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Estudios demográficos y urbanos

versão On-line ISSN 2448-6515versão impressa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.20 no.2 Ciudad de México Mai./Ago. 2005  Epub 20-Jan-2020

https://doi.org/10.24201/edu.v20i2.1223 

Notas y comentarios

Nota sobre “Sostenibilidad de la migración transnacional: los casos de Perú y Ecuador”, ponencia presentada por Teófilo Altamirano

Allan Ortega Muñoz* 

* Estudiante del doctorado en Estudios de Población de El Colegio de México. Correo electrónico: aortega@colmex.mx. Agradezco el apoyo económico otorgado para mi asistencia al Seminario de El Colegio de la Frontera Norte, la Sociedad Mexicana de Demografía y El Colegio de México.


Durante la Séptima Jornada del Seminario Permanente sobre Migración Internacional y dentro del ciclo Actores Sociales de la Migración Internacional, el 8 de octubre el doctor Teófilo Altamirano presentó su peculiar punto de vista sobre el fenómeno de la emigración internacional de Perú y Ecuador hacia algunos países europeos como España, Inglaterra y Bélgica, a otros de América Latina como Argentina y Brasil, con mejores condiciones económicas y sociales, o bien hacia Estados Unidos en busca del sueño americano.

La reflexión del doctor Altamirano presenta varios puntos que resultan “innovadores” para los estudiosos de la migración internacional, pues si bien ellos ya tenían conocimiento de muchos de estos asuntos, no habían sido expuestos en el medio. Aunque el autor no hace un análisis exhaustivo de los datos que presenta, no por ello deja de ser valiosa su aportación en el tema de la migración. Comenzó su exposición definiendo el concepto de sostenibilidad. Dijo que ésta se expresa en la capacidad de independencia y autonomía de los países, de las regiones o las localidades, desde el punto de vista de la migración, en materias económica, social y política respecto a otros países, regiones o localidades, así como en la capacidad de negociar de igual a igual entre diferentes entidades de diverso ámbito dependiendo de dónde se inserte el proceso de migración, es decir, de que el individuo o grupos de individuos se encuentren ubicados dentro del país de origen o de destino. Tras este concepto presentó un modelo de costo/beneficio que va más allá de un enfoque económico cuantitativo, pues emplea uno socioantropológico cualitativo, donde las cifras facilitan la observación, análisis y comprensión del proceso y de las consecuencias del mismo, al dar respuesta a una simple pregunta: ¿qué queda después del tsunami de la migración internacional?, es decir, ¿cuál es el impacto de la migración internacional (primordialmente visto desde la óptica del transnacionalismo) en los países andinos?

El modelo de costo/beneficio de Altamirano se centra primordialmente en dos cuestiones: las remesas y la fuga de capital humano (FCH) que ordena en tres diferentes pero concatenadas unidades de análisis:

  1. País de destino: primordialmente España, Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos y Argentina.

  2. País de origen: toma como eje central de su exposición su país natal, Perú y un país vecino, Ecuador.

  3. El migrante y la familia.

País de destino: España, Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos y Argentina

El autor engloba los costos que “sufre” el país de destino en tres rubros que están entrelazados entre sí: los servicios sociales, el demográfico y el político.

El país de destino que recibe un flujo migratorio constante y abundante puede experimentar un desajuste en la estructura por edad y sexo; asimismo en el mercado matrimonial debido al excedente de un contingente de un solo sexo, y también en la estructura de la oferta de fuerza de trabajo, ya que se ocupan todos los puestos de trabajo que ofrece el país. Por otro lado la demanda de servicios básicos (de salud, de educación, municipales, etc.) crece al incorporarse una gran cantidad de migrantes. En muchas ocasiones los gobiernos estatales y municipales no están preparados para brindarles tales servicios, lo que genera conflictos políticos entre los ciudadanos y los inmigrantes.

El trabajo especializado, la mano de obra barata y abundante, y el multiculturalismo son los beneficios que proporciona la inmigración internacional al país receptor. El país de destino acepta la inmigración de un contingente de personas con ciertas habilidades (sobre todo no manuales especializadas) y determinadas características educativas, con lo que se ahorra los costos monetarios de tal educación. Aún más, el excedente de fuerza de trabajo afecta el equilibrio de los salarios, por lo que ciertos puestos de trabajo se cubren con las personas que tienen menores habilidades (verbigracia trabajadores manuales y técnicos), y como éstas son abundantes, se abarata la mano de obra del país en ese sector. Por último, el multiculturalismo que se lleva a efecto puede constituir un gran avance en la generación de nuevas ideas y formas de ver al mundo, ya que en un solo sitio se comparten diferentes características culturales (formas de vestir y de alimentarse, intercambio lingüístico, etc.). Todo ello dependerá de la apertura de la sociedad receptora respecto a la inmigrante, pues si no es permeable, en lugar de que se forme una comunidad étnica -denominación de Castles y Miller, 1998 - como un mosaico multicultural, se pueden integrar minorías étnicas debido a la xenofobia, el racismo y la intolerancia, e instaurarse un sistema de subordinación en la sociedad del país de destino.

País de origen: Perú y Ecuador

Los costos que describe reflejan primero una imagen inestable dentro del mundo, pues es mayor su riesgo país que el de los demás países de Latinoamérica en materia de inversión extranjera directa en la economía local. El segundo costo es el afectivo y cultural, pues entre los miembros de la comunidad del migrante se produce un efecto dominó -denominado así por el autor- sobre todo entre los jóvenes, que ven como su destino en corto o mediano plazos, su inserción en el flujo migratorio internacional, tras un proceso de causación acumulativa.

Un tercer costo es el de las transferencias o las remesas. El doctor Altamirano reflexiona respecto al monto que sale del país de origen para que el migrante logre trasladarse del mismo y respecto a la cantidad que envía al país de destino cuando permanece fuera. Asimismo cuantifica las remesas que entran al país, a la comunidad y a la familia del emigrante. Tras conocer estos diferenciales puede asegurar que la migración es redituable en términos económicos. No obstante le es imposible analizar cómo se va diluyendo esa transferencia a lo largo de los países de paso entre el de origen y el de destino, pues es bien sabido que una parte proporcional de esos recursos se gasta en sobornos, alimentos, hospedaje y pago de coyotes para el paso por los países de traslado, o bien se pierde en asaltos y robos, pues los migrantes son víctimas de delincuentes transnacionales como los Mara Salvatrucha de Honduras, El Salvador, Guatemala y la frontera sur de México. Queda ahí un fructífero tema de investigación a desarrollar en el futuro, ya que el ponente por falta de tiempo lo dejó de lado.

El cuarto costo, que está muy ligado al anterior, es el de la migración inversión, ya que los ciudadanos del país de origen invierten todas sus pertenencias y en ocasiones quedan a merced de prestamistas con tres propósitos: salir de su país de origen, obtener en el mercado negro los papeles que los autoricen a permanecer en los países de destino y por último, pero no menos importante, sufragar los costos de traslado del origen al destino.

El quinto costo es el afectivo personal familiar (los costos psicológicos de la migración). La familia y el mismo emigrado sienten la necesidad de su presencia en su lugar de origen, en el seno de su familia o en su localidad, ya sea que se haya ido por cuestiones laborales o por otras, como los estudios de posgrado o razones políticas, a diversas partes del mundo en busca del bienestar y la seguridad que no encuentra en su país de origen.

Ahora bien, el ponente considera que los beneficios para el país de destino son la globalización de la cultura, la posibilidad del retorno del capital humano y, por último, la migración inversión. Los tres se encuentran muy ligados a los beneficios del migrante y la familia, quienes integran la siguiente categoría o unidad de análisis.

El migrante y la familia

Tanto para el que migra como para los familiares hay una serie de costos inherentes al proceso de migración, entre ellos la crisis de identidad, el costo afectivo personal y familiar, la explotación familiar y la generación de un nuevo racismo. Todos ellos están interrelacionados, por lo que el migrante puede sufrir una crisis de identidad relacionada con la doble nacionalidad (como en el caso de México, donde está permitida) y la transnacionalidad, al no saber a qué país pertenecen él y sobre todo sus hijos que nacieron en el país de origen y llegaron desde temprana edad al de destino, olvidando o relegando su origen y la familia que quedó en su comunidad natal. De ahí que las relaciones afectivas personales y familiares puedan verse rotas tras la migración, ya sea por la lejanía, por la incomunicación en que se encuentran muchas de las localidades de origen (sobre todo en los países africanos y algunos de América Latina), o bien porque el migrante decide no mantener el contacto con su familia una vez que llega al país receptor o después de algún tiempo.

La explotación familiar ocurre cuando se ve al familiar que migra únicamente como una fuente de ingresos, o a los hijos se les aprecia como posibles emigrantes y fuente de disminución de riesgo en la economía familiar, gracias a que son fuerza de trabajo en potencia.

Las ventajas que ofrece la migración laboral internacional son vastas; el autor de la ponencia las engloba en cuatro principales, dos de ellas económicas (la experiencia laboral y el salario percibido por la venta del trabajo) y dos sociológicas (la globalización cultural, con nuevas maneras de entender el mundo, y el prestigio y el poder que se alcanzan al retornar a la localidad de donde se emigró). Las económicas están muy relacionadas, pues el migrante percibe un mayor salario al tener más experiencia en su área laboral, así que mediante estos dos beneficios puede asumir nuevas actitudes y comportamientos y sobre todo adquirir habilidades inexistentes en su lugar de origen, además de que le era virtualmente imposible obtener un mayor salario.

La globalización cultural, el prestigio y el poder se pueden analizar conjuntamente, pues los va adquiriendo el migrante mediante la cotidianidad y la convivencia en una comunidad étnica (desde el punto de vista de Castles y Miller, 1998), y los expresa al adoptar nuevos patrones de conducta, que al retornar a la comunidad de origen lo hacen diferente de otros miembros que permanecen allí; son señales y símbolos de un mayor prestigio y poder cultural, social y económico, y reproducen las actitudes, costumbres y comportamientos de la sociedad en que vivió como migrante.

Fuga de capital humano

Altamirano plantea una serie de conceptos relacionados con este tema, como por ejemplo el brain drain, o pérdida de capital humano de un país debida a la tendencia a emigrar a donde se retribuyen en lo económico y en las posibilidades de desarrollo personal y profesional los esfuerzos académicos que en el país de origen no se toman en cuenta. El brain gain es la ganancia de capital humano del país de destino, que recibe a personas capacitadas que le son útiles en el mercado laboral disponible. Brain lost es el desperdicio del capital humano que hace el país de origen al no aprovechar a quienes ha capacitado durante más de 16 años, es decir, por lo menos desde la primaria hasta la licenciatura, sin tomar en cuenta a los posgraduados.

El ponente se refiere asimismo al límite de entrada de inmigrantes que permiten los países receptores, pues algunos favorecen sólo el ingreso de personas calificadas para cubrir el excedente de su mercado de trabajo nacional y limitan la entrada de otras categorías de migrantes.

La fuga de capital humano ocasiona escasez de producción de conocimientos y falta de cuadros científicos y tecnológicos en los países de expulsión, junto con una sobreoferta de puestos de trabajo donde se podrían instalar estos profesionistas y una creciente necesidad de ellos en los países de origen. A la vez, los países ricos que son receptores de migrantes han forjado una creciente industria educativa que recibe más de 7 000 millones de dólares de ganancias por concepto de colegiaturas (fees), es decir, por el derecho a acceder a una educación cada vez más especializada, que en muchas ocasiones sólo se imparte en algunos de ellos, como Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia o Alemania.

Una vez que los estudiantes de los países pobres emigran en busca de una “mejor” educación, dichas naciones presentan una seria incapacidad para recuperarlos, pues ya están insertos en el mercado laboral internacional y transnacional. Esto ha sido evidente en Perú, donde no existe un sistema de repatriación de capital humano.

La conclusión a la que llega el doctor Altamirano es que la fuga de capital humano puede desarrollar una “cultura de dependencia” de los países expulsores respecto a los receptores, ya que los expulsores no pueden generar los puestos de trabajo en tareas de alta tecnología y desarrollo científico que estos especialistas demandan. Se produce así la dependencia hacia el exterior de espacios laborales idóneos para estos trabajadores especializados. El ponente expone el siguiente ejemplo: 70 científicos de América Latina emigran diariamente a Estados Unidos en busca de mejores condiciones (según fuentes de la UNESCO), lo que constituye un problema tangible que tienen que encarar los medios académicos y políticos de las naciones de Latinoamérica.

Los puntos centrales de la exposición de Altamirano se pueden condensar en los siguientes siete rubros:

  1. No es sostenible la emigración de capital humano para los países emisores.

  2. Hay actualmente mucho menos estudios sobre la fuga de capital humano y su impacto en los países de origen y de destino que los referentes a las remesas (en el ámbito de lo económico). Prueba de ello (aunque el autor no menciona su fuente) es que por cada 18 estudios de remesas existe uno que versa sobre la fuga de capital humano.

  3. Los investigadores y diversas fuentes de financiamiento (BID, BM, OIM, OIT) dan mayor importancia al enfoque cuantitativo de las transferencias de recursos de los emigrantes que al cualitativo, lo cual obedece a una intención política.

  4. Las remesas se observan como un producto final del trabajo de los migrantes laborales, dejando de lado que éstas también producen dolor (palabras del ponente), por lo que el dólar y el euro presentan también “un rostro de afecto”. El autor se centra en el debate del dolor económico frente al dolor humano y afectivo, y aún más en el estudio de los costos psicológicos de la migración.

  5. Las remesas estimulan una economía de consumo de los bienes finales que no se producen en los lugares de origen, por lo que ocurre un cambio en las pautas de consumo, es decir, en el gasto de los dólares y los euros provenientes de Estados Unidos y Europa, que anteriormente se empleaban en la compra de bienes locales de consumo de primer orden (alimentos y otros satisfactores básicos o bien en la infraestructura de los hogares y el medio inmediato) y que ahora se destinan a la compra de bienes suntuarios (como pueden ser los electrodomésticos) que producen las compañías transnacionales cuyas ganancias no quedan en la localidad ni en la región. De tal forma que se abre un segundo debate respecto a las formas de consumo entre los consumidores de productos primarios frente a los consumidores de bienes secundarios o suntuarios.

  6. La aportación laboral de los migrantes en los países de destino es un soporte para sus economías porque contribuyen con impuestos, trabajo, producción de bienes de consumo, y con su propio consumo para vivir, pero no es sostenible para los países de origen.

  7. El incremento del presupuesto familiar puede ser sostenible si se invierte en bienes productivos que generen empleo y no solamente en bienes suntuarios que se produzcan fuera de la comunidad del migrante.

Consideraciones finales

Resulta novedosa la visión del doctor Altamirano dentro del estudio del marco teórico de las causas de la migración internacional y la permanencia de este fenómeno en las sociedades de América Latina (Castles y Miller, 1998; Massey et al., 1993; Portes, 1997), pues expone su efecto acumulativo en las tres unidades de análisis que presenta; asimismo aborda el problema de la migración con fundamento en la sociología, la antropología, la demografía y la economía, sin olvidar su rostro humano, de dolor, de gozo, de sufrimiento, de satisfacción, pues su discurso está inmerso en una posición humanista. Así, en este caso y para honrar la perspectiva de Altamirano, cabría recordar las palabras de Balán (1983): “lo que tiene para ofrecer legítimamente la ciencia social es mucho más amplio, pero no menos científico”, pues los estudios de población emergen en ámbitos que anteriormente estaban vedados para ellos. Esta amplia perspectiva de nuestro autor sobrepasa el ámbito de la demografía formal, de la demografía cuantitativa, en “busca [de] mayor claridad y consistencia en su propia práctica de investigación-reflexión” (Souza, 1994) de los fenómenos demográficos y en este caso de la migración internacional, al considerar los estudios cualitativos y cuantitativos en una sola disciplina.

Si uno de los objetivos del seminario es incorporar nuevas ideas al estudio de los procesos migratorios internacionales, Teófilo Altamirano, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, lo ha logrado mediante la exposición de su modelo de costo beneficio humanista, socioantropológico y demográfico.

Bibliografía

Balán, Jorge (1983), “Contribución latinoamericana al estudio de la relación entre población y desarrollo: balance y perspectivas”, Memorias del Congreso Latinoamericano de Población y Desarrollo, México, Universidad Nacional Autónoma de México/El Colegio de México/PISPAL, pp. 45-61. [ Links ]

Castles, Stephen y Mark J. Miller (1998), The Age of Migration. International Population Movements in the Modern World, Nueva York, The Guilford Press. [ Links ]

Massey, Douglas S., Joaquín Arango, Graeme Hugo, Ali Kouaouci, Adela Pellegrino y J. Edward Taylor (1993), “Theories of International Migration: a Review and Appraisal”, Population and Development Review, vol. 19, núm. 3, pp. 431-466. [ Links ]

Portes, Alejandro (1997), “Immigration Theory for a New Century: Some Problems and Opportunities”, International Migration Review, vol. 31, núm. 4, pp. 799-825. [ Links ]

Souza, Guarací Adeodato Alves de (1994), “La procreación y la sucesión de las generaciones”, Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 9, núm. 1, pp. 29-51. [ Links ]

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