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Secuencia

versão On-line ISSN 2395-8464versão impressa ISSN 0186-0348

Secuencia  no.80 México Mai./Ago. 2011

 

Reseñas

 

Alba González, Concupiscencia de los ojos. El desnudo femenino en México 1897–1927

 

Laura Suárez de la Torre

 

IIHS–Universidad Veracruzana, México, 2009.

 

Instituto Mora

 

EL "ÁNGEL DEL HOGAR SE SUBLEVA"

El libro reseñado es el resultado de una tesis doctoral y es una obra que revela desde el inicio un gran trabajo de investigación que la autora realizó en distintos archivos y bibliotecas y que denota su interés por localizar y preservar materiales gráficos diversos que le permitieran desarrollar el tema sobre el desnudo femenino en México entre 1897 y 1927.

Esta es una investigación que explora nuevos temas y nuevas fuentes para México. Revela una riqueza que había quedado guardada y escondida y que gracias al trabajo de la autora se pudo recobrar. Pone en circulación una cantidad representativa de fotografías y fragmentos de revistas, más de un centenar, que ayudan a reconstruir una memoria cultural que nos permite entender los usos y las costumbres de un tiempo frente al erotismo y a la sexualidad.

El texto inicia con el planteamiento teórico que ayuda a comprender los significados del cuerpo y de su visualización, así como la construcción de la sexualidad que se ha dado en el tiempo y cómo tanto hombres como mujeres han actuado de acuerdo con los cánones que se han ido estableciendo.

Asimismo, es una obra que permite asomarnos a un mundo difícilmente a la mano desde un punto de vista histórico. En esta obra la autora conjuga distintas temáticas que enfrentan al lector con la construcción de la mirada hacia el desnudo femenino. Los temas abordados logran engarzarse gracias a que la autora va hilvanando el tiempo y el espacio con las prácticas culturales. Gracias a esta lectura se comprende el paulatino despojo de las prendas y la utilización de las imágenes para distintos públicos y en diversos formatos y escenarios. Alba González se propone mostrar la existencia de una mujer transgresora que deja de ser el ángel del hogar, que se escapa de la casa para captar la mirada masculina fuera del espacio privado.

Si el siglo XIX mexicano tiene una característica que poco se ha explorado o que ha comenzado a relucir es aquella que está en relación con el ámbito editorial, mismo que en esa centuria recibe un aliento nuevo, un impulso renovador y expresa, a través de las impresiones, los distintos intereses de una sociedad que ante todo busca estar en el mundo. Porque si algo demostraron las ediciones en ese siglo, es la producción de materiales diversos que revelan las diferentes inquietudes de los lectores, que son quienes deciden qué se produce y quienes definen el tipo de materiales que quieren tener en sus manos. De ellos dependerá el triunfo o el fracaso de los productos de imprenta; los diversos materiales impresos muestran la variedad de títulos lanzados al mercado y la permanencia de estos, los que realmente lograron quedarse en el gusto del público.

Por ello es que desde la primera mitad del XIX los libros, las revistas, los calendarios, los folletos se multiplican, cambian sus formas, se enriquecen con ilustraciones, etc., pero ante todo muestran que las cosas se están haciendo a la manera de los países más avanzados, por ejemplo de Inglaterra y Francia. A ello habría que agregar que las técnicas se mejoran y ello incide necesariamente en la producción que crece e incorpora nuevos elementos. Las ilustraciones se vuelven inseparables de los textos y gracias a la litografía, a la cromolitografía y a la fotografía los impresos se enriquecen y atraen la mirada de los posibles lectores y de quienes tienen la posibilidad de acercarse a los impresos.

La producción en México se multiplica y aumenta tanto en temas y títulos como en géneros. Una población mayoritariamente analfabeta, una población en la que los hombres son los que leen, deciden el tipo de impresiones, aunque también hay que decir que en ese siglo otros actores serán tomados en consideración y darán pie a nuevos productos editoriales.

Las mujeres, por ejemplo, cobran un papel muy importante entre los impresores–editores. Ellos saben que pueden ser un cliente potencial y por lo mismo comienzan a lanzar al mercado productos específicamente orientados para ellas. Los calendarios, por ejemplo, están hechos para las señoritas. Con ellos se busca ofrecerles páginas atractivas que las instruyan y las formen, según los preceptos que las quieren ver como hijas adorables y esposas intachables. Las señoritas representadas en las bellísimas litografías y grabados son bonitas y recatadas. Muestran el ideal de mujer que se quiere moldear. Ese ángel del hogar se buscó formar bajo ciertos preceptos, hasta que llegó un momento en el que se escapó de su casa y se propuso entrar en otros ámbitos que no eran los permitidos. La mujer trabajó y comenzó a estar presente en el espacio público.

Si a ello aunamos que la industria editorial creció y ofreció nuevos productos como los que se vendían en Europa, algunos ángeles estuvieron dispuestos a convertirse en demonios y servir de modelos en una nueva industria que encontró clientela lista para consumir los nuevos productos.

De eso trata este libro... A partir de más de un centenar de imágenes la autora muestra cómo se construyó la posibilidad de entender la transformación de esta mujer y la significación de la misma en un tiempo. Habla, por lo mismo, de la concepción moral de las féminas, del camino recorrido en el tiempo que transforma la imagen de la mujer, en esta doble acepción. A través de los distintos apartados, Alba González muestra la presencia de las Evas en otros ámbitos, muy distintos al del hogar. Asimismo, es un recorrido en torno a la percepción de estas desde la autorización, a través del consumo y las miradas, y la condenación, en tanto contraria al modelo burgués de mujer.

Las páginas van ofreciendo distintas maneras de entender los objetos culturales que abundaron en la etapa abordada: las postales, las caricaturas, las fotografías, los grabados, las pinturas, los editoriales que, como ella misma apunta, revelan "las maneras de ver, sentir al cuerpo de mujer desnudo o semidesnudo en una época determinada". Asimismo, este libro muestra cómo este ejercicio de representación del cuerpo femenino tuvo un mercado que promovió, por lo mismo, una amplia industria detrás de la cual estuvieron hombres decididos a enriquecerse por medio de estas mujeres, a través de la venta de imágenes de desnudos, consumo visual para un público ávido.

La autora pudo establecer un tiempo de desnudos y sus distintas representaciones, las que permiten ver las continuidades y las rupturas, así como las nuevas maneras de incorporar los desnudos en soportes diversos. Por ello, es muy importante destacar de esta obra la importancia de las bases que hablan de las formas y maneras diversas que se pusieron en circulación y que tenían como eje la visualización privada de la mujer en los espacios públicos. Por ello es que no existió únicamente una manera de ver a la mujer desnuda, sino que Rieron muchos los formatos, escenarios y los espacios en que apareció. Visualizar el desnudo dio pie a nuevas y variadas formas de contemplación y fue derivando en otras que enriquecieron tanto la mirada como el lenguaje en torno al desnudo, en relación con la sexualidad y el erotismo, y llevar estos cuerpos más allá de una contemplación solitaria. Las mujeres aparecieron en escena en los teatros de revista y los libretos no sólo las pusieron frente a los hombres, sino que intervinieron en política a través de los diálogos que hacían mofa de los personajes más importantes del momento y que devinieron un elemento mexicano, al incorporar expresiones populares que son reconocidas por el público mexicano.

En la apuesta que hace, la autora nos pasa de la postal a la revista y de aquí a los periódicos, recorrido que nos habla también de cómo los espacios se fueron abriendo y cómo las mujeres desnudas estuvieron cada vez más al alcance de todos. La masificación de un producto que en principio comenzó para las elites y que fue adquiriendo cada vez más presencia y va perdiendo su estatus de producto inalcanzable para devenir en un producto masivo. La industria del desnudo logra presentar su génesis para México en estas páginas. Este transitar del objeto visual en el tiempo permitió ver a Alba y, por ende, a los lectores, la posibilidad de los cambios culturales, de las censuras y permisiones, de los productores y las protagonistas, de los intereses y las ganancias, de los públicos y los consumidores. Habla en fin de una industria que se fue perfilando en el tiempo y en la que las mujeres tuvieron un papel protagónico, cuando al salir al espacio público encontraron en el desnudo una forma de vida.

Pensar el cuerpo desnudo en el tiempo y la importancia de la producción gráfica representa el centro de esta investigación. Basando la propuesta en los presupuestos de varios especialistas, nos habla de lo masculino como promotor y espectador y lo femenino como objeto de consumo. Nos refiere la presencia de referentes extranjeros, tan comunes en el ámbito de la industria editorial desde la primera mitad del siglo XIX, y de los empresarios mexicanos aprovechando los ejemplos franceses para hacer en México lo que se estaba produciendo en Francia. Esto nos habla de una vertiente nueva al referir las transferencias culturales a partir de estos soportes gráficos. Original no porque se hicieran las cosas como en Europa, sino en tanto las cosas distintas que se comenzaban a producir y el éxito que alcanzaron a tener. Una vez más se constata con este trabajo el interés de nuestros "empresarios" para participar en el concierto de las naciones a través de cuestiones de índole cultural.

Por ello es que la autora se esfuerza por mostrar la importancia de la historia cultural en tanto herramienta para abordar temas que difícilmente encontrarían la posibilidad de tocarse. A través de su estudio se entiende el diálogo que entablaron los anónimos hombres con estas mujeres, las más de las veces también anónimas. Un diálogo que no se dio en un mismo nivel sino que se basó en el consumo de la mujer a través del comercio del deseo, un negocio que dio ganancias a sus productores y que supo adaptarse a los gustos y patrones de determinados momentos. A partir de lo anterior es que la circulación de los productos aquí mencionados adquiere una dimensión cultural que cambia en el tiempo y que conlleva distintos elementos que permiten al lector actual acercarse a la concepción de la sexualidad y del erotismo en un tiempo ido.

En este libro se descubre también cómo en un tiempo en que la ciencia predominó, echó mano de la fotografía; con otros actotes y con otros propósitos, la usaron e hicieron con ella una industria del arte. Se desprende de las páginas de este libro cómo la producción, la competencia y las ganancias desarrollaron esta vertiente y cómo favorecieron la presencia femenina en el espacio público.

La autora se esfuerza y logra con gran tino demostrar cómo en este conjunto visual reposa una gran riqueza que el lector de imágenes puede develar al recoger de ellas los diversos elementos constitutivos que hablan de significados, de costumbres, de estética o de técnicas predominantes en una etapa. El libro muestra cómo las imágenes adquirieron significaciones diversas gracias a los elementos que aparecen acompañando a las mujeres y que nos permiten reconstruir otro tiempo, otros espacios y, asimismo, ver la transformación en los gustos, la permisión en las poses.

Esta memoria cultural concentra las miradas de su presente, pero también de este presente a través de la lectura atenta del historiador. Recupera en estas páginas un conjunto maravilloso de ilustraciones que circularon en distintos momentos entre los mexicanos. Habla de las transferencias culturales entre Europa y México y de cómo los mexicanos las adaptaron y confeccionaron para un público específico. La literatura con las imágenes escritas se convierte también en otro medio a través del cual se manifestaron al público las concepciones sobre sensualidad, sexualidad y erotismo y se constituyó en otro medio a través del cual los lectores desearon y anhelaron.

Este es un libro que nos habla de un tiempo de cambios que aborda, de alguna manera, la revolución a partir de estas producciones visuales que nos revelan las transformaciones de una sociedad que se fue haciendo cada vez más permisiva y que fue dejando de lado el ideal y el añílelo del ángel del hogar...

No obstante, faltaría en este trabajo cuestionarse acerca de quiénes estaban detrás de la producción de postales y fotografías que inauguraron una nueva vertiente en la industria editorial y que seguramente lograron amasar fortunas a través de la venta de los desnudos femeninos que circularon en distintos soportes materiales, como en las cajetillas de cigarros del Buen Tono, así como lanzarla a hacer una mayor anatomía de las imágenes para rescatar de ellas los significados específicos para cada etapa.

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