapatismo del EZLN, y ahora es el desafío y compromiso desde la "Sexta", desde los participantes a las "Escuelita", y desde quienes tienen la convicción de seguir caminando en la construcción de algo distinto.

 

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Notas

1 Retomo la categoría de "acontencimiento" del francés A. Badiou (1994), y de "momento constitutivo" del boliviano R. Zavaleta (1986). Ambas permiten reflexionar sobre el cúmulo de sucesos históricos resultantes de la "lucha contra el olvido y por la dignidad" que a su vez tejerán momentos constitutivos y fundantes que redefinirán el posicionamiento ético-político de las colectividades. La categoría de "momento constitutivo" es fundamental para la reflexión que pretendo exponer a partir de la formación económico social mexicana, que en palabras de Zavaleta estaría caracterizada como una "sociedad abigarrada". Aquella que tienen cierta particularidad en el entrecruzamiento entre la sociedad civil, las instituciones/mediaciones, el momento político estatal. Y sobre todo el tipo particular de intersubjetividad que forja el poder popular.

2 La Reforma Agraria en México (1920-1992), tuvo sus fallas y sinsabores. En Chiapas, el carácter inconcluso de dicha reforma fue uno de los factores que aceleró el levantamiento armado del EZLN. Sin embargo, el detonante significativamente más profundo fue el ¡Ya basta! contra el desprecio, el olvido y la opresión. La reforma no tuvo la trascendencia que adquirió en el centro del país. En lo que se podría denominar la "primera fase" para llevar a cabo el reparto de tierras. Desde el inicio del proceso se asomaban las primeras fisuras, siendo la entrega de tierras a indígenas-campesinos desposeídos un engaño maquillado de promesa. Y para los pueblos que aún conservaban tierra ancestral, como veremos, dicha legalización se constituyó en despojo legal. Muchos de ellos "se tuvieron que poner la camisa y sombrero" para al menos ser reconocidos como campesinos/ ejidatarios y así acceder a una fracción de tierra.

3 Ejemplo representativo fue la masacre de 1980 que comandó Absalón Castellanos Domínguez, conocido por su carrera político-militar siendo miembro del pri, fue gobernador de Chiapas de 1982 a 1988. Responsable del Campo Militar 1 (lugar de tortura y desaparición forzada en la llamada "guerra sucia"), comandante de la 31 Zona Militar en San Cristóbal de Las Casas. En 1989 la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos denunció que durante el gobierno de Absalón Castellanos se registraron "153 asesinatos políticos, 327 desapariciones de campesinos, 692 detenciones, 503 secuestrados y torturados". Tomado de "Deshonra militar, militarismo y paramilitarismo en Chiapas" (Morquecho, 2011).

4 Considero tres momentos entretejidos que resultan en el ensamblaje de tierra/territorio y vida digna: 1) La tierra repartida para propiedad colectiva. Tendrán el "derecho primario" de acceder a tierra los colectivos de campesinos pobres sin tierra y jornaleros agrícolas, hombres, mujeres y niños sin tierra o con tierra de mala calidad. Dedicando preferentemente la producción en colectivos de alimentos necesarios para el pueblo mexicano: maíz, frijol, arroz, hortalizas y frutas, así como la cría de ganado (vacuno, apícola, bovino, porcino y caballar) que proporcione productos derivados de éstos. Formando la conciencia colectiva de trabajo y unidades de producción, defensa y ayuda mutua en el campo mexicano, así como el carácter revolucionario de sostenimiento de huérfanos y viudas de combatientes revolucionarios. Potencializando el intercambio de lo que se produzca para viabilizar condiciones de justicia e igualdad. Sólo serán exportados los productos si no hay demanda nacional; 2) Tierras confiscadas para erradicar el hambre del pueblo. Serán afectadas aquellas propiedades agrícolas y empresas agropecuarias nacionales o extranjeras; latifundios y monopolios agropecuarios (empresas agrícolas) dentro del territorio mexicano. La "afectación agraria revolucionaria" se tornará contra aquellas extensiones de tierra que excedan las 100 hectáreas en condiciones de mala calidad y de 50 hectáreas en condiciones de buena calidad. La afectación incluirá medios de producción tales como maquinaria de labranza, aperos, semillas y bodegas, etcétera. Con el objetivo de hacer producir la tierra extensivamente y empezar a erradicar el hambre del pueblo; 3) Respeto y preservación de la Madre Tierra desde el hacer comunidad. En el artículo décimo tercero y décimo cuarto, la tierra deja de ser sólo medio de producción y adquiere el carácter de territorio; está implícita la importancia de la preservación de los territorios y la conciencia de su uso para mantener manantiales, ríos, lagunas y mares como propiedad colectiva del pueblo mexicano, pero además como relación comunitaria integral. En los artículos décimo quinto y décimo sexto se explicita la importancia de organizar centros de comercio -donde la relación social estará en la conciencia revolucionaria de comprar y vender al precio justo-, Centros de Salud comunitaria; del mismo modo se crearán Centros político-culturales, Centros de Educación, Centros de Construcción de Viviendas y de Servicios públicos comunitarios -luz eléctrica, agua entubada y potable, drenaje, comunicación-, etcétera.

5 Esta reconfiguración territorial comenzó a redefinirse simbólica y geo-espacialmente con lo que se conoció como los Aguascalientes zapatistas. Estos comenzaron a expresar la posibilidad de materializar espacialmente los ideales libertarios de justicia y democracia, en un despliegue territorial de regiones autónomas pluriétnicas, que por su composición histórica no contaban con una delimitación geográfica continua.

6 Para agosto de 2003 el EZLN da a conocer la desaparición de los Aguascalientes para inaugurar los "espacios político-administrativos" conocidos como Caracoles. Estos van más allá de ser lugares de encuentro y diálogo entre la sociedad civil y las base de apoyo, serán cede de las Juntas de Buen Gobierno.

7 Los nombres son representativos de la territorialidad inmaterial que caracteriza la cosmovisión indígena, pero también el "cosmoser" a decir de Leyva (2013) como sujetos revolucionarios: Caracol 1: "Nueva semilla que va a producir" (Roberto Barrios); Caracol 2; "Corazón del arcoiris de la esperanza" (Morelia) y; Caracol 3: "El camino del futuro" (Garrucha) la mayoría de las tierras que acogen esos centros tienen el carácter de propiedad de "tierra recuperada". En la región selva Sur se encuentra el Caracol 4; "Hacia la esperanza" (Realidad), y en la región Altos el caracol 5; "Corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo" (Oventik). Las nominaciones entre paréntesis contienen a su vez un sentido histórico local.

8 Información de enero de 2012 desde "Radio Insurgente, la voz del EZLN".

9 La Tercera Guerra Mundial y su extensión, la Guerra Fría, abarcan de 1945 hasta 1990. Fue una gran guerra mundial compuesta de muchas guerras locales. El resultado, la derrota y la destrucción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y la victoria de Estados Unidos.

10 El "enemigo interno" no sólo son el EZLN, la resistencia de las bases de apoyo zapatistas y, los poblados y comunidades adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, sino los indígenas, campesinos, milperos y mestizos que no quieren entrar a la dinámica de producción a gran escala, que resisten por conservar su economía familiar de subsistencia y se niegan a consumir mercancías insubstanciales.

11 Valga como ejemplo para esta ingeniería territorial, dentro de la guerra integral de desgaste, el mantenimiento de grupos paramilitares y grupos de choque, encargados de sembrar el terror en las escuelas zapatistas (recientemente en la comunidad de San Marcos Avilés), así como el envenenamiento de pozos de agua de comunidades de Zinacantán por parte de militantes del PRD. La quema del trabajo colectivo realizado en la milpa, el ataque a los árboles frutales se ha expresado en la zona norte, específicamente en el Nuevo Poblado Comandante Abel, donde están desplazados los y las bases de apoyo zapatistas y donde se intenta regularizar la tierra a favor del grupo paramilitar "Desarrollo, paz y justicia". A ello se suman las incursiones de grupos como la Organización de Cafeticultores de Ocosingo (Orcao), quienes entran armados disparando y robando y/o quemando la cosecha producto del trabajo colectivo a los y las bases zapatistas de los Caracoles de Morelia y la Garrucha.

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