SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.24 número69Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Sociológica (México)

versión On-line ISSN 2007-8358versión impresa ISSN 0187-0173

Sociológica (Méx.) vol.24 no.69 Ciudad de México ene./abr. 2009

 

Reseñas 

 

Razón y desarrollo desde una óptica comunicológica1

 

Carlos Gómez Palacio y Campos2

 

2 Director de la Escuela de Comunicación, Universidad Anáhuac México Norte.

 

Resulta evidente que una obra como Razón y desarrollo: el crecimiento económico, las instituciones y la distribución de la riqueza espiritual, escrita por el doctor Javier Elguea y publicada por El Colegio de México, cuyo tema central es el análisis del problema de la pobreza, sus causas, consecuencias y posibles soluciones; su persistente presencia a lo largo de la historia humana, así como los diversos enfoques y corrientes teóricas desde los cuales ha sido estudiada y la forma en que la realidad ha corroborado o refutado la validez de las mismas, requiere de análisis profundos y muy especializados de parte de economistas, teóricos del desarrollo, demógrafos, sociólogos e, incluso, por el carácter multidisciplinario de la obra, de neurocientíficos, psicólogos, educadores, filósofos de la ciencia e historiadores.

En este contexto, resulta curioso que se proponga un análisis desde el punto de vista de las teorías de la comunicación y, más concretamente, de la teoría de la información, de una obra de esta índole. A riesgo de no concordar con las perspectivas de los especialistas quisiera aventurarme a recorrer muy brevemente esta senda discursiva.

A pesar de que los estudios sobre los fenómenos de la comunicación se iniciaron a finales del siglo XIX y principios del xx con los estudios lingüísticos y de semántica lingüística de Ferdinand de Saussure y Michel Bréal, no fue sino hasta la década de los cuarenta del siglo pasado cuando se inició formalmente el estudio del proceso de la comunicación y sus efectos. En este escenario -y más bien en paralelo con el desarrollo de investigaciones que ayudaron a forjar la disciplina-, surgen la Teoría de la Información de Claude Shannon y Warren Weaver (1949) y la cibernética de Norbert Wiener (1948).

La primera de ellas -aunque centrada en la transmisión física de las señales, independientemente de los contenidos de las mismas-explica cómo las fuerzas del caos, representadas por el fenómeno denominado "entropía", y las fuerzas del orden, representadas por la "información", coexisten en el universo. Mientras que la entropía conduce a la indiferenciación, a la desorganización y a la destrucción del significado, la información ordena, explica, clasifica y da sentido.

Es así que, a la luz de esta teoría, el libro del doctor Elguea resulta informativo y antientrópico, en tanto que integra de una forma extraordinaria no sólo las diversas teorías del desarrollo y los conceptos de progreso, sino los distintos enfoques sobre la pobreza. Nos plantea a esta última como una vergonzosa compañera de la humanidad en su largo recorrido a través de la historia. Una triste acompañante que sólo a partir de mediados del siglo pasado ha venido a preocupar a teóricos y a gobiernos.

Fue gracias a la lectura de este libro que pude entender realmente tanto los factores que contribuyen al progreso como los que históricamente lo han obstaculizado. Pude comprender, asimismo, cómo las teorías del desarrollo han estado filtradas por el tamiz de la ideología. Recordé, con cierta nostalgia, mis años de doctorado en la Universidad de Stanford, California. Reviví aquellas ocasiones en las que, tanto un servidor como algunos de mis compañeros, casi inconscientemente nos poníamos los anteojos de nuestros prejuicios ideológicos para estudiar a los teóricos del desarrollo, tanto a los de la Teoría de la Dependencia como a los teóricos de la modernización, y los aprobábamos o rechazábamos de acuerdo con concepciones ideológicas preexistentes.

Este último punto nos remite nuevamente al campo del estudio de los fenómenos de la comunicación, el cual -en uno de sus múltiples puntos de confluencia con la psicología social- nos explica cómo reacciona la gente ante mensajes que contradicen sus ideas y prejuicios. Nos basta con citar:

• El proyecto denominado de "Mr. Bigot" (personaje imaginario cuyo nombre se basa en el término inglés bigotryque, de acuerdo al diccionario Webster's, significa: "expression of very strong, often unreasonable, attitudes and opinions to show dissaproval"), consistente en presentarles a algunos individuos argumentos en contra de ciertas creencias acerca de las cuales guardaban una fuerte posición. Los experimentos mostraron cómo los sujetos tomaban los argumentos en contra de sus creencias como reforzamiento de las mismas;

• Así como los estudios de Festinger, Reicken y Schachter (1956), publicados en su obra denominada When Prophecy Fails, en la que establecen que cuando no se cumple la profecía se refuerza la creencia, para salvar la autoestima.

Curiosamente, Javier Elguea explica estas reacciones humanas al señalar en su capítulo sobre "razón y progreso" que "tendemos a buscar la evidencia que confirme las presuposiciones mentales y sociales con las que estamos comprometidos o a las que estamos acostumbrados, así como a ignorar la evidencia que las refuta" (p. 126).

El doctor Elguea nos explica asimismo, con gran nitidez, el fracaso de algunas estrategias y políticas públicas encaminadas a promover el desarrollo, entre las que podríamos considerar a la "Difusión de innovaciones", de Everett M. Rogers (1983) -una teoría ubicada en el corazón mismo del campo de la comunicación y el desarrollo- según la cual lo que hacía falta para que la gente cambiara tanto su actitud ante la vida como su conducta era exponerse a campañas de comunicación y programas de difusión encaminados a promover mejores prácticas para el cultivo de la tierra, el uso de fertilizantes y la higiene personal, entre otras muchas, sin tomar en consideración la mayoría de los factores que Javier Elguea menciona en su obra, tales como el estancamiento, el autoritarismo, la incompetencia, el abuso de poder, la explotación y la falta de acceso a las oportunidades, entre otras, que determinan el círculo vicioso de la pobreza.

Nuestro autor explica las grandes contradicciones entre la teoría y la práctica, planteando cómo el rápido desarrollo de algunos países ha venido a desmentir los postulados de varias de las teorías del progreso, como lo fue la idea de que el desarrollo depende de la posesión y utilización de abundantes recursos naturales, refutada en la práctica por los casos de Alemania, Japón, Suiza, Corea, Singapur y Hong Kong, que los poseen escasos; o las teorías que sostenían que el desarrollo es resultado de la mano de obra barata, falseada por las experiencias de Alemania, Suecia, Suiza y Japón, que han prosperado con salarios altos; o los argumentos que sugieren que el desarrollo depende del mayor o menor grado de ajuste a las recomendaciones del denominado Consenso de Washington, aunque lo cierto es que algunas naciones han progresado haciendo caso omiso de las mismas. Su explicación de que la paradoja de la desigualdad moderna -prosperidad rodeada de pobreza- no se explica, como varios teóricos lo han afirmado, ni por la antigüedad de los pueblos, ni por la raza, ni por los factores geográficos, ni por el tipo de gobierno, ni por el sistema económico adoptado por cada sociedad, resulta extraordinariamente reveladora.

Finalmente, en esta capacidad extraordinaria de integración de conocimientos, que le dan a la obra un carácter casi enciclopédico invitando a numerosas disciplinas del saber humano a explicar el camino seguido por el hombre hacia el desarrollo y la búsqueda de bienestar, resulta no sólo fascinante para el lector sino que es, asimismo, altamente informativa la manera en que el autor va entrelazando las diferentes ciencias, como si fuese el director de una gran producción cinematográfica que hace intervenir a los actores conforme va siendo necesario con el único fin de que el espectador comprenda mejor y disfrute más la obra.

A este respecto, David Ritchie (1991) establece que "la información ayuda a reducir la incertidumbre acerca de temas de los cuales se sabe poco, conectando lo desconocido con lo que ya se conoce". Por otra parte, parafraseando a Jeremy Campbell (1982), podríamos afirmar que el libro de Javier Elguea es "gramatical" en tanto que pone orden a las ideas y entreteje conocimientos hasta darle sentido a lo que a través de la historia ha venido sucediendo en esa lucha constante del ser humano por reducir la incertidumbre, mejorar sus condiciones de vida y predecir el futuro, como el propio autor afirma en el capítulo primero de su obra.

Además de lo mencionado, considero que las aportaciones más importantes de la obra de Elguea son:

• Su comunicación directa con el lector, casi interpersonal, en la que descubrimos tanto al Javier autocrítico, especialmente de su libro publicado a fines de los ochenta, como al Javier que a lo largo de su obra da muestra clara de esa pasión por el estudio del progreso humano que ha desarrollado a lo largo de su vida personal, académica y profesional.

• Su convicción, compartida con otros autores, de que todavía hay esperanza, es decir, la posibilidad de que las sociedades alcancen niveles de vida más humanos, más dignos y más justos; a pesar de que es consciente de que "en pleno siglo xxi cada vez más gente vive hambrienta, invadida de parásitos, analfabeta y forzada a caminar kilómetros diariamente para obtener agua potable" (p. 63).

• Su crítica de la economía neoclásica a la luz de lo que Howard Gardner (1987) denominó las nuevas ciencias de la mente, es decir, la psicología cognitiva y la neurociencia, que nos han ayudado a comprender mejor el comportamiento humano -y en este caso particular, al homo economicus-, así como la forma en que el individuo procesa la información y toma las decisiones que influyen en su nivel de bienestar. Elguea contrasta a las ciencias cognitivas, las cuales analizan las representaciones mentales y los procesos de pensamiento, con la ciencia económica, que se limita a estudiar las consecuencias económicas de la acción del ser humano. Profundiza, finalmente, en cómo explican las nuevas ciencias del conocimiento la forma en la que operan algunos de los denominados procesos cognoscitivos superiores como el pensamiento, el lenguaje, la memoria, el razonamiento, el pensamiento creativo, la adquisición de conocimientos, la solución de problemas y la toma de decisiones.

• La inclusión, dentro de su modelo de desarrollo, del bienestar social y de la realización personal como variables dependientes, así como la incorporación de la riqueza espiritual como la variable independiente de mayor peso en dicho modelo.

• La valiosa contribución que, en línea con todo lo anterior, hace a las teorías del desarrollo al proponer a la "riqueza espiritual" -entendida como la suma de las virtudes individuales y sociales- como la variable que explica la mayor cantidad de varianza -para utilizar términos estadísticos- en la diferencia que existe entre los países desarrollados y los subdesarrollados. Mientras que la mayoría de los teóricos del desarrollo trabajan sobre lo económico, lo político y, tangencialmente, sobre lo cultural, Javier Elguea pasa a otra dimensión y se refiere a las virtudes sociales necesarias para el desarrollo; concretamente, alude a la solidaridad y a la confianza, base de la cooperación y del crecimiento de un sentido de comunidad; así como a la ocupación productiva, la ética del trabajo y el sentido de responsabilidad, todo lo cual se logra mediante la educación y, yo añadiría, la comunicación operacionalizada en campañas sociales; programas de eduentretenimiento; ética de los contenidos mediáticos; y desarrollo de audiencias (algo que puede conseguirse mediante programas de educación para la recepción), con la finalidad de que la población alcance un mejor aprovechamiento de los contenidos de los medios y un mayor disfrute mediático, como lo dijera David Buckingham en su libro Educación en medios(2005).

• El consecuente planteamiento de los dos grandes tipos de pobreza que existen en el mundo: la material y la espiritual, así como la interacción que se da entre ellas.

Si hubiera que sugerir algún tipo de mejora a la obra del doctor Elguea, yo propondría básicamente dos cosas:

• En primer lugar, la inclusión de esquemas y diagramas que, por su carácter heurístico, ayuden al lector lego o no especialista a entender mejor la relación entre las diversas variables que inciden en la ocurrencia de la pobreza, así como a las variables que se derivan de la existencia de la misma, en este complejo proceso que constituye el círculo vicioso de la pobreza; así como también esquemas que expliquen gráficamente los factores que contribuyen a romper dicho círculo.

• En segundo lugar -y a riesgo de sonar muy banal- sugeriría la inserción, sobre todo en algunas secciones en las que el autor explica lo terrible de la pobreza, de ciertos pasajes de algunas obras de la literatura universal -como Los miserablesde Víctor Hugo, Oliver Twist de Charles Dickens, Los hijos de Sánchez de Oscar Lewis, Los albañiles de Vicente Leñero y otras mucho más recientes sobre el tema-; del cine -como la película hindú Salaam Bombay, dirigida por Mira Nair; la brasileña Cuidad de Dios, de Fernando Meirelles; la estadounidense Viñas de la ira, de John Ford, y la extraordinaria película mexicana Los olvidados de Luis Buñuel-; e incluso de la televisión, que ayuden al lector común a vincular el texto con sus propios marcos de referencia. De hecho, el autor de la obra que nos ocupa ya realiza este ejercicio al citar a Lance Armstrong, el famoso ciclista estadounidense, ganador de siete tours de Francia, el cual en conversación personal con el propio Javier comenta: "Yo nunca soñé con ganar cuando era un niño. Nosotros éramos pobres. Cuando eres pobre no siempre tienes la capacidad para tener grandes sueños. A veces ni siquiera sabes qué es lo que puedes soñar" (p. 129).

 

BIBLIOGRAFÍA

Buckingham, David 2005 Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea, Paidós, Barcelona.         [ Links ]

Campbell, Jeremy. 1982. Grammatical Man: Information, Entropy, Language and Life, "A Touchstone Book", Simon & Schuster, Inc., Nueva York.         [ Links ]

Feldman, R. S. 1997. Essentials of Understanding Psychology, McGraw-Hill, Boston.         [ Links ]

Festinger, L., H. W. Reicken y S. Schachter 1956 When Prophecy Fails, University of Minnesota Press, Minneapolis, Minnesota.         [ Links ]

Gardner, Howard 1987 The Mind's New Science. A History of the Cognitive Revolution, Basic Books, Nueva York.         [ Links ]

Ritchie, David. 1991. Communication Concepts, vol. 2, "Information", Sage, Newbury Park, California.         [ Links ]

Rogers, Everett M. 1983. Diffusion of Innovations, tercera edición, Free Press, Nueva York.         [ Links ]

Shannon, Claude y Warren Weaver 1949 The Mathematical Theory of Communication, University of Illinois Press, Urbana.         [ Links ]

Wiener, Norbert 1948 Cybernetics: Control and Communication in the Animal and the Machine, Massachusetts Institute of Technology Press, Cambridge, Massachusetts.         [ Links ]

 

Nota

1 La obra que se reseña es Razón y desarrollo: el crecimiento económico, las instituciones y la distribución de la riqueza espiritual de Javier Elguea, El Colegio de México, col. "jornadas", núm. 154, México, D. F., 2008, 318 pp.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons