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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.80 Ciudad de México jul. 2021  Epub 11-Oct-2021

https://doi.org/10.22134/trace.80.2021.754 

Sección general

Mujeres mexicanas retornadas: reconfiguraciones en la dinámica familiar

Mexican women migrants returning. Reconfigurations in the family dynamics

José Franco Aguilar* 

* Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas (UNAM-IIJ), México, jfrancomx@gmail.com.


Resumen:

El presente artículo analiza los cambios o continuidades generados por mujeres mexicanas retornadas dentro de su dinámica intrafamiliar, derivados de su experiencia migratoria en EE. UU. El objetivo será la construcción de una tipología que discrimine la existencia de transformaciones dentro de dicha dinámica. En concreto, se exploran cuestiones intrínsecas en las familias que dan la pauta para contrastar situaciones. Particularmente, se estudian las siguientes dimensiones de análisis: trabajo doméstico, cuidado de los hijos, pautas de interacción familiar y concepción propia de la posición dentro del grupo doméstico. Los sujetos de análisis son veinte mujeres retornadas que tuvieron una residencia en EE. UU., quienes radican en una localidad rural, en el estado de Jalisco en México.

Palabras clave: migración de retorno; mujeres retornadas; dinámica intrafamiliar; zonas rurales; México

Abstract:

This article analyzes the changes and continuities in gender roles and family dynamics among migrant women returning from the United States. It considers the migratory experience as a potentially important factor influencing changes in gender dynamics within the family. The objective is to construct a typology that discriminates between existing changes in family dynamics and changes in gender roles resulting from the migratory experience. In order to provide a context to contrast situations, the article explores gender dynamics apparent in certain family dynamics, including housework, childcare, patterns of family interaction, and returning migrants’ conception of their position within the domestic group. The subjects of analysis are twenty returning migrant women from the United States who currently reside in a rural village in Jalisco, Mexico.

Keywords: return migration; female return migration; family dynamics; rural area; Mexico

Résumé:

Cet article analyse les changements et les continuités générés par les femmes mexicaines de retour de migration dans leur dynamique intra-familiale, comme résultats de leur expérience migratoire aux États-Unis. L’article propose de construire une typologie qui observe l’existence de transformations dans ces dynamiques. Plus précisément, les problèmes intrinsèques sont explorés au sein des familles et définissent la norme dans des situations contrastées. En particulier, sont analysées les dimensions suivantes : travail domestique, garde des enfants, modèles d’interaction familial et conception du rôle féminin dans le groupe domestique. Les sujets analysés sont vingt femmes de retour de migration qui ont résidé aux États-Unis et qui vivent actuellement dans une ville rurale de l’État de Jalisco au Mexique.

Mots-clés: migration de retour; femmes rapatriées; dynamique intra-familiale; zones rurales; Mexique

Introducción

Un fenómeno que adquirió relevancia dentro del panorama migratorio mexicano actual es la migración de retorno; en el quinquenio del 2005 al 2010 se consideró que este flujo poblacional era central dentro del «nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos» (Gandini, Lozano-Ascencio y Gaspar Olvera 2015, 18). Si bien el retorno no es algo nuevo y ha sido parte de la dinámica migratoria, en México se acentuó su importancia cuando el saldo neto migratorio se ubicó en valores cercanos a cero durante el periodo mencionado (Conapo 2014).

En ese lapso, los datos mostraron un cambio en el patrón de la migración: se observó un intenso flujo de retorno, superior al registrado anteriormente, a lo cual se vinculó la reducción del flujo de salida de migrantes desde México (Canales y Meza 2018). En ese periodo se observó un saldo neto migratorio nulo (Galindo 2015; Canales y Meza 2016), para Durand y Arias (2014) esos datos sustentaban la hipótesis de un posible colapso de la migración de mexicanos a EE. UU.

Al considerar el retorno distinguiendo por sexo, Canales y Meza (2018) muestran las tasas de retorno (%)1 que, para el quinquenio 1995-2000 eran de 4.5 % para los hombres y 3 % para las mujeres. Para el 2005-2010 la tasa de retorno de los hombres aumentó a 9.7 % y la de las mujeres a 4.7 %. En este contexto, el patrón migratorio mexicano como país expulsor sufrió un cambio importante, un ejemplo relevante de ello son las comunidades de la región histórica de la migración.2

El retorno femenino, en esta coyuntura, muestra de forma particular características propias y distintivas.3 Según la información censal para 1990, el 2000 y el 2010,4 distinguiendo por región migratoria y tamaño de localidad del total de mujeres retornadas en 1990, la mayoría -el 42.1 %- regresaba a un entorno urbano (40.4 % a un entorno rural y 17.5 % a un entorno semiurbano).5 Para el 2000 y el 2010, del total de retornadas, la mayor parte regresaba al entorno rural (45.8 % en el 2000 y 51.6 % en el 2010) y a la denominada región histórica.

Así, considerando la importancia que tuvo el retorno en México y la especificidad del retorno femenino, en este artículo se analizan los cambios y continuidades dentro de la dinámica intrafamiliar y las transformaciones en los roles de género de veinte mujeres migrantes de retorno que vuelven a zonas rurales en el estado de Jalisco, perteneciente a la región histórico-migratoria. Se pretende evidenciar si la experiencia migratoria tiene la capacidad de incidir en los roles de género dentro de la dinámica intrafamiliar al retornar.

En distintas investigaciones sobre el tema de migración y género se ha mostrado que la experiencia migratoria puede incidir en la transformación de las relaciones entre hombres y mujeres (Rosas 2014). En algunos casos de forma positiva, ofreciendo mayor autonomía (Moroksavic 2010), mejorando la posición social (Hondagneu-Sotelo 2007) y en general reduciendo las desigualdades de género (Pessar y Mahler 2003). Empero, también se ha expuesto que los efectos de migrar no resultan en un proceso de emancipación, sino todo lo contrario, se produce estabilización en las normas establecidas, intensificando la dominación masculina y exacerbando las desigualdades entre hombres y mujeres (Tienda y Booth 1991; Morokvasic 1984).

El análisis presentado contempla que los posibles cambios son complejos y no son homogéneos, por ello resulta relevante analizarlos en un contexto particular. En este sentido, el lugar de análisis que cuenta con una amplia historicidad migratoria ofrece un lugar propicio y relevante para el estudio de cómo la migración y el género se entretejen para develar particularidades e impactos en las migrantes retornadas.

Así, el objetivo de esta investigación es la construcción de una tipología que distinga la existencia de transformaciones en los roles de género dentro de la dinámica intrafamiliar de las migrantes retornadas. Particularmente se exploran las siguientes dimensiones de análisis: trabajo doméstico, cuidado de los hijos, pautas de interacción familiar y concepción propia de la posición dentro del grupo doméstico.

Este trabajo propone, en primera instancia, definir brevemente las principales formulaciones conceptuales vinculadas a la temática. En segundo lugar, se muestra un apartado metodológico que expone la técnica de generación de datos y las unidades de información. Por último, se muestra como resultado la tipología planteada como objetivo. El apartado final corresponde a las conclusiones sobre las principales características de los tipos analizados. Los resultados sintetizados permiten entender la complejidad de evaluar los impactos de la migración en la dinámica de género, pero a su vez ofrecen hallazgos relevantes sobre esta vinculación analítica.

Conceptos analíticos de la investigación

El género es un concepto central en esta investigación, Scott (1986) lo considera como un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos, donde representa una forma primaria de relaciones significantes de poder. Lo fundamental de su propuesta para el desarrollo de este estudio es la incorporación de dos formas de entender el género. Primero, enfatiza las relaciones sociales, indicando que los sexos son entendidos y construidos desde una perspectiva histórica y cultural presente en la sociedad, dejando de lado cualquier forma de determinismo biológico. Segundo, distingue y resalta que el poder es parte consustancial del género. En términos de Scott, «el género es el campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el poder» (1069).

En la migración son evidentes los patrones particulares entre hombres y mujeres. En este sentido, el género influye directamente en el hecho de migrar, en las motivaciones, en los patrones y en los tipos de migración (Szasz 1999). La migración es un proceso de género, donde los roles sociales de género repercuten en quién migra, cuándo, durante cuánto tiempo, cómo es esa experiencia, qué tipo de trabajos obtienen y cómo se relacionan con las remesas o con sus familias (Bastia y Haagsman 2020).

Al considerar a las mujeres como actores fundamentales en los procesos migratorios, es necesario vincular las distintas maneras en que las representaciones de género se inscriben en los cuerpos sexuados en relación con la movilidad. En este contexto, la mujer migrante constituye un caso especial de análisis debido principalmente a los roles de género asociados directamente a normas sociales. A grandes rasgos, los roles de género pueden considerarse como expectativas sociales vinculadas al sexo que tradicionalmente les han sido asignados en nuestras sociedades (Casique 2019). En la mayoría de las sociedades hombres y mujeres detentan roles diferenciados, los cuales prescriben comportamientos, ocupaciones y derechos de los individuos (Keister y Southgate 2012). Los roles de género, en algunos casos, a través de la migración, pueden sufrir transformaciones poniendo en cuestión las existentes estructuras de desigualdad y de poder (Pedone 2002).

Respecto a la migración de retorno, esta se concibe como una etapa dentro de la carrera migratoria de cada individuo que, si bien puede ser temporal o definitiva, estará especificada por la intencionalidad del migrante como parte de su proyecto migratorio personal.

Dentro del análisis específico de mujeres migrantes de retorno, se han evidenciado ciertas particularidades relevantes del tema. Una cuestión central es que los deseos de retornar manifestados por las mujeres en diferentes investigaciones están principalmente relacionados con la familia y su bienestar (El Hariri 2003; Christou 2003). Asimismo, Ariza (2000) menciona que algunas investigaciones demuestran cómo la migración propicia patrones más igualitarios en las relaciones de género en el país de destino. No obstante, al retornar al país de origen dicha igualdad tiende a disminuir e incluso se vuelve al patrón de género prevaleciente antes de migrar. La autora sugiere que «las mujeres reconocen este retroceso, lo lamentan, pero lo justifican en aras del bienestar familiar» (34). Una característica particular del caso mexicano es que las mujeres muestran mayor establecimiento en EE. UU. y gran reticencia a regresar (Papail 2002; Cobo 2008).

Así, el retorno femenino es un tema de análisis que exhibe ciertas particularidades a ser examinadas. Analíticamente, el retorno como parte del proceso migratorio revela un espacio de reorganización dentro de la familia, alterando las fronteras habituales de la convivencia del grupo familiar. Ante lo anterior, se considera que retornar implica cambios en las relaciones intrafamiliares, las cuales contemplan desde la división sexual del trabajo doméstico familiar y las nuevas formas o prácticas conyugales, hasta un reordenamiento de los límites demarcados por los espacios significados como masculinos o femeninos y que supone, entre otras cosas, un nuevo cauce en las pautas de interacción familiar.

La literatura sugiere diferentes formas de restructuración de la dinámica intrafamiliar tras el retorno. En algunos casos sucede que no existe transformación sino un ajuste en los roles de género en la familia, y este depende de los objetivos que persiga la familia en el lugar de origen; es decir, se cambia el comportamiento o se mantienen los roles tradicionales según lo necesite su integración en la sociedad de origen (Sakka, Dikaiou y Kiosseoglou 1999). Para Haritos-Fatouros y Sakka (1988) el retorno femenino se traduce en un cambio de roles dentro de la familia, pero el resultado trae consigo una mejora de la posición del hombre respecto de la mujer en la toma de decisiones. Lo anterior debido principalmente a la pérdida de control financiero por parte de las mujeres. Ruiz (2001) identifica que las mujeres después de haber sido trabajadoras y tener cierta autonomía en la migración, al regresar vuelven a ser nuevamente amas de casa, retomando roles de género tradicionales. Esto, menciona la autora, produce en ellas una sensación de «desaparición de sí mismas» (70-71).

Al considerar lo precedente, en este trabajo interesa particularmente la forma en que la experiencia migratoria de las mujeres retornadas incide en la dinámica intrafamiliar, contemplando desde las relaciones intergénericas de poder, la resignificación y reconstitución en algunos casos de los roles parentales y las tensiones que desata el retorno femenino tras un relativo empoderamiento o, si por el contrario, solo existe una reestructuración de las inequidades. Se busca evidenciar si existe alteración de las pautas de interacción intrafamiliar de las retornadas, mostrando y documentando modificaciones en las concepciones de estas mujeres respecto a su posicionamiento dentro del conjunto y respecto a sus derechos y obligaciones dentro de la unidad doméstica.

Ante la diversidad de ámbitos que pueden examinarse dentro de la dinámica intrafamiliar, se realiza un acotamiento a ciertas dimensiones de análisis que permitan indagar sobre cambios en los roles de género. El análisis se centra en el trabajo doméstico, el cuidado de los hijos, las pautas de interacción familiar y la concepción propia de la posición dentro del grupo doméstico. Las primeras dos dimensiones son fundamentales para comprender el trabajo reproductivo, las dos últimas para delimitar espacios de poder al interior del hogar (García y De Oliveira 2005).

Diseño de la investigación de campo

Como punto de inicio, para realizar la investigación se definió el lugar de estudio. El objetivo era encontrar una zona donde existiera un alto volumen de mujeres migrantes de retorno, para poder llevar a cabo entrevistas semiestructuradas e indagar sobre el tema de análisis. La delimitación se realizó tras una revisión de los datos censales para 1990, el 2000 y el 2010, y con base en ellos se estableció que la región histórica migratoria y su área rural captaba el mayor volumen de retornadas en dicho periodo, ulteriormente Jalisco y su región de Los Altos se definieron como el lugar predominante en volumen de retornadas. Con esta información se estableció y acotó al municipio de Tepatitlán de Morelos en Jalisco y su localidad llamada Pegueros.6 Esta localidad rural (4063 habitantes), según la información censal, cumplía con las características necesarias para la investigación.

Así, desde principios del 2013 al 2017 se llevó a cabo el trabajo de campo,7 con una guía de entrevistas que enfatizaba la migración, el retorno, la inserción y las proyecciones a futuro de mujeres retornadas. Se consideraron mujeres que hubieran tenido al menos una migración de seis meses en EE. UU. y estuvieran establecidas en la comunidad de origen. El resultado fueron treinta entrevistas semiestructuradas a mujeres retornadas.

Tras un primer acercamiento a los datos, sobresalen algunos temas relevantes a considerar y que permitieron delimitar y especificar el estudio del retorno femenino en la zona. Lo más importante es que la región tiene una alta movilidad migratoria. El retorno definitivo es cuestionable y complejiza su definición; ante ello se profundizó y acotó un análisis a mayor profundidad y se estableció una definición operativa de retorno femenino: mujeres con un año o más como migrantes en EE. UU., originarias de la comunidad de análisis y que denotaran la intencionalidad de estar establecidas en esta localidad. Lo anterior redujo el número de entrevistas consideradas para analizar a veinte casos.

Las entrevistas semiestructuradas realizadas consideran los tres ejes analíticos más importantes del estudio del cambio social que implica la experiencia migratoria: tiempo, espacio y relaciones sociales (Velasco y Gianturco 2012). En esta metodología la fuente de información es el marco valorativo y de significado desde el cual los sujetos interpretan cotidianamente sus pensamientos, sentimientos y acciones respecto a un fenómeno que se quiere investigar (Ariza 2004). La entrevista semiestructurada realizada se enfocó en temas particulares: migración, retorno e inserción a la comunidad de origen.

Una herramienta utilizada para la elaboración de la guía de entrevistas semiestructuradas fue el análisis longitudinal cualitativo, específicamente las trayectorias. Lo anterior debido a que esta técnica permite un recorte analítico de la biografía de la persona. Asimismo, es posible ordenar, sistematizar e interpretar la experiencia migratoria durante un lapso, concentrando y vinculando las condiciones históricas de un sujeto migrante y su experiencia migratoria (Rivera 2012).

En otro tema, la selección de las mujeres a entrevistar fue posible a través de la técnica de bola de nieve. Como la zona de estudio es relativamente pequeña y la mayoría de los habitantes se conoce, se comenzó preguntado a informantes clave y funcionarios municipales si conocían a alguna mujer que hubiera vivido en EE. UU. Cuando se localizaron a las primeras posibles entrevistadas, se verificó que cumplieran con los requisitos y se establecía contacto para la entrevista. Posteriormente, a estas mujeres se les preguntaba si conocían a alguien que cumpliera con los requisitos; con esta estrategia se pudieron entrevistar treinta mujeres.8 Esta forma de acercamiento tuvo como fortaleza una transferencia de confianza de la persona que conocía a la informante hacia el entrevistador.

El perfil general de las entrevistadas corresponde a mujeres de entre 18 y 67 años (edad media: 39 años). La duración de la estancia en EE. UU. oscila entre uno y quince años (promedio: cinco años). La edad a la que retornaron de EE. UU. oscila entre los 15 y los 55 años (edad media: 28 años). El periodo en que regresaron a Pegueros abarca entre 1994 y 2012. Respecto a la situación conyugal de las retornadas se evidencia heterogeneidad. Hay cinco solteras, ocho casadas, seis separadas y una viuda. La información de las entrevistadas se presenta bajo seudónimos con el fin de preservar el anonimato de las informantes.

La herramienta analítica en que se centra este artículo es la tipología. Su uso permite sistematizar la información, encontrar regularidades en los patrones analíticos y ofrece la posibilidad de comparar las diferencias o similitudes entre ellos. Entre las bondades del uso de la tipología es posible mencionar que es determinado en gran parte por la actividad selectiva, destaca uno o varios de los atributos tipológicos con fines teóricos, permite la comparación entre tipos y es importante para la elaboración conceptual. Respecto a la confiabilidad, la tipología se ciñe al tiempo y espacio sobre el que se construye, por ende, es condicional a las características del objeto de estudio. Sobre su validez, requiere la validación lógica y empírica, desde la elaboración y construcción de la tipología hasta la capacidad pragmática que posee para lograr una explicación causal (Velasco 2008).9

Así, se pretende que a través de los tipos resultantes se encuentren ciertos rasgos que se muestran de forma recurrente, que son generales y en muchos casos distintivos en el eje de análisis sobre las retornadas; bajo una lógica de selección, comparación y generalización es que se utiliza la tipología (Velasco 2008, 289).

Es importante expresar que la lógica de la tipología para analizar las dimensiones de la dinámica familiar mencionadas en el apartado anterior comienza con la diferenciación de ciertas características de los sujetos de estudio que moldean los resultados tipológicos presentados. Las características expresadas se consideran por el hecho de ser rasgos centrales que distinguen a las mujeres entrevistadas, su elección surge por ser factores asociados al género y tras el examen pormenorizado de las entrevistas a las retornadas.

Estas características inciden directamente en su categorización vinculada a las tipologías presentadas y en las dimensiones que son el eje central analítico. Así, la discriminación analítica parte de la situación conyugal, la posición dentro del hogar y el tipo de hogar de las retornadas. Sin duda, la naturaleza cambiante de estas características a lo largo de la trayectoria analizada complejiza su examen y descripción para cada caso, pero se consideran elementos relevantes en la distinción tipológica. Se detalla brevemente la centralidad de cada una de ellas.

Respecto a la situación conyugal, las trasformaciones que presenta esta característica, como la unión o la disolución, constituyen hitos fundamentales en el ciclo vital de las mujeres sujetos de estudio. La unión y las reglas intrínsecas que conlleva definen de manera importante diversos ámbitos dentro del grupo familiar, como la división sexual del trabajo. En este sentido, como menciona D’Aubeterre (2000), teniendo en consideración un trasfondo donde la migración está presente, es posible suponer que existe cierta influencia de la movilidad internacional en las uniones/separaciones, en los reacomodos del ciclo doméstico y en las cuestiones relacionadas con el ejercicio de los roles genéricos y generacionales.

Sobre la posición dentro del hogar, es evidente que tanto al migrar como al retornar los roles de género sufren transformaciones. La negociación, la adaptación y el posible carácter conflictivo al que deben reinsertarse las mujeres retornadas en un nuevo entorno familiar desencadenan desafíos al grupo en cuestión: se renegocia la nueva dinámica familiar.

Por último, considerar como característica diferenciadora el tipo de hogar exhibe las distintas configuraciones familiares a las que se adaptan las mujeres en su trayecto migración-retorno. El estudio de los distintos tipos de hogar ayudará a entender la forma en cómo buscan de manera diferenciada el mantenimiento, la reproducción y el bienestar de los miembros del grupo doméstico en cuestión. De acuerdo con el tipo de hogar y la posición dentro de este, se vislumbra cómo la división sexual del trabajo determina las actividades que deberá desarrollar cada persona del grupo doméstico, asignándose qué miembros van a asumir las funciones que se enfocan con la provisión económica y cuáles se van a centrar en el cuidado y las relaciones afectivas.

Así, se establece que las características descritas ofrecen la posibilidad de incluir la esfera de la reproducción y abordar las relaciones de género implícitas a la actividad del grupo doméstico, develando las transformaciones o continuidades en las dimensiones de análisis. En el siguiente apartado se muestra la tipología resultado del análisis a las entrevistas a mujeres retornadas.

Tipologías de la dinámica familiar

La tipología presentada alude a los cambios o continuidades en los roles de género dentro de la dinámica intrafamiliar, teniendo como escenario la movilidad migratoria. Los cuatro tipos presentados expresan distintas formas de experimentar la migración y el retorno, así como las distintas formas de encarar las transformaciones en el entorno intrafamiliar.

Primer tipo: «ir y venir» como soltera

Existen atributos distintivos que dan cuenta de la particularidad de este tipo. El rasgo que más destaca es que estas mujeres se mantienen sin cambios en su situación conyugal: vista a través de la trayectoria de análisis, la constante es mantenerse solteras. La soltería como característica ofrece un vínculo a otro distintivo que caracteriza al tipo: la edad, son mayoritariamente mujeres jóvenes (35 años en promedio). Otro elemento particular del tipo es que en términos generales son mujeres que poseen un mayor nivel educativo: educación media superior.10

Al considerar la experiencia migratoria, este grupo exhibe una particularidad propia y totalmente diferente de los otros tipos: son mujeres con más de una estancia en EE. UU., mayoritariamente visitas menores a seis meses. La estancia de mayor tiempo es de aproximadamente cuatro años. Lo anterior se encuentra relacionado directamente con que ellas poseen documentos legales migratorios, que les permite el ingreso legal a EE. UU. Ellas ostentan un documento que las acredita como residentes de dicho país o tienen doble ciudadanía: mexicana y estadounidense. La estancia migratoria reviste una diferencia en sí para estas mujeres y tiene objetivos específicos para ellas, uno de ellos es estudiar y el otro trabajar con el objetivo de hacer un ahorro monetario.

Para estas mujeres es fundamental la familia como agente propiciador de la estancia migratoria, esto por dos motivos. El primero es que la obtención de la residencia o ciudadanía es el resultado de una migración anterior de familiares directos, principalmente padres. En la mayoría de los casos, los padres son por quienes se obtiene la residencia. El segundo motivo radica en una fuerte red de parientes migrantes que para la mayoría se ha consolidado a través del tiempo y los convierte en residentes permanentes en EE. UU., los cuales apoyan directamente el traslado de estas mujeres a dicho país. En la tabla 1, es posible observar las características de las mujeres que integran el tipo, sus atributos son detallados a través de su trayectoria.

Tabla 1 Mujeres entrevistadas catalogadas en la investigación con trayectorias del primer tipo: dimensiones, características y trayectoria 

Nombre Características específicas analizadas Situación al momento de emigrar Situación al momento de retornar Situación posterior al retorno
Ana Temporalidad Antes del 2008 2010 2010-2015
Situación conyugal Soltera Soltera Soltera
Posición dentro del hogar Hija Sobrina Hija
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear
Hijos nacidos vivos No tenía hijos No tenía hijos No tenía hijos
Caridad* Temporalidad Antes de 1992 1994 1994-2016
Situación conyugal Soltera Soltera Soltera
Posición dentro del hogar Hija Sobrina Hija-hermana
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear-ampliado
Hijos nacidos vivos No tenía hijos No tenía hijos No tenía hijos
Janeth Temporalidad Antes de 1991 2002 2002-2017
Situación conyugal Soltera Soltera Soltera
Posición dentro del hogar Hija Hermana Hija
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear
Hijos nacidos vivos No tenía hijos No tenía hijos No tenía hijos
Maite* Temporalidad Antes del 2000 2002 2002-2014
Situación conyugal Soltera Soltera Soltera
Posición dentro del hogar Hija Hermana Hija-jefa
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear-ampliado
Hijos nacidos vivos No tenía hijos No tenía hijos No tenía hijos
Salma Temporalidad Antes del 2009 2010 2010-2015
Situación conyugal Soltera Soltera Soltera
Posición dentro del hogar Hija Nieta Hija
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear
Hijos nacidos vivos No tenía hijos No tenía hijos No tenía hijos

* Año y medio entre el momento de emigrar y el de retornar.

Elaboración propia. La información es resultado de las entrevistas personales realizadas en Pegueros entre el 2013 y el 2017.

La importancia de la familia se aprecia en el recorrido de estas mujeres, tienen una posición dentro del hogar que exhibe solo un cambio en la experiencia migratoria, asociado directamente con su situación conyugal. Salen del hogar de los padres, viajan y se establecen en EE. UU. en casa de tíos o hermanos y regresan al hogar de los padres.

Sobre la estancia migratoria, existen dos percepciones generalizadas de estas mujeres. Primero, una reiteración de sobrecarga de trabajo doméstico, dada la estadía generalizada en un hogar ampliado en EE. UU. Segundo, concebir la migración como una etapa difícil en la que el aporte económico al grupo familiar donde habitaban se convierte en una idea de carga. En ambos espacios geográficos, el control familiar -sea por padres o familiares directos- era una generalidad.

Al retornar, al examinar las dimensiones de análisis, se develan atributos que estas mujeres comparten. Hay dos cuestiones destacables atribuidas a este tipo. Una es que el trabajo doméstico deja de ser una sobrecarga como lo fue durante la estancia migratoria, pues este nuevamente pasa a manos de la madre. La idea del trabajo doméstico al retornar a casa de los padres es vista como cuestión de apoyo, donde la madre tiene el rol principal. Existen delimitaciones entre lo que una mujer encargada del hogar tiene que hacer, en este caso a la madre le corresponde esta tarea, las hijas retornadas no intentan revertir esta idea.

La segunda cuestión tiene que ver con las pautas de interacción familiar y la concepción propia de su rol. Al volver, para estas mujeres la idea de la estancia migratoria se considera como un lapso de conocimiento de otras formas de vida y maneras de pensar. Sin embargo, conciben que bajo el hogar de los padres y, sobre todo, bajo el control del padre, tienen que olvidar esas ideas y deben volver a integrarse a la dinámica familiar tradicional imperante.

Ellas, al retornar, tienen como característica particular insertarse al mercado laboral y lo hacen a través de la puesta en marcha de algún negocio propio. Este negocio se inicia con los ahorros obtenidos en EE. UU. Lo interesante a destacar es que con los ingresos derivados por dicha actividad hay un menor apoyo económico al ingreso familiar. Al parecer, nuevamente la condición de hijas tiene una idea inherente de que los padres son quienes se encargan del sustento económico. Es importante mencionar que, dentro de estos hogares, las remesas enviadas principalmente por otros hijos son la parte más importante de los recursos económicos familiares. De esta forma, el ingreso de estas mujeres no se percibe como una parte fundamental del ingreso familiar.

Otro rasgo distintivo es la concepción de un futuro diferente. Para ellas, la posibilidad de poder migrar (gracias a su situación migratoria) les devela diferentes oportunidades, una futura migración es una de ellas. La idea de establecerse es generalizada, pero la migración temporal es una opción. El contraste entre lo que vivieron en la estancia migratoria, la dinámica familiar actual y, sobre todo, su soltería, les hace replantearse el futuro donde la idea de cambio, a través de migraciones temporales (ir y venir) sigue presente.

Segundo tipo: el retorno, transformación total en la dinámica personal intrafamiliar

Este tipo analítico es donde se encuentran mayores trasformaciones en las características consideradas en toda la trayectoria. Para un conjunto de mujeres, la experiencia migratoria y el retorno trajeron consigo una transformación radical en su dinámica intrafamiliar. Consecuentemente, consideran un cambio profundo y sustancial en la forma de vida dentro de su dinámica familiar personal.

Las particularidades que distinguen este tipo son diversas. Una característica de estas mujeres es que tienen el nivel máximo de estudios de educación básica.11 Al considerar su estancia migratoria, se destacan características particulares en términos temporales. En este tipo es distintiva una sola estancia, con una duración promedio de seis años y bajo la característica de no tener documentos migratorios que permitieran un estatus legal. Una especificidad relevante radica en una transformación personal total en la dinámica intrafamiliar. El cambio más notable es que para ellas la experiencia migratoria y el retorno cambiaron por completo su situación conyugal: transitan por distintos estados conyugales. La migración, entonces, se tradujo en reacomodos relacionados con la pareja, lo cual delineó transformaciones complejas en la posición y en el tipo de hogar. En la tabla 2 es posible apreciar los cambios en las características diferenciadoras exhibidas por los casos que componen a este tipo.

Tabla 2 Mujeres entrevistadas catalogadas en la investigación con trayectorias del segundo tipo: dimensiones, características y trayectoria 

Nombre Características específicas analizadas Situación al momento de emigrar Situación al momento de retornar Situación posterior al retorno
Adela Temporalidad Antes de 1990 1994 1994-2017
Situación conyugal Soltera Soltera-Casada Separada
Posición dentro del hogar Hija Sobrina-cónyuge Hija-jefa
Tipo de hogar Nuclear Ampliado-nuclear Nuclear-unipersonal
Hijos nacidos vivos No Tuvo un hijo durante la estancia No
Blanca Temporalidad Antes de 1990 1994 1994-2017
Situación conyugal Casada Casada Separada
Posición dentro del hogar Cónyuge Cónyuge Hija-jefa
Tipo de hogar Nuclear Nuclear Ampliado-nuclear
Hijos nacidos vivos No Tuvo una hija durante la migración No
Imelda Temporalidad Antes del 2003 2010 2010-2017
Situación conyugal Casada Casada-separada-unida Separada
Posición dentro del hogar Cónyuge Cónyuge-sobrina-jefa Hija-jefa
Tipo de hogar Nuclear Nuclear-ampliado-nuclear Ampliado-nuclear
Hijos nacidos vivos Uno Se llevó un hijo de un año, tuvo otro allá Sí, un hijo
Maribel Temporalidad Antes de 1990 1995 1995-2015
Situación conyugal Soltera Soltera-casada Casada
Posición dentro del hogar Hija Sin parentesco-cónyuge Nuera-cónyuge
Tipo de hogar Ampliado Compuesto-nuclear Ampliado-Nuclear
Hijos nacidos vivos No Tuvo dos hijos Si, tres
Selene Temporalidad Antes del 2006 2012 2016
Situación conyugal Separada Separada-casada Casada
Posición dentro del hogar Hija Hermana-cónyuge Cónyuge
Tipo de hogar Ampliado Ampliado-nuclear Nuclear
Hijos nacidos vivos Uno Tuvo tres hijos, se llevó un hijo pequeño No
Sara Temporalidad Antes del 2000 2009 2009-2017
Situación conyugal Casada Casada-viuda Viuda
Posición dentro del hogar Hija Cónyuge-cuñada Hija
Tipo de hogar Ampliado Compuesto-ampliado Ampliado
Hijos nacidos vivos No Tuvo tres hijos No

Elaboración propia. La información es resultado de las entrevistas personales realizadas en Pegueros entre el 2013 y el 2017.

Una especificidad notoria es la variación que estas mujeres tienen en cuanto a su situación dentro del hogar. Es destacable su posición como esposas en algún momento de la estancia migratoria en EE. UU., lo cual las vincula a la residencia conjunta con su pareja y a cambios en los tipos de hogar durante la migración. Como contraparte, al momento del establecimiento al retornar se destaca un rasgo distintivo: la posición como hijas en un hogar ampliado, vuelven al hogar de los padres, la familia tiene un papel central en el apoyo al establecimiento posterior al retorno. La situación actual también se diferencia de la anterior a la migración, pues, actualmente, el atributo mayoritario es la situación como jefa de hogar. Adela, Blanca e Imelda, posteriormente al retorno, se integran al hogar parental, pero al decidir cambiar situaciones relacionadas con el control parental deciden formar hogares propios como jefas de hogar.

En este tipo se muestran grandes transiciones durante la trayectoria, cambios relacionados indudablemente con el tipo de hogar del que pasaron a formar parte. La característica de incorporación a un hogar ampliado durante la experiencia migratoria, y el cambio entre el tipo de hogar anterior a la migración y el tipo de hogar posterior al retorno, exhiben la impronta de la experiencia migratoria. Un atributo común y distintivo de ellas es que tuvieron hijos durante la estancia migratoria. Esto, sin dudas, trastocó su rol de cuidadoras dentro de los hogares, lo cual reconfiguró y transformó su vida cotidiana. En este sentido, estas mujeres consideran que durante su estancia migratoria imperó una sobrecarga de trabajo doméstico -asociado principalmente a la estancia en hogares ampliados- que se profundizó tras el nacimiento de los hijos. Es importante mencionar que para algunas de ellas fue imprescindible el contratar los servicios de otra mujer para que las ayudase en el cuidado de ellos. Lo anterior se vincula con la inserción al mercado laboral de estas mujeres, lo cual resalta aún más la sobrecarga laboral que experimentaron en EE. UU., pues ellas se caracterizan porque accedieron al mercado laboral esencialmente como empleadas. Al retornar, también padecen exceso laboral, pero de forma heterogénea. La conciliación de actividades remuneradas y no remuneradas es una especificidad de este tipo, sobre todo en las mujeres jefas de hogar.

Sobre las dimensiones de análisis, partiendo de la situación posterior al retorno, es posible condensar ciertas características distintivas de este tipo. El trabajo doméstico se percibe como una sobrecarga durante la migración. La estancia en hogares ampliados se tradujo en mayor trabajo, en hogares nucleares que armonizaban el trabajo doméstico con el remunerado. Ellas pudieron combinar, a raíz de su experiencia, las labores domésticas con actividades domésticas extras remuneradas. Por sus cambios en la situación conyugal, en los tipos de hogar y posición, actualmente asumen una postura crítica ante la sobrecarga doméstica, lo cual en general se ha manifestado en un cambio ante ello. Para algunas esta sobrecarga derivó en que prefirieran vivir separadas de la familia en la comunidad de origen y en que, actualmente, se encuentren como jefas de hogar.

En cuanto al cuidado de los hijos, esta ha sido una actividad que ha recaído completamente en ellas; tanto en la migración como al retornar se dedican exclusivamente a esta actividad. Sobre las pautas de interacción familiar, las diferentes posiciones dentro del hogar que experimentaron han tenido como efecto la capacidad de negociación que detentan frente a otros miembros del grupo doméstico. Dicha capacidad ha tenido efecto en la situación actual que experimentan: son jefas de hogar y detentan el control, o exhiben la capacidad de negociación dentro del hogar, sobre todo en lo relacionado al trabajo doméstico.

Tercer tipo: el retorno como regreso a la vida tradicional

En este tipo existen particularidades diferenciadas, pero también compartidas con otros tipos. Una primera aproximación indica que estas mujeres tienen un nivel máximo de estudios de educación básica. Asimismo, al considerar su estancia migratoria, se destacan características idénticas con las mujeres del tipo 2.

Una característica distinta que particulariza a este tipo es que algunas de estas mujeres desde el momento de emigrar, y hasta el momento del establecimiento posterior al retorno, se mantuvieron sin cambios en su situación conyugal. Al indagar sobre lo anterior, resalta una característica central que las distingue: emigraron después de su pareja, generalmente el esposo se había ido anteriormente y, tras un lapso, ellas también emigraron hacia EE. UU. En la tabla 3 se muestran las características de las mujeres que conforman este tipo.

Tabla 3 Mujeres entrevistadas catalogadas en la investigación con trayectorias del tercer tipo: dimensiones, características y trayectoria 

Nombre Características específicas analizadas Situación al momento de emigrar Situación al momento de retornar Situación posterior al retorno
Martha Temporalidad Antes de 1989 1997 1997-2017
Situación conyugal Casada Casada Casada
Posición dentro del hogar Cónyuge Hermana-cónyuge Cónyuge
Tipo de hogar Nuclear Ampliado-nuclear Nuclear
Hijos nacidos vivos Una hija Tuvo dos hijos Sí, dos hijos
Mercedes Temporalidad Antes de 1994 2002 2002-2007
Situación conyugal Casada Casada Casada-separada
Posición dentro del hogar Jefa Cuñada-cónyuge Hija-cónyuge-hija
Tipo de hogar Nuclear Ampliado-nuclear Ampliado-nuclear-ampliado
Hijos nacidos vivos Dos hijos Se llevó dos hijos pequeños y tuvo dos hijos más No
Mirna Temporalidad Antes de 1997 2001 2001-2016
Situación conyugal Casada Casada Casada-separada
Posición dentro del hogar Jefa Cónyuge Nuera-cónyuge-hija
Tipo de hogar Nuclear Nuclear Ampliado-nuclear-ampliado
Hijos nacidos vivos Un hijo Se llevó a un hijo pequeño, no tuvo hijos allá Sí, tres hijos
Paz Temporalidad Antes de 1996 2001 2001-2017
Situación conyugal Casada Casada Casada
Posición dentro del hogar Hija Prima Jefa-cónyuge
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear
Hijos nacidos vivos No tenía hijos Tuvo una hija Sí, una hija
Raquel* Temporalidad Antes del 2001 2007 2007-2017
Situación conyugal Separada Separada Separada
Posición dentro del hogar Jefa Hermana-jefa Jefa
Tipo de hogar Nuclear Ampliado-nuclear Nuclear
Hijos nacidos vivos Un hijo Se llevó un hijo pequeño y tuvo otro allá No

* Cinco años y medio entre el momento de emigrar y el de retornar.

Elaboración propia. La información es resultado de las entrevistas personales realizadas en Pegueros entre el 2013 y el 2017.

Al examinar la invariabilidad de la situación conyugal durante la estancia en EE. UU., resaltan otras características particulares. En general, al momento de emigrar se encuentran en un hogar nuclear, al llegar a EE. UU. se establecen en un hogar ampliado. Nuevamente, la familia funge como el principal recurso para el establecimiento. Durante su estancia migratoria, se destaca su posición como parientes del jefe, no como cónyuges (p. ej., hermana, prima, cuñada), en algún momento de la estancia, lo cual las vincula a una residencia conjunta a otros parientes en hogares ampliados. Como contraparte, al retornar es distintivo de este tipo la posición como cónyuges en hogares nucleares en algún momento posterior al retorno. Destaca también el papel de padres y suegros al momento del establecimiento inicial al volver.

Una generalización de estas mujeres es que migran de manera indocumentada, pero en este caso acompañadas de hijos pequeños. Esto sin duda reviste en sí una diferencia fundamental, pero al atender cuestiones relacionadas con la dinámica familiar exhibe una nueva característica asociada principalmente al cuidado de los hijos desde el momento del cruce de la frontera: ellas se encargan de los hijos pequeños desde antes de emigrar.

Al llegar a hogares ampliados donde existen otros parientes, la dinámica parientes-hijos exhibe una problemática propia. La crianza y cuidado de los hijos durante la estancia migratoria para ellas incide en diversos aspectos. Repercute en la movilidad entre viviendas y hogares, afecta la carga de trabajo doméstico y bajo ciertas circunstancias propicia el retorno migratorio.

Aunado a lo anterior, estas mujeres tienen más hijos durante su estancia migratoria. Así, aumenta el número de hijos y, por ende, su cuidado. Ellas declaran en mayor medida una sobrecarga de trabajo doméstico, y un mayor tiempo y exclusividad dedicado al cuidado de los hijos. El trabajo doméstico excesivo es parte central de los relatos, asociado fundamentalmente a una estancia migratoria donde la residencia en hogares ampliados y el cuidado de los hijos incrementaban el tiempo en el hogar. Para algunas mujeres lo anterior se mezcla con una inserción laboral, lo cual profundiza la sobrecarga.

En este contexto, al contemplar las dimensiones de análisis, desde una perspectiva posterior al retorno, es posible mencionar que en este tipo se destaca la concepción de la estancia migratoria como un encierro versus la libertad que tienen actualmente y que les brindó el retornar. La estancia en hogares ampliados durante la migración, donde su posición dentro del hogar era la de pariente, formó en ellas una percepción problemática sobre sus pautas de interacción familiar, caracterizada por discusiones e inconvenientes familiares. Ellas, al retornar, consideran «volver a la normalidad» intrafamiliar que tenían antes de emigrar y en la cual «se sienten bien». Asimismo, las concepciones de «valores y costumbres» perjudiciales que permean en la sociedad en EE. UU., en contraposición con los «valores buenos» y normativos al retornar, es una percepción manifiesta de ellas.

Al observar de forma retrospectiva las labores domésticas y el cuidado de los hijos, desde una perspectiva donde la migración se compartió con la pareja, se evidencian dos tendencias generales. Ellas consideran que el apoyo a las labores domésticas por parte de su pareja siempre ha sido nulo, no se transformó durante su estadía o posterior retorno. Donde sí reconocen transformaciones es en el tiempo que los esposos les dedican a los hijos y en general al tiempo que pasan juntos como familia. Al retornar, la percepción general es que los esposos dedican más tiempo a la vida familiar.

La huella de la experiencia migratoria vista desde la actualidad se rescata bajo diversas expresiones, centradas esencialmente en los hijos. En ellas, se exhibe una preocupación enfocada en su educación. Lo anterior radica en que «los hijos y sus valores» son centrales para lo que consideran el buen desarrollo de la familia. El contraste entre la estancia en la sociedad estadounidense y la nueva dinámica familiar al retornar, marcada por «valores mejores» que siguen el canon tradicional, es resultado de su trayectoria migratoria y la posibilidad de contraste que les ofreció su estadía en el país del norte.

Cuarto tipo: el retorno como continuidad, movilidad al lado del cónyuge

Es distintivo de estas mujeres que su situación conyugal se mantiene sin cambios, considerando la trayectoria analizada. Empero, el atributo característico central radica en estar casadas. La migración y la trayectoria, que aquí se considera, es esencialmente junto a su esposo. Lo anterior delimita y caracteriza a estas mujeres, son de mayor edad (49 años en promedio) y las que sufren menos cambios en las tres características diferenciadoras consideradas para la construcción de esta tipología. Las particularidades de la trayectoria se evidencian en la tabla 4. Al considerar el nivel educativo, como se ha hecho con los tipos anteriores, el rasgo general de estas mujeres se establece en educación básica, específicamente primaria.

Tabla 4 Mujeres entrevistadas catalogadas en la investigación con trayectorias del cuarto tipo: dimensiones, características y trayectoria 

Nombre Características específicas analizadas Situación al momento de emigrar Situación al momento de retornar Situación posterior al retorno
Asunción Temporalidad Antes de 1986 2001 2001-2014
Situación conyugal Casada Casada Casada
Posición dentro del hogar Cónyuge Cónyuge Cónyuge
Tipo de hogar Nuclear Ampliado-nuclear Nuclear
Hijos nacidos vivos Cuatro hijos Se llevó a cuatro hijos, no tuvo allá No
Diana* Temporalidad Antes de 1993 1995 1995-2016
Situación conyugal Casada Casada Casada
Posición dentro del hogar Cónyuge Cuñada Cónyuge
Tipo de hogar Nuclear Ampliado Nuclear
Hijos nacidos vivos No No Sí, tuvo cuatro hijos
Jimena Temporalidad Antes de 1994 1998 1998-2017
Situación conyugal Casada Casada Casada
Posición dentro del hogar Cónyuge Cónyuge Cónyuge
Tipo de hogar Nuclear Nuclear Nuclear
Hijos nacidos vivos No Tuvo dos hijos Tuvo un hijo
Soledad Temporalidad Antes de 1998 2001 2001-2015
Situación conyugal Casada Casada Casada
Posición dentro del hogar Cónyuge Cónyuge Cónyuge
Tipo de hogar Nuclear Nuclear Nuclear
Hijos nacidos vivos No Tuvo dos hijos Tuvo dos hijos y está embarazada actualmente

* Un año y tres meses entre el momento de emigrar y de retornar.

Elaboración propia. La información es resultado de las entrevistas personales realizadas en Pegueros entre el 2013 y el 2017.

Enfocando el análisis de la experiencia migratoria y el retorno, estas mujeres exhiben como peculiaridad un proceso migratorio donde siempre estuvieron acompañadas del cónyuge. Para este tipo, tanto las mujeres como sus parejas ostentan un documento que los acredita como residentes de dicho país o tienen doble ciudadanía: mexicana y estadounidense. Con lo anterior, es posible considerar una migración en conjunto, es decir, del núcleo familiar; de ahí la nula o poca trasformación de la posición dentro del hogar y del tipo de hogar durante la trayectoria.

La estancia migratoria de mayor duración de estas mujeres oscila entre los seis años, pero se destacan diversas estancias en EE. UU., la mayoría de ellas con visitas menores a seis meses. Lo anterior se encuentra relacionado directamente con que ellas poseen documentos legales migratorios, lo que les permite el ingreso legal a dicho país.

La estancia migratoria reviste una diferencia en sí para estas mujeres y tiene un propósito, que es acompañar a la pareja durante la migración. La falta de empleo en el lugar de origen, los vínculos con parientes migrantes y la idea de mejorar la calidad de vida son los motivos principales por los cuales estas parejas deciden emigrar. Las mujeres fungen como acompañantes. Lo anterior se respalda en el hecho de que ellas no tienen el plan de insertarse al mercado laboral en EE. UU. y no lo hacen. Durante la experiencia migratoria se dedican al hogar y, ocasionalmente, cuidan niños, en algunos casos por un salario y en otros como apoyo a otros familiares.

Un atributo característico de este tipo es la predominancia de hogares nucleares a los que se insertan, y la posición de cónyuges. Lo anterior da cuenta de una menor inserción a hogares ampliados durante la estancia migratoria, característica generalizada en los otros tipos. Es posible que esto se deba a la decisión consensuada con su pareja de buscar la independencia como núcleo familiar. Una posible confirmación de lo anterior es el predominio de la renta de vivienda durante su estancia migratoria.

Durante la estancia migratoria, como se anotó más arriba, estas mujeres no se insertaron al mercado laboral, sino que fundamentalmente se ocupaban de las labores domésticas, del cuidado de los hijos y a veces cuidaban niños de otras personas. Lo anterior devela dos cuestiones importantes en el análisis de la dinámica familiar. La primera tiene que ver con la división tradicional del trabajo en el núcleo familiar: las mujeres se encargan de lo relacionado con el hogar y los hijos -mientras que los hombres, del sustento económico-, esto es un atributo de ellas a lo largo de su trayectoria. La segunda cuestión es que, si bien estas mujeres no consideran una sobrecarga de trabajo el cuidado de otros niños, esta actividad en sí misma representa un aumento considerable a sus tareas domésticas y del cuidado de los hijos propios.

Sobre el tema de los hijos, estas mujeres tienen la mayor cantidad, considerando toda su trayectoria. Son las únicas, respecto a los otros tipos, que tienen hijos posteriores al retorno. Sobre el tema del retorno y la decisión de este, su atributo particular radica en que quien tomó la decisión fue el cónyuge. Estas mujeres simplemente se adaptaron y consideraron que si él quería regresar, ellas seguían al cónyuge.

Sobre las dimensiones de análisis, al retornar, estas mujeres no se insertan al mercado laboral, exclusivamente se dedican a las labores domésticas y al cuidado de los hijos. La dinámica continúa igual que durante la experiencia migratoria: el hombre se encarga del ingreso económico y ayuda muy poco o nada con las labores del hogar. Empero, sí hay una idea de que al volver a su comunidad los hombres comparten más tiempo con los hijos. Para ellas, al retornar, los hombres no dedican tanto tiempo al trabajo como lo hacían en EE. UU. Ellos tienen otras ocupaciones o distracciones en su lugar de origen, en las que vinculan más a los hijos por decisión propia, lo cual es causa de la mayor atención a su cuidado.

Las pautas de interacción familiar son similares entre migración y retorno, no hubo cambios. Al ser hogares predominantemente nucleares, la interacción diaria con otros miembros de la familia es escasa. Respecto de los hijos, y vinculando esto con la concepción propia del proceso migratorio, podemos mencionar dos nociones que comparten estas mujeres. La primera tiene que ver con que los hijos están mejor en México que si se hubiesen quedado en EE. UU., esto principalmente relacionado con cuestiones de valores y la idea de libertad versus encierro en dicho país. La segunda idea tiene que ver con el rol que tiene el bienestar de los hijos, pensando en su futuro, cuando ellos sean mayores.

Ellas consideran que, a futuro, por cuestiones como empleo y educación, el contexto más promisorio para los hijos se encuentra en EE. UU. Contemplan lo anterior dada la posibilidad que los hijos tienen de emigrar, porque tienen documentos migratorios y mayoritariamente doble ciudadanía. Para estas mujeres, una futura migración está vinculada con el deseo de los hijos de irse; si ellos se van, ellas ven factible acompañarlos.

La evidencia anterior plasma cuestiones particulares de las mujeres que forman parte de este tipo. La más relevante es que en toda su trayectoria no cambian su situación conyugal, están casadas y fundamentalmente son cónyuges en hogares nucleares hasta la actualidad. Son esencialmente el grupo de mayor edad y se distingue por tener una trayectoria conjunta con el cónyuge actual. Así, la decisión de emigrar, la estancia y el retorno lo hacen en pareja, aunque las decisiones de la movilidad son fundamentalmente tomadas por el esposo. Una diferencia importante estriba en que como pareja poseen documentos migratorios, por ello estas mujeres cuentan con más de una estancia en EE. UU.

Reflexiones finales

Al analizar los cambios o continuidades acaecidos en los roles de género dentro de la dinámica intrafamiliar de las mujeres retornadas, se relevan algunos hallazgos importantes que manifiestan la centralidad del tema. La utilización de la tipología logró condensar características particulares resultado de la heterogeneidad de trayectorias migratorias, situando en relieve especificidades que perfilan resultados importantes.

Una característica generalizada en los tipos analíticos es la impronta que impone el contexto de estudio, enmarcado en una cultura migratoria en la región como lo denominan Durand y Massey (2003). Los fuertes lazos y redes que permitieron o apoyaron la emigración de estas mujeres está cimentada en la familia. Asimismo, es relevante la influencia que ejerce la situación conyugal en las diferentes estrategias que ellas proyectan dentro de su dinámica intrafamiliar. Su condición de unidas, no unidas o alguna vez unidas es parte toral de su trayectoria migratoria. Las unidas acompañan al marido y tienen estancias largas, de aproximadamente seis años. Las solteras migran solas por menos tiempo, son más jóvenes y tienen mayor escolaridad. Las que en algún momento se separaron de la pareja se insertan más en el mercado laboral y la estancia migratoria fue central en su separación.

Al analizar las dimensiones sobre las que se enfoca este artículo, se considera que existen hallazgos relevantes. Sobre la dimensión de trabajo doméstico, un atributo vinculado directamente con los roles de género, la percepción generalizada es de una sobrecarga de este tipo de trabajo durante la migración. Es común que la inserción a hogares ampliados durante la estancia aumente las actividades laborales de estas mujeres. Al parecer, la idea de que el trabajo doméstico corresponde a las mujeres se profundiza durante la migración; para algunas mujeres analizadas, el retorno resulta un escape a esta situación.

Sobre el cuidado de los hijos, para las mujeres que los tienen, ellos son o el motivo de retorno -resaltando la idea e importancia de su «educación y valores»- o el motivo para una futura migración. Los hijos ocupan el papel principal en la construcción de la trayectoria migratoria de estas mujeres. Un hallazgo destacable es la percepción que tienen las mujeres retornadas casadas de que al regresar los hombres dedican más tiempo al cuidado de los hijos, exhibiendo una mayor equidad en este aspecto: los roles se modificaron. Lo anterior, según las entrevistadas se debe a que los hombres, al volver, dedican menos tiempo al trabajo y su tiempo libre lo ofrecen más al cuidado de los hijos.

Respecto a las pautas de interacción familiar y la concepción propia de la posición dentro del grupo doméstico, es posible argumentar que existen cambios, continuidades y retrocesos. Los cambios se dan principalmente en las mujeres que forman parte de los tipos 1 y 2. Ellas, con la migración, obtienen una nueva forma de pensar y se vuelven críticas ante ciertas situaciones de inequidad, se vuelven más reflexivas y esto se demuestra en una mayor negociación dentro de su familia, se consideran con capacidad de transformación dentro del grupo familiar. Las continuidades se reflejan en el tipo 4: estas mujeres, al migrar en conjunto con su núcleo familiar, no muestran algún cambio en sus pautas de interacción ni tampoco una concepción propia distinta en este entorno. El retroceso lo exhiben las mujeres que forman parte del tipo 3: para ellas, la migración implicó problemas de interacción familiar al establecerse en hogares extensos donde las discusiones y problemáticas eran frecuentes. Al retornar, consideran que se normaliza su situación, pero no son críticas respecto a la inequidad de género evidente en su posición dentro del hogar.

Así, es posible considerar que la experiencia migratoria incide, bajo ciertas formas, en cambios sobre los roles de género dentro de la dinámica intrafamiliar al retornar. Sin embargo, es necesario tener en cuenta otros factores y su interrelación con diferentes elementos según el contexto (D’Aubeterre Buznego, Lee y Rivermar Pérez 2020). Como muestra la tipología presentada, las transformaciones no son el resultado lineal de la experiencia migratoria, la heterogeneidad de situaciones y la distinta agencia individual complejizan el análisis. Empero, estructurar ciertas características como las que se identificaron en este trabajo resulta en un análisis que muestra ciertos patrones que dan la pauta para indagar de forma más pormenorizada la importante vinculación del género dentro de la migración de retorno.

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1 Calculada como la proporción que representan los migrantes de retorno respecto a la población mexicana residente en EE. UU. al inicio de cada quinquenio considerado (Canales y Meza 2018).

2Definida por Durand y Massey (2003), esta región comprende a los estados de Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas en México. El resto del país, según la regionalización de los autores, está subdividido en región Fronteriza, Centro y Sureste.

3Del total de retornados, el volumen de mujeres disminuyó en la década de 2000-2010, pero «la probabilidad de que las mujeres migrantes mexicanas residentes en EE. UU. regresen a México se incrementó en el mismo periodo» (Gandini, Lozano-Ascencio y Gaspar Olvera 2015, 81)

4Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), datos censales. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/cpvsh/.

5Con las características de la información censal mexicana, y para los fines de este trabajo, por migrante de retorno se entenderá al individuo de cinco o más años que al momento de la entrevista censal se encontraba residiendo en la entidad federativa en la cual declaró su nacimiento y cinco años antes residía en los EE. UU. Las regiones migratorias corresponden a la regionalización de Durand y Massey (2003). Se distinguió el tamaño de localidad según el tamaño de población: rural (hasta 14 999 habitantes), semiurbano (15 000 hasta 99 999 habitantes) y urbano (100 000 y más habitantes).

6La avicultura, porcicultura y ganadería (principalmente productos lácteos) son las actividades económicas principales en Tepatitlán y Pegueros. La delegación Pegueros tiene una amplia tradición histórica migratoria y de retorno. Durand y Arias (2014) catalogan a Pegueros como una localidad con una población con una elevada experiencia migratoria. En el trabajo de campo realizado llamó la atención el apelativo asociado a esta localidad: «Pegueros-California», que la población utiliza como una denominación generalizada para nombrar al amplio contingente de migrantes residentes en ese estado de la Unión Americana. Es destacable, como ejemplo del vínculo migratorio, el club de migrantes Club Pegueros Inc., con distintas sedes en California, EE. UU, quienes apoyan de diversas formas a la comunidad: otorgan becas, la han auxiliado en situaciones de crisis y han hecho diversos apoyos a la infraestructura del lugar.

7Este trabajo ha sido constante y se han realizado diversas entrevistas, en diversas ocasiones, a lo largo del periodo mencionado con los sujetos de estudio.

8El eje central de captación a través de la técnica de bola de nieve fue la conceptualización de mujer retornada. Se buscaba heterogeneidad y no se imputó algún otro criterio particular para la selección. De las entrevistadas, cuatro de ellas tenían algún parentesco, el resto ningún vínculo.

9La tipología como herramienta analítica también tiene limitaciones, entre las que destacan su carácter estático, que los tipos resultado pueden tratarse como entidades separadas y delimitadas sin buscar interrelaciones y que su uso puede alentar un enfoque extremo o polarizado sobre un fenómeno social (Heyman 2012).

10La educación media superior, en México, alude al bachillerato o preparatoria, es un periodo de estudio de tres años generalmente.

11La educación básica en México contempla seis años de primaria y tres de secundaria.

Recibido: 11 de Septiembre de 2019; Aprobado: 20 de Abril de 2021

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