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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.84 Ciudad de México jul. 2023  Epub 11-Dic-2023

https://doi.org/10.22134/trace.84.2024.909 

Reseñas

El traspaís de Cancún-Riviera Maya: Lugares, actores y dinámicas

Renaud Lariagon* 

* Postdoctorante en el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México / Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos-investigador asociado / ESO Angers, Francia, lariagonrenaud@yahoo.fr.

Jouault, Samuel. 2021. El traspaís de Cancún-Riviera Maya: Lugares, actores y dinámicas. ., Toluca: Universidad Autónoma del Estado de México, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,


Al conocer la trayectoria del autor nace la pregunta: ¿Por qué la cuestión turística no aparece en el título? Se vuelve más claro solo con observar el índice y leer la introducción, dentro de los cuales destaca el énfasis en el traspaís y sus dinámicas socio-espaciales. El autor no se restringe al turismo, sino que lo ubica como factor de los cambios sociales de la Riviera Maya y sus alrededores rurales. El autor explica cómo evolucionó el traspaís (del francés arrière-pays, ‘el país de atrás’) desde una perspectiva histórica reciente. Cruza varias dimensiones sociales: la cuestión agraria, la pobreza rural, la migración hacia los polos urbanos, la opción turística para el desarrollo local y sus riesgos, obstáculos y estrategias de superación. De entrada, parece que este esfuerzo de ampliación del enfoque turístico, cruzando distintos parámetros sociales, merece un reconocimiento.

En el primer capítulo el autor se dedica a informar sobre la conformación y la evolución del «traspaís maya». En un primer apartado describe cómo este espacio, profundamente rural e históricamente aislado, se tornó periférico respecto a Cancún a partir de la construcción de los espacios turísticos en la década de 1970. Esta centralidad -planificada por y para la economía turística- no cesó de reforzarse con la extensión progresiva de la Riviera Maya, transformando este margen indígena, casi abandonado desde la Guerra de Castas (1847-1901), en uno de los más grandes destinos turísticos del mundo. En este sentido, los datos expuestos en este capítulo esclarecen la situación a partir de la década del 2000 y muestran que el desarrollo turístico no benefició a los campesinos de la región, ni siquiera con un aumento de la demanda de productos agrícolas. Al contrario, los campesinos y sus hijos migran a las ciudades. Frente a una agricultura tradicional poco productiva, la opción de ciertos pueblos fue la de desarrollar su propia oferta turística para generar ingresos complementarios. El autor cierra el capítulo señalando que estas iniciativas corren el riesgo de subordinación a empresas consolidadas y a la desposesión de recursos naturales y comunitarios.

Luego de este retrato general de las dinámicas regionales, el segundo capítulo se concentra en dos casos de estudio: los dos pueblos mayas de Ek Balam y de Yokdzonot. Se hace uso también de una perspectiva histórica para recordar que el asentamiento de Ek Balam corresponde a la conformación de un ejido al lado de la zona arqueológica del mismo nombre. En este caso, el atractivo de un sitio arqueológico maya fue el punto de partida del desarrollo turístico. En cambio, en el caso de Yokdzonot, es la presencia de un cenote lo que motivó la instalación de una población cerca de este punto de agua. Con el tiempo, este cayó en desuso hasta que se volvió un basurero. Sin embargo, su relativa buena conexión vial hizo factible el desarrollo de una actividad turística que animó a la comunidad a limpiar el cenote y recibir visitantes. Aunque en ambos casos son estructuras cooperativas -es decir, solo partes de la comunidad- quienes gestionan la actividad turística trabajan desde una relativa simbiosis con sus comunidades y sus territorios. Se trata de esquemas de funcionamiento que se ubican en los principios de la economía social. Sin embargo, no lo podrían haber hecho sin fondos públicos y asesorías de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). En muchos casos estas subvenciones permiten materializar infraestructura turística (cabañas, restaurantes, etcétera) y desarrollar otras actividades. Una vez más se resalta la dependencia de estas iniciativas a la centralidad administrativa y económica.

Ubicados en la zona altamente turistificada de la península de Yucatán, estas iniciativas de turismo rural sufren de una fuerte competencia. Por ello, el tercer capítulo se dedica a documentar cómo el espacio doméstico de estos pueblos, específicamente en Ek Balam, se patrimonializa a través del turismo. Así, se ofrece a los turistas visitar la milpa -técnica tradicional de cultivo poco productiva, pero necesaria para la autosubsistencia local- y ayudar a sembrar o a cosechar según la temporada. También, se les invita a tejer hamacas, cocinar con las mujeres del pueblo o visitar los hogares. Para el autor, esta patrimonialización participa de un proceso que, a pesar de mercantilizar sus prácticas, evita o reduce la erosión de las culturas campesinas.

Faltan comparaciones con otros casos para dimensionar el fenómeno y sustentar la tesis del tercer capítulo con más contundencia. Sin embargo, se puede reconocer que, en los ejemplos presentados, los trabajadores de las cooperativas turísticas no están inventando o importando prácticas, mucho menos creando un escenario folclórico para atraer más turistas. Los numerosos datos empíricos movilizados convencen de que estas comunidades reproducen sus prácticas cotidianas para compartirlas con los visitantes.

El capítulo cuatro nos reubica en la escala regional para dar a entender cómo las experiencias migratorias en este contexto turistificado pueden ser la ocasión de ciertos aprendizajes. Se trata de campesinos o de sus hijos e hijas que migraron a las ciudades para trabajar. De estas constantes salidas y retornos obtuvieron conocimientos, gracias a sus empleos, en construcción, hotelería u otras empresas turísticas, las cuales les fueron útiles para desarrollar actividades novedosas en su pueblo de origen. También descubrieron otros lugares e hicieron contactos diversos. De esta manera, reforzaron sus capitales culturales, sociales y espaciales, que facilitan la creación y la viabilidad de cooperativas turístico-campesinas, así como sus agrupaciones en redes colaborativas de escalas estatales y peninsular para captar una porción más importante del creciente flujo de turistas.

Debido a lo anterior, me pregunto si no cabría matizar la afirmación del autor cuando sitúa las estrategias comunitarias y las trayectorias individuales en la «globalización desde abajo» (Alba Vega, Ribeiro y Gordon, 416). Por una parte, es cierto que la situación observada corresponde a una adaptación de los grupos subalternos de países en desarrollo -aquí los campesinos mayas- al mercado global. Pero estas cooperativas son legales y fueron formalizadas gracias a políticas públicas que permitieron su impulso; de manera que no provienen de estrategias clandestinas o informales como lo sugiere dicho enfoque de la globalización. Por otra parte, creo que hay que tener cuidado al considerar las capacidades adquiridas a través de experiencias migratorias, porque no son casos aislados ni situaciones específicas al desarrollo turístico rural. En un entendimiento materialista, Harvey (1998) recordaba que, en cualquier circunstancia, la educación hegemónica, la flexibilidad laboral y la movilidad geográfica impuesta por el mercado y las instituciones dominantes generan el aprendizaje de capacidades, que una vez adquiridas, pueden estar reorientadas hacia otros usos. Dicho de otro modo, en lugar de considerar estas capacidades como logros individuales, y con ello el riesgo de un «efecto espejismo» sobre la comprensión de los procesos sociales, sugeriría considerarlas como prácticas sociales urbanas que modifican o sustituyen a las prácticas rurales.

La turistificación del campo ha sido interpretada con el término en boga de nueva ruralidad -por comparación con la ruralidad tradicional, comunitaria y agraria‒; sin embargo, desde una perspectiva crítica, este proceso es más bien un sinónimo de desruralización. Efectivamente, el turismo es una actividad de servicio de origen urbano, cuyo desarrollo puede participar en desmantelar las comunidades, entre otros factores, por la presión sobre la propiedad colectiva de la tierra -soporte de la estructura comunitaria- que genera la valorización turística. Samuel Jouault resalta cómo la apropiación comunitaria del turismo permite el desarrollo y la preservación de las comunidades rurales. Lo afirma apoyándose en un amplio trabajo de campo, fruto de un largo proceso de investigación y acción participativa. Esta larga inmersión está plasmada en el libro mediante numerosos extractos de entrevistas, mapas y esquemas descriptivos que permite al lector sumergirse en el campo yucateco y apreciar la vitalidad de las estrategias de las cooperativas turísticas. Un amplio material empírico que permite compartir parte del optimismo del autor.

Ahora bien, no podemos inclinarnos por una u otra interpretación, el fin o la permanencia de las comunidades con el turismo. Probablemente la realidad sea más cercana a un entramado complejo con matices de ambas configuraciones, se necesita sin duda una aproximación cuantitativa para completar este trabajo, así como una década más de observación para poder juzgar si las comunidades rurales podrán sobrevivir a la especialización turística de la península. Sin embargo, y estando teóricamente de acuerdo con Brenner (2017), que ve la extensión de la sociedad urbana como una tendencia inexorable -con el turismo, el extractivismo, la apertura de mercados de tierras, etc.-, y un motivo para abandonar el concepto de hinterland, cabe preguntar: ¿Cuánto tiempo más se podrá hablar de un traspaís maya?

Referencias

Alba Vega, Carlos, Gustavo Lins Ribeiro y Mathews Gordon. 2015. La globalización desde abajo: La otra economía mundial. México: Fondo de Cultura Económica / Colegio de México. [ Links ]

Brenner, Neil. 2017. «La era de la urbanización». En Neil Brenner, Teoría urbana crítica y políticas de la escala, editado por Álvaro Sevilla Buitrago, 255-68. Barcelona: Icaria. [ Links ]

Harvey, David. 1998. La condición de la posmodernidad. Buenos Aires: Amorrortu. [ Links ]

Lévy, Jacques, y Michel Lussault, coords. 2003. «Capital spatial». En Dictionnaire de la géographie et de l’espace des sociétés, 124-126. París: Belin. [ Links ]

Ripoll, Fabrice, y Vincent Veschambre. 2005. « Sur la dimension spatiale des inégalités : contribution aux débats sur la “mobilité” et le “capital spatial” ». En Rural-Urbain: Nouveaux liens, nouvelles frontières, 467-83. Rennes: Presses Universitaires de Rennes. [ Links ]

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