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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.35 no.1 Ciudad de México ene./abr. 2020  Epub 23-Abr-2020

https://doi.org/10.24201/edu.v35i1.1974 

Reseñas y comentarios bibliográficos

Bitter, Sabine y Weber, Helmut (eds.). (2018). Autogestion or Henri Lefebvre in New Belgrade. Berlín: Sternberg Press

Horacio Espinosa Zepeda* 
http://orcid.org/0000-0001-9527-1708

*Observatorio de Antropología del Conflicto Urbano (OACU). España. Correo: horacio. espinosa.zepeda@gmail.com

Bitter, Sabine; Weber, Helmut. 2018. Autogestion or Henri Lefebvre in New Belgrade. ., Berlín: Sternberg Press,


El libro Autogestion or Henri Lefebvre in New Belgrade fue editado en Berlín por Sabine Bitter y Helmut Weber, quienes son integrantes del colectivo Urban Subjects, dedicado a la investigación y curaduría artística en temáticas urbanas. La publicación contiene el aparentemente inédito proyecto original para la reestructuración urbana de Nuevo Belgrado, elaborado por Henri Lefebvre, Serge Renaudie y Pierre Guilbaud, destinado al concurso internacional convocado por la República Federativa Socialista de Yugoslavia, en 1986. El libro incluye una recopilación de ensayos de varios autores que analizan el significado y contenido del proyecto de reestructuración de Nuevo Belgrado desde distintos enfoques: como revisión crítica de algunos conceptos clave en la obra de Lefebvre, describiendo el contexto sociopolítico de la extinta Yugoslavia, o realizando una reflexión sobre las luces y sombras del modernismo en la arquitectura y el urbanismo socialistas. Entre los autores de estos ensayos nos encontramos con el tristemente desaparecido Neil Smith, probablemente una de las figuras más trascendentales en la revitalización de la geografía en clave marxista, así como con el sociólogo urbano Klaus Ronneberger, la arquitecta Ljiljana Blagojević y el historiador del arte Zoran Eric.

En el prólogo, firmado por Neil Smith, se resalta el valor de este documento, en especial su cualidad de “acontecimiento”, en un sentido situacionista. Esto está lejos de ser una boutade si tomamos en cuenta el background de Lefebvre y su peculiar anfitrión, el alcalde Bogdan Bogdanovic, cuya figura retomaré más adelante. Smith resalta tres aspectos de suma relevancia, tanto teóricos como históricos, de lo que juzga, con exactitud, como un evento “singular” [odd] en la biografía intelectual de Lefebvre. El primer aspecto reseñable de este acontecimiento es la posibilidad de observar el aterrizaje y aplicación del aparato conceptual lefebvriano en su análisis de un espacio urbano concreto. Esto se traduce en el desmontaje de la planificación urbana de Novi Beograd, sobre todo de aquella que es más deudora de los postulados de Le Corbusier. Smith imagina a los dos jóvenes arquitectos que acompañaban a Lefebvre realizando un tremendo esfuerzo por “aterrizar” la abstracción contenida en obras como La producción del espacio (1974). Se trata, por lo tanto, de un proyecto no menos teórico, a pesar de su carácter aplicado.

El segundo punto tiene que ver con la militancia política de Lefebvre. En el ensayo es dibujado su carácter díscolo con el estalinismo de línea dura del Partido Comunista Francés y sus no menos implacables críticas a la reacción antimarxista. Neil Smith lo compara con otros célebres comunistas disidentes como Foucault y Althusser, por lo que “Lefebvre fue el camarada perfecto para el proyecto de Nuevo Belgrado, basado en un Estado que había roto con el estalinismo cuatro décadas antes”.1 En el ensayo no se dice, pero habría que preguntarse si no se trata de un ajuste de cuentas en contra de aquellos antiguos compañeros de viaje político que lo expulsaron del partido acusándolo de “revisionista”.

El tercer punto relevante para nuestro geógrafo es que Yugoslavia estaba construyendo los rudimentos de un futurible Estado en el que la autogestión urbana por parte de los trabajadores fuera dominante, “a diferencia de Francia o Alemania Oriental”, donde la planificación urbana “se situaba en un punto intermedio entre lo peor de la planificación estalinista y lo peor del mercado capitalista”. Sin embargo, por el carácter de sociedad in-between, en Belgrado se encontraba, como en muy pocos casos, “un destello de posibilidad” en la búsqueda de un “nuevo urbano” [new urban] (véase el capítulo firmado por Neil Smith). Lefebvre, en constante búsqueda de alternativas radicales al neoliberalismo, por un lado, y al estalinismo por el otro, habría encontrado en Yugoslavia el entorno propicio para el desarrollo de un proyecto autogestivo, urbanísticamente sugerente y de inspiración situacionista. En Yugoslavia, Lefebvre creyó ver la posibilidad de poner determinadas estructuras estatales a trabajar en la oposición a lo que el ya vaticinaba desde los años setenta como la muerte de lo urbano a manos de la financiarización de las ciudades.

No obstante el entusiasmo de Lefebvre por el modelo de autogestión yugoslavo, sus críticas a Novi Beograd fueron implacables. Sin embargo, se trata de una línea crítica radicalmente distinta a la de las propias voces disidentes de los arquitectos yugoslavos que ninguneaban Novi Beograd como una aplicación fallida de los teoremas de Le Corbusier. Para nuestro filósofo, se trataba de la situación contraria. El proyecto era fallido, pero precisamente porque había sido exitoso. Novi Beograd reflejaba las contradicciones del modernismo urbano ya patentes en la propia Carta de Atenas:

Al administrar la reglamentación del funcionalismo mecánico, la zonificación no ha hecho más que preparar la muerte de la ciudad.

La separación y el aislamiento de actividades normalmente vinculadas engendran una esclerosis en cada elemento y en el funcionalismo del conjunto.

Poco a poco se van asentando las soledades, como granos de arena sobre el tejido urbano y restringiendo su capacidad de flexibilidad.

Novi Beograd, en opinión de Lefebvre, había seguido la estela de otros proyectos de vivienda social alrededor del mundo: funcionalismo, zonificación y desvinculación de los cascos antiguos de las ciudades. Desde otro punto de vista, para el arquitecto e historiador serbio Vladimir Kulic (2015), tendríamos que matizar lo escrito por Lefebvre en tal informe, y quizás habría que preguntarse si esa crítica a la planificación no era más que un ejercicio programático de coherencia con su teoría del antagonismo entre “el espacio concebido” versus el “espacio vivido”, que adolecería de cierto deductivismo. Y es que Nueva Belgrado estaba lejos de ser una banlieue [suburbio], a pesar de estar inspirada por los mismos principios modernistas.

La particularidad de Nuevo Belgrado es que Yugoslavia lo dotaba de características únicas respecto a otros proyectos de vivienda social modernistas. Lo más notorio habría sido la asombrosa participación ciudadana, tanto en el diseño como en la construcción del barrio. Viviendas sociales para cerca de 300 000 personas, con todos los materiales aportados por el Estado y más del 50 % de la mano de obra realizada por los que serían los habitantes del proyecto. Se puede hablar de éste como un proyecto urbanístico de autoconstrucción con financiación estatal, al igual que una movilización ciudadana sin parangón. Frente a Nuevo Belgrado, la mayoría de los experimentos contemporáneos en “urbanismo participativo” empequeñecen y se muestran como lo que son: simple demagogia. El producto mejor logrado del proyecto urbano no habrían sido los edificios o el trazado de las vías, sino los propios habitantes de Novi Beograd: la politización de la ciudadanía a partir de la autoconstrucción de su entorno de vida.

La actitud crítica por parte de Lefebvre estaba lejos de ser una muestra de beligerante descortesía ante el experimento yugoslavo. Muy por el contrario, lo habrían convocado con tal intención. En este punto es indispensable remitirse a la biografía de Bogdan Bogdanovic, organizador del concurso internacional de 1986, arquitecto, poeta y en aquel momento alcalde de Belgrado (nadie se lo imaginaba, pero sería el último alcalde del Belgrado socialista antes de la desintegración de Yugoslavia). Bogdanovic compartía con Lefebvre no pocas cosas, entre ellas una profunda animadversión por Le Corbusier; también los unía un mutuo pasado surrealista, una militancia comunista heterodoxa, aunado a una formación singular, amplia, que trascendía los límites disciplinares de formación: la filosofía en el caso del francés, la arquitectura en el caso del yugoslavo. El arquitecto vienés Friedrich Achleitner (2009) definía así la irreverente figura de Bogdanovic:

El investigador urbano y caminante de la ciudad, arquitecto, escultor, ornamentista y calígrafo, diseñador gráfico y “garabateador”, el mitólogo, etimólogo, raconteur [narrador] y escritor de alto calibre, sí, el exjacobino, el extrotskista, el gnóstico perpetuo y deísta, el político de una sola vez, a pesar de ser un individuo enormemente político a lo largo de su vida, el delincuente surrealista reincidente, el provocativo pensador lateral y filósofo, o al menos, un maestro sin doctrina, que actuó con todos sus talentos. El fenómeno de Bogdan Bogdanović es más que la suma de sus partes, y probablemente sea inaccesible en cualquier forma para un pensador puramente analítico.

Bogdanovic pasará a la historia por ser uno de los arquitectos comisionados por el mariscal Tito para realizar algunos de los célebres y misteriosos memoriales partisanos y antifascistas (spomenik) distribuidos a lo largo de la geografía yugoslava y tan cercanos a la ciencia ficción (Hatherley, 2016). El spomenik más célebre es aquel que se encuentra en Jasenovac, Croacia, conocido como “la flor de concreto”. Para el arquitecto-alcalde, sus monumentos tenían que ser “apropiados”, pasar a formar parte del entramado de la vida cotidiana y jamás transformarse en fetiches para el poder estatal. Esta es la razón que subyace en los motivos abstractos, casi delirantes de sus memoriales. Figuras sugerentes e imaginativas antes que cristalizaciones de la historia oficial. Cuenta el propio Bogdanovic que el mejor “cumplido” que le habrían hecho a sus spomenik sería el de una jovencita que asegura haber sido procreada en uno de ellos (Mirlesse, 2008). Y es que estos espacios eran usados como lugares para la reunión espontánea, el carnaval, la contemplación o el amor.

Sobre el uso de la ciudad como escenario para la propaganda de regímenes políticos, tanto al este como al oeste de la cortina de hierro, Bogdanovic (citado en Mirlesse, 2008) diría:

Sueño con una Europa sin monumentos. Con esto quiero decir: sin monumentos de muerte y desastre. Tal vez construcciones filosóficas: monumentos para amar, para gozar, para bromear y reír [...] o bien construcciones simbólicas [...] y todo aquello que expresa el deseo de una civilización sin monumentos.

Así, el potencial radical del pensamiento de Lefebvre no habría pasado desapercibido para el gobierno de la capital de Yugoslavia. Para Klaus Ronneberger, la reflexión acerca del poder es central en la obra de Lefebvre, aspecto que no suele estar muy presente en los análisis eruditos, a pesar de que su nivel de profundidad no palidece frente a un más celebrado Lefebvre “urbanista”. La visión lefebvriana respecto a la autogestión de la producción por parte de los trabajadores no es la de solamente un medio para alcanzar determinados fines económicos, nos dice Ronnenberg, sino “un fin en sí mismo”, como aparece descrito en el ensayo del sociólogo para este libro. Lefebvre (1968) amplía el término de producción más allá de los límites de la economía y en directa colisión con el obrerismo del marxismo ortodoxo; reformula el término marxista de “producción” para hablar de la producción de la historia, la subjetividad y los acontecimientos de la vida cotidiana.

Poniendo el foco en “la realización humana” y rescatando del olvido la noción marxista de “apropiación”, para Lefebvre la capacidad creativa de los seres humanos para apropiarse activamente de “su mundo” es la mejor arma frente a la “alienación”. La apropiación de los elementos materiales urbanos es entendida no solamente como un rechazo de la “mercantilización” o la “reificación” de las relaciones de producción, sino de una manera más amplia, en tanto “búsqueda de un renovado valor para la subjetividad” (véase el ensayo firmado por Ronnenberger en ese mismo libro).

La dialéctica de lo urbano en tanto habitus y lo urbano en tanto ciudadanización es ejemplificada en su plan para Novi Beograd en tanto oposición entre el citoyen frente al citadin (ciudadano / habitante de la ciudad). En el ensayo de Ljiljana Blagojevic, esta oposición es más pertinente aun para leer el Belgrado postsocialista en el contexto de la dramática ruptura del estado multinacional yugoslavo. Así, los habitantes de Belgrado han visto sacudidas ambas nociones (citoyen / citadin), por lo que en su opinión debería ser prioritario replantearse la ciudadanización a través de la apropiación de la ciudad como mecanismo reparador de las profundas heridas posconflicto. Los mismos Lefebvre, Renaudie y Guilbaud, en su proyecto de 1986, no ignoraron la importancia de la apropiación de la ciudad en la formación de un mosaico urbano integrador de la diversidad multinacional:

Todas las naciones que componen [Yugoslavia] pueden encontrar su propio carácter, a través de nuevos modos de apropiación del espacio de la ciudad.

En la actualidad, no deja de ser chocante el uso demagógico y excluyente de las calles de Belgrado como escaparates del nacionalismo serbio, a lo cual habría que sumar el deslizamiento de una nueva capa de urbanismo neoliberal, que tiene, como fastuoso ejemplo, la construcción de un skyline urbano a orillas del Danubio, a mayor gloria de la especulación y el pelotazo [boom] inmobiliario. Hablamos del proyecto conocido como Belgrade Waterfront y concebido con capital de los Emiratos Árabes. Este macroproyecto urbano, aún en ciernes, ya ha desatado las críticas ciudadanas acusándolo de elitista, opaco, antipopular y emblema de la corrupción estatal. Se trata de una nueva etapa en la avanzada del “urbanismo contra lo urbano”, como es denominada por Manuel Delgado (2018) la dominación del urbanismo neoliberal, a propósito precisamente de un ensayo acerca de Lefebvre. De concretarse, Belgrado se encontraría ante la espada y la pared de dos tendencias antiurbanas, la nacionalista-reaccionaria, por un lado, y la capitalista por el otro. Dos formas de entender la ciudad, no como un espacio para los que la habitan, sino como un territorio del cual sacar beneficio político y/o económico.

Bibliografía

Achleitner, F. (2009). Bogdan Bogdanovic: The doomed architect. En B. Bogdanovic, I. Ristić y A. Zentrum Wien (coords.), Bogdan Bogdanovic: Memorie and utopie in Tito-Jugoslawien. Viena, Austria: Wieser and Architekturzentrum Wien. [ Links ]

Delgado, M. (2018). El urbanismo contra lo urbano. La ciudad y la vida urbana en Henri Lefebvre. RevistArquis. Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica, 7(1), 65-71. Recuperado de https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/revistarquis/article/view/31895/31600Links ]

Hatherley, O. (2016). Concrete clickbait: Next time you share a spomenik photo, think about what it means. The Calvert Journal, 29 de noviembre. Recuperado de https://www.calvertjournal.com/articles/show/7269/spomenik-yugoslav-monument-owen-hatherleyLinks ]

Kulic, V. (2015). Yugoslavia in between. An interview with Vladimir Kulic. Recentering periphery: Imagined and built landscapes [video]. Recuperado de http://www.recentering-periphery.org/yugoslavia-in-betweenLinks ]

Lefebvre, H. (1968). La vida cotidiana en el mundo moderno. Madrid: Alianza. [ Links ]

Lefebvre, H. (1974). La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing. [ Links ]

Mirlesse, A. (2008). Rencontre avec Bogdan Bogdanovic. En A. Gouez (coord.), Rencontrés européenne (pp. 45-57). París: Notre Europe (Etudes and Recherches, 82). Recuperado de http://www.institutdelors.eu/wp-content/uploads/2018/01/etud82-fe-rencontres-europeennes_0.pdfLinks ]

1Todos los fragmentos de textos del libro son de traducción propia.

Recibido: 24 de Junio de 2019; Aprobado: 08 de Julio de 2019

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