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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.20 no.1 Ciudad de México ene./abr. 2005  Epub 17-Oct-2019

https://doi.org/10.24201/edu.v20i1.1239 

Reseñas y comentarios bibliográficos

Pacheco Gómez Muñoz, María Edith, Ciudad de México, heterogénea y desigual: un estudio sobre el mercado de trabajo

Brígida García Guzmán* 

*Profesora-investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México. Correo electrónico: bgarcia@colmex.mx.

Pacheco Gómez Muñoz, María Edith. Ciudad de México, heterogénea y desigual: un estudio sobre el mercado de trabajo. México: El Colegio de México, 2004.


Este interesante libro que nos entrega Edith Pacheco es fruto de un largo periodo de reflexión y análisis sobre la heterogeneidad laboral en la Ciudad de México. Se trata de una obra madura que es resultado de una investigación en varias etapas, lo cual constituye una de sus principales riquezas. Esto es, los hallazgos de un primer momento constituyen el punto de partida de la indagación posterior, y esto nos abre una perspectiva bastante amplia sobre el problema de la heterogeneidad laboral objeto de atención.

El libro está estructurado en seis capítulos, precedidos de una introducción. En un primer apartado la autora demuestra un interés marcado por el estudio de las distintas vertientes teóricas en torno a la heterogeneidad de la fuerza de trabajo. Su esfuerzo está encaminado a demostrar que ésta ha sido una preocupación constante entre aquellos que buscan entender la dinámica del mercado laboral en los distintos países de América Latina. No se trata solamente de un recuento de lo que dicen los distintos autores y de la identificación de las diferentes corrientes (marginal-no marginal, formal-informal, formas típicamente capitalistas y no típicamente capitalistas), sino de una lectura crítica que permite delimitar los criterios para definir la heterogeneidad, así como las distintas posiciones sobre la importancia de este fenómeno.

El lector/a encontrará en la primera parte del libro reflexiones sobre la escuela marginalista desalina, sobre los planteamientos de Quijano, Nun, Cardoso, Francisco de Oliveira, L. Kowarick, V. Bennholdt-Thomson, A. Portes, V. Tokman, P. R. Souza, H. de Soto, Pérez Sáinz, así como de recuentos previos llevados a cabo por B. García, F. Cortés o G. Standing. Lo que encuentro más importante de esta reflexión y problematización son los ejes analíticos que finalmente establece la autora en torno al significado de la heterogeneidad y de los sectores resultantes. Algunos estudiosos están empeñados en mostrar el carácter entorpecedor de los sectores que denominan marginales y otros en indicar su necesidad. Entre los investigadores de la informalidad un grupo está más bien interesado en señalar el grado de subordinación o competencia entre los sectores formales e informales, y otro en puntualizar que la informalidad es una expresión de la flexibilización que adoptan las empresas en cuanto a regulaciones laborales. Destaca especialmente la interpretación de Paulo Renato Souza, que es la que ejerció mayor influencia en el desarrollo de esta investigación.

Para Souza lo que existe en nuestros mercados de trabajo son formas típicamente capitalistas y no típicamente capitalistas, y estas últimas constituyen espacios de refugio de mano de obra que establecen distintos grados de subordinación respecto a los sectores típicamente capitalistas. Este libro es una investigación principalmente sobre estos sectores no típicamente capitalistas, los cuales pueden ser meros refugios de mano de obra o convertirse en alguna forma de alternativa al trabajo asalariado. Lo que se trata es entonces de delimitar las características de estos sectores y profundizar en su significado. Edith Pacheco escoge para este propósito el estudio de las remuneraciones obtenidas por llevar a cabo actividades asalariadas y no asalariadas en distintas ramas de actividad y etapas históricas.

Después de la reflexión de carácter teórico metodológico, el libro nos ofrece dos tipos de antecedentes. Al inicio se revisan las investigaciones llevadas a cabo en torno al mercado de trabajo de la Ciudad de México. El periodo bajo observación es bastante amplio (desde los años 1970 hasta los 1990), y la revisión bibliográfica bastante exhaustiva. En dicha revisión la autora distingue dos etapas claramente definidas. En una primera la heterogeneidad es un fenómeno subyacente -aunque no inexistente- y en la segunda se convierte en un problema de mucho mayor interés. Las tres grandes vertientes que la autora encuentra entre los estudios que hacen hincapié en la heterogeneidad laboral son: 1) las investigaciones referidas al sector informal, realizadas desde los años 1970; 2) los estudios que más bien se interesan por la evolución del proceso de asalarización de la mano de obra y su estancamiento, y que fueron llevados a cabo en los 1980 y 1990, 3) los que se refieren a la heterogeneidad más bien en términos de características individuales, de ramas económicas o posiciones ocuacionales, así como de calificación de la mano de obra.

En el libro también se dedica espacio a analizar los antecedentes de la Ciudad de México en términos demográficos y económicos a lo largo del siglo XX, y a reconstruir los aportes de investigaciones previas sobre la evolución de la estructura del mercado de trabajo capitalino según ramas económicas y posiciones ocupacionales hasta el principio de los años 1980. La elaboración de las cifras que le dan sustento a este apartado del libro supuso un cuidadoso ejercicio de comparabilidad entre censos de población (1921-1990), y encuestas de empleo (1979-1998). Uno de los hallazgos previos que cobran especial interés en el marco de este análisis es que antes de los 1980 el incremento del sector terciario en la Ciudad de México no pudo ser interpretado como un proceso de sobreterciarización o de aumento desproporcionado de las actividades precarias. Después de esa fecha dicho proceso adquirió otros matices, y esto se profundiza en los capítulos subsecuentes. En lo que respecta a la evolución de los trabajadores asalariados y no asalariados, se consigna que en la capital se experimentó el proceso más acelerado de asalarización de la mano de obra en el país en los primeros ocho decenios del siglo XX, pero que también durante ese periodo los trabajadores no asalariados mantuvieron su presencia en el escenario de este mercado laboral.

La parte central de la obra la constituyen los capítulos cuatro y cinco. En el capítulo cuatro se continúa con la reflexión anterior sobre la evolución de la fuerza de trabajo según ramas de actividad y posiciones en la ocupación, pero ahora se trata de un análisis propio de la autora, basado en las encuestas de empleo para el periodo 1979- 1998. Dicho estudio específico está precedido de un recuento de las transformaciones en la economía del país y de la capital durante la crisis y reestructuración económica que tuvo lugar en estos años, el cual nos precisa la medida en la que la Ciudad de México perdió importancia en el panorama productivo nacional en esta etapa. Se documentan los cambios en los niveles de participación económica para hombres y mujeres y las transformaciones en las ramas de actividad, y se hace especial hincapié en la caída de la manufactura como fuente de creación de empleos y en el inusitado crecimiento del terciario y del trabajo por cuenta propia en ese momento histórico. Lo más novedoso de este capítulo es el análisis por tipos de establecimiento (trabajo domiciliario, en la vía pública, en pequeñas unidades económicas de 1-5 y 6-15 empleados, medianas y grandes unidades y gobierno), lo cual resulta de vital interés para comenzar a explorar la naturaleza del trabajo no asalariado en la Ciudad de México, que es el propósito medular del libro. El trabajo domiciliario masculino y en pequeñas unidades para ambos sexos es el que más se ha incrementado, y está principalmente constituido por trabajadores no asalariados en el comercio y los servicios. De modo que las pequeñas unidades económicas pueden estar proporcionando distintos grados de refugio a la mano de obra capitalina, pero la autora no descarta en este punto algunos vínculos tipo subcontratación.

Para profundizar en el conocimiento de las condiciones de vida prevalecientes en las distintas unidades económicas, en el capítulo cinco se eligen diversas estrategias metodológicas en torno al estudio de las remuneraciones de la población trabajadora. En primer lugar, después de presentar antecedentes sobre la evolución del salario y la distribución del ingreso en el país en el periodo 1980-1999, se analiza la distribución de la población ocupada por rangos de remuneraciones, se indican las pautas que siguen las medidas de tendencia central (las medianas), y por último se explora el grado de desigualdad existente en la distribución porcentual (la entropía). Una objeción que se podría hacer a este análisis es que no se controla el efecto de las horas trabajadas, pero la autora está consciente de este problema y nos asegura en una nota de pie que considero muy importante que sus principales conclusiones no varían si se toman en cuenta las horas trabajadas. Aunado a la metodología anterior, se ajusta un modelo estadístico relacional (log-lineal), pues más que explicar una variable en función de otras, lo que se busca es formalizar las relaciones entre diversos aspectos (ramas de actividad, posiciones en la ocupación, niveles de remuneraciones y condición de hombre o mujer).

Analicemos ahora los resultados que se obtienen en este capítulo y que constituyen la principal aportación del libro. El más básico y preocupante es que el monto de las remuneraciones decreció entre 1989 y 1998 y que además el grado de desigualdad aumentó en ese periodo. En este contexto se constata que en 1989 el autoempleo masculino en los servicios estaba asociado a mejores ingresos relativos. Sin embargo, esta tendencia no se mantuvo en 1998. Después de explorar distintas hipótesis interpretativas, la autora concluye que este hallazgo más bien apunta a que existen límites en cuanto a la existencia de alternativas al trabajo asalariado. Dichas alternativas ciertamente sí se presentaron al inicio del periodo de estudio, pero no se mantuvieron una década después. Coincido en principio con la noción de límites a la existencia de alternativas al trabajo asalariado, pero ¿por qué no plantear la hipótesis de que se trata de posibles fluctuaciones en lo que concierne a las remuneraciones obtenidas en el trabajo asalariado y no asalariado? En todo caso el reto mayor será conocer en el futuro con mayor profundidad las condiciones macroeconómicas y laborales particulares que responden por resultados en una u otra dirección. Un aspecto muy interesante de todo el fenómeno que no debemos dejar de lado es que en el caso de las mujeres todo el trabajo no asalariado en los dos momentos históricos pudo más bien calificarse como “espacios de refugio de mano de obra” o verdaderas estrategias de sobrevivencia. Es decir, para ellas sólo se ubicaron mejores opciones de remuneración en el trabajo asalariado en las medianas y grandes empresas y en el gobierno.

La aplicación de los modelos log-lineales confirmó los resultados anteriores, pero también permitió concluir para los dos años de estudio -entre otros aspectos- que las relaciones de las remuneraciones con la posición en el trabajo y las ramas de actividad eran diferentes según el sexo, es decir, que para entenderlas había que hacer alusión a la condición de hombre o mujer de los trabajadores de la Ciudad de México. En 1998 se demostró que las remuneraciones también variaban según posiciones y ramas (sin tomar en consideración la condición de hombre o mujer), y esto lo interpreta la autora como una señal de que los ingresos estarían siendo además determinados por la estructura heterogénea del mercado de trabajo de la capital.

En síntesis, espero haber indicado suficientes elementos para motivar la lectura de este libro y para precisar sus muchos aportes. El problema de la heterogeneidad laboral objeto de estudio sin duda amerita seguir despertando la atención de investigadores, encargados de políticas públicas, y de todos aquellos que buscan un trabajo digno en esta Ciudad de México. Hace unas décadas se pensaba que éste era un problema transitorio y que el desarrollo capitalista del país llevaría a homogeneizar la fuerza de trabajo en torno a relaciones de trabajo asalariadas. Hoy sabemos que la heterogeneidad se ha afianzado y diversificado, y que las consecuencias para los trabajadores no son nada halagadoras. Invito a los lectores/as a conocer más acerca del tema, y para esto nada mejor en este momento que leer el libro de Edith Pacheco que salió recientemente a la luz pública.

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