Introducción
La migración interna continúa siendo un factor decisivo en la distribución de la población y en la consolidación de los procesos de urbanización, como históricamente lo ha sido en el interior de los estados y regiones de México. De 1985 a 1990 más de dos millones de personas cambiaron su lugar de residencia a una entidad distinta. Entre 1995 y 2000 fueron 3.9 millones de personas las que dejaron su residencia habitual cruzando los límites estatales, y 2.6 millones adicionales lo hicieron entre los municipios de una misma entidad; es decir, 6.7% del total de los habitantes del país cambió su residencia habitual (Conapo, 2000). A pesar de ser grande el movimiento de personas, conocemos poco sobre sus motivos y sus causas. Rodríguez (2004) refiere que hasta finales de los setenta, la migración interna en los países de América Latina y el Caribe fue objeto de numerosas investigaciones nacionales y regionales y llevó a una amplia discusión política y académica, pero en los ochenta y noventa el estudio de la migración interna se contrajo (Rodríguez, 2004: 9), pues un nuevo tema acaparó la investigación y el debate sobre los procesos migratorios en México y en América Latina: la migración internacional. En el último decenio la mayor parte de los trabajos de investigación sobre migración se ha interesado sobre el movimiento internacional, posiblemente como resultado de las crecientes tensiones en los países de Europa y Estados Unidos provocadas por la migración de africanos, asiáticos y europeos del este a Europa, y de mexicanos y centroamericanos a Estados Unidos (Janoschka y Reboratti, 2001).
Durante este periodo de desinterés por las investigaciones sobre la migración interna en México, el país ha experimentado un acelerado proceso de urbanización, ha pasado de ser predominantemente rural a concentrar su población en las áreas urbanas; en el año 2000 habitaba 63.6% de ella en 398 localidades y conurbaciones con más de 15 000 personas. Además, en este periodo comenzó a gestarse y consolidarse un nuevo proceso de urbanización que ha modificado cuantitativa y cualitativamente los flujos migratorios en México: la desconcentración poblacional de la Ciudad de México. Con base en los datos de la Encuesta Nacional de Migración en Áreas Urbanas (ENMUA) 1986-1987, dos investigaciones corroboraron que tal proceso ya estaba presente en México; ambas manifestaron que el ritmo de crecimiento de la gran Zona Metropolitana era más lento que el de las áreas metropolitanas menores y que el de las áreas no metropolitanas. Asimismo, revelaron por primera vez que la Ciudad de México estaba expulsando población. De ello derivan dos nuevas tendencias: que los inmigrantes son cada vez menos importantes en el crecimiento de la población de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, y que los originarios del Distrito Federal son cada vez más numerosos dentro del grupo de inmigrantes de las demás áreas metropolitanas (Aguilar, Graizbord y Sánchez, 1996 y Negrete, 1991).
Los hallazgos hacían suponer que México se encontraba inmerso en el proceso llamado “contraurbanización”,1 en el cual la dirección de los flujos de la periferia hacia el centro decrece drásticamente y aumentan los flujos del centro a la periferia (Berry y Dahmann, 1976). La contraurbanización no debe confundirse con el proceso de suburbanización, presente en México desde los años sesenta, cuando las ciudades comenzaron a expandirse hacia su periferia (Sobrino, 2003; Bazant, 2001), porque la contraurbanización supone un mayor ritmo de crecimiento de algunos lugares pequeños que no están vinculados a los centros metropolitanos por desplazamientos pendulares ni por relaciones jerárquicas, sino por sus nexos con un proceso de carácter más general en el que han variado las condiciones de producción. Las decisiones de inversión para crear o eliminar empleos pueden ser factores determinantes en la redistribución de la población y en la relación entre las migraciones definitivas y el tamaño de los núcleos urbanos. En consecuencia, la definición de la contraurbanización debería excluir específicamente los procesos de suburbanización y de expansión metropolitana, ya que ambos implican una relación de dependencia mucho más fuerte respecto al centro metropolitano que la contraurbanización. Sin embargo, aun siendo de naturaleza diferente, las dinámicas de suburbanización y de contraurbanización han favorecido los movimientos de los flujos económicos y de población de las áreas metropolitanas hacia su exterior (Arroyo, 2001: 8).
Este nuevo proceso de urbanización transforma los tipos de movimientos residenciales en el país. A diferencia de la etapa de urbanización acelerada en la que predominaba la migración rural-urbana, en el actual proceso de urbanización dominan los flujos de tipo urbano-urbano. Las principales corrientes van de las ciudades grandes a las medias y viceversa, a las que se suman las que ocurren en el interior del mismo grupo de ciudades medias. Paralelamente los flujos de origen rural tienen como principales destinos las ciudades medias y grandes. De esta forma las corrientes migratorias se han diversificado: el tradicional traslado del campo a la ciudad coexiste con una mayor presencia de los flujos entre ciudades, y las ciudades medias cercanas a una gran zona metropolitana se van consolidando como destinos de la migración (Anzaldo, 2005), como evidencian los trabajos de Corona (2002) y el Consejo Nacional de Población (Conapo, 2000a). Corona afirma que la desconcentración de la población del Distrito Federal se ha incrementado, ya que tras enviar 20 mil migrantes en el quinquenio de 1965-1970 a las 30 ciudades ubicadas en la región Centro de México,2 desciende a poco más de 111 mil migrantes entre 1985 y 1990. A su vez estas ciudades recibieron 2.6 veces más migrantes (excluyendo a los emigrantes de la Ciudad de México) entre 1985 y 1990 que los que acogieron entre 1965 y 1970, al pasar de poco más de 114 mil de 1965 a 1970, a 300 mil entre 1985 y 1990. Las ciudades que incrementaron su participación en la recepción de migrantes fueron: Querétaro, Toluca, Tlaxcala, Pachuca y San Juan del Río (Corona, 2002). Conapo sostiene que en la década de los noventa tal desconcentración poblacional de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México a favor de las ciudades intermedias continuó ocurriendo, y que el proceso no fue privativo de la Ciudad de México sino que también se presentó en otras zonas metropolitanas del país, como Guadalajara y Monterrey, y fue incipiente en Puebla, Toluca y Torreón. Consecuentemente cabe esperar que en el futuro el crecimiento demográfico de las ciudades más importantes del país siga desacelerándose. Estos mismos hallazgos dan suficientes indicios para pensar que en los años por venir tenderán a manifestarse con más fuerza los rasgos que apuntan hacia una desconcentración más “madura” (Conapo, 2000a: 157).
A pesar de las evidencias empíricas encontradas, es escasa la investigación sobre los efectos y las transformaciones que dichos contingentes acarrean a las áreas de recepción. En el contexto actual estas migraciones parecen no haber sido tomadas en cuenta, lo cual implica la presencia de riesgos en la formulación de las políticas públicas. De ahí nuestro interés por analizar los flujos migratorios en la Aglomeración Urbana de Pachuca,3 que actualmente es un nuevo polo de atracción de población cercano a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. En este texto tratamos de analizar el impacto de la dinámica migratoria en el crecimiento de la población de la Aglomeración Urbana de Pachuca (AUP), así como la relación entre el aumento de la población y el crecimiento de los sectores productivos de la ciudad. Pretendemos conocer si los actuales flujos que llegan a la AUP cuentan con mejor empleo, mayores ingresos laborales y mayor movilidad laboral que la población nativa.4 Asimismo esperamos un cambio en el perfil de las personas que actualmente llegan a la ciudad, a diferencia del antiguo flujo migratorio que estaba más ligado a la actividad minera. Buscamos diferencias en la localización espacial dentro de la ciudad de Pachuca entre la migración de origen intermunicipal e interestatal, pues es de esperar que la migración interestatal se concentre en espacios menos marginados que la migración intermunicipal. Estas líneas de investigación dirigirán el interés del presente documento. Aunque estamos conscientes de que no engloban toda la extensión de un tema tan complejo, nuestro objetivo fundamental será introducir nuevos elementos en el estudio de la migración interna en una localidad próxima a la gran Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM).
La fuente de información
A lo largo de la historia el tema de la migración interna en México ha tenido como fuente principal la información censal5; desde 1895 el lugar de nacimiento especificado en los censos mexicanos se utiliza para realizar mediciones de migración. Los problemas inherentes a esta información son: su carácter temporal, pues se obtiene cada diez años; que sólo se pueden identificar los flujos interestatales; y que no permite distinguir a los nuevos migrantes de los antiguos, aunque la información referente al lugar de nacimiento permite una aproximación en el volumen, en la estructura y la distribución de la población en el lugar de origen y en el de destino. Sin embargo caen en la misma categoría un migrante que puede tener días en la localidad y uno que está allí desde hace años (Welti, 1997). Fue apenas en el censo de 1990 cuando se incorporó al cuestionario censal una pregunta sobre el lugar de residencia en una fecha fija previa (en los últimos cinco años previos a la fecha censal, conforme al criterio de la Organización de las Naciones Unidas), que permite conocer y medir los movimientos más recientes de los individuos. El fijar claramente una fecha de referencia implica ventajas en el cálculo de las tasas de migración y el saldo migratorio (INEGI, 2004). Sin embargo, con esta información sólo se pueden analizar los flujos interestatales, es decir, únicamente a los migrantes que llegan de entidades federativas diferentes de aquella donde se localiza el área urbana. Fue en el Censo de Población del año 2000 donde se logró identificar a los individuos que cambiaron su residencia habitual entre dos municipios del mismo estado en el quinquenio previo; de esta forma, sólo en la última información censal fue posible conocer los flujos migratorios que se dan dentro de un mismo estado, la llamada “migración intermunicipal”, que junto a la llamada migración “interestatal” y la migración “histórica” ofrecen la oportunidad de plantear y profundizar en la investigación del complejo fenómeno migratorio en las áreas urbanas.
El crecimiento poblacional y el dinamismo económico de Pachuca
En las últimas décadas la población de la ciudad de Pachuca triplicó su volumen al pasar de 83 892 habitantes en 1970 a 231 602 para el año 2000. Además, en 1990 la expansión de la ciudad hacia otro municipio provocó la conurbación de la localidad de Pachuca con el municipio de Mineral de la Reforma, por lo cual la mancha urbana de la ciudad de Pachuca se convirtió en la Aglomeración Urbana de Pachuca (AUP). El crecimiento poblacional ha estado ligado al incremento de la migración absoluta6 en la ciudad; como puede observarse en la gráfica 1, el monto de la inmigración absoluta o histórica se ha acelerado en las últimas décadas. Pero la AUP no sólo atrae población de otras entidades del país, sino también de otros municipios de Hidalgo, el estado donde se ubica. El censo del 2000 registró que 10 956 personas mayores de 5 años se mudaron a la ciudad entre 1995 y 2000 procedentes de otros municipios de Hidalgo.
Como consecuencia del incremento de la población aumentaron las actividades comerciales y de servicios. Debido en buena medida a la heterogeneidad de las actividades que desempeñan los inmigrantes, en los últimos años se ha dado una transformación de las actividades comerciales: el comercio minorista tradicional ha decaído para dar paso a grandes centros de autoservicio (Wall Mart, Soriana, Gigante, Comercial Mexicana, Liverpool) asociados a cadenas y conglomerados nacionales y extranjeros; además se ha visto una acelerada proliferación de franquicias comerciales internacionales (MacDonald’s, Pizza Hut, Domino’s Pizza, Kentucky Fried Chicken, etc.). Esto ocasionó en 1998 que 30.4% de las unidades económicas comerciales del estado se concentraran en dicha ciudad. Más de la mitad de las remuneraciones salariales de las actividades comerciales que se perciben en el estado se derraman en esta aglomeración. La producción bruta de las actividades comerciales en la zona de estudio se estimó en 1 757 890 000 pesos en 1998, monto que representa 45.7% del valor de la producción bruta estatal.
Al igual que las actividades comerciales, las de servicios no financieros se han incrementado en los últimos años a la par del crecimiento poblacional. Las actividades de servicios no financieros se han beneficiado con la ampliación de los servicios educativos públicos y privados. Además, la ciudad de Pachuca es la sede de la administración pública estatal y todas las oficinas de los organismos federales tienen allí sus representaciones. Todo ello contribuye a que una de cada tres unidades económicas de servicios estatales esté instalada en esta ciudad (Censo Comercial y de Servicios de 1998). Las remuneraciones al personal ocupado en servicios en la ciudad se calcularon en más de 291 millones de pesos, monto que equivale a 44.8% de las remuneraciones obtenidas por todos los ocupados en esta actividad en el estado. Casi la mitad de la producción bruta de las actividades de servicios no financieros (48.9%) se creó en esta ciudad, pese a que sólo representa 12% de la población estatal.
Aunque la actividad industrial también ha contribuido en los últimos 30 años a generar empleos en la ciudad de Pachuca, no ha sido muy dinámica si se le compara con la de otras ciudades del estado o de la región Centro. Sólo 10% de los establecimientos industriales estatales se concentra en la ciudad, y generan únicamente 4.0% del valor bruto industrial y 7.0% de las remuneraciones industriales de todo el estado. Muy poco si se toma en cuenta que el estado de Hidalgo ha sufrido una desindustrialización desde los años ochenta debido a cuestiones estructurales, pues la base manufacturera de este estado es una expresión histórica de los proyectos que impulsó la inversión pública federal y que precisamente las administraciones pasada y actual se han encargado de desmantelar (Olivera y Guadarrama, 2002). Esto ha provocado que la economía estatal mantenga una tendencia recesiva, pues la desaceleración que experimentó entre 1980 y 1988 se prolongó hasta 1993, y a partir de entonces se ha recuperado en forma muy limitada (Chávez y Guadarrama, 2003). La industria de la construcción ha sido durante los últimos años la actividad industrial más dinámica en la AUP, ya que se han construido 23 nuevos fraccionamientos habitacionales,7 y según los datos censales entre 1990 y 2000 se erigieron en la Aglomeración Urbana de Pachuca 26 868 nuevas viviendas; la tasa de crecimiento habitacional es de 5.0%, dos puntos más que la estatal, que alcanzó 3.0 por ciento.
Lo anterior contribuyó a que Pachuca pasara de ser una ciudad de lento crecimiento en los ochenta, a una con cierto dinamismo económico en los noventa. Según el estudio que realizó Jaime Sobrino (2003) para conocer el ritmo de crecimiento del valor bruto de la producción (VBP) de la industria, el comercio y los servicios de 39 ciudades de México entre 1980 y 1998, nueve ciudades disminuyeron su VBP: México, Xalapa, Tampico, Durango, Irapuato, am de Oaxaca, Acapulco y Pachuca. El autor subraya que pese a la disminución de este índice, Pachuca, Acapulco, Durango, Irapuato y Tampico mostraron signos de reestructuración social hacia actividades con notable dinamismo en el contexto nacional, en contraste con las ciudades de Cancún, Morelia, Tuxtla Gutiérrez, Villahermosa, Culiacán y Tepic, que mostraron un desempeño favorable, pero con una estructura vulnerable ya que no están especializadas en actividades con notable dinamismo en el contexto nacional. Sobrino mide asimismo la competitividad de las ciudades en dos periodos: el primero de 1980 a 1988 y el segundo de 1988 a 1998; en el primero Pachuca es la ciudad peor evaluada de las 39 analizadas, pero esta situación cambia en el segundo periodo, cuando logra mejorar su posición competitiva al pasar del lugar 39 al 19 gracias al crecimiento de todos los sectores; supera así a ciudades de la región Centro del país como Cuernavaca, pero sigue por debajo de Querétaro y Toluca (Sobrino, 2003). Es indudable que el actual dinamismo de las actividades económicas ha conferido a Pachuca capacidad suficiente para atraer población que pretende trabajar, estudiar o residir en la ciudad. A continuación se analizarán los dos flujos migratorios que confluyen en la ciudad, partiendo de la idea de que los motivos que tienen estos dos tipos de migrantes son diferentes, así como su escolaridad, inserción laboral, edad y ubicación en la ciudad.
La migración absoluta en la aglomeración urbana de Pachuca
El monto de la migración absoluta en el año 2000 en la Aglomeración Urbana de Pachuca ascendía a 50 155 personas, y más de la mitad de ellas provenía del Estado de México y el Distrito Federal (58 municipios localizados en el Estado de México y un municipio del estado de Hidalgo junto al Distrito Federal conforman la ZMCM); un poco menos de la mitad de los no nativos procedía de los otros estados de la República Mexicana (véase la gráfica 2), lo que indica que el origen del flujo de migrantes a la aglomeración es diverso; además estos resultados matizan de alguna manera la importancia de los flujos migratorios provenientes de la ZMCM y contrarrestan la percepción de la sociedad de Pachuca respecto a que la gran mayoría de los migrantes son del DF.
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
La inmigración absoluta es mayoritariamente femenina: hay 118 mujeres por cada cien hombres; este predominio de las mujeres en los flujos de migración interna se había observado ya en anteriores estudios sobre el tema (INEGI, 2001) y se atribuye a que en las ciudades hay espacios laborales específicos para las migrantes, como el sector servicios y las labores domésticas (Rodríguez, 2004).
Respecto a la edad, se observó que 58% de la población no nativa tenía en el momento del censo entre 15 y 49 años de edad, lo cual se relaciona con las causas que motivan los movimientos migratorios, es decir, con la búsqueda de un empleo o de oportunidades de estudio. La alta participación de menores de edad en el proceso migratorio -que en este caso representaron 31%- está vinculada a la reunificación familiar y al contexto de la migración familiar, de lo que se infiere que el desplazamiento se da entre las familias que se encuentran en etapas intermedias de su ciclo vital. Además, esta estructura de edad manifiesta un proceso migratorio reciente, ya que los inmigrantes mayores de 60 años sólo representaron 5.5%. Para apoyar esta afirmación comparamos la estructura de edad de los inmigrantes absolutos de Pachuca con la de los de la Delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal, una zona de atracción migratoria histórica. Como observamos en la gráfica 3, en esa delegación la estructura de edad de los migrantes absolutos es diametralmente opuesta a la de los de Pachuca, ya que en esta delegación los migrantes mayores de 60 años representan 25.5% del total y los menores de 14 años sólo 6.3% de la población no nativa (véase la gráfica 3).
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Empleo y movilidad laboral en la migración absoluta
Anteriormente se reservaba el término de migración al desplazamiento residencial de larga distancia en el que no sólo se cambia la residencia sino también el resto de los ámbitos cotidianos, fundamentalmente el lugar de trabajo. Hoy día la migración implica un cambio de residencia que no conlleva necesariamente un cambio en el lugar de trabajo. Según Gilbert (1993), los procesos migratorios se han modificado. Con mayores facilidades para recorrer considerables distancias, la fuerza de trabajo puede optar por mantener su residencia lejos de su lugar de trabajo viajando cotidianamente al mismo, o bien conservar su trabajo en la ciudad y moverse lejos de ésta. En la fase actual del sistema urbano de México, este tipo de migración combinada con movilidad laboral está presente, y más en la zona centro del país, donde se ubica la AUP, contigua a seis grandes zonas urbanas, una de las cuales es la más grande del país: el Área Metropolitana de la Ciudad de México. A continuación revisaremos si efectivamente existe una relación entre la migración absoluta y los flujos de movilidad laboral. Es de esperar que los inmigrantes absolutos tengan una mayor propensión a desplazarse por cuestiones de trabajo.8 Tras observar el cuadro 1 advertimos que en términos relativos los desplazamientos laborales de la migración absoluta son más importantes que en la población ocupada nacida en la entidad; además hay otra diferencia entre los no nativos y los nativos: para los primeros predominan los desplazamientos laborales fuera del estado y para los segundos en el interior del mismo estado.
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Hay también diferencias entre la población nativa y la no nativa en la condición laboral y en las remuneraciones a la actividad laboral. Los resultados muestran que no hay diferencias relevantes en cuanto a la situación y el sector de actividad laboral de los nativos y no nativos; sin embargo son evidentes al calcular las remuneraciones que reciben ambos grupos, pues los ingresos promedio mensuales de los migrantes suelen ser mayores que los de los no migrantes. Sin embargo el promedio no puede ser un buen parámetro, ya que la media está influida por la variación de sus datos extremos, como se puede ver en el cuadro 2. Al revisar el percentil P75 las diferencias se ven más marcadas,9 pues 25% de los migrantes con más altos ingresos consigue remuneraciones más elevadas (véase el cuadro 2).
No migrantes | Migrantes absolutos | |
Media | 3 242.74 | 4 068.63 |
Mediana | 2 143 | 2 400 |
Mínimo | 0 | 0 |
Máximo | 162 857 | 500 000 |
percentil 25 | 1 286 | 1 286 |
percentil 75 | 3 857 | 5 000 |
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Hogares con migrantes absolutos
Hasta ahora el análisis de los migrantes se ha efectuado de manera individual, pero si lo realizamos por hogares tendremos una perspectiva más amplia del impacto del proceso migratorio en la dinámica poblacional de la Aglomeración Urbana de Pachuca. Así, nos encontramos que en 42.3% de los 58 967 hogares de la ciudad de Pachuca hay al menos un migrante absoluto y en 1 de cada 10 hogares no todos sus miembros son nativos de la entidad. El monto de población de estos hogares con migrantes absolutos es de 104 068, cifra que representa 56% del total de la población de Pachuca. Al analizar la variable movilidad laboral de las personas ocupadas en estos hogares, encontramos que 63% de ellas se traslada a trabajar a otro estado, y 42% sale a trabajar a otro municipio de Hidalgo. Es decir, una buena parte de la movilidad laboral obligada de la ciudad es generada por los miembros de estos hogares.
Si los migrantes absolutos perciben mejores remuneraciones que los nativos, se esperaría que los hogares con migrantes tuvieran una mejor posición económica; sin embargo este supuesto no se cumple porque los ingresos de los hogares están en función de las percepciones de todos los miembros del hogar, no sólo de un individuo. Realizamos una comparación entre los hogares con y sin migrantes. Al analizar el cuadro 3 se puede concluir a simple vista que los hogares con migrantes tienen un mayor ingreso mensual que los no migrantes; para corroborar esta aseveración calculamos las remuneraciones promedio de cada tipo de hogar. El promedio mensual de ingresos de un hogar con migrantes sobrepasa en uno y medio salarios mínimos mensuales al hogar sin migrantes, pero el promedio no ofrece una buena medición porque en la media influye la variación de sus datos extremos, y según los cálculos la mediana de los hogares migrantes perciben un salario mínimo más que los hogares sin migrantes. En los que reciben ingresos más elevados la diferencia es mayor, pues alcanza un salario mínimo y medio.10
No migrantes | Migrantes absolutos | |
Media | 5 309 | 6 961 |
Mediana | 3 429 | 4 500 |
Mínimo | 0 | 0 |
Máximo | 173 072 | 500 000 |
Percentil 25 | 1 894 | 2 357 |
Percentil 75 | 6 429 | 8 000 |
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Estos datos son interesantes porque indican que los hogares con migrantes absolutos tienen mejores ingresos que los no migrantes, y por lo tanto nos muestran que los migrantes absolutos de Pachuca provienen de los grupos sociales más acomodados, quienes cuentan con recursos para afincarse en Pachuca; esto no se parece a los procesos migratorios que han ocurrido en algunos municipios de la periferia de la ZMCM, donde los migrantes son personas de bajos recursos económicos (Bazant, 2004). Una posible explicación de este fenómeno se encuentra en la estructura etaria de los migrantes absolutos, quienes, como ya se mencionó, están concentrados en edades productivas, y probablemente en hogares menos numerosos que los no migrantes, que además suelen incorporar a menores y personas de la tercera edad con menor participación en el mercado de trabajo.
Migración reciente en la aglomeración urbana de Pachuca
La información censal de 2000 proporciona dos indicadores para conocer el número de personas que llegaron a vivir a la Aglomeración Urbana de Pachuca cinco años antes de la fecha censal, esto es, en 1995. Con el primer indicador podemos saber cuántas personas que vivían hace cinco años en otra entidad federativa (la llamada migración reciente interestatal), y con el segundo, la cantidad de personas que residían hace cinco años en un municipio diferente de los que integran el área urbana de Pachuca, pero del mismo estado de Hidalgo (la migración reciente intermunicipal). La suma de ambas migraciones en el área urbana de Pachuca fue de 28 303 personas, cifra que representa 10.8% de la población total de la localidad, es decir, una de cada diez personas mayores de 5 años migró a Pachuca recientemente. Los datos nos proporcionan evidencias de que el flujo migratorio de origen interestatal es más intenso que el intermunicipal, ya que 64% (18 109 personas) de esta corriente es de origen estatal, mientras que el 36% restante (10 194 personas) llegó de los municipios del mismo estado de Hidalgo. Era de esperarse esta cifra dado el proceso de desconcentración de población que se desarrolla actualmente en la región Centro de México, donde se ubica la ciudad de Pachuca. A continuación analizaremos por separado las características sociodemográficas de cada tipo de corriente.
Migración interestatal reciente
La migración reciente de origen estatal es predominantemente femenina; su índice de masculinidad es de 91 hombres por cada 100 mujeres. Aunque el dato ha sido documentado y ratificado, llama la atención ya que 54% de los migrantes proviene de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Cabe suponer que la mayor parte de las personas que residen en Pachuca son de origen urbano, y se puede esperar una transformación de las proporciones del flujo femenino en las actuales circunstancias, que no corresponden al sesgo de género que presentó el flujo rural-urbano predominante en el pasado.
Se plantea que la migración sigue una trayectoria de U invertida con la edad y que en algunos casos presenta una segunda cresta con la adultez mayor (un repunte migratorio asociado al retiro, más frecuente en los países desarrollados) (Rodríguez, 2004: 95). La gráfica 4 nos muestra que esa trayectoria no se da en Pachuca, pues el grupo de 5 a 9 años tiene una tasa de migración alta, aunque la más elevada se encuentra en el rango de 25 a 29 años. Además se aprecian signos de migración asociada al retiro, pues hay un repunte de intensidad migratoria a partir de los 60 años (véase la gráfica 4). De esto se infiere que la migración está más relacionada con la llegada de familias enteras, que con la de individuos solos. Estos resultados sugieren que hay múltiples motivaciones a la hora de migrar.
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Con la intención de conocer los motivos que provocaron esta movilidad residencial, analizaremos la pregunta recién incorporada al cuestionario ampliado del censo, donde se indagan las causas de la migración. Siguiendo una propuesta de Corona (2001) 11 para hacer el análisis de esa pregunta obtuvimos los siguientes resultados: los menores de edad se mudaron a Pachuca por motivos familiares, sin diferencias por sexo; en cambio las cuestiones de trabajo constituyeron la causa principal para los hombres en edad productiva, y las razones familiares para las mujeres de ese grupo. Las mujeres en edad avanzada declararon que la principal razón del cambio obedeció a motivos familiares y los hombres de esa edad dijeron que fue por motivos familiares y de trabajo (véase el cuadro 4).
Grupo de edad 0 a 14 años | ||||||
Motivos | Hombres | % | Mujeres | % | Total | % |
Trabajo | 54 | 2.5 | 279 | 8.4 | 333 | 6.1 |
Familiares | 1 413 | 66.0 | 1 937 | 58.3 | 3 350 | 61.3 |
Estudiar | 73 | 3.4 | 234 | 7.1 | 307 | 5.6 |
Salud, violencia e inseguridad | 603 | 28.1 | 874 | 26.2 | 1 477 | 27.0 |
Total | 2 143 | 100.0 | 3 324 | 100 | 5 467 | 100.0 |
Grupo de edad 15 a 59 años | ||||||
Motivos | Hombres | % | Mujeres | % | Total | % |
Trabajo | 3 553 | 55.7 | 1 794 | 25.1 | 5 347 | 40.2 |
Familiares | 1 455 | 22.8 | 3 525 | 51.0 | 4 980 | 37.4 |
Estudiar | 524 | 8.2 | 488 | 6.9 | 1 012 | 7.5 |
Salud, violencia e inseguridad | 850 | 13.3 | 1 134 | 16.2 | 1 984 | 14.8 |
Total | 6 382 | 100 | 6 941 | 99.2 | 13 323 | |
Grupo de edad de 60 años y más | ||||||
Motivos | Hombres | % | Mujeres | % | Total | 60 y más |
Trabajo | 124 | 37.3 | 40 | 6.6 | 164 | 17.5 |
Familiares | 162 | 48.8 | 435 | 72.0 | 597 | 63.8 |
Estudiar | ||||||
Salud, violencia e inseguridad | 46 | 13.9 | 129 | 21.4 | 175 | 18.7 |
Total | 332 | 100.0 | 604 | 100.0 | 936 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Es importante conocer el origen de estos migrantes, ya que los resultados permitirán inferir si los principales lugares de procedencia coinciden con la migración absoluta, pues de no ser así se entenderá que hay un cambio de las entidades que envían población a Pachuca.12 El Distrito Federal es el principal expulsor: un tercio de los migrantes proviene de allí, le sigue el Estado de México (uno de cada cuatro migrantes vivía en ese estado antes llegar a Pachuca) y en menor medida Veracruz y Puebla (véase la gráfica 5). Esta información difiere de los resultados obtenidos en la migración absoluta: el Estado de México desplaza a Veracruz como la segunda entidad de origen de los migrantes, es decir, en los últimos años los flujos migratorios del Estado de México fueron más intensos que los de Veracruz.
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Al combinar el origen por entidad federativa de los migrantes recientes con su lugar de nacimiento, se puede identificar al migrante de retorno al estado de Hidalgo; es decir, a las personas nacidas en el estado de Hidalgo que migraron a Pachuca desde otra entidad federativa. No es posible saber si el migrante de retorno es oriundo de la Aglomeración Urbana de Pachuca porque la consulta sobre lugar de nacimiento se efectúa a escala estatal y por lo tanto un migrante de retorno puede ser una persona que nació en alguno de los 86 municipios de Hidalgo. Considerando esta limitación, la información muestra que más de uno de cada cinco migrantes recientes nació en Hidalgo y es un migrante de retorno al estado (véase el cuadro 5). De aquí surge una interrogante: ¿A qué obedece que los hidalguenses retornen al estado? Poco más de una cuarta parte de los migrantes declaró que llegó a Pachuca por motivos laborales, y con ello se insinúa que las condiciones de trabajo son mejores allí que en las localidades de donde provenían. Aunque la mayor parte manifestó que regresó por razones familiares (49%), 16.9% retornó por cuestiones de seguridad, violencia o salud y únicamente 5.7% adujo razones de estudio.
Entidad de residencia en 1995 | Lugar de nacimiento | ||||
Entidad | Migrantes | % | Migrantes | % | |
Distrito Federal | 6 099 | 33.7 | 6 259 | 34.6 | |
México | 4 395 | 24.3 | 1 299 | 7.2 | |
Veracruz | 1 752 | 9.7 | 1 737 | 9.6 | |
Puebla | 934 | 5.2 | 930 | 5.1 | |
Hidalgo | 3 992 | 22.0 | |||
Resto de las entidades | 4 839 | 27.2 | 3 892 | 21.5 | |
Total | 18 019 | 100 | 18 109 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Migrantes municipales recientes
En la migración intermunicipal reciente predominan las personas de sexo femenino sobre las del sexo masculino, pues el índice de masculinidad es de 78 hombres por cada 100 mujeres; esta relación es mayor que la de la migración reciente interestatal, cuyo índice fue de 91 hombres por cada 100 mujeres. En la estructura de edad de los migrantes recientes es marcada la baja participación de los menores. Los grupos de edad con tasas más altas son de 15 a 19 y de 20 a 24 años. Esto puede atribuirse a cambios de residencia por motivos de estudios; no hay que olvidar que Pachuca concentra la mayor oferta de educación media y superior de instituciones públicas y privadas en el estado de Hidalgo. Las tasas juveniles son mayores en 45.5% y 37.2% respectivamente de los grupos de 25 a 29 y de 30 a 34 años, más vinculados al mercado de trabajo (véase la gráfica 6). Cabe recordar que la edad actual no es una representación idónea para la referencia porque el cambio de residencia ocurrió cinco años antes. Los migrantes de 15 a 19 y de 20 a 24 años en 2000 tenían en 1995 de 10 a 14 y de 15 a 19 años respectivamente. Desgraciadamente esta hipótesis no se puede contrastar con la información de la muestra censal porque a este tipo de migrantes no se les preguntaron sus razones. Los resultados muestran una diferencia en la estructura etaria de los migrantes interestatales.
Fuente: Elaboración propia con base en el Cuestionario Ampliado del XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2000).
Dado el elevado número de municipios que conforman el estado de Hidalgo, es difícil que un solo ayuntamiento concentre el envío de personas hacia la Aglomeración Urbana de Pachuca. Sin embargo hay municipios que destacan por su emigración al área metropolitana. Los principales son: Tepeapulco, Tulancingo, Actopan, Mineral del Monte, Huejutla de Reyes, Tizayuca, Zacualtipán y Tula. De estos ocho municipios sale menos de la mitad del total de la inmigración reciente. Como el origen de la migración intermunicipal muestra un patrón geográfico diverso, la agruparemos en las ocho zonas geográficas en que el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI) divide al estado, que son: el Valle del Mezquital, el Valle de Tulancingo, Altiplano, Huasteca, Sierra Gorda, Sierra Alta, Sierra Baja y Sierra Tepehua. De estas zonas la que más envía población a Pachuca es el Valle del Mezquital, ya que 26.2% de los migrantes municipales vivía en esa región en 1995; los municipios vecinos de la Aglomeración Urbana de Pachuca agrupados en la zona del Altiplano aportaron 21.9% de este flujo, le siguen la Sierra Alta (15.3%) y Sierra Baja (12.5%), 8 y 7% de los migrantes municipales son originarios del Valle de Tulancingo y la región de la Huasteca. Las regiones de la Sierra Tepehua y la Sierra Gorda no tienen casi presencia en este flujo migratorio. Dicha información es importante porque anteriormente la mayor parte de los migrantes que llegaron a Pachuca provenían de los municipios de la Huasteca hidalguense, y era un flujo predominantemente de origen indígena (Gutiérrez, 1985); pero como podemos ver, los datos muestran ahora poca presencia de migrantes intermunicipales que hablan lengua indígena, ya que sólo 4.9% dijo hablar alguna. Otro cambio de las características de la migración intermunicipal reciente respecto al anterior flujo migratorio ligado a la actividad minera se refiere al nivel educativo; los datos revelan que aproximadamente uno de cada tres migrantes recientes mayores de 20 años tiene estudios superiores (32.5%).
La movilidad laboral de este tipo de migración es elevada, uno de cada tres migrantes intermunicipales ocupados recientes se traslada a otro municipio no perteneciente a la Aglomeración Urbana de Pachuca a trabajar; pero la gran mayoría tiene su trabajo en municipios del mismo estado, y sólo una pequeña proporción se mueve hacia municipios de otro estado.
Dónde se asientan los migrantes en la Aglomeración Urbana de Pachuca
Por los resultados anteriores se espera que buena parte de los migrantes resida en las zonas de la ciudad de mayor nivel socioeconómico, conforme al fenómeno que Pinto da Cunha (2003) llama “el proceso de periferización” de los estratos sociales más acomodados. Para verificarlo realizaremos un análisis cruzado entre el área de residencia del migrante y su nivel socioeconómico. Tomaremos como indicador del nivel socioeconómico los índices de marginación elaborados por el Consejo Nacional de Población (Conapo).13
Según la última estimación del índice de marginación por entidad federativa realizada en el año 2000, el estado de Hidalgo (donde se encuentra la Aglomeración Urbana de Pachuca) se situaba entre las seis entidades con grado de marginación muy alto del país. Las otras entidades federativas que se encontraban en la misma situación eran: Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Puebla. Sin embargo, en los índices de marginación por municipios los dos que comprenden la Aglomeración Urbana de Pachuca (Pachuca y Mineral de la Reforma) están considerados con muy baja marginación.
La marginación también puede estimarse en el área urbana; este cálculo permite observar los desequilibrios sociales que existen dentro de la ciudad. El índice de marginación urbana es una medida resumen que permite diferenciar las áreas geoestadísticas básicas14 urbanas del país según el impacto global de las carencias que sufre la población residente en las mismas (Conapo, 2003). El grado de marginación urbana, a diferencia de los niveles de marginación estatal y municipal, incluye indicadores de salud (porcentaje de personas sin derechohabiencia a los servicios de salud y porcentaje de hijos fallecidos de las mujeres de 15 a 49 años) y de género (porcentaje de mujeres entre 12 y 17 años que al menos han tenido un hijo nacido vivo).
Al cruzar la variable marginación por AGEB urbanas con condición migratoria absoluta en la Aglomeración Urbana de Pachuca, encontramos que aproximadamente dos de cada tres migrantes “históricos” vivían en los lugares de la ciudad donde se presentan menores rezagos sociales (véase el mapa 1). Uno de cada cinco migrantes se asentaba en AGEB con marginación media, y el resto en espacios de alta y muy alta marginación (véase el cuadro 6). Estos datos demuestran que las familias migrantes se concentran en los espacios más seguros y con menores carencias sociales de la ciudad. Sin embargo la migración absoluta o migración de toda la vida no es representativa para afirmar que los migrantes residen en los espacios menos marginados de la ciudad, pues esto puede atribuirse a que era mejor la situación de los migrantes en el pasado; por ello conviene analizar si ocurre lo mismo entre los migrantes recientes; sólo analizando la ubicación de la migración interestatal reciente será posible verificarlo. En efecto, los migrantes interestatales recientes se asientan en las AGEB de menor marginación en la ciudad; asimismo los migrantes intermunicipales residen mayormente en espacios de muy baja y baja marginación. Este dato viene a contrarrestar la imagen que se tiene del migrante intermunicipal, a quien se le atribuye que favorece los asentamientos irregulares en la ciudad, percepción que lo asocia con el antiguo flujo migratorio que llegaba a la ciudad para trabajar en las minas.
Fuente: Elaboración propia con base en el Sistema de Consulta de Información Censal (Since), Áreas Conurbadas 2000 e Indicadores de Marginación Urbana de Conapo.
Grado de marginación | aGEb | Total de población | Migrantes absolutos | Migrantes interestatales | Migrantes intermunicipales |
Muy baja | 40 | 13.2 | 32.4 | 39.7 | 36.4 |
Baja | 68 | 45.8 | 32.1 | 29.7 | 35.3 |
Media | 18 | 23.3 | 20.8 | 18.5 | 15.0 |
Alta | 13 | 12.6 | 9.4 | 7.4 | 7.5 |
Muy alta | 9 | 5.1 | 5.3 | 4.7 | 5.8 |
Total | 148 | 100 | 100 | 100 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en el Sistema de Consulta de Información Censal (Since), Áreas Conurbadas 2000 e Indicadores de Marginación Urbana de Conapo.
CONCLUSIONES
En los últimos años Pachuca se ha convertido en un centro de población intermedio donde adquieren fuerza los flujos de migración interestatales y del mismo estado. La desconcentración poblacional de la ZMCM es quizá el flujo catalizador de este dinamismo migratorio. Sin embargo actualmente el área urbana es un punto espacial atractivo no sólo para las personas provenientes de la ZMCM sino también para las de las entidades vecinas y de otros estados del país. Además, por su posición política y administrativa (recuérdese que Pachuca es la capital de Hidalgo), a lo largo de la historia Pachuca ha sido un receptor de migrantes provenientes de otros municipios del estado de Hidalgo; por consiguiente se ha convertido en un centro intermedio por estar cerca de una metrópoli que se beneficia de sus flujos, y al mismo tiempo es un centro atractivo para las personas de las otras zonas geográficas del país por diversas razones, entre ellas las laborales, educativas y residenciales, como lo afirman los modelos de la acumulación urbana (véase en Geyer y Kontuly, 1993, la desconcentración urbana, la polarización revertida en Richardson, 1980, y la contraurbanización en Berry y Dahmann, 1976).
Una de cada cuatro personas que residían en Pachuca en 2000 no había nacido en el estado de Hidalgo; estos migrantes absolutos, históricos o de toda la vida muestran claras diferencias con los nativos de la ciudad, tienen mejores niveles socioeconómicos y se asientan en los espacios de mayor nivel socioeconómico en la Aglomeración Urbana de Pachuca.
Los datos muestran que la migración reciente rumbo a Pachuca ha sido la más intensa de todo el siglo XX, por el atractivo que representan las oportunidades de trabajo, educativas y residenciales. Los resultados confirman que la migración interestatal reciente es familiar, pues es alto el componente de población infantil que participa en el flujo, aunque hay indicios de migración de retiro (mayor de 60 años). El flujo es mayoritariamente femenino. Los migrantes interestatales recientes cuentan con más educación y tienen mayores ingresos que los no migrantes. Realizan en mayor proporción un traslado por motivos de trabajo fuera del estado de Hidalgo que los no migrantes; además llegan a las zonas socioeconómicas menos marginadas.
En Pachuca los flujos migratorios intermunicipales estuvieron vinculados en el pasado con la actividad minera y tuvieron una fuerte presencia étnica. Todavía en los años ochenta la ciudad era un sitio de atracción para campesinos sin calificación que se empleaban en la industria minera, donde encontraban un centro de trabajo sin grandes requisitos formales para su ingreso, y donde su trabajo dependía de su fuerza física (Gutiérrez, 1985: 137). Las transformaciones ocurridas en el área urbana de Pachuca han ocasionado que el flujo haya cambiado. En primer lugar la industria minera casi ha desaparecido; a diferencia del anterior flujo, la actual migración intermunicipal no proviene de las zonas geográficas de las que anteriormente salía; la presencia de hablantes de lengua indígena es mínima. El migrante intermunicipal reciente tiene un alto nivel educativo, su estructura de edad es muy joven, lo que lleva a pensar que su cambio de residencia obedece más a motivos educativos que de trabajo; recibe mayores ingresos que los no migrantes y se asienta en zonas menos marginadas. Este proceso va contra la percepción local que asocia a los migrantes intermunicipales con los espacios menos favorecidos socialmente.
Por último consideremos que la movilidad de la población en la zona de estudio está imbricada en el complejo proceso de desconcentración de la ZMCM y por lo tanto la llegada de personas provenientes del vecino Estado de México y el Distrito Federal continuará debido a la expansión de la ZMCM a otras zonas metropolitanas circundantes. Asimismo cabe esperar que la migración intermunicipal se acelere, ya que la Aglomeración Urbana de Pachuca concentra cada vez más las actividades educativas, políticas y económicas del estado.