El número 82 de TRACE delinea con toda claridad la visión que adoptó nuestra revista en junio de 2012 cuando nos atrevimos a comprometernos, como comunidad académica, con la excelencia científica de la revista y con el robustecimiento de su vocación (la temática original que la fundó) para anunciar los siguientes sueños (prólogo al número 61, de junio de 2012):

Seis meses más tarde, nuestros sueños empezaron a materializarse cuando comunicamos con mucha satisfacción (prólogo al número 62, de diciembre de 2012) los primeros frutos de la nueva visión de TRACE: habíamos recibido y publicado artículos sobre la [In]movilidad social en México, sobre la vulnerabilidad de los jóvenes migrantes que cruzan sin documentos la frontera México/Estados Unidos, sobre el movimiento social de los exbraceros mexicanos, sobre las contradicciones de las políticas mexicanas de combate a la pobreza, sin dejar que TRACE continuara abriendo sus páginas a los etnógrafos y arqueólogos que le dieron origen (con un artículo que lleva un título fascinante: «Montes sagrados y cultos neochamánicos»). En el número 62 ya publicamos artículos en francés, en inglés y en español, de autores y autoras de instituciones académicas que pocas veces (o ninguna) habían puesto sus ojos en nuestra revista: El Colegio de México, El Colegio de la Frontera Norte, El Colegio de Michoacán, el Tecnológico de Monterrey y la Université de Perpignan.

El número 62 fue la primicia de la nueva etapa de TRACE y ahora, diez años después, este número, el 82, ya es evidencia contundente de que la revista se convirtió en lo que soñábamos que llegaría a ser: «… TRACE albergará autores, artículos y perspectivas que centren su atención en la región del mundo que nos ocupa (México y América Central) buscando captar las transiciones, cambios, crisis, movimientos y transformaciones en el marco de los análisis que privilegian las observaciones de procesos. La invitación está abierta, esperamos con ello consolidar nuestra calidad académica y ampliar el reconocimiento científico internacional» (prólogo al número 61).

¿Cómo está configurado este número 82? ¿Por qué sostengo en el título de esta presentación que, en este número, la fisonomía de nuestra revista está claramente dibujada? Empiezo mostrando la diversidad de instituciones a las que se adscriben quienes colaboran en este número: la Universidad Autónoma del Estado de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el Centre National de Recherche Scientifique, el Institut National d’Études Démographiques, la Université de Paris 8, El Colegio de la Frontera Norte, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y la Universidad Nacional Autónoma de México.

Paso ahora a la diversidad y significación de los procesos sociales e históricos abordados. En uno de los artículos se analiza la polémica sobre la guerra florida en el mundo azteca del periodo Posclásico tardío y se ponen a prueba dos explicaciones rivales sobre estas guerras: a) la que «reduce la batalla a la búsqueda de una víctima para la comunión con las deidades hambrientas que sustentan el cosmos» o b) la que «convierte a la guerra florida en una táctica geopolítica de tipo ceremonial para dominar enemigos resistentes». La polémica toca un proceso histórico de enorme significación para la historia mesoamericana. Al lado de este artículo, tenemos otro que describe y explica la movilidad intraurbana en la zona metropolitana del valle de México. Como sabemos, esta es una de las aglomeraciones urbanas demográficamente más grandes del mundo y fue el escenario de las guerras floridas del periodo Posclásico tardío. Hoy día es un espacio fragmentado y desigual en el que se despliega una serie de dinámicas socioespaciales singulares y, hasta cierto grado, inimaginables.

Estos dos ejemplos muestran ya la variedad y significación de las temáticas que alberga el número 82 de TRACE. Acompañan a esos dos artículos trabajos que abordan campos de estudio tan pertinentes y atractivos como son la movilidad laboral contemporánea en la frontera México/Guatemala, la pedagogía de la crueldad (un estudio empírico con estudiantes de Derecho y Psicología del estado de Hidalgo) y el acceso abierto a los datos en las comunidades de investigadores en ciencias sociales.

A su vez, nuestra revista sigue ofreciendo a los lectores materiales etnográficos fascinantes, como el artículo sobre el nahualismo entendido como domesticación de las almas y la nota de investigación sobre los descubrimientos en torno a la escultura del Ídolo de Almoloya del Río (su historia, sus características y las interpretaciones contemporáneas que subsisten).

Termino abordando el último de los elementos de nuestro sueño de 2012, la indexación de TRACE. En estos términos hemos avanzado notablemente, no solo somos una de las 98 revistas reconocidas por el CONACYT, sino que estamos ya indexados por SCIELO, Redalyc, Latindex, Revue.org, Google Académico, DOAJ, CLASE y REDIAL. En la última evaluación de CONACYT, se nos otorgaron 30.34 puntos de un total máximo de 68.29. Esa última evaluación nos clasifica como una revista «en desarrollo», sin embargo, todo hace pronosticar que podremos alcanzar la categoría de «revista en competencia nacional» (saltando dos escalones de la clasificación) en poco tiempo porque en los siguientes indicadores hemos avanzado notablemente: indexación en SCIELO Citation Index, puntaje según características editoriales de Latindex y H-Index Google Scholar, y citación de los artículos en Scopus, en WoS y en Google Académico.

Enhorabuena, nos estamos preparando para celebrar los cuarenta años de TRACE comprometiéndonos todas las personas que integramos el equipo editorial, el Comité de Redacción y el Comité Científico a cumplir con las metas que nos hemos trazado.