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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.76 Ciudad de México jul. 2019  Epub 27-Mar-2021

 

Reseñas

Imaginarios interrumpidos. Ensayo sobre el patrimonio perdido de Monterrey

José Roberto Mendirichaga Dalzell* 

* Universidad de Monterrey, México, jose.mendirichaga@udem.edu.

Casas García, Juan Manuel. Monterrey: Conarte, Conaculta, Gobierno de Nuevo León, 2015. 281p.


En Imaginarios ininterrumpidos […], el arquitecto especializado en el patrimonio Juan Manuel Casas hace un recuento de aquellos edificios que han sufrido desaparición o daño; señala los antecedentes a esta preocupación; analiza la Ley Federal de Monumentos; lista el patrimonio arquitectónico original; denuncia el desprecio por lo vernáculo; advierte los efectos de la modernidad; y aporta una nómina de constructores y arquitectos que durante los siglos XIX al XXI han edificado Monterrey y la región. El autor concluye con la mención de algunos de los criterios internacionales sobre la materia, que deben observarse en México y el Noreste.

En un formato de 20.7 x 20.7 centímetros -que incluye estupendas fotografías, algunas de ellas totalmente desconocidas en el medio- el libro de Juan Manuel Casas García titulado Imaginarios ininterrumpidos […] se convierte en un valioso auxiliar de la historia de la arquitectura y el urbanismo de Monterrey y la región.

El libro se inscribe en la línea de lo que Michel de Certeau (1993) identificaba como “duelo”, pero también constituye una fuerte denuncia a la falta de conservación de los bienes inmuebles y al poco cariño de los regiomontanos por este pasado.

El tema no es nuevo. John A. Dutton lo aborda citando a Ebenezer Howard, quien desde 1898 se preguntaba: “¿Podremos obtener mejores resultados partiendo de un audaz proyecto de tierra virgen, que pretendiendo adaptar nuestras viejas ciudades a unas nuevas y más retadoras necesidades?” (2000: 121).

La obra inicia con la confesión de este “tipo de tristeza que causa lo ausente […]”, en especial “doloroso cuando esa pérdida ocurre en el lugar que queremos”. Explica su autor, arquitecto de profesión y catedrático de la Facultad de Arquitectura de la uanl desde 2001, cómo “no fue hasta la segunda mitad del siglo xx que esas preocupaciones comenzaron a formalizarse en investigaciones y ensayos teóricos […]”. Allí mismo, Casas García agradece a Rosana Covarrubias su colaboración en la investigación de campo para el trabajo en cuestión.

En “Definiciones y antecedentes” (15-43), el autor señala que “los caprichos del mercado inmobiliario, con su comercialismo rapaz, son los que han decidido el paisaje urbano que hoy padecemos”; aporta algunos casos de edificios desaparecidos (templos, cines y embotelladoras); y destaca el trabajo de la Junta Arqueófila de principios del pasado siglo, encabezada por Amado Fernández Muguerza.

Con “Casi un tema nuevo” (47-56), el autor documenta, como parte de esta nueva visión urbanística y de conservación de los inmuebles más valiosos de la ciudad, el trabajo de Hugo Altamirano Ornamentación en la fachada de una casa regiomontana (1984); el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos InmueblesNuevo León del INAH (1986); y la sesión del Capítulo Monterrey de la Academia Nacional de Arquitectura efectuada en noviembre de 1998 en el Museo de Historia Mexicana. Y, como trabajos referentes para la investigación, menciona los libros de Fernando Benítez y Guillermo Tovar y de Teresa, respectivamente, alusivos al patrimonio inmueble perdido o amenazado de la Ciudad de México. Lo anterior coincide con lo apuntado por Armando Cisneros Sosa al analizar lo proyectado por Mario Pani para la Unidad Nonoalco-Tlatelolco, donde “se destruyó la iglesia de Santa María la Redonda, el exHospicio de Santo Tomás y la casa colonial de los Limantour” (1973: 166-167).

“Revisión de lo patrimonial” (59-88) analiza la Ley Federal de Monumentos expedida en 1972 y, con base en la Carta de Venecia y una Escala de Valoración Patrimonial diseñada por él mismo, define el patrimonio de valor ambiental, arquitectónico, emblemático y urbanístico. Entre estos edificios y sitios menciona: la Catedral, la Fábrica de Hilados y Tejidos La Fama, el Barrio Antiguo, el Parque Fundidora, el Hotel Ancira y el antiguo Palacio Federal, denunciando igualmente el “falso histórico” en las restauraciones.

“¿Por qué se pierde el patrimonio?” (91-112). Aquí Casas García va señalando de qué manera se han perdido edificios como: La Ciudadela, el antiguo Palacio de Gobierno, el Teatro del Progreso, el Teatro Juárez, el Puente San Luisito, la Botica del León, la Casa Cram, la Casa de Bomberos, los almacenes Sorpresa y Primavera y Al Conejo, la Compañía de Baños Monterrey y las casas de la Colonia Asarco (Céntrika).

“El patrimonio antes del patrimonio” (115-129) aborda el tema de varias construcciones desaparecidas o reducidas a su mínima expresión, de la época de Luis de Carvajal, Diego de Montemayor y Martín de Zavala en distintas poblaciones de Nuevo León; la primera población junto a los Ojos de Agua de Santa Lucía antes de la inundación de 1611, en Monterrey; y, en la misma ciudad, las Casas Reales, el Convento de San Andrés y templo de San Francisco, la casa del gobernador Ussel y Guimbarda (hoy mayormente en pie, conocida como Casa del Campesino o Museo de las Culturas Populares), las capillas de San Francisco Xavier y de Santa Bárbara en el callejón de Capellanía (en espera de restauración). Posiblemente este capítulo debiera haber precedido a varios de los anteriores en el cuerpo del trabajo.

“Desprecio por lo vernáculo” (133-156) analiza cómo se han preferido el cemento, el ladrillo y el block de concreto, a la construcción con sillar o piedra de cantería de la región, mármol negro del Topo Chico, cantera de Los Ramones y vigas de madera, mostrando como buen ejemplo de esta construcción el Hospicio Ortigosa de 1888, casi intacto, en tanto que han desaparecido la antigua casa de J. E. González Gonzalitos, el Hotel Continental, la casa de Francisco Sada, la azucarería de Gregorio Zambrano y muchas casas-habitación del primer cuadro de la ciudad construidas con estos materiales.

En “Efectos colaterales de la modernidad” (159-249), el capítulo más extenso, el autor de Imaginarios ininterrumpidos analiza el discurso de la modernidad, y su interpretación antes y después de la Revolución Mexicana. Para Casas García,“nunca se cuestionó la ética del origen de ese progreso”. Para lograr esta modernización, debe analizarse lo recomendado en la década de los cincuenta del pasado siglo por el Instituto de Estudios Sociales de Monterrey (Kurt A. Mumm), a la vez que lo apuntado por la UNL y el ITESM (donde, por ese tiempo, privaban los criterios de Le Corbusier y de Mies van der Rohe). En este mismo capítulo, el autor hace una razonada crítica a la Macroplaza realizada en la década de los ochenta (1981-1985) durante el gobierno de Alfonso Martínez Domínguez, donde se salvaron edificios como el templo de los Dulces Nombres, el viejo Palacio Municipal, el Banco Mercantil de Monterrey, la iglesia del Sagrado Corazón, el Palacio de Gobierno, el Casino de Monterrey…, en tanto desaparecieron, entre otras edificaciones, los cines Olympia y Elizondo, la plomería Brandi y los edificios Ford, Sears, Lotería Nacional y Salinas y Rocha, más el hotel Iturbide, además de infinidad de casas de muy buena factura vernácula.

Dentro del capítulo citado, se aborda el tema de la Calzada Madero (antes Calzada Unión), de la época porfiriana, con edificios en el siglo XX como la Unión de Mecánicos (desaparecido), el Hospital Civil, la cigarrera La Moderna, la maderería La Victoria (en ruinas), la escuela Plutarco E. Calles, el hotel Favorita, las primeras gasolineras y garages, los cines Lírico, Florida y Reforma, y la escuela industrial Álvaro Obregón.

A lo largo de la obra, es valiosa la nómina de arquitectos y constructores que han enriquecido o restaurado este patrimonio inmueble, como son: Juan Cruset, Papias Anguiano, Miguel Mayora, Francisco Beltrán, Miguel Giacomino, Alfred Giles, Henri Sauvage, Charles Sarazin, Gabino Elizondo, Diofausto Fausti, Jacobo F. Woodyard, Joaquín A. Mora, Luis F. Flores, Florentino Arroyo, Cipriano González Bringas, Eduardo Belden, Miguel Osuna, Antonino Sava, Arturo Olivero, Lisandro Peña, Arturo E. González, Eduardo Padilla, Manuel Rodríguez Vizcarra, Adán Lozano, Javier Sánchez, Armando Flores, Roberto Chapa, Óscar Bulnes y Óscar E. Martínez, entre otros.

En las “Conclusiones” se cuestionan los criterios de demolición y urbanismo que han prevalecido a lo largo del siglo XX y lo que va del siglo XXI; y se apunta que la entidad requiere sujetarse, en materia de construcción y urbanismo, a los criterios internacionales de la UNESCO, del Icomos (International Council on Monuments and Sites) y del Docomomo (Documentation and Conservation of Buildings, Sites and Neighbourhoods of the Modern Movement).

La obra contiene un glosario de términos particulares; una amplia bibliografía; fuentes gráficas, hemerográficas y virtuales; consulta en archivos documentales; y, en cuanto a créditos fotográficos, se lista lo obtenido en colecciones públicas y particulares.

En síntesis, se trata de una obra muy completa de Juan Manuel Casas García acerca del patrimonio perdido y en riesgo de Nuevo León y, particularmente, de la ciudad capital, el que se suma a sus trabajos de Panteones de El Carmen y Dolores, patrimonio cultural de Nuevo León, con Víctor A. Cavazos (2009) y Concreto y efímero. Catálogo de arquitectura civil de Monterrey 1920-1960, en coautoría con Rosana Covarrubias y Edna Peza (2013); y con Murales, patrimonio artístico de Nuevo León, de Alberto Compiani y Víctor A. Cavazos (2013).

Luego de la lectura de Imaginarios interrumpidos […] podemos entender lo que el editor Vincent B. Canizaro plantea en la introducción a su trabajo: “La dialéctica de tradición y modernidad está inextricablemente ligada a la lucha entre la necesaria continuidad cultural y el deseo de progreso e innovación” (2007: 22).

Bibliografía

Canizaro, Vincent B., 2007, Architectural Regionalism: Collected Writings on Place, Identity, Modernity, and Tradition, New York, Princeton Arquitectural Press, p. 22. [ Links ]

Casas García, Juan Manuel, Rosana Covarrubias Mijares y Edna Mayela Peza Ramírez, 2012, Concreto y efímero. Catálogo de arquitectura civil. Monterrey 1920-1960, Monterrey, Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León. [ Links ]

Casas García, Juan Manuel y Víctor Alejandro Cavazos Pérez, 2009, Panteones de El Carmen y Dolores: patrimonio cultural de Nuevo León, Monterrey, Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León -Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Universidad Autónoma de Nuevo León. [ Links ]

Certeau, Michel de, 1993, La escritura de la historia, 2ª edición, México, Universidad Iberoamericana. [ Links ]

Compiani González, Alberto y Víctor Alejandro Cavazos Pérez, 2013, Murales, patrimonio artístico de Nuevo León, Monterrey, Consejo para la Cultural y las Artes de Nuevo León. [ Links ]

Cisneros Sosa, Armando, 1973, La ciudad que construimos, Ciudad de México, UAM-Iztapalapa, pp. 166-167. [ Links ]

Dutton, John A., 2000, New American Urbanism: Re-forming the suburban Metropolis, Milano, Skira, p. 121. [ Links ]

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