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Archivos de neurociencias (México, D.F.)

versión On-line ISSN 1028-5938versión impresa ISSN 0187-4705

Arch. Neurocien. (Mex., D.F.) vol.10 no.1 Ciudad de México ene./mar. 2005

 

Historia de la medicina

 

Doctor Ramón Luis Miranda Torres, su relación con las neurociencias

 

Dr. Ramón Luis Miranda and it's relation with neurosciences

 

Ricardo Hodelín Tablada

 

Hospital Provincial Clínico Quirúrgico "Saturnino Lora" Profesor Instructor del Instituto Superior de Ciencias. Médicas de Santiago de Cuba.

 

Correspondencia:
Doctor Ricardo Hodelín Tablada
Calle 4ta No. 652 entre L y M Reparto: Sueño Santiago de Cuba.
90900 Cuba.
E–mail: rht@sierra.scu.sld.cu

 

Recibido: 4 octubre 2004.
Aceptado: 22 octubre 2004. 

 

RESUMEN

Objetivo: en el presente trabajo se reseña la relación del doctor Ramón Luis Miranda con las neurociencias, dirigido a destacar su inclinación por estas disciplinas.

Desarrollo: conocido en la historiografía médica como el médico de José Martí el apóstol cubano el doctor Ramón Luis Miranda Torres, se destacó en otros aspectos poco divulgados, por lo que opinamos que no se le ha otorgado su verdadera dimensión. Nacido en la ciudad de Matanzas, Cuba, estudió medicina en Francia y desde sus años de estudiante se interesa por las Ciencias Neurológicas, publicando trabajos sobre tumores vasculares de la bóveda craneana, la exéresis del nervio maxilar superior en la neuralgia facial y el vértigo. Al graduarse defendió una brillante tesis sobre la parálisis del tercer nervio craneal. Para aspirar a académico supernumerario en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, presentó un trabajo sobre la anestesia donde hace énfasis en diferentes aspectos del dolor. Otros temas de neurociencias que abordó fueron la intoxicación que en el sistema nervioso producen los pescados siguatos, las contusiones encefálicas, la importancia del encéfalo como órgano rector de la actividad del hombre, las cefalalgias, los vértigos, la relación del sistema nervioso simpático con la pupila, la forma de trepanar el cráneo, la enajenación mental, la duramadre, la relación de la diabetes mellitus con el insomnio etc.

Conclusiones: por último se propone considerar al doctor Miranda entre el grupo de precursores, que desde siglos pasados se preocuparon por el desarrollo de las Neurociencias.

Palabras claves: cefalalgias, contunsiones encefálicas, dolor, Ramón L. Miranda Torres.

 

ABSTRACT

In order to make patent the relation between Dr. Ramón Luis Miranda and neuroscience we made this presentation.Well know in history due to the fact that was the doctor of Jose Marti, Dr. Ramón Luis Miranda Torres had other very important activities not well known.He was born in Matanzas Cuba, studied medicine in France and from the begining was interested in neurology and published some papers about cranial tumors and trigeminal sections. His doctoral tesis was about the III craneal nerve and in Havana about anestesia and pain. He also wrote about brain concusión, intoxication by fish saguato, vertigo cephalea, trepanation, insomnia etc. He must be considered a for runner of neuroscience in Cuba.

Key words: Ramón L. Miranda Torres, neurociences, contributions and relation with Jose Marti.

 

En la historiografía médica se conoce al doctor Ramón Luis Miranda Torres, como el médico de José Martí el apóstol cubano debido a su excelente labor asistencial durante los últimos años de vida del héroe nacional. El galeno se destacó en otros aspectos poco divulgados, por lo que opinamos que no se le ha otorgado su verdadera dimensión. En consecuencia decidimos escribir este artículo, para reseñar su relación con las ciencias neurológicas. Debemos recordar que sólo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, la neurología clínica quedará plenamente establecida, gracias a importantes descubrimientos que se sucedieron. Luego se desarrollan otras ramas afines que se encargan del estudio del sistema nervioso, llegando a constituir lo que hoy conocemos como neurociencias o ciencias neurológicas. Es decir que en la época de Miranda no se conocía con este nombre. 

 

Aspectos de la infancia. Estudiante de medicina

Nacido el 29 de julio de 1836 en Matanzas, Cuba, sus padres fueron don Bernardino de Miranda y doña Gumersinda Torres1. A los ocho años se trasladan a La Habana y Ramón ingresa como alumno en el Colegio "El Salvador"; que ya constituía verdadera institución de la enseñanza, dirigida por el insigne patriota José de la Luz y Caballero. Transcurridos los diferentes niveles de escolaridad con excelentes resultados, en 1853 matricula la carrera de medicina y aprueba con notas sobresalientes los dos primeros cursos.

Como era frecuente en los jóvenes de la época se traslada a París, e ingresa en la facultad de medicina2. Desde sus años de estudiante en Francia comienza a mostrar simpatía por todo lo relacionado con el sistema nervioso. La Revista "Eco de París", que él había fundado en unión de otros cubanos que cursaban estudios en la capital francesa, evidencia su interés por estos temas.

Junio de 1857, marca la primacía del estudiante Miranda, al publicar en el número correspondiente a ese mes, su primer artículo titulado "Revista Extranjera"1, donde ofrece el resumen de algunos hechos divulgados por la prensa. Ahí describe el tratamiento de diversas enfermedades y los resultados; como en casos de tétanos, tumor vascular de la órbita, la excéresis del nervio maxilar superior en tres casos de neuralgia facial y otros. En agosto del mismo año alude al vértigo, en la sección "Clínica Médica"1. Así presenta casos, se refiere a la forma de diagnosticarlos, los tratamientos y resultados; e insiste para que no se confunda el vértigo con afecciones de muy diversas naturalezas y se pongan en práctica recursos inútiles y perjudiciales.

También abordó los tumores sanguíneos de la bóveda del cráneo, en comunicación con la circulación venosa intracraneal. De estas lesiones destaca3 "estos tumores que en la sociedad de cirugía se han comparado con los aneurismas venosos observados con frecuencia en algunas regiones del cuerpo, pero nunca en el cráneo, no se hallan descritos ni siquiera indicados en los tratados de cirugía tanto antiguos como modernos: hoy gracias a las investigaciones, se ha podido trazar bastante bien la historia general de esos tumores". 

 

Graduación universitaria. Actividad asistencial

El 10 de mayo de 1861 realiza brillantes exámenes y se gradúa de médico, de su examen, ha distinguido el doctor Gustavo López, citado por Rodríguez Expósito "Allíante el competente tribunal que lo graduó, supo sostener su tesis que tituló "La parálisis del motor ocular común". Sus argumentos fueron muy bien acogidos, justificando asila felicitación que recibió del profesor Martín Malgron, que tenía al doctor Miranda entre sus discípulos predilectos".

Una vez más vemos su inclinación por las neurociencias, escoge para defender su tesis la parálisis del III nervio craneal. Al ser propuesta por el tribunal para su publicación, la tesis fue editada en París con la dedicatoria "Al mejor de los padres, cuan dichoso me considero hoy en poder ofrecerte este simple fruto de mis trabajos, y ojalá que así se encuentren recompensados en algo tu tierna solicitud y tus paternales sacrificios. A mi buena madre: amor eterno. A mi hermano querido: cariño y unión".

Su tesis de grado fue resultado de trabajos y experiencias adquiridas durante el tiempo que permaneció en los laboratorios de fisiología del profesor Malgron y mereció un cálido elogio del profesor Paul Broca, uno de los iniciadores de la neurología, quien localizó el centro del lenguaje articulado en el pie de la tercera circunvolución frontal izquierda. El mismo año en que se gradúa Miranda, Broca trepanó el cráneo de un enfermo y le evacuó un absceso4, lo cual le valió el amplio reconocimiento de la clase médica. Quizás la influencia del profesor Broca, haya sido decisiva y la inclinación de Miranda por las ciencias neurológicas.

De Francia se trasladó a España, donde dada la procedencia francesa, se le obligó a examinar todas las asignaturas2. El joven galeno respondió ampliamente los interrogatorios. Su examen de grado en la facultad de medicina de la universidad madrileña fue muy notable. Realizó una operación de labio leporino, que le valió no solamente el grado sino la felicitación del profesor de medicina operatoria, que expresó satisfecho "he aquí un cirujano estético". Con esta tesis de su graduación como médico cirujano en Madrid, Ramón Luis Miranda Torres, fue sin duda uno de los precursores de la cirugía estética.

Al regresar de España tenía 25 años. En Cuba instaló su consultorio en la Habana y poco a poco se ganó la admiración de sus numerosos pacientes5. Gran parte de ellos vivían en los barrios pobres, cuarterías y solares, adonde Miranda acudía puntualmente, les llevaba su amor y sus conocimientos médicos. Se conoce que no sólo no percibía los honorarios sino que muchas veces dejaba el dinero junto a las recetas para la compra de las medicinas. Fueron muchas las noches en que interrumpía el sueño y montaba su coche o volanta, para acudir a la casa de un pobre necesitado de sus servicios. Esta función la hacía como un deber y con un enorme placer.

 

Actividad académica. Publicaciones

Para aspirar a Académico Supernumerario de la sección de medicina en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, presentó un trabajo titulado6 "De la anestesia local". Interesante estudio que fue muy bien aceptado por su manera de exponer el tema incluyendo hasta sus más mínimos detalles. El texto en su primera parte se refería al dolor del paciente ante la intervención quirúrgica. Luego resumía todo lo existente en el mundo en materia de anestesia, las aplicaciones de la anestesia local y sus efectos. Además de la excelente revisión bibliográfica, hacía énfasis en su propia experiencia.

El 28 de octubre de 1866 el doctor Luis M. Cowley, ilustre personalidad médica de la época informa en el pleno de la Academia, sus opiniones acerca de la memoria presentada por el doctor Miranda. Cowley destaca1 "a pesar de ser el dolor el centinela que la naturaleza ha dado al hombre para que vigile su conservación también es el enemigo más enérgico y formidable que lo ataca. Así es que desde tiempos inmemoriales se buscan con infatigable ahínco los medios capaces de combatirlo. Siempre fue éste el sueño dorado de espíritus eminentes y hasta el mismo Hipócrates nos da el siguiente precepto: Divinum es opus sedare dolores".

Más adelante enfatiza1 "Nada es más admirable que cambiar en momentos de tranquilidad la terrible prueba de las enfermedades y de las operaciones quirúrgicas; pero al gozar de ese inmenso beneficio por medio de la anestesia general, no solamente se extingue la sensibilidad sino también el conocimiento y la voluntad y junto a tan asombrosas propiedades existe una amenaza de muerte por los efectos tóxicos de las sustancias administradas. Así diremos con el célebre profesor Trousseau que "atacar el árbol nervioso por la raíz con agentes de tanta energía será siempre peligroso" por lo cual debe considerarse como un verdadero progreso la aplicación local de sustancias que tengan la propiedad de extinguir la sensibilidad de un modo constante y bastante poderoso para luchar con ventaja contra las inhalaciones pulmonares".

Continúa el ponente1 "La anestesia local aún no ha llegado a su perfección, pero los primeros pasos están ya dados con felices augurios; la ciencia marcha adelante por buen camino, y quizás llegue un día en que nuevas conquistas coronen sus esfuerzos, subyugando el dolor en toda circunstancia y no exponiendo a los enfermos durante las operaciones sangrientas a accidentes graves o funestos, determinados por la inhalación de los anestésicos. Tema más bello que éste no pudiera escogerse para una memoria, asilo ha comprendido el autor de interesante memoria sobre la anestesia local".

Al concluir la defensa puntualiza1 "La Comisión nombrada viene hoy solícita, y satisfecha, a daros cuenta de su cometido, no sin expresar antes la complacencia que ha experimentado con la lectura de su trabajo en cuyas páginas, revela a cada paso su autor la más sobrada instrucción y la más recomendable laboriosidad". Así termina solicitando a los presentes que se acceda gustoso a la aspiración del autor, dándole el título de Miembro Numerario y que se publique el texto que encierra hechos importantes y observaciones sumamente minuciosas. En esta propia sesión fue aprobada por unanimidad la ponencia del doctor Cowley y aceptada la solicitud de Miranda Torres.

En la sesión del 11 de noviembre de 1866, asistió el doctor Miranda, para tomar posesión de su cargo de Académico2. Se inicia así una intensa actividad académica que desarrolló con profesionalidad, dedicación y verdadero entusiasmo. El 25 de noviembre, asiste por segunda ocasión a una sesión, allí es testigo de una polémica discusión entre don Felipe Poey y Marcos J. Melero sobre los pescados siguatos. Miranda impresiona a todos por sus conocimientos, siendo capaz de explicar la intoxicación que en el sistema nervioso producen los pescados siguatos, lo cual logra relacionando la neurofisiología con los síntomas y signos que aparecen. Aplica así lo aprendido en el laboratorio de fisiología del doctor Malgron.

Como ponente de la Comisión de Remedios Nuevos y Secretos de la Academia de Ciencias, rinde un informe de un medicamento presentado por José Acosta como una panacea contra los dolores reumáticos y nerviosos en los hospitales y enfermerías de Canarias, África, Matanzas etcétera donde ha servido como practicante y acompaña un frasco con el líquido curativo. Ante esta pretensión el doctor Miranda refiere en su informe7 "El doctor Acosta tan práctico y experimentado como él lo asegura en su solicitud, ha olvidado indicar el modo de usar su remedio; nada dice de la dosis en que lo emplea ni si lo administra a lo exterior o interiormente; tampoco precisa los casos y condiciones en que haya de aplicarse".

Continúa refutando7 "Pero somos demasiado exigentes con dicho señor, quien tal vez sólo por rutina empleará los medicamentos, sin conocer el mecanismo ni las leyes que rigen el organismo humano y con ese motivo no podemos menos de recordar las expresivas palabras de Volney dirigidas en una carta a Napoleón I, cuando le dice "que en medicina, lo mismo que en política, hay muchos que no saben arreglar la casa y quieren arreglar el estado, estableciendo sistemas y lanzando con atrevida presunción censuras en artes tan vastos e intrincados como la de gobernar la organización humana y el cuerpo social".

Luego resalta7 "nada nuevo encontramos en la composición del líquido, para que se le decore con el título pomposo de específico para curar los dolores de la naturaleza reumática, con su simple aplicación exteriormente y sólo consideramos que podrá ser útil en dolores superficiales... diariamente aparecen nuevos remedios rodeados del misterio y anunciándose como maravillosos por los efectos que producen, no tienen otro objeto, en la mayoría de los casos, que la especulación, debemos rechazar enérgicamente toda esa clase de preparaciones que vienen a buscar apoyo de nuestra Academia".

El 13 de septiembre de 1868 fue ponente de un interesante trabajo1. Se trata de un caso muy conocido en la sociedad habanera de la época. Un hacendado que aparece fallecido y las autoridades policíacas consultan a la Academia, para determinar si la muerte fue consecuencia de una congestión cerebral, así se llamaba entonces a la enfermedad cerbrovascular o de contusiones en la cabeza. Sólo la capacidad científica del doctor Miranda, su alto prestigio profesional y transparencia en el trabajo le permitieron llegar a una conclusión. Es impresionante el análisis científico que hace del caso, a pesar de los limitados recursos. Ahí demuestra su amplio conocimiento de las enfermedades del sistema nervioso.

Como parte de la relación de la Academia con otras instituciones internacionales, el 28 de noviembre de 1871, se analizó un trabajo presentado en la Academia de Bélgica por el profesor R Belynck sobre "Teras, Tératos, Monstruos" ofreciendo un estudio12 "acerca de las anomalías recomienda el estudio de la parte de la teratología que comprende el análisis de las desviaciones orgánicas que traen los hombres al nacer". El asunto motivó un gran debate, exponiendo el doctor Hernández que aceptaba la influencia de la imaginación en la producción de monstruos, porque ello es una fuerza creadora residente en el encéfalo y capaz de este efecto. Otro académico apoya el influjo de la imaginación y se refiere a una señora que por haber visto un orangután dio a luz un niño que ofrecía la más completa semejanza con el animal.

El doctor Miranda duda que la imaginación tenga una influencia tan marcada en la producción de deformidades en el feto, que coincidan con impresiones recibidas por la madre durante la gestación1, "pues diariamente las mujeres en ese estado las tienen bastante fuerte sin que en nada hayan afectado al feto para hacer tomar la forma del objeto que las impresionó, y sólo una causal coincidencia hace que algunos expliquen de esa manera la deformidad. Buscando entonces la madre, la causa del aquel defecto en el recuerdo de algún objeto que le afectara desagradablemente durante el embarazo". Seguidamente enfatiza en la importancia del encéfalo como órgano rector de la actividad del hombre y no considera lógico que la imaginación sea causa de malformaciones congénitas.

A partir de mayo de 1874 fija su residencia en Nueva York, pero no perdió el contacto académico. Continúa con sus colaboraciones, entre ellas envía una titulada8 "Anestesia por el recto", donde expone las ventajas del nuevo procedimiento anestésico empleado en Francia por el doctor Moliere y que también han usado médicos norteamericanos con notable éxito. Continúa sus investigaciones sobre la anestesia y el 11 de enero de 1885 envía un informe a la Academia9, de la anestesia local producida a base de hidroclorato de cocaína y explica los experimentos realizados por distintos oftalmólogos, muchas de dichas operaciones que ha presenciado, demuestran que la solución dilata la pupila por un efecto en el sistema nervioso simpático, y produce la anestesia no sólo en la mucosa ocular, sino en la boca, la laringe etc, lo cual relaciona con la inervación de la zona.

El 24 de enero de 1886 se conoció, enviada desde Nueva York, una monografía sobre la profilaxis de la rabia según el método de Pasteur y anuncia que en los Estados Unidos de Norteamérica se proyecta la creación de un Instituto Americano, en el que serían asistidas las personas amenazadas de hidrofobia, llama la atención como explica con detalles la forma de obtener la médula de los conejos, lo relata así10 "Se extiende el animal en una tabla de disección. Se le duerme haciéndole respirar cloroformo se divide entonces la piel del cráneo en la parte superior longitudinalmente, se le corta con un instrumento quirúrgico llamado trépano, una rodaja del cráneo, teniendo cuidado de no tocar las membranas del encéfalo se inocula por medio de una pequeña jeringa inyectándole debajo de la primera membrana o duramadre, un poco del caldo rábico".

Sin lugar a dudas demuestra conocimientos neuroquirúrgicos, los cuales describe con acierto. Inmediatamente prosigue10 "el método de Pasteur consiste en inocular en el organismo un virus dado por el perro rabioso: este último se desarrolla lo más pronto en los conejos por trepanación cuando el tratamiento se hace a tiempo, el virus inoculado impide el desarrollo del virus rábico y por consiguiente lo hace inofensivo".

En 1887 publica un trabajo sobre la diabetes sacarina y vuelve a referirse al tema que analizamos. Destaca los experimentos de Claude Bernard que atribuye la etiología a alteraciones del sistema nervioso. Aclara11 "éste eminente fisiólogo demostró que la producción de azúcar en el hígado aumenta cuando se irrita la pared inferior del cuarto ventrículo y debido a la irritación de las ramas pulmonares del nervio vago". Ahí apunta11 "es conveniente la tranquilidad de espíritu y distracciones, porque las perturbaciones del sistema nervioso provocan la mayor cantidad de azúcar en la orina, así como otras afecciones, hemorragias y contusiones cerebrales, fracturas del cráneo. El doctor Mac Bride ha encontrado azúcar en personas que padecían de insomnio".

De sus pacientes narra la historia de un señor que tuvo vómitos, perdió el conocimiento, quedando muy débil. Al examinarlo encontró11 "mirada vaga, pupilas contraídas, confusión en las ideas, lengua torpe, no pudiendo sostenerse en pie, extremidades izquierdas más débiles que las derechas, tendencia al sueño... poco a poco fue mejorando, a los ocho días su cerebro y estado general eran bastante buenos". Días después recibió una mala noticia y aterrorizado por su enfermedad "tuvo dos fuertes ataques convulsivos de forma epileptiforme, con hemiplejía incompleta del lado izquierdo".

Entre los diversos temas que abordó, la Revista "La abeja médica", publicó en 1892 un artículo sobre la retención de orina. El doctor Miranda continuó demostrando su interés por las neurociencias y aclara que entre las diversas causas que producen la retención de orina está "la parálisis de la vejiga debida a las afecciones de los centros nerviosos"12. Seguidamente hace uso de sus amplios conocimientos neurofisiológicos y da una explicación de lo que hoy conocemos como vejiga neurogénica."

Aguas y baños minerales de Montecatini, Italia", se discutió en la sesión de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, correspondiente al 10 de noviembre de 1905. El galeno, que ya para entonces había alcanzado el grado de académico de mérito, expuso su experiencia después de un reciente viaje a Italia. Con un lenguaje ameno y dinámico defendió la importancia de las aguas para el tratamiento de algunas enfermedades y una vez más hace alusión al tema13 "se ha observado que en algunas personas, sanguíneas o nerviosas, se aumentan los latidos del corazón y arterias, y se tienen cefalalgias o vértigos".

Cuando escribió sobre el XIII Congreso Internacional de Medicina, celebrado en 1900, en París destacó14 "el profesor Lannelongue, como Presidente, anunció que el gran premio fundado en 1867 lo había obtenido por unanimidad el ilustrado sabio español, Ramón y Cajal que descubrió la neurona o sea la constitución de la célula nerviosa y sus prolongaciones, descubrimiento de gran importancia desde el punto de vista anatómico, fisiológico y patológico". Estaba bien claro nuestro galeno, de la importancia del descubrimiento de Cajal. Lannelongue ya era conocido internacionalmente, desde que en 1890 realizó la craniectomía lineal resecando suturas fusionadas, para el tratamiento de la craneosinostosis15. Durante el evento el doctor Miranda pudo intercambiar con el distinguido profesor Lannelongue, quizá sobre sus inquietudes en relación con la neurocirugía.

Del propio Congreso en el que además se inauguró una exposición con los adelantos médicos de la época, llama su atención y así lo señala en el artículo que fue publicado años después14 las investigaciones realizadas en el líquido cefelorraquídeo de tres meningitis tuberculosas, donde se encontró después de la centrifugación, un predominio de linfocitos, más adelante afirma14 "Enterado que el distinguido antropólogo, doctor G. Papalliault, estuvo en el pabellón cubano, observando los cráneos presentados por la Academia de Medicina me puse en comunicación con él y en su oportunidad me ha ofrecido que me dará una nota de sus observaciones sobre dichos cráneos". 

 

Médico de Martí últimos días de su vida

José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, padeció varias enfermedades desde que siendo un adolescente, fue encarcelado en las canteras de San Lázaro, entidades que hemos analizado en otras investigaciones16. Martí, radicado en Nueva York, fue atendido por el doctor Miranda. Siendo el apóstol, el guía de los cubanos en el exilio, inferimos que el facultativo ya tenía fama de buen médico cuando los cubanos le confieren la atención del héroe. En cierta ocasión Martí necesitó de sus servicios y Miranda lo recuerda así17, "lo encontré en su modesto y estrecho cuarto, postrado en cama, febril, nervioso él se había alarmado creyendo que su enfermedad pudiera agravarse y me dijo "doctor cúreme pronto, tengo una misión sagrada que cumplir con mi patria, poco me importa morir después de realizarla".

El doctor Miranda no sólo trataba a Martí los males físicos, sino que se preocupaba por aliviarle la tensión de los problemas morales, de los que como humano al fin era víctima constantemente. Con su don diplomático y sus métodos persuasivos, tenía la virtud de calmarlo, es decir, que desarrolló también la psicoterapia. Martí tenía un profundo cariño por el galeno, a quien no sólo consideraba su médico, sino su consejero. Ante problemas graves acudía al "doctor", como él le llamaba, para oír su opinión. Al parecer sus habilidades para la psiquiatría eran reconocidas por sus colegas académicos, así lo evidencia el hecho de su actuación como perito en un caso de enajenación mental18.

Quizás en los primeros días de diciembre de 1909, en Nueva York, sufre un íctus debido a una hemorragia cerebral que lo dejó en cama, grave y con hemiplejía derecha. Decimos en los primeros días de diciembre porque Gonzalo de Quesada patriota cubano yerno de Miranda envía con fecha 13 de diciembre un cablegrama a la Academia19, en respuesta a la solicitud de esta institución, destacando la gravedad del galeno.

El 30 de diciembre el secretario de la academia envía la siguiente carta al doctor Gonzalo de Quesada19: "Reunida esta Academia anoche por primera vez después del ataque sufrido por nuestro muy querido académico de mérito doctor Ramón Luis Miranda, se dio cuenta de su grave dolencia y la corporación acordó hacer contar los vivos sentimientos que le animan y sus votos por el pronto restablecimiento del querido enfermo".

Al tratarse de una hemiplejía derecha podemos plantear que la hemorragia afectó el espacio supratentorial izquierdo del encéfalo, en el área correspondiente a la función motora. Si realizamos un análisis histórico de la medicina de la época, hay que señalar que en aquel entonces no se operaba la hemorragia cerebral. La neurocirugía en los Estados Unidos de Norteamérica tenía su máximo exponente en Harvey W. Cushing (1869–1939), quien al regresar de Inglaterra y Francia en 1901, trabaja en el Jhons Hopkins Hospital20.

Cushing en 1910 es nombrado profesor de cirugía de la Universidad de Harvard20,21. Es decir que en esos momentos no se encontraba en Nueva York, sino en Cambridge, Massachussetts, con el prestigio que tenía el doctor Miranda consideramos que sus colegas hubieran solicitado la valoración neuroquirúrgica del doctor Cushing, si pensaban en la posibilidad quirúrgica. Otro de los neurocirujanos destacados de la época el doctor Walter Dandy (1886–1945) en ese año terminaba sus estudios de medicina22.

En la actualidad enfermos con hemorragia cerebral pueden beneficiarse de las modernas técnicas neuroquirúrgicas, pero han tenido que pasar casi 100 años para obtener estos resultados. A pesar de todo el esfuerzo realizado por los médicos que le atendieron, a las tres de la madrugada del 27 de enero de 1910 falleció el doctor Miranda. Así lo confirma el cablegrama enviado por Gonzalo de Quesada a su querida academia donde fue muy profundo el dolor al conocer la desagradable noticia. Al día siguiente 28 de enero, la reconocida institución envía una comunicación a Nueva York.

La misiva expresaba19 "enterada la Academia, por el cablegrama de ayer del sensible fallecimiento de nuestro querido académico de emérito, doctor Ramón Luis Miranda, acordó, en su sesión de anoche, suspenderla como manifestación de duelo". Irreparable pérdida que repercutió ampliamente entre los académicos que lo admiran y respetaban. Es evidente que existen razones, para considerar al doctor Miranda entre el amplio grupo de precursores, que desde siglos pasados se preocuparon por el desarrollo de las neurociencias, su dedicación y esfuerzo debe servirnos de ejemplo a las nuevas generaciones de neurocientíficos. 

 

REFERENCIAS

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