SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número78La Constitución de 1824: La consolidación de un pacto mínimoMuitos caminhos, uma estrela: Memórias de militantes do PT índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Secuencia

versão On-line ISSN 2395-8464versão impressa ISSN 0186-0348

Secuencia  no.78 México Set./Dez. 2010

 

Reseñas

 

Ana Buriano Castro, Navegando en la borrasca. Construir la nación de la fe en el mundo de la impiedad, Ecuador, 1860-1875

 

Víctor A. Villavicencio Navarro

 

Instituto Mora, México, 2008.

 

Facultad de Filosofía y Letras UNAM

 

Resulta motivo para celebrar la aparición de investigaciones que tengan por objeto el estudio del conservadurismo en Latinoamérica y no se limiten al ámbito de los idearios, sino que también extiendan sus alcances al terreno de la praxis política. En Navegando en la borrasca, Ana Buriano Castro analiza profunda y detalladamente el proyecto de nación que echó a andar Gabriel García Moreno en Ecuador, donde ocupó la primera magistratura en dos ocasiones, con un interregno de por medio, entre los años 1860 y 1875.

Dividido en cuatro capítulos, el estudio tiene como finalidad rescatar el caso ecuatoriano dentro de las variadas prácticas políticas bajo las cuales se formaron las naciones en América Latina y la primera versión fue presentada por la autora como tesis doctoral en el posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM. De entrada, Buriano lanza una pregunta sugerente que continúa en la cabeza del lector a lo largo de su libro: ¿Por qué los latinoamericanos del siglo XIX fuimos y somos tan incapaces de imprimir transformaciones trascendentales para la suerte de nuestros países, a pesar de haber sido gestados en escuelas que propugnaban un cambio?

Para dar una respuesta, la autora comienza exponiendo el proyecto de García Moreno dentro de las dinámicas regionales de Ecuador, exposición basada en un trabajo exhaustivo y la constante reflexión comparativa que pone en práctica a lo largo del capítulo. El proyecto garciano debió enfrentar la difícil tarea de soslayar las características de las regiones ecuatorianas, donde las particularidades, tanto económicas como sociales, marcaban la pauta específica que se seguía en el terreno político. La sociedad de la provincia sureña de Azuay, por ejemplo, no se adhirió al centralismo que pretendía imponer el sistema, por lo cual se mantuvo marginada, aplicando proyectos propios, ajenos en la mayoría de los casos a las otras zonas del país. Un país de dimensiones pequeñas en el que los regionalismos se acentuaron, constituyendo cada uno de ellos un microuniverso con necesidades, ideas y costumbres políticas particulares, a lo cual debieron añadirse los constantes e intensos movimientos de población que dificultaron aún más la aplicación del proyecto centralista conservador. La autora tiene buen cuidado de resaltar los rasgos regionales, y es suficientemente clara cuando explica los niveles desiguales en que cada uno de ellos se integró a los proyectos económicos que pretendía poner en marcha el sistema.

La institucionalización del garcianismo es el tema del segundo capítulo. "El proyecto necesitaba legitimarse —señala Buriano— y, como es sabido, plasmar los proyectos en constituciones fue el nivel predilecto que escogieron los ensayos políticos decimonónicos en América Latina" (p. 146). Así, encontramos un análisis profundo de los constituyentes de 1861 y 1869, quienes dieron cauce legal al proyecto garciano. La historiografía ecuatoriana ha tildado de liberal al texto derivado de la primera asamblea y de conservador al de la segunda. Acertadamente, la autora se despega de la inútil tendencia de encuadrar las cartas magnas dentro de marcos político-ideológicos y, más bien, se da a la tarea de clarificar las razones por las cuales, en un periodo tan corto y bajo el mismo régimen, se elaboraron dos proyectos constitucionales de naturaleza distinta que, cada uno en su momento, fueron vistos como instancias salvadoras.

A lo largo del capítulo se reconstruye el ambiente que rodeó a ambos constituyentes, repasándose las circunstancias de su formación, los representantes que acudieron a las asambleas y la manera como quedaron formadas. Atinadamente, se echa mano de los debates de los congresos para dar a conocer las polémicas en torno a temas como el derecho a la ciudadanía, la cuestión del sufragio, la descentralización de las instituciones, las garantías individuales y la justicia. Buriano llama la atención sobre la disputa referente al sistema federal, señalando que existió un temor a la federación muy acorde con los tiempos correspondientes. El ejemplo claro en contra de tal sistema se hallaba en Estados Unidos —hundido entonces en su guerra civil— y en México —que en esos momentos se encontraba en la mira de ambiciones europeas. Así, la autora expone contrastes y hace comparaciones provechosas, pasando su exposición por el plano local e internacional, resultando de ello una narración atractiva e interesante.

El capítulo tercero gira en torno al papel de la Iglesia dentro del proyecto garciano. Dada la naturaleza del gobierno de García Moreno, es quizá el apartado más interesante del estudio. Buriano señala que la Iglesia en Ecuador fue hábilmente utilizada por el sistema como herramienta civilizatoria y modernizadora por medio de la educación. "Ante el predominio de las fuerzas centrífugas, la unidad religiosa se convirtió en eje aglutinador" (p. 209). Es de apreciar la descripción, aunque breve, sobre las negociaciones para llevar a cabo un Concordato con la Santa Sede en 1862; y sobresale el hecho de que la negociación no fue tan tirante —como sí lo fue la llevada a cabo por la representación del imperio mexicano un par de años más tarde— y estuvo marcada por la lentitud característica, bien subrayada por la autora, con la que Roma llevaba a cabo sus convenios, en especial con los nuevos países latinoamericanos. Si bien el gobierno garciano debió ceder en diversos e importantes aspectos ante la Iglesia, esto le valió contar con una aliada poderosa que lo dotó del sustento ideológico para afianzar su proyecto. Pero no todo fue miel sobre hojuelas, como no lo es nunca en las relaciones Iglesia-Estado, y la "reforma del clero" emprendida por García Moreno dio lugar a una convivencia conflictiva que acarreó muchos problemas al régimen. No menos problemas se derivaron de la reforma a la educación; aunque el gobierno dejó en manos de la Iglesia las políticas educativas, impulsó la llegada de congregaciones extranjeras, francesas en especial, que suponía especializadas, ajenas a la política del país y confiables en cuanto a sus principios.

Buriano afirma atinadamente que uno de los aspectos más admirables de las acciones garcianas fue la manera como, aunque accidentada y conflictiva, supo poner a disposición de su proyecto a la Iglesia ecuatoriana. "Todo se valía y todo debía plegarse a los designios del constructor conservador que fue García Moreno" (p. 268).

El último capítulo tiene como objetivo el estudio del discurso político del garcianismo, enfocado en la sección "no oficial" del diario El Nacional. Con base en la propuesta de análisis discursivo, muy conocida en nuestro país por los trabajos de Elias José Palt, Buriano evita el sesgo que supone el considerar una sola fuente para llevar a cabo la interpretación de un periodo largo, lo que, a su vez, le facilitó el camino para encontrar nuevo carácter a dicho periódico que, según ella, ha sido señalado como útil tan sólo para conocer la vida institucional y administrativa de Ecuador. El análisis discursivo resulta rico e interesante. A través de él se sigue el camino que transitó el garcianismo, los giros lingüísticos de sus discursos, los propósitos perseguidos por el proyecto; desde el pujante optimismo de los primeros años reflejado en la imprenta de El Nacional, pasando por la conciencia de problemas y dificultades que debían ser sorteados, hasta el desengaño y las tensiones del final, que condujeron a la exaltación nacionalista y a algo así como los gritos desesperados del conservadurismo por mantenerse vigente frente a la diversificación propia de los nuevos tiempos en los que entraba la nación ecuatoriana. "Lo que realmente se conjuraba en contra del proyecto era la época" (p. 328). Debido precisamente a los interesantes resultados que la autora presenta en este apartado, resulta inevitable señalar que el análisis de alguna otra fuente hemerográfica (una o dos, al menos) habría resultado el doble de provechoso y sugerente.

Buriano deja ver en sus conclusiones la dificultad que conlleva y el cuidado consecuente que debe ponerse cuando se etiquetan los periodos históricos. Contrario al caso mexicano, en Ecuador las diferencias ideológicas tuvieron tintes laxos. Nadie deseaba reconocerse a sí mismo como "conservador" y, en cambio, todos se decían "liberales" por ser personas civilizadas, educadas y de su época. Sin embargo, la figura central, fuerte y única, tan necesaria para hacer cuajar los proyectos políticos, fue ocupada por Gabriel García Moreno y en torno a ella se reunieron grupos diversos. Como el proyecto tomó tiempo para definirse, fue sobre la marcha que adquirió, poco a poco, sus dimensiones y carácter decisivos.

El garcianismo mostró la habilidad necesaria para hacerse de las herramientas que coadyuvaran a solidificar su proyecto, mostrando una enorme capacidad de adaptación y hasta de persuasión. Echó mano de las reformas, de la Iglesia, de la educación, de acciones represivas en aras de la continuidad. Sin embargo, la dificultad se encontraba en la naturaleza misma del país y en los continuos cambios que vivía y que lo rodeaban, lo que dificultó cada vez más la instauración cabal de su propuesta. No obstante, luego de diversos intentos y constantes choques contra las circunstancias desiguales en las distintas regiones ecuatorianas, el aparato gubernativo dejado por el garcianismo poseía, al final, mayor cohesión.

Con Navegando en la borrasca, Buriano logra presentar una pintura general e interesante del proyecto garcianista, las dificultades que enfrentó, su gran ductilidad y sus alcances. Por otra parte, muestra las profundidades de Ecuador y sus dinámicas más particulares, tanto en el plano geográfico regional, como en el político ideológico. Es, además, un estudio de gran utilidad, en la medida en que constituye un buen sustento para llevar a cabo reflexiones comparativas, tan convenientes y necesarias en los estudios históricos sobre el apasionante y complicado siglo XIX. Queda de manifiesto que la dificultad histórica para realizar transformaciones trascendentales en América Latina responde a las disimilitudes propias de cada país. Así, el sistema que pretendió construir la nación de la fe en el mundo de la impiedad es un ejemplo esclarecedor de una más de las dinámicas políticas en el devenir de nuestro continente, donde aún resta mucha diversidad por explorar.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons