Arch Neurocien (Mex) Vo1.9No. 1: 1-2
EDITORIAL

 

A GRANDES MALES PEQUEÑOS REMEDIOS

 

En los institutos de alta especialidad es habitual escuchar la queja de que los pacientes no han sido enviados con oportunidad para su tratamiento de tal manera que llegan a punto de perder la vida, lo cual sucede con frecuencia o ya han perdido alguna función ya sea sensitiva como la vista o motora como la de las piernas.

En estas circunstancias el esfuerzo del los especialistas y el gran costo de las intervenciones médicas debido a la necesidad de usar laboratorios o exámenes de imagen de gran utilidad, pero de precio elevado no rinden los resultados esperados con esperanza enorme por el enfermo, su familia y también por el personal médico especializado que en general ha dedicado muchos años a su preparación y espera que sus resultados sean muy buenos.

Compara estos resultados con los obtenidos en otros países y siente que no está en condiciones de lograr los objetivos que esperaba obtener y que deben ser al menos iguales que si no mejores a los que la literatura mundial le presenta en las 6 000 revistas médicas que cada mes se publican y que gracias a la red están disponibles a todos y a toda hora.

Para tratar de remediar esta situación se recurre entonces a solicitar más y más costoso instrumental y a revisar más artículos científicos, tomar cursos especiales de tratamiento, por lo general en el extranjero a un alto costo que a su vez presupone que se pueden y se deben aumentar los precios que deben pagar los pacientes por su atención.

Esto a su vez crea una tensión entre el médico y su paciente, el cual se siente con el derecho a demandarlo o cuando menos a expresarse mal de él y de toda la profesión médica por un desmedido afán de lucro.

Lo que no se ha podido realizar a la fecha es aumentar el grado de conocimientos médicos en toda la población de tal manera que no caiga el enfermo en manos de los muy abundantes charlatanes que ofrecen fórmulas mágicas para resolver cualquier problema médico, del sobrepeso al cáncer.

Tampoco se ha logrado que mejore de modo uniforme la preparación de los médicos dado que se fundaron escuelas de medicina que nunca han contado con el personal docente necesario y que carecen de hospitales escuela donde puedan formarse de manera adecuada los médicos de primer contacto que son la mayoría y que si tienen una preparación adecuada podrán detectar en forma oportuna una afección que principia en que en su etapa temprana puede ser en su totalidad curada sin dejar secuelas.

Tal es el caso de un tumor de la hipófisis que principia a comprimir el quiasma óptico, causa una alteración del campo visual y esto puede ser detectado sin manejar un instrumento especial o un meningioma raquídeo que principia a debilitar las piernas, pero que una exploración física con un martillo de reflejos y un alfiler pueden detectar y de inmediato enviar al paciente a estudio y tratamiento especializados.

Así pues a grandes males grandes remedios como son elevar el nivel de conocimientos del médico general y de la población en su totalidad y no pequeños y costosos remedios como la formación de servicios cuyo alto costo les hace imposible no sólo de hacer si no de cuando se hacen el poder subsistir y mejorar cada vez más.

Es doloroso ver como muchos de esos centros que cuando fueron inaugurados crearon grandes esperanzas son en la actualidad lugares casi abandonados con enormes cargas asistenciales y sin medios para satisfacerlos.

Esperamos que las lecciones del pasado sirvan para obtener un mejor futuro.

Otro tema de gran importancia es la relación de la industria farmacéutica con el cuerpo médico.

Existen ejemplos basados en un descubrimiento que puesto al servicio de la humanidad sin pedir que existiera una remuneración cuantiosa.

El ejemplo de la vacuna contra la viruela que descubierta por Jenner fue puesta al servicio de la población y el noble gesto de Carlos IV de enviar al doctor Balmis con un grupo de niños para traer la vacuna a América usando el sistema de brazo a brazo, así como el uso de Salvarsan por Erlich y después de la penicilina por Fleming, y de las vacunas contra la poliomielitis, comprueban que se puede obtener un enorme beneficio para el enfermo sin necesidad de un enriquecimiento.

La actitud de las compañías ante la tremenda epidemia del SIDA sobre todo en las naciones del subsahara es, por otro lado una muestra de un deseo de enriquecimiento sin importar el precio en vidas.

Y no se puede decir que una tableta pierda su valor cuando se vende a un precio adecuado siendo el más claro ejemplo la aspirina que por más de 100 años a dado dividendos a la casa de Bayer.

Por otro lado, vemos como las pastillas contra la disfunción eréctil se expenden a precios elevados y en este caso no se puede alegar que se hicieron grandes estudios estadísticos y profesionales.

No queremos negar que un científico tiene derecho a recibir una renumeración adecuada a su esfuerzo pero en algunos casos existe un claro abuso de este derecho.

Algo similar sucede con los avances técnicos en diagnósticos cuyo precio es muy caro y hace difícil que su uso se haga más fácil y frecuente, un ejemplo de esto son las técnicas endovasculares tanto con espirales como las endoprótesis cuyo precio reduce el número de personas que pueden beneficiarse con su uso.

Por último, quisiéramos tocar el problema que se presenta para un joven en México y otros países al escoger una carrera a la cual va a dedicar los mejores años de su juventud, en pregrado seis años y otros seis en posgrado y aún de dos a cuatro más si desea un doctorado para tener una renumeración económica final muy inferior a la de un modesto comerciante.

Todos estos problemas o grandes males han sido atacados con pequeños remedios, pero es de esperarse que esta situación cambie.

 

Dr. José Humberto Mateos Gómez
Editor