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Investigación bibliotecológica

versión On-line ISSN 2448-8321versión impresa ISSN 0187-358X

Investig. bibl vol.26 no.56 Ciudad de México ene./abr. 2012

 

Reseñas

 

THOMAS-JONES, ANGELA. The Host in the Machine. Examining the digital in the social

 

por Francisco Xavier González y Ortiz

 

Chandos Publishing 2010, ISBN 9781 84334 5886

 

El Huésped en la Máquina. Examinando lo digital en lo social, sería una buena traducción, me parece, porque hace referencia a alguien que está dentro de la máquina (electrónica) como un huésped y examinando, analizando qué tanto de eso digital está ya metido, mezclado con nuestro medio social; es decir, con nosotros mismos y nuestra cotidianidad, y por tanto quizá afectándonos de muchas maneras independientemente incluso de que seamos o no usuarios de estas redes sociales, pues si afectan a quienes nos rodean, nos afectan también indirectamente a nosotros.

El propósito de la autora es revelarnos la importancia de aquello que ya es lugar común entre los jóvenes, pero que sigue ganando adeptos: las redes sociales. Busca, nos dice, definitivamente más una explicación que una teorización sobre los detalles y el uso del sistema de redes sociales. Teorizar sería apresurado, pues los efectos en nuestra cultura están apenas asentándose y siguen incrementándose.

Para explicar lo que en su opinión está sucediendo, la autora recurre a sus experiencias personales con varias redes sociales y sondeando en su propia experiencia como usuaria. Pero reconoce que las redes se prestan a la crítica tanto cultural, como psicológica y filosófica.

Su libro intenta —no con mucho éxito, en mi opinión— ilustrarnos sobre la función, presencia y nivel de uso que tienen estas redes, con el propósito de estimular futuros debates acerca de por qué los usuarios necesitan, eso sí, un nivel tan exhaustivo de comunicación dentro de su vida cotidiana. Una pregunta que también sería válido que nos hiciéramos, pues incluso alguien como yo, que no pertenezco a ninguna red social, percibo en el empleo que hacen los demás de estas redes, que hay algo no sólo interesante en ellas sino también importante, y que vale la penas saber más acerca del funcionamiento de estas redes a las que la sociedad recurre tan abierta y rápida e intensivamente.

Es obvio que más que las tecnologías en sí, todo depende del uso que hagamos de ellas, por eso tratamos aquí de rastrear por qué la respuesta a éstas ha sido tan masiva. Son pues los usuarios de cada país quienes deberían dar cuenta de la influencia que muestran en nuestros medios sociales, en nosotros.

Las redes sociales se enfocan sobre todo en conectar a las personas entre sí de diversas maneras, pero la existencia (mediadora) de la pantalla puede (o no) crear dificultades en la comunicación, como sucede con casi toda mediación; incluso con un libro y el lenguaje que éste usa, que puede facilitar o dificultar la comunicación.

Para la autora los ambientes en línea y fuera de línea existen juntos y ambos son parte del mundo real, lo cual, por supuesto, es así, independientemente de cómo entren y se mantengan en estas redes las personas, sea a través de un juego, una red social, un blog, un Twitter, etc. El "perfil" que desarrollan frente a tales dispositivos, constituye relaciones auténticas y sentimientos reales; aunque nunca será como conocer a los sujetos "reales"; o, como solemos decir: "en vivo y en directo".

Thomson-Jones arremete: la Internet puede ser físicamente intangible, pero existe en el mundo real, y los sitios de las redes sociales que existen en ella no operan en un vacío, sino en nosotros y entre nosotros; eso es evidente.

Cuando un usuario nace en Internet puede elegir dónde, cuándo y cómo crear su presencia digital. Entra así al espacio en línea con un número infinito de posibilidades creativas, pero, como también sucede en los ambientes que no están en línea, la vida empleada o investida en línea es igualmente influida por la cultura y las comunidades que la rodean y en las cuales participa. Por eso la interacción social vía Internet suele emplear muchos recursos: los juegos en línea, el intercambio, los foros de chateo, los blogs, los sitios para hacer citas o compromisos (dating) son algunas de las áreas principales donde los usuarios pueden crear su presencia digital e interactuar con otros.

Y están también las muchas posibles interacciones digitales que pueden crearse dependiendo de lo que vaya eligiendo cada usuario, pero naturalmente todo ello, todo lo que haga en Internet, influirá y le dará forma y enriquecerá las interacciones y su presencia digital como usuario.

Con la creación de su identidad como usuario, cada red social le permitirá incluir tanta información como desee, a partir de algunos datos básicos, como el nombre, la fecha de nacimiento, la educación, el estatus de relación y un poco más, sólo o todo lo que él o ella quiera incluir; ¡y ya está! tiene un perfil en la red. Luego la autora empieza a explicar los tipos de información que son encausados a través de los diferentes sitios (websites) y cómo suelen navegar los usuarios en estos diferentes sistemas, entre los que eligió MySpace, Facebook y Twitter debido al tamaño de su audiencia y la similitud en algo de su contenido.

Los "amigos y/o conocidos" es uno de los elementos más importantes en estos sistemas y uno de los puntos focales de este libro: sin los amigos y su interacción, estos sitios serían sólo una colección de resúmenes, álbumes fotográficos y biografías, que no crearían redes. Sin embargo la manera en que estos sistemas de "amigos " funcionan, difieren del modo en que funcionan las relaciones "fuera de línea", la novedad radica precisamente en esto y por eso sus caminos son, obviamente nuevos y distintos.

De hecho el aspecto de tiempo-real de estos círculos sociales (el usuario y su cuenta, la cuenta y los amigos, así como el usuario y sus amigos) es una de las cosas que más señala este libro. Así, el tipo de "información" que se despliega y a "cuáles amigos" se implica o involucra, debe ser subrayado, dice la autora, pues es aquí donde empiezan a reconocerse algunos de los potenciales problemas o "errores" que pueden producir el proporcionar, por ejemplo, información "en demasía o controversial" en estas redes.

Ilustro aquí lo que me contó una joven amiga sobre Facebook: se trata de una mujer de unos treinta y tantos años que está buscando acercarse a un amigo a través de Facebook, ya lo conoce pero está buscando acercarse más a él y lo que ha hecho, me cuenta, es rastrear todo lo que les ha dicho esa persona sobre sí misma a todos sus contactos, desde el primero que hizo con Facebook, y mi amiga se ha enterado de muchas cosas, ayudada también por fotografías. (A mí me parece excesivo que se pueda hacer algo así, pero desde luego no le dije nada a mi conocida).

Facebook es un título adecuado, en tanto que es una especie del "libro de una cara", aquella que el usuario está tratando de darle a los demás sobre sí mismo, como para promoverse, para darse a conocer (estuve a punto de decir venderse, pero entendí que era excesivo), para comunicarse con otros pero con la intención de mostrarse también, de decir quién es él, pero a su manera, para lo cual dice o escribe ciertas cosas, las que él, o ella, quiere, y puede incluir también fotos, las que él quiera, y todo está comandado por él, dirigido por él (persona A). Sin embargo, como sucede con la lectura, por ejemplo, la mitad la pone el que escribe y se muestra incluso incluyendo fotos, y la otra mitad la pone e interpreta quien ve y lee, que está del otro lado de la pantalla mediadora (persona B); y ahí empieza la cosa a complicarse, empieza a tejerse la red, porque ésta persona B también cuenta lo que quiere sobre sí misma, y puede incluir a otra persona C, que A puede conocer o no, en la "plática" o comunicación, y muchas cosas más por el estilo, hasta como ya sabemos poder uno contactarse a través de Facebook con personas que no ha visto en años, desde la escuela primaria digamos, e iniciar un intercambio informativo con él o ella. Sin embargo yo quiero insistir en que el usuario original (y así todos los demás) dicen de sí o sobre sí, ante una pantalla que media las cosas, lo cual permite en esta mediación, ocultarse, como también sucede en la vida real, pero en mucho menor medida. Así uno no puede saber más de lo que él o ella eligen mostrar y ahí es donde yace o subyace la virtualidad de todo el proceso (que es algo que a mi me interesa subrayar, y que la autora del libro quisiera siempre disminuir). Claro que la virtualidad se reduciría si se inicia con él o ella (o cualquiera de los demás participantes) una mayor interacción, que ciertamente puede llevarlos a conocerse mejor e incluso a hacer una cita y conocerse físicamente e iniciar una amistad... o no, porque al conocerse sucede tal y tal cosa.

Otro punto que se subraya aquí es que las redes sociales han ayudado a hacer "borroso" el límite entre el trabajo y el ocio; hay quienes en el trabajo tienen permanentemente abierto el acceso a una de estas redes para estar "al tanto de todo", lo cual pudiera ser una de las fantasías más comunes de quienes recurren a este tipo de " distracción". En este respecto la autora es tajante y sostiene que "el trabajo no está separado de la vida" como se dice en los círculos de anti-redes sociales, como si mucha de la vida se viviera a través de estos sitios y no en "la realidad del mundo fuera de línea". La autora sostiene a este respecto que las redes son tan parte de la vida real como los correos electrónicos y el charlar por teléfono, y me parece que tiene razón.

Otro uso relevante: hay compañías como IBM, y 500 más, que usan Second Life, se nos informa, para reunir equipos o grupos en un espacio virtual de trabajo. No tenemos ninguna razón para descreer lo que nos asegura la autora, sólo cabe quizá aquí señalar que cada sociedad reacciona ante las cosas y las tecnologías, de formas muy distintas. Yo no me imagino a compañías mexicanas haciendo algo como lo que hace la IBM, porque simplemente no está en nuestra cultura, en nuestra manera de ser y pensar, como quizá sí esté en la manera de vivir las cosas de los norteamericanos, que es el mundo que describe Thomas-Jones. De hecho es difícil desgajar estos dos mundos y sus costumbres, el estadunidense y el nuestro, y este argumento tan simple vale para mucho del comportamiento que puede seguir la "audiencia mexicana de usuarios". Los norteamericanos nos influyen a través de su pragmaticidad tan cacareada, hasta en su time is money, que es uno de sus dichos que más tocan el fondo de esa "cultura" porque se basa en los valores que más defienden. No digo más que una perogrullada: el uso y destino de las redes y de todos los juegos y todas las posibilidades que hay en estas tecnologías, dependerá, precisamente de lo que haga el usuario con esas capacidades en sus manos, más su inteligencia, sensibilidad, edad (también), costumbres y todo el resto de sus atributos; en todo ello yacen los modos y características que adquirirá su "perfil" de usuario.

Las redes sociales pueden añadirle valor a nuestras vidas ¿qué duda cabe?, la tecnología es parte de nuestra vida y para muchos usuarios los sitios de red son una parte de la suya y "no algo separado de ella". Como bien afirma la autora (p.8)

Por ahí repite Thomas-Jones algunas cosas de las que le dice un entrevistado suyo, especialista en algunos de los juegos citados: que el usuario

puede adjuntar aquí sus fantasías y deseos... interactuando con las historias creadas... o construir las historias ellos mismos... [o] elegir el mundo en el que va a jugar ... (p 14);

en realidad, le dice su entrevistado en un momento refiriéndose a uno de estos juegos "está diseñado... para olvidarse del mundo" (p.16); y también

quienquiera que se una [a otro juego] deviene una parte del mismo mundo y de la misma comunidad (p.17)

Éstas, lo subrayo, no son opiniones de la autora, pero ella las incluye. Lo que ella sí sostiene es que en todo momento los jugadores

se están comunicando, comerciando o incluso formulando planes de ataque" porque así lo exige el juego...

Pero, añade que esos caracteres del juego y a veces avatares, "son fragmentos de la realidad del usuario" (p.17). Con lo cual está insistiendo en que no todo es sólo virtual, sino que está matizado por la vida que no está en línea. ¿Qué duda cabe? independientemente de lo que he dicho más arriba, uno no puede dejar de ser uno mismo en todo momento, aun cuando esté uno jugando (o sin jugar o estar en una red) o incluso mintiendo o distorsionando, a veces incluso deliberadamente (o quizá mintiendo aun sin saberlo) sobre aquello que dice.

A propósito de los blogs, Angela T-J nos dice que son uno de los ejemplos más estables de presencia digital en línea. Se trata de diarios vivientes interactivos de los que hay hoy millones debido al desarrollo logrado. Son sitios en los que las entradas fechadas se cargan con frecuencia y que se presentan en orden cronológico reverso. Se comenta aquí cualquier cosa y en cualquier extensión; y los "amigos, seguidores o acechadores" pueden interactuar con un blog aun si el blogero está ausente.

...los blogs representan una nueva forma de prensa partisana de fuente abierta, acceso abierto (p.25),

que según cree la autora, promete traer el contexto tribal de Mcluhan, un paso más cerca de su cumplimiento.

En el peor de los casos los blogs representan la forma más reciente de trivialidad y celebridad que pueda tener un espectáculo, y tienen el potencial de crear y sostener regiones de intolerancia proclamadas apenas en apenas algo más que una ilusión personal, un rumor o una insinuación políticamente motivada. Nota 34 en p. 25.

Este espacio tan personal ha convertido al blog en algo muy popular al que se le pueden añadir imágenes, videos, etc. y que utiliza mucho el hipertexto para dirigir sus lectores hacia otras páginas web. El lenguaje empleado suele ser coloquial y considerar al otro u otra como par.

Hoy sin embargo ya no sólo son los amigos quienes participan en estas comunicaciones (sobretodo los tweets y el Facebook, tal vez), sino que a veces grupos muy importantes de seguidores en números que llegan a varios millones e incluso decenas de millones, que en unos cuantos minutos pueden comunicarse con una enorme cantidad de seguidores o de consignas para hacer o participar o actuar en un sentido u otro. Todo un hecho mediático que sin embargo la autora no resalta en toda la importancia que han adquirido. Algo que nosotros estamos viviendo hoy es el asunto de los jóvenes indignados, a quienes ni siquiera tengo que presentarles, y cuya presencia es impresionante en casi todo el mundo; sin embargo este tipo de hechos no impresionó a Angela Thomas-Jones como para analizarlo en el detalle que merece. Una lástima.

Desgraciadamente no tengo tiempo de entrar en mayor profundidad en el uso de estas redes sociales, pasaré a reportar la forma en que hoy son empleadas por nosotros también en contextos muy diferentes. Narraré tres casos citados por periodistas que involucran a cuerpos policiacos de incluso otros países. Las notas aparecieron en noticias nacionales e internacionales; y un cuarto caso en que se cita justamente a las redes sociales como fundamentales para romper el cerco mediático. Las tres noticias aparecieron en el Periódico La Jornada.

El primer caso se refiere a la acusación de asesinato de

un joven de 16 años... [por la muerte de un hombre de 68 años (Richard B.)] quien fue golpeado cuando trataba de apagar las llamas de un contenedor en el barrio Ealing durante los disturbios. Además la madre del joven fue acusada también de obstaculizar las investigaciones sobre el incidente. Además, Jordan Backshaw de 20 años , y Perry Sutclife-Kiinan, de 22, fueron condenados a cuatro años de prisión cada uno por haber incitado a los disturbios a través de Facebook. La Jornada, miércoles 17 de agosto de 2011.

"Estudia el gobierno británico imponer un toque de queda para prevenir disturbios".

¡Caramba, imponer toques de queda por una cosa así.!

El segundo caso se refiere al químico mexicano que fue detenido en Madrid porque planeaba atentar con gas Sarin contra opositores a Benedicto XVI. La policía encontró en su domicilio manuales de información relacionada con el intento de atentado, pero también

...detalles sobre las labores de reclutamiento que había realizado en Internet en foros y redes sociales de extrema derecha y con vínculos a los sectores católicos más radicales.

El detenido reconoció su intención de atentar con "gases asfixiantes" contra los manifestantes laicos. La Jornada "Químico mexicano aprehendido en España; tensión por la visita papal", miércoles 17 de agosto, p. 5.

El tercer caso implica al reconocido poeta Javier Sicilia quien participó precisamente

en un foro sobre la relevancia de las redes sociales, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde convocó a generar , a través de estos medios y en las calles, una gran manifestación nacional con el fin de que...

Y un poco más adelante:

Sicilia subrayó que esto sólo será posible con la actividad y presión social que la ciudadanía realice desde las redes sociales...Las redes (sociales) funcionan y son muy importantes; sin ellas la movilización no será posible y no podremos parar esta guerra, ... Añadió que las redes sociales han sido fundamentales para los movimientos como el que él mismo encabeza, ya que los ayuda a romper las barreras que imponen la mayoría de los medios de comunicación, en particular los grandes monopolios. La Jornada,

"Como en España, universitarios del país deben salir a las calles a exigir paz: Sicilia". Nota de Emior Olivares Alonso, miércoles 17 de agosto de 2011.

El cuarto caso se refiere al arresto de Anna Hazare cuando pretendía iniciar un ayuno para exigir el endurecimiento de un proyecto de ley anticorrupción examinado por el Parlamento Hindú.

El arresto de Hazar desencadenó una protesta masiva ; los seguidores del activista, quien los analistas comparan con Mahatma Gandhi, fueron convocados por mensajes de texto de celulares.

La Jornada, "Detiene la policía india a más de mil 400 manifestantes anticorrupción", p. 33 del miércoles 17 de agosto de 2011.

Parece que estuviera hablando de cosas diferentes; pero en realidad hablo de algunos de los usos posibles que hoy se le están dando a esas mismas redes sociales a través de computadoras y otros objetos electrónicos (en este último caso mensajes de texto de teléfonos celulares) entre nosotros y en otros países por el gran público. Sin embargo me estoy refiriendo a las mismas cosas, las redes sociales, sobre todo y nuestras tecnologías. Son los mismos objetos, pero los usos pueden diferir a veces de manera significativa.

Sin embargo también las cosas dependen de decisiones que no están en nuestras manos, recientemente se ha informado que el uso de las computadoras personales, se verá pronto sustituido por las denominadas I-Pad. Ahí quizá tendremos que esperar a saber si los usos que les hemos dado a las computadoras no se verán modificados sustancialmente por las I-Pad y sus capacidades. La utilidad de las denominadas computadoras personales parece todavía infinita a ojos de un usuario como yo con pocas habilidades y posibilidades, como las de la mayoría de las personas en este país, y eso sin mencionar los millones y millones que jamás se han acercado a una de ellas; lo cual sigue siendo un gran problema para nosotros y una nueva brecha para ellos ¿Cuál será el impacto de esto en estos millones? ¿Se modificarán en algo las cosas para ellos, por ejemplo?

Tal como están las cosas, ¿las brechas que separan a las grandes mayorías de la minoría que constituimos el círculo más bien estrecho de usuarios de la computadora, se verán disminuidas o aumentadas? ¿Se modificarán sustancialmente los usos que hacemos de la computadora y sus adláteres (celulares; aplicaciones 2.0, redes sociales, etc.)? Seguramente que sí, pero no creo que sustancialmente, sin embargo me parece que realmente no sabemos ni siquiera si los cambios que se han anunciado cambiarán algo de todo esto. No creo que puedan modificar aquellas cosas a las que ya nos hemos acostumbrado. Sin embargo tendremos que esperar, y, mientras tanto, desgraciadamente y como ya es costumbre, seguir a nuestros primos del norte en casi todo, lo cual, ciertamente, me parece que deberíamos cambiar.

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