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Secuencia

versión On-line ISSN 2395-8464versión impresa ISSN 0186-0348

Secuencia  no.80 México may./ago. 2011

 

Artículos

 

...El vivir, mitad pueblerino, mitad ciudadano, en la urbe luminosa y sonriente... La vida cotidiana en Guadalajara en la década de 1930

 

...Living midway between a village and city in the luminous, smiling city... Everyday life in Guadalajara in the 1930s

 

Celia del Palacio Montiel

 

Miembro del SNI nivel II. Miembro de la Academia Mexicana de la Ciencia. Investigadora de tiempo completo en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana, del cual es también coordinadora.

 

Fecha de recepción: septiembre de 2009
Fecha de aceptación: junio de 2010

 

Resumen

El objetivo del artículo es hacer un esbozo de la vida cotidiana de la ciudad de Guadalajara —epicentro de diversos acontecimientos de importancia nacional— al iniciar la tercera década del siglo XX, momento de transición cuando se puso en marcha el proceso de modernización acelerada que no se detuvo ya en el transcurso del siglo XX. La vida cotidiana se vio afectada por diversos acontecimientos de la década anterior en el ámbito local —repercusiones de la guerra cristera en la región—, así como nacionales —asesinato de Obregón y gobierno de Calles—, e internacionales —crisis económica de 1929– Sin embargo, la vida cotidiana se vio enriquecida por las nuevas diversiones públicas y la presencia en Guadalajara de un grupo de intelectuales que en los años posteriores ganaría fama tanto a escala nacional como internacional. Para dibujar el cuadro de la cotidianidad tapatía, se utilizaron como fuente varios de los periódicos que ahí se publicaban, así como algunas de las fuentes literarias disponibles.

Palabras clave: Historia regional, historia de la vida cotidiana, prensa regional, literatura regional.

 

Abstract

The purpose of the article is to provide a sketch of everyday life in the city of Guadalajata —the epicenter of various events of national importance— in the early 1930s, a moment of transition marking rhe start of the rapid modernization that continued uninterruptedly during the 20th century. Everyday life was affected by various events from the previous decade at all levels, local —repercussions of the Cristero war in the region—, national —the murder of Obregón, and Calles's government— and international —the economic crisis of 1929— Everyday life, however, was enhanced by the new forms of public entertainment and the presence in Guadalajara of a group of intellectuals that would subsequently become famous both nationally and internationally. This picture of everyday life in Guadalajara was drawn from several of the newspapers published there at the time as well as some of the available literary sources.

Key words: Regional history, history of everyday life, regional press, regional literature.

 

Pocos estudios se han hecho en torno a la vida cotidiana de Guadalajara, y los que existen se refieren sobre todo al siglo XIX1 y al periodo revolucionario,2 así, este aspecto de la segunda ciudad en importancia de este país, sobre todo a partir de los años treinta del siglo XX, se mantiene parcialmente en la penumbra.

El objetivo del presente trabajo es hacer un esbozo de lo que fue la vida cotidiana de la ciudad de Guadalajara al iniciar la década de 1930, momento de transición cuando se puso en marcha el proceso de modernización acelerada que no se detuvo ya en el transcurso del siglo XX. En esa década la capital del estado de Jalisco fue el epicentro de diversos acontecimientos de importancia nacional. Recién concluida la guerra cristera, las reacciones a favor y en contra de la educación socialista en la región fueron tan fuertes que condujeron a violentas confrontaciones. Por otro lado, la crisis económica de 1929 tuvo grandes efectos en distintos ámbitos de la vida diaria; también repercutieron sobre la vida política local los acontecimientos políticos del ámbito nacional derivados del asesinato de Obregón y del gobierno de Calles. A pesar de todo ello, la vida cotidiana no estuvo exenta de placeres y de un peculiar colorido producto de las nuevas diversiones públicas y la presencia en Guadalajara de un grupo de intelectuales que en los años posteriores ganaría fama tanto a escala nacional como internacional.

Para dibujar el cuadro de la cotidianidad tapatía, se tomarán como fuente varios de los periódicos que ahí se publicaban, así como algunas de las fuentes literarias disponibles.

 

INTRODUCCIÓN

¿Por qué estudiar la vida cotidiana? ¿Para hacer un sabroso relato de lo que aconteció en tiempos idos? ¿Como contribución a la nostalgia, "a la íntima tristeza reaccionaria"? No cabe duda de que hay cierto goce en ello, sin embargo debería leerse también este intento "como contribución al conocimiento de los cambios acaecidos en los hábitos sociales de los pueblos".3

La vida cotidiana ya ha sido estudiada y teorizada por varios autores, tanto en el ámbito internacional como en el nacional.4 Si hasta hace algunas décadas se consideraba un tema poco serio, en la frontera entre la historia y la literatura, esta situación ha cambiado debido principalmente a los aportes de los estudiosos de la historia cultural, que deben mucho a la nouvelle histoire francesa.

Especialmente digna de mención es la magna obra de cinco volúmenes en seis tomos dedicados a la vida cotidiana en México dirigida por Pilar Gonzalbo, en la que se hace un recorrido desde la antigüedad prehispánica hasta el siglo XX.5

En la introducción a esta obra, Gonzalbo define la vida cotidiana como aquella que se refiere a la

evolución de las formas culturales creadas por los hombres en sociedad para satisfacer sus necesidades materiales, afectivas y espirituales. Su objeto de estudio son los procesos de creación y desintegración de hábitos, de adaptación a circunstancias cambiantes y de adecuación a prácticas y creencias.6

Por otro lado, Agnes Heller define la vida cotidiana tomando en cuenta cuatro aspectos fundamentales: 1. "la vida cotidiana es la vida de todo hombre" —es decir, cualquier persona— asimismo, 2. "la vida cotidiana es la vida del hombre entero [...] el hombre participa en la vida cotidiana con todos los aspectos de su individualidad, de su personalidad"; 3. "la vida cotidiana es heterogénea [...] Son partes orgánicas de la vicia cotidiana la organización del trabajo y de la vida privada, las distracciones y el descanso, la actividad social sistematizada, el tráfico y la purificación", y finalmente, 4."la vida cotidiana es jerárquica [y] se modifica de modo específico según las diferentes estructuras económico–sociales".7

En otro libro, Pilar Gonzalbo hace todo un análisis y conceptualización precisa de este tipo de historia. Me parece especialmente relevante para el presente artículo la distinción hecha en ese texto entre la historia de la vida cotidiana y la historia de la vida privada. "Lo privado se limita espacialmente, a diferencia de lo cotidiano, que se vive tanto en el medio público como en la intimidad."8

Sin embargo, suscribimos particularmente lo que Pérez Montfort afirma:

La historia de lo cotidiano es ante todo una historia cultural que hace uso tanto del arre como del pensamiento, del lenguaje y la literatura, de las costumbres y las tradiciones, de las representaciones, las creencias y los estereotipos.9

En el presente trabajo intentaremos dar cuenta de la vida cotidiana tanto en lo que toca al espacio privado como al público, en especial tomando en cuenta la parte de ella que se desarrolla en el tiempo libre10 en Guadalajara; sabemos que no podríamos, ni siquiera en un espacio más amplio, abarcar la totalidad: siguiendo la definición que tomamos de Heller más arriba, tenemos que aclarar que hablaremos de algunos aspectos referentes a las distracciones, al descanso, a la actividad social sistematizada, al tráfico... pero muy poco de la vida privada, de la organización del trabajo y de la purificación. Asimismo, tenemos que decir que si la vida cotidiana es jerárquica, tendremos que confesar que este es un esbozo de lo que fue el transcurrir diario de las clases media y alta, particularmente. Aunque podría afirmarse que todas las clases sociales se vieron favorecidas por la modernización urbana, no todos pudieron disfrutar de las nuevas diversiones, de la moda que se transformó, de las tendencias literarias que fueron sentando sus bases en los periódicos y en los libros publicados en aquella época. No todos pudieron tener en casa un aparato de radio, ni siquiera gozar de los espectáculos de las carpas, por más que fueran dirigidos a un público más popular.

 

LAS FUENTES

Consideramos que la prensa periódica es una fuente de inapreciable valor para el estudio de la vida cotidiana, ya que en estos documentos aparecen registrados hechos y acontecimientos que no se encontrarán en otro tipo de fuentes. El periódico, a través de los anuncios publicitarios, de las secciones de chismes sociales, de las columnas de modas, puede contribuir a pintar un cuadro de la vida diaria que no se encuentra en otra parte. El valor de las fuentes hemerográficas es grande, siempre y cuando se esté consciente de las limitaciones de estos documentos, como las de cualquier otra fuente. Se debe tener presente en todo momento que los periódicos son una representación de la realidad, mediada por una serie de factores que van desde los económicos de la empresa periodística, los biográficos de sus directores y colaboradores, la ética y los valores periodísticos de sus escritores hasta el momento histórico en que se dan a la luz estas publicaciones y su relación con los poderes fácticos.11

Se han hecho estudios muy serios de historia cultural con base en fuentes hemerográficas que de otra manera no podrían haberse realizado,12 particularmente de historia de la vida cotidiana,13 además de los innumerables estudios de historia política y económica basados en esas mismas mentes.

Un caso distinto es el uso de fuentes literarias para recrear un momento histórico. ¿Qué tan válido es tomar una novela como la verdad? "Si la historia no recibiera el trabajo de la literatura, nunca sería un hecho vivo", dice Alfonso Reyes.14

Desde el punto de vista de la historia, la literatura viene a complementar lagunas o vacíos de información o de interpretación de un documento concreto, incluso se puede decir que los novelistas contribuyen a la historia de dos maneras: retratando y pintando el cuadro histórico en cuestión y encarnando e interpretando las inquietudes de la época pasada.15

Si logramos comprender que también la literatura, particularmente la novela, que es el documento del cual abrevaremos aquí, es una representación de la realidad16 (como cualquier otro documento propiamente histórico lo es también, en el sentido de que finalmente, la historia es un relato), podremos tomarla como fuente, con todas las restricciones del caso, para esta minihistoria de la vida cotidiana de Guadalajara.17 Anotamos que entre los trabajos que se han hecho tomando como fuente la literatura, se encuentran los de Ricardo Pérez Montfort, de los cuales nos hemos nutrido aquí.18

En los años treinta circulaban en Guadalajara los siguientes periódicos de información general, aunque sobre todo con fines políticos: El Informador, diario que había nacido desde 1917 y que continúa apareciendo hasta la actualidad;19 Restauración, periódico diario que nació en 1919 y continuó publicándose hasta 1956;20 los también cotidianos Hoy21 y El Mercurio22 ambos de 1930; otro diario: El Jalisciense, de 1932;23 los semanarios Redención, desde 1921,24 La Verdad, cuya tercera época se comienza a publicar en 1929,25 La Actualidad, de 193126 y Cosmopolis, de 1932.27

Por esos años los materiales de circulación periódica sufren también una transformación. Comienzan a aparecer revistas con temáticas novedosas; es el caso de la revista de entretenimiento. La primera de ellas fue Serpentinas y Confeti de 1927, la siguieron Carteles de 1928, Diana de 1929 y Voz Libre del mismo año; todas ellas seguían apareciendo todavía en la década que aquí nos ocupa. Estas publicaciones tenían como principal objetivo entretener, con mayor o menor calidad, a un público lector mayoritariamente femenino. Contenían algunos artículos de moda, horóscopos, bromas, artículos sobre deportes, recetas de cocina, anuncios, ensayos sobre política y administración.28

Otro tipo de publicación que tuvo un renacimiento en esta época fue la revista satírica. Aunque ya había tenido una vida fructífera más ligada a la política en las últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX, la sátira se volvió apolítica, transformándose la revista en "humorística", aunque la de caricatura política no desapareció del todo. En 1930 circulaba en la ciudad Mamerto Jr. (1929–1931), que se proclama "el único semanario humorístico de occidente", que "pega donde puede y hablará de lo que se le dé la gana porque donde quiera lava y en cualquier mecate tiende, si lo mandan en trimotor con recuerdos familiares, volverá por la misma vía trayendo la contestación".29 Le siguen de cerca Pancracio (1931), "semanario poco serio y joco serio" que publica denuncias y caricaturas; El Quijote (1933–1940), que hace agudas críticas a los hombres públicos del estado, El Perico (1936) y El Trancazo (1938).

En la década de los veinte nace la revista de espectáculos, que tuvo entre sus representantes las siguientes publicaciones: Respetable Público (1919), Chanteclair (1920) y Thais (1928), mientras que ya entrada la década de los treinta comienza a publicarse la primera revista de toros, El Cronista, de 1936; así como Teatros y Deportes de 1937 y La Semana, de 1934, revista radio–social deportiva que también se ocupaba de temas culturales.

Con la emergencia de la educación socialista, comienzan a circular revistas pedagógicas —es decir, dirigidas a los profesores, con el claro objetivo de mejorar la educación—, particularmente con ese sesgo ideológico; es el caso de Vanguardia (1929–1937), cuyo subtítulo era precisamente "revista pedagógica y cultural", dirigida por Ramón García Ruiz;30 y, para "educar" a la población de una manera muy peculiar, surgió también Orto–Gráfiko, "periódico propagador de la ortografía rasional mejicana, órgano del grupo sentral de ortógrafos rebolusionarios" [sic], cuyo director, Alberto M. Brambila, se proponía iniciar una revolución nacionalista del idioma, "rompiendo los eslabones de la esclavitud hispánica y darle facilidades al pueblo trabajador"31 para que aprendiera a escribir tal y como se pronuncia el idioma.32

Las revistas culturales —abocadas a dar a la estampa materiales literarios, artísticos y culturales en el sentido más amplio— también tuvieron un resurgimiento importante en el periodo de estudio. La más prestigiosa publicada en la ciudad en esa época fue sin duda Bandera de Provincias; aunque denostada acremente por Salvador Novo, quien escribió un soneto infamante en su contra,33 fue una de las más importantes de su género, a pesar del corto periodo de su publicación (mayo de 1929 a abril de 1930). La revista nació como respuesta al grupo formado en la ciudad de México, donde se ha reunido siempre la elite literaria y donde no había posibilidades de participación para los intelectuales de provincia.

Los autores que participaron en ella se rebelaron a toda sujeción tradicional. Declaraban no ser estridentistas ni vanguardistas, sino simplemente escritores, poetas de su tiempo. Su manifiesto inicial fue firmado por José Guadalupe Cardona Vera, Emmanuel Palacios, Alfonso Gutiérrez Hermosillo, Agustín Yáñez y Esteban A. Cueva Brambila. Se declararon "Grupo sin número y sin nombre", y estaba compuesto, además de por los antedichos, por José Guadalupe Zuño, José Cornejo Franco, Efraín González Luna, José Arrióla Adame, Agustín Basave, Antonio Gómez Robledo, Manuel Martínez Valadez, Saúl Rodiles, Salvador Navarro Aceves, Ixca Farias, José y María Luisa Rolón, Lola Vidrio, Vicente Echavarría del Prado, Luis Barragán, Carlos Stahl, Pedro Castellanos, Enrique Martínez Ulloa, Tula Meyer de Schroeder, Salvador Landázuri, Salvador Ascencio, León Muñiz, Aurelio Hidalgo, José de Jesús Estrada, Guillermo López Arana, Severo Díaz, Enrique Gómez Haro, Héctor D. Estrada, Gerardo Murillo —"Dr. Atl"—, Ignacio Díaz Morales, José Ruiz Medrano, Arturo Chávez Hayhoe, Gilberto Moreno Castañeda, Javier Vivanco y Jesús Valencia Barragán;34 todos ellos lustre de las letras, la música, la pintura, la cultura y la política locales y, en muchos casos, nacionales.

En los contenidos de la revista los jóvenes autores propusieron menos lirismo y más ensayos serios de filosofía e historia, mientras que en poesía volvieron al romance, al soneto, a la silva. Retomaron el interés por los problemas sociales, extendiéndose a todos los rumbos de lo popular, dando especial importancia a los corridos, los retablos y las calaveras. Así, hicieron patente su preocupación por las luchas de integración cultural de los países latinoamericanos, su entusiasmo por el arte y por la pintura mexicana contemporánea, siendo la primera revista fuera de la capital que valoró el muralismo mexicano. Mostraron, por una parte, preocupación por los rezagos culturales de la provincia, particularmente los de Guadalajara, aunque, por otra, hicieron una valoración de la cultura europea. Publicaron, por ejemplo, textos de Kafka, así como traducciones originales de Claudel y de Joyce. Paralelamente, hicieron un reconocimiento a los autores de provincia, particularmente los de Guadalajara.35

A la muerte de Bandera de Provincias algunos de sus autores se refugiaron en la revista Campo, dirigida por Emmanuel Palacios (noviembre de 1930–abril de 1931), Cúspide (1934) y Arte (1934). Mientras que El Mundo (1931–1940), última revista dirigida por Jesús Aguilar Villaseñor, con un enfoque totalmente distinto al de las anteriores, tomó la literatura como un compromiso social.

Estas son las fuentes hemerográficas de las que tomamos los datos que van a presentarse en este trabajo. Muchos de ellos aparecen en las secciones literarias de los periódicos de información general, otros, en las columnas y crónicas de la vida social taparía de las revistas de entretenimiento y, la mayor parte, en los numerosos anuncios publicitarios, que son los amos y señores del espacio periodístico.

En cuanto a la literatura, no se encuentran muchas novelas cuyo tema haya sido la Guadalajara de la época que nos ocupa. Pueden ser varias las causas de lo anterior:

Guadalajara es una ciudad de provincia que no tiene a Galdós o Carlos Fuentes que describa su vida urbana. Las grandes figuras de la literatura mexicana que nacieron en el occidente, sólo pasaron por Guadalajara, pero no se quedaron ahí. Enrique González Martínez y Agustín Yáñez nacieron en Guadalajara, pero se fueron a vivir a la capital. Mariano Azuela y Eduardo J. Correa nacieron en pequeñas ciudades de provincia y pasaron sólo sus años de estudiantes universitarios y algún tiempo más en la ciudad. En sólo una pequeña parte de esta obra de todos estos autores se refleja la vida tapatía. Guadalajara nunca se encuentra en el centro de la obra de un autor mexicano. Con respecto a los autores que tienen residencia definitiva en Guadalajara, hay que decir que su obra es pequeña y no trasciende a nivel nacional [...] también viven varios escritores en Guadalajara que no se preocupan de la ciudad porque no quieren escribir novelas sobre Guadalajara.36

Sin embargo, si existen algunas referencias literarias de Guadalajara durante la tercera década del siglo XX. Ya sea en obras de aquellos años, o de novelas escritas posteriormente. Encontramos algunos textos de Agustín Yáñez (Flor de juegos antiguos), de Luis Páez Brotchie (Flores y abrojos), de Eduardo J. Correa (Las almas solas y Dolor, sabio maestro), de BasilioVadillo (El campanario), de Raúl López Almaraz (Una familia y una ciudad de aquellos tiempos), de Guillermo González (La Guadalajara que yo viví), de Marcos Cárdenas (En familia)37 y", más recientemente, de Juan Manuel Negrete (Canuteros de plomo).

Adicionalmente, nos hemos apoyado en alguna bibliografía que está basada en fuentes de archivo, ya que es indiscutible que estas fuentes muestran también otro ángulo de la vida en la ciudad.38

 

EL ESCENARIO

Haremos un rapidísimo recorrido por los principales acontecimientos políticos y económicos en el estado, dado que esa no es la materia principal de este artículo, sin embargo, el clima político de la época no sólo formó parte de la vida cotidiana sino que, de mucho modos, la conformó también.

Bajo el gobierno de José Guadalupe Zuño (1923–1926)39 se agudizó el enfrentamiento con la Iglesia en Jalisco.40 En 1925 comenzaron las insurrecciones religiosas en el estado. Parte de la molestia del clero fue la fundación de la Universidad de Guadalajara en 1925, que en la década que nos ocupa habría de cerrar sus puertas por espacio de cuatro meses (entre octubre de 1933 y febrero de 1934) debido a disturbios por la defensa de la educación socialista. Tras el asesinato de Obregón en 1928, se desató una fuerte crisis política nacional que sólo logró apaciguarse con la creación, al año siguiente, del Partido Nacional Revolucionario. El ex presidente Plutarco Elias Calles y sus más cercanos colaboradores quedarían a la cabeza de dicho partido y de las decisiones que se tomarían en los años posteriores.

Este grupo se dio a la tarea de apoyar un proyecto de industrialización y de modernización económica del país, consolidándose una nueva burguesía rural, industrial y financiera.41 Jalisco se incorporó a estos procesos por su propia conformación económica, demográfica y hasta geográfica. Guadalajara era ya la segunda ciudad en importancia del país y la capital comercial de la región centro–occidente. Por razones históricas tenía también una amplia clase media educada o en vías de educarse. Como se dijo más arriba, la creación de la Universidad de Guadalajara en 1925 permitió que un amplio sector de la población tuviera acceso a la educación superior. También por razones históricas, su burguesía era profundamente regionalista, y hubo de enfrentarse en los años posteriores a las tendencias centralizadoras del callismo.

Fueron gobernadores de la década de 1930 Juan de Dios Robledo (1931), Sebastián Allende (1932–1935), Everardo Topete (1935–1939) y, finalmente, el cardenista Silvano Barba (1939, después de tres gobernadores sustitutos ese mismo año).42 A ellos tocaría hacer frente a los disturbios derivados de la política educativa y la modernización, así como a las repercusiones de acontecimientos como la crisis económica de 1929 y la guerra cristera que asoló a la región en los años anteriores.

Entre los años de 1934 y 1937 hubo conflictos estudiantiles no sólo entre los universitarios que apoyaban la educación socialista y sus opositores, sino incluso entre estos últimos y los estudiantes de la Secundaria para Varones y la Normal de Jalisco.43 Esto daría pie a la fundación de la Universidad Autónoma de Occidente, luego Autónoma de Guadalajara.44

Frente a la modernización de la capital de Jalisco, existía un sector sumamente conservador que tenía su base social en el campo jalisciense, aunque tenía también gran apoyo en la ciudad. Estos grupos se levantaron en contra de la educación socialista y a favor de tomar para sí la tierra que necesitaban. Muchos de estos campesinos eran repatriados que había tenido que volver a su lugar de origen ante el creciente desempleo en Estados Unidos. Ante la escasez de tierra, no dudaban en apropiarse de ella.

En el ámbito urbano, los sectores conservadores no dudaron en enarbolar las ideas fascistas en contra del socialismo y también, debido a las dificultades económicas que tuvieron que enfrentar ya que muchos de ellos se dedicaban al pequeño comercio, culparon de todo a comerciantes judíos y libaneses que se avecindaron en la ciudad, recurriendo al acendrado regionalismo y a consignas antisemitas. Algunos llegaron a financiar grupos fascistas como los "Camisas Doradas".45

El proyecto de modernización callista tuvo su soporte en Jalisco en el gobierno de Sebastián Allende, que propició el desarrollo de las pequeñas industrias y la dominación de los grupos de los sectores obrero y agrario por parte del partido oficial (se habían fundado ya en 1933 la Confederación Mexicana de Maestros y la Federación de Maestros de Jalisco, a las que se unió en 1936 una filial de la CTM en Jalisco).

De este modo, el grupo pudo impedir hasta 1939 la llegada al gobierno del cardenista Silvano Barba, prolongando el control de la elite allendista durante la mayor parte de la década que nos ocupa.46

En este escenario complejo, donde nos encontramos con diferentes niveles de desarrollo económico y aún más profundos desniveles en las tradiciones culturales y políticas, estaban teniendo lugar prácticas culturales de diversa índole, de las que intentaremos dar cuenta más abajo. En este mismo escenario complejo, los diferentes grupos sociales desarrollaban sus vidas más o menos influidos por estos acontecimientos, más o menos jaloneados por las diferentes tendencias políticas y culturales de su tiempo, en un momento de transición en el que, por una parte, la modernidad industrial permeaba la vida cotidiana y los usos del tiempo libre y, por otra, la cultura tradicional, los usos y costumbres, se negaban a desaparecer del todo. Es por ello que hemos tomado como título para este artículo una frase de la novela Las almas solas de Eduardo J. Correa: "el vivir, mitad pueblerino, mitad ciudadano en la urbe luminosa y sonriente",47 ya que nos parece que retrata con justeza el latir de la vida cotidiana de Guadalajara en la tercera década del siglo XX.

 

CIUDAD DE CONTRASTES

En el año de 1930, en el perímetro urbano de Guadalajara vivían 185 000 habitantes y, según Agustín Yáñez, la ciudad "tenía más cocos pensantes por kilómetro cuadrado que la ciudad de México, París, Nueva York, Berlín, Viena, Londres",48 y sin embargo, "el noventa por ciento de los hombres y el cinco por ciento de las mujeres usaban pistola, ya en la cintura, en el bolso o en los vehículos que tripulaban".49

La ciudad que habitaban Yáñez, José Arrióla Adame, Luis Barragán, Efraín González Luna e Ixca Farias, era la misma donde la gente conservaba vacas y gallinas en el espacio doméstico y por las noches dejaba abandonados los animales muertos en plena calle, donde se pudrían delante de los transeúntes, llenando de olores poco gratos la atmósfera.50 Guadalajara, la "Fotópolis", veía en los años treinta extenderse su superficie encementada hacia el poniente: la colonia Reforma, avenida Vallaría y avenida Lafayette,51 y observaba la fundación, por el rumbo de Oblatos, del parque Oro para los aficionados al fútbol, y la inauguración de "la modalidad de correr los vehículos por las calles en una sola dirección",52 a la par de que era testigo de la instalación de nuevas industrias, particularmente la manufacturera, la de textiles y la del calzado. Por aquellos años, como consecuencia de la modernización de la que hemos hablado más arriba, comenzó a dársele mayor especialización a la agricultura y se impulsó una institución fiduciaria estatal: en 1930 se creó el Banco Refaccionario de Jalisco.53 Salvador Novo, en su visita a Guadalajara en 1928, describe las Colonias de este modo:

Uno puede salirse en auto a visitar las Colonias. Consisten en casas que antes se denominaban chalets y hoy se llaman bungalows, hay unas muy bellas que pueden adquirirse en tarjetas postales y son coloniales. Hay otras japonesas y luego unas avenidas románticas, flores de papel secante, de un azul que ya sólo se encuentra en organdí. Son flores de un día, tranquilas, se suicidan por la tarde, dejándose caer como Hero, como Melibea, tapizan el empedrado. No es adecuado aplastarlas con las obesas llantas del auto, se comprende que preferirían morir bajo la gastada herradura de esos coches de a caballo, tan columpiantes, de bandera también azul, que atrás, en la ciudad, miran desde lejos los autos, con complejo de inferioridad y a cuyas posteridades se suelen trepar los chicos sin que el eminente cochero se percate.54

La calzada Independencia, antes paseo Porfirio Díaz, se transforma en este momento también. De ser el paseo decimonónico por excelencia donde se reunían todas las clases sociales y donde se encontraban los diferentes tipos de comercios encargados de dar servicios a los jinetes, como herreros y vendedores de pasturas, se convierte en los años treinta en

un verdadero lugar de recreo, con su pulido pavimento, sus luminosos arbotantes, sus prados y sus fuentes, es a los ojos una fiesta de color y luz, con aroma de flores y canturrear de aguas cristalinas en los artísticos vasos de sus fuentes [...] allí van floreciendo los salones de cine, las carpas, las diversiones populares y concentrándose a su vez las corrientes vitales de la ciudad con sus multiformes comercios en que la nota moderna es la que destaca en el american style de sus expendios de gasolina.55

Sin embargo, seguía siendo una ciudad de contrastes: por un lado los autos corrían a gran velocidad por las avenidas, según se relata en Las almas solas:

Don Salvador Berruecos56 [...] repentinamente vio que dos automóviles con velocidad inusitada, venían con direcciones opuestas por la calle de Hidalgo y la avenida Alcalde, al mismo tiempo que una viejecita claudicante se desprendió de la esquina del antiguo Arzobispado [...] Sin vacilar un instante, apreciando el peligro con entera sangre fría y con la remota esperanza de que al verlo lanzarse a la calle los tripulantes del carro que bajaba por la avenida Alcalde moderaran la loca carrera, se encomendó a Dios [...] se lanzó a salvar a la valetudinaria viejecilla. En el silencio de la noche se escuchó el estrépito de los automóviles que chocaron, y entre el hacinamiento de cristales rotos, herrajes retorcidos, carrocerías maltrechas y pasajeros que pedían auxilio, quedó casi deshecho el cuerpo del valeroso Berruecos.57

Por otro lado, en el mismo momento histórico, podían encontrarse por las calles de la urbe todo tipo de animales, según cuenta Dolor, sabio maestro:

Al ver [el personaje] que por las calles circulaban acémilas de diversas categorías, ya uncidas a los carruajes, ya soportando jinete o cargando mercancías, se le despertaron aficiones equinas, disponiéndose por la tarde a recorrer la ciudad montado en un brioso alazán.58

Ambos fragmentos corresponden a obras de Eduardo J. Correa59 situadas en la Guadalajara de los años treinta.

Existían varios hoteles: El Francés, El Fénix y El García, así como casas de huéspedes, como la de las hermanas Morales; algunos hospitales privados, como la Clínica y Sanatorio de Occidente, con "servicio de internado completo especial para maternidad",60 y ya habían sentado sus reales en la capital de Jalisco almacenes de capital transnacional como Sears y Woolworth,61 los cuales convivían (y competían) con las decimonónicas tiendas departamentales Las Fábricas de Francia, El Nuevo París y El Nuevo Mundo, representantes de los intereses de los barcelonettes que se habían afincado en la ciudad desde la década de 1880.

Entre otros establecimientos comerciales de la época, podemos hablar de los siguientes: mayoristas de bebidas como Casa Rubio, que sobrevivió hasta los años noventa del siglo XX, la cual ofrecía una gran variedad de bebidas alcohólicas, particularmente la cerveza (XX, Superior, XXX y Sol),62 ópticas (como la Calpini, que todavía existe), zapaterías (La Casa Colorada), también peluquerías y baños, (como El Edén, El Huerto, La Providencia y El Fresno); conviviendo con estos establecimientos, uno podía encontrar establos en plenas calles del centro de la ciudad y, por ende, cruzarse con el paso de las vacas en uno y otro sentidos por dichas arterias.63

Las clases altas podían comprar garrafones de agua embotellada El Oso Polar, o refrescos como el Orange Crush que entonces se llamaba Orange La Favorita (que era la fábrica de refrescos que sobrevivió hasta la década de 1990 fabricando y comercializando otras marcas, incluso Coca–Cola).

Al final de la segunda década del siglo XX y principios de la tercera circulaban en Guadalajara los tranvías eléctricos de pasajeros, "de cajas de acero y puertas automáticas",64 mientras que en 1924 comenzaron a circular los camiones urbanos. Debido a su mayor velocidad y menor precio, estos vehículos terminaron por desplazar a los tranvías.

En 1920 había en Guadalajara 320 automóviles.65 Para la tercera década, "Guadalajara estaba comunicada por aire con la ruta México–Mexicali–Los Angeles, con escalas en Guadalajara, Mazatlán y Hermosillo".66

Y sin embargo, en contraste podemos apuntar las frecuentes quejas por maltrato inhumano hacia los animales de tiro en las calles, y la persistencia de coches de mano.67

 

LAS DIVERSIONES

La carpa ya había hecho su entrada a la ciudad desde una década antes: la más concurrida de la época era la carpa teatro Obrero, donde se presentaba Lulú, "la horrible, [que] atiza con cuernos y rabo del diablo nuestras ansias y prende nuestros ojos con brasas de infierno",68 es ahí donde se inició, en los años treinta, el actor cómico "Palillo", quien después ganaría reconocimiento nacional. Afuera, un anunciador con bocina hacía propaganda a las tandas: "¡Ya hay derecho para esta y la que sigue!";69 mientras que en otras carpas, como la de Rosete Aranda, se podían presenciar corridas de toros, terciadas con espectáculos de clowns y otros cómicos, o bien podían disfrutarse espectáculos de autómatas y "charlotadas".70

Los salones de cine eran ya una diversión bastante común para los tapatíos de las tres primeras décadas del siglo XX. La linterna mágica llegó a Guadalajara en 1878 y Jorge Stahl inició la producción fílmica en Jalisco desde 1904. Para la década de los treinta, funcionaban en la ciudad las salas Lux y Cuauhtémoc, además de los cines Allende, Ópera, Rialto, Royal, Montes, Zelayarán, Jalisco, Halley, París, Hidalgo, Regis y María Teresa. A final del periodo, se estableció también el cine Colón. En el cine Lux, situado frente a catedral por la avenida 16 de Septiembre, se presentó en octubre de 1929 la avant première de cine sonoro: los tapatíos pudieron escuchar cantar a The Jazz Singer aquella tarde por primera vez. Fue en el cine Allende donde nació por estos mismos años la expresión "cácaro", a partir del apodo del proyeccionista, picado de viruela, que llevaba aquel sobrenombre.71 Otras películas que podían disfrutarse en 1931: La tierra del amor, Carne de cabaret, Cascarrabias, Aventuras de carnaval, Esposos de fin de semana, Galante bandolero, El fantasma de la casa, La cautivadora y Antes de medianoche?72 Tres años más tarde, en el cine Colón, ya uno podía disfrutar de "joyas universales de la cinematografía" como Al este de Java, Todos somos uno, La invasión de Mongo, Mary Burns fugitivo y ver a Peter Lorre en Crimen y castigo.73

La radiodifusión se inició en Guadalajara en 1924 en el hotel San Francisco, su dueño era Wendell Cox y transmitía sin horario fijo durante el día.74 Fue tal el impacto, que se publicó ese mismo año una revista llamada precisamente Radio. La segunda estación se estableció en 1925 en el inmueble del ex seminario mayor, entonces ocupado con el cuartel general de la 18ª jefatura de operaciones militares (ahora alberga el Museo Regional en la esquina de Hidalgo y Liceo); su primera transmisión fue un concierto el 26 de junio.75 La moda era hacer transmisiones radiofónicas, así, los jóvenes de dinero adquirían transmisores en Estados Unidos y experimentaban con el nuevo medio de comunicación. Se estableció otra estación por esas mismas fechas, en el teatro Degollado, propiedad del gobierno del estado y dirigida por los hermanos Alberto y Ramón Palos Sauza. La primera estación comercial, por otro lado, se estableció ya en los años treinta. El 11 de noviembre de 1932 nació la XED, propiedad de Radiofonográfica de Guadalajara, con el objeto de explotar una estación difusora de radio y vender aparatos radiorreceptores, ésta pertenecía a Eladio Sauza y a Ramón y Lauro Aréstegui y estaba situada en el edificio Mosler, uno de los más modernos del centro de la ciudad (todavía perdura en la avenida 16 de Septiembre, aunque muy cambiado). En la primera transmisión participaron artistas como el dueto Martínez Gil, el pianista Gonzalo Curiel, los tenores Pedro Vargas y Mario Talavera, la Banda de Música del Estado, la Orquesta Sinfónica Jalisciense y el Mariachi Jalisciense. Todo ello aderezado con anuncios comerciales del tequila Sauza, elaborado por el propio don Eladio.76 También fue al principio de los años treinta cuando se escuchó por primera vez en Guadalajara un programa de radio producido en México con motivo de las festividades de la Virgen de Guadalupe. El programa especial lo produjo la XEB y fue retransmitido por la XEA local a través de una línea especial de la Ericsson; tuvo una duración de cinco minutos.77 Sin embargo no eran muchos los que podían gozar de las transmisiones, ya que un radio receptor costaba, en 1935, 150 pesos, el equivalente a 195 días de salario mínimo.78

Otros espectáculos que atenuaban la rutina de los tapatíos eran las corridas de toros, las luchas y las carreras de caballos, de motos, de automóviles (ya funcionaba allí el Club Automovilístico Jalisciense en 1925).79

Los paseos favoritos de los tapatíos en las vísperas de la tercera década del siglo XX seguían siendo (de la misma manera que lo habían sido desde el siglo XIX) Los Colomos, bosque entonces lejano, cuya distancia se había acortado gracias al tren eléctrico, donde estaban los manantiales que surtían de agua a la ciudad; el Agua Azul, parque donde también había baños; la Alameda, hoy parque Morelos, situado al final del paseo; las Colonias, ya descritas por el satírico vate Salvador Novo; las Barranquitas, hoy zona habitacional; los parques de San Rafael y San Andrés, además de las poblaciones cercanas de San Pedro Tlaquepaque, Zapopan, la Experiencia, la barranca de Oblatos con sus baños termales, Tonalá, el Salto de Juanacatlán y Chápala.

Los últimos años de la década anterior, este último lugar se había convertido en el destino de moda entre los políticos y la burguesía de la ciudad de México, que hacía el largo viaje en ferrocarril para vacacionar a la orilla del lago durante la Semana Santa. Allí, aquellos que no tenían casa, podían hospedarse en el hotel Palmera y disfrutar de las distracciones que se organizaban para ocupar el tiempo, como desfiles de modas, concursos diversos, cacerías y bailes. Durante esas temporadas vacacionales uno podía encontrar allí a los toreros de moda, como Rodolfo Gaona, a las señoras de sociedad como doña Esther Alva de Pañi, a los presidentes de la república como Obregón y Calles o al entonces gobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuño.80 La nueva carretera a Chápala se inauguraría en 1931; hasta antes de ese año, se podía llegar por ferrocarril o en autobús por la carretera vieja. En automóvil se hacían entre cinco y doce horas, debido a los frecuentes atascones por el mal estado de la carretera.81

Entre los lugares más accesibles para las clases bajas estaba la barranca de Huentitán, a donde se podía llegar en un camión que salía de la Plaza de Armas a las seis de la mañana.82 Y en cuanto a los centros de diversiones urbanas, el que tomó fama en las primeras décadas del siglo XX fue el edificio Mosler, en una de las esquinas más céntricas de la ciudad: Madero y 16 de Septiembre, el primero que hubo en la ciudad con más de tres pisos. En la planta baja se estableció la SADA (Sociedad Artística de Aficionados) y en el subterráneo el salón Majestic, de billares y boliche. En 1927, en la planta principal se encontraba el salón Imperio, primer cine de dos pantallas, divididas por una cortina negra. En el segundo piso se encontraba el Club Atlas y en el quinto, el Centro Bohemio.83 También ahí se encontraba el estudio de baile de las señoritas Amelia y Rosita Bell.84

El fútbol comenzó a jugarse en Guadalajara desde principios del siglo XX, pero hacia fines de los años veinte la afición se dividía entre el fútbol y el básquetbol. Los primeros encuentros se registraron en los campos Guadalajara y Atlas, en los campos del Agua Azul, Alameda, Algodonal y otros; mientras que los de básquetbol se realizaron en el patio de la Normal de Señoritas, en la Federación Atlética de Jalisco. Los principales equipos de fútbol de fines de los veinte eran el Guadalajara, el Atlas, el Colón y el Nacional. En el año de 1930 se fundó el Club Oro, como ya se dijo, por el rumbo de Oblatos. Además, funcionaban cuatro equipos de béisbol.

Los prostíbulos abundaban en todos los rumbos de la ciudad, siendo inútiles las reglamentaciones en cuanto a dónde y cómo debían establecerse. Asimismo, mientras se perseguía los juegos de azar (aunque no el box y los billares), existía de hecho en 1934 una casa clandestina de ruleta, dados y cartas.85 Las prohibiciones de los juegos de azar no son privativas de esta época ni de Guadalajara. Desde la colonia existían diversas restricciones y leyes que los prohibían, sin que por ello se dejaran de practicar.86

Tendrían que venir las juguetonas vanguardias, para reivindicar al azar como celebración profana y sagrada. Salvador Novo ofreció en Defensa de lo usado (1938), el disfrute de los nuevos juegos de la técnica como alternativa de liberación: la radio, la discografía y el cine, sobre todo el cine, ese juego sin apuesta.87

Sin embargo, no será sino hasta el cardenismo cuando se encuentre la fórmula para poner en práctica el monopolio del Estado sobre las "futuras industrias de la suerte".88

Abundaban también las cantinas con nombres como El Moro Musa, Mi Delirio y La Parreñita junto a otras más modernas: La Imperial, el Bar Cué y Los Equípales que siguen haciendo, las últimas tres, las delicias de los bebedores hasta la actualidad.

Otra cosa distinta eran los "casinos", establecimientos que tienen la finalidad de reunir a sus socios para el entretenimiento sano y, si se quiere, hasta cultural y deportivo. En la época que nos ocupa, existieron en Guadalajara los siguientes: el Centro Turco (1918), casinos Jalisciense (1920) y Español (1921), casino Tepatitlense y Tototlense (1927) y el casino Ferrocarrilero (1928),89 posteriormente, "con los mejores boliches y billares en el occidente de la república" el Club Jalisco, "el centro recreativo de la juventud deportista".90

También aceptados eran los cabarets, donde la alta sociedad iba a cenar, beber, bailar y disfrutar una variedad. Aunque adquirieron sus momentos de mayor gloria en los años cuarenta y cincuenta, ya existían desde décadas anteriores. El poeta Elias Nandino hace una descripción de esos lugares en 1927:

Del centro del cielo raso cae un nudo luminoso como un chorro de sol. Las columnas —en los ángulos— como guardias metálicas, se estiran con su pecho manchado por figuras sicalípticas. Entre los arcos, las pantallas —paracaídas en incendio— deshacen una luz tamizada, casi plata... Desde una esquina lacera el puñal de un reflector que esparce monedas de oro en su movimiento rotatorio. ¡Mil y una noches!

El jazz –cinco figurines negros en fuego calisténico— destrenzan en el aire confeti de lujuria. Un danzón riega su perfume de átomos rojos —ruido africano— y se anudan los cuerpos temblorosos. ¡Fuga de pares coloridos que entretejen risas! "veinte parejas danzan con alucinación".91

 

LAS PRÁCTICAS RELIGIOSAS

Es preciso abordar, aunque sea de manera muy breve, la manera en que los tapatíos retomaron las prácticas religiosas que en la década anterior habían estado proscritas. En las fuentes hemerográficas es difícil encontrar alguna referencia a estos hechos, pero los novelistas sí hacen algunas alusiones al papel de la religión en la vida cotidiana de los habitantes de Guadalajara.

El calendario de la ciudad lo adornaban dos verbenas emocionantes. La del mes de diciembre en el jardín del Santuario, con el novenario rezado en el templo y los divertimentos profanos de los fieles. En un mar de ingenio se radiaban las calles con festones multicolores de papel de china y en la noche por toda la zona, miles de farolitos con vela encendida colgaban de ventanas y ventanas; en el jardín, nueve días de vuelta y vuelta de viandantes, masticando y degustando el jugo de cañas criollas. En el jardín de Analco la verbena se iniciaba con las fiestas patrias y se clausuraba el último día del año, en jolgorio permanente. Puestos adornados patrióticamente con iluminación eléctrica a torrentes cercaban el jardín, predominando los de bebidas embriagantes y, entreverados, los de juegos de azar: ruleta, tiro al blanco, mesas para jugar albures con naipes; y el inquebrantable rito de feria jalisciense: los cancioneros y murgas con todo tipo de instrumentos en un pozole de canto, música, gritos, euforia alegre pero pacífica, aunque muchos iban empistolados. Gente con ansia de gozar los gustos regionales. Un dato casi inverosímil: el temible Remington, asiduo asistente en los juegos de azar de todos los años, sin haber protagonizado ninguna mala novedad en la verbena del Sanruario, de prosapia religiosa, fue asesinado.92

A esta minuciosa descripción se añaden otros detalles de la fiesta del Santuario, los juegos mecánicos, que ya en los años treinta eran la diversión de niños y adultos en esta feria: la rueda de la fortuna, el pulpo, la casa de Mamerto y las sillas voladoras, mientras que

En la carpa de las serpientes, en el improvisado foso, una joven vestida de odalisca dejaba que en su cuerpo se enroscaran los brillosos y escamosos ofidios, que la anillaban de pies a cabeza [...] las tiendas de tiro al blanco y de "tírele al negro", hacían su agosto en pleno diciembre.93

La otra festividad religiosa muy importante en Guadalajara era el regreso de "La Generala", la Virgen de Zapopan, a su Santuario, entonces realizado el 5 de octubre (ahora se realiza el 12). Ahí:

El bullicio era atroz, interminable. Durante el día en tranvías, coches, carretas, burros, bicicletas y demás vehículos, o a pie por mandas prometidas, podía decirse que Guadalajara se trasladaba a Zapopan. La villa presentaba en esos días el aspecto pintoresco de una feria muy rumbosa. Por el lado de las carpas, en cada puesto, había un fonógrafo, o cilindro, o mariachi, o cantadoras.94

Como puede verse, las prácticas religiosas son las que siguen normando el calendario tapatío, al igual que se hizo en los siglos anteriores. Muchas de las fiestas y las ocasiones para el disfrute estaban íntimamente ligadas a la religión. Además, no faltaban las visitas a los templos no tanto para rezar, sino para encontrarse con alguna mujer deseada.95 También abundan las referencias a las invocaciones religiosas en el ámbito de la vida privada, como cuando algún personaje de las novelas reza "La Magnífica" en medio del fragor de las tormentas tapatías de julio.96

Poco se menciona de otras religiones. Al parecer, en aquel momento sólo había un templo masónico y otro protestante, situados respectivamente uno en la calle de López Cotilla y otro junto al jardín de San José.97

 

LA MODA

No se puede dejar a la moda fuera de un recorrido por la vida cotidiana de Guadalajara. Esta, a principios de los años veinte, comenzó a dejarse influenciar por las costumbres estadunidenses. Los hombres empiezan a vestir como vaqueros téjanos a los que imitan después de verlos en el cine o en las revistas, aunque siguen existiendo aquellos que se visten de charro, como "el flamante charro de pie, Filemón Lepe. No escaseaban los hombres con atuendo bohemio, chambergo y corbata de artista. De vez en cuando se presentaba Pancho Carnearte disfrazado de vaquero tejano".98 Mientras que las mujeres también sufren una transformación.

Debido a la apremiante situación económica, comenzaron a desplazar a los varones en las oficinas y comercios, decayendo aquella costumbre de que ellas sólo servían para el hogar y la crianza de los hijos. Las jóvenes hicieron a un lado los remilgos y comenzaron a vestir con mayor libertad [...] para los negocios y paseos, recargaron pinturas y afeites y hacia 1924, se cortaron el pelo en forma de melena, lo que ocasionó un malestar nacional, pues las primeras "pelonas" fueron objeto de burla y aun de agresiones callejeras. El calzado comenzó a escotarse y a calarse y para comodidad femenina, entró en uso general el tacón cubano y el de piso. Y a pesar de la chunga a través del one–step, "las pelonas" y las prédicas en los pulpitos, las mujeres se dieron a tomar actitudes hombrunas, a pretender vivir su propia vida y a inmiscuirse en la actividad de los negocios.99

El poeta Reynaldo Esparza Martínez se expresa así de "la pelona", "la flapper" como luego se la llamaría:

Tiene ese injerto insustancial sin frutos
De varón y mujer los atributos
Bebe, fuma y cabalga en cuacos brutos
Ágiles muslos, desenvuelto talle
Es el ama imperiosa de la calle

Y el "cocktail" adopta por el Lavalle.
Recia de carnes, masculino el porte
Es más libre y feliz que su consorte
Y la aguja trocó por el deporte.
Peina como hombre y pantalones usa
Y es su existencia intrépida y abstrusa
Como una luz de brillantez difusa.100

Aunque junto a ella también estaba la otra, que aún usaba, para los paseos, "trajes llamativos y rebozos o chalinas de todos los colores".101

El habitante de la Guadalajara de los años treinta podía encontrar todo lo que necesitaba en los almacenes que tenían ya una larga tradición porfiriana como Las Fábricas de Francia, El Nuevo París, La Ciudad de México, El Nuevo Mundo, las Fábricas de México, o bien en los modernos como Sears y Woolworth. También podía acudir a la perfumería La Princesa, en la calle de Hidalgo, a comprar las últimas novedades en productos de belleza, a la zapatería La Casa Colorada a comprar tenis Faro de tacón muñeca, mientras que el varón elegante acudiría a la sastrería de Rafael de la Vega y se haría miembro sin duda del Gran Club de Trajes Standard. O bien iría a La Popular, sombrerería y camisería, a comprar un Borsalino extra, por 24 pesos,102 y luego a la joyería de Luis Chávez, a adquirir anillos de oro con calograma por tres pesos.103

 

LA COMIDA

Ya era famoso en los años treinta el pollo de la Valentina, que tenía su local por la avenida Alcalde, mientras que por el rumbo de San Juan de Dios, los birrieros

con entusiasmo sin igual golpeaban sus cuchillos en el madero donde trituraban los trozos de carne, unido al estentóreo grito de "¡birria caliente y gorda!" y los triperos y pozoleras invitando amablemente "¡pásele marchantito!"104

En la ya citada fiesta del Santuario también había gran profusión de antojitos: "Los puestos de buñuelos, los puestos de cañas, de quequis, de tacos, de perros calientes y la carpa de Valentina, con su rico pollo frito, alimentaban a la insaciable muchedumbre que ese día hacía allí sus tres comidas."105

Asimismo, el tapatío podía adquirir su PAN caliente en La Oaxaqueña, por la calle de Mezquitán o bien polvorones y empanadas en el zaguán de la residencia de don Apolonio García. La panadería La Luz era la más famosa del barrio del Santuario, y ahí los hermanos Estrada Aguiar ponían a la venta todos los días picones, galletas de yema, galletas de limón, naranjas, trompadas, cuernos, chamacos, conchas y semitas.106 Mientras que La Nacional, que todavía existe en su domicilio original, ofrecía "PAN integral, PAN para sándwiches, PAN negro para enfermos, PAN blanco en distintas formas".107

Los Portales de Guadalajara alojaban los famosos "cajones", que además de expender otro tipo de mercaderías, vendían comida y dulces: aguas frescas, tacos, tortas, frutas y otros comestibles; sabrosos muéganos, deliciosas jericallas en tazas de china, espeso rompope, rojizo ponche de granada salpicado de pedacitos de nuez; dulces de todos los tipos: cocadas, frutas cubiertas, rollo de guayaba, bolitas de leche quemada, dulces de camote, jamoncillo, magdalenas, botellitas de dulce, arrayán cubierto, turrón de oblea; tacos de todos tipos: estilo México, al vapor, de picadillo, de papa y de frijoles, y las tortas de don Emiliano, de lomo, de pata, de salchichón y de queso de puerco, remojadas en salsa (es decir, que ya existía la torta ahogada).108

Sin embargo, si se quería uno proveer de la despensa completa, era necesario acudir al mercado Corona,

festival perenne con frutas y flores, hortalizas, carnicerías, minúsculos rastros pata aves, hierberías olorosas a orégano, jarcierías, alpargatas y huaraches, fondas y menuderías, repache y agua fresca con nieve de zumo de limón.109

Ahí estaba también la cremería La Vaquita, que

ofrecía a sus clientes crema y mantequilla de La Barca y de Pondrían, queso fresco del rancho El Plan y de Tlajomulco, ricas panelas de Tapalpa y de Ayuda, queso de Mocorito, queso de grano y de tajo de Mazamitla y de Pueblo Nuevo y fruta en vinagre.110

Mientras que en Atemajac uno podía comprar en Las Quince Letras, "suculentos chicharrones recién salidos del perol".111 Pero si el comensal quería algo más exclusivo, podía ir al Gran Salón Excélsior, café y restaurante, frente a la estación de ferrocarril, "único en su género" y que ofrecía cabaret los sábados.112 O bien al salón Parthenon [sic], ya que "Doneraky y buen café, son placer y distinción y tan sólo el Parthenon los prepara en buena fe".113

Si sufría la gente algún trastorno, podía buscar en las boticas los medicamentos tradicionales como Emulsión de Scott, Pomada de la Campana y Pomada 666, junto a modernos medicamentos como Cafidol, "el analgésico supremo", Normalgina "antigripal poderoso" y Finatos "el remedio ideal para la tos".114

 

VIDA CULTURAL

La vida cultural de Guadalajara en los años veinte y treinta fue fructífera. A pesar de que no abundaban entonces los cafés para que los intelectuales pudieran reunirse, lo hacían en las librerías de la ciudad: la de Fortino Jaime (llamada El Árbol de Navidad), la de Leopoldo Font, la de Carlos Moya115 y la de José Trinidad Ochoa Reyes que, al parecer, con excepción de la primera, no estaban muy bien surtidas. El ávido lector tenía que recurrir en los años treinta al puesto de "don Pifano", Epifanio Díaz, figura legendaria que compraba y vendía libros en el mercado de San Diego.

La generación estudiantil de 1930, como las anteriores en sucesión continua desde 1880, seguía dejándole empeñados o vendidos en su puesto del mercado de San Diego los Vitoria, los Santibáñez, los Códigos y los Logaritmos.116

Entre los 60 intelectuales que Agustín Yáñez cita como habitantes provectos de la Perla Tapatía, encontramos músicos: José Rolón encabezando el elenco; historiadores: Luis Páez Brotchie, Alberto M. Brambila, Ignacio Dávila Garibi, José Cornejo Franco y José Ramírez Flores, y científicos: Severo Díaz, José María Arreola y Alfonso Castañeda. Aunque en este recorrido ocupan un lugar privilegiado los integrantes del "grupo sin número y sin nombre" que redactaba Bandera de Provincias. Además de los que ya se han mencionado, se encontraban también en ese grupo: Enrique Díaz de León, uno de los fundadores de la Universidad de Guadalajara, y el librero Fortino Jaime.117

La catedral del Parnaso tapatío —sigue narrando Yáñez— era el Museo del Estado, donde ensayaban la Orquesta Sinfónica y la Banda del Estado. Ahí podía uno encontrarse con otros afamados intelectuales y artistas de la época: Genaro Estrada, Diego Rivera, el "Doctor Ari", Rafael López, Roberto Montenegro y Jorge Enciso. También era ahí donde se reunía el grupo Ovoide, "llamado así por su afición a la charla y a la meditación reposada, para lo cual eran imprescindibles los mullidos equipales, orientados al patio.118

Entre los ilustres visitantes que tuvo la ciudad en la segunda década del siglo XX se encuentran varios escritores, intelectuales y artistas: Blasco Ibáñez estuvo en Guadalajara en 1920, Valle Inclán en 1921, D. H. Lawrence escribió la primera versión de la Serpiente emplumada en Chapala en 1923, André Bretón, junto con León Trotsky, Diego Rivera y Frida Kahlo estuvieron allí en 1938; en la misma época estuvieron en la ciudad Pedro Garfias, Pablo Neruda y Porfirio Barba Jacob; también Salvador Novo, quien siempre fue un tanto reacio a caer en los embrujos de la Perla de Occidente, escribiéndole algunas piezas del ácido humor que le fue característico, en las cuales pretende resaltar el provincianismo y el conservadurismo de la ciudad que se consideraba a sí misma muy moderna y progresista.

 

CONCLUSIONES

La llamada "Florencia Mexicana", la "Atenas de México", era, en la tercera década del siglo XX, una ciudad en proceso de modernización que buscaba dejar atrás su pasado rural y por tanto una urbe llena de contrastes.

Consideramos que es precisamente en la década de los años treinta cuando se puede apreciar mejor esta transición, ya que aunque algunos cambios se venían dando lentamente desde la ocupación de Guadalajara por las fuerzas constitucionalistas en 1914, las décadas posteriores dan cuenta de enormes adelantos en comparación con la primera. Sin embargo, no sería sino hasta los años cuarenta cuando este desarrollo se vería de manera más clara. A fines de los treinta comenzaron a circular los camiones urbanos, dejando atrás para siempre los trenes eléctricos; también fue en este momento cuando se establecieron los negocios que siguen existiendo hasta la actualidad. Por otro lado, a mediados de la década de los cuarenta se estableció el otro gran rotativo que, junto a El Informador, sobrevive hasta la actualidad: El Occidental. Ambos, en aquel momento, entran de lleno a la etapa del periodismo industrial. La generación de maestros que sobrevivió hasta los años ochenta en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara comenzó a publicar sus revistas culturales a finales de la década de los años treinta.

Nuevas formas de diversión, como por ejemplo los juegos mecánicos de las ferias, aparecieron también en los años treinta en Guadalajara, a pesar de que en Europa ya tenían varios decenios representando la modernidad. En 1880, en París, la montaña rusa hizo su aparición en ferias religiosas tradicionales, transformando juegos como "la feria del trono", que databan de la edad media. La aparición de juegos mecánicos y las aplicaciones técnicas de la electricidad para estas nuevas "industrias del ocio" es un elemento característico de la transformación de los espacios tradicionales, tales como las ferias religiosas, a través de la tecnología.119

Asimismo, en esta década, los deportes se transformaron también en espectáculo, consolidando un proceso lento que venía dándose desde el porfiriato120 y se volvieron objeto de publicaciones especializadas. Por otro lado, mientras el cardenismo logró establecer el monopolio de las loterías, la legislación sobre los juegos de azar se volvió más persecutoria, tanto a escala nacional como local121 y los nuevos medios de comunicación se enseñorearon del espacio urbano.122 Todo esto también modificó el panorama del tiempo libre en la ciudad.

Guadalajara reflejó la política callista de modernización urbana y favoreció el establecimiento de nuevos comercios y pequeñas industrias manufactureras. La recuperación de la crisis económica fue lenta pero con paso firme. La sociedad tapatía mostraba la complejidad de las relaciones entre la tradición y la modernidad, entre los remanentes de una cultura agraria que se urbanizaba a grandes pasos y las nuevas corrientes literarias y culturales, las nuevas prácticas —como las nuevas modas o la asistencia a los espectáculos novedosos— que encontraban adeptos y seguidores en las diferentes clases sociales.

Asimismo, fue Guadalajara el espacio donde se dieron los enfrentamientos estudiantiles entre las dos universidades de nueva creación: la favorecedora de la educación socialista, la Universidad de Guadalajara, y la practicante de las ideas pro fascistas, la Universidad Autónoma de Guadalajara. La ciudad fue teatro de los desacuerdos entre los comerciantes libaneses y judíos recién establecidos y los de profunda raigambre local; incluso fue escenario de las luchas por el poder entre la elite allendista y los cardenistas. La urbe fue también hogar al mismo tiempo de los cristeros y de los ateos y no creyentes. La vida cotidiana estuvo en todo momento teñida por las relaciones entre los distintos grupos y permeada por las luchas y las desavenencias: de ningún modo fue un momento idílico de calma provinciana y, sin embargo, los tapatíos suspiraron con las películas, se emocionaron con la programación de la radio, bailaron en el cabaret y se rieron en la carpa con "Palillo".

El progreso material y cultural no se ha detenido para la ciudad que, en efecto, mucho tiene todavía de pretenciosa y conservadora, como afirmaba Novo. Moderna y progresista, sí, pero también católica y tradicional, Guadalajara ha cambiado y sin embargo es la misma.

Vaya este trabajo como un intento de plasmar en una fotografía color sepia, con muchas manchas oscuras, la vida tapatía de los años treinta.

 

FUENTES CONSULTADAS

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NOTAS

1 Véanse el t. VIII de Jalisco desde la revolución; Lecturas históricas de Jalisco, después de la independencia, y Capítulos de historia de Guadalajara, entre otros muchos.

2 Véase Torres, Revolución, 2001. Este abarca algunos años de la tercera década del siglo XX y podría acercarse a lo que intentamos hacer en el presente trabajo, sin embargo, las fuentes de este autor son distintas y sus objetivos diferentes.

3 Elias y Dunning, Deporte, 1995, p. 36.

4 En el ámbito internacional, los teóricos más representativos de este acercamiento han sido, entre otros, los historiadores cercanos a la corriente de los Anales: Phillipe Ariés y Georges Duby en su Historia de la Vida Privada (publicada en español por Taurus, en 1992); el mismo Georges Duby con Michelle Perrot, en la famosa Historia de las mujeres (también publicada en español por Taurus en 1993); Michel Foucault a través de su Historia de la sexualidad (publicada por Siglo XXI en 1984) y a partir de entonces, una serie de acercamientos a la historia de los alimentos, del consumo, de las lágrimas, del miedo... En México, Pilar Gonzalbo emprendió una gran Historia de la vida cotidiana en México, en cinco tomos (2004–2006) y junto con Mílada Bazant, coordinó una serie de acercamientos a lo largo de la historia de México; Tradiciones, 2007. Otros autores, como Ricardo Pérez Montfort, han continuado con este peculiar acercamiento, privilegiando sobre todo el siglo XX, Cotidianidades, 2008. Desde las regiones de México, pueden citarse los trabajos de Torres, Revolución, 2001; García, "Cotidianidad", 1997, entre muchos otros.

5 Gonzalbo, Historia, 2004–2006.

6 Ibid., t. I, p. 15.

7 Heller, Historia, 1972, pp. 39–40.

8 Gonzalbo, "Introducción", 2006, p. 13.

9 Pérez, Cotidianidades, 2008, p. 10.

10 Utilizamos este concepto en vez del otro posible: Ocio, que tiene otra connotación, particularmente en este época, herencia del siglo XIX. "Así, un término como ocio, que en sus orígenes había significado descanso, a lo largo del tiempo adquiere la connotación execrable de indolencia, holgazanería, vagancia. Es decir que un término cuya connotación era el reposo y el esparcimiento pasó de ser una necesidad considerada natural, a denotar vicios que se debían erradicar y sustituir por medio de coacciones legales y de la invocación moralista y coercitiva al trabajo virtuoso y productivo. Así, el ocio había sido vencido por el negocio", véase Lida y Pérez, Trabajo, 2001, p. 7.

11 Para mayor profundidad respecto a las relaciones entre historia y prensa, véanse Covo, "Prensa", 1993, y Ross, "Historiador", 1965.

12 Véanse, por ejemplo, Pérez, Picatto y Castillo, Hábitos, 1997; Pérez, Yerba, 1999; Miquel, Exaltados, 1992, y Pantallas, 1995, y Reyes, Orígenes, 1983, entre muchísimos otros.

13 Véanse Pérez, Cotidianidades, 2008; Collado, "Vida", 1992, y García, "Cotidianidad", 1997.

14 Reyes, Deslinde, 1988, pp. 69–120.

15 Ibid.

16 Véase Chartier, Mundo, 1995.

17 Para mayores referencias sobre las relaciones entre historia y literatura, véanse Collingwood, Idea, 1979, pp. 271–272; White, Metahistoria, 1992; Ricoeur, "Tiempo", 1996, pp. 901–917, y "Relato", 1999, pp. 157–182.

18 Véase por ejemplo casi la totalidad de los ensayos contenidos en Pérez, Cotidianidades, 200S.

19 Se han hecho varios acercamientos al periódico. Enrique Sánchez Ruiz lo considera un órgano "conservador" en el sentido de no plantear puntos de vista novedosos ni contravenir la política oficial o siquiera variar su formato, sin embargo, esto no significa que estuviera cercano a la Iglesia católica. El periódico inició en 1917, ligado a los intereses empresariales de la entidad. Durante toda su vida, ha sido propiedad de la familia Alvarez del Castillo, de profunda raigambre tapatía y liberal. En la época que nos ocupa, El Informador sufrió varios reveses. Por sospecharse que sus dueños eran cercanos a De la Huerta, Obregón ordenó la clausura del periódico, sin embargo, permitió que apareciera de nuevo al comprobar que no reñía lazos con la rebelión. Posteriormente, en la visita que hiciera Calles a Guadalajara en 1932, El Informador le manifestó su adhesión: "Puede estar seguro el señor Calles que ha conquistado la estimación del pueblo culto y consciente de Jalisco y que cuenta con su adhesión y cooperación" (El Informador, 4 de abril de 1932). Véase Sánchez y Fregoso, Prensa, 1993, p. 30. Cinco años más tarde, en 1937, en venganza por la indiscreción cometida por el diario respecto a un préstamo de 8 000 000 de pesos que solicitó el gobierno estatal por el que iba a pagar 1 000 000 de comisión al intermediario, el gobernador Everardo Topete provocó una huelga de los tres sindicatos de voceadores externos al periódico. La huelga duró un año y sólo pudo recuperarse de ella el periódico gracias al apoyo de sus empleados y de los miembros de la Asociación de Editores de los Estados. lbid., p. 31.

20 Restauración Ríe un diario de la tarde, "político social e independiente" de tendencias conservadoras.

21 Hoy, diario que se anunciaba como "tapatío". Salía como cotidiano vespertino y su director era Josué Reyes Casián. Circuló entre octubre de 1930 y diciembre de 1932. En cuestiones políticas era moderado aunque de tendencias anticlericales. Publicaba folletines, noticias de espectáculos taurinos, nota roja, arrestos a clérigos y religiosas, noticias de sociales, instantáneas de viajes, humor y avisos y anuncios.

22 Este diario estaba dirigido por Miguel Romo y Alba, siguió publicándose hasta 1950. Además de la información general que publicaba, también sacaba a la luz una larga y bien nutrida sección dominical con materiales literarios, infantiles, información automovilística, deportiva, notas sociales, chistes y pasatiempos.

23 Dirigido por Jesús Ibarra, se anunciaba como "diario progresista". Sigue apareciendo hasta 1938.

24 Este curioso semanario dirigido por Luis J. Abitia, se presenta como "semanario independiente de nueva orientación" que tenía tendencias anticomunistas, anticlericales y defensoras del naturismo. Siguió apareciendo hasta 1933.

25 Este semanario llega por esos años a su tercera época. Sigue apareciendo hasta 1950. Su director es Luis Bancalari y aunque se presenta como "semanario político", publica más literatura.

26 Se trata de una revista ilustrada que aparece mensualmente bajo la dirección de Manuel Romo y Alba. Sigue apareciendo hasta 1933 y se dedica a publicar noticias de actualidad sin color político.

27 El subtítulo de esta revista mensual es "arte, ciencias, letras y variedades" y fiel a él, publica artículos sobre todos estos temas, incluyendo además, los de economía, educación, filosofía, medicina, moda, hasta relatos y poemas. Lo dirige Manuel Gil Rodríguez.

28 Véase Palacio, "Literatura", 1988, pp. 314–317.

29 Ibid.

30 El profesor llegaría a ser secretario de Educación de Jalisco décadas más tarde.

31 Orto–Gráfiko, Guadalajara, 1931 a 1950, núm. 1, marzo de 1931.

32 Para una conrextualización más completa del panorama periodístico tapatío de esta época, véase Palacio, "Prodigalidad", 2006.

33 "Plegad vuestra Bandera provinciana / imprimidla en papel de clase fina, /que pueda aprovecharse en la letrina / en premio a vuestra musa soberana. / Yáñez, Ulloa, Vidrio, Franco, Arana / polluelos de parvada clandestina, / id a que condimente Valentina / vuestra cresta prolífica y temprana. / Salid, pero salid en quince días / gaceta literal; váyanse lejos / vuestras inteligencias tapatías. / Y no nos chinguéis más, niños pendejos / que son vuestras bucólicas poesías, / reflejos de reflejos de reflejos", Novo, Sátira, 197S, p. 68.

34 González, "Quehacer", 1982, p. 641.

35 No es materia de este artículo el análisis profundo de la revista Bandera de Provincias ni de ninguna otra publicación del periodo de estudio. Para más información sobre Bandera de Provincias, véase María Palomar, "Sobre Bandera de Provincias", La Jornada Semanal, núm. 368, 24 de marzo de 2002, en internet: <http://www.jornada.unam.mx/2002/03/24/sem–palomar.html> [consulta: L6 de junio de 2010], y Palomera, "Noción", 2007.

36 Vogt, Guadalajara, 1993, p. 17.

37 Los textos de estos autores están tomados de las antologías de Vogt, Guadalajara, 1993, y Guadalajara, 2003.

38 Nos referimos por ejemplo a los libros de Torres, Revolución, 2001; Uribe, "Transportes", 1992; Martínez, "Carpas", 2003; Aceves, "Irrupción", 1992, y "Consolidación", 1991; Torres, Crónicas, 1992; Gómez, "Burguesía", 19S8; Tamayo, "Obreros", 1988; Valles, "Derecha", 1988, y González, Matar, 2001, entre otros.

39 Para mayor información sobre el periodo, consultar Gómez, "Burguesía", 1988; Tamayo, "Obreros", 1988; Valles, "Derecha", 1988, y González, Matar, 2001.

40 Ya habían habido enfrentamientos con el obispo Orozco y Jiménez desde la primera década del siglo XX, en los cuales no nos adentraremos de ninguna manera.

41 Romero, "Introducción", 1988, p. 14.

42 Para mayor información, consultar Romero, Jalisco, 1987, t. III.

43 Una descripción colorida de estos enfrentamientos es la que hace López Almaraz en su novela Familia, s. a., pp. 156–160 en Vogt, Guadalajara, 1993, pp. 169–174.

44 Para información a profundidad sobre estos conflictos, véase Dorantes, Conflicto, 1993.

45 Romero, "Introducción", 1988, pp. 23–24, y Valles, "Derecha", 1988.

46 Para profundizar sobre este proceso, véase Regalado, "Agraristas", 1988.

47 Correa, Almas, 1930, p. 275 en Vogt, Guadalajara, 1993, p. 131.

48 Doñán, Oblatos, 2001, p. 181.

49 Ibid.

50 Torres, Revolución, 2001, pp. 208–215.

51 Ibid, p. 250.

52 Doñán, Oblatos, 2001, p. 181.

53 Para mayor información sobre el desarrollo económico e industrial de Jalisco en la época, véase Luna et al., Crecimiento, 1988. Asf como Montes de Oca, Jalisco, 19SS.

54 Novo, Revista, 1928, p. 10.

55 Landázuri, "Calzada", 1934.

56 Uno de los personajes de la novela.

57 Correa, Almas, 1930, p. 288 en Vogt, Guadalajara, 1993, p. 133.

58 Correa, Dolor, 1948, p. 17 en Vogt, Guadalajara, 1993.

59 Eduardo J. Correa fue un periodista y novelista que aunque nació en Aguascalientes, vivió en Guadalajara varios años cuando fue estudiante. Ligado al Partido Católico las primeras décadas del siglo XIX, se dedicó a escribir al retirarse a la vida privada, decepcionado de la política. Sus obras son de carácter costumbrista y tienen un cierro tinte moralista. Para los efectos de este trabajo, se han tomado partes de sus novelas Dolor, sabio maestro (1948) y la más conocida, Las almas solas (1930). Para conocer más de este escritor, véanse Vogt, Guadalajara, 1993, y Sandoval, "Eduardo", 2005.

60 Revista Cúspide, octubre de 1934.

61 Torres, Revolución, 2001, p. 281. Sin embargo, no hemos encontrado pruebas de este aserto en los periódicos de la época.

62 Revista Cúspide, julio de 1934.

63 Torres, Revolución, 2001, p. 255.

64 Uribe, "Transportes", 1992, p. 187.

65 Ibid., p. 193– Torres apunta que en 1930 había 826 vehículos particulares, 64 camiones de pasajeros y diez de carga. Torres, Revolución, 2001, p. 328.

66 Uribe, "Transportes", 1992, p. 195.

67 Torres, Revolución, 2001, p. 319.

68 Rivas, "Carpas", 1934.

69 González, Guadalajara, 1992 en Vogt, Guadalajara, 2003.

70 El Mercurio, 1 de noviembre de 1931. Para más información sobre las carpas en Guadalajara, véase Martínez, "Carpas", 2003.

71 Torres, Crónicas, 1992.

72 Torres, Revolución, 2001, p. 344.

73 Revista Cúspide, 19.34.

74 Aceves, "Irrupción", 1992, p. 96.

75 Ibid,, p. 97.

76 Ibid., p. 98.

77 Palacio, "Vida", 1988, p. 19. La consolidación de la radiodifusión tapatía se encuentra en el año 1938 con la fundación de la Radiodifusora de Occidente. Véase Aceves, "Consolidación", 1991, p. 41.

78 Aceves, "Consolidación", 1991, p. 101.

79 Uribe, "Transportes", 1992, p. 190.

80 Collado, "Vida", 1992, pp. 114–116.

81 Uribe, "Transportes", 1992, p. 193.

82 Negrete, Canuteros, 2004.

83 Palacio, "Vida", 1988, p. 21, y Doñán, Oblatos, 2001, p. 184.

84 Revista Actualidades, julio de 1937.

85 Torres, Revolución, 2001, p. 370.

86 Para un recorrido histórico serio y ameno de los juegos de azar en México, véase Semo, Rueda, 2000, que además es todo un disfrute para la vista.

87 Domínguez, "Panóptico", 2000, p. 134.

88 Semo, "Azar", 2000, p. 163.

90 Ibid, p. 381.

91 Revista Senda, septiembre de 1936.

91 Nandino, "Noche", 1927.

92 González, Guadalajara, 1992, p. 66 en Vogt, Guadalajara, 2003, pp. 22–23.

93 López, Familia, s. a., pp. 53–54 en Vogt, Guadalajara, 1993, pp. 164–165.

94 Páez, Flores, 1928, p. 48 en Vogt, Guadalajara, 1993, pp. 132.

95 Correa, Dolor, 1948, p. 18 en Vogt, Guadalajara, 1993, p. 134.

96 López, Familia, s. a., p. 54 en Vogt, Guadalajara, 1993, p. 164.

97 Ibid.

98 González, Guadalajara, 1992 en Vogt, Guadalajara, 2003.

99 Palacio, "Vida", 1988, p. 23.

100 Esparza, "Flapper", 1934.

101 Páez, Flores, 1928 en Vogt, Guadalajara, 1993.

102 Revista Cúspide, septiembre de 1934.

103 Revista Lascas, septiembre de 1927.

104 González, Guadalajara, 1992 en Vogt, Guadalajara, 2003.

105 López, Familia, s. a. en Vogt, Guadalajara, 1993.

106 Ibid.

107 Revista Cúspide, 1934.

108 Ibid.

109 González, Guadalajara, 1992 en Vogt, Guadalajara, 2003.

110 López, Familia, s. a. en Vogt, Guadalajara, 1993.

111 Páez, Flores, 1928 en Vogt, Guadalajara, 1993.

112 Revista Cúspide, diciembre de 1934.

113 Revista El Perico, mayo de 19.36.

114 Revista Cúspide, julio de 1934.

115 La librería de Fortino Jaime fue famosa durante varias décadas, sobre todo porque su dueño fue también editor. Todavía los profesores como don Adalberto Navarro Sánchez y Arturo Rivas Saiz hacían alusión a este establecimiento en la década de 1980. Tanto la librería y papelería Carlos Moya Scrs. como la Font (cuyo dueño también era editor), siguieron existiendo hasta principios de 1990.

116 Covarrubias, "Don", 1932, p. 174.

117 Doñán, Oblatos, 2001, p. 184.

118 Ibid., pp. 181–182.

119 Los parques de diversiones, "espacios consagrados por completo a formas de ocio que se tenían por modernas por el carácter espectacular de las técnicas en ellas utilizadas se instalaron en Europa siguiendo el modelo de creaciones americanas", Coney Island en 1877, el Prater en Viena que estableció su enorme rueda de la fortuna en 1897 y las más grandes montañas rusas de Europa en 1909, entre otros. Véase Dugast, Vicia, 2003, p. 104. En México, el parque Nuevo Chapultepec, con su montaña rusa, se inauguró hasta la década de 1960, y Guadalajara no conoció nada parecido hasta el establecimiento de Selva Mágica, a finales del siglo XX.

120 Para el estudio del nacimiento del deporte y su transformación en espectáculo, véase Elias y Dunning, Deporte, 1995.

121 González, "Industrias", 2000, pp. 175, 179.

122 A finales de 1930 aparecieron nuevas estaciones de radio: XELW en 1938; XEHK en 1939; XEDK en 1940 y, ese mismo año, la XEAD de Aguascalientes se asociaría con Refrescos Kist en Guadalajara y formarían la Radio Anunciadora Kist, la primera que se explotaría con fines netamente comerciales. Aceves, "Consolidación", 1991, p. 102.

 

INFORMACIÓN SOBRE LA AUTORA:

Doctora en Historia por la UNAM. Miembro del SNI nivel II. Miembro de la Academia Mexicana de la Ciencia. Investigadora de tiempo completo en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana, del cual es también coordinadora. Libros: Jalisco, independencia y revolución, t. 4, Cultura y sociedad emergente durante el proceso de independencia en coord. con Arturo Camacho, El Colegio de Jalisco, 2010; coord., Los nuevos objetos culturales en Iberoamérica, Universidad Veracruzana, 2009; Indice hemerográfico de Jalisco, UdeG/CONACYT, 2006; La disputa pollas conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara, UdeG, 2001. Y dos novelas históricas: No me alcanzara la vida (2008), sobre la guerra de Reforma en Guadalajara; y Leona (2010), sobre la vida de Leona Vicario. Además de un libro de relatos sobre las mujeres de la independencia: Adictas a la insurgencia (2010). Líneas de investigación: historia de la prensa en México, relaciones historia–literatura.

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