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Investigación bibliotecológica

versão On-line ISSN 2448-8321versão impressa ISSN 0187-358X

Investig. bibl vol.23 no.49 Ciudad de México Set./Dez. 2009

 

Reseña

 

MONCADA PATIÑO, JOSÉ DANIEL. La biblioteca pública como institución social

 

Por Felipe Meneses Tello

 

Medellín, Colombia: Universidad de Antioquia, Escuela Interamericana de Bibliotecología, 2008. ISBN 978–958–714–283–9. 103 p.

 

Este libro se origina del trabajo académico que lleva a cabo el Grupo de Investigación en Información, Conocimiento y Sociedad, en el marco de la línea de Biblioteca, Educación y Ciudadanía, de la Escuela Interamericana de Bibliotecología, misma que a lo largo de la primera década del presente siglo ha comenzado a sobresalir en torno a la valoración de la biblioteca pública como institución social. El título de la obra de Moncada es elocuente en este sentido. La comprensión de la institucionalidad social de la biblioteca destinada para todos, es la preocupación por responder a la compleja pregunta sobre cuál es el lugar social que ocupa y debe ocupar este centro bibliotecario general en el entramado de la sociedad, de la comunidad y del individuo.

El autor es cauto al reconocer que las ideas expresadas no son ideas acabadas, puesto que reflejan los errores y aciertos, las dificultades y vacilaciones que se presentan durante el avance de un proyecto investigativo de esta naturaleza. Desde esta arista, el lector no hallará planteamientos conceptuales como tampoco metodológicos, ni superficiales ni profundos. La pretensión de Moncada es más modesta: llamar la atención sobre propuestas diferentes a las conocidas para así conformar una esfera más amplia y compleja de lo que implica la comprensión respecto a la biblioteca pública en tres diversos cuadrantes de cobertura geopolítica; esto es, el local, nacional y regional. En todo caso, lo que se pretende con este libro, según su autor, es ir en búsqueda de problemas inexplorados para así configurar un programa de investigaciones de largo plazo, a través de las cuales se logre comprender el fenómeno que existe entre biblioteca pública y sociedad.

Antes de introducirnos en el contenido propiamente dicho del libro, la obra inicia, a modo de presentación, con un ensayo bajo el título Para una sociobibliotecología de la biblioteca pública en América Latina, cuyo autor es el colega argentino Alejandro E. Parada. En este escrito se cuestiona si no es ya suficiente, incluso excesivo e incontrolable, el cúmulo de la literatura bibliotecológica publicada respecto a este género de biblioteca. Para los que poblamos América Latina el juicio de Parada es "un no categórico", puesto que en esta región no se ha investigado lo suficiente en materia de lo que entraña el papel social de la biblioteca pública. Pero si este argumento no convenciese, cabe pensar que el centro de colecciones y servicios destinado para toda la ciudadanía "carece de una definición única y final", pues, "la mixtura de la biblioteca pública carece de una sola interpretación", en virtud de que "puede ser integralmente social, profundamente política, manifiestamente diversa e inclusiva", pero no circunscrita, ideológicamente, a una doctrina de fe.

El contenido de la obra está divida en dos partes, a saber: 1] Consideraciones sobre el reconocimiento de la biblioteca pública como un lugar social y político, constituida en cuatro capítulos, y 2] Perspectivas de investigación en biblioteca pública, conformada en otros cuatro capítulos. En cada uno de los cuales el autor, tratándose de la primera parte, expone paradigmas bibliotecológicos, relaciona esta institución bibliotecaria con el fenómeno de la política, plantea premisas sociales en el entorno bibliotecario público y crítica la funcionalidad social de cara a la rentabilidad económica de este género de biblioteca. En relación con la segunda parte, afirma que el campo de comprensión de su objeto de estudio es amplio y complejo, menciona algunas posibles líneas de investigación, dilucida respecto a las perspectivas de carácter teórico, metodológico y pragmático y, finalmente, escribe someramente una propuesta metodológica de investigación para ser aplicada en la esfera de la biblioteca pública. Cada capítulo se caracteriza por la brevedad en que es desarrollado, en este sentido, Moncada bucea en la superficie al no profundizar lo necesario.

Respecto a los paradigmas bibliotecológicos el autor enumera tres vertientes: la sociológica, la tecnológica y la económica u organizacional. La primera la relaciona con dos factores centrales: el análisis de la bibliotecología como una ciencia social, por un lado, y el estudio del nexo biblioteca y sociedad, por el otro. Mismos que durante el siglo XX giraron en torno a dos visiones analíticas que respondieron a la lucha que se suscitó entre el capitalismo y el socialismo. Jesse Shera sería el principal exponente de la bibliotecología burguesa; mientras que Ogan Chubarian Stepanovich fue la figura primordial que se encargo de difundir en occidente la bibliotecología socialista. La vertiente tecnológica surge de la interpretación acerca de la tecnología que ha venido intentando cambiar la idea de la bibliotecología como ciencia humanística y social por un planteamiento técnico apto expresamente para almacenar, organizar y comunicar información. Mientras que la vertiente económica o gerencial apunta a considerar los elementos del sistema bibliotecario (colecciones y servicios principalmente) como mercancías intercambiables, por ende, comerciales y vendibles, basándose en el endeble argumento de que todo recurso bibliotecario necesita de inversión para hacer frente a los gastos que ocasiona el funcionamiento de esta "empresa", que se articula con la postura de lo que algunos colegas denominan como el "bibliotecólogo emprendedor"; es decir, el consultor, corredor, gestor o gerente de la información destinado a beneficiar el espíritu que pugna por la privatización de los servicios públicos. Ante estos paradigmas es indispensable reflexionar, a juicio del autor, en torno de la relación «política, sociedad y biblioteca>>; es esencial estudiar y analizar tanto la dimensión social como la dimensión política de la biblioteca pública, para lograr alcanzar mayor claridad respecto al papel que tiene este centro cultural en cuanto a los fenómenos que implican ciudadanización y democratización de la sociedad.

A continuación Moncada se acerca a la relación que existe entre <<información, bibliotecas públicas y política>>. Al no construir epígrafes, la aproximación que escribe es lineal, confusa, por ende, difícil de comprender el orden de las ideas primordiales que intenta plantear. La opinión que vierte como esencial en esta parte del libro es la afirmación categórica que expresa que el nexo aludido se "ha interpretado desde una visión horizontal o superficial". Para subsanar esto es menester, según el autor, "plantear reflexiones coyunturales", para "así no caer en el mito" de que las bibliotecas públicas se relacionan con la política por el hecho de que éstas son instituciones públicas adheridas al Estado. Sin un planteamiento claro –y en ausencia de una revisión de la literatura bibliotecológica pertinente– respecto a las relaciones epistemológicas complejas que se entretejen entre, primero, biblioteca pública e información y, segundo, biblioteca pública y política, la percepción de Moncada se mantiene a una gran distancia de lo que él sugiere como "análisis vertical y coyuntural", en contraste traza en este capítulo, quizás sin percatarse, un "análisis superficial y horizontal".

Para pensar en esa especie de análisis, y en torno del sitio y papel que se observa entre la información y las bibliotecas públicas en el mundo de la política y en la formación de cultura política, Moncada alude a tres premisas: las relaciones que se suscitan entre información, instituciones bibliotecas públicas y culturas constituyen una "totalidad social compleja"; la información y las bibliotecas públicas forman parte de la región de la totalidad social; y las instituciones bibliotecarias no son instituciones "neutras" por naturaleza. Respecto a la primera premisa comenta que las bibliotecas públicas, como instituciones sociales y políticas, constituyen parte de la estructura social compleja en la que se entrecruzan clases, grupos y categorías sociales. En la segunda premisa, se articula someramente este tipo de bibliotecas con el poder ideológico, puesto que éstas, como otros autores (James Thompson, Michael Harris, Bruce Shuman y otros) desde hace tiempo han venido sosteniendo, son un símbolo de poder. En relación con la tercera premisa, se asevera, de manera general: "ninguna institución social y política es neutra", por ende, las bibliotecas destinadas para todos, como también han reflexionado antes varios autores P. G. Schuman, G. Hedges, A. L. Dick , K. de la Pena McCook, D. McMenemy y otros), funcionan en el contexto a favor de algo o alguien. Desde esta perspectiva, el análisis marxista, "ofrece la posibilidad de encuadrar el papel político" de ese tipo de instituciones culturales.

Esclarecer los rasgos y valores sociales y políticos de la biblioteca pública en tiempos que el pensamiento económico–gerencial predomina como "pensamiento único", demanda de actos críticos para que así la gerencia bibliotecaria apunte hacia ámbitos de desarrollo social y no de simple mercadeo. En este sentido, es preciso pensar el carácter de "espacio público" que refleja esa institución social al servicio de toda la ciudadanía, portadora ésta de derechos y deberes. Para tal efecto, es indispensable construir un discurso bibliotecológico que se vincule más a lo que implica una amplia y profunda reflexión sociológica y política. Ésta es la vertiente que puede configurar una gerencia de cambio social y no, como ha venido siendo, aplicada a reproducir viejos esquemas y nuevos mecanismos de injusticia e inequidad; una gerencia bibliotecaria reducida al manejo y control de la técnica, fundada en actividades meramente organizacionales, no es la pertinente para asumir la responsabilidad social requerida para la construcción de espacios de "ciudadanización". La gerencia de la biblioteca para todos, bajo la lógica del liberalismo económico: su doctrina es transformar esta institución social en una institución de mercado; es transfigurar a los lectores y usuarios en clientes; se trata de lo que en la obra se denomina como la "clientificación" de los usuarios. Más aún, se sostiene que el razonamiento liberal pretende exponer y fomentar el valor de la neutralidad política en el marco de las funciones que desempeña este tipo de biblioteca. Funciones tales como las de naturaleza social, técnica y administrativa.

El autor al pensar en torno de los tipos de bibliotecas públicas cuestiona: ¿Quién debe tener a cargo estas bibliotecas ? ¿El Estado, la sociedad o las instituciones privadas? Según el contexto colombiano y de algunas otras latitudes de América Latina, el Grupo de Investigación en Información, Conocimiento y Sociedad, en la línea de Biblioteca, Educación y Ciudadanía, ha propuesto, acorde con su dependencia, tres tipos: bibliotecas público estatales, bibliotecas populares y bibliotecas público privadas. Se puede inferir entonces que la administración de estas instituciones sociales corresponde a tres sectores: el público, el social y el privado. Asunto que, a juicio de Moncada, carece de reflexión teórica en el campo de la investigación bibliotecológica latinoamericana. Aunque para él, el problema fundamental es más bien analizar "la neutralidad o confesionalidad de la biblioteca pública" que sostiene el discurso "preteórico" y meramente "descriptivo", pues es en torno de dicho problema donde convergen tanto las observaciones horizontales como verticales, ya que con base en este "análisis coyuntural", que responde al "espesor del problema", es posible proponer una mejor visión de la "institucionalidad de la biblioteca pública", y logra así identificar "la ubicación y el lugar de la biblioteca en la estructura social". Interpretación que no niega las aportaciones de las escuelas bibliotecológicas occidentales y orientales que en materia de biblioteca pública se cultivaron a lo largo del siglo XX, sino más bien apunta hacia el planteamiento de una gran problemática que permita emprender nuevos discursos y distinguir otros contextos mediante acercamientos conceptuales, teóricos y metodológicos.

Con el fin de problematizar las ideas referentes a la institucionalidad social de la biblioteca abierta para todos, en el libro se advierten tres horizontes de análisis: el lugar social que ocupa este espacio público bibliotecario, las funciones sociales que desempeña éste, y la bibliotecología de la biblioteca pública. La importancia del primero estriba en considerar, con la claridad suficiente, el lugar que ocupa, y con esto el reconocimiento que tiene este tipo de institución en las relaciones estructurales de la sociedad. En este orden de ideas, el análisis de las funciones sociales de este organismo cultural ayudaría a vincularlo, de forma más explícita, con el desarrollo de lo que implica "lo social", pues pese a que se han hecho intentos de organizar y sistematizar esta naturaleza de funciones, el desconcierto teórico respecto a éstas, y en contraste con las funciones técnicas y administrativas, continúa prevaleciendo; está pendiente, pues, la investigación de esas funciones para poder apreciar mejor las relaciones culturales, educativas, políticas, ideológicas y económicas que se originan a raíz de la demanda de servicios de biblioteca pública por parte de los diversos grupos que conforman la sociedad. La tercera línea está asociada con el "ámbito de las relaciones organizacionales", el cual ha sido, si no el único, sí el más estudiado desde dos puntos de vista: la biblioteca comprendida como "unidad de información" y como "organización–empresa". Estos tres elementos de análisis de la biblioteca pública confluyen en el entorno del objeto fundamental de la ciencia social (la sociología) que estudia, describe e investiga los procesos de la vida, es decir, de la sociedad.

Las expectativas de crear un programa serio de investigación en biblioteca pública, el autor las percibe con base en las experiencias que se han desarrollado, en el contexto local, a través de la línea de Biblioteca, Educación y Ciudadanía que cultiva el Grupo de Investigación en Información, Conocimiento y Sociedad. Así, Moncada expone tres posibles perspectivas: la teórica, la metodológica y la pragmática. En la primera y segunda distingue, a su vez, tres niveles: el preteórico, el teórico medio, y el teórico avanzado, los cuales están asociados tanto al grado de formación de los investigadores como de la metodología aplicada en cada uno de esos niveles. El nivel preteórico se ajusta a la observación (menor cientificidad) que se ejerce en el pregrado y especialización; el nivel teórico medio es el que se desarrolla mediante la medición que se práctica en la maestría; y el nivel teórico avanzado (mayor cientificidad) comprende la experimentación que se lleva a cabo en el doctorado. Como podemos observar este esquema de apreciación es lógico pero tajante, por lo que no se adecua a las realidades sociales que se investigan, o se pueden investigar, en materia de biblioteca pública. La observación, la medición y la experimentación, como técnicas en el universo de los métodos, se complementan en cualquiera de esos tres niveles, por lo que no se pueden encuadrar o circunscribir a uno de esos niveles de investigación. La calidad del discurso, producto de cualquier investigación en biblioteca pública, es así, a nuestro juicio, lo que le da certidumbre a los niveles teóricos y metodológicos alcanzados. Respecto a la perspectiva pragmática, el autor considera como responsabilidad social que el trabajo inherente al ejercicio de investigación sea útil para intervenir y transformar el contexto social. Pensar así significa formar nuevos investigadores, es decir, "con sentido ético y comprometidos" con el desarrollo de la disciplina que nos atañe, los cuales vayan forjando una herencia "conceptual, teórica y metodológica". Para tal efecto, es pertinente considerar la relación investigación – docencia en el ámbito universitario; asimismo, resultan importantes las relaciones, en las diversas esferas de la realidad social, entre la teoría y la práctica, entre el pensamiento y la acción. Se trata, asevera Moncada, tanto de relaciones de formación como de extensión.

El autor finaliza con una propuesta metodológica de investigación en biblioteca pública, mediante la cual sea factible recuperar elementos de análisis social y, así, lograr construir estudios minuciosos, es decir análisis "más coyunturales y menos descriptivos". En el siglo XX el enfoque sociológico, con una diversidad de métodos, fue el que se adoptó, tanto en la bibliotecología social capitalista (Jesse Shera) como social socialista (O. Chubarian), para explicar la institucionalidad social de la biblioteca destinada a todos. Enfoque aún válido, pues éste permite el uso de una serie de métodos cualitativos y cuantitativos para estudiar el fenómeno institucional del centro bibliotecario aludido. Más adelante Moncada intenta explicar tres aspectos referentes al fenómeno estructural: la noción de análisis estructural, la noción histórica, por un lado, y la noción marxista, por el otro, de estructura. La explicación en esta parte del libro no es convincente en tanto genera más dudas debido al deshilvanado y, por tanto, embrollado discurso, si es que dicha propuesta metodológica, a juicio de quien escribe esta reseña, requiere mucho mayor esfuerzo de pensamiento y proyección, tanto de forma horizontal como vertical. No obstante, la obra tiene, en general, la virtud de sumarse a la escasa literatura bibliotecológica latinoamericana sobre tópicos que pueden generar controversia para así encaminarnos hacia nuevos planteamientos de indagación que permitan abundar en torno de la articulación: <<bibliotecas, sociedad y política>>.

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