La investigación científica, y su consiguiente publicación, ha aumentado en los últimos años de manera progresiva tanto en artículos publicados, como en el número revistas científicas que los presentan.¹ Este crecimiento, influido sobremanera por la facilidad de comunicación informática, ha sido aprovechado inmensamente por diversos grupos que se han desarrollado y afianzado sus posiciones como fuentes de conocimiento y referencia científica en diversas áreas. En la actualidad, se puede afirmar que navegar en la vasta red informática sin encontrar referencias científicas o a sus autores es algo inverosímil. A pesar de este desarrollo, y de su gran número de beneficios y beneficiarios, su gran potencial todavía no es aprovechado por la mayoría de los profesionales, científicos e investigadores.²

Existe una gran cantidad de ideas de investigación no realizadas, así como investigaciones truncadas y artículos no publicados. Si se reportara en diversas realidades la relación entre los artículos publicados y los primeros, o incluso los artículos desarrollados y que simplemente terminan como un “abstract” o un comentario interesante (con suerte, hechos a conocer gracias a la “literatura gris”), seguramente hallarían una diferencia abismal.³ Nos encontramos en una situación similar a la que se vivió en épocas antiguas, tenemos un amplio mundo para descubrir y desarrollar, pero el temor a lo desconocido, es decir, a la investigación y sobre todo su publicación, atrapa a muchos. Muchas personas son expuestas a la comunidad científica de una manera obligada y poco llamativa, siendo muchas veces presionados para realizar proyectos, incluso sin haber desarrollado las bases mínimas para realizarlos. Esto origina individuos que solo ven a la investigación como un paso para cumplir un objetivo académico y no como una fuente de conocimientos y desarrollo.

La investigación, entonces, es tratada como un arte enigmático y perverso, que deja una huella negativa en muchos. Son importantes, entonces, las primeras exposiciones al mundo de la investigación científica. Se debe recordar que el desarrollo de la investigación afecta a toda la población y no solo a un pequeño grupo. Es fundamental impulsar el desarrollo personal y científico de los estudiantes, exponerlos a ideas y métodos que puedan entender y aplicar y trabajar juntamente con ellos, y no sobre ellos, enseñándoles a superar paso a paso cada etapa de un trabajo de investigación.

Deben recordar, tanto autores como revisores, que los pasos a seguir en la investigación no fueron diseñados para torturar al alumno ni al investigador, sino para mejorar la calidad de su trabajo y facilitar su crecimiento. Al eliminar las trabas y desigualdades se estimula el desarrollo humano, así como científico, eliminando el desconocimiento, las dudas y los miedos intrínsecos en este tema. Debemos entender que la montaña que es la investigación no es más que una colina si existen los medios adecuados para enfrentarla y superarla.