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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.73 Ciudad de México ene. 2018

 

Reseñas

Juan Nepomuceno de la Garza Evia, patriota ilustre

José Roberto Mendirichaga Dalzell* 

*Universidad de Monterrey.

Horz Balbás, Elena. Juan Nepomuceno de la Garza Evia, patriota ilustre. Monterrey: Fundación De la Garza Evia y Páez, 2016. 273p.


Si se revisa la lista de Beneméritos de Nuevo León nombrados por el Congreso del Estado, libro de Héctor Franco Sáenz (2011), se verá que el ensayista los divide en Beneméritos del Estado, de la Educación y de la Cultura, siete, nueve y uno, respectivamente. El libro fue publicado antes de que se nombrara a Israel Cavazos Garza, quien falleció en noviembre de 2016, en la última categoría.

Con el riesgo de distraernos del objetivo central de esta reseña, pero para entender mejor la trascendencia de la publicación del libro Juan Nepomuceno de la Garza Evia, patriota ilustre, sería conveniente hacer un recuento de algunas biografías que se han escrito acerca de beneméritos neoleoneses. En el caso de los Beneméritos del Estado, tenemos los trabajos de Israel Cavazos sobre Escobedo, Antonio Guerrero acerca de Genaro Garza García, Rodrigo Mendirichaga sobre “Gonzalitos”, Susana Rotker de fray Servando, Jorge Pedraza sobre Rangel Frías y Raúl Rangel Frías acerca de Gerónimo Treviño.

Pero vayamos con el libro que nos ocupa. A pesar de la importancia del personaje, no se había hecho un estudio profundo acerca de la vida de Juan Nepomuceno de la Garza Evia (1799-1877). En la obra, la presentación está a cargo del bisnieto de De la Garza, Alberto de Jesús, empresario regiomontano, que señala el difícil ambiente al que hubo de sobreponerse el benemérito, cómo se conformó el equipo de investigadores que realizaron el trabajo editorial y la finalidad de que el documento “motive e impulse otras investigaciones sobre los sucesos y los grandes hombres que forjaron los cimientos del estado” (p. 14). De la Garza Evia agradece, al mismo tiempo, al equipo encabezado por Elena Horz Balbás, al igual que a su esposa e hija, quienes lo ayudaron en todo momento.

El libro va precedido por el prólogo del historiador don Israel Cavazos. “El Monterrey del siglo xviii que vivieron los De la Garza y Evia” puede considerarse el escrito póstumo del ilustre cronista. Es un texto redondo que va desde mediados del siglo XVIII al poblamiento de la Nueva Santander o Tamaulipas, cuando el reino quedó desolado, con sólo 600 habitantes, hasta llegar al siglo XIX. Escribe Cavazos: “Éste fue, en apretada síntesis, el siglo XVIII que vivieron los De la Garza Evia en las postrimerías de esta centuria, cuando, en 1799, nació don Juan Nepomuceno” (p. 21).

La introducción corre a cargo de Héctor Jaime Treviño, que advierte no sólo de Juan Nepomuceno, sino de todos los hombres y mujeres ilustres: “hay que volver a humanizar al personaje, recrear su actuación en la cotidianidad de su época” (p. 23). Treviño menciona a los seis investigadores que realizaron el trabajo y reconoce el generoso mecenazgo de Alberto de Jesús de la Garza y Evia y la acertada coordinación de Elena Horz Balbás.

Edgar Rojano abre con la biografía de Juan Nepomuceno de la Garza Evia. Escribe acerca de los ancestros del personaje biografiado, la religiosidad y sencillez de sus gentes, los ataques de los indios bárbaros y las primeras noticias sobre la independencia (p. 38). Rojano realiza una puntual descripción de sociedad y gobierno reineros, amplía la información sobre el funcionamiento del Tridentino Seminario de Monterrey (pp. 44-45) y menciona a los compañeros de Juan Nepomuceno en la cátedra de derecho del seminario. Relata su primer matrimonio con Concepción González Evia y el segundo con María de Jesús de la Garza, con quien procreó a María Teresa, María de la Luz y Juan Nepomuceno. El trabajo reseña el ambiente político en el que se desempeñó, en el que hubo de sortear gobiernos centralistas o federalistas en cinco periodos o interinatos, pero en los que finalmente era confirmado como factor de equilibrio. El autor de este capítulo Deja claro que desde “el 17 de agosto de 1857 el licenciado Juan Nepomuceno de la Garza y Evia dejó el gobierno del estado en manos de Santiago Vidaurri” (pp. 75-77).

El segundo capítulo fue realizado por César Morado. Se titula “La estirpe republicana del buen gobierno”. Morado empieza por establecer que “en la actualidad la clase política ha caído en gran desprestigio, pero no siempre ha sido así” (p. 81). Señala: “ante los insalvables conflictos con Pedro de Ampudia, De la Garza y Evia renunció al cargo de gobernador el 1 de septiembre, salvándose del estigma de haber sido mandatario durante la caída de Monterrey consumada por las tropas estadounidenses” (p. 99). El resto del capítulo tiene que ver con la relación profesional y de amistad de Juan Nepomuceno con Santiago Vidaurri, y viceversa; el pronunciamiento del lampacense con el Plan Restaurador de la Libertad contra Santa Anna, la Guerra de Reforma (p. 118), la tensión con el obispo Francisco de Paula Verea, el enfrentamiento entre “rojos” y “crinolinos” que lleva a nuestro personaje a Tamaulipas, la alianza de Vidaurri con los confederados del Sur (p. 122) y el regreso a Monterrey “para retomar felizmente su acción de jurista y educador que la guerra le había impedido continuar” (p. 127).

El tercer capítulo se titula “Un hombre de leyes, en tiempos de armas”, de Jesús Ávila. Su relato arranca con la formación de Juan Nepomuceno en el seminario, bajo la cátedra del abogado Alejandro de Treviño y Gutiérrez. Ávila advierte que De la Garza “nació como súbdito de la Corona española y fue testigo de una época de turbulencias políticas y de cambio en el proceso de transición del reino al estado” (p. 131). Apoyado en trabajos de José Antonio Portillo, autor de La cátedra de derecho civil y canónico del Seminario de Monterrey, y de Samuel Flores Longoria, coordinador de Historia de la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL, 1824-2002, obra de la que es coautora Rocío González-Maíz, más su propia investigación, el autor brinda una precisa visión tanto de los cursos impartidos en la bicentenaria institución, como de los textos y lecturas utilizados en la formación de los integrantes del foro local. “Culto, patriota, ilustrado, fue sobre todo un hombre de leyes en tiempos de armas”, agrega.

El cuarto capítulo habla del “Benemérito entre beneméritos”, de Héctor Franco, quien confirma la serie de cualidades que poseía Juan Nepomuceno. Reproduce la nota necrológica en la que el Gobierno del Estado dio a conocer su fallecimiento y señala: “era un hombre de bien, así lo decían todos” (p. 153). Su trabajo incluye el decreto por el que se le nombra benemérito del Estado y unos cuadros sinópticos que clasifican a los beneméritos de acuerdo con su principal ocupación, a saber: médicos, ingenieros, militares, profesores, clérigos y abogados, más los periodos en que De la Garza fue gobernador. Enseguida del trabajo de Franco, se incluye el contexto sociohistórico en que vivió Juan Nepomuceno de la Garza y Evia.

“Genealogía” es el quinto capítulo y corresponde a Cristina María González. En el diagrama patrilineal vienen desde Marcos Alonso Garza Falcón y Juana de Treviño -que, a su vez, proceden de los Montemayor y los Del Canto-, hasta hija, yerno y nietos de Alberto y María del Carmen de la Garza Evia (p. 179). González reconoce los trabajos genealógicos de Tomás Mendirichaga Cueva e Israel Cavazos Garza, a la vez que documenta el origen de las familias fundadoras del Nuevo Reino de León, y en particular, el tronco parental que arranca con los ya citados Garza Falcón-Treviño y llega hasta los De la Garza Evia-Páez -primera y novena generación, respectivamente-, en un incuestionable rastreo de investigación genealógica. Por si fuera poco, la autora de este capítulo documenta lazos comunes de los Gutiérrez, Rentería, Guerra, Garza, Escamilla, Ochoa, García de Evia, Lozano, Torres, Aranda y Páez, y busca su origen en la península ibérica.

El sexto capítulo, “Heráldica”, a cargo de Javier Sanchiz Ruiz, comienza con el dibujo del escudo de los Garza-Evia: garza de plata en campo de gules, una caldera de sable, una bordura de azur y plata, y ocho castillos de oro (p. 233). Cita las estrofas medievales: “A estos Hevias fue dado / por blasón muy valeroso / un gran caldero colgado / en escudo inflamado / de campo mui señalado / que en las guerras de pelaios / contra los moros hicieron” (p. 237).

La obra está ilustrada con magníficos mapas (por ejemplo, el de fray Cristóbal Bellido de la Mapoteca Orozco y Berra, del siglo XVIII), litografías y grabados (George Wilkins Kendall, Carlos Nebel, Stephen G. Hill, D. P. Whiting, John Phillips y otros), y documentos y objetos del escritorio de Juan Nepomuceno de la Garza Evia. El trabajo contiene notas por capítulos y se detallan los archivos consultados, la hemerografía, la bibliografía y los documentos de internet.

En los créditos fotográficos, se menciona a Adrián Bodek, Rafael Doniz, Roberto Ortiz Giacomán, Rodrigo Ramos Avilez, Jorge Vertiz y Paulina Vía, quien también apoyó en la dirección editorial a Elena Horz Balbás. La corrección de estilo y cuidado de edición estuvo a cargo de Virginia Ruano y Adriana Cataño. La redacción de pies de fotografía fue de Horz Balbás. Un libro destinado a estar en las principales universidades y repositorios privados y públicos de México y el mundo.

Bibliografía

Cavazos Garza, Israel, 1949, Mariano Escobedo: el glorioso soldado de la República, Gobierno del Estado de Nuevo León, 258 p. [ Links ]

Franco Sáenz, Héctor, 2011, Beneméritos de Nuevo León, Fondo Editorial de Nuevo LeónSEP-Gobierno del Estado, Monterrey. [ Links ]

González-Maíz, Rocío, 2003, en Samuel Flores Longoria, coord., Historia de la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL, 1824-2002, Universidad Autónoma de Monterrey, 417 p. [ Links ]

Guerrero, Antonio, 2004, El último caudillo: don Genaro Garza García, Museo El Ojo, 26 p. [ Links ]

Mendirichaga, Rodrigo, 1992, Y su nombre se repetirá, Ediciones Castillo, 407 p. [ Links ]

Pedraza Salinas, Jorge, 1994, Raúl Rangel Frías, Gobierno del Estado de Nuevo León, 57 p. [ Links ]

Portillo, José Antonio, 2002, La cátedra de derecho canónico y civil: fuentes para la historia del Derecho Libro de Matrículas (1824-1861); Libro de Grados (1827-1862), Universidad Autónoma de Monterrey, 203 p. [ Links ]

Rangel Frías, Raúl, 1967, Gerónimo Treviño, héroes y epígonos, Monterrey, N. L., 107 p. [ Links ]

Rotker, Susana, Bravo Pueblo: Poder, Utopía y Violencia, Fondo Editorial La Nave Va, 221 p. [ Links ]

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