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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.20 no.1 Ciudad de México ene./abr. 2005  Epub 17-Oct-2019

https://doi.org/10.24201/edu.v20i1.1227 

Artículos

Perspectiva de la población mundial*

Outlook for the World Population

Víctor L. Urquidi** 

**Profesor Emérito de El Colegio de México (†).


Resumen

En este trabajo se presentan los resultados de las proyecciones de la población de los países que en 2003 contaban con más de 10 millones de habitantes, adscritos en tres grupos de países según niveles del PIB per cápita en 2001: países desarrollados, países en transición y países en vías de desarrollo. En el caso de estos últimos, se forman dos subgrupos: los de nivel medio y los de nivel bajo. Se hace referencia a algunos volúmenes de población y al comportamiento de la tasa de crecimiento de la población, de la fecundidad y de la migración. En cuanto a los países en vías de desarrollo, el énfasis se pone, además de los volúmenes poblacionales, en las heterogeneidades en los niveles de la fecundidad, migración y mortalidad. Con base en este recuento, se duda que se cumplan las metas sobre la estabilización de la población hacia el 2050 o 2060 y se llama la atención acerca de la necesidad de vincular las esferas demográficas con las económicas, sociales y financieras.

Palabras clave: PIB per cápita; tasas de crecimiento de la población; fecundidad; mortalidad; países desarrollados; países en transición y países en vías de desarrollo

Abstract

This paper presents the results of the population forecasts for countries that in 2003 had over 10 million inhabitants, divided into three groups according to GDP per capita levels in 2001: developed countries, countries in transition and developing countries. The latter includes two sub-groups: those of the medium and low level. Reference is made to certain volumes of population and the behavior of the population growth rate, fertility and migration. In developing countries, emphasis is placed on population volumes and the heterogeneity of fertility, migration and mortality levels. On the basis of this review, the author doubts that the goals for stabilizing the population between 2050 and 2060 will be met and stresses the need to link demographic spheres to the economic, social and financial spheres.

Key words: GDP per capita; population growth rates; fertility; mortality; developed countries; countries in transition and developing countries

La población mundial, conforme a los cálculos recientes de las Naciones Unidas avalados por los demógrafos de todas partes, ha rebasado este año 6 300 millones de personas. Las proyecciones de Naciones Unidas, junto con los excelentes análisis del Instituto Nacional de Demografía de Francia, del Population Reference Bureau de Estados Unidos y de otras fuentes prevén que el total global de los habitantes podrá llegar a unos 7 900 millones en 2025 y, según otros cálculos, se estabilizará en unos 10 000 o poco más entre 2050 y 2060.

Estas cifras no siempre se calculan con igual “certeza” en función de territorios nacionales (países, regiones), grupos étnicos, residencia rural o urbana, grupos de edad, etc., pues las variables parciales son menos predecibles. Muchos países no llevan a cabo censos con regularidad y no hacen siquiera encuestas por muestreo; no todos dan cuenta de la migración neta al exterior o al interior (saldo neto migratorio); las estadísticas de los registros civiles son con frecuencia incompletas; para algunos países se trata de datos parciales o modelos demográficos que se extrapolan o convierten en “totales”.

Entre los elementos que cuentan con bastante buena medición figuran las variables demográficas de los países europeos, lo que es importante en el conjunto mundial. Se sabe que en Europa, en particular, la tasa anual de incremento demográfico ronda por 0.1% (frente a 1.3% de promedio mundial). La cifra europea significa técnicamente que la fertilidad total, el número total de hijos que nacen por mujer al final de su periodo fértil, se ha reducido a un coeficiente inferior a 2.1, indicador de que no se reemplaza la población absoluta actual. Para los años venideros este cálculo se basa en los cambios de la natalidad y la mortalidad previsibles, sin tener en cuenta la migración neta que pudiera influir en el futuro en forma positiva o negativa según el caso.

Los datos disponibles para los principales países seleccionados con más de 10 millones de habitantes en 2003, por orden alfabético y agrupados según niveles de PIB per cápita en 2001 en dólares de poder adquisitivo constante, se consignan en el Cuadro 1.

Cuadro 1 

Población (millones) PIB per cápita 2001 dólares PAC Coeficiente de fecundidad total
2003 2025
I. Países desarrollados (10 000 dólares per cápita en adelante)
Alemania 82.6 78.1 25 240 1.3
Australia 19.9 25.0 24 630 1.7
Bélgica 10.4 10.8 26 150 1.6
Canadá 31.6 36.0 26 530 1.5
Corea del Sur 47.9 50.6 15 060 1.3
España 41.3 43.5 19 860 1.2
Estados Unidos 291.5 351.1 34 280 2.0
Grecia 11.0 10.4 17 520 1.2
Francia metropolitana 59.8 63.4 24 080 1.9
Italia 57.2 57.6 24 530 1.2
Japón 127.5 121.1 25 550 1.3
Países Bajos 16.2 17.7 27 390 1.7
Portugal 10.4 10.3 17 710 1.5
Reino Unido 59.2 62.9 24 340 1.6
II. Países en transición
Hungría 10.1 8.9 11 990 1.3
Polonia 38.6 38.6 9 370 1.3
Rep. Checa 10.2 10.1 14 320 1.2
Rumania 21.6 20.6 5 780 1.2
Rusia 145.5 136.9 6 880 1.3
Serbia/Montenegro 10.7 10.7 nd 1.7
Ucrania 47.8 45.1 4 270 1.1
III. Países seleccionados en vía de desarrollo: nivel medio de PIB per cápita (4 000 a 10 000 dólares)
Arabia Saudita 24.1 46.1 13 290 5.7
Argelia 31.7 42.8 5 910 2.8
Argentina 36.9 47.2 10 980 2.5
Brasil 176.5 211.2 7 070 2.2
Colombia 44.2 58.1 6 790 2.7
Chile 15.8 19.5 8 840 2.4
Filipinas 81.6 111.5 4 070 3.5
Guatemala 12.4 19.8 4 380 4.4
Irán 66.6 84.7 5 940 2.5
Kazajstán 14.8 14.7 6 150 1.8
Malasia 25.1 34.3 7 910 3.3
México* 104.9 133.8 8 240 2.8*
Perú 27.1 35.7 4 470 2.9
Sudáfrica 44.0 35.1 10 910 2.8
Tailandia 63.1 72.1 6 230 1.7
Taiwan 22.6 24.4 nd 1.3
Turquía 71.2 88.9 5 830 2.5
Venezuela 25.7 35.2 5 590 2.8
IV. Países seleccionados en vía de desarrollo: nivel bajo de PIB per cápita (menos de 4 000 dólares)
Afganistán 28.7 45.9 nd 6.0
Angola 13.1 25.2 1 690 6.8
Bangladesh 146.7 208.3 1 600 3.6
Burkina Faso 13.2 22.5 1 120 6.5
Camboya 12.6 18.5 1 790 4.0
Camerún 15.7 22.4 1 580 4.9
Corea del Norte 22.7 24.7 nd 2.0
Costa de Marfil 17.0 24.6 1 400 5.2
Cuba 11.3 11.8 nd 1.6
China 1 288.7 1 454.7 3 950 1.7
Ecuador 12.6 17.5 2 960 3.2
Egipto 72.1 103.2 3 560 3.5
Etiopía 70.7 117.6 800 5.9
Ghana 20.5 25.4 2 170 4.2
India 1 068.6 1 363.0 2 820 3.1
Indonesia 220.5 281.9 2 830 2.6
Iraq 24.2 41.5 nd 1.1
Kenia 31.6 35.3 970 4.4
Madagascar 17.0 33.0 820 5.8
Malawi 11.7 17.7 560 6.5
Malí 11.6 20.0 770 7.0
Marruecos 30.4 39.2 3 500 2.7
Mozambique 17.5 17.5 1 050 5.1
Myanmar 49.5 59.7 nd 3.1
Nepal 25.2 37.8 1 360 4.5
Níger 12.1 25.7 880 8.0
Nigeria 133.9 206.4 790 5.8
Paquistán 149.1 249.7 1 860 4.8
República del Congo 57.0 105.0 630 6.9
Senegal 11.0 17.0 1 480 5.2
Siria 17.5 27.6 3 160 3.8
Sri Lanka 19.3 21.7 3 260 2.0
Sudán 38.0 61.0 1 750 5.5
Tanzania 35.4 52.0 520 5.3
Uganda 25.0 47.0 1 460 6.9
Uzbekistán 25.7 33.2 2 410 2.5
Vietnam 80.8 104.1 2 070 2.3
Yemen 19.4 39.6 730 7.0
Zambia 10.9 13.6 750 5.9
Zimbabwe 12.6 12.8 2 220 4.0

PAC = Poder adquisitivo constante.

* Los datos sobre México no cuadran con las estimaciones del Consejo Nacional de Población. Según éstos, ya corregidos (V. L. Urquidi), la población total en 2003 sería de 105.7 millones y el coeficiente de fecundidad total habría descendido a 2.3; además la tasa anual de crecimiento demográfico en México es ya de 1.4%, y no de 2.4% como aparece en los cuadros del trabajo citado. En consecuencia el PIB per cápita deberá ser un poco más bajo.

nd= No disponible.

FUENTE: Giles Pison, “Tous les pays du monde (2003)”, Population et sociétés, París, Institut National d’Études Démographiques, núm. 392, 2003.

Grupo I. Países desarrollados

Se apreciará que los seis países desarrollados más importantes por su población, con más de 50 millones cada uno en 2003, que en orden descendente son Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia (metropolitana), Reino Unido e Italia, suman 677.8 millones de habitantes (10.8% del total mundial) y tienen coeficientes de fecundidad total inferiores al de reemplazo, incluso en el caso de Estados Unidos, aunque en pequeño grado. En consecuencia, algunos de ellos (Alemania y Japón entre otros), llevan totales que descienden hacia el año 2025; aunque Estados Unidos, Francia metropolitana y Reino Unido aumentarán en cierta proporción, en virtud de saldos de migración.

Grupo II. Países en transición

Entre los países en transición destaca Rusia, que con 145.5 millones (2.3% del total mundial) registra un coeficiente de fecundidad total de apenas 1.3, semejante al de los seis del primer grupo, por lo que se prevé que su total descienda para 2025 (así como el de casi todos los países de la Confederación Rusa y quizás Polonia). La ex Unión Soviética favoreció durante decenios una tasa de natalidad baja, que consiguió principalmente mediante el aborto inducido, aunque ahora parece que se ha cambiado la política demográfica a favor de un crecimiento más rápido en vista de los fuertes descensos absolutos de su población en los periodos más recientes y los previsibles de aquí a 2025. Algunas de las entidades federativas rusas tienen una cuota importante de población islámica.

Grupo III. Países en vía de desarrollo, nivel medio

Brasil, México, Filipinas, Turquía, Irán y Tailandia, en orden descendente, son, con más de 50 millones cada uno, los seis más poblados entre los países en vía de desarrollo de nivel medio de PIB per cápita, y constituyen 8.9% del total mundial. Pero en este grupo varía considerablemente el coeficiente de fecundidad. Sólo en Tailandia está abajo del nivel de reemplazo, con 1.7, pues ese país ha puesto en marcha programas de planificación familiar y ha alcanzado una tasa de natalidad de apenas 13 por millar. En cambio en Filipinas el coeficiente de fecundidad total es de 3.5, y en Irán y Turquía, países con cultura natalista e influencia islámica, es de 2.5. Brasil acusa una tasa de fecundidad global de 2.2, muy cercana a la tasa de reemplazo de 2.1, y su natalidad es de 20 al millar, con esperanza de vida de apenas 65 años para los hombres y 73 para las mujeres. Los datos equivalentes de México, según el cuadro, serían 29 por millar y esperanza de vida de hombres de 73 y de mujeres de 78; sin embargo parecen erróneos por subestimación probable de la tasa de mortalidad y sobrestimación de las esperanzas de vida. De cualquier manera estos seis países verán aumentar su población de grupo a 702.2 millones en el año 2025, o sea en conjunto 24.5%. Dos países del grupo, Colombia y Argentina, están próximos a llegar a 50 millones, y sus características demográficas son similares si bien difieren por razones históricas. Otros dos países cuyas poblaciones son menores acusan coeficientes de fecundidad bastante elevados: Arabia Saudita (país islámico) con 5.7 y Guatemala (que tiene elevada proporción de población indígena) con 4.4, ambos con previsibles aumentos rápidos de su población total. Entre los países de este grupo figura Sudáfrica, con un pronóstico de descenso de su población hacia el año 2025, resultado en gran parte del alto índice de mortalidad por el sida.

Grupo IV. Países en vía de desarrollo, nivel bajo

Por último, los países de bajo nivel de PIB per cápita muestran una considerable diversidad de características de crecimiento demográfico. Destaca China, cuya población actual de 1 288.7 millones (20.4% de la población mundial) ostenta un coeficiente de fecundidad total de 1.7, inferior al de reemplazo, producto de una rigurosa política de control de la natalidad y de la práctica del abandono de niñas recién nacidas. India, con 1 068.6 millones (17% del total mundial), pero con un coeficiente de fecundidad total más elevado, de 3.1, aumentará su población más rápidamente que China hacia el año 2025 (27.6% respecto a 12.9% de China). El PIB per cápita en India se estima en 2 820 dólares de poder adquisitivo constante, mientras el de China se calcula en 3 950, como resultado de políticas económicas mucho más dirigidas.

China e India representan ya 37% de la población mundial. Aunque ambos países disponen de espacios territoriales para los 2 357 millones que los habitan, no es seguro que puedan garantizar la producción alimentaria que requerirán en los próximos 50 años. La política de control de la natalidad en China resulta en una tasa de crecimiento actual de 0.7%. En una visita que hice en 1981 a miembros de la Academia China de Ciencias Sociales, el tema que más les interesó examinar conmigo fue el de la política de población. Pese a que en una comuna cercana a Beijing se nos dijo desde 1975 que allí cada familia podía tener el número de hijos que quisiera, oficialmente se difundía que bastaba un hijo por familia. India ha logrado en general menos éxito en la política de planificación familiar y su tasa de incremento anual es de 1.7%; además allí la población musulmana no acepta la limitación del número de hijos.

Las naciones musulmanas y las minorías islámicas en varios países de Asia Central y Occidental, India, el Sudeste Asiático y la mayor parte de África, más las que habitan ahora en Europa occidental, no practican la planificación familiar, y entre ellos la mortalidad ha descendido a medida que las condiciones sanitarias han mejorado, lo que hace suponer que sus tasas de incremento demográfico serán superiores por muchos años a la media internacional.

Por último, entre los países con nivel bajo del PIB per cápita, aparte de China e India, que son muchos, sobresalen nueve con más de 50 millones de habitantes cada uno: en orden descendente, Indonesia, Paquistán, Vietnam, Bangladesh, Nigeria, Egipto, Etiopía, República del Congo (ex Zaire) y Myanmar (casi), con un total de 923.3 millones (14.6% del total mundial). El más poblado del grupo es Indonesia, con 220.5 millones, seguido por Paquistán con 149.1, Bangladesh con 146.7, Nigeria con 133.9, Vietnam con 80.8, Egipto y Etiopía con más de 70 y el Congo con 57 millones. En ellos y en la gran mayoría de los países más pequeños el coeficiente de fecundidad total excede 4 y llega a 5 y a 6, en un caso a 7 y en otro a 8. O sea que podrán esperarse incrementos rápidos de sus poblaciones hacia 2025. Sólo en Corea del Norte, Sri Lanka, Cuba e Iraq se registran coeficientes de fecundidad total inferiores a 2.1%. Sumados todos, los grandes con los pequeños, sin incluir a China e India, su población total en el año 2025 habrá aumentado de 1 917.4 millones a 2 267.4 millones, o sea 18.3%. Y esto sin contar a decenas de países pequeños de Centroamérica, el Caribe, Sudamérica, Asia y África.

En la región latinoamericana y del Caribe, donde la mayoría de la población practica la religión católica, las tasas de incremento demográfico en los últimos decenios han sido determinadas culturalmente y en algunos países con apoyo de políticas de planificación familiar. Hay bastante diversidad. Argentina y Uruguay disminuyeron su tasa de natalidad “a la europea” desde principios del siglo XX; mas hoy día su coeficiente de fecundidad total es de 2.5 y 2.2 respectivamente, y en Chile es de 2.4, o sea apenas arriba del de reemplazo, como en Brasil (2.2) y en México (2.8, según los datos citados aunque 2.4 según el cálculo de Conapo).1 En cambio en Venezuela, Perú, algunos países de Centroamérica, Ecuador, Bolivia y Paraguay, República Dominicana y Haití varía de 2.8 a 4.7. Brasil, Colombia, México y algunos países del Caribe han registrado desde los años ochenta del siglo XX tasas de incremento demográfico descendentes, que en la actualidad se sitúan entre 1.3 y 1.7% anual (en México, 1.4%). La natalidad ha descendido con la urbanización, la mayor escolaridad de las mujeres y su incorporación a los mercados de trabajo, así como el apoyo de políticas nacionales de planificación familiar; también se ha reducido la mortalidad. En varios de ellos se advierte ya el inicio de la transición demográfica clásica. No obstante hay diferencias entre subregiones de un mismo país, entre clases sociales, así como entre las comunidades étnicas, donde la planificación familiar no se practica. Cuba representa un caso especial, sobre todo a partir de la revolución castrista, como consecuencia de la expulsión de población y de la práctica generalizada del aborto. Las fuentes citadas indican un coeficiente de fecundidad total de 1.6, el más bajo de la región latinoamericana, con una tasa de incremento anual de 0.5%, también la más reducida.

Debe observarse que algunos de los países clasificados en los grupos III y IV podrían desplazarse en los años próximos del grupo en que están a otro, superior o inferior, dependiendo de factores imprevisibles en la actualidad.

En varias regiones del mundo y en muchos países en particular se han registrado emigraciones masivas o de grandes proporciones, sea por razones económicas y de empleo, como resultado de golpes militares, o de la llegada al poder de regímenes de extrema derecha o al menos no democráticos, o, como en Europa oriental, por la caída de los regímenes comunistas. Predominan ahora las emigraciones por causa económica dirigidas a Estados Unidos y a los principales países de Europa occidental, en algunos de los cuales las minorías étnicas han alcanzado proporciones crecientes de la población total, y en muchos casos sus tasas de natalidad son superiores a las del país al que han inmigrado.

En 1965, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Población llevada a cabo en Belgrado (de carácter profesional), en una ponencia sobre la situación y la perspectiva demográfica de la región latinoamericana expresé la probabilidad de que en los siguientes decenios emigrara la mano de obra latinoamericana a países europeos y no sólo a Estados Unidos. Años después, en una reunión en El Colegio de México, dije que nuestro país debía prepararse para la llegada de migraciones de Centroamérica. Todo ello es ya realidad. España en especial, a donde los inmigrantes ecuatorianos y argentinos llegan por vía aérea, es ya un país de creciente inmigración. En España, además, se hace frente a una fuerte migración proveniente de África del Norte, sobre todo de Marruecos y el Magreb, que llega (y zozobra con frecuencia) en “pateras” o lanchas precarias que vuelcan a su “mercancía” en las playas españolas. Hay abundante evidencia de migraciones de India y otros países de Asia, en especial de China, a Estados Unidos y Canadá, y aun a México. La migración mexicana a Estados Unidos, legal o indocumentada, que se estima en 9 millones de nacidos en México con residencia permanente en Estados Unidos, constituye ya un componente importante de la población “hispánica” en Estados Unidos, sobre todo en California y en varias ciudades importantes del resto del país como Nueva York y Chicago. Australia se ha vuelto un país de inmigrantes provenientes de muchas partes del mundo; lo mismo le ha ocurrido a Canadá.

Los movimientos migratorios, no sólo de sur a norte sino de este a oeste y de Europa oriental y Asia a Europa occidental y a Norteamérica, han aumentado en grandes proporciones en los últimos 30 años. Es sin duda difícil estimar la nueva distribución territorial previsible de las poblaciones migrantes, pero deberá tenerse en cuenta en sus consecuencias por sus características, tales como el tamaño de la familia, las tasas de fecundidad, las tendencias en la mortalidad, la demanda de inscripción escolar y de servicios de salud, la demanda de vivienda, la calidad del empleo, sus niveles educativos, etcétera.

La estimación de la población mundial futura tendrá que considerar además los efectos del sida. Cuando empezaba esta tragedia humana me atreví por los años noventa a decir en un artículo que el sida podría diezmar a la población africana, lo cual uno de mis colegas consideró casi como una afrenta insensible, pero obsérvese hoy lo que ocurre ya en Sudáfrica, Botswana, Uganda, Kenia y otros países africanos.

La mortalidad se ha reducido, expresada estadísticamente en la esperanza de vida al nacer, cifra asintótica, ya que la aspiración de vida eterna no podrá alcanzarse. La esperanza de vida ha crecido a niveles sin precedentes en los países demográficamente maduros y poseedores de servicios de salud dirigidos a los niños, las mujeres y a los adultos en general, que facilitan el acceso a la salud, y se apoyan de más en más en nuevos resultados de la investigación médica y farmacéutica, y en mejores cuidados higiénicos. No es éste el caso en la mayoría de los países en vía de desarrollo, grandes y pequeños, donde es reducido el acceso a agua potable, servicios sanitarios y servicios básicos de salud, sobre todo entre las poblaciones rurales y de bajos ingresos y poca cultura medicinal moderna, que frecuentemente padecen epidemias de efectos mortales o debilitantes. En algunos países de desarrollo intermedio se logran avances en la esperanza de vida; en otros no, y aun hay descensos. En los países en vía de desarrollo la esperanza de vida no llega a dos tercios de la de los países adelantados.

Me aventuro a pensar que las metas de los demógrafos en cuanto a la estabilización de la población mundial hacia los años 2050 o 2060 no se podrán cumplir, aun teniendo en cuenta la mortalidad que ocasionan el sida, las enfermedades tropicales y otras como el cáncer, el tabaquismo, el alcoholismo, etc. En los próximos 50 años se agravarán los problemas migratorios y de la pobreza en general, o apenas empezarán a disminuir. Surgirán nuevas áreas problemáticas, entre ellas las relaciones entre las poblaciones absolutas y determinados territorios o espacios, el abastecimiento alimentario, la disponibilidad de agua potable y agua dulce en general, la calidad de vida urbana, y aun de la rural. Las tasas diferenciales de migración y natalidad en los países “viejos” entrarán en conflicto con el problema del envejecimiento de sus poblaciones originarias y los inmigrantes ya establecidos. Habrá inconvenientes derivados de los “baby booms” de las poblaciones inmigrantes. Habrá problemas adicionales en los sistemas educativos y en el uso de lenguas extranjeras. Todo ello en forma diferenciada en las regiones, subregiones y países, y aun en sectores de los mismos.

La población mundial y su perspectiva no puede tratarse sólo de manera agregada total o de grandes agregados por regiones. Será indispensable identificar áreas críticas donde estén ocurriendo cambios anormales y rápidos, o de consecuencias difíciles de prever o de contrarrestar. Se ha advertido acerca de la incertidumbre futura de los datos aplicables a los países europeos, en particular respecto al punto más bajo al que puede llegar el coeficiente de fecundidad total y al punto máximo que podría alcanzar la esperanza de vida. Europa, se afirma, está entrando en una terra incognita demográfica.2 En muchos países será indispensable considerar la dinámica de las poblaciones indígenas y de ciertas minorías étnicas particulares, ya previsible en varias partes de la región latinoamericana y en algunas de Asia y África. En varias regiones del mundo se ha insistido en la creciente relación entre la población y el medio ambiente, de efectos negativos casi siempre para este último, los cuales no se disiparán con el solo uso de anticonceptivos.3

Llama la atención que en el sistema de las Naciones Unidas y en otros organismos multilaterales no se hayan tratado en forma amplia las muchas consecuencias y modalidades de estos fenómenos, entre ellos los movimientos migratorios recientes y actuales o previsibles. Los cambios en las tasas de natalidad y mortalidad se producen con lentitud, salvo en circunstancias catastróficas de guerras, conflictos armados internos, desastres y caos. Los demógrafos se ocupan de las variables demográficas “normales”. Sin embargo los cambios menos normales que se originan en las migraciones se están tornando más significativos que antes y dan lugar a problemas políticos y sociales a los que no se presta suficiente atención en sus consecuencias a plazos medio y largo. Ante ellos se adoptan en las distintas sociedades actitudes antisociales de intolerancia de corto plazo, como la de creer que los migrantes pueden ser excluidos mediante actos legislativos. En el interior de los países con regímenes de estado soberanos no es dable ni permitido a otros países intervenir en las políticas de población. Sin embargo en el ámbito internacional, ante problemas comunes de la humanidad se han recomendado ya, y en algunos casos aplicado, medios legítimos para inducir a las sociedades y a sus gobiernos a cambiar de actitud respecto a las tasas muy elevadas de natalidad, como lo evidencia la trayectoria del Fondo de Población de las Naciones Unidas y su apoyo a nuevas políticas demográficas que incluyen la planificación familiar voluntaria. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo llevada a cabo en 1994 en El Cairo hizo especial hincapié -con toda razón- en el papel de la mujer en las políticas de población, en particular en las áreas de la salud, el bienestar y la educación, así como en la planificación familiar, y en el uso de su influencia y su poder para lograr los objetivos demográficos y sociales, en ámbitos locales y nacionales. En la mayor parte de los países en vía de desarrollo no se ha logrado aún poner en marcha un proceso social y político que conduzca al logro de estos objetivos.

Las discrepancias en la composición de las poblaciones por edades habrán de ejercer mayores efectos específicos, sobre todo a largo plazo. Al contrario de lo que algunos piensan, el llamado “bono demográfico” en los países donde ha aumentado la población cuya edad es de 15 a 65 años, no representa una ventaja sino una carga adicional mientras las economías no puedan ya, como se manifiesta de manera creciente, aumentar su PIB per cápita a las tasas de los años sesenta, antes de las fuertes inestabilidades económicas y financieras internacionales de los años setenta a noventa. El pesado endeudamiento externo de los países en vía de desarrollo que prevalece aún y la forma selectiva en que se han abordado los problemas de los excesos en ese tipo de endeudamiento, además de las aperturas excesivas en las políticas arancelarias mediante tratados y convenios asimétricos, al lado de los rancios proteccionismos de los países desarrollados a determinadas actividades agrícolas e industriales, no han conducido a la creación de más empleo productivo, salvo en las maquilas o subcontrataciones cuyo volumen ha aumentado muy rápidamente en el mundo sin ofrecer mucho valor agregado a los países productores donde los salarios siguen siendo sumamente bajos.

Lo anterior no es sino una advertencia de que la demografía y sus datos y variables necesitan vincularse mucho más en sus análisis a las variables económicas, sociales y financieras, así como a las ambientales, que caracterizan las actuales etapas de globalización de la economía mundial, de efectos asimétricos y en general desfavorables para muchas de las economías en vía de desarrollo.

“El futuro nos está alcanzando ya, sin que la necesaria preparación global (multilateral) lo acompañe”

*Seminario Internacional sobre la Ley General de Población. 30 Aniversario de su Promulgación. Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 25 y 26 de noviembre de 2003. El autor agradece los comentarios de Rosa María Rubalcava y de Alfonso López Juárez.

1 Conapo, La situación demográfica de México, México, 2000, p. 12

2“Addressing the Challenges of Europe’s New Demography”, Population Network Newsletter, núm. 35, International Institute for Applied Systems Analysis (IIASA), Luxemburgo, Austria, y Viena Institute of Demography, verano de 2003, p. 2.

3“Population: A Worldwatch Perspective”, Connect, núm. 3, Washington, Worldwatch Institute, mayo de 2003, p. 2.

Recibido: 24 de Octubre de 2003; Aprobado: 19 de Mayo de 2004

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