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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.30 no.2 Ciudad de México may./ago. 2015

 

Artículos

Migración internacional en la Ciudad de Buenos Aires: un análisis socioespacial de su distribución según tipos de hábitat

International Migration in the City of Buenos Aires: A Socio-Spatial Analysis of its Distribution by Types of Habitat

Gabriela Mera1 

Mariana Marcos2 

María Mercedes Di Virgilio3 

1Instituto de Investigaciones Gino Germani (Universidad de Buenos Aires), Universidad Nacional de Tres de Febrero. Dirección postal: Lavalleja 263, dpto. 3, cp C1414DTE, CABA, Argentina. Correo electrónico: <gabsmera@yahoo.com>.

2Instituto de Investigaciones Gino Germani (Universidad de Buenos Aires), Universidad Nacional de Tres de Febrero. Dirección postal: Lavalleja 245, dpto. 14°C, cp C1414DTE, CABA, Argentina. Correo electrónico: <marianamarcos.ar@gmail.com>.

3Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Dirección postal: Simbrón 2968, cp C1417EUB, CABA, Argentina. Correo electrónico: <mercedes.divirgilio@gmail.com>.


Resumen:

En el marco de la pregunta por las diferencias y desigualdades metropolitanas, este artículo se propone estudiar la distribución espacial de la población extranjera en la Ciudad de Buenos Aires a partir de una tipología de contextos urbanos o tipos de hábitat, definidos en función del periodo de urbanización y la forma de producción del espacio habitacional. Tomando como fuente investigaciones previas y datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, se realiza un análisis cuantitativo que indaga cómo se articula la diferenciación por condición migratoria con estos entornos que conforman la estructura socioespacial de la ciudad.

Palabras clave: tipos de hábitat; contextos urbanos; migración internacional; distribución espacial; Ciudad de Buenos Aires

Abstract:

Within the framework of the question of metropolitan differences and inequalities, this article seeks to study the spatial distribution of the foreign population in the City of Buenos Aires on the basis of a typology of urban contexts or types of habitat, defined in terms of the period of urbanization and the form of production of the living space. Based on previous research and data from the National Census of Population and Housing 2010, a quantitative analysis is undertaken to explore how differentiation by migratory condition is linked to these environments that comprise the socio-spatial structure of the city.

Key words: types of habitat; urban contexts; international migration; spatial distribution; city of Buenos Aires

Introducción

El interés por la distribución espacial de la población según las diferencias y las desigualdades que se manifiestan en el espacio urbano ha tenido una extensa trayectoria en las ciencias sociales, y en las últimas décadas ha ganado una renovada actualidad. El presente trabajo se propone realizar un aporte a este campo de estudios articulando dos líneas sumamente ricas para el análisis socioespacial: los estudios migratorios, que dan cuenta del asentamiento y distribución espacial de los migrantes en su proceso de inserción en la sociedad de llegada, y los trabajos dirigidos a identificar los diversos entornos urbanos que se han configurado en momentos particulares del desarrollo de la urbanización, a partir de distintas formas de producción del espacio habitacional.

Este artículo se enmarca en una investigación en curso sobre los efectos de la localización y la segregación residencial en el Área Metropolitana de Buenos Aires, y presenta un primer resultado parcial centrado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el núcleo de este aglomerado urbano,1 ciudad capital de Argentina y sede central político-administrativa, de la actividad económica y de los servicios del país.

En este sentido, el objetivo del artículo es analizar la distribución espacial de los inmigrantes internacionales en la Ciudad de Buenos Aires, indagando cómo se articula la diferenciación por condición migratoria con la clasificación del territorio en tipos de hábitat o entornos urbanos. Esta propuesta de clasificación del espacio urbano a partir de tipos de hábitat se inscribe en una línea conceptual y metodológica desarrollada por exponentes de la geodemografía mexicana, como Emilio Duhau y Priscilla Connolly, quienes combinaron espacializaciones clásicas del nivel socioeconómico de la población con la clasificación del territorio según tipos de poblamiento, definidos a partir del periodo de urbanización y de la forma de producción del espacio habitacional. Esta manera de diferenciar los entornos urbanos reconoce la relación entre los procesos de producción de las áreas construidas, la fisonomía de las mismas y las características de los residentes (Connolly, 2005), y en los últimos años ha abierto un campo sumamente fértil para pensar las diferencias y desigualdades sociourbanas.

Esta tipología de entornos urbanos brinda una interesante perspectiva analítica para abordar el asentamiento y la distribución en el espacio urbano de los migrantes internacionales. La inserciónresidencial de los migrantes en las ciudades constituye un proceso complejo en el que intervienen factores vinculados tanto con la existencia de redes sociales y estrategias individuales, familiares y colectivas de acceso al suelo y la vivienda, como con las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales de la sociedad de recepción. En dicho proceso el espacio es a la vez producto y productor de las relaciones, prácticas y conflictos sociales que en él se dirimen (Lefebvre, 1972). En este sentido, abordar esta cuestión a partir de los tradicionales mapas sociales basados en el nivel socioeconómico de la población conlleva ciertas limitaciones en la medida en que éstas no tienen la especificidad necesaria para captar algunas particularidades que presentan los patrones de asentamiento de los migrantes, quienes tienden a asentarse en zonas de la ciudad cuyo carácter depende del modo en que han sido producidas o del momento en que se han poblado, y no sólo en función del nivel socioeconómico de su población.

En el caso de algunos entornos urbanos en particular, como por ejemplo las villas miseria, se han desarrollado algunos estudios y relevamientos2 que permiten conocer con cierta precisión la composición de la población migrante; pero hacen falta estudios académicos y datos estadísticos confiables sobre los restantes tipos de hábitat de la ciudad. A ello se aúna la circulación de discursos e imaginarios de fuerte componente xenófobo que tienden a magnificar algunos fenómenos vinculados al asentamiento de los migrantes en las principales ciudades argentinas, en particular en Buenos Aires, y a simplificar las dinámicas y tensiones subyacentes con relatos que estigmatizan a sus protagonistas, haciendo de la inmigración la responsable directa del déficit habitacional urbano.3 En este sentido, dar cuenta de las particularidades de la inserciónresidencial de los inmigrantes a partir de una tipología que integre la dimensión sociológica y la material del espacio urbano permite captar nueva información de este complejo proceso socioespacial y aportar datos que enriquezcan el debate, clásico pero siempre vigente, sobre las desigualdades y exclusiones en el acceso y el derecho a la ciudad para amplios sectores sociales.

Migraciones y ciudad: breve relato de un largo proceso

La Ciudad de Buenos Aires ha sido una receptora privilegiada de las sucesivas corrientes de inmigrantes que arribaron a Argentina: primero, la inmigración europea de fines del siglo XIX y comienzos del XX, y luego la de los nacidos en países limítrofes o vecinos, en particular desde mediados de siglo. En su extensa trayectoria como receptora de migrantes, la CABA se fue conformando como un espacio urbano pluricultural, que deja sus huellas en el territorio, y constantemente desafía los modos en que la ciudad se piensa y se imagina a sí misma.

Los movimientos migratorios internacionales a Argentina comenzaron hacia 1830, pero fue medio siglo después cuando el país se convirtió en el destino privilegiado de las oleadas que se aventuraban a cruzar el Atlántico en busca de mejores condiciones de vida en las Américas. El mayor volumen de inmigración arribó entre 1870 y 1929, en el contexto de un modelo agroexportador que los recibió con las puertas abiertas, ávido de mano de obra extranjera. Hacia esos años el movimiento inmigratorio adquirió una magnitud y una velocidad vertiginosas: el viejo puerto de Buenos Aires fue testigo del arribo de alrededor de cinco millones de europeos, mayoritariamente italianos y españoles, que en principio conformaban la mano de obra destinada a satisfacer los ideales de las élites políticas de "colonizar" el interior del país.

A pesar de esos proyectos colonizadores, y frente a la imposibilidad de acceder a la propiedad de la tierra del campo, concentrada en manos de grandes propietarios,4 las ciudades se convirtieron en el centro de oportunidades de los recién llegados, y Buenos Aires en particular concentró sus preferencias. Así, a fines del siglo XIX, cuando Argentina comenzó a convertirse en sociedad aluvial, la Ciudad de Buenos Aires se tornó en una de las receptoras privilegiadas de esos inmigrantes europeos, en su mayoría provenientes de los sectores más empobrecidos del mundo rural.

La Primera Guerra Mundial conllevó una brusca interrupción del flujo inmigratorio europeo, que no había dejado de crecer desde fines del siglo XIX. Posteriormente, tanto en los primeros años de la década de 1930 como en el marco de la Segunda Guerra Mundial, esta corriente migratoria continuó disminuyendo. Durante el periodo de posguerra (entre 1948 y 1952) se produjo una última oleada inmigratoria, de menor magnitud que la primera (Maguid, 1997). Así, hacia mediados del siglo XX puede decirse, como sostiene Devoto (2003: 411), que "el ciclo de la inmigración europea llegaba a su fin". En este contexto comienza a cambiar la composición de los migrantes por país de origen, aumentando la presencia relativa de aquellos provenientes de los países limítrofes y de los vecinos.

Los movimientos de población originaria de los países de la región tienen una extensa tradición en Argentina, particularmente en los espacios transfronterizos (De Marco y Sassone, 1983). En una primera etapa la inmigración limítrofe se concentró en las áreas de frontera y estuvo vinculada con el auge y la expansión de las economías regionales que requerían mano de obra para el trabajo agrícola (Carrón, 1979). A partir de la década de 1970, cuando estas economías entran en crisis, los migrantes comenzaron a dirigirse hacia Buenos Aires, donde los empleos en la construcción, la industria manufacturera y los servicios eran mejor remunerados (Marshall y Orlansky, 1983). Actualmente Buenos Aires, junto con su área metropolitana, constituye el principal destino de estas corrientes, y desde mediados de los años ochenta puede decirse que la Ciudad de Buenos Aires se consolida como el centro del subsistema migratorio del Cono Sur (Balán, 1992).

En las últimas décadas, junto con ese cambio en la distribución espacial de la migración regional, también se produjeron modificaciones en su composición por país de origen: el histórico predominio en Buenos Aires de la inmigración uruguaya, que tempranamente se concentró en esta ciudad o en su conurbación, fue reemplazado desde mediados de siglo por la primacía de la inmigración de Paraguay, seguida a partir de la década de 1990 por la procedente de Bolivia y de Perú.

La composición actual de la población extranjera en la CABA refleja las dinámicas de esta historia migratoria. Según datos del último Censo, del año 2010, 71.5% de la población extranjera censada en viviendas particulares estaba compuesta por personas provenientes de países limítrofes (en particular de Bolivia y Paraguay) y en menor medida de Perú. Los migrantes de los principales países de origen de Europa (Italia y España) son en gran medida supervivientes de los flujos llegados en la primera mitad del siglo XX y constituyen apenas algo más de 10% de los extranjeros censados en la ciudad (Cuadro 1).

Cuadro 1 Población extranjera que reside en viviendas particulares, por país de nacimiento; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2010 

País de nacimiento Absolutos % sobre total extranjeros % sobre total de población
Países limítrofes y Perú 260 398 71.5 9.2
Bolivia 75 948 20.9 2.7
Brasil 7 181 2.0 0.3
Chile 8 831 2.4 0.3
Paraguay 79 295 21.8 2.8
Uruguay 29 754 8.2 1.1
Perú 59 389 16.3 2.1
España 24 578 6.7 0.9
Italia 21 216 5.8 0.8
Resto 57 937 15.9 2.0
Total 364 129 100.0 12.9

Fuente: Elaboración propia con base en INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, Base de datos Redatam.

En su conjunto estos migrantes representan 12.9% de la población residente en viviendas particulares, pero en su asentamiento en la ciudad fueron configurando patrones residenciales diferenciales que los han convertido en una presencia más notoria en algunos ámbitos que en otros. Este artículo se propone brindar elementos para estudiar esta cuestión analizando su distribución en el territorio de la CABA en función de sus diversos tipos de hábitat, cuyas condiciones de emergencia condicionan tanto su dinámica y fisonomía como las características de sus habitantes.

Entornos urbanos de la Ciudad de Buenos Aires

La estructura socioespacial y sociohabitacional de la Ciudad de Buenos Aires es producto de un largo desarrollo histórico en el que diversos factores socioeconómicos, políticos y territoriales fueron modificando las condiciones de acceso al suelo y a la vivienda. Sin pretender realizar una descripción exhaustiva de esta dinámica histórica, en este apartado se desarrollan brevemente algunos rasgos esenciales para comprender las características de la configuración territorial de la ciudad en la actualidad.

Desarrollo urbano y estructura socioespacial de la Ciudad de Buenos Aires

En el desarrollo inicial de la Ciudad de Buenos Aires, cuando aún no pasaba de ser una "gran aldea",5 se estableció la zona que actualmente se conoce como su centro histórico y adquirió sus primeros rasgos específicos. En ese entonces la Plaza de Mayo y las manzanas adyacentes eran el foco de la actividad comercial, financiera, social e intelectual, donde tanto los sectores más adinerados como los obreros recién llegados procuraban residir (Scobie, 1986: 147). Y si bien esta área continuó siendo el corazón de la ciudad, hacia fines del siglo XIX la planta urbana tradicional comenzó a transformarse hasta delinear su configuración actual, donde las desigualdades socioeconómicas tienen su correlato en el plano territorial.

Un hito importante en este sentido fue el desplazamiento de la población de mayores recursos, históricamente asentada en el centro y en el sur, hacia la zona norte de la ciudad, motivada por las malas condiciones de salubridad en el sur6 y por la moda de aquella época entre las clases altas, que privilegiaba la residencia en entornos más apacibles. En ese marco el centro perdió parte de su carácter residencial y comenzó a definirse por sus actividades comerciales y bancarias, mientras que la expansión hacia el sur, por su proximidad con el Riachuelo, se orientó alrededor del comercio portuario (Bertoncello, 2010: 104).

La expansión urbana de comienzos de siglo se basó en una forma cuadricular, que orientó una ocupación relativamente homogénea y sin discontinuidades en el territorio (Gorelik, 1998: 24). En ese proceso, el uso del suelo, las pautas de edificación, las condiciones del terreno, el transporte y las políticas urbanas comenzaron a diferenciar profundamente el norte y el sur de la ciudad (Scobie, 1986).

Por un lado, toda la zona sudeste, en torno a los actuales barrios de Barracas, La Boca y San Telmo (Mapa 1), tuvo un temprano desarrollo en la expansión urbana, pues está atravesada por las más importantes vías de comunicación entre el centro y el puerto, principal nicho de actividad económica. Con el tiempo la zona se convirtió en un ámbito vinculado con la actividad industrial y comercial portuaria, y en un espacio de residencia de numerosos trabajadores tanto nativos como inmigrantes por su cercanía a las fuentes de trabajo. Por otra parte, el sudoeste (en particular los barrios de Villa Soldati, Villa Lugano, Mataderos, Villa Riachuelo) se urbanizó en forma más tardía "en terrenos que conformaban un gran bañado y que habían sido destinados a usos como el descarte de residuos" (Di Virgilio et al., 2011: 23). Esta zona se fue consolidando como un área signada por los altos niveles de empobrecimiento y vulnerabilidad de sus pobladores, así como por el déficit de infraestructuras y servicios públicos (véase el Mapa 1).

Fuente: Elaboración propia con base en DGEYC, Cartografía, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.

Mapa 1 CABA: unidades espaciales de estudio (radios ajustados) y barrios, 2010 

Si la expansión de Buenos Aires hacia la zona sur fue adquiriendo un perfil industrial y ligado al asentamiento de sectores populares, el crecimiento de los barrios hacia el oeste -que se produjo tras la Primera Guerra Mundial- fue protagonizado por las nacientes clases medias: profesionales y empleados calificados cuya insercióneconómica les permitía afrontar los costos de transporte para movilizarse al centro (Scobie, 1986; Pírez, 2009).

De esta manera se fue reforzando un patrón de diferenciación espacial, observable hasta la actualidad, entre el eje norte y oeste, con buenos servicios de infraestructura y transporte y que continúa recibiendo a la población de mayores recursos (movimiento iniciado hacia 1860) y el eje sur, donde la industria se localiza crecientemente y habitan los sectores obreros (Bertoncello, 2010: 110).

Por otra parte, en torno al antiguo centro histórico se fue asentando una población muy heterogénea, desde familias tradicionales de la élite local hasta trabajadores urbanos interesados en residir en zonas cercanas a la oferta laboral. Y a partir del derrame o extensión de este centro histórico hacia el norte, este y sudeste, se afianzó un distrito central de negocios, que Ciccolella (2009) denomina "corredor corporativo", como eje de las actividades económicas, bancarias y financieras. Este centro administrativo y de negocios, como se le suele denominar en la literatura (o CBD, por sus siglas del inglés, Central Business District), se ha expandido significativamente en las últimas décadas por los proyectos Puerto Madero y Retiro,7 en una dinámica urbana que aún está definiendo la configuración de la ciudad y el lugar que en ella ocupan los diversos actores sociales.

Acceso al suelo y formas de hábitat popular

Las condiciones de acceso al suelo y la vivienda en la CABA han variado a lo largo de su historia y están vinculadas tanto a factores urbanos de carácter estructural como al cambiante papel del Estado en materia de hábitat. En este proceso la ciudad fue acarreando un déficit habitacional que, si bien afecta a todos los sectores sociales, condiciona más fuertemente a las clases populares. Las diversas estrategias desarrolladas por estos individuos y sus familias con el fin de acceder a la ciudad, así como la dinámica del mercado inmobiliario y las políticas dirigidas a estos sectores, se observan en los múltiples tipos de hábitat popular de carácter informal que conviven en este ámbito: conventillos, inquilinatos, hoteles-pensión, villas, asentamientos e inmuebles ocupados en diferentes espacios de la ciudad.

Una de las principales formas de hábitat popular de origen informal en la ciudad son las villas miseria,8 surgidas a finales de la década de 1930 y en la siguiente, enmarcadas en el proceso de industrialización y en los movimientos migratorios desde las provincias del interior hacia la ciudad capital. La localización de este tipo de hábitat, caracterizado por su trazado irregular y alto nivel de ocupación del suelo, estuvo determinada por la proximidad de los terrenos a los lugares de trabajo o a los medios de transporte para acceder a ellos. En aquellos tiempos surgieron en tierras marginales del negocio inmobiliario; no eran de interés para los habitantes de los barrios vecinos ni para las necesidades estatales (Merklen, 2009: 87). Si bien inicialmente fueron concebidas por los agentes del Estado y por los propios habitantes como un hábitat de carácter transitorio, en las décadas siguientes se volvieron una alternativa para habitar en la ciudad, pues ya formaban parte de su entramado social y urbano.

La política estatal hacia este tipo de hábitat fue variando a lo largo del siglo XX, desde una tácita "tolerancia" hasta formas de intervención directa para "solucionar" el problema de las villas. En este último caso se implementaron medidas orientadas a la regularización dominial y la mejora de sus condiciones urbanas y ambientales, así como planes (más o menos violentos) dirigidos a su erradicación. En este marco, a fines de la década de 1960 se implementó el "Plan de erradicación de las villas de emergencia de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires", que dio lugar a un nuevo tipo de hábitat: los núcleos habitacionales transitorios (NHT), concebidos como centros temporales de adaptación para las familias de las villas, antes de ser relocalizadas en las viviendas definitivas. El programa fracasó y sólo un grupo muy reducido fue trasladado a las viviendas consolidadas; los NHT se convirtieron en formas de residencia permanente para una amplia mayoría de las familias restantes (Rodríguez, 2011).

En la última década, junto con el crecimiento y densificación de algunas villas, se observa el surgimiento de nuevos enclaves de pobreza urbana, los denominados "nuevos asentamientos urbanos",9 en espacios vacantes con características topográficas inadecuadas -terraplenes del ferrocarril, autopistas, antiguas fábricas y basurales- que generalmente carecen de servicios básicos y se distinguen por la extrema precariedad de sus construcciones (Rodríguez, 2009: 201).

Estos tipos de hábitat conviven con otras opciones residenciales orientadas a hogares de sectores populares: los conjuntos habitacionales desarrollados por el Estado a partir de las décadas de 1950 y 1960, en particular en barrios del sur como Villa Lugano y Villa Soldati, con el fin de brindar una solución habitacional definitiva a los adjudicatarios. En general los conjuntos de vivienda social de mayor envergadura se insertaron en la trama urbana como barrios de monoblocks, en ocasiones albergando a habitantes de asentamientos informales previos de las inmediaciones, que de esta manera se incorporaron a la ciudad formal, pero también recibieron a numerosos vecinos que no pertenecen a la población original del entorno.

Las villas, los NHT, los asentamientos y los conjuntos habitacionales fueron conformando así una opción de hábitat para numerosas familias de sectores populares que lograron así acceder a una vivienda en la Ciudad de Buenos Aires. Las características de la población y las condiciones de vida imperantes en cada uno de ellos tienen elementos en común, pero también existen importantes diferencias vinculadas a su origen y desarrollo que resulta importante destacar.

Metodología

A lo largo del trabajo se debieron sortear dos desafíos metodológicos fundamentales: 1) La clasificación del territorio de la CABA según tipos de hábitat, que por un lado requería reunir y sistematizar desde la presente perspectiva analítica un conjunto de antecedentes producidos por diferentes disciplinas y con objetivos diversos; y, por otro lado, trascender las fronteras, cada vez más permeables, entre la sociología urbana, la sociodemografía y la geografía social cuantitativa, así como recurrir a herramientas metodológicas de distinta procedencia, y también a las tradicionales fuentes de datos alfanuméricos y gráficas (cartografía). 2) La identificación de los migrantes de la ciudad a escala microespacial -para posteriormente analizar su distribución en los contextos urbanos delimitados- a partir del Censo de Población de 2010, que tiene la virtud de ser la única fuente de datos que provee información actualizada para unidades espaciales pequeñas, pero a su vez tiene la limitación de que es relativamente escasa la información disponible, pues sólo parte de los datos se relevaron de forma universal y el resto corresponde a una muestra de población que permite dar cuenta de unidades espaciales de mayor tamaño.

Decisiones metodológicas relativas a la clasificación del territorio de la CABA según tipos de hábitat

La clasificación de las unidades espaciales que componen la CABA según los diversos tipos de hábitat resultó una tarea compleja que se realizó con base en los lineamientos conceptuales y metodológicos de los trabajos desarrollados por la geodemografía mexicana (COPEVI, 1978; Gracia Sain, 2004; Connolly, 2005; Duhau y Giglia, 2008).

Los tipos de hábitat -o entornos urbanos o tipos de poblamiento- propuestos en estos trabajos remiten fundamentalmente al modo en que se originó la urbanización de determinadas áreas de la ciudad, considerando para ello dos criterios básicos: 1) el periodo de urbanización y, 2) la forma de producción del espacio habitacional en la que se conjuga "la condición legal original del asentamiento, los principales agentes involucrados en la urbanización y en la producción de la vivienda, la duración del proceso de construcción y los rangos de precios de acceso consiguientes" (Connolly, 2004: 1). En este sentido, se diferenciaron los espacios urbanos con base en un modelo tipológico compuesto por nueve categorías que dan cuenta de los patrones de poblamiento urbano en cuestión (en este caso, el poblamiento de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México), a saber: ciudad colonial, ciudad central, cabeceras conurbadas, pueblos conurbados, colonias populares, conjuntos habitacionales, fraccionamientos residenciales medios y altos, y pueblos no conurbados.

Para la aplicación de esta tipología al caso concreto de la CABA se tomaron como fuentes de datos los estudios y relevamientos previos realizados en la ciudad y el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC, 2010) -tanto la información alfanumérica como la cobertura cartográfica por radios censales, que son las unidades espaciales más pequeñas para las que se publica la información censal argentina-,10 lo cual implicó el desafío de reunir, confrontar e integrar en un mismo sistema clasificatorio información especialmente construida para tal fin y antecedentes que hasta ahora se encontraban dispersos y respondían a otras perspectivas analíticas. Los lineamientos teórico-metodológicos de los trabajos mexicanos debieron ser adaptados teniendo en cuenta las modificaciones que exigen las características propias del entorno urbano bonaerense, la disponibilidad de información y las fuentes de datos existentes. Entre las decisiones metodológico-conceptuales más trascendentes deben mencionarse:

  • El ajuste de la base cartográfica de radios censales original de la ciudad al área aproximada de uso residencial.

  • La exclusión de tres categorías de la tipología original -cabeceras conurbadas, pueblos conurbados y pueblos no conurbados- que remiten a las formas que adquiere la expansión de la mancha urbana en su dinámica de desarrollo histórico, y que la actual propuesta deja a un lado en la medida en que se centra en el caso de la CABA sin abarcar su conurbación.

  • La distinción dentro de las colonias populares -denominadas en este trabajo "urbanizaciones populares de origen informal"- de contextos específicos de la estructura urbana de Buenos Aires (las villas, los asentamientos y los núcleos habitacionales transitorios).

  • La incorporación de una categoría que identifica a las áreas residenciales de nivel socioeconómico bajo, dado que en Buenos Aires -y a diferencia de lo que ocurre en el contexto mexicano- hay una significativa porción de población que, si bien no reside en urbanizaciones informales o en conjuntos habitacionales, en términos socioeconómicos se ubica en un nivel bajo de la escala social.

  • La complementación del análisis de la traza urbana de cada unidad espacial de la ciudad con exploraciones del parque habitacional, con base en la distribución de las viviendas según su tipo que arroja el Censo para esas mismas unidades espaciales.

  • La adaptación de las variables y categorías propuestas por Duhau y Connolly para la identificación de áreas residenciales de nivel socioeconómico medio y alto, según las posibilidades de la fuente de datos aquí utilizada (Censo 2010) y las particularidades de la población de Buenos Aires. Las diferencias más importantes son la exclusión de indicadores de ingresos (dado que el censo argentino no provee esa información) y el ajuste de la edad de la población sobre la que se calculan los indicadores educativos, que se justifica en las conocidas diferencias espaciales que se pueden encontrar en la estructura etaria de la población de la CABA y en los mayores niveles de escolaridad de la población más joven.

La tipología resultante está compuesta por siete categorías: ciudad colonial, ciudad central, urbanizaciones populares de origen informal (subdivididas en villas, NHT y asentamientos), conjuntos habitacionales y áreas residenciales de nivel socioeconómico alto, medio y bajo. El Cuadro 2 resume las definiciones, las fuentes y la metodología instrumentada en cada uno de estos tipos de hábitat.

Cuadro 2 Definiciones y metodología utilizados en la clasificación de las unidades espaciales según tipos de hábitat, Ciudad de Buenos Aires. 

Tipo de hábitat Definición conceptual Definición operacional y fuente Metodología
Ciudad colonial Corresponde al centro histórico de la ciudad, que a lo largo de su desarrollo fue concentrando diversos usos del suelo (residencial, comercial, administrativo, turístico, de servicios) y perfiles socioeconómicos heterogéneos. Remite a la delimitación del Área de Protección Histórica (APH) original de la Ciudad de Buenos Aires, definida en el año 1979,a tal como se registra en Magadán (2003) . Se superpuso la cartografía censal (polígonos de radios) con el polígono definido por el mapa del APH, y se clasificaron los radios que contienen más de 50% de su superficie dentro de esta área.b
Ciudad central (CBD) Corresponde al centro administrativo y de negocios de la ciudad −referido usualmente en la literatura por la sigla CBD, del inglés Central Business District−, que también abarca un tejido urbano heterogéneo en cuanto a tipo de edificaciones, usos del suelo y perfil socioeconómico de sus ocupantes. Remite al distrito central de la CABA, tal como se registra en Ciccolella (2009) ; considera su expansión tras la década de 1990 hacia el norte, este y sur, que fue abarcando el área de Puerto Madero, parte de San Telmo y avances hacia la zona de Retiro. Se superpuso la cartografía censal (polígonos de radios) con el polígono definido por el mapa del área central de la Ciudad de Buenos Aires, y se clasificaron los radios que contienen más de 50% de su superficie dentro de esta área. A la delimitación de Ciccolella se le incorporó, además, algunas manzanas de Puerto Madero, que en el año 2010 ya estaban pobladas.b
Urbanizaciones populares de origen informal (colonias populares) Son asentamientos producidos por las diversas modalidades del poblamiento popular, que se caracterizan por una irregularidad inicial en la ocupación del suelo, con escasa o nula infraestructura urbana y servicios, y el predominio de viviendas resultado de la autoconstrucción. Se consideró necesario desagregarlo en tres tipos de hábitat que exhiben diferencias significativas en su origen y desarrollo: villas, asentamientos, y núcleos habitacionales transitorios (NHT). Villas Asentamientos no planificados, de trazado irregular, surgidos de la ocupación ilegal de terrenos fiscales, cuyas viviendas originalmente de materiales de desecho son mejoradas a lo largo del tiempo por sus habitantes y van incorporando servicios públicos y equipamiento por la acción del Estado, y/o de instituciones de la sociedad civil. Se trabajó con las villas registradas por la DGEYC (2011). Asentamientos Asentamientos irregulares sobre predios estatales o privados que no pueden ser urbanizados ni destinados a un uso residencial. Se encuentran en contextos muy precarios y sin servicios urbanos, en condiciones habitacionales de absoluta transitoriedad. Se trabajó con los asentamientos registrados por la DGEYC (2011). Se superpuso la cartografía censal (polígonos de radios) con el polígono de villas, asentamientos y NHT, y se clasificaron a las unidades espaciales que tienen más del 50% de su superficie cubierta por el tipo de hábitat en cuestión. En los casos en que no había primacía de un tipo de hábitat sobre el otro, se complementó la exploración visual con la consulta de datos censales sobre el tipo de vivienda predominante.
Urbanizaciones populares de origen informal (colonias populares) Núcleos habitacionales transitorios (NHT) Conjuntos de viviendas multifamiliares que surgen para dar una solución habitacional transitoria a los habitantes de las villas, mientras se edifican las viviendas definitivas que se adjudicarán en propiedad. A pesar de ello, algunos terminaron siendo emplazamientos definitivos, de condiciones muy precarias. Se trabajó con los NHT registrados por la DGEYC (2011).
Conjuntos habitacionales Se refiere a la construcción en serie de viviendas −de carácter multi o unifamiliar− financiadas total o parcialmente por programas de financiamiento habitacional subsidiados por el sector público. Barrios de viviendas, en su gran mayoría de varios pisos, edificados por el Estado con el sistema de construcción tradicional y teniendo el objetivo de brindar una solución habitacional definitiva a los hogares adjudicatarios. Se trabajó con los conjuntos habitacionales registrados por la DGEYC (2011). Se superpuso la cartografía censal (polígonos de radios) con el polígono de conjuntos habitacionales, y se clasificaron las unidades espaciales que tienen más de 50% de su superficie cubierta por el tipo de hábitat en cuestión.
Áreas residenciales de nivel socioeconómico alto Áreas residenciales de nivel socioeconómico medio Áreas residenciales de nivel socioeconómico bajo Áreas residenciales que se originaron a partir del proceso de suburbanización de la ciudad colonial con base en loteos residenciales, y que no fueron catalogadas en las tipologías previas, pero que se diferencian por el nivel socioeconómico de la población que contienen. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 (INDEC, 2010), Base de datos Redatam+SP a nivel de radios censales. Se clasificó a las unidades espaciales no catalogadas en los tipos de hábitat anteriores mediante análisis factorial de componentes principales y análisis de cluster jerárquico, introduciendo en el modelo cuatro indicadores: hogares con agua de red pública dentro de la vivienda; hogares que utilizan como combustible para cocinar principalmente gas de red, gas a granel o gas en tubo; hogares con computadora; población de 25 a 64 años con educación universitaria completa.

a Esta zona histórica de la ciudad (denominada "U-24") fue establecida en el BM núm. 16.072 del 25 de julio de 1979. En 1982 la Ordenanza 37 617 modificó el Distrito U-24 reduciendo su extensión. Esta modificación del área de protección histórica se vinculó, según señala Magadán (2003), con el objeto de mitigar las críticas hacia el gobierno local por la destrucción de buena parte de esta zona de la ciudad para permitir la construcción de la denominada Autopista Sur (actualmente 25 de Mayo).

b Se identificó un mosaico de 14 unidades espaciales que podía clasificarse a la vez como parte de la ciudad colonial y de la ciudad central. Tras explorar la distribución de las viviendas según su tipo en los tres entornos (la ciudad colonial, la ciudad central y la zona en que ambas tipologías se superponen) se pudo constatar que el área mixta presenta características habitacionales más similares a la ciudad colonial −con menor porcentaje de departamentos y mayor peso relativo de piezas de inquilinato y hoteles familiares o pensiones−, y se clasificó a las 14 unidades conflictivas como parte de ella.

Decisiones metodológicas relativas a la identificación de los migrantes

La propuesta de este artículo requiere contar con información de la condición migratoria de la población de la CABA con representatividad estadística confiable para trabajar con unidades espaciales pequeñas. La fuente de datos idónea para el tipo de análisis planteado es sin duda el Censo de Población, que al ser relevado en forma universal, brinda información para cualquier nivel de resolución espacial, mientras que, por el contrario, los datos generados por muestreo tienen representación confiable a niveles de agregación espacial particulares (Robirosa, 1996: 629).

Sin embargo, existen cuestiones metodológico-conceptuales propias de las fuentes censales que imponen restricciones para trabajar con unidades espaciales pequeñas (Mera y Marcos, 2012). Hay que tener en cuenta que los censos argentinos han tenido como prioridad facilitar la gestión pública publicando datos por divisiones político-administrativas, es decir, en el ámbito nacional y provincial, y eventualmente municipal. Las áreas menores en las que el censo divide el espacio geográfico -de mayor a menor tamaño, fracciones, radios y segmentos- son subdivisiones que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) con el único objetivo de facilitar la organización de la tarea de recolección de datos.

El Censo 2010 -en el que progresivamente se fue accediendo a la información definitiva, y además es muy reciente el acceso a datos para unidades espaciales pequeñas- constituye un caso complejo en este sentido dado que -en continuidad con la metodología implementada en los censos de 1980 y 1991- se aplicaron técnicas de muestreo para obtener los datos en las áreas más pobladas del país, con el fin de simplificar el operativo censal, reducir costos y acelerar la obtención de resultados. En estas áreas, definidas como "de muestreo", se utilizaron dos tipos de cuestionarios:

  1. El cuestionario básico, definido como tal por contener una cantidad reducida de preguntas referidas a las características de la vivienda, el parentesco entre los miembros del hogar, la edad, el sexo, el lugar de nacimiento, la condición de actividad y la situación educacional de las personas.

  2. El cuestionario ampliado, que incluye las preguntas del básico y además otras que enriquecen la información sobre la condición migratoria y la situación ocupacional de las personas, al tiempo que indagan en la fecundidad y la seguridad social, entre otras variables.

En las ciudades de 50 000 habitantes o más,11 el cuestionario ampliado se aplicó solamente a una muestra de la población, y debido al diseño muestral implementado, estos datos no se encuentran disponibles para unidades espaciales pequeñas.12 Al formar parte de una aglomeración de gran tamaño, la Ciudad de Buenos Aires se encuentra justamente en dicha situación, y por este motivo no se pudo disponer de la información del cuestionario ampliado para las unidades espaciales que se utilizan en este estudio.

Con respecto a la información de la condición migratoria de la población que se requiere aquí, el cuestionario básico incluyó el país de nacimiento de las personas, siendo las categorías "Argentina" y "Otro país" (cuyo nombre fue captado mediante una segunda pregunta). Sin embargo, si se sigue la definición tradicional de "migración", que designa al "desplazamiento de individuos con traslado de residencia desde el lugar de origen, o lugar de salida, al lugar de destino, o lugar de entrada" (Celade-IUSSP, 1985: 119), y considerando que el censo argentino es de hecho y empadrona a las personas en el lugar en que pasaron la noche de referencia del levantamiento, la identificación de los migrantes de la CABA requeriría completar la información del lugar de nacimiento con la del lugar de residencia habitual, para diferenciar así los desplazamientos definitivos o migratorios de los temporales.

Sin embargo, las preguntas que permiten captar el lugar de residencia habitual de las personas -junto con otras que indagan el año de llegada a Argentina, los nacidos en el extranjero y el lugar de residencia habitual hace cinco años (para captar la migración reciente)- se incluyeron sólo en el cuestionario ampliado. En otras palabras, para la resolución espacial de análisis adoptada en este trabajo se cuenta con información del lugar de nacimiento de las personas, pero no se puede distinguir entre quienes se encontraban transitoriamente en el lugar en el que fueron censados y quienes habían cambiado su residencia al lugar donde los empadronó el Censo.

Para intentar sortear esta dificultad se tomó la decisión de restringir el universo de análisis a la población residente en viviendas particulares, excluyendo a la población en viviendas colectivas (hospitales, prisiones, cuarteles, colegios internados, campamentos, obradores, hoteles turísticos y hogares de ancianos, de menores y de religiosos), bajo el supuesto de que muchas de estas personas no se encontraban en su lugar de residencia habitual. Si bien con esta decisión no se logró llegar a la categoría tradicional de "migrante", los resultados obtenidos constituyen una buena aproximación, en la medida en que se logró excluir del estudio a 17 649 personas nacidas en países extranjeros que habían sido censadas en viviendas colectivas de la CABA, entre las que se destacan 11 506 que se encontraban en hoteles turísticos (Cuadro 3). De no haberse tomado esta decisión se sobredimensionaría la presencia de migrantes, en particular en los tipos de hábitat ciudad central, ciudad colonial y áreas residenciales de nivel socioeconómico medio y alto, donde se concentran buena parte de los hoteles turísticos.13

Cuadro 3 Población según lugar de nacimiento y tipo de vivienda; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2010 

Tipo de vivienda Argentina Otro país Total
Particular 2 464 294 364 129 2 828 423
Colectiva 44 079 17 649 61 728
Hogar de ancianos 14 646 2 318 16 964
Hogar de menores 1 106 104 1 210
Colegio internado 833 238 1 071
Hospital 12 981 1 698 14 679
Prisión 1 411 425 1 836
Cuartel 878 3 881
Hogar de religiosos 1 958 595 2 553
Hotel turístico 6 929 11 506 18 435
Otros 3 337 762 4 099
Total 2 508 373 381 778 2 890 151

Fuente: Elaboración propia con base en INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, Base de datos Redatam.

No obstante, y con la finalidad de evitar confusiones, se denominará "población extranjera" a la población en viviendas particulares nacida fuera de Argentina, en lugar de atribuirle a este universo la condición de "migrantes", dado que persisten algunas zonas grises en la delimitación de ese colectivo: con seguridad hay personas censadas en viviendas colectivas que tienen como lugar de residencia habitual la CABA (en especial en las viviendas colectivas que no son hoteles turísticos) y por lo tanto no son migrantes a pesar de haber nacido en un país extranjero; del mismo modo, es de suponer que hay personas censadas en viviendas particulares que no están establecidas en la ciudad.14

Resultados

Como resultado de la clasificación de las unidades espaciales que componen la CABA en tipos de hábitat se obtuvo la distribución presentada en el Mapa 2. Allí se observa que la ciudad colonial, el antiguo casco histórico de Buenos Aires, se ubica en la zona este; y colindante con ella, extendiéndose en particular hacia el norte, se encuentra la ciudad central, el centro administrativo y de negocios. Por su parte, las urbanizaciones populares de origen informal (villas, asentamientos y NHT) se localizan mayoritariamente en la zona sur de la ciudad, con pocas excepciones. También en esta zona se encuentra gran parte de los conjuntos habitacionales, muchas veces cercanos a las villas de mayor tamaño, pero con importantes diferencias en las condiciones sociales y habitacionales de sus residentes.

Fuente: Elaboración propia con base en Magadán, 2003; Ciccolella, 2009; DGEyC, 2011; e INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, Base de datos Redatam.

MAPA 2 Unidades espaciales según tipo de hábitat; Ciudad de Buenos Aires, 2010 

El resto de las unidades espaciales que conforman la CABA constituyen zonas residenciales que se originaron a partir del proceso de suburbanización de la ciudad colonial basado en el desarrollo de loteos residenciales; no corresponden con los tipos de hábitat anteriores pero se diferencian por el nivel socioeconómico (NSE) de la población que contienen, por lo que fueron clasificadas en áreas residenciales de NSE alto, medio y bajo. Siguiendo la tendencia histórica, estos entornos urbanos describen un patrón espacial que presenta una marcada diferenciación en sentido norte-sur. Las unidades en las que predomina población con NSE alto se localizan en su gran mayoría en el norte y se extienden en torno a dos ejes que avanzan hacia el centro y oeste de la ciudad. En contraste, las unidades espaciales de NSE bajo se concentran en gran medida en la zona sur (donde, como se mencionaba, se localiza la amplia mayoría de las urbanizaciones de origen informal). Finalmente, las áreas residenciales de NSE medio se extienden en el centro y oeste, conformando una suerte de transición entre el norte de NSE alto y el sur de NSE bajo; mientras que hacia la zona este, en las inmediaciones de la ciudad colonial, se observa una situación más heterogénea, donde colindan unidades de NSE medio y bajo.

El Cuadro 4 sintetiza la composición por país de nacimiento de la población de estos entornos urbanos y permite observar que la incidencia de los extranjeros no sólo es muy diferente en este sentido, sino que en muchos casos se encuentra estrechamente vinculada con las desigualdades socioeconómicas que se plasman en el territorio y que la condición migratoria parece profundizar.

Cuadro 4 Población que reside en viviendas particulares: distribución según país de nacimiento y tipo de hábitat; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2010 

Tipo de hábitat Población en viv. particular Argentina Extranjeros
Total Bolivia Brasil Chile Paraguay Uruguay Perú Italia España Resto
Ciudad colonial 46 843 85.1 14.9 0.6 0.6 0.8 2.1 1.6 3.5 1.2 0.5 3.9
Ciudad central (CBD) 42 206 84.0 16.0 0.8 0.9 0.6 2.4 1.2 2.1 1.1 0.8 6.1
Urb. populares de origen informal 165 607 52.9 47.1 1.7 0.0 0.1 21.0 0.2 5.8 0.1 0.0 0.1
Villa 147 937 51.0 49.0 21.4 0.0 0.1 22.2 0.2 4.8 0.0 0.0 0.1
Asentamiento 13 681 62.8 37.2 5.6 0.1 0.1 12.2 0.6 17.7 0.2 0.2 0.4
NHT 3 989 88.3 11.7 4.4 0.0 0.2 3.9 0.3 2.7 0.0 0.0 0.1
Conjunto habitacional 126 161 87.4 12.6 5.3 0.1 0.3 2.9 0.9 1.9 0.4 0.3 0.5
Áreas residenciales de NSE alto 1 071 326 91.7 8.3 0.3 0.3 0.3 1.2 1.0 0.9 0.9 0.7 2.7
Áreas residenciales de NSE medio 1 107 701 89.3 10.7 1.8 0.2 0.3 1.4 1.2 2.1 1.0 1.0 1.8
Áreas residenciales de NSE bajo 268 579 81.7 18.3 4.7 0.2 0.4 3.8 1.4 4.7 0.9 0.8 1.6
Total 2 828 423 87.1 12.9 2.7 0.3 0.3 2.8 1.1 2.1 0.9 0.8 2.0

Fuente: Elaboración propia con base en Magadán, 2003; Ciccolella, 2009; DGEyC, 2011; e INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, Base de datos Redatam.

Si se observa el tipo de hábitat donde esta población tiene mayor peso relativo, por amplio margen destacan las urbanizaciones populares de origen informal,15 en particular las villas, donde casi la mitad (49%) de la población censada nació fuera de Argentina: en Paraguay, 22.2% y en Bolivia, 21.4%. En el caso de los asentamientos el peso de los extranjeros es algo menor (37.2%), y aquí cobran protagonismo los oriundos de Perú (17.7%). Este altísimo porcentaje de población extranjera en las urbanizaciones de origen informal es un dato significativo que da cuenta de una marcada relación entre inmigración y pobreza en la CABA, al tiempo que refleja la existencia de condiciones excluyentes de acceso a la vivienda para ciertos grupos migrantes -bolivianos, paraguayos y peruanos-, para muchos de los cuales la única forma de acceso a la ciudad son estas opciones de hábitat informal.

Hay que considerar que en los últimos cuarenta años las formas de acceso al suelo urbano en Buenos Aires y su área metropolitana se deterioraron fuertemente para los sectores populares,16 lo que contribuyó al incremento del mercado inmobiliario informal del suelo, viviendas y cuartos- y al consiguiente crecimiento de las villas y los asentamientos (Cravino, 2009). En este contexto restrictivo para los sectores de menores ingresos en general, en el caso de los migrantes en particular inciden también las barreras impuestas por el mercado inmobiliario formal (la falta de garantías para alquilar, la carencia de los documentos argentinos requeridos para comprar, la incidencia de la informalidad laboral a raíz de la regularidad documentaria, etc.) y la existencia de lógicas discriminatorias que operan hacia determinados sectores. En este marco, la distribución de las personas nacidas en el extranjero parece vincularse con las dificultades de acceso al suelo y a la vivienda, sobre las cuales se despliegan redes sociales y estrategias habitacionales en un proceso que combina factores vinculados tanto a lo socioeconómico como a lo migratorio.

El fuerte peso de los extranjeros en las urbanizaciones de origen informal es más reducido en los núcleos habitacionales transitorios (11.7%), pero éstos constituyen un caso especial, tanto por sus condiciones de emergencia17 como por la reducida población clasificada en este tipo de hábitat (3 989 personas).

En el contexto de la ciudad formal el entorno urbano que concentra el mayor porcentaje de extranjeros está conformada por las áreas residenciales de NSE bajo. En estas unidades espaciales 18.3% de la población nació fuera de Argentina; las principales colectividades provienen de Bolivia y Perú (4.7%), y en menor medida de Paraguay (3.8%). Si bien se trata de valores mucho más reducidos que los observados en el caso de las villas y asentamientos, esta incidencia de los no nativos en ámbitos donde predomina población de sectores bajos refuerza lo observado previamente: la existencia de una relación entre la presencia espacial de una parte importante de la población extranjera -en particular la proveniente de Bolivia, Paraguay y Perú- y factores de carácter socioeconómico que se articulan con los de tipo étnico-nacional.

En los restantes tipos de hábitat la incidencia de los extranjeros alcanza valores más reducidos. En la ciudad colonial y en la ciudad central el porcentaje es algo superior al promedio urbano (14.9 y 16%), pero se trata de entornos muy heterogéneos en términos de origen nacional pues ningún colectivo tiende a destacarse sobre el resto; dan cuenta de esto zonas particularmente diversas. El significativo número de extranjeros censados en estas áreas puede vincularse, por un lado, con la localización estratégica de estos entornos respecto de las principales centralidades urbanas y de arterias bien comunicadas con el resto de la ciudad (por lo cual se configuran como áreas particularmente atractivas para muchos migrantes que poseen los recursos para acceder a estos emplazamientos) y, por otro lado, con la presencia de extranjeros en condición de residentes transitorios en viviendas particulares, que no pudieron excluirse del análisis durante el procesamiento de la información. Se encuentran en esta última situación, por ejemplo, los estudiantes de intercambio, las personas extranjeras que se encontraban transitoriamente en el país por trabajo, e incluso los turistas que optan por realizar sus estadías temporarias en la ciudad en departamentos de alquiler amueblados localizados en el centro o en áreas residenciales de nivel socioeconómico alto.18

Finalmente, en las áreas originadas con base en loteos residenciales, es interesante remarcar que parece plasmarse la relación mencionada al comienzo del apartado, en tanto que la presencia de población extranjera se encuentra inversamente asociada al nivel socioeconómico de la población (8.3% en las áreas de NSE alto; 10.7% en las de nivel medio y 18.3% en las de nivel bajo). En términos de origen nacional, nuevamente destaca la diferencia entre los entornos de NSE bajo, con mayor peso relativo de población de Bolivia, Paraguay y Perú, y las áreas de NSE medio y alto, en las que ningún grupo representa más de 2% de la población, lo que da cuenta de una composición por origen más diversa.

La distribución diferencial de la población extranjera puede percibirse más claramente en la Gráfica 1, que representa el peso de estos colectivos en la composición por edad y sexo de los distintos tipos de hábitat estudiados. Puede visualizarse allí que los entornos urbanos con mayor presencia relativa de extranjeros son claramente las villas y asentamientos. Esta población, que en su amplia mayoría es originaria de países limítrofes o de Perú, tiende a concentrarse en las edades jóvenes, lo que engruesa marcadamente la parte media de la pirámide, donde en algunos grupos etarios (en particular entre los 25 y los 40 años) superan el porcentaje de nativos. Esta estructura etaria joven de los extranjeros en las villas permite pensar que se trata de migraciones relativamente recientes en este ámbito, por lo que su localización en la ciudad se produjo en estas últimas décadas, cuando las condiciones de acceso al suelo se volvieron más restrictivas y derivaron en el fuerte crecimiento de las urbanizaciones de tipo informal. De esta manera, la población extranjera no sólo incide en la composición de estos tipos de hábitat -que de por sí tienen una estructura joven, con alta proporción de niños, y muy bajo peso de población adulta mayor-, sino que también, en gran medida, ha contribuido a su crecimiento, como síntoma de una dinámica habitacional urbana de carácter restrictivo y excluyente.

a La gráfica presenta aleatoriedades debido al reducido tamaño de la población clasificada en este tipo de hábitat (3 989 personas en núcleos habitacionales transitorios).

Fuente: Elaboración propia con base en Magadán, 2003; Ciccolella, 2009; DGEyC, 2011; e INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, Base de datos Redatam.

Gráfica 1 Población que reside en viviendas particulares: estructura por sexo, edad y país de nacimiento según tipo de hábitat; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2010 

Por otro lado, entre las pirámides correspondientes a los tipos de hábitat que conforman la ciudad formal, nuevamente destacan las áreas de NSE bajo como los entornos en los que los nacidos en otros países -limítrofes o Perú- dejan la mayor marca en su estructura poblacional, con un incremento en el peso de los grupos etarios jóvenes. Este factor, al igual que lo que sucedía en las villas, muestra procesos migratorios relativamente recientes, protagonizados por individuos y familias en edad de trabajar, en particular entre los 20 y los 35 años, que tienden a localizarse en barrios de sectores bajos.

En el caso de la ciudad colonial y la ciudad central -que presentan una composición muy particular, con una estructura etaria envejecida, bajo peso de niños, alta proporción de adultos y adultos mayores- la población extranjera también contribuye a ensanchar la zona intermedia de la pirámide, es decir, en las edades jóvenes; pero a diferencia de las áreas de NSE bajo, su composición por país de origen es más heterogénea, donde los nacidos en "otros países" que no son limítrofes ni de Perú tienen un peso significativo. La incidencia de esta población extranjera joven en la ciudad colonial y central, como se mencionaba a propósito del cuadro previo, puede relacionarse con las características de esta zona, en tanto "puerta de entrada" a la ciudad y vía de acceso a las principales centralidades urbanas, por lo que los migrantes y los turistas tienden a elegirla como lugar de residencia de carácter temporario o permanente.

En los conjuntos habitacionales los extranjeros (en general nacidos en países limítrofes o en Perú) tienen una incidencia baja en la estructura poblacional, apenas incrementan el peso de los jóvenes y adultos. Esta situación da cuenta de que son escasos los migrantes que logran acceder a las soluciones habitacionales financiadas total o parcialmente por el sector público, lo cual complementa el panorama trazado previamente: para una parte importante de la población extranjera la falta de medios para entrar al mercado inmobiliario formal, sumada a un acceso restringido a las soluciones habitacionales estatales, limita considerablemente las opciones formales para obtener suelo o vivienda urbana.

Finalmente, en las áreas residenciales clasificadas según el nivel socioeconómico de sus habitantes, como se observa en el Cuadro 4, la proporción de población extranjera se encuentra inversamente asociada al nivel socioeconómico de los residentes; excepto en las mencionadas áreas de NSE bajo, la incidencia de los extranjeros en la estructura etaria tiende a ser baja, y en las zonas de NSE alto es prácticamente nula.

Este primer panorama, que sintetiza el peso relativo que tiene la población extranjera en la composición de los diversos tipos de hábitat, puede complementarse con una segunda mirada que tome al total de cada colectivo como la base cien, y calcule qué porcentaje reside en cada uno de los tipos de hábitat analizados. Así, si el primer acercamiento permitió conocer la incidencia de la población extranjera en cada entorno urbano, esta segunda mirada permite aproximarse al grado de concentración o dispersión de cada uno de los colectivos.

El Cuadro 5 resume los valores obtenidos en este sentido y permite observar algunas diferencias significativas. En primer lugar, la existencia de un importante contraste entre el comportamiento residencial de los colectivos procedentes de Bolivia y Paraguay (y en menor medida de Perú) por un lado, y los restantes grupos extranjeros por el otro. Entre los bolivianos y paraguayos, el principal entorno en el que tienden a residir son unidades espaciales que contienen villas (cuatro de cada diez paraguayos o bolivianos de la CABA fueron censados allí), dando cuenta de una importante concentración espacial de estos colectivos en tipos de hábitat de carácter informal y estrechamente asociados con la pobreza urbana. Para los bolivianos, otros entornos significativos en la ciudad formal son las áreas residenciales de NSE medio (26.4%) y bajo (16.6%), y sólo en menor medida los conjuntos habitacionales (8.8%). Los paraguayos, fuera de las villas, parecerían acceder a viviendas en las áreas residenciales de NSE medio (19.6%) y alto (16.8%). Este último valor, sin embargo, puede estar conjugando procesos disímiles, vinculados no sólo con la presencia de paraguayos con recursos para residir en zonas de nivel socioeconómico elevado, sino también con una parte del importante número de paraguayas empleadas en el servicio doméstico, que pudieron ser censadas en su lugar de trabajo.19 Diversos trabajos (Bruno, 2007 y 2008) han dado cuenta de que la incorporación de los paraguayos en el mercado de trabajo urbano ha tenido características particulares: la construcción (entre los varones) y el servicio doméstico (entre las mujeres) se han consolidado como los "nichos laborales" por excelencia de esta población, pues si bien son ocupaciones que concentran a los migrantes en general, en el caso paraguayo adquieren niveles inéditos.

CUADRO 5 Población que reside en viviendas particulares: distribución por país de nacimiento según tipo de hábitat; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2010 

Tipo de hábitat Población en viv. particular Argentina Extranjeros
Total Bolivia Brasil Chile Paraguay Uruguay Perú Italia España Resto
Ciudad colonial 1.7 1.6 1.9 0.4 3.6 4.3 1.3 2.5 2.7 2.4 1.2 3.1
Ciudad central (CBD) 1.5 1.4 1.9 0.4 5.1 3.1 1.3 1.8 1.5 1.9 1.5 4.4
Urb. populares de origen informal 5.9 3.6 21.4 43.0 1.1 1.9 43.8 1.2 16.3 0.4 0.3 0.3
Villa 5.2 3.1 19.9 41.7 1.0 1.6 41.5 0.9 12.0 0.3 0.2 0.2
Asentamiento 0.5 0.3 1.4 1.0 0.1 0.2 2.1 0.3 4.1 0.1 0.1 0.1
NHT 0.1 0.1 0.1 0.2 0.0 0.1 0.2 0.0 0.2 0.0 0.0 0.0
Conjunto habitacional 4.5 4.5 4.4 8.8 1.9 3.9 4.5 3.6 4.1 2.1 1.9 1.2
Áreas residenciales de NSE alto 37.9 39.9 24.3 4.5 50.4 37.5 16.8 35.7 15.4 38.1 33.9 49.3
Áreas residenciales de NSE medio 39.2 40.1 32.6 26.4 31.7 37.6 19.6 42.8 38.6 45.7 50.4 34.4
Áreas residenciales de NSE bajo 9.5 8.9 13.5 16.6 6.1 11.8 12.7 12.3 21.3 9.4 10.7 7.2
Total (miles) 2 828.4 2 464.3 364.1 75.9 7.2 8.8 79.3 29.8 59.4 24.6 21.2 57.9

Fuente: Elaboración propia con base en Magadán, 2003; Ciccolella, 2009; DGEyC, 2011; e INDEC, Censo Nacional de Población. Hogares y Viviendas 2010, Base de datos Redatam.

La población nacida en Perú se encuentra en una situación intermedia en ese sentido pues esta migración presenta algunas características que la distinguen de los colectivos limítrofes más significativos en la Ciudad de Buenos Aires, como los bolivianos y paraguayos. Como señala Cerruti (2005), los flujos provenientes de Perú tienden a ser más recientes -el mayor dinamismo lo experimentaron en la década de 1990- y están integrados por personas con un alto nivel de instrucción formal, de origen predominantemente urbano. En este sentido se trata de un flujo migratorio de carácter más heterogéneo, lo cual se manifiesta en sus patrones residenciales, pues si bien un porcentaje significativo -aunque mucho menor al de bolivianos y paraguayos- fue censado en villas (12%) o asentamientos (4.1%), la amplia mayoría fue encontrada en la conurbación "formal" de la vieja ciudad, en áreas residenciales de NSE medio (38.6%), y en menor medida en unidades espaciales donde predominan el NSE bajo (21.3%) o alto (15.4%).

Para el resto de los colectivos nacidos en el extranjero, las urbanizaciones populares de origen informal prácticamente no constituyen una alternativa residencial significativa (en ningún caso concentran más de 2% del colectivo en cuestión), sino que parecen haber tendido a asentarse predominantemente en áreas residenciales de NSE alto y medio, dando cuenta de un perfil de migrante y de un proceso de inserción en la ciudad muy diferentes al caso de los primeros colectivos.

Reflexiones finales

En el marco del examen de las diferencias y desigualdades metropolitanas, este artículo se propuso brindar elementos para conocer las formas que adopta la distribución espacial de la población extranjera en la Ciudad de Buenos Aires a partir de una tipología de contextos urbanos o tipos de hábitat, definidos en función del periodo de urbanización y la forma de producción del espacio habitacional.

Estos diversos entornos, que conforman la estructura socioespacial y sociohabitacional de la Ciudad de Buenos Aires, son producto de un largo desarrollo histórico, en el cual los procesos de producción de las áreas construidas tienen su correlato en la fisonomía de cada zona y en las características de sus residentes. En dicho sentido este modelo tipológico, que integra la dimensión sociológica y la dimensión material del espacio urbano y permite obtener una cartografía integral del mosaico de microciudades o entornos urbanos que conforman la CABA, ofrece interesantes posibilidades analíticas para abordar la antigua preocupación sociológica en torno a las pautas de asentamiento de los migrantes en las ciudades, al tiempo que abre numerosos interrogantes de cara a estudios futuros.

A lo largo del estudio pudo observarse que la distribución de la población extranjera en los diversos tipos de hábitat no sólo da cuenta de formas de localización diferenciales, sino también, y sobre todo, de que se trata de un proceso estrechamente vinculado con desigualdades socioeconómicas y dificultades de acceso a la vivienda, donde la condición étnico-nacional constituye en muchos casos un factor potenciador de las distancias socioterritoriales.

El altísimo peso relativo que alcanzan los migrantes en las urbanizaciones populares de origen informal, en particular en las villas -el tipo de hábitat informal más antiguo y extendido de la CABA-, resulta particularmente elocuente en este sentido. La significativa concentración de esta población en tales entornos (cuya estructura etaria joven permite pensar que se trata de migraciones relativamente recientes), cobra sentido en un contexto urbano atravesado por un déficit habitacional que genera condiciones excluyentes para los sectores de menores ingresos en general, y para ciertos colectivos migrantes en particular. Así puede entenderse que para muchos de ellos las restricciones (materiales y simbólicas) que operan en el mercado inmobiliario formal, sumadas a un acceso restringido a las soluciones habitacionales estatales, desemboquen en el desarrollo de alternativas informales de acceso al suelo y a la vivienda urbana.

En el contexto de la ciudad formal, por su parte, se observan algunas particularidades: los entornos urbanos que concentran el mayor porcentaje de extranjeros son, por un lado, las áreas de nivel socioeconómico bajo -reforzando la relación entre la localización de la población extranjera y factores de carácter socioeconómico- y, por otro, la ciudad colonial y la ciudad central, que reúnen a individuos de muy heterogéneo origen nacional (tanto inmigrantes como extranjeros que se encuentran de manera transitoria en la ciudad), para quienes estos entornos se configuran como alternativas particularmente atractivas por su localización estratégica respecto de las principales centralidades urbanas y de arterias bien comunicadas con el resto de la ciudad.

Por otro lado, si esta mirada sobre la composición de los entornos urbanos se complementa con otra centrada en los extranjeros y su distribución por la ciudad, surgen nuevos elementos para caracterizar este proceso. En este sentido es interesante comprobar la existencia de una marcada diferenciación entre el comportamiento residencial de los grupos procedentes de Bolivia y Paraguay, y en menor medida de Perú, y los nacidos en otros países de América Latina y el mundo. Para los paraguayos y bolivianos -los principales colectivos migrantes en la ciudad, que en su mayoría ocupan una ubicación desventajosa en la estructura de clases y han sufrido los peores procesos de estigmatización- la principal alternativa habitacional que encuentran en la CABA es el tipo de hábitat de origen informal por excelencia y estrechamente asociado con la pobreza: las villas. El importante peso que tiene la informalidad urbana en el asentamiento de estos colectivos puede vincularse con diversos procesos: con la existencia de situaciones de privación, con las mencionadas barreras impuestas por el mercado inmobiliario formal (que definen un horizonte de difícil alcance para muchos de ellos, carentes del capital económico, social y simbólico que se exige para entrar en este mercado), así como con los estereotipos y prejuicios de la clase propietaria de inmuebles en torno a determinados migrantes y su "poca confiabilidad" como potenciales inquilinos, que restringen aún más las posibilidades de acceso al suelo y a la vivienda.20

Los individuos provenientes de Perú constituyen un caso más heterogéneo, pues si bien un cierto porcentaje reside en villas y asentamientos, la amplia mayoría se ha asentado en áreas residenciales de NSE medio. Esta situación refleja la persistencia de perfiles migratorios diferenciales dentro de este colectivo: si por un lado parte de los flujos peruanos comparten características sociorresidenciales con muchos migrantes paraguayos y bolivianos -tanto en términos socioeconómicos como en relación con el lugar subordinado que ocupan en el imaginario de las jerarquías étnicas de la sociedad receptora-, otra porción de esta población presenta un perfil más vinculado con los sectores medios.

Para el resto de los extranjeros -que tienen un peso relativo marcadamente menor y que arribaron en periodos muy diferentes, desde los sobrevivientes de las antiguas corrientes ultramarinas hasta inmigraciones recientes en el ámbito de la CABA- las urbanizaciones populares de origen informal prácticamente no conforman una alternativa significativa, sino que han tendido a asentarse predominantemente en áreas residenciales de NSE alto y medio, dando cuenta de una posición socioeconómica, una trayectoria migratoria y un proceso de inserciónurbana muy diferente al caso de los primeros colectivos.

Qué factores concretos se han articulado para configurar estos patrones de asentamiento es una pregunta abierta para futuros estudios. La distribución espacial de los individuos y grupos emerge como un fenómeno complejo, pues lo que se plasma a nivel territorial es producto de relaciones y prácticas sociales que lo trascienden. Incide en ello un amplio entramado de elementos vinculados al momento de arribo, a las redes sociales -las relaciones personales, familiares o sociales que proveen recursos, orientaciones, medios, y a veces facilitan el alojamiento en el nuevo entorno-, así como a las condiciones estructurales de la sociedad de recepción, donde la dinámica del mercado inmobiliario, la discriminación en el acceso a la vivienda, etc., pueden limitar o condicionar las estrategias familiares. Es en ese marco que se producen formas de distribución espacial diferenciales, donde el espacio juega a la vez un rol de producto y productor de las relaciones, prácticas y conflictos sociales que en él se dirimen y que en este trabajo se empezaron a vislumbrar.

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1Un aglomerado se define desde un criterio físico como una "mancha urbana", es decir, un conjunto de edificios interconectados por una red de calles. Para conocer más al respecto, véase INDEC, 1998.

2Entre ellos pueden mencionarse informes y trabajos académicos elaborados con datos de la Encuesta Anual de Hogares (realizada por la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), que permite identificar a las viviendas ubicadas en villas miseria así como a la población nacida en el extranjero (aunque con la limitación de que no discrimina a esta población por país de nacimiento, más allá de si proviene de países limítrofes o de países limítrofes y Perú).

3En diciembre del 2010 hubo un caso paradigmático en este sentido, cuando un numeroso conjunto de mujeres y hombres, tanto nativos como inmigrantes (especialmente procedentes de Bolivia y Paraguay) ocuparon el Parque Indoamericano en el barrio de Villa Soldati, ubicado en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo cual desató una ola de discursos xenófobos y discriminadores. Para mayores detalles, véase Canelo, 2011.

4Hacia 1880 el latifundio estaba consolidado en casi la totalidad del país.

5Lucio Vicente López, en su obra La gran aldea (1882), instaura la imagen de una Buenos Aires que hacia 1860 progresivamente deja de ser una gran aldea para convertirse en una ciudad moderna.

6Las condiciones insalubres adquirieron un carácter preocupante para la sociedad y el Estado, en particular a partir de la epidemia de cólera de 1869 y de la fiebre amarilla en 1871.

7El proyecto Puerto Madero, desarrollado en la década de 1990, se orientó a la privatización, urbanización y puesta en valor de las tierras de propiedad nacional del antiguo puerto de la ciudad. Este plan conllevó la incorporación de una significativa porción de suelo al área central, reciclando una zona degradada pero con potencial para el desarrollo de emprendimientos comerciales, de servicios y viviendas. El proyecto Retiro se concibió bajo una lógica similar, pero orientado a la zona ferroviaria de Retiro: se cedieron terrenos de la nación para convertirlos en una nueva urbanización, con viviendas, locales comerciales y oficinas, con lo cual el área central se extendería hasta la Costanera Norte (Rodríguez et al., 2008). Este último proyecto, sin embargo, no fue ejecutado y algunas zonas vinculadas con él se encuentran en disputa ya que su realización exige liberar terrenos donde, en la actualidad, se encuentran dos villas miseria (las villas 31 y 31 bis).

8La utilización de este término para denominar a los asentamientos informales precarios en Buenos Aires surge de la novela de Bernardo Verbitsky, Villa miseria también es América, 1957.

9Denominados así a partir de un informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, 2006.

10Al igual que las áreas geodésicas básicas (AGEB) utilizadas en los trabajos mexicanos, los radios censales son unidades espaciales en las que se divide el territorio para llevar a cabo el relevamiento censal. Los radios son sumamente heterogéneos en tamaño (de superficie y población) y forma, y aquí fue posible utilizarlos en la medida en que el trabajo se enfoca en un territorio relativamente reducido como es la CABA. Sin embargo, no suelen ser apropiados para trabajar a otras escalas -como la regional- pues dado su reducido tamaño, el mosaico de radios resulta ininteligible en un entorno de gran extensión (véase Marcos, 2011).

11Las ciudades son definidas a partir de criterios físicos como aglomeraciones de población.

12Para conocer en detalle la metodología censal, véase INDEC, 2013.

13El 84% de los 621 hoteles turísticos de la ciudad se encuentran en la ciudad central, la ciudad colonial y las áreas residenciales de nivel socioeconómico medio y alto. El sobredimensionamiento relativo de la presencia de migrantes hubiera sido particularmente importante en la ciudad colonial y en la ciudad central, donde la elevada presencia de hoteles turísticos se combina con la reducida extensión y población total de estos tipos de hábitat.

14Dentro de este universo, por ejemplo, puede contabilizarse a las personas de origen extranjero que trabajan como empleadas domésticas en casas de familia, y que a veces pasan las noches de la semana laboral en casa del empleador (lo que se denomina sistema "cama adentro"), si bien su residencia se encuentra en otro lado, en ocasiones incluso fuera de la ciudad. En la CABA éste es el caso de muchas mujeres de origen paraguayo, quienes han tendido a iNSErtarse particularmente en este nicho laboral.

15Se trata siempre de unidades espaciales que contienen urbanizaciones populares de origen informal (recuérdese que el criterio utilizado para la clasificación de las unidades espaciales es que su superficie abarque al menos 50% del tipo de hábitat en cuestión).

16En ello incidieron diversos procesos socioeconómicos y políticos, como el crecimiento de la pobreza urbana, la implementación de mecanismos indexatorios de precios de lotes y alquileres, las normativas que implicaron el retiro del mercado de tierra accesible para los trabajadores, el aumento del desempleo, la privatización de los servicios públicos, la falta de oferta de lotes para los sectores populares y para la vivienda social estatal, etc. Para un análisis detallado, véase Cravino, 2008 y 2009.

17Como se mencionaba en el apartado previo, los NHT nacen en el marco de un plan de erradicación de villas como unidades temporales previas a la relocalización de las familias en nuevas viviendas.

18Como se advierte en el apartado "Decisiones metodológicas relativas a la identificación de los migrantes" (pg. 341), estas personas no lograron diferenciarse de los migrantes.

19Parte de este universo podría filtrarse si se contara con la pregunta relativa al lugar de residencia habitual. Sin embargo, como se explicó en el apartado "Decisiones metodológicas relativas a la identificación de los migrantes" (pg. 341), esta pregunta no se incluyó en el cuestionario básico que dio lugar a los datos que aquí se presentan.

20Para tener más información sobre esta cuestión, véase Gallinati y Gavazzo, 2011.

Recibido: 11 de Julio de 2014; Aprobado: 29 de Agosto de 2014

Gabriela Mera es licenciada en Sociología y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente es becaria posdoctoral del ConsejoNacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Es docente de licenciatura y posgrado en demografía y metodología de la investigación en la Universidad de Buenos Aires, así como en otras universidades nacionales. Es investigadora del Grupo de Estudios Población, Migración y Desarrollo, con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, y del Grupo de Estudios sobre Paraguay, con sede en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la Universidad de Buenos Aires. Ha participado en diversos proyectos de investigación en temas de población, migraciones y espacio urbano, y ha publicado artículos en libros y revistas especializadas. Sus intereses de investigación se refieren a los procesos de distribución y segregación espacial de los inmigrantes en contextos urbanos, desde una perspectiva que integra aportes teóricos y metodológicos provenientes de la sociología urbana, la sociología de las migraciones y la geografía social.

Mariana Marcos es licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires, especialista en Demografía Social por la Universidad Nacional de Luján y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Realizó estancias de investigación en la Universidad Nacional de Luján y en la Universidad Autónoma de Madrid con especialistas en tecnologías de la información geográfica. Recientemente ingresó a la Carrera del Investigador Científico del ConsejoNacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, perteneciente a la Universidad de Buenos Aires. Ha obtenido becas de doctorado y posdoctorado de ese organismo y de la Universidad de Buenos Aires. Es docente de licenciatura y posgrado en temas de demografía, geodemografía y metodología de la investigación cuantitativa orientada a los estudios socioterritoriales; y es asesora externa en el Programa de Docencia e Investigación en Sistemas de Información Geográfica de la Universidad Nacional de Luján. Se desempeñó como consultora en socioestadística, geodemografía y análisis espacial en diversos organismos públicos municipales, provinciales y nacionales. Investiga temas de geodemografía, hábitat y desigualdad socioespacial intraurbana en la Región Metropolitana de Buenos Aires.

María Mercedes Di Virgilio es socióloga, maestra en Investigación en Ciencias Sociales y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña actualmente como Investigadora Independiente del ConsejoNacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani. Desde inicios de 2014 está a cargo de la Secretaría de Estudios Avanzados de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en donde también se desempeña como profesora titular de Metodología de la Investigación Social. Recientemente fue galardonada con la Beca de Movilidad Docente (Ministerio de Educación, Secretaría de Políticas Universitarias) para investigar en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL), Sorbonne Nouvelle-París 3. En 2009 obtuvo una beca posdoctoral externa del Conicet para desarrollar actividades de investigación en la Universidad de Texas en Austin. Entre 2010 y 2014 tuvo a su cargo la puesta en marcha de la función de investigación y posgrado en la Universidad Nacional de Avellaneda. Entre 2004 y 2008 coordinó el Área de Estudios Urbanos del Instituto Gino Germani. Entre 1997 y 2007 se desempeñó como investigadora docente regular de la carrera de Políticas Sociales en el Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Ha sido consultora de organismos nacionales e internacionales en temas de gestión de políticas sociales. Los temas de investigación que marcan su trayectoria académica abordan diferentes aspectos de la cuestión social urbana, de los procesos vinculados al hábitat popular, y de los de gestión de políticas públicas en la ciudad.

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