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Revista mexicana de micología

versión impresa ISSN 0187-3180

Rev. Mex. Mic vol.41  Xalapa jun. 2015

 

Semblanza

 

Semblanza del Dr. Teófilo Herrera con motivo de su 90 aniversario

 

Biographical sketch Dr. Teófilo Herrera

 

Gastón Guzmán

 

Instituto de Ecología, A.C., Apdo. postal 63, 91070 Xalapa, Veracruz, México.

 

Autor para correspondencia:
Gastón Guzmán. gaston.guzman@inecol.mx

 

Recibido: 10/03/2014
Aceptado: 08/04/2014

 

Se presenta una nueva versión y actualización de la vida académica del Dr. Teófilo Herrera, a pesar de que en esta misma revista, en la RMM 23: 1-3, 2006, el autor ya le había escrito una, con motivo de que el Comité Editorial de la RMM le dedicara dicho volumen por su notable labor en el desarrollo de la micología en el país. Ahora en el que el Dr. Herrera cumple 90 años de vida y que sigue adscrito al Instituto de Biología de la UNAM, como hace más de 60 años de labores, se presenta esta nueva semblanza, que bien vale la pena y se lo merece. Todo ello además, a que los editores de la RMM le dedican el presente volumen.

Tuve la oportunidad de conocer al colega Teófilo Herrera en 1955, cuando me iniciaba apenas en el estudio de los hongos. Fue gracias a mi maestro Alfredo Barrera de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, del IPN, quien me apoyaba en mis aventuras con los hongos, que una tarde llegó al Laboratorio de Botánica en donde yo laboraba, con una noticia. Decía el Prof. Barrera, "imagínese qué le encontré". Yo inmediatamente le dije "¡un libro!" (en aquella época no tenía ningún libro sobre hongos). Al hacerme ver el Prof. Barrera de que estaba equivocado, le dije: "entonces un hongo" y el Prof. Barrera por fin me dijo, "no, algo más importante, encontré a una persona que estudia a los hongos como Ud.". Para mi era increíble, puesto que llevaba ya casi un año solo, estudiando los hongos. El Prof. Barrera quien era entomólogo y especialista en pulgas, era mi único apoyo en toda la escuela. Organizamos inmediatamente una visita al Instituto de Biología de la UNAM, que en aquél entonces se encontraba en la Casa del Lago de Chapultepec, en la Ciudad de México. Sin embargo, no encontramos a Teófilo Herrera y fue el Dr. Manuel Ruiz Oronoz, maestro de Teófilo Herrera, quien lo disculpo porque se encontraba organizando el cambio que iban hacer del Instituto a la nueva Ciudad Universitaria.

Tiempo después fui al nuevo Instituto de Biología, en donde me encontré a una persona afable y abierta a colaborar en el estudio de los hongos, puesto que para el Dr. Teófilo Herrera yo era único en el IPN y en México. El Dr. me abrió todas las puertas, lo que me hizo quedar sorprendido, de que además de contar con una Colección de Hongos, tenía una rica biblioteca micológica única en México, que heredaba de su maestro Ruiz Oronoz, quien era un especialista en levaduras. Con ello, me volví un asiduo visitante del Laboratorio de Micología de Teófilo Herrera y en donde me daban todas las atenciones para consultar la biblioteca. La liga que establecimos Herrera y quien escribe fue fortificante, puesto que nos ayudamos mutuamente, yo con los muchos hongos que colectaba y él con su experiencia y gran biblioteca. Ambos estábamos interesados en ese entonces, en los hongos comestibles de los mercados populares e iniciamos un proyecto para conocer todas las especies y su distribución ecológica y geográfica en el país. Fue así como en 1961 publicamos en los Anales del Instituto de Biología, un artículo de más de cien páginas y con múltiples ilustraciones, lo que constituyó el primer trabajo en extenso de tales hongos en México. En 1965 después de haber formado a varios estudiantes en la micología y relacionarnos con los fitopatólogos y médicos especialistas en hongos, y que nuestras relaciones académicas eran tan intensas, el Dr. Herrera tuvo la gran idea de que fundáramos la Sociedad Mexicana de Micología. Ésta después de mil tropiezos la formamos con la ayuda de varios colegas y miembros de la Sociedad Mexicana de Fitopatología, además con el apoyo de las doctoras Celia Dubovoy† y Martha Zenteno†, discípula y colega, respectivamente en aquel entonces del Dr. Herrera.

Es interesante conocer la vida académica del Dr. Teófilo Herrera, dada la especialidad que ahora tiene en los macromicetos. Se formó primero como Biólogo en la Facultad de Ciencias de la UNAM, en 1948, con una tesis sobre bacterias. Después de ello, en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, obtuvo el título de Químico Bacteriólogo y Parasitólogo, con una tesis sobre levaduras del pan y lo asombroso fue, que en el inter entre las dos carreras profesionales, el Dr. Herrera finalizó su Maestría en Ciencias en la Universidad de Wisconsin en E.U.A., con una tesis también en microbiología. Sin embargo, sus primeras incursiones en el estudio de los macromicetos se iniciaron en 1948, cuando participó con su maestro Dr. Ruíz Oronoz, en una exploración del Instituto de Biología de la UNAM a Cuicatlán, Oax. En ella se colectó un hongo macroscópico raro que resultó ser un gasteromycete, como lo hizo ver Herrera en una publicación. Más tarde logró identificar la especie de dicho hongo, que resultó ser Podaxis pistillaris y que publicó en los An. Inst. Biol. UNAM 21: 17-21, en 1950. Constituyó este artículo, el primer registro de tal hongo en México y el primer trabajo publicado dedicado a un macromiceto.

Lo anterior hizo que el Dr. Herrera se especializara en los gasteromycetes y en 1953 describió el género nuevo Battarreoides, con un hongo que colectó en San Luis Potosí y al que llamó B. potosinus, como género y especie nuevos para la ciencia. Más tarde se supo que Battarea diguetii descrita de Baja California a principios del siglo pasado, era un sinónimo del hongo de Herrera, por lo que el Prof. Heim de Francia en colaboración con Herrera, presentaron la nueva combinación de Battarreoides diguetii, en Revue de Mycologie 25: 215-223, en 1960. En ese año Herrera participó además en una expedición de su Instituto de Biología a la Isla Socorro, de donde Herrera publicó una reseña de las bacterias, micromicetos y macromicetos de aquella isla, lo que constituyeron los primeros registros de tal isla. Se ve con todo ello la gran actividad productiva del Dr. Herrera. Y ya especialista en los gasteromycetes, el Dr. Herrera emprendió un cuidadoso estudio de los gasteromycetes del Valle de México, dividido en varias contribuciones que publicó y que al reunirlas y manejarlas taxonómica y ecológicamente, constituyó su tesis doctoral en la UNAM, en 1964. Antes, en 1958 en colaboración con la Dra. Martha Zenteno, presentaron la publicación del cultivo masivo de los hongos alucinógenos en el laboratorio, lo que constituyó la primera vez que dichos hongos se cultivaban en México, aunque con una cepa donada por el Dr. Singer, aislada en Oaxaca. Por otra parte, en 1967, Teófilo Herrera, junto con Miguel Ulloa, participaron en una ceremonia con María Sabina en Huautla de Jiménez, en la que se ingirieron los hongos alucinógenos, experiencia que el Dr. Herrera publicó en el Vol. 8 de Neurología-Neurocirugía-Psiquiatría, en ese mismo año.

El Dr. Herrera además, dada su formación microbiológica, ha intervenido en el estudio de la composición de las bebidas fermentadas, como el pozol en colaboración con el Dr. Miguel Ulloa y con la Dra. Patricia Lappe en otras bebidas. Por cierto, con el Dr. Ulloa quien es uno de los destacados discípulos del Dr. Herrera, escribió el gran libro El reino de los hongos, el cual por su importancia se ha re-editado tres veces. También con el citado Dr. Ulloa colaboró en el útil libro sobre la etimología e iconografía de los hongos. Revisó también con otra destacada discípula, la Dra. Evangelina Pérez-Silva el género Amanita, con lo que publicaron un libro en la UNAM y diversos artículos sobre otros hongos macroscópicos. Ha abordado el Dr. Herrera también la historia de la micología y de la botánica en México. Con Guzmán ha publicado varios artículos, entre ellos una serie bibliográfica sobre los macromicetos citados de México desde el siglo antepasado, hasta la década de los 70's del siglo pasado, en cuatro partes, según los grupos taxonómicos abordados. También publicaron una revisión de los gasteromicetos conocidos de las zonas áridas del país. Sorprendentemente, también Herrera ha publicado sobre las plantas, ya que fungió por algún tiempo como especialista en el Jardín Botánico de la UNAM. El citado Dr. Herrara ha recibido múltiples reconocimientos, uno de ellos en el Jardín Botánico, en mayo de 1995 por haber cumplido 50 años de labores en la UNAM. La Dra. Elvira Aguirre en aquel evento, nos tomó al Dr. Herrera y a mí una fotografía, aquí expuesta y la que me obsequió, en la que después de meditar un momento, escribí:

Cincuenta años de una vida
académica,
celebra el amigo Teófilo Herrera,
cuarenta un servidor,
cincuenta y cuarenta años de luchas,
tratando de descubrir la verdad
en esas criaturas,
criaturas preciosas llamadas hongos,
años de esfuerzo, años de vida
y en los que descubrimos
que la vida es tan larga y llena de hongos,
que bien vale la pena vivirla por eso
y mucho más.

mayo de 1995,
GG

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