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Investigación bibliotecológica

versão On-line ISSN 2448-8321versão impressa ISSN 0187-358X

Investig. bibl vol.22 no.46 Ciudad de México Set./Dez. 2008

 

Comentario

 

Educación bibliotecológica en los Estados Unidos: The Library School of The New York Public Library1

 

INTRODUCCIÓN

Cualquier estudioso de los inicios de la educación bibliotecológica en México tendrá que remitirse al conocimiento de ese particular en los Estados Unidos, porque la fuente de inspiración de gobernantes y de autoridades del ministerio de educación del México que emanaba de la Revolución fue precisamente el modelo estadounidense.

Tal fue la aspiración de Don Venustiano Carranza y su Secretario de Educación el Ing. Félix Palavicini y del General Alvaro Obregón y su Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos. En el caso de Carranza, el comisionado especial para estudiar el renglón bibliotecario en aquel país fue el profesor Agustín Loera y Chávez, quien tuviera la iniciativa de plantear un proyecto que proponía la fundación de la primera Escuela de Bibliotecarios y Archiveros (ENBA) y de una biblioteca infantil para el país. Tras ello, el profesor Loera y Chávez fue designado para observar el sistema de desarrollo bibliotecario estadounidense.

Fue el desarrollo bibliotecario de la ciudad de Nueva York el que mayor impacto causó en el profesor Loera y Chávez y en otros profesores comisionados. En especial les impresionó la Biblioteca Pública de Nueva York, que contaba ya con una escuela de bibliotecarios, The Library School of the New York Public Library, que tendrá una gran influencia en la que fundara en México en 1916, el profesor Loera y Chávez.

Para José Vasconcelos, fundador y cabeza de la Secretaría de Educación Pública (SEP) durante casi todo el periodo presidencial del General Alvaro Obregón, el modelo bibliotecario estadounidense sería también digno de ser emulado. Aunque Vasconcelos no buscó la reapertura de la ENBA, cerrada por Carranza en 1918, sí envió a María Luisa Maldonado y Juana Manrique de Lara a cursar estudios de biblioteconomía en aquel país y a observar la organización de las bibliotecas públicas de Nueva York.

La primera fue comisionada para estudiar las principales bibliotecas públicas de Nueva York, con el fin de que a su regreso organizara la Biblioteca Modelo de la SEP. Si bien Maldonado cumplió con ese cometido, fue la Srita. Juana Manrique de Lara, después de cursar estudios en la escuela anexa a la Biblioteca Pública de Nueva York, además de biblioteconomía en México, quien realmente difundió entre los bibliotecarios mexicanos y en general entre los de habla castellana, el enfoque de la Biblioteconomía estadounidense. Ello lo hizo no únicamente por la vía de la capacitación y de la educación formal de bibliotecario sino también por la de la publicación. Desde su estancia en la Library School of the New York Public Library, la SEP publicaba ya los artículos e informes que regularmente enviaba a ese ministerio.

En virtud de que la educación bibliotecologica estadounidense fue un indiscutible foco de atención para México entre 1915 y 1924, y que la escuela de bibliotecarios más apreciada por los mexicanos de aquellos años fue la de la Biblioteca Pública de Nueva York, presentamos una síntesis de ésta sobre la educación bibliotecologica de aquellos tiempos.

 

LA EDUCACIÓN BIBLIOTECOLOGICA EN LOS ESTADOS UNIDOS HASTA LA DÉCADA DE LOS AÑOS TREINTA

Charles Darrett Churchwell identifica, hasta la década de los treinta, tres etapas en la educación bibliotecologica estadounidense. La primera, anterior a 1887, se caracteriza por un aprendizaje de noviciado, basado en la experiencia. Es Melvil Dewey quien marca el inicio de la segunda etapa al proponer un aprendizaje escolarizado y lograr el establecimiento de la primera escuela de bibliotecarios en el Columbia College. Esta segunda etapa, dice el autor citado, termina con el fin de la Primera Guerra Mundial. El tercer periodo comprende de 1919 a 1939, cuando con el impulso de la American Library Association (ALA) y el apoyo de la Carnegie Corporation,2 se trabaja por apartarla del enfoque apegado a las prácticas de bibliotecas y se busca elevarla a una mayor abstracción y hacerla objeto de investigación, logrando finalmente se imparta en las universidades.3

Por otra parte, la ALA manifestó interés en la educación bibliotecaria desde 1887. Esta Asociación fue desplazándose de un enfoque tradicional y cauteloso hacia uno más progresivo y experimental. Con ese espíritu fue creando instancias para atender en específico la educación bibliotecaria y a sus escuelas: el Committee on Library Training (1903), la Section on Professional Training for Librarianship (1909), la Association of American Library School (1915), el Special Committee on Standardization Certification and Library Training (1919) y el Board of Education for Librarianship (1924).

 

THE LIBRARY SCHOOL OF THE NEW YORK PUBLIC LIBRARY

La escuela anexa a la Biblioteca Pública de Nueva York empieza a funcionar en 1911. Aunque para la fecha de su fundación existía un buen número de escuelas de bibliotecarios en el país, ésta aún pertenece a las escuelas de la segunda etapa caracterizadas por un aprendizaje técnico apegado a las prácticas en las bibliotecas de aquel entonces.

La fundación de esta escuela tuvo mucho que ver con el empeño del profesor Edwin Hatfiel Anderson, quien contaba con una amplia experiencia en programas de formación bibliotecaria y quien fue secundado en su interés por John. S. Billings, Director de la Biblioteca Pública de Nueva York.4

La escuela pudo abrirse gracias al apoyo económico que Carnegie le concedió los primeros cinco años, pero el apoyo posterior de esta Corporación fue objeto de evaluación en el estudio que en 1919 Carnegie le encargó a Williamson.5 La escuela inició con un enfoque de formación general pero a raíz del congreso de bibliotecarios de la postguerra, empezó a impartir también un programa de especialización.

Así la Escuela ofrecía dos programas: el primero seguía un currículo básico de corte general, mientras el segundo ofrecía un plan electivo con cursos en áreas especializadas e incluía materias de naturaleza no técnica.6

Durante la vida de la escuela como dependencia de la Biblioteca Pública de Nueva York, de 1911 hasta 1926, cuando pasó a formar parte de la Universidad de Columbia, la escuela tuvo tres directores: Mary Weight Plummer, (1911 a 1916).7 De 1916–1917 la dirigió Azariah S. Root del Oberlin College. De 1917 a 1926, última fecha en que la escuela se trasladó a Columbia University, su director fue Ernest J. Reece, quien fue traído de la Escuela de Bibliotecarios de Illinois para hacerse cargo de la Escuela de la Biblioteca Pública de New York.

La escuela fue ubicada dentro de las instalaciones de la Biblioteca Pública de New York enclavada en Manhattan, y resultó atractiva para alumnos nacionales y extranjeros porque se vinculaba con su impresionante infraestructura cultural. Ernest Reece señala que su curriculum se enriquecía con una profusión de contactos que trascendían los muros escolares,8 y que al ser preferida entre otras escuelas de los Estados Unidos su influencia se esparció en el mundo.

El informe Williamson reconocía que esta escuela tenía un gran historial, era económica y estaba eficientemente administrada, y que además sus graduados habían hecho un buen trabajo.9 Pero dado que la tendencia era separar a las escuelas de bibliotecarios de las prácticas existentes en algunas bibliotecas porque su curriculum

No debería confinarse meramente a familiarizar a los estudiantes con el conocimiento y la práctica existente. Parte de su trabajo avanzado o especializado en dirección al grado de maestría, debería permitir que permanentemente se efectuaran encuestas e investigaciones originales.10

El informe Williamson planteó ubicarla en la Universidad de Columbia.

 

Martha Alicia Añorve Guillen

 

NOTAS

1 Martha Añorve Guillen (2004) Aportaciones al estudio de la política bibliotecaria mexicana: vida y obra de Juana Manrique de Lara Macías en el periodo 1897–1924. Tesis doctoral presentada en la Facultad de Ciencias de la Información, Departamento de Biblioteconomia y Documentación, Universidad Complutense de Madrid.        [ Links ]

2 Es importante mencionar que si bien Carnegie fue finalmente uno de los impulsores para que la educación bibliotecologica se impartiera en las universidades, en un principio ni siquiera consideraba importante la preparación de bibliotecarios. Cuando Dewey le solicitó financiamiento para asegurar la permanencia de la School of Library Economy aquel ignoró su petición pues consideraba que el problema del personal para bibliotecas se resolvía con "personas naturalmente adaptadas para ese trabajo". Con el tiempo Carnegie reconocería la importancia de la educación en bibliotecología. Empezaría a apoyarla en 1905. En 1916 Carnegie iniciaría la evaluación de la formación de bibliotecarios mediante el Johnson Report. A estos estudios seguirían otros como el de Charles C. Williamson y Emma Baldwin.

3 Charles Darrett Churchwell, Education for librarianship in the United States: Some factors which influenced its development between 1919 and 1939. University of Illinois, Ph. D., Library Science. (Ann Arbor, Michigan, University Microfilms, Inc, 1966), p. 3–4.        [ Links ]

4 Ernest J. Reece, "The Library School of the New York Public Library", en The library journal, LXII, 22 (15 enero, 1937), p. 11, 11 –13p.,         [ Links ] y Winifred B. Linderman. "Colombia University, School of Library Service, en Encyclopedia of Library and Information Science (35v.; New York, Encyclopedia of Library and Information Science, c1971), p. 377.        [ Links ]

5 Sarhk. Vann, The Williamson reports: a Study (Metuchen, N.J. The Scarecrow Press, Inc. 1971), pp. 11–12.        [ Links ]

6 Linderman, "Columbia University", [...] p. 378.

7 Plummer había sido alumna de Dewey, y además de contar con una variada experiencia en trabajo bibliotecario había dirigido el Instituto Pratt de Ciencia Bibliotecaria.

8 Ibíd., p. 12.

9 The Williamson reports..., p. 104.

10 Williamson I, p. 192, en Vann, The Williamson, p. 105.

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