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Universidad y ciencia

versión impresa ISSN 0186-2979

Universidad y ciencia vol.27 no.3 Villahermosa dic. 2011

 

Ensayos

 

Historia natural, domesticación y distribución del guajolote (Meleagris gallopavo) en México

 

Natural history, domestication and distribution of the turkey (Meleagris gallopavo) in Mexico

 

MA Camacho-Escobar1*, E Jiménez-Hidalgo2, J Arroyo-Ledezma3, EI Sánchez-Bernal4, E Pérez-Lara5

 

1 Instituto de Industrias, Universidad del Mar Campus Puerto Escondido Km. 1.5 Vía Sola de Vega, Puerto Escondido, Mixtepec, Oaxaca, México. CP 71980. Correo electrónico: marcama@zicatela.umar.mx

2 Instituto de Ecología UMAR.

3 Instituto de Industrias UMAR.

4 Instituto de Recursos UMAR.

5 UMAR.

  

Recibido: 09 de enero de 2009
Aceptado: 04 de marzo de 2011

 

Resumen

El estudio histórico de los pavos o guajolotes en México se ha complicado por las diferentes sinonimias que se le dan a la especie, porque los primeros estudiosos del tema los confundían con otras especies de características similares y por la presencia de especies domésticas nativas. Se cree que los antepasados de los guajolotes emigraron de Asia a América por el estrecho de Bering en el Mioceno Temprano y para el Pleistoceno ya había evolucionado el antecesor del guajolote. Aparentemente el guajolote actual (Meleagris gallopavo gallopavo) fue domesticado hace cuatro o cinco mil años en la parte sur del altiplano mexicano, a pesar de que la cultura Anasazi de Arizona y Mogollón de Nuevo México domesticaron otras subespecies que no perduraron como domésticas hasta nuestros días. Existen seis subespecies de guajolote en el mundo, de las cuales M. g. mexicana y M. g. intermedia se conocen con certeza que se distribuyen actualmente en México, en vida silvestre y otra más, M. g. gallopavo existe como doméstica, aunque posiblemente se encuentre todavía en estado silvestre en regiones del estado de Oaxaca. En los estados mexicanos que históricamente tenían poblaciones de guajolote silvestre, sus pobladores actualmente practican la crianza del guajolote doméstico, lo que sugiere una relación estrecha entre el hombre y el guajolote silvestre.

Palabras clave: Distribución actual, distribución histórica, evolución, pavo, sinonimias.

 

Abstract

Historic studies of turkeys or guajolotes in Mexico have met complications generated by the different synonymies of the species. The first people that studied turkeys thought they were other species of similar characteristics, and there was also the presence of native domestic species. It is believed that the ancestors of the turkeys emigrated from Asia to America through the Bering strait in the Early Miocene, and by the time of the Pleistocene, a turkey ancestor had evolved. Apparently, the present turkey (Meleagris gallopavo gallopavo) was domesticated four or five thousand years ago in the southern region of the Mexican high plateau, despite the Anasazi culture of Arizona and the Mogollon of New Mexico having domesticated other subspecies that have not prevailed as domestic species to the present. There are now six turkey subspecies in the world, of which M. g. mexicana and M. g. intermedia are known without doubt to be distributed in the wild in Mexico at present, and another one, M. g. gallopavo, exists as a domestic species, although it may possibly still be found in a wild state in Oaxaca. People in the Mexican states that historically had populations of wild turkeys, at present raise domestic turkeys, suggesting there is a close relationship between Man and the wild turkey.

Key words: Present distribution, historic distribution, evolution, turkey, synonymy.

 

Introducción

Al pavo (Meleagris gallopavo L.) en México generalmente se le denomina guajolote, ya sea silvestre o doméstico. En la península de Yucatán es conocido como pavo de monte o guajolote ocelado (Agriocharis ocellata), que junto con el género Meleagris pertenecen a la familia Meleagridae; ambos géneros tienen su origen en territorio americano (Steadnman 1980). Además del término guajolote, en México existen más de 30 términos diferentes para denominar popularmente a los pavos. En algunos lugares todavía se usan términos como: bimbo, cóbori, cócono, conche, chumbo, chompipe, gallina de la tierra, ganso, guajolote, guanajo, guaraca, güilo, güijolote, jolote, momaco, pavo, picho, pípilo, pisco, tocayo, totole, torque, tunto, gallo de papada, gallipavo, pavipollo, gallina de la sierra, cune, totol, totoli, colunos, pili, güecho, huacholo (Hernández-Sánchez 2006; Kiddle 1941), sin contar la denominación propia de cada una de las 62 lenguas indígenas que aún se conservan en México; como ejemplo, tan sólo en la región de la costa de Oaxaca, además del Castellano se usa la lengua mixteca que denomina "colo" al pavo, en idioma zapoteco "verté" y en dialecto chatino "pií" (Hernández-Sánchez 2006).

La forma de nombrar esta especie no solamente ha sido fuente de confusión, también se presenta en otras variantes que dificultan su estudio. Antes de la conquista, durante ella y posteriormente, en la época colonial, los primeros exploradores que arribaron a América, con frecuencia al escribir crónicas de sus viajes, denominaron como esta especie a otro tipo de aves semejantes (Corona 2002) como el pavo de monte o guajolote ocelado (Agriocharis ocellata), el pajuil (Penelopina nigra), la pava cojolita (Penelope purpurascens) y el hocofaisán (Crax rubra) (Navarijo, 2002), provocando descripciones erróneas y ubicando a la especie en lugares en donde no estaba distribuida. En cuanto a los recursos genéticos actualmente disponibles de Meleagris gallopavo en México, es posible encontrar aves nativas en estado silvestre, nativas domesticadas y domésticas especializadas en producción intensiva originarios de Estados Unidos y Canadá principalmente; cada una de ellas son genéticamente diferentes, pero con rasgos en común (Sponenberg et al. 2000; 2005).

El género Meleagris antes de su domesticación

Existe la hipótesis que los pavos evolucionaron de un ancestro del pavo que cruzó el estrecho de Bering cuando Alaska estaba conectada con Eurasia hace miles de años (Steadnman 1980). El fósil más antiguo de un protopavo es el designado Rhegninormis calbates del Mioceno Temprano de Florida, el cual tiene características de faisanes parecidos a pavos y de los pavos emergentes en el Nuevo Mundo. Fue en el Mioceno Tardío cuando los verdaderos pavos evolucionaron (Proagriocharis kimballensis y el género Meleagris). Para el Pleistoceno, el género Meleagris estaba bien establecido y poseía al menos cuatro especies: M. gallopavo (pavo silvestre actual), M. acellata, M. californica y M. crassipes; las tres últimas especies están ahora extintas (Tabla 1).

Los principales hallazgos fósiles de antecesores de los guajolotes se han descubierto en el sur de los Estados Unidos y en el norte de México, los restos fósiles más antiguos que se han encontrado son de la época Pleistoceno (con más de 10 000 años A. C.) y corresponden a las especies extintas Meleagris crassipes, M. richmondi, M. leopoldi, M. alta (también denominado como M. superbus o M. celer), M. antiquus y M. tridens, M. g. tularosa así como el extinto pavo de California M. californica (Cracraft 1968; Miller 1940), el cual estuvo aislado en California durante el Mioceno, sin embargo, posee un alto grado de similitud con M. gallopavolo que sugiere que ambas especies tuvieron una presión de selección semejante. El M. californica era de tamaño intermedio entre el pequeño M. crassipes y M. gallopavo (Roberson 2001).

Se ha establecido la hipótesis que M. crassipes fue la única especie que habitaba en Estados Unidos durante la transición del Pleistoceno al Holoceno, debido a que no se han encontrado restos de esta especie asociados a núcleos humanos y tampoco se han encontrado fósiles de M. gallopavo en esa época al norte de la frontera de México (Rea 1980); sin embargo, sí se han encontrado restos de éste último ubicados en el Pleistoceno en la Cueva de San Josecito, Nuevo León, México (Cracraft 1968). Debido a esta información, se ha postulado la hipótesis de que durante el Pleistoceno, M. gallopavo fue importado al suroeste de Estados Unidos desde Mesoamérica, siguiendo la misma ruta de dispersión de los cultivos y posteriormente diseminado a su actual área de distribución (Rea 1980).

La domesticación de Meleagris gallopavo

Los restos más antiguos de M. gallopavo que se han encontrado dentro de un contexto urbano y fuera de su rango de distribución geográfica "natural", es en el Valle de Tehuacán, actual estado de Puebla, México. Dichos huesos se han fechado en el año 180 A. C. (Flannery 1967); sin embargo, existe controversia porque también han sido ubicados en el período Palo Blanco 200 A. C. - 700 D. C. (Schorger 1966). Debido a que el Valle de Tehuacán es una región seca, donde difícilmente el guajolote silvestre se distribuía de manera natural, se atribuye que fue aquí donde se domesticó la especie.

Se considera que la domesticación del guajolote ocurrió hace unos cuatro o cinco mil años (Figura 1), en la parte sur del Altiplano y de ahí se dispersó en todas direcciones (Valadez et al. 2001). Para el Período Formativo (3 500 - 1 800 años antes del presente) el guajolote ya había alcanzado un valor especial como fuente de carne, pues sus restos aparecen frecuentemente entre los materiales de lo que algún día fueron aldeas y centros pre-urbanos. Durante el Clásico (1 800 - 1 300 años antes del presente) en Teotihuacán existían sectores de la población especializada en su crianza, manteniéndose así hasta el Postclásico (1 300 - 579 años antes del presente) (Valadez et al. 2001).

Recientemente, se han reportado restos de M. gallopavo en un entierro en Oaxtepec, Morelos; dicho hallazgo se ha fechado en el período Preclásico Medio (entre 1 200 y 500 A. C.). Los restos mostraban rastros de haber sido cocidos y se encontraron como parte de una ofrenda funeraria (Corona-Martínez 2006); no es posible conocer si el ave era de procedencia silvestre o doméstica; sin embargo, es importante señalar que si se trata de un ave doméstica la fecha de domesticación de la especie sería anterior a lo que se ha reportado, o bien, en caso de ser silvestre puede ser evidencia de que existió una subespecie de M. gallopavo al sur del país.

Diversos autores sitúan la domesticación de la especie en diferentes lugares. En el actual estado de Michoacán, la cultura purépecha posiblemente fue la responsable de la domesticación; dicha hipótesis se basa en el extenso uso de la especie para el aprovechamiento de sus huesos y plumas en la elaboración de adornos (Leopold 1959); se ha señalado también que para dicha cultura no tuvo importancia su uso como alimento (Crawford 1990); existen crónicas de la conquista que sitúan al pueblo purépecha como el domesticador del guajolote (Lozada 1976).

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO 2005), el posible lugar de domesticación del guajolote es cerca del actual estado de Oaxaca, en fecha incierta pero posiblemente en la época correspondiente al Neolítico Europeo. En una comunicación personal, citada por Rea (1980), de Flannery con Lyndon Hargrave, arqueo zóologo norteamericano, mencionan a Oaxaca como lugar de domesticación e indican que los restos de guajolote se pueden fechar alrededor del año 300 A. C.; sin embargo, es posible que se haga referencia al estado de Oaxaca, por la cercanía que tiene el Valle de Tehuacán con la región mixteca oaxaqueña.

Por otra parte, existe evidencia arqueo zoológica de que la cultura Anasazi de Arizona, domesticó una subespecie de guajolote silvestre conocida como "Large Indian Domestic" e identificada como Meleagris gallopavo merriami (Hargrave 1939); y que la población silvestre actual, es descendiente feral de dichas aves; sin embargo, la domesticación de ésta subespecie no permaneció hasta nuestros días (Crawford 1990, 1992). Existe también evidencia que la cultura Mogollón en el área de Nuevo México, domesticó la subespecie extinta de M. g. tularosa (Crawford 1992). A pesar de los indicios de diferentes lugares de domesticación de otras subespecies, únicamente permaneció como doméstica la subespecie de M. g. gallopavo domesticada en México y es la que ha perdurado hasta la fecha.

Subespecies modernas de Meleagris gallopavo en México

Se han descrito siete subespecies para América, de las cuales las cuatro primeras se han reportado que existieron o aún existen en territorio mexicano: M. g. gallopavo, M. g. mexicana, M. g. merriani, M. g. intermedia, M. g. orusta, M. g. silvestris y M. g. osceola (Howard & Moore 1984). Actualmente M. g. orusta es considerada inválida como subespecie, debido a que se trata de una variación de M. g. mexicana (Avibase 2007; NWTF 2007). Las seis subespecies restantes han sido caracterizadas genéticamente y se han reconocido como poblaciones independientes, excepto M. g. silvestris y M. g. osceola, quienes al parecer pertenecen a la misma unidad poblacional (Mock et al. 2002).

El guajolote mexicano, guajolote mexicano sureño o guajolote silvestre mexicano (M. g. gallopavo) es la única subespecie adaptada a climas tropicales y subtropicales húmedos (Nelson 1900). Lozada (1976) reportó la existencia de M. g. gallopavo en condiciones silvestres en regiones de difícil acceso y remotas en los estados de Oaxaca y Guerrero; sin embargo, es probable que en la actualidad ya se encuentre extinto en vida silvestre (NWTF, 2007). Se reconoce que esta subespecie fue domesticada originalmente en México y que a partir de ella provienen todas las variedades domésticas del mundo (Leopold 1944).

Considerando la distribución histórica y actual del guajolote doméstico mexicano y la descripción del tipo de vegetación y clima en el que se distribuía M. g. gallopavo de manera silvestre, es posible que se haya localizado desde la región de la Huasteca (entre los límites de los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo y Veracruz), México, Puebla, Tabasco, Oaxaca, Guerrero y Michoacán (Figura 2). Durante la primera mitad del siglo XX, se consideraba su distribución en las zonas boscosas en ambos lados de la Sierra Madre, desde el norte de Chihuahua y Sonora, hasta Oaxaca y Veracruz (Leopold 1944). En la época de la colonia era posible localizar guajolotes en los estados del interior de la República Mexicana, incluso en los bosques del Valle de México (Lozada 1976), lo que extendería su distribución a estados como Morelos, Estado de México, Tlaxcala y el territorio que actualmente ocupa el Distrito Federal, que antiguamente era un lago rodeado de bosques.

Evidencias indirectas indican que en el estado de Oaxaca existieron poblaciones de guajolotes silvestres, los cuales quedaron plasmados, junto con otras aves silvestres, en los bajos relieves murales de Mitla (Navarijo 2002) y en vasijas ceremoniales de la cultura mixteca que representan el pictograma referente al "cerro del guajolote" (Pohl 2005). En estas culturas, los nombres de los lugares se asignaban por los avistamientos de fauna que se tenían en el lugar. Un estudio arqueológico en la región de Tehuantepec, Oaxaca, refiere que el guajolote silvestre se había extinguido de esa zona casi totalmente desde el siglo XIX (Wallrath 1967). En la costa de Oaxaca, existe un lugar llamado Huazolotitlán, del náhuatl "lugar de guajolotes" (SEGOB 2005).

Se considera que los reportes de guajolote silvestre al sur del río Balsas, son poco probables y posiblemente se deben a confusiones con otras especies similares (Leopold 1959); sin embargo, esa explicación es poco sólida, puesto que para los campesinos mexicanos, quienes fueron los informantes de avistamientos en su trabajo en campo, el guajolote es un ave habitual en su contexto diario y difícilmente lo podrían confundir con otra ave. También es importante señalar que se ha considerado el hábitat natural del guajolote silvestre como las mesetas de pino-encino, que son poco frecuentes en algunas regiones de los estados de Guerrero y Oaxaca; sin embargo, M. g. gallopavo pudo distribuirse naturalmente en zonas tropicales y subtropicales (Nelson 1900), las cuales no fueron consideradas. En un inventario actual de aves silvestres del estado de Oaxaca, se muestra un listado de aves posiblemente presentes, reportadas y no observadas o con probabilidad de presencia en dicho estado, en ella se incluye al guajolote silvestre (Navarro et al. 2004).

A pesar de la controversia sobre si M. g. gallopavo está extinto o no en vida silvestre, su genética aún permanece en los guajolotes domésticos nativos en México (Crawford 1992; Leopold 1944) y es también reconocido como antecesor del pavo doméstico norteamericano, el cual proviene de la cruza de M. g. gallopavo, después de que fue llevado a Norteamérica desde Europa por los primeros colonizadores, con la subespecie nativa del Este Norteamericano M. g. silvestris (Crawford 1990; 1992; Hale et al. 1969). De esta cruza se originó el pavo bronceado que fue la base genética de lo que ahora constituye el pavo doméstico de los Estados Unidos de América (Klasing 2005; Sponenberg et al. 2000; 2005). A partir de esta variedad se obtuvieron las líneas modernas genéticas adaptadas al ambiente controlado de las explotaciones industriales, con rápido crecimiento, elevado peso corporal, pero que requieren de inseminación artificial para su reproducción y presentan frecuentes problemas de patas o articulaciones debido al peso excesivo que tienen que soportar por su extraordinario desarrollo muscular (Sponenberg et al. 2000; 2005).

Una primera diferencia entre el guajolote nativo doméstico mexicano y el pavo doméstico de Norteamérica, es que el primero proviene directamente del guajolote mexicano sureño domesticado originalmente en Mesoamérica (M. g. gallopavo), y el pavo norteamericano es descendiente de la cruza entre el guajolote mexicano, llevado a Europa por los conquistadores españoles y el guajolote silvestre del Este (M. g. silvestris), del cual se originan las líneas modernas de rápido crecimiento. Por lo anterior, se propone designar como pavo al ave doméstica de origen norteamericana, y guajolote al ave doméstica de origen mexicano, porque ambos han sido identificados como recursos genéticos diferentes. Para las aves silvestres se propone utilizar la designación de pavo silvestre.

El pavo norteño o pavo de Gould (M. g. mexicana) es la subespecie silvestre que actualmente está mayormente distribuida en México (Figura 3), principalmente en la porción noreste dentro de la Sierra Madre Occidental; se le puede encontrar en Chihuahua, Sonora, Durango, Zacatecas, Nayarit y Jalisco (NWTF 2007). En la década de 1970 se les situaba también en los estados de Sinaloa y Michoacán (Lozada 1976), pero posiblemente en estos estados ya esté extinto. Esta subespecie fue reintroducida en Aguascalientes desde el año 1992 (Márquez et al. 2005); sin embargo, su distribución histórica comprendía la costa del Pacífico hasta Colima (Nelson 1900) e incluso en algunos de los estados del centro del país (Osgood 1921).

En pequeñas regiones boscosas de los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, se encuentra distribuido el conocido como pavo silvestre intermedio (M. g. intermedia); esta subespecie aún es abundante en los Estados Unidos de América (NWTF 2007).

Históricamente se le situó, en los estados de San Luis Potosí, Hidalgo y hasta la zona central de Veracruz (Lozada 1976). En la Sierra de Picachos, Nuevo León, las poblaciones de pavo silvestre están totalmente disminuidas y no se tiene claridad sobre su posición taxonómica al compararla con el material depositado en la colección ornitológica que proviene de diferentes partes de dicho estado, puede tratarse de una nueva subespecie (Contreras et al. 2001).

A principios del siglo XX, el pavo silvestre de Merriani (M. g. merriani) se podía localizar en el estado de Chihuahua (Osgood, 1921); sin embargo, hoy está extinto en la región y sólo se le puede encontrar en los Estados Unidos de América (NWTF 2007).

 

Discusión

Según los reportes actuales, se puede encontrar guajolote doméstico mexicano o pavo doméstico norteamericano en los estados de Campeche, Colima, Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, México, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas (SAGARPA 2007).

Es importante mencionar que según la sección de pavos de la Unión Nacional de Avicultores, los estados en donde se ubican las granjas de producción intensiva, mediante el uso de líneas genéticas comerciales de pavo doméstico norteamericano son Chihuahua, Sonora, Yucatán y México (UNA 2007), por lo que se puede considerar que en el resto de los estados se cría el guajolote doméstico mexicano; sin embargo, debido a que el sistema de crianza de los guajolotes nativos mexicanos es exclusivamente de traspatio, existe la posibilidad de que algunos estados no reporten sus inventarios a pesar de que existan en ellos. Tal es el caso del Distrito Federal, en el que las estadísticas oficiales no reportan la presencia de guajolotes; sin embargo, existen investigaciones con guajolotes en dicho lugar (Losada et al. 2006).

Notablemente, en los estados donde el pavo silvestre se distribuyó históricamente, actualmente se reporta crianza de guajolote doméstico, lo que sugiere una relación más estrecha del hombre con el guajolote silvestre que la considerada hasta la fecha.

En la actualidad, a pesar que en muchas comunidades rurales o indigenas, la crianza de guajolote se mantiene debido a la importancia social, cultural e incluso religiosa. Sin embargo, se ha reportado de que la crianza tradicional del guajolote tiende a desaparecer a corto plazo (Aquino et al. 2003), por ello el gobierno mexicano reconoce que el estudio y conocimiento del guajolote nativo es una urgente necesidad (SAGARPA 2003). Existe el peligro de perder un valioso recurso genético adaptado a las condiciones ambientales de nuestro país (Rodríguez et al. 1996).

Históricamente existieron diferentes especies del género Meleagris, pero en la actualidad únicamente se conserva en estado silvestre y doméstico el guajolote (Meleagris gallopavo). A pesar de que diferentes subespecies fueron domesticadas por distintas culturas Norteamericanas y Mexicanas, actualmente solamente prevalecen los descendientes de la subespecie domesticada en el Altiplano Mexicano (M. gallopavo gallopavo). La distribución actual de los guajolotes silvestres es diferente a la que originalmente tuvo, desapareció de lugares donde probablemente se distribuyó en la antigüedad. Al guajolote doméstico actualmente se le cría en los estados donde posiblemente se encontró de manera natural el guajolote silvestre.

 

Literatura citada

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