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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.76 Ciudad de México jul. 2019  Epub 27-Mar-2021

 

Reseñas

Écrits. Manuscrits à miniatures otomi

Libertad Mora* 

Carlos Guadalupe Heiras Rodríguez** 

* Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, libertadmora@yahoo.com.mx.

** Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México, cghr30@hotmail.com.

García Téllez, Alfonso M.. Normandie, Société d’ethnologie. collection Écritures, n. 3, dirigée par Brigitte Baptandier), livres présentés et traduits de l’espagnol par Pierre Déléage, postface de Jacques Galinier, 2018. 318p.


Desde mediados de la década de 1970, Alfonso Margarito García Téllez, chamán ñähñu (otomí) de San Pablito (Pahuatlán, Puebla), es autor de una serie de libros confeccionados con el formato de “códices”(largas tiras de “papel amate”, dobladas a manera de biombos). Éstos reúnen la tradición mitológica y chamánica sudhuasteca, la afamada industria artística-artesanal sanpableña y la creatividad del empresario-comerciante que ofrece una nueva mercancía. El etnólogo Pierre Déléage tuvo el tino de apreciar el valor de esos códices -novedosos y a la vez tradicionales objetos recortados y escritos-, traducirlos del español al francés y promover su publicación. Asimismo, tuvo un segundo acierto igualmente relevante: reconocer la autoría del curandero ñähñu y no imponer su nombre como autor principal, como han hecho otros antropólogos y artistas plagiarios. Aunque no impuso su nombre como autor, Déléage sí le regaló su título al libro -inspirado en los llamados “ ‘manuscritos con miniaturas’ del Renacimiento, conocidos también como ‘Libros de horas’ ” (Pierre Déléage, 2018, comunicación personal)-.

El libro Écrits. Manuscrits à miniatures otomi (Escritos. Manuscritos otomíes con miniaturas) reúne la originalísima producción editorial del chamán ñähñu, descendiente de un patrilinaje de chamanes bien conocidos por su preminencia en la arena política de su comunidad y por su añeja colaboración como interlocutores locales frente a antropólogos, primero; turistas, comerciantes, agentes de gobierno, artistas y gestores culturales, después. Con el soporte tipo biombo de los códices mejor conocidos, los libros de don Alfonso se desarrollan sobre dos líneas discursivas, una escrita y otra iconográfica, que a veces corren de la mano y otras toman distancia. La iconografía es a veces exactamente la misma, aunque en miniatura, que la de uso ritual con los muñecos de papel recortado que dan imagen a las divinidades y otros seres no humanos; otras veces es innovadora y, aunque inspirada en la primera, desarrolla formas inéditas de expresión para ilustrar la narración escrita.

El libro publicado en Normandía incluye un prefacio de Déleage, especialista en el estudio de la escritura, y un postfacio de Jacques Galinier, conocido etnógrafo del grupo étnico otomí oriental del que forman parte los otomíes poblanos. Écrits compila la reproducción facsimilar y paralelamente la traducción al francés de los cinco títulos de los que Alfonso García es autor. Cuatro de los códices aparecen como facsimilares reproducidos a escala 1:1.3 y constituyen el corazón de la publicación, tienen una magnífica calidad de impresión que permite apreciar los detalles de la obra original.

Cuatro anexos traducen y reproducen, con la misma calidad pero a menor escala, un quinto título y variaciones de la edición de tres de los restantes pues, como advierte Déléage, los libros-códices del chamán otomí oriental, hechos enteramente a mano, se encuentran a medio camino entre “las tradiciones orales, caracterizadas por la variación continua de su contenido y sumisas a los caprichos de la memoria humana”, y “las tradiciones escritas que constituirían el corpus de textos estables y estandarizados”(Déléage, 2018: 23). Los anexos permiten apreciar algo de la variación entre una y otra edición, es decir, la peculiar ubicación de los códices de Alfonso García que se encuentran a medio camino entre la tradición oral y la escrita.

Fielmente reproducidos en Écrits, los códices de don Alfonso son los que siguen:

  • “Historia de la curación de Antigua” (1978). Este códice describe los procesos mórbidos y los procedimientos rituales de tipo terapéutico “contra la brujería”, de los que forman parte el “Costumbre para el Señor del Monte” y la “ofrenda a la Madre Tierra”. Asimismo, da cuenta de las características, funciones y comportamiento de los seres no humanos involucrados en la enfermedad, el contexto cosmológico en el que se desenvuelven y el marco mitológico del que forman parte, además de la numerología esotérica que define la cantidad de ciertos objetos de uso ritual y de los muñecos de papel con que el chamán recorta las imágenes de cada uno de tales no humanos.

  • “Tratamiento de una ofrenda para pedir la lluvia” (1978). Este libro-códice describe los preparativos y la realización del rito comunitario de peregrinación al santuario otomí de las Dos Iglesias = Mayónija. Como el códice antes reseñado, también éste da cuenta de muchos procedimientos rituales precisos. Igualmente, caracteriza algunas de las divinidades a las que se dirigen ofrendas y sacrificios, y retrata la imagen de muchas de ellas, de entre las que los Espíritus o Dioses de las Semillas -de las principales especies vegetales cultivadas y recolectadas- resultan emblemáticas del panteón sanpableño vuelto corpus artesanal.

  • “Historia de una vivienda para hacer una ofrenda al santo Tecuil” (1981). Este libro describe el rito terapéutico que, focalizado en el hogar, tiene lugar tras la muerte de uno de sus habitantes. De este título resulta particularmente interesante la manera en que su autor hace transparente esta cuestión, entre otras, casi siempre ignorada por la etnografía sobre los chamanismos mesoamericanos. Bajo la forma de contraataque dirigido al brujo responsable de provocar la enfermedad, la descripción que de los ritos curativos hace Alfonso García devela simultáneamente los procedimientos rituales de intenciones aviesas, haciendo transparente el hecho de que quien sabe curar también sabe enfermar y, como ocurre en tantos otros casos del México indio, igualmente entre los otomíes orientales todo curandero es al mismo tiempo, al menos potencialmente, un brujo. A diferencia de los dos títulos antes reseñados, éste quita a la descripción su monopolio sobre el relato, para presentar a algunos de los personajes con su propia voz en diálogo con otros. “Historia del símbolo del águila, dos años antes de que nazca el Cristo”(2007). Este códice abunda en la ecuación que hace equivalentes los ejercicios rituales de los bienintencionados curanderos y de los brujos malintencionados. Como también el códice antes reseñado, éste alterna la descripción del observador omnisciente y el diálogo de los personajes del relato. A diferencia de todos los demás títulos, éste sobre “el símbolo del águila” se instala en el registro mítico tan decididamente como es posible. En el prefacio de Écrits, Déléage informa que este relato “describe la primera ceremonia ritual organizada por los otomíes de San Pablito” (Déléage, 2018: 29), que habría tenido ocasión “dos años antes de que” naciera “el Cristo”, así como un segundo rito de Costumbre, en cierto sentido equivalente al primero, que en 1943 tuvo lugar en Xochimilco (comunidad otomí vecina de San Pablito), con el objeto de apaciguar a la Sirena, divinidad responsable de un deslizamiento de tierra con el que pretendía construir allí su casa: la Laguna. En opinión de Déléage, esta puesta en paralelo de las dos ocasiones rituales opera una “condensación temporal [que] claramente busca conferir un origen ancestral y una autoridad sobrenatural a las ceremonias realizadas en San Pablito” (Déléage, 2018: 31).

Las observaciones de Déléage sobre este libro-códice son las más interesantes de cuantas ofrece en reseña, título tras título. En su opinión, este códice es el que, respecto de los tres libros-códice antes mencionados,“viene a concluir el corpus: los tres libros canónicos que describen, cada uno, una ceremonia diferente, y encuentran en éste su origen, su valor y su legitimidad. [...] La Historia del símbolo del águila es así un libro matriz” (Déléage, 2018: 29-30). Déléage concede un valor semejante a los “manuscritos con miniaturas” de Alfonso García cuyo corpus, pronostica, “un día será reconocido como el origen de una verdadera tradición literaria entre los otomíes” (Déléage, 2018: 34). No como anticipación del futuro sino con la mirada puesta en el pasado y su recuento mítico, el propio chamán escribano se sitúa en esa línea del tiempo.

En ese sentido, Déléage analiza con agudeza el nombre y la firma autorial que aparece en casi todos los códices que conocemos. Como bien observa el etnólogo, la firma autógrafa ocupa el lugar del copyright, probablemente como “reacción al plagio, al ‘robo’ según los propios términos de Alfonso García, del que sus libros fueron objeto en los años 1970” (Déléage, 2018: 21). Pero lo más relevante es la manera que, según reconoce Déléage, don Alfonso utiliza su nombre y firma para dar legitimidad a su lugar en la historia reciente que es continuación del tiempo mítico. Sin solución de continuidad entre mito e historia, el chamán escribano añade su nombre tras dos listas: la primera, que registra los nombres de los primeros cuatro chamanes que, de acuerdo a la “Historia del símbolo del águila”, participaron en -o inventaron- el rito fundador sanpableño: 1) Eusebio, 2) Bartolo, 3) Ignacio y 4) Víctor; la segunda, que registra los de aquéllos que hicieron lo propio en 1943, en Xochimilco: 1) Santo Fernando, 2) Francisco, 3) Juan Vargas y 4) Santo García Maya, el papá de don Alfonso.

Al añadir su nombre fuera de numeración pero inmediatamente después del nombre de su padre, Alfonso García ubica su lugar en la historia local.

El paralelo entre los dos eventos que habrían tenido lugar “dos años antes de Cristo” y en 1943 se hace explícito visualmente, y es difícil saber si el nombre del autor es una simple firma que rubrica la obra al final (un fenómeno corriente en el corpus) o la continuación de la lista de curanderos que se termina con el nombre de su padre, Santos García. En los dos casos el efecto es el mismo: Alfonso García se sitúa a sí mismo en la larga línea de curanderos y es esta cadena de transmisión la que garantiza la legitimidad y la veracidad de su Historia del símbolo del águila [...]. (Déléage, 2018: 31, traducción del francés de los autores de esta reseña).

Para terminar, añadimos finalmente que el quinto códice reproducido en los anexos del libro es el intitulado “Relato de un brujo nagual” (1978), cuya atención se concentra en la búsqueda de un curandero que cure a un enfermo atacado por dicho nagual. Aunque el contenido del relato que ofrece este códice es más pobre que el de los títulos restantes, destaca que es el que explota más consistentemente la forma de diálogo al que se vuelcan los personajes del relato.

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