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Acta pediátrica de México

versión On-line ISSN 2395-8235versión impresa ISSN 0186-2391

Acta pediatr. Méx vol.35 no.2 México mar./abr. 2014

 

Caso clínico de interés especial

 

Absceso escrotal secundario a apendicitis. Informe de caso

 

Scrotal abscess following an appendicitis

 

Angélica León-Hernández1, José Martín Palacios-Acosta2, Jaime Ricardo Lezama-Cordero3, Diego Leonardo Herrera-Ojeda4, Jaén Echávez-del Riego5

 

1 Médico General. UNAM-FESI. Secretaria de Salud-Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEG y SR).

2 Médico adscrito de Cirugía Oncológica, Instituto Nacional de Pediatría.

3 Médico interno de pregrado. Instituto Mexicano del Seguro Social-Hospital General de Zona Nº29/UMF.

4 Médico Interno de Pregrado. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

5 Médico residente de Cirugía Oncológica. Instituto Nacional de Pediatría.

 

Correspondencia

Dra. Angélica León Hernández
Homero 213, piso 6
Col. Chapultepec-Morales
CP 11570, México Distrito Federal
Tel. 52 63 91 77

angie_atl@hotmail.com

 

Recibido: noviembre, 2012
Aceptado: enero, 2014

 

RESUMEN

La apendicitis es la causa más frecuente de abdomen agudo en la edad pediátrica. Aproximadamente la tercera parte de todos los casos se complican con perforación apendicular al momento de la intervención quirúrgica. Entre las complicaciones posoperatorias de esta afección se encuentran los abscesos en sitios inusuales o ectópicos, como el absceso escrotal. Para que un evento intraabdominal cause un absceso escrotal por desplazamiento de líquido debe existir un processus vaginalis permeable.

En este informe se reporta el caso de un niño con apendicitis perforada. Después de haber sido operado tuvo un absceso en el escroto que se desarrolló a través de un conducto vaginal permeable. Hubo que drenarlo y dar tratamiento con triple esquema de antibióticos. El paciente evolucionó satisfactoriamente.

Palabras clave: apendicitis, complicaciones posoperatorias, absceso residual, canal inguinal.

 

ABSTRACT

Appendicitis is the most common cause of acute abdomen in children; approximately one third of all cases present with appendiceal perforation at the time of surgery. Some of postoperative complications in this condition are abscesses. In unusual places such as the scrotum however, for an intraabdominal event to cause a scrotal abscess, fluid displacement requires the presence of a patent processus vaginalis.

We report the case of a child with perforated appendix followed by a scrotum abscess owing to a permeable vaginal canal. The abscess was and the patient wes and treatment was performed based triple scheme antibiotics, evolving satisfactorily.

Key words: appendicitis, postoperative complications, residual abscess, inguinal canal.

 

La apendicitis es la causa más frecuente de abdomen agudo en la edad pediátrica; aproximadamente, la tercera parte de todos los casos se complica de perforación apendicular al momento de la cirugía.1 Existen factores, como la debilidad de la pared del órgano en cuestión, que favorecen la perforación temprana del apéndice cecal. Las presentaciones atípicas son las formas más frecuentes durante los cuadros agudos; destaca la retrocecal con un 60% de los casos.2,3

El diagnóstico es fácil cuando los síntomas son los típicos: dolor, vómito y fiebre, pero esto no ocurre en 30% de los pacientes; así que ante un paciente con síntomas atípicos aumenta el grado de dificultad diagnóstica y la posibilidad de complicaciones como la perforación apendicular.3,4

Las complicaciones más frecuentes son la infección de la herida quirúrgica y el absceso residual de acuerdo con el grado de contaminación de la cavidad abdominal. Los abscesos residuales, únicos o múltiples, ocurren en 0.5 a 5% de los casos.5 Por eso, en pacientes con apendicitis aguda operados en forma temprana, esta posibilidad es menor a 9% y puede elevarse hasta 30% cuando existe perforación o material purulento libre en la cavidad abdominal.6

 

CASO CLÍNICO

Niño de 12 años de edad cuyo padecimiento inició dos días antes de la consulta con dolor abdominal, tipo cólico, en mesogastrio acompañado de náuseas y vómito. Acudió con un médico particular que le prescribió un analgésico y un antiespasmódico. Posteriormente tuvo fiebre de 38.3°C por lo que acudió al servicio de urgencias. En la exploración física el niño tenía palidez de tegumentos, mucosa oral deshidratada, abdomen blando, depresible, dolor a la palpación en fosa ilíaca derecha, Mc Burney positivo, con datos de irritación peritoneal. Se le hicieron estudios de laboratorio: leucocitos 14,900, hemoglobina 13.2 g/dL, hematocrito 39.9%, plaquetas 730,000, tiempo de protrombina 13.6 segundos, 72.4% de actividad; tiempo de tromboplastina 33 segundos. Una radiografía simple de abdomen mostró escoliosis y un fecalito en la fosa ilíaca derecha.

Se efectuó laparotomía exploradora donde se encontró el apéndice cecal perforado en su tercio proximal, con áreas necrosadas y fecalitos en su interior (figura 1). El ciego era friable con material purulento en las correderas parietocólicas y en el hueco pélvico, aproximadamente 300 cm3. Se efectuó apendicectomía y se hizo lavado de la cavidad. El curso posoperatorio fue favorable; se proporcionó esquema triple con cefotaxima, amikacina y metronidazol.

Al quinto día después de la operación el paciente tuvo fiebre de 39.5°C, disuria y aumento de volumen del escroto y de la región inguinal derecha (figura 2). El ultrasonido reveló una colección en mediastino testicular derecho de aproximadamente 20 cm3

Se practicó una incisión abdominoinguinal derecha incidiendo la aponeurosis del oblicuo mayor; se disecó el músculo cremáster y se encontró material purulento, aproximadamente 20 cm3, en el canal inguinal; el conducto peritoneal vaginal era permeable y tenía material purulento en su interior (figura 3). Se aseó y se dejó un drenaje de Penrose en el escroto; se suturó por planos de la forma habitual. El curso posoperatorio fue favorable.

El paciente estuvo hospitalizado por siete días bajo tratamiento con clindamicina y paracetamol; evolucionó satisfactoriamente.

El informe oficial de patología concluyó: tejidos blandos con edema, congestión vascular fibrina y formación de abscesos. Continúo su tratamiento con antibióticos. Egresó por mejoría. Actualmente no tiene síntomas y su evolución ha sido favorable.

 

ANÁLISIS

En 1886 Reginald Fitz acuñó el término apendicitis aguda para describir el cuadro clínico del padecimiento y estableció las bases del diagnóstico clínico temprano. Propuso un tratamiento quirúrgico oportuno para evitar complicaciones.7,8 Habitualmente, una correcta anamnesis y la exploración física son suficientes para hacer el diagnóstico. Desafortunadamente, la falta de experiencia y criterio son las causas de las frecuentes complicaciones debidas al retardo del diagnóstico y del tratamiento terapéutico.

Entre las complicaciones posoperatorias más comunes están los abscesos residuales, únicos o múltiples, que se desarrollan en 0.5 a 5% de los casos.9 La localización habitual de los abscesos apendiculares es paracecal o pélvica; existen casos atípicos o ectópicos como los retroperitoneales, subdiafragmáticos derechos, inguinales o escrotales; pueden manifestarse como gangrena o fascitis perineales e, incluso, como obstrucción urinaria.10,11

Para que un evento intraabdominal, como la apendicitis, cause un absceso escrotal por desplazamiento de líquido debe existir un processus vaginalis permeable o una hernia inguinal.12 En nuestro paciente había un processus vaginalis permeable.

El conducto peritoneo-vaginal aparece en la doceava semana de gestación, es un divertículo seroso que se extiende hasta el anillo inguinal.13,14 Usualmente, la obliteración de esta estructura ocurre espontáneamente hacia el segundo año de vida; aproximadamente 20% de la población mantiene permeable el conducto durante toda su vida sin que esto cause alteraciones.13,14

Las infecciones intraabdominales ocurren cuando las defensas del huésped permiten que el flujo bacteriano produzca una cápsula de fibrina alrededor de la lesión.15 Generalmente requiere, para su formación, 107 bacterias por mililitro, entre otros factores. Las vías de diseminación del material purulento dentro de la cavidad peritoneal están definidas: circula hacia la parte superior del abdomen en los espacios suprahepáticos e infrahepáticos, así como a la corredera paracólica y hacia la cavidad pélvica. Es probable que el movimiento dentro del abdomen superior represente la circulación de líquido hacia una región de baja presión, producida por la absorción del material por los linfáticos diafragmáticos y un efecto de succión causado por la fuerza de gravedad sobre las vísceras abdominales superiores, en especial el hígado.15-17 Probablemente la circulación de líquido a las partes declives de la pelvis o en las correderas paracólicas se deba a la acción de la fuerza de gravedad en decúbito ventral o en posición parcialmente erguida.18

La presentación de absceso escrotal secundario a una apendicitis se describió por primera vez en 1919.19 Es una complicación extraordinariamente rara; los pacientes pueden tener disuria, obstrucción uretral, retención urinaria, hematuria o piuria; sin embargo, el diagnóstico diferencial es amplio en la inflamación aguda escrotal e incluye torsión testicular, torsión del apéndice testicular, epididimitis, orquitis, hernia encarcelada, necrosis de grasa escrotal y trombosis de las venas escrotales.19,20

La importancia de este caso clínico es alertar al médico y a los cirujanos pediatras de la existencia de esta afección que, por su rareza y manifestaciones variables, es un reto para el diagnóstico.

 

REFERENCIAS

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