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Secuencia

versión On-line ISSN 2395-8464versión impresa ISSN 0186-0348

Secuencia  no.118 México ene./abr. 2024  Epub 23-Feb-2024

https://doi.org/10.18234/secuencia.v0i118.2191 

Artículos

Efervescencia política y sátira visual. México, 1867-1911

Political Effervescence and Visual Satire. Mexico, 1867-1911

1Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México fgantus@institutomora.edu.mx


Resumen:

Proponemos en las siguientes páginas acercarnos al estudio de las dinámicas de la prensa con caricaturas políticas generadas en el contexto de los regímenes liberales que gobernaron a México entre 1867 y 1911. Esto es, centraremos nuestra atención en el comportamiento de indicadores tales como inicio, circulación y cierre de periódicos con el propósito de analizar el fenómeno en clave política. En efecto, se trata de poner en perspectiva las líneas gubernamentales imperantes y su relación con el mundo de las publicaciones satírico-visuales, para entender las formas en que repercutieron y se influenciaron una respecto de la otra, y viceversa, y la manera en que esta interacción permite comprender ciertas características del desarrollo del espacio público, en particular los equilibrios entre actores y fuerzas políticas.

Palabras clave: prensa; caricatura; sátira; política; México

Abstract:

We propose in the following pages to approach the study of the dynamics of the press with political cartoons generated in the context of the liberal regimes that ruled Mexico between 1867 and 1911. That is, we will focus our attention on the behavior of indicators such as start, circulation and closure of newspapers with the purpose of analyzing the phenomenon in a political key. Indeed, it is about putting into perspective the prevailing governmental lines and their relationship with the world of satirical-visual publications, to understand the ways in which they had repercussions and influenced each other, and vice versa, and the way in which that this interaction allows us to understand certain characteristics of the development of public space, in particular the balances between actors and political forces.

Keyword: press; caricature; satire; politics; Mexico

INTRODUCCIÓN

La caricatura política adquirió, a lo largo de la centuria decimonónica, considerable importancia, especialmente en la segunda mitad; los estudios de Esther Acevedo (2000) y Laurence Coudart (2009) lo han señalado y demostrado. Los trabajos de ambas investigadoras sitúan el momento de mayor auge de impresos con sátira visual en los años setenta; sin embargo, salvo lo aportado por sus estudios, y algunos pocos más, lo cierto es que desconocemos las dinámicas que privaron en relación con la generación de ese tipo de publicaciones, incluyendo creación, pero también circulación y cierre: ¿cuántos periódicos de ese tipo hubo a lo largo del tiempo?, ¿cuál fue su rango de vida?, ¿qué importancia tuvieron?

A la búsqueda de esos impresos me doy a la tarea en este artículo, para lo cual construyo -a partir de la consulta de diversos repositorios- y expongo estadísticas que permitan tener una idea más clara de cómo estaba conformado ese universo del periodismo político con caricatura. Propongo, primero, que el estudio debe hacerse basado en las cifras de producción, circulación y cierre, y no sólo, como suele hacerse, en unas u otras; segundo, que conviene verlas por años, pero también por periodos -de tiempo simple como quinquenios o décadas- y por ciclos político-administrativos. El análisis cuantitativo de estos datos los cruzo con el cualitativo de cada título y juntos, ambos análisis, permiten entender mejor ciertas dinámicas y estrategias que caracterizaron determinados momentos o etapas del espacio público y elaborar ciertas explicaciones sobre las publicaciones periódicas con caricatura política y lo que nos cuentan.

Los resultados obtenidos permiten afirmar que, en realidad, su presencia nunca fue demasiado abundante, entonces, ¿por qué resultarían relevantes para el estudio de la vida política mexicana? Y, ¿qué datos, o qué otros datos, además de las imágenes mismas, podrían sernos útiles en una investigación histórica? A estas cuestiones procuro responder a lo largo de estas páginas.

EL ESCENARIO PERIODÍSTICO

Cifras de inicio, circulación y cierre de publicaciones, vistas en conjunto, permiten observar el dinamismo de la vida periodística y algunas estrategias políticas; y ello aplica también a la generación de impresos satíricos con caricatura política. Entre 1867-1911 se publicaron, según los resultados de mis investigaciones, al menos 89 títulos, aunque es muy probable que en realidad sumaran un poco más de una centena (véanse cuadro 1 y anexo 1). El recorrido a través de este arco temporal permite tener una idea de los momentos de mayor dinamismo y desprender de ello algunas inferencias.

Cuadro 1: Periódicos con caricaturas: creación, circulación y cierre, por año (1867-1911) 

Año de inicio Inicio Circulación Cierre
1867 2 2 1
1868 1 2 0
1869 4 6 4
1870 0 2 0
1871 2 4 3
1872 2 3 1
1873 2 4 1
1874 2 5 2
1875 2 5 1
1876 5 9 9
1877 11 11 8
1878 3 6 4
1879 8 10 8
1880 2 4 4
1881 1 1 0
1882 0 1 0
1883 2 3 1
1884 0 2 0
1885 2 4 1
1886 0 3 1
1887 1 3 0
1888 1 4 1
1889 0 3 0
1890 0 3 0
1891 0 3 0
1892 2 5 1
1893 0 4 1
1894 0 3 1
1895 1 3 0
1896 1 4 2
1897 5 7 3
1898 3 7 1
1899 3 9 4
1900 2 7 4
1901 0 3 1
1902 0 2 0
1903 3 5 2
1904 2 5 1
1905 0 4 1
1906 0 3 1
1907 2 4 2
1908 1 3 0
1909 6 9 4
1910 3 8 4
1911 2 6 0
Total 89 204 83

Fuente: elaboración propia.

Descontando las dos décadas que abarcamos sólo de forma parcial -la de los años de 1860 y la de los años de 1910-, podemos observar que de las otras cuatro la de mayor creación de nuevos títulos fue, sin duda, la de los setenta, con 37; esto es, en esos años se produjeron cerca de la mitad de los de todo el periodo -42% (véase cuadro 2)-. Y también fue la de mayor circulación, sumando 59 títulos, lo que equivale a 29% del total general. Esto no resulta extraño si pensamos que en esos años tuvieron lugar importantes movimientos y cambios en el nivel cupular del gobierno; lo que las cifras revelan es que esa década fue la más compleja en términos de la dinámica política. Primero, la disputa entre Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz por la presidencia de la república, protagonizada en 1871. Después, tras la muerte de Juárez, la obligada sucesión presidencial en 1872, que enfrentó de nuevo a Lerdo de Tejada y a Díaz. Y, por supuesto, la contienda electoral de 1876 con su secuela en 1877. Por si todo ello fuera poco hay que sumar los estallidos de revueltas y pronunciamientos que alteraron el espacio público, destacando entre los más importantes el de La Noria, en el año de 1871, y la revolución de Tuxtepec, en 1876, sin dejar de desconocer el estado de alteración -en muchos casos armado- que se vivió en diversas partes del país en diferentes momentos a lo largo de esos años, incluida la propia ciudad de México. La creación y circulación de periódicos satíricos con caricaturas políticas da cuenta del estado efervescente del espacio público, y si no supiéramos todos los datos relevantes que acabamos de anotar, esa misma efervescencia, esa proliferación de impresos haría evidente que en esa década tuvieron lugar sucesos importantes. Pero, esos momentos clave de la vida política y el espacio público que hemos señalado como los posibles detonadores de la crítica humorística visual, ¿realmente se corresponden? Analizaremos más adelante algunos datos que nos permitan averiguarlo y establecer factores explicativos.

Cuadro 2.  Periódicos con caricaturas: creación, circulación y cierre por décadas 

Década Creados En circulación Cerrados
1867-1869 7 10 5
1870-1879 37 59 37
1880-1889 9 28 8
1890-1899 15 48 13
1900-1909 16 45 16
1910-1911 (mayo) 5 14 4
Total 89 204 83

Fuente: elaboración propia.

A la década de los setenta, que fue la etapa más intensa tanto en producción de nuevos periódicos con caricaturas como en circulación de los mismos, en razón de las cifras alcanzadas le siguen, con datos muy similares entre sí, la última del siglo XIX -con la edición de quince nuevos títulos y la circulación de 48- y la primera del siglo XX -con 16 y 45- (véase cuadro 2). Como resulta evidente, la actividad periodística de humor satírico visual estaba lejos de llegar a los ritmos que la misma había presentado en los setenta, pero aun así, no deja de ser interesante el incremento respecto a la década previa -la de los ochenta, con sólo nueve de inicio y 28 en circulación-, pues prácticamente se duplicó el número. Sin duda, esa fue la época más difícil para este tipo de impresos. Aunque pudiera pensarse -como lo ha sugerido la historiografía tradicional- que para los noventa el gobierno de Díaz estaba bastante consolidado, lo cierto es que la generación de nuevos impresos satíricos con caricaturas evidencia que el país atravesaba por momentos complejos. En efecto, en este caso, además de las coyunturas comiciales de 1892 y 1896, los noventa fueron años de crisis económica y de expresión del descontento social y político que, podemos suponer, también encontró manifestación en estos periódicos.

De la década de los noventa la actividad periodística que aquí estudiamos se concentra en cuatro años: 1892 y 1897 a 1899. Un momento importante respecto a la irrupción de jóvenes, no sólo en la prensa, sino directamente en el terreno de la acción política, fue el año de 1892, que se caracterizó por la manifestación de posiciones electorales de estudiantes a favor y en contra de la reelección de Díaz expresadas en las calles de la ciudad (Gantús et al., 2020). En tanto, entre 1897 y 1899, un factor que ayuda a explicar la creación de estos nuevos periódicos es el arribo a la escena pública de jóvenes actores que incursionaban en la vida política a través de su participación en el ámbito de la prensa; esto es, el de los escenarios periodístico y político en renovación. Pero también es atribuible al reacomodo de fuerzas y grupo tras la muerte de Manuel Romero Rubio, ocurrida en 1895.1 Encontrar evidencia en las propias páginas de los impresos satíricos con caricaturas sobre los motivos y fines que perseguían los nuevos títulos con su ingreso a la escena periodística no es sencillo, en tanto las baterías no apuntaban contra los máximos representantes del poder ni se hacía la crítica a las condiciones imperantes con motivo de las políticas instrumentadas, sino contra funcionarios o autoridades que encabezan grupos políticos y contra algunos miembros de los mismos. Del análisis de los periódicos se puede observar que en torno a la política interna los temas son diversos, pero que si hubo un asunto en aquellos años realmente central fue el de las relaciones entre el gobierno y la Iglesia católica; sin duda, el gran tema del momento.

En contraparte, en la década de los ochenta la creación y circulación fueron muy bajas; fue, sin duda, la más crítica con sólo nueve periódicos fundados y 28 en circulación (véase cuadro 2). Las explicaciones, como en la mayoría de los casos, son múltiples. Debemos considerar, por supuesto, la manera en que la reforma del artículo 7º constitucional, el relativo a la libertad de expresión y de imprenta, influyó en el decrecimiento de las publicaciones, al dotar a las autoridades de una herramienta legal que les permitía actuar en contra de la prensa. Pero también la baja revela y puede explicarse, a su vez, como consecuencia de los efectos que el periodo represivo, situado entre los gobiernos de Díaz y González, de 1877 a 1883, marcado por los ataques físicos a los individuos y a las imprentas, tuvo sobre el mundo de los impresos.2 Por último, no podemos dejar de considerar que los reacomodos que caracterizaron a la inmediata anterior administración de Díaz (1877-1880) hayan, finalmente, entrado en equilibrio, al eliminar -políticamente- a unos y cooptar a otros de sus adversarios lerdistas e iglesistas -por José María Iglesias-, lo que se tradujo en una relativa paz, al menos en términos del periodismo satírico con caricaturas, por un tiempo.3

En la primera década del siglo XX imperó una dinámica muy similar a la de los noventa, con la creación de 16 títulos y la circulación de 45, pero, como en la anterior, la actividad se concentra particularmente en dos años: 1903 y 1909. Lo que caracteriza a esta década, quizá, es la intensa y velada -aunque en ocasiones lo velado se hacía evidente- lucha entre grupos políticos que se disputaban el ascendente sobre el presidente y la colocación de un adepto suyo en la vicepresidencia. Aunque hay un incremento en el número de impresos, pues en los dos años previos (1901-1902) no se había creado ninguno, sólo un periódico hizo franca oposición al gobierno y expuso a Díaz en sus imágenes. En cambio, 1909 vio surgir periódicos de combate a favor y en contra del régimen, muy centrados en los temas de la vida política. Los aires revueltos se dejaban sentir en el ambiente y en los impresos.

Cabe señalar que para todo el periodo en estudio el promedio entre la generación de nuevos periódicos y el cierre es muy similar. En los setenta se crearon y cerraron 37, en los noventa surgieron quince, pero dejaron de publicarse trece, y en la primera década del siglo XX, abrieron y cerraron 16. En general, durante estos 45 años el promedio de apertura y clausura fue muy similar, se crearon 89 y se cerraron 83; 204 estuvieron en circulación (véanse cuadros 1 y 3). El promedio de creación y cierre fue de dos por año y de cuatro en circulación. De nuevo, este dato expresa lo efímero de las publicaciones con sátira visual, las dificultades de su existencia, a las que ya nos hemos referido antes.

Cuadro 3 Número de periódicos que iniciaron, circularon y cerraron por años 

Inician Circulan Cierran
Años Núm. de periódicos Años Núm. de periódicos Años Núm. de periódicos
13 0 2 1 13 0
7 1 5 2 16 1
14 2 12 3 4 2
5 3 9 4 2 3
1 4 5 5 7 4
2 5 3 6 2 8
1 6 3 7 1 9
1 8 1 8
1 11 3 9
1 10
1 11

Fuente: elaboración propia.

ENFOCANDO LA LENTE: LO QUE DESTACA DE LA DÉCADA DE LOS SETENTA

Si cruzamos la cifra de la década con la revisión por año, en lo que se refiere a la aparición de títulos, descubrimos que las coyunturas electorales de 1871 y 1872 provocaron, en realidad, poca creación de sátira visual, apenas se editaron dos periódicos en cada uno de ellos que, como ya hemos anotado, era el promedio, y circularon cuatro y tres, respectivamente, que también corresponden a la cifra promedio.4 Esto es, a pesar de las tensiones entre las facciones políticas -juaristas, lerdistas y porfiristas- hubo poco enfrentamiento que se valiera del humor gráfico entre los grupos.5 Consideramos que quizá ello sugiere cierto consenso en torno a la figura de Juárez que, en 1871, aún era el hombre fuerte del momento. En ese año, uno de los nuevos impresos, La Chispa, apoyó la postulación de Juárez para la presidencia de la república y de Díaz para la Suprema Corte de Justicia, en tanto que El Padre Cobos, más combativo, hizo campaña a favor de Díaz para la presidencia de la república y una franca oposición a Juárez y Lerdo de Tejada. Pero este periódico representaba la posición de un grupo que aún no contaba con la fuerza suficiente para lograr consensos más amplios entre los actores políticos ni entre la población. En tanto, El Bloquiflojo, que ya estaba en circulación, desapareció el 19 febrero, por lo que no tuvo mayor presencia en el año, aunque en el poco tiempo que estuvo publicándose, además de la crítica a actores y sucesos del momento, entró en la contienda electoral, señalando las filiaciones y alianzas entre el periodismo y los principales candidatos, aunque al parecer el suyo era Juárez. La Orquesta, que ya estaba y continuó en circulación todo el año, criticó a la administración juarista, al proceso electoral y a sus tres principales candidatos.

En 1872, tras la muerte de Juárez, aunque se enfrentaron dos personajes más cercanos en trayectorias y méritos, como lo eran Lerdo de Tejada y Díaz, la disputa no alcanzó a levantar demasiado los ánimos, quizá porque hubo una especie de consenso tácito en que el primero era quien poseía la experiencia de gobierno y podría continuar con el proyecto político de su predecesor, en tanto el segundo sólo la tenía en el plano militar. La desconfianza ante ese mismo ascendente -su origen militar- también pudo haberle jugado en contra, pues, probablemente en el imaginario nacional, aún estaba presente el recuerdo de las administraciones de Antonio López de Santa Anna y la sombra de la dictadura era una amenaza latente. Pero, especialmente, debió pesar la aventura de La Noria, el pronunciamiento que en contra de los resultados de las elecciones de 1871 y del gobierno de Juárez comandara Díaz. Además de considerar a Lerdo de Tejada el natural sucesor de Juárez, o quizá por ello, los partidos lerdista y juarista prefirieron privilegiar la paz en esa coyuntura para garantizar la estabilidad. Como presidente interino, una de las primeras acciones de Lerdo de Tejada, una hábil acción, fue decretar una ley de amnistía en favor de los sublevados que permitía restablecer el orden militar, social y político. Lo cierto es que, muerto Juárez, los pronunciados perdían la razón que justificaba su alzamiento y decretada la amnistía carecían de motivo para oponerse al nuevo gobierno.

Así, en el plano de la sátira visual, en 1872 México y sus Costumbres se creó apenas un día antes de que Lerdo asumiera como presidente interino el 19 de julio, y no hizo campaña electoral, esto es, si bien incluyó algunas imágenes referentes a la vida política, se dedicó principalmente a la crítica social. Juan Diego se creó el 7 de julio, unas pocas semanas antes de la muerte de Juárez, así que nació sin fines electorales, pero una vez ocurrida se pronunció brindando su apoyo a la candidatura de Lerdo de Tejada. En sus caricaturas se burló de las aspiraciones de ciertos personajes de la política, como Ignacio Mariscal, Manuel María de Zamacona y Guillermo Prieto, así como de las veleidades partidistas de los juaristas convertidos en lerdistas.6La Orquesta, por su parte, siguiendo la línea editorial que lo caracterizaba, hizo la crítica de las autoridades, de las políticas del gobierno y de la situación electoral, por supuesto.

Fueron, en cambio, los años de 1876, 1877 y 1879 los más importantes en la fundación y circulación de impresos, con cinco, once y ocho, respectivamente, y con nueve, once y diez en circulación. Vemos pues cómo la división entre las facciones políticas y las disputas entre Lerdo de Tejada, Díaz y José María Iglesias, que se sumó a la misma, se manifiestan en el aumento de títulos que saltaron a la arena pública. Esto es, en tanto la muerte de Juárez exigió, en lo inmediato, la unión de las fuerzas políticas, el nuevo acomodo derivado de la misma modificó, unos pocos años después, los equilibrios y desató un verdadero enfrentamiento entre los contendientes presidenciales y sus partidarios.

Los años 1876 y 1877 fueron electorales, aunque por muy distintas razones, bajo distintas lógicas y provocaron respuestas diversas en el plano periodístico; y 1879, aunque no se celebraran sufragios presidenciales en ese año, también lo fue, como veremos en breve. Esto es, mientras en 1871 y 1872 la cuestión comicial no parece haber despertado grandes expectativas, por las razones apuntadas líneas arriba, en las siguientes sí. El año de 1876 se explica porque fue el del enfrentamiento más agudo entre Lerdo de Tejada y Díaz, ambos con méritos y trayectorias que los respaldaban y daban a sus seguidores la confianza en su victoria. Así El Cascabel, publicado a principios del año, atacó fuertemente al gobierno del presidente como estrategia para obstaculizar su reelección. Pasados los comicios se creó La Metralla con el fin claro de criticar los últimos meses de la administración lerdista y su triunfo en los sufragios. La Ley del Embudo y El Tecolote, en cambio, fueron creados para contrarrestar los ataques de esa prensa antigobiernista y apoyar a la administración y las aspiraciones de Lerdo de Tejada.7 En el mismo sentido, el de hacer campaña a favor de su reelección, a partir de junio se imprimió la segunda época de La Carabina de Ambrosio, de la cual se había publicado la primera de noviembre de 1875 a marzo de 1876, con el propósito de defender al gobierno de Lerdo de Tejada y hacer frente al pronunciamiento tuxtepecano.

El Jicote, El Padre Cobos y El Ahuizote ya estaban en circulación, pero el primero la suspendió empezando febrero, en tanto el segundo lo hizo pasadas las elecciones primarias, en julio, y sólo el tercero se mantuvo vigente todo el año, aunque dejó de publicarse al finalizar diciembre. Los tres impresos estaban ligados, muy de cerca, a Porfirio Díaz y al movimiento tuxtepecano y tuvieron como objetivo primordial hacer la crítica a la administración de Lerdo de Tejada y atacar sus pretensiones reeleccionistas. Resulta importante observar que, de los nueve periódicos con caricaturas que circularon ese año de 1876, todos dejaron de publicarse antes de que el mismo concluyera. Quizá, aventuro, el desaliento provocado por la derrota del régimen constitucional entre quienes apoyaban a Lerdo de Tejada y el ánimo triunfal de quienes estaban con el victorioso movimiento tuxtepecano, se tradujeron en el cierre de los impresos, porque la causa ya no tenía futuro, en el caso de los primeros, y porque la lucha periodística se hacía ya innecesaria, en el de los segundos.

Tras la celebración de los comicios, los resultados fueron impugnados y se sumó al conflicto José María Iglesias quien, como presidente de la Suprema Corte de Justicia, defendía su derecho legal a ocupar la presidencia. En 1877, tras el triunfo revolucionario y el derrocamiento del gobierno constitucional ocurrido el año anterior, también hubo elecciones; unas elecciones que, si bien tenían un único y claro candidato, pues resultaba bastante evidente que Díaz sería el ganador, ello no evitó la crítica aguda desplegada por parte de los opositores para cuestionar sus méritos, la forma en que accedía al poder y lo que estimaban sería su desempeño al frente de la primera magistratura del país. Es este año, el más significativo de la década en lo que a publicaciones satíricas con caricaturas se refiere: se crearon once títulos, que fueron los mismos que circularon, pues al iniciar el año no había ninguno publicándose, ya que al finalizar 1876 todos habían cerrado. De estos once títulos sólo sobrevivirían tres para 1878: Don Quixote, que se mantendría todo el año; La Gacetilla, que llegaría a mayo, y Mefistófeles, que apenas alcanzaría la primera quincena de enero.

En realidad, lo relevante en ese año no fue la coyuntura electoral, lo verdaderamente significativo fue la campaña de ataques a la gestión tuxtepecana desplegada desde las páginas de varios impresos y orquestada, muy probablemente, por los lerdistas que después del estupor de la derrota consideraron imprescindible combatir al nuevo régimen y medir fuerzas para evaluar las posibilidades de la reinstalación del orden constitucional derrocado. En efecto, muchos de los periódicos se crearon para atacar a la nueva administración, cuestionar su legitimidad y su legalidad, tal fue el caso de La Mosca, Don Quixote, La Linterna Mágica y La Orquesta; estos semanarios fueron duros críticos de Díaz, del grupo que lo acompañaba en la administración y de los tuxtepecanos en general. Los dos últimos se mofaron también del papel desempeñado por Iglesias en la coyuntura de conflicto político y de sus pretensiones presidenciales, haciendo una fuerte campaña en su contra. Los sobrevivientes del partido lerdista aún mostraron abiertamente algunos signos de vitalidad hacia finales del año y publicaron La Cantárida, movidos por el mismo claro propósito de hacer la crítica al gobierno tuxtepecano.

Por su parte, el tuxtepecanismo y el gobierno emanado de él también contaron con periódicos que hicieran su defensa y campañas en contra de sus opositores, especialmente del lerdismo, aunque, además de cubrir ese frente, también se ocuparon de atacar al iglesismo, como fue el caso de La Gaceta de Holanda, de Mefistófeles y de El Sinapismo. No debemos dejar de observar que la burla de los impresos, además del común ataque entre facciones políticas, trasluce también la preocupación ante las posibilidades de una acción por parte de Lerdo de Tejada y sus allegados para recuperar la presidencia, el resquemor ante la amenaza de una “revolución legal”.8

En cambio, Fray Gerundio, aunque sólo alcanzó a publicar dos números, hizo una crítica a los tres principales partidos: lerdista, porfirista e iglesista, sin revelar a quién brindaba su apoyo. La Tertulia, que alcanzó pocos números, sólo revela su posición contraria a Iglesias. Por su parte, La Gacetilla resulta una excepción en el uso de la sátira visual en la dinámica política de la época, pues se ocupó de dar noticias variadas, de los más diversos tipos, pero con poco contenido político; si bien en sus primeros 18 números no incluyó caricaturas, las incorporó a partir de octubre, y en general se ocupaba en ella de asuntos internacionales, especialmente europeos, pero también criticó fuertemente la política “yankeee”; las pocas veces que se ocupó de la situación nacional, casi siempre fue en relación con la amenaza estadunidense. Aunque a primera vista parecía poner distancia con la política nacional y el enfrentamiento entre las facciones, cabe preguntarse si su línea editorial contraria a Estados Unidos no estaría ligada al hecho de que Lerdo de Tejada se exilió en ese país, el mismo país que había negado su apoyo a la causa tuxtepecana, y que al parecer los tuxtepecanistas aún temían que lo brindara al mandatario depuesto.

Lo que se puede colegir a partir del análisis de la producción de periódicos satíricos con caricaturas de ese año, es que la fuerza lerdista aún dio la batalla confiando en revertir la situación provocada por el triunfo de la revolución de Tuxtepec y ante ella se posicionó la prensa tuxtepecana. La inestabilidad gubernamental, el temor ante la nueva situación, entre otros factores, se expresaron en las páginas y en las imágenes de los impresos.

En cambio, 1879 no era un año de realización de elecciones presidenciales, por lo que a primera vista pareciera que la explosión de ocho nuevos impresos, y de los nueve que circularon, estaba ligada, como en 1877, a la crítica de la administración en turno, que sin duda se hizo, pero lo que revelan los impresos es que la preocupación central estaba enfocada en la sucesión presidencial que se avecinaba y las elecciones que la harían posible. En efecto, lo que es necesario tener presente es que fue el periodo del arranque de las campañas rumbo a 1880, la que sería una de las contiendas más competidas por el gran número de aspirantes para ocupar la primera magistratura y porque los cambios que se suponía habían traído el régimen tuxtepecano, abrían el espacio para un enfrentamiento más parejo entre ellos, al menos eso se presumía. Por eso, en esta ocasión, el inicio de las campañas presidenciales modificó sus ritmos y arrancó desde el año anterior al de la celebración de los comicios. El año de 1879 fue el momento de medir fuerzas entre aspirantes, de negociar entre las diversas facciones personalistas emanadas del tuxtepecanismo, de combatir los esfuerzos de los oponentes y afianzar las posibilidades propias, si es que aún las tenían, de Lerdo de Tejada, de Iglesias y de los muchos otros posibles candidatos, desde Justo Benítez y Vicente Riva Palacio, hasta Ignacio Vallarta y Manuel González, entre los cerca de quince cuyos nombres sonaron, principalmente en los periódicos. Año de definiciones, pues el rumbo de la sucesión establecería también la línea política que imperaría en los siguientes cuatro años.

Aunque algunos de los periódicos satíricos con caricaturas de 1879 se crearon con el propósito, o aparente propósito, de criticar a las autoridades en funciones, lo cierto es que además de, o a veces en lugar de, se dieron también a la tarea de hacer campaña electoral atacando a sus adversarios políticos. Tal es el caso, por ejemplo, de El Nagual, que apuntaba que se “ha de carcajear a costa de los mandarines”,9 pero en lo hechos se burlaban principalmente de Justo Benítez y de Protasio Tagle, de sus aspiraciones y planes presidenciales.10 En el mismo número también hacían alusión a “los candidatos”, los ya apuntados y otros, y se referían a Benítez como “El pretendiente”. La finalidad no declarada era, pues, hacer la oposición a las aspiraciones de esos dos personajes, principalmente. A Protasio Tagle, además de sus ambiciones propias, algunos impresos lo acusaron de ser el autor de la idea de que Díaz se reeligiera, tal es el caso de El Tranchete, que también surgió en ese año de 1879 y que criticaba a algunos de los aspirantes presidenciales como Benítez y Manuel González -a quien pintaba como el candidato más fuerte-, y aunque en mucho menor medida a Riva Palacio, y se burlaba, sobre todo, de las pretensiones reeleccionistas de Díaz alentadas por Tagle, a quien señalaban como el artífice de la descabellada idea. Por si los contenidos escritos y visuales del semanario no fueran lo suficientemente explícitos, su campaña de franca oposición a la candidatura de Manuel González se devela en el “Alcance al número 3” en el que, al referirse a un incidente violento atribuido a González, señalaban los redactores: “nosotros combatimos y seguiremos combatiendo la candidatura de ese Señor”.11 Similar campaña emprendió La Patria Festiva para hacer oposición a las pretensiones de Benítez, a quien también llamaban, como lo hacía El Nagual, “el Pretendiente”, y de Tagle, y a diferencia de otros impresos dejaron claro que no se opondría al gobierno, y se asumieron como “tuxtepecanos netos”.12 Aunque en realidad algo de crítica contra Díaz, su administración y su equipo, pero sobre todo su apoyo a Manuel González, se hicieron evidentes en sus páginas e imágenes, lo que permite inferir que era otro su candidato.

La Casera nació para criticar a la administración y a los diferentes poderes, según su propósito explícito, el cual atendió, pero también, especialmente en algunas de sus caricaturas, dio cabida al tema de la sucesión presidencial, dedicándose a hacer la crítica de varios de los aspirantes, desde Riva Palacio hasta Ignacio Vallarta, pero haciéndolo de manera más consistente contra González, Benítez y Tagle. Criticó también las pretensiones reeleccionistas del propio Díaz y la de sucesión de Luis Curiel. Pero a quien atacó de manera contundente fue a Luis Terán, pues para combatir sus aspiraciones se dio a la tarea de pintarlo como un sanguinario asesino. Por su parte, Demócrito hizo también crítica del gobierno y de los actores políticos, y asimismo de las aspiraciones y los aspirantes a la presidencia, en particular de Riva Palacio, aunque también de las de Benítez.

El Máscara, como en los casos anteriores, además de criticar la situación de la administración, también dedicó algunas de sus páginas, tanto texto como imágenes, a la cuestión electoral, se mofó de las pretensiones reeleccionistas de Díaz, según denunciaba, patrocinadas por Carlos Pacheco, y de las aspiraciones de otros candidatos. Este es uno de los poco periódicos satíricos con caricaturas que podemos asociar con el benitismo, porque no sólo no hay, a diferencia de los otros títulos, un ataque explícito a Benítez ni a Tagle, sino que los incluye en su sección de “Mexicanos distinguidos”.

El único periódico con caricaturas políticas que estaba en circulación al iniciar 1879 era La Historia Cantante, que había iniciado apenas en diciembre del año anterior y que sólo se mantuvo en la escena pública hasta marzo. En sus páginas hizo una ardua crítica de la administración de Díaz, y del mismo presidente, así como de sus principales allegados, entre ellos Benítez y Tagle, entre otros.

Como se puede observar, algunos lo hicieron en tono franco, otros de manera más discreta, a veces disimulada, pero la mayoría se dio a la tarea de lanzarse a la competencia electoral. Tal fue el carácter de los impresos con sátira visual durante ese año de 1879, lo que nos permite afirmar que el elevado número de publicaciones respondió mayoritariamente al interés comicial. La nutrida campaña en contra de Benítez lo revela como el aspirante con más fuertes posibilidades de convertirse en el candidato del tuxtepecanismo, al menos en la ciudad de México.13 Aunque también deja ver el reacomodo de las alianzas y el juego de intereses que favorecieron a Manuel González.

OTRO ACERCAMIENTO: LOS NOVENTA

Como ya anotamos, aunque muy por debajo de las cifras alcanzadas en los setenta, otra década interesante es la de los noventa, con la creación de quince títulos y la circulación de 48. Lo que podemos observar al fijar la atención en los años de generación de los impresos es que no fueron necesariamente las coyunturas electorales las que provocaron las mayores reacciones, sino que los picos de creación de nuevos títulos se sitúan en 1897 y 1899, con la generación de cuatro impresos en cada uno y la circulación de seis y ocho, respectivamente. Y aunque sólo se crearon dos nuevos títulos y circularon cuatro en 1892, ese año resulta interesante, no si se pone en perspectiva con la dinámica general de los 45 años, sino si lo observamos en relación con los años previos. Esto es, entre 1889 y 1891 no se creó ningún nuevo título que incluyera caricatura política, y los tres que estuvieron circulando en esos años fueron los oficialistas México Gráfico y La Patria Ilustrada, y el crítico El Hijo del Ahuizote, que se ocuparon de atender el tema de la sucesión presidencial y las manifestaciones provocadas por la misma. A estos periódicos, que estaban presentes en la escena pública de 1892, se sumaron México Festivo, que apenas duro tres meses durante los cuales se dedicó a la crítica de algunos personajes, se burló del antirreeleccionismo, pero no tocó la figura presidencial; y Gil Blas, que apareció tras los comicios, el 17 de julio, y que al principio contenía sólo pequeñas ilustraciones insertas en sus columnas. Las caricaturas políticas empezaron a incluirse en ese periódico hacia finales de septiembre, aunque de manera irregular, haciendo, principalmente, la crítica de Díaz y su gobierno, de los aduladores de su administración y denunciando la burla al sufragio popular.14

En 1897 empezó a circular Frégoli, que, si bien hizo crítica política, la misma estuvo dirigida a la persona de algunos funcionarios del gobierno, pero no a la presidencia misma. Uno de sus objetivos principales fueron los miembros del periodismo. Similar línea editorial siguió El Popular, que también se fundó en ese año. Se trata de un periódico de amplio formato, pero las ilustraciones satíricas eran desde pequeños dibujos hasta caricaturas insertas en las columnas de la página; pero pronto creó un semanario, La Risa del Popular, en cuyas páginas la burla a la figura del presidente encontró amplio espacio. El Amigo del Pueblo, por su parte, hizo algunas críticas a ciertos funcionarios y temas, tales como el juego -una constante preocupación por sus nocivos efectos sobre el conjunto social- y el asunto de Cuba.15El Mundo Cómico, que apareció en octubre, aunque dio principal atención a temas sociales, también dedicó algunas imágenes a cuestiones políticas.16

Al iniciar el año también estaba en escena el Gil Blas Cómico, que había comenzado su publicación dos años atrás, pero sólo alcanzó a existir hasta el mes de abril, y durante esos meses hizo crítica política: a los diputados, a los partidos, a la prensa y a algunos personajes del gobierno, principalmente, incluida alguna crítica ocasional al propio Díaz, en particular en su último número, del 5 de abril. En la mayoría de los periódicos de este año, la situación de Cuba fue un tema relevante.

En 1898 sólo se crearon dos nuevos títulos y circularon cinco; esto es, en ese año aparecieron en escena Cómico y Don Quijote y continuaron circulando el ya muy conocido El Hijo del Ahuizote, así como Frégoli, El Popular y La Risa del Popular, los tres creados el año anterior. El Cómico, que inició con el año, dedicó la mayor parte de sus caricaturas a la crítica social y cultural, aunque también dio cabida a algunas relacionadas con la política internacional. En lo nacional, atacó a algunos miembros del gremio periodístico y a algunos personajes de la vida pública y política. El Ayuntamiento fue uno de sus blancos, así como, ocasionalmente, algún gobernador; el tema electoral también apareció de forma esporádica. Por su parte, Don Quijote circuló sólo dos meses, agosto y septiembre; como en el caso anterior, dedicó la mayor parte de sus imágenes satíricas a temas relacionados con asuntos sociales y culturales y sólo ocasionalmente incluyó algunas en las que se mofaba de personajes de la política u otros ámbitos de la vida pública.

En 1899 iniciaron El Chisme, El Alacrán y El Pobre Diablo. El Chisme guardó una actitud comedida, con poca crítica política en sus imágenes, y cuando lo hizo fue en tono bastante amable.17 El único periódico realmente combativo en su posición frente a las autoridades federales fue El Alacrán -que inició en septiembre de ese año-, que hizo del presidente y su gabinete, así como de otras instancias de gobierno, blanco permanente de su mordacidad, denunciando sus actuaciones y decisiones. El Alacrán también supuso un nuevo tipo de lenguaje visual más franco y, por momentos, agresivo. El Pobre Diablo satirizó al régimen y sus principales protagonistas, incluyendo al presidente y sus secretarios de Estado, valiéndose, en buena medida, de la asociación entre la política y el mundo taurino; también el clero católico fue blanco de sus señalamientos y se ocupó de asuntos sociales y culturales. El Cómico, que había iniciado el año anterior, estuvo en circulación y, principalmente, se dedicó a tratar en sus imágenes temas sociales, como los ligados a las diversiones públicas y las políticas culturales, como la de las exposiciones de Bellas Artes, los servicios de transporte y otros adelantos tecnológicos como la electricidad, los efectos de las enfermedades, con lo que indirectamente apuntaba hacia las políticas municipales; ocasionalmente criticó a la Iglesia católica y a sus representantes, la situación internacional -aunque de manera muy discreta-, a la prensa, a ciertos personajes de la vida pública, y algunas manifestaciones populares.

Durante este trienio de 1897 a 1899 iniciaron y se mantuvieron en circulación Frégoli, El Popular, La Risa del Popular y continuó dando la batalla desde la oposición El Hijo del Ahuizote. Frégoli, que inició en 1897 y cerró en 1899, si bien más orientado a los asuntos sociales y culturales, también se ocupaba ocasionalmente de la política local, criticaba a funcionarios, a periodistas y periódicos, se mofaba de las actuaciones y de las aspiraciones de algunos personajes -incluidos los que deseaban la presidencia-; también, en 1898, daba espacio en sus caricaturas a algunos problemas internacionales como el de Cuba, incluyendo el papel asumido por México en la confrontación entre Estados Unidos y España y, ocasionalmente, a los asuntos de la religión, como el de la libertad de cultos. Por su parte, el diario El Popular, entre 1897 y 1899, como ya hemos señalado, incluyó la sátira visual, pero en el mes de noviembre los mismos editores crearon un publicación independiente semanaria ligada a este llamada La Risa del Popular, que estuvo en circulación por periodos de varios meses sumando tres épocas, entre 1897 y 1899, cuando desapareció.18 Cabe señalar que la estrategia fue trasladar las caricaturas a la publicación semanal, pero en los periodos en que la misma salió de circulación durante estos tres años y prácticamente durante todo 1899, tras la desaparición del semanario en enero, las imágenes satíricas se incorporaban al diario, pero estas fueron cada vez más esporádicas. A través de escritos y caricaturas, La Risa del Popular hacía crítica social y cultural, pero también política; así satirizó al gobierno del Ayuntamiento y al nacional, a algunos miembros del gremio periodístico y se ocupó de asuntos de la política internacional. Se burló de algunos personajes y grupos, de sus aspiraciones y ambiciones o de su desempeño.19

El Hijo del Ahuizote se mantuvo en la línea editorial que lo caracterizaba, esto es, la crítica al gobierno y a los procesos electorales, principalmente, aunque también se ocupó de temas relacionados con la escena internacional. En 1898 continuó su línea de ataque a las autoridades del gobierno federal y de los estados de la república; hizo también lo propio con la prensa oficialista o cercana al gobierno y con lo relativo a las políticas instrumentadas para reprimir a aquella que se oponía a las autoridades; denunció el juego y los toros; la Iglesia católica fue otro de sus blancos; pero, sin duda, el tema internacional, con el conflicto entre España y Estados Unidos por la cuestión de Cuba, ocupó un papel estelar, criticando la posición del gobierno y de la prensa mexicana en el asunto. Para 1899 El Hijo del Ahuizote se ocupó de políticas culturales, de asuntos internacionales, dio gran espacio a dos temas: la Iglesia católica y sus vínculos con el gobierno y la situación en los estados; por supuesto, también se ocupó de las cuestiones políticas del momento y del tema electoral, en sus distintas vertientes, incluidas las aspiraciones presidenciales de algunos personajes.

En estos años, 1897-1899, en algunos de los nuevos periódicos que empezaron a imprimirse participaron personajes como Rafael Medina, Amado Nervo, J. Ruelas y Alcalde -suponemos que Carlos-, entre varios otros, pero de estos hemos podido ubicar el año de nacimiento y ello nos permite constatar que se trataba de hombres menores de 30 años, pues habían nacido a principios de la década de 1870. La incorporación de esas plumas es quizá uno de los factores -aunque es probable que haya otros que se nos escapan- que ayuden a explicar la creación de los periódicos que surgieron en estos años, entendiéndolos como la propuesta de esos artistas, intelectuales y periodistas que buscaban generar espacios para expresarse.

PERIÓDICOS EN TIEMPOS CONVULSOS

En la primera década del novecientos, como hemos señalado, los dos años más significativos en cuanto a la generación de impresos fueron los de 1903 y 1909. En 1903, El Colmillo Público, Ki-ki-ri-ki y Tric-Trac hicieron crítica social y política, pero se cuidaron de no tocar la figura presidencial; pero esto es así, como ya hemos apuntado, porque el objetivo de unos y otros no era el máximo jefe del Estado, sino enfrentar a los grupos rivales. El único que en ese año de 1903 hizo oposición al gobierno y expuso a Díaz en sus imágenes fue El Hijo del Ahuizote que, sin embargo, no sobrevivió, pues en mayo de ese año concluyó su larga vida.

El último trienio del periodo que estudiamos lo conforman los años 1909 a 1911 que, vistos en conjunto, muestran un interesante incremento de periódicos con caricatura política. En efecto, en 1909 se fundaron seis, en 1910 fueron tres y en 1911 (entre enero y mayo) se sumaron dos; en tanto circularon nueve, ocho y seis, respectivamente. Lo que estas cifras evidencian -como en el caso de los tres últimos años de los sesenta, y los de la década de los noventa, que hemos analizado antes- es el estado de excitación dominante en el espacio público. Al iniciar 1909 estaba publicándose El Diablito Rojo, que había empezado a circular el año anterior y que se mantuvo hasta noviembre de 1910.20 Un semanario aguerrido que hizo la oposición a las autoridades; en sus caricaturas denunció la explotación del pueblo por parte de los empleadores y su sometimiento por el “fanatismo” provocado por la religión; criticó las políticas gubernamentales -en relación a lo local, nacional y a lo internacional, especialmente de las relaciones con Estados Unidos- y al presidente de la república, al Congreso, a los grupos políticos y sus pretensiones, especialmente las electorales, así como el papel desempeñado por los integrantes de la prensa; hacía una defensa del obrero y del pueblo en general. También se ocupó del voto femenino y del descontento popular y la lucha armada.

Periódicos que iniciaron y desaparecieron en 1909 fueron Actualidades, fundado en enero, Lo Sucesos Ilustrados, que apareció al mes siguiente, en febrero, y, finalmente, en junio se sumó Tarántula. En mayor o menor medida, cada uno de ellos se ocupó de los temas del momento; hicieron crítica política centrada en ciertos actores relevantes del espacio público y personajes clave del gobierno, así, Porfirio Díaz, Bernardo Reyes y los secretarios de Estado aparecían de manera reiterada en sus páginas. Denunciaron al poder legislativo, a los partidos, en particular el reyismo, y al centralismo; se ocuparon igualmente del tema electoral, de la presencia de la Iglesia y de las relaciones con Estados Unidos. También exhibieron la supuesta vinculación entre varios partidos políticos y la Iglesia católica, mostrándola como la encargada de mover los hilos de los mismos o señalaron la presencia tras bambalinas de Díaz como el orquestador de los movimientos políticos. Ocasionalmente se ocupaban también de la situación en los estados o de temas de la política internacional. En Actualidades, los últimos meses del año, el uso de la caricatura disminuyó considerablemente, aunque no desapareció.

En 1909 iniciaron también, y se mantuvieron en circulación hasta 1910, México Nuevo, en enero, en junio El Debate y, finalmente, cerca del ocaso del año, en octubre, San Lunes. Así, durante 1909-1910 esos periódicos dedicaron gran cantidad de sus caricaturas a la situación política nacional, y ocasionalmente a la internacional, a los personajes centrales del mundo de la política, incluidos los protagonistas de algunos estados, y a la crítica de la propia prensa. El tema electoral y sus figuras más importantes como Reyes, quien era una preocupación fundamental, Francisco I. Madero, a quien miraban con desdén, y el antirreeleccionismo, fueron una constante en sus representaciones visuales.21

En 1910, a los cuatro periódicos existentes -El Diablito Rojo, México Nuevo, El Debate y San Lunes- se sumaron tres nuevos títulos: en enero Frivolidades, en julio La Risa, y en noviembre La Sátira; mientras los cuatro primeros desaparecieron en ese año, los tres nuevos continuaron publicándose hasta mayo de 1911, fecha en que concluye nuestro periodo de estudio.22La Sátira se ocupó principalmente de asuntos políticos, en tanto los otros dos, Frivolidades y La Risa, tenían el énfasis puesto en asuntos sociales y culturales, aunque constantemente hacían alusiones a la política. En los primeros cinco meses de ese año, antes de la renuncia del presidente Porfirio Díaz, aparecieron dos nuevos periódicos: en abril, La Guacamaya y, en mayo, Multicolor;23 ambos con un sesgo claramente contrarrevolucionario, hicieron la oposición a Madero, a Emiliano Zapata y el zapatismo y a la revolución.

Cabe señalar como una particularidad que vale la pena destacar que en algunas de las imágenes de los semanarios Los Sucesos Ilustrados, Tarántula y México Nuevo empezó a aparecer el uso de la violencia explícita. La misma se empezó a hacer un poco más evidente en 1910, aunque las representaciones que se valieron del uso franco de la violencia fueron aisladas y en su mayoría relacionadas con realidades ajenas a lo nacional o asociada a temas aparentemente banales. Ese tono se hizo patente hasta en impresos como Frivolidades (1910) y La Risa (1910-1911) que, a pesar de ocuparse mayormente de temas sociales, recurrieron a un tono más directo y provocador, con un lenguaje que, por momentos, llega a tornarse procaz y casi obsceno. Esas imágenes se valieron de una mayor exhibición de lo sensual, con una clara explotación de la desnudez y del componente sexual.24

UN RÁPIDO VISTAZO A LA DINÁMICA POR PERIODO PRESIDENCIAL

Además de estos acercamientos por décadas y por años, si concentramos la mirada en el comparativo, pero atendiendo a las cifras de creación y circulación de los impresos por periodo presidencial (véase cuadro 4), podemos observar la dinámica periodística que caracterizó a cada uno de los gobiernos. En el caso de Juárez, vale la pena aclarar que compactamos sus dos periodos presidenciales, dado que del segundo no llegó siquiera a completar el año (1871-1872). Lo que salta a la vista es que las administraciones de Juárez y Lerdo, con nueve y trece periódicos, respectivamente, tuvieron una muy importante generación de títulos que se valieron del uso de la caricatura política, bien desde la oposición o desde la prensa aliada, para apuntalar sus acciones. Cifras similares se observan en la quinta -trece- y la séptima -doce- presidencias de Díaz, pero sin duda fue en su primer mandato (1877-1880) cuando la generación de impresos llegó a su punto más elevado, con 24 nuevos títulos, evidencia de las reacciones que provocó la revolución triunfante y la administración emanada de ella. Los periodos de Juárez, Lerdo de Tejada y Díaz, situados en los setenta, fueron los de mayor dinamismo, coincidiendo con los datos que arroja el análisis por décadas.

Cuadro 4 Periódicos con caricaturas creados, en circulación y cerrados, por periodo presidencial 

Presidente Años Creados En circulación Cerrados
Benito Juárez 1867 (junio)-1872 (julio) 9 17 8
Sebastián Lerdo de Tejada 1872-1876 13 25 14
Porfirio Díaz (primera) 1877-1880 24 31 24
Manuel González 1880-1884 3 7 1
Porfirio Díaz (segunda) 1884-1888 4 14 3
Porfirio Díaz (tercera) 1882-1892 2 14 1
Porfirio Díaz (cuarta) 1892-1896 2 14 4
Porfirio Díaz (quinta) 1896-1900 13 30 12
Porfirio Díaz (sexta) 1900-1904 5 15 4
Porfirio Díaz (séptima) 1904-1910 12 31 12
Porfirio Díaz (octava) 1910-1911 (mayo) 2 6 0

Fuente: elaboración propia.

El alto número de creación de impresos obliga a buscar los factores que lo explican; por un lado, lo que se observa en los periódicos es que causó gran alarma la manera en que Díaz y sus allegados arribaron al poder -como producto de una revuelta armada-; por otro, que, después de varios gobiernos civiles, la presencia de un militar generaba grandes dudas y miedos respecto al presente y futuro del país, de la república y de la -aunque incipiente- democracia. Y, sin duda, como ya apuntamos antes, otro factor fue el de la competencia electoral desarrollada para la renovación del poder ejecutivo. La profusión de periódicos satíricos sirve también para entender que ese periodo fue un momento en el que se rompieron los equilibrios que habían dominado en la política y el juego de los reacomodos de grupos y personas cobró importancia. En este acercamiento por periodos presidenciales descubrimos también, como apuntamos antes, que fueron la quinta y séptima administraciones de Díaz, las que van de 1896 a 1900 y de 1904 a 1910, las que más movieron el ánimo opositor, pues sumaron trece y doce los nuevos periódicos de ese carácter.

Los gobiernos de Juárez, Lerdo de Tejada y Díaz terminaron como vivieron: sitiados por el humor satírico expresado en las caricaturas. Ello pese a las diversas estrategias implementadas para controlar, limitar, contener o, francamente -aunque no abiertamente-, desaparecer ese tipo de prensa. Los periódicos, y los impresos en general, fueron, en el siglo XIX, un importante actor en el espacio público. Las publicaciones marcan el ritmo de la vida, en muchos sentidos, pero especialmente de la vida política. Había periódicos de coyuntura, en particular en las electorales, los había oficiales y oficialistas, críticos, confesionales. Sin pretender presentar un escenario acabado, podemos afirmar que en tiempos convulsos la prensa desempeñó siempre un importante papel, pues sirvió a las causas y propósitos de unos y otros. Justamente, su uso permite poner en cuestión la veracidad y la credibilidad de los contenidos de los periódicos y nos recuerda que la prensa siempre fue actor protagónico con intereses comprometidos. Así, por ejemplo, en el contexto de la revuelta tuxtepecana, El Tecolote, un semanario satírico que presumía de crítico, aunque en realidad era lerdista, satirizaba ese uso:

A cada momento derrota el gobierno completamente a los regeneradores; poco después el Diario publica el parte detallado y el croquis, documentos que dejan a todo el mundo en ayunas: el Siglo y el Monitor, el Combate y el Ahuizote aseguran que los suyos ganaron, la Revista, el Correo y el Eco dicen lo contrario, y hasta el Federalista, que la echa de independiente, apoya a los otros, el caso es que a poco tiempo vuelve a presentarse en escena el jefe o jefes derrotados. ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué jerigonza es esa?25

Lo que queda claro es que, reconociendo el carácter de actores comprometidos y con intereses propios, de las prevenciones que hay que tener frente a sus contenidos, la prensa ayuda a entender las particularidades de los diferentes momentos en que tuvieron participación.

REFLEXIONES FINALES

A lo largo de estas páginas he mostrado un detallado análisis cuantitativo del escenario del periodismo con caricatura política, centrando la observación y la reflexión en determinadas décadas que resultaron particularmente significativas, como las de los setenta y noventa, especialmente. He elaborado también algunos acercamientos por periodos presidenciales y me he detenido en los años de mayor relevancia. De manera paralela fui elaborando un detallado análisis cualitativo que me permitió establecer el carácter, la identidad y posición de buena parte de las publicaciones que tomaron parte en las dinámicas de la vida pública.

De manera independiente y combinada mostré las dinámicas de creación, de circulación y de cierre y fui haciendo las reflexiones pertinentes desde diferentes perspectivas. Así, fue posible afirmar que, por ejemplo, pese a la común idea de que con los años el régimen de Díaz se fue consolidando y tornando más autoritario y represivo, lo que supondría una disminución en el número de impresos satíricos con caricaturas, lo que se observa a partir de las cifras es un incremento de publicaciones en sus dos últimos periodos presidenciales, lo que trasluce la complejidad del escenario público. El análisis por años también ha permitido cuestionar algunos supuestos, tal es el caso del año de 1872, en el que, tras la muerte de Juárez, se pudiera creer que el enfrentamiento entre Lerdo de Tejada y Díaz, y sus respectivos partidos personalistas, por el acceso a la presidencia se tradujo en un intenso enfrentamiento satírico visual, pero lo cierto es que los datos muestran que eso no sucedió y que, al parecer, privó cierta unidad y consenso en torno al primero.

El minucioso estudio de los impresos con imágenes satírico-políticas permiten también ubicar los momentos de mayor enfrentamiento electoral y descubrir que, en ocasiones, como ocurrió con la sucesión de 1880, la contienda en los impresos se adelantó un año.

ANEXO 1

Periódicos publicados, 1867-1911 (mayo) 

Título Época Inicio (año) Inicio (mes) Cierre (año) Cierre (mes)
Actualidad, La . 1885 Octubre 1886 Febrero
Actualidades . 1909 Enero 1909 Junio
Ahuizote Jacobino, El . 1904 Enero 1905 Diciembre
Ahuizote, El . 1874 Marzo 1876 Diciembre
Alacrán, El . 1899 Septiembre 1900 Junio
Amigo del Pueblo, El . 1897 Marzo 1897 Agosto
Belcebú . 1879 Diciembre 1879 Diciembre
Boquiflojo, El . 1869 Mayo 1871 Febrero
Broma, La . 1896 Enero 1896 Marzo
Cantárida, La . 1877 Noviembre 1877 Diciembre
Carabina de Ambrosio, La 1a. 1875 Mayo 1876 Marzo
Carabina de Ambrosio, La 2a. 1876 Junio 1876 Julio
Cascabel, El . 1876 Enero 1876 Febrero
Cascabel, El . 1900 Septiembre 1900 Diciembre
Casera, La . 1879 Junio 1880 Octubre
Chisme, El . 1899 Marzo 1900 Diciembre
Chispa, La . 1871 Marzo 1871 Mayo
Colmillo Público, El . 1903 Octubre 1906 Julio
Cómico . 1898 Julio 1901 Junio
Coyote, El . 1880 Marzo 1880 Noviembre
Debate, El . 1909 Junio 1910 Noviembre
Demócrito . 1879 Marzo 1879 Abril
Diablito Rojo, El 2a. 1908 Febrero 1910 Noviembre
Diario de la Tarde, El . 1907 Abril 1907 ¿Noviembre?
Don Quijote . 1898 Agosto 1898 Septiembre
Don Quixote . 1877 Marzo 1878 Diciembre
Época Ilustrada, La . 1883 Noviembre 1885 Noviembre
Fin de Siglo . 1898 ¿? 1911 Junio
Fra-Diávolo . 1869 Marzo 1869 Mayo
Fray Gerundio . 1877 Noviembre 1877 Noviembre
Frégoli . 1897 Junio 1899 Septiembre
Frivolidades . 1910 Enero 1911 Junio
Gaceta de Holanda, La . 1877 Marzo 1877 Abril
Gacetilla, La . 1877 Septiembre 1879 Mayo
Gil Blas 2a. 1892 Julio 1894 Diciembre
Gil Blas Cómico . 1895 Mayo 1897 Abril
Guacamaya, La 3a. 1911 Abril 1915 Enero
Hijo del Ahuizote, El . 1885 Agosto 1903 Mayo
Historia Cantante, La 1a. 1878 Diciembre 1879 Marzo
Jicote, El . 1875 Diciembre 1876 Febrero
Juan Diego 1a. 1872 Julio 1873 Abril
Juan Diego 2a. 1873 Mayo 1874 Enero
Ley del Embudo, La . 1876 Julio 1876 Noviembre
Linterna, La . 1877 Febrero 1877 Diciembre
Máscara, El . 1879 Julio 1880 Enero
Mefistófeles 1a. 1877 Septiembre 1878 Enero
Mefistófeles 2a. 1878 Junio 1878 Noviembre
Metralla, La . 1876 Septiembre 1876 Septiembre
México Festivo . 1892 Mayo 1892 Julio
México Gráfico . 1888 Julio 1893 Marzo
México Nuevo . 1909 Enero 1910 Junio
México y sus costumbres . 1872 Julio 1872 Diciembre
Mono Sabio, El . 1887 Noviembre 1888 Abril
Mosca, La . 1877 Abril 1877 Abril
Multicolor . 1911 Mayo 1914 Julio
Mundo Cómico, El . 1897 Octubre 1897 Diciembre
Nagual, El . 1879 Octubre 1879 Noviembre
Onofroff . 1900 ¿Abril? 1900 ¿Julio?
Orquesta, La 3a. 1867 Junio 1875 Julio
Orquesta, La 4a. 1877 Marzo 1877 Septiembre
Padre Cobos, El 1a. 1869 Febrero 1869 Junio
Padre Cobos, El 2a. 1871 Enero 1871 Septiembre
Padre Cobos, El 3a. 1873 Enero 1876 Julio
Padre Cobos, El 4a. 1879 Noviembre 1879 Diciembre
Padre Cobos, El 5a. 1880 Enero 1880 Noviembre
Paparrucha, La . 1878 Mayo 1878 Septiembre
Patria Festiva, La . 1879 Enero 1879 Agosto
Patria Ilustrada, La . 1883 Enero 1896 Junio
Pero Grullo 4a. 1874 Mayo 1874 Septiembre
Pluma Roja, La . 1867 Septiembre 1867 Diciembre
Pobre Diablo, El . 1899 Septiembre 1899 Diciembre
Popular, El . 1897 Enero 1899 (1908) Diciembre
Rasca Tripas, El . 1881 Septiembre 1883 Febrero
Risa del Popular, La . 1897 Noviembre 1899 Enero
Risa, La . 1910 Julio 1911 Diciembre
San Baltasar . 1869 Octubre 1869 Noviembre
San Lunes 1a. 1907 Octubre 1907 Diciembre
San Lunes 2a. 1909 Octubre 1910 Julio
Sátira, La . 1910 Noviembre 1912 Febrero
Sinapismo, El . 1877 Marzo 1877 Abril
Sucesos Ilustrados, Los . 1909 Febrero 1909 Diciembre
Tarántula 2a. 1909 Junio 1909 Diciembre
Tarántula, La . 1868 Noviembre 1869 Marzo
Tecolote, El . 1876 Junio 1876 Noviembre
Tertulia, La . 1877 Diciembre 1877 Diciembre
Tilín-Tilín . 1904 Julio 1909 ¿Noviembre?
Tranchete, El . 1879 Abril 1879 Septiembre
Tric-Trac . 1903 Abril 1904 Abril

Fuente: elaboración propia a partir del análisis de los periódicos.

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Sandoval García, M. Á. (2016). La contienda presidencial de 1880 vista desde la ciudad de México. Un análisis municipal del nivel primario de las elecciones. En F. Gantús, Elecciones en el México del siglo XIX. Las prácticas (t. II, pp. 119-154). Instituto Mora/Tribunal Electoral del Distrito Federal. [ Links ]

OTRAS FUENTES

HN-UNAM

Hemeroteca Nacional-Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Hemerografía

El Nagual, ciudad de México, s. f. [ Links ]

El Popular, ciudad de México, 1897, 1898. [ Links ]

El Republicano, ciudad de México, 1879. [ Links ]

El Siglo Diez y Nueve, ciudad de México, 1871. [ Links ]

El Tecolote, ciudad de México, 1876. [ Links ]

El Tranchete, ciudad de México, 1879. [ Links ]

Frivolidades, ciudad de México, 1910. [ Links ]

Juan Diego, ciudad de México, 1872. [ Links ]

La Ley del Embudo, ciudad de México, 1876. [ Links ]

La Mosca, ciudad de México, 1877. [ Links ]

La Patria Festiva, ciudad de México, 1879. [ Links ]

La Risa, ciudad de México, 1910. [ Links ]

1Tal es el caso, por ejemplo, de Carlos Alcalde, Rafael Medina, Amado Nervo y Julio Ruelas, que nacieron al inicio de los setenta y algunos de ellos participaron en Frégoli y Mundo Cómico, ambos de 1897.

2En otros trabajos hemos tratado este tema, véase Gantús (2009; 2019).

3Aunque cabe recordar que el poder omnímodo atribuido a Díaz por la historiografía tradicional posrevolucionaria no fue real, que las tensiones y pesos regionales desempeñaron siempre un papel relevante, al igual que las habidas entre los distintos grupos de poder con fuerte presencia en la capital del país.

4Aunque es muy probable que la dinámica del periodismo satírico con caricaturas no se corresponda con la efervescencia del periodismo en general, pues si confiamos en el dicho de un impreso de la época, la contienda electoral motivó en ese año de 1871 la creación de cerca de 200 títulos: “Menos de cincuenta periódicos han quedado de los doscientos y pico que se publicaron en la república con motivo de las elecciones.” El Siglo Diez y Nueve, 5 de octubre de 1871. Si bien la cifra es un poco exagerada, lo que trasluce es la importancia del momento político.

5Esto es, por supuesto que hubo contienda y enfrentamiento en el plano periodístico, que se crearon títulos para las coyunturas electorales y que los ya existentes, en su mayoría, también participaron tomando partido, las más de las veces, por uno u otro candidato.

6Juan Diego incorporó las caricaturas a su edición a partir del número 15, correspondiente al 12 de septiembre de 1872, de ello da cuenta su subtítulo que lo anuncia a partir de esa fecha. En el número referido anotan la novedad del periódico y que era Jesús Alamilla el dibujante encargado de la realización de las caricaturas. Juan Diego, 12 de septiembre de 1872. De esa fecha al 27 de diciembre se imprimieron 30 números (del 15 al 45) que debieron incluir caricaturas, pero sólo se conservan los de 19 de ellos en la Hemeroteca Nacional-Universidad Nacional Autónoma de México (HN-UNAM).

7La Ley del Embudo se creó en sustitución de La Ley Fundamental, que había estado defendiendo al gobierno de Lerdo, porque “el título con que hasta aquí habíamos encabezado nuestra publicación, no estaba de acuerdo con el carácter que, por razón de las circunstancias, habíamos impreso a ésta”. Esto es, un título serio no permitía todas las posibilidades de mofarse de los adversarios que un título “joco serio” sí. La Ley del Embudo, 1 de julio de 1876.

8“Cuando estalle la nueva revolución, la revolución legal, la que tiene por objeto defender un principio, entonces…” La Mosca, 5 de abril de 1877.

9 El Nagual, s. f., probablemente octubre de 1879. Cabe señalar que, aunque el semanario no incluye la fecha, es posible ubicarlo en 1879, gracias a una nota publicada en otros periódicos que en septiembre daba noticia de su próxima publicación, El Republicano, 30 de septiembre de 1879.

10El título mismo es una burla a Justo Benítez, a quien peyorativamente algunos actores y periódicos llamaban con tal apodo: el Nahual.

13De la fuerza de Benítez en la ciudad de México en esa elección da cuenta Miguel Ángel Sandoval (2016) al analizar la dinámica y los resultados de la contienda.

14Ya había parecido una caricatura en su noveno número, a finales de agosto.

15Circulaban también en ese año el Gil Blas Cómico, que atendió asuntos diversos de la vida política nacional, como la relación entre Díaz y Bernardo Reyes y el papel desempeñado por la prensa y el partido científico en ese enfrentamiento, entre los más importantes, en general incluyó en sus imágenes el servilismo de cierta prensa y la represión contra otra, las corridas de toros y otras cuestiones de la vida política y, entre lo más importante, denunció el militarismo que imperaba en el país. El Hijo del Ahuizote, por su parte, entre los temas que más atendió, sobresalen cuestiones de los estados, así como de la política de conciliación del gobierno en relación con el clero; por supuesto, también trató de las elecciones y reelecciones, en los estados y el Distrito Federal, de la política personalista, de asuntos internacionales, incluido el caso de Cuba, y de la vida nacional en su relación con Estados Unidos. Lo cierto es que, como ya anotamos, viendo las caricaturas de los periódicos hasta aquí anotados, pocas pistas encontramos sobre qué pasaba de relevante en ese año de 1897.

16Tales como la votación en el Congreso del artículo quinto constitucional o los ataques de la prensa católica contra el partido liberal.

17Sabemos que Fin de Siglo inició y circuló ese año, pero no hemos encontrado ejemplares de la publicación.

18Como nota interesante para estudios sobre el espacio público y el género, cabe señalar que El Popular anunciaba su semanario La Risa del Popular como una publicación dirigida a los hombres: “Lo que debe hacer todo hombre es: comprar nuestra edición semanaria.” El Popular, 10 de diciembre de 1897. También desarrollaron una interesante campaña de promoción del semanario; como ejemplo véase El Popular, 15 de noviembre de 1897.

19En su número del domingo 24 de julio de 1898, en su primera página el periódico, anunció, con una ilustración, la aparición de La Risa del Popular, que tendría lugar el sábado. El anuncio daba cuenta de que tendría “gran cantidad de grabados y caricaturas”. Unos días después, daban noticias sobre las condiciones para los suscriptores y ahí puntualizan que se trataba de “un número independiente del diario”, que los mismos recibirían como prima. Anunciaban también la aparición del quinto número para el sábado 30 de julio. Noticias sobre La Risa del Popular aparecen en otros números posteriores a lo largo del mes de agosto. El Popular, 24 y 30 de julio de 1898. Cabe precisar que no encontramos los ejemplares de La Risa del Popular que se publicaron en ese año de 1898.

20Al parecer también estaba en circulación Tilín-Tilín, que había iniciado en 1904, y se mantuvo probablemente hasta noviembre, pero desconocemos el dato preciso.

21Sobre El Debate véase Guerrero (2014).

22En el transcurso del año se fueron sumando otros títulos, entre ellos: El Ahuizote, Multicolor, Panchito e Ypiranga.

23Se creó el 18 de mayo de 1911, por lo que sólo sus dos primeros números quedan comprendidos en nuestro periodo.

24 Frivolidades, 20 de marzo; 10 y 24 de abril; 1 de mayo; 12 de junio; 10 de julio y 10 de diciembre de 1910. La Risa, 30 de julio; 6 y 20 de agosto; 1 y 22 de octubre de 1910. Cabe también notar un cambio importante en la composición de los periódicos desde 1909, que al estilo inaugurado por El Alacrán una década atrás, incluyeron muchas imágenes en una misma plana.

Recibido: 18 de Enero de 2023; Aprobado: 02 de Agosto de 2023

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Doctora en Historia. Líneas de investigación: 1. Historia política mexicana decimonónica, con énfasis en el análisis de prensa, caricatura y elecciones. 2. Historia regional, enfocada a los casos de Campeche y ciudad de México, siglos XIX y XX.

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