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Secuencia

versão On-line ISSN 2395-8464versão impressa ISSN 0186-0348

Secuencia  no.78 México Set./Dez. 2010

 

Reseñas

 

Marieta de Moraes Ferreira y Alexandre Fortes, Muitos caminhos, uma estrela. Memórias de militantes do PT

 

María Patricia Pensado Leglise

 

Ed. Fundação Perseu Abramo, São Paulo, 2008,447 pp.

 

Instituto Mora

 

Comenzaré la reseña de este libro indicando a los lectores que se trata de una afortunada conjunción de esfuerzos colectivos, tanto de los autores Marieta de Moraes Ferreira y Alexandre Fortes, quienes se han distinguido en la academia brasileña por sus trayectorias profesionales comprometidas, brillantes, rigurosas, como también de los entrevistados. Estos últimos, militantes del Partido del Trabajo (PT) que hasta hace poco representaban a la llamada Nueva Izquierda Latinoamericana, provienen de las corrientes de izquierda que durante los años sesenta y setenta se vinculan desde distintos horizontes a los movimientos estudiantiles, obrero, campesino, popular y a la lucha armada. Los autores contaron también con la imprescindible colaboración de importantes instituciones como el Centro Sérgio Buarque de Holanda, el de Documentación de Historia Contemporánea de la Fundación Getulio Vargas (CPDOC-FGV), el Laboratorio de Historia Oral e Iconografía de la Universidad Fluminense, con la participación de Daniel Aron Reise Filho y de Ana María Maud del Núcleo de Investigación de Historia de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, bajo la coordinación del profesor Benito Bisso Schmidt.

Desde el inicio los autores revelan la complejidad que existe en el tejido del entramado político-social de una organización política, el PT, que será iluminada mediante la singularidad del relato individual de la historia de vida de cada uno de los entrevistados. Recordemos que este partido transformó la vida política de Brasil como un partido "nuevo" al que por su definición política y la trayectoria de sus militantes se le agrega el atributo de "ser de izquierda", de apostarle al cambio en todos los órdenes de la vida pública y privada de los ciudadanos y proponer, para esto, el socialismo democrático. Sin alcanzar a definir con precisión este concepto, los entrevistados concuerdan con la idea de plantear algo diferente que les permita superar los errores de los viejos partidos comunistas y sus diferentes versiones del leninismo, maoísmo o trotskismo.

Los testimonios aparecen como ventanas desde las cuales, al asomarnos, descubrimos la diversidad de la configuración social brasileña, que se proyecta en el paisaje geográfico, cultural, étnico del país más grande de América Latina, donde al igual que en el resto de los países de la región el desarrollo del capitalismo y sus distintas fases del proceso de modernización ha ocurrido sin la debida planeación, sin contar con los recursos suficientes y sin importarles las consecuencias para las localidades que resultaran afectadas y, sobre todo, sin disminuir las profundas desigualdades sociales entre la población.

En suma

la riqueza de las trayectorias de vida de los entrevistados constituye un panel representativo de las múltiples transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales por las cuales pasó Brasil durante el siglo xx, sobre todo en la segunda mitad (p. 11).

Se da cuenta de las distintas praxis a las que recurre la izquierda, ya sea para vincularse a los movimientos sociales o para proponer el socialismo. Los testimonios son elocuentes y expresan, en algunos casos, no sólo las diferentes posiciones con que se enfrenta la lucha política, la represión y la resistencia contra la dictadura, sino también los cambios que suceden a escala personal. Esto los conduce a matizar o cambiar radicalmente antiguas posiciones y a saber aceptar la participación política que proviene de los movimientos sociales que se identifican con otras más cercanas a la socialdemocracia.

Todo esto nos acerca a la experiencia personal de cómo se ha vivido la historia de la militancia en el PT. La memoria viva de una institución recorre también otras dimensiones como la oral y la iconográfica. Sin ellas se torna más difícil la elaboración de la historia reciente en materia política de este país. Es en este sentido que cada uno de estos militantes narra mediante la evocación de la memoria su praxis política, encontrando en esta las variables posibles del universo de la izquierda brasileña y latinoamericana; es decir, de sindicalistas, de sectores de la Iglesia, de buena parte de la izquierda clandestina y de importantes intelectuales.

Para todos ellos el PT cifraba una propuesta política novedosa que incorporó a los trabajadores industriales, a los de servicios, a los agrarios y a los habitantes de las favelas, y también a intelectuales, trabajadores de la cultura y artistas para unirse a la gran tarea de la remodelación del Estado brasileño comprometiéndose a un proyecto de gobierno democrático y a desarrollar a profundidad políticas sociales con la finalidad de disminuir la polarización social entre los diferentes grupos que conforman ese país.

Recuperar la memoria de este colectivo, en un libro que incluye doce entrevistas, resultó una tarea ardua. Los autores explican que el criterio de la selección de los entrevistados consistió en que no se tratara sólo de figuras de gran proyección nacional, sino agregar también las voces de los militantes de base, muchas veces anónimas. Se comenzó por los líderes que tuvieron un protagonismo central en la fundación del partido y después por aquellos representados en el momento fundacional de todas las regiones del país, expresando la diversidad del origen social, de género, etnia y vertientes políticas.

El libro abre con tres entrevistas a los militantes históricos que tuvieron una participación significativa desde antes del golpe militar de 1964, Apolonio de Carvalho, Antonio Candido y Manoel da Conceição, quienes han constituido para el PT un liderazgo moral, crítico, y siempre preocupados, como lo expresara De Carvalho, han luchado por garantizar a la base popular del partido su representatividad en la estructura partidaria, así como en general por que el partido mantenga la democracia interna. En este sentido, Candido asegura que las transformaciones en Brasil tienen que hacerse de manera diferente, basándose en la incorporación de los sectores excluidos a la vida política y económica (p. 51).1 Porque, como señala Da Conceição, el cambio no llega cuando se arriba al poder, ya sea en el gobierno municipal, estatal o federal, sino que "va siendo construido a partir de donde se está, en la comunidad, en la fábrica, en el asentamiento, en el municipio" (p. 75).

El segundo grupo está representado por dirigentes que recibieron el apelativo de nuevo sindicalismo, en los ámbitos nacional o regional.

Desde muy joven Djalma de Souza Bom, ex trabajador, se vinculó al Sindicato de los Metalúrgicos cuando trabajó en la empresa automotriz Mercedes Benz. En 1974 conoció a Lula (Luiz Inácio Lula da Silva) quien lo invitó a participar en

un sindicalismo de contestación, de combatividad, un sindicalismo que no queda esperando a que el trabajador vaya. Sino se trata de invertir ese orden: nosotros somos los que vamos a la puerta de la fábrica, a conversar con ellos (p. 87).

Al mismo tiempo le plantea la serie de riesgos que va a correr debido al estado de excepción de la dictadura militar. Con todo, Souza Bom corrió el riesgo y se convirtió en un dirigente de la dirección del sindicato que a la vez estaba en contacto y colaboración con otros en el país. Más tarde se convertiría en un importante promotor del PT, inspirado en una de las declaraciones de Lula: "el sindicato es para resolver las discrepancias [fricciones] entre el capital y el trabajo y el partido político es para cambiar a la sociedad" (p. 89).

Souza Bom ocupó distintos cargos en el partido y en 1994 llegó a ser diputado estatal. Al igual que los dirigentes antes mencionados, critica la presencia de un bloque hegemónico en el interior del partido debido a que obstaculiza el proceso democrático.

En el caso de Olívio Dutra, fue su participación sindical en Porto Alegre la que lo hizo reconocer los matices y distintos significados que diferentes grupos le atribuían al pensamiento comunista y socialista, así como también las dificultades entre estos para llegar a acuerdos. En 1975 se ligó a otros sindicatos que formarían la Articulación Nacional de los Movimientos Populares y Sindicales (Anampos), donde los distintos sindicatos se unían sin perder sus dinámicas propias.

Al igual que Souza Bom, Dutra se convence paulatinamente de la importancia de dotar de una "dimensión política a la lucha económica" (p. 121). En 1988 fue prefecto de Porto Alegre. Después fue nombrado ministro del Ministerio de las Ciudades, un puesto de suma importancia debido a la aplicación necesaria de un plan de modernización urbana al conjunto de ciudades brasileñas. Plan que consistía en comenzar por elaborar una nueva legislación hasta mejorar las viviendas que carecían de servicios y equipamiento urbano. En su entrevista Dutra va narrando todas las dificultades que atravesó debido a los lastres del propio subdesarrollo, pero también a la falta de voluntad por parte de autoridades locales para cambiar inercias que han favorecido prebendas. Para Dutra, al igual que los entrevistados que lo anteceden, es necesario no perder de vista que

el pueblo se asuma como sujeto y no objeto de la política, considera que falta un compromiso mayor de las personas en la discusión de la política y políticas, en la fiscalización y en el acompañamiento de la ejecución de programas, inclusive para combatir de raíz a la corrupción (p.135).

Paulo Rocha destaca por su liderazgo en el Sindicato de los Trabajadores Gráficos. Fue uno de los fundadores de la Central Única de Trabajadores (CUT) y permaneció en ella durante la década de 1980 a 1990; ahí participó junto con Avelino Gánzer cuando fue vicepresidente, secretario general y director del Departamento Rural de la CUT.

Avelino Gánzer comenzó por destacarse como líder y organizador de los trabajadores rurales de Santarém, hacia donde migró junto con su familia de agricultores por causa de la construcción de la carretera transamazónica en la que fue parte de uno de los grandes proyectos de colonización implementados en el periodo de la dictadura militar.

Para Gánzer la relación con el obispo Tiago Ryan (de origen estadunidense) fue definitiva para su trayectoria política e ideológica, debido a que al vincularse con la Teología de la Liberación comenzó su participación al interior de su comunidad y a establecer otros contactos con trabajadores sindicalistas fuera de ella.

La última entrevista que pertenece a este grupo es la de Luiz Dulce. En ella se habla de su participación en el Movimiento de Emancipación del Proletariado (MEP) durante tres años. Comentó que a finales de los años setenta "había con certeza en la izquierda de esa época mucha inexperiencia e ingenuidad, pero su dedicación al país y a la causa de la desigualdad social era auténtica y generosa" (p. 197).

Por otra parte, es de sumo interés la forma en que narra los acontecimientos sobre la huelga de los profesores de Minas en 1979- Duró 40 días y la calificó como "una huelga de masas sin superego" (p. 198). Sin experiencia previa del ejercicio de un sindicato, la huelga no tenía ninguna inhibición, se desarrolló como un movimiento de base sin compromisos políticos previos con ninguna organización y al final obtuvieron conquistas importantes, una de ellas fue la constitución de la Unión de Trabajadores de la Enseñanza de Minas Gerais.

Para concluir con este bloque de entrevistados, es interesante indicar la forma en que plantean la organización del PT, la participación de los intelectuales, entre los que destacan Antonio Candido, Sérgio Buarque de Holanda, Paulo Freiré, Mario Pedrosa, Hélio Pellegrino, Marilena Chaui, Paul Singer, Eder Sade, Francisco Weffort, Maria Victoria Benavides, entre otros, y la serie de dificultades por las que atravesó el partido no sólo en su proceso de construcción, sino también para alcanzar el registro y dar la lucha electoral.

En las entrevistas de Raul Pont y Hamilton Pereira se relatan los debates que en ese contexto de finales de los años sesenta y los setenta se dan entre las diferentes tendencias de izquierda, en el caso de Brasil en plena instauración de la dictadura. Se hace toda una revisión histórica sobre la formación social y económica brasileña, sobre la etapa de la revolución, el populismo, la caracterización de las clases sociales, cuáles eran las cuestiones centrales por las que la izquierda debería luchar, y también la cuestión del "castrismo", de la necesidad y posibilidad de repetir la experiencia cubana, la "teoría del foco" que se contraponía a las teorías del Partido Comunista Brasileño. Doctrina basada en el modelo chino de la "guerra popular y prolongada" y que adquiría sentido ante el endurecimiento de la dictadura. Un aspecto que tienen en común es que accedieron a una formación universitaria, ambos pasan por la experiencia del periodismo, aunque Pereira se convertiría después en un gran poeta brasileño.

Pont fue uno de los fundadores del Partido Operário Comunista. Este grupo vinculado a la Organización Revolucionaria Marxista-Política Operária se plantea construir una estrategia insurreccional a largo plazo por la vía de la organización independiente de los trabajadores, la construcción de un partido y la lucha por construir en las empresas y fábricas organizaciones de consejos, para establecer el doble poder. No coincidían con la vía foquista, aunque sí llegaron a realizar acciones ilegales con la finalidad de conseguir recursos.

Con el PT se conquistó, según el propio testimonio de Pont,

la gran oportunidad de la gente de tener un partido de masas, un partido de base sindical. Desde nuestro punto de vista, por primera vez se concretaba el sueño de la vieja Polop, el sueño del POC, el sueño de los años sesenta (p. 224).

Pont y Pereira van a vivir la represión política en todas sus manifestaciones, así como el exilio y el contacto con exiliados de otros países. En el caso de Pereira, esta aparecerá muy pronto en su vida debido a que su hermano participó junto a Carlos Marighella, pero también a que se incorporó pronto a las actividades en contra de la dictadura. En 1969, en Porto Nacional, gana las elecciones de la dirección de la Casa del Estudiante del Norte-Goiano (Cenog) y 60 días después llegó la represión. A partir de ahí su vida se volvió errante hasta que cae preso en 1972. Su relato resulta muy ilustrativo respecto a lo que fue la represión, la tortura y los lazos de solidaridad y amistad que estableció con otros presos políticos de su edad y mucho mayores que él. Da cuenta de las acciones que realizan para sobrevivir en presidio, y cómo continúa con esa afición literaria que lo conducirá más tarde a ocupar un puesto importante en las letras brasileñas. Una vez que salió de la prisión, se incorporó al movimiento de los trabajadores del campo y se vinculó desde ese frente al PT. Al igual que sus otros compañeros, Pereira llegó a ocupar cargos importantes en la dirección del partido como secretario de Cultura en el Distrito Federal. En la actualidad se dedica a los trabajos de la Fundación Perseu Abramo.

Para finalizar, los autores presentan dos entrevistas de mujeres, Benedita da Silva e Irma Passoni. Ellas participan en el movimiento popular atendiendo las demandas que necesitan soluciones inmediatas debido a que están vinculadas a la pervivencia, a la cotidianidad de los grupos más vulnerables de la sociedad. Se trata de los problemas de alimentación, educación, vivienda, servicios urbanos, seguridad, cultura, entre otros.

Desde distintos frentes, Da Silva y Passoni convergen en su praxis, con todo y que sus orígenes sociales sean diferentes. Comparten algunos atributos, como ser mujeres en un contexto político donde no era común que ellas se entregaran a causas sociales afrontando las consecuencias, condición que, en el caso de Da Silva, se agudiza más al sufrir discriminación por género y por etnia. En ambas la práctica religiosa, que en el caso de Passoni la llevó a convertirse en monja, reafirmó su compromiso social con los grupos de mayor vulnerabilidad. Ambas han ocupado puestos de elección popular en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por que la diferencia no sea considerada desigualdad. Da Silva va a formar parte de la Comisión de los Derechos Sociales y de la de Relaciones Internacionales.

En cuanto a Passoni, ella se vinculó a la corriente de la Teología de la Liberación y al trabajo con las Comunidades Eclesiales de Base, promoviendo la creación de escuelas y de la educación popular. Desempeñó un papel relevante como miembro de la Comisión de Ciencia y Tecnología, Comunicación e Informática de la Cámara, que a la vez alentó al movimiento de "ciencia, tecnología e inclusión social". Inspirado en este se desarrollaron proyectos locales participativos con tecnología social: tecnologías asistidas para personas con capacidades diferentes; incubadoras públicas de empleos solidarios con personas que participaron en el Programa Hambre Cero; capacitación en proyectos de desarrollo humano, social y económico. Todo dentro de una visión de sustentabilidad.

Es importante decir que el libro, elaborado con la metodología de la historia oral, no sólo proporciona una serie de elementos relevantes para comprender la realidad histórico-social brasileña en la coyuntura actual, explicando en qué consistió la viabilidad del proyecto político del PT hasta llegar a la toma del poder por la vía electoral y conseguir el liderazgo de la región latinoamericana. También contribuye, en este contexto de desencanto hacia el papel de los partidos políticos, a exponer la necesidad de la construcción del partido de masas en donde sin excepción puedan participar, en igualdad de condiciones, los distintos grupos sociales, reconociendo que el partido es el ámbito donde se formulan y se debaten los proyectos que contribuyen a cambiar las profundas desigualdades que asolan a las sociedades latinoamericanas.

En suma, considero que los autores logran el propósito de despertar "el interés para todos aquellos que acreditan que la construcción de un futuro mejor para la sociedad brasileña pasa necesariamente por la reflexión crítica sobre su historia" (p. 15).

 

Nota

1 Cabe señalar que he realizado las traducciones del portugués al español de las citas del libro que aparecerán a lo largo de la reseña.

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