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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.66 Ciudad de México dic. 2014

 

Artículos

 

El FSLN,1 "el peor de los escenarios". Debates de la militancia feminista en el contexto preelectoral nicaragüense (2004-2006)2

 

Delphine Lacombe

 

Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales.

 

Fecha de recepción: 24 de mayo del 2014
Fecha de aprobación: 21 de octubre del 2014

 

Resumen

Esta contribución analiza los debates de la militancia feminista nicaragüense, ocurridos durante el año 2006. Algunos meses antes de la elección de Daniel Ortega, fue conformada una nueva organización feminista: el Movimiento Autónomo de Mujeres. Sus integrantes decidieron aliarse con el partido Movimiento de Renovación Sandinista, compartiendo con éste el objetivo prioritario de evitar la toma del poder por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, considerado como "el peor escenario". Este trabajo explica estos procesos y propone analizar sus consecuencias en las otras agrupaciones feministas y los significados del referente revolucionario en las divergencias estratégicas de la militancia.

Palabras clave: Feminismo, Sandinismo, movimiento social, Nicaragua, partidos.

 

Abstract

This contribution analyzes the debates of the Nicaraguan feminist activism, which occurred in 2006. A few months before the election of Daniel Ortega a new feminist organization was formed: the Autonomous Women's Movement. Its members decided to ally with the Sandinista Renovation Movement party, sharing with it the priority objective of not allowing the Sandinista National Liberation Front came to power "the worst case scenario". This work explains these processes and analyzes their impacts on other feminist groups, also study the meanings of the revolutionary model in strategic divergences of militancy.

Keywords: Feminism, Sandinism, Social mevement, Nicaragua, Parties.

 

Résumé

Cette contribution analyse les débats de la militance féministe nicaraguayenne déployés durant l'année 2006. Quelques mois avant l'élection de Daniel Ortega, une nouvelle organisation féministe fut créée: le Mouvement Autonome des Femmes. Ses membres choisirent de s'allier avec le parti Mouvement de Rénovation Sandiniste partageant avec celui-ci l'objectif d'éviter le retour au pouvoir du Front Sandiniste de Libération Nationale, considéré comme « le pire des scénarios ». Ce travail explique ces processus et propose d'analyser leurs conséquences sur l'action collective des femmes. Il analyse également le sens du référent révolutionnaire et son poids dans les divergences stratégiques de la militance féministe.

Mots-clés : Féminisme, Sandinisme, mouvement social, Nicaragua, partis.

 

Disident

Osé mirar detrás de la máscara apasionada.
Osé mirar detrás de la cortina, a la desnuda
y ensangrentada tarima.
Mi lealtad cedió al ojo consciente.

Oí una voz pequeña gritar en vano.
La sentí como propia.

Hay un gruñido detrás de tu sonrisa fotogénica,
una diferencia irreductible
que el tiempo no sanará.

Helen Dixon, Vuelo sobre el abismo.
Centro Nicaragüense de Escritores, Julio 2003.

 

Treinta años después, el enemigo sigue siendo el mismo,3 con estas palabras las militantes del Movimiento Autónomo de Mujeres, nuevo espacio feminista oficializado en el 2006, conmemoraron los treinta años de la revolución sandinista. Dos años antes, el 17 de julio del 2007, interpelaban a Daniel Ortega, proclamado meses antes como presidente de la República: "Daniel te queremos decir que a todo dictador le llega su 17 de julio; en buen nica, a todo chancho le llega su sábado".4

La alusión al dictador Anastasio Somoza Debayle, cuyo poder fue derrocado por una amplia coalición política y una lucha armada el 17 de julio de 1979, es explícita.5

Si bien la manifestación feminista de una oposición a cualquier proyecto caudillista y conservador no es nueva, aun en contra de los que fueron compañeros de lucha, las militantes presentan aquí una lectura más radical todavía, equiparando el segundo mandato presidencial de Ortega6 con el somocismo. Las activistas del MAM en efecto, declararon entrar en oposición contra un "somocismo disfrazado de izquierda", y que tiene todos los rasgos de una nueva "dictadura familiar"7 en construcción.

Treinta años después, según las activistas del MAM, la historia parece haber regresado a su comienzo. Peor aún, los que accedieron al poder, y que antes eran presentados como héroes emancipadores y civilizadores, encarnan actualmente el enemigo principal. Según el MAM, más que adversarios políticos, y todavía más que una fuerza partidaria hostil a las reivindicaciones feministas, Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN o Frente) y sus estrategias de pacto con una parte de la derecha liberal, constituyen un sistema de poder autoritario y corrupto que merece ser derrocado, si no exactamente como lo fue el régimen de Somoza, al menos por razones similares.

Las posiciones políticas del MAM constituyen uno de los resultados de la emancipación feminista del FSLN empezada hace veinte años. También es inevitable constatar que dichas posiciones adquirieron un giro más radical durante la coyuntura electoral del año 2006. Concentrando sus esfuerzos contra el regreso al poder de Daniel Ortega, en nombre del feminismo, de la democracia y del Estado de derecho, también las activistas de este espacio afirmaron su inscripción en la disidencia del sandinismo. Construyeron una alianza programática y electoral con los renovadores reunidos en el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS). Al igual que con este partido político, participaron en alianzas con algunas expresiones de la derecha, caracterizadas tanto por su discurso a favor de la democratización del país, como por su hostilidad a ciertas reivindicaciones feministas. En resumidas cuentas, su prioridad fue hacer frente al Frente.

Además de la radicalización de la confrontación con el orteguismo, la construcción progresiva del MAM entre el 2004 y 2006, provocó una condensación de muchos debates que habían sido diseminados en la multiplicidad de los grupos femeninos, dispersos en la historia del movimiento o poco publicitados. La intensificación del debate a raíz de la oficialización del movimiento en el espacio público constituye en este sentido un elemento nuevo e importante para la historia de la acción colectiva feminista nicaragüense. La vocación unitaria y nacional del MAM, sus declaraciones contundentes antiorteguistas, y su alianza con la disidencia del FSLN, fueron elecciones cuya repercusión resonó en la militancia. Lejos de haber provocado un consenso, reactivaron mejor dicho viejas tensiones y conocidos desacuerdos sobre los modelos organizacionales de los movimientos de mujeres, sobre la definición de la autonomía y la doble militancia, sobre las estrategias de incidencia política y de posicionamientos acerca de los partidos políticos. Teniendo en cuenta lo anterior como punto de partida, el objetivo de este trabajo es analizar la historia de la construcción de este nuevo espacio de lucha por los derechos de las mujeres y sus consecuencias para el conjunto de la acción colectiva feminista.

Se relatarán primero las trayectorias del feminismo autónomo del FSLN en las cuales se inscribe la experiencia más reciente del MAM. Después se describirán las elecciones estratégicas de este movimiento, abordando tanto el tema de sus alianzas político-partidarias como el del modelo organizacional. Se explicarán las recomposiciones de la militancia como consecuencia de la emergencia del MAM. Se detallará el contenido de los debates que fueron reactivados. Y finalmente se mostrará que más allá de los disensos sobre las características organizacionales del MAM, las divisiones de la militancia también tienen mucho que ver con la opinión que las feministas expresan sobre el regreso al poder del FSLN y de Daniel Ortega. De ahí un análisis final sobre las complejas relaciones ideológicas e históricas entre feminismo y sandinismo.

 

Antecedentes de la construcción del MAM (1990-2004)

Momentos fundadores y primeros desacuerdos sobre "el modelo organizacional"

La expresión movimiento autónomo de mujeres no siempre ha correspondido a una organización estructurada, definida por posiciones programáticas y alianzas precisas, y regulada por criterios de afiliación. Hasta el 8 de marzo del 2006, fecha en la que se oficializó públicamente dicho movimiento como nuevo espacio de reivindicación de los derechos de las mujeres, la expresión movimiento autónomo de mujeres era un referente identitario para las que consideraban formar parte de una militancia que había roto, a principios de los noventa, con el FSLN y su organización femenina de masas, la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinoza (AMNLAE).

Es necesario volver a las formas bajo las cuales la militancia feminista se independizó del FSLN, en los años ochenta y principios de los noventa, para comprender cómo el MAM respondió a la búsqueda de una articulación de diferentes expresiones de la acción colectiva feminista entre 1990 y el 2004. No obstante el resultado de este proceso, la constitución del MAM no generó consenso, la aspiración a una mejor articulación de múltiples organizaciones y colectivos siempre ha sido compartida por las feministas independientes del Frente.

Las experiencias vividas de discriminación dentro del FSLN, la represión de ciertas iniciativas de movilización al margen de sus consignas, la doble moral, el acoso sexual y de manera general el machismo de destacados dirigentes, hechos documentados y revelados en el periodo postsandinista, llevaron a algunas mujeres a problematizar tanto el autoritarismo del Frente como su ausencia de voluntad de tomar en cuenta reivindicaciones relacionadas, por ejemplo, con la lucha contra las violencias masculinas o las que consistían en reconocer el derecho al aborto o la diversidad sexual.

Frente a las prioridades nacionales de "defensa y producción", que estructuraban una división sexual clásica del trabajo (Molyneux, 1985) –a los jóvenes hombres correspondía la defensa de la revolución por las armas, a las mujeres las tareas de retaguardia y la misión de "reponer a los caídos"– algunas sandinistas ya habían empezado a organizar nuevas sociabilidades femeninas al margen de la AMNLAE. Se destacaron luego en el liderazgo de los movimientos de los años noventa las trayectorias militantes preponderantes de ciertas sandinistas que participaron en las reuniones informales del Partido de la Izquierda Erótica, en las secretarías de la mujer de la Asociación de los Trabajadores del Campo o de la Confederación Nacional de Profesionales Héroes y Mártires, o en los primeros colectivos de mujeres de Matagalpa y Masaya, entre otras organizaciones (Murguialday, 1990; Isbester; 2000; Randall, 1999; Collinson, 1990; Kampwirth, 2006; Kampwirth 2004).

En contra de los obstáculos alzados por el Frente, y crítica de una visión de emancipación prioritariamente enfocada en la lucha de clases, una nueva ola de movilización feminista nicaragüense emergió de forma progresiva. Esta generación de mujeres sandinistas compuesta de itinerarios contrastados, a la vez marcada y partícipe de un nuevo imaginario político igualitario, elaboró un discurso feminista centrado en la necesaria redefinición del dominio de lo político.8

En un contexto marcado por el fracaso del FSLN en las elecciones nacionales del 25 de febrero de 1990, y de apertura progresiva del espacio público, esta generación provocó también la precipitación de la ruptura durante dos acontecimientos fundadores de la autonomía: el Festival de las 52% en marzo de 1991 y el encuentro Unidad en la Diversidad en enero de 1992. Mientras la primera reunión planteaba enfatizar el divorcio con AMNLAE y el FSLN alrededor de un evento festivo y cultural, la segunda, que reunió varios centenares de mujeres –incluso afiliadas a la AMNLAE– tenía como objetivo pensar las nuevas formas de organización de la militancia.

Al finalizar Unidad en la Diversidad, siete redes temáticas fueron conformadas para el intercambio de experiencias y de recursos (Memorias, 1992) y para la coordinación y articulación de las acciones relacionadas con los temas siguientes: violencia, salud, educación, sexualidad, medio ambiente, comunicación y economía. Esta promoción de las redes respondía tanto a sociabilidades femeninas ya construidas alrededor de estos temas, como a la voluntad de romper con toda estructuración y jerarquización excesivas. La horizontalidad, la participación a título individual como en representación de ONG en asambleas deliberativas abiertas, abogaban por mayor diversidad y heterogeneidad participativas, así como mayor descentralización de los modus operandi.

No obstante, frente a esta opción en su mayoría movilizadora, algunas voces plantearon los riesgos del modelo reticular, horizontal, más basado en el discurso de los derechos humanos –el cual empezaba a estar ampliamente difundido a nivel internacional por las conferencias onusianas– que en el de una identidad feminista.

Temiendo una fragmentación del movimiento, en diferentes temáticas, y así la dilución de sus potencialidades subversivas, fundaron entonces el Comité Nacional Feminista (CNF), cuyas primeras actividades (reflexión y formación feministas) consistían en reunir a aproximadamente veinte organizaciones y mujeres quienes participarían a título individual. El objetivo era analizar y lograr tener impacto en las coyunturas políticas nacionales desde una "lectura feminista de la realidad". El grupo se desarticuló en el año de 1995 para ser conformado de nuevo en 1998.

La acción colectiva de los años 1990 y 20009 fue marcada desde este punto por múltiples debates sobre la preponderancia de dos propuestas organizacionales. La primera, un modelo "orgánico", reivindicado por las militantes del CNF, es decir, la búsqueda de unicidad de análisis feminista en una organización que rechaza "toda tiranía de la falta de estructuras"10 (Freeman, 1972-73). La segunda propuesta fue el modelo reticular implementado por la Red de Mujeres por la Salud, y la Red de Mujeres contra la Violencia (RMCV). Ésta última es actualmente el movimiento temático mejor representado en los territorios, más movilizador y uno de los más conocidos por la población.

 

La experiencia específica del Comité Nacional Feminista y de la Red de Mujeres Contra la Violencia

Los primeros años de ruptura con la década sandinista, en el marco de la presidencia de Violeta Barrios de Chamorro (1990-1996), y de la mayoría parlamentaria uno, fueron caracterizados tanto por la invención de la sociedad civil como por la consolidación de la doxa neoliberal. La pobreza se incrementó y se feminizó (Babb, 1996; Babb, 2001). Simultáneamente, el aporte importante de recursos de la cooperación internacional acompañó la multiplicación de ONG de mujeres, desplazando el quehacer militante hacia prácticas de gestión y de prestación de servicios para las más pobres. Esta llamada oenegización del movimiento ha transformado profundamente las prácticas y el lenguaje de la acción colectiva femenina, en un contexto internacional de sofisticación y burocratización del desarrollo con enfoque de género (Alvarez, 1998).

En paralelo, si bien la construcción de la paz se consolidó, el ensayo de instauración de la democracia pluralista conoció una franca erosión con la llegada al poder de Arnoldo Alemán (1996-2001). Su mandato fue sinónimo de reactivación de prácticas caudillistas y clientelistas institucionalizadas. Las convicciones personales y las alianzas políticas del Presidente con la jerarquía católica superaron la laicidad constitucional. La combinación de prácticas nutridas por un discurso y una política gubernamental hostiles al feminismo constituyeron un mayor obstáculo para hacer avanzar los derechos de las mujeres (Kampwirth, 2003).

En la misma época, el pacto firmado en 1999 entre Ortega y Alemán con fines económicos políticos y judiciales, dividió las instituciones de control del Estado, acabando con el juego relativamente libre y plural de la competencia por el poder apenas esbozado al salir de la década de los ochenta.11 La prolongación de estos "acuerdos de caballeros" (2001-2006) provocó una mayor crisis institucional y política a lo largo del mandato del presidente Bolaños, mientras Alemán había sido privado de su libertad, pero sin perder control sobre la militancia del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) mayoritario en la Asamblea. El Ejecutivo estuvo paralizado por el pacto parlamentario. Por otra parte, bajo la presidencia de Bolaños, los acuerdos Iglesia-Estado-Partidos siguieron obstaculizando la posible incidencia de los movimientos de mujeres. La penalización completa del aborto terapéutico en octubre del 2006 también promovida por el FSLN, fue sintomática del dominio del magisterio eclesiástico y de su imbricación con los partidos políticos dominantes (Kampwirth, 2008).

A lo largo de estos contextos políticos, los espacios de mujeres florecieron bajo formas diversas: colectivos locales y nacionales o transnacionales, ONG grandes y pequeñas pluritemáticas o no, fundaciones, redes, organizaciones feministas-políticas. La asociación AMNLAE continuó estando activa y vinculada al FSLN. La oenegización del movimiento creció para entonces a nivel local (Montenegro, 1997).

Dos de las siete redes se mantuvieron con vigor. Tras un papel beligerante en los debates públicos sobre el aborto entre 1999 y 2001, la Red de Mujeres por la Salud se desarticuló y quedó finalmente la Red de Mujeres Contra la Violencia (RMCV o Red).

A pesar de los conocidos discursos hostiles al feminismo de Doña Violeta (Kampwirth, 1996) y de las políticas más conservadoras de su gobierno, la Red de Mujeres Contra la Violencia supo situar el tema de las violencias intrafamiliares y sexuales en el escenario público y en el parlamento. Esta agenda logró captar cierto interés del Estado, con los financiamientos de la cooperación. La Red llegó a ser el espacio militante más mediatizado, diverso y movilizador (150 ONG de mujeres y 20 mujeres a título individual [Red de Mujeres Contra la Violencia, 2003]).

Partiendo de una agenda un poco limitada (luchar contra la violencia intrafamiliar) y no necesariamente –al menos al principio– enmarcada en una lectura feminista radical de la violencia masculina, las integrantes de la Red ampliaron poco a poco su campo de acción participando en instancias de interlocución entre el Estado y la sociedad civil, participando en marchas anticorrupción y analizando cada vez más la violencia de género desde un enfoque sistémico (Delgado, 2003). Sus repetidos posicionamientos a favor de Zoilamérica Narváez, quien denunció a su padre adoptivo Daniel Ortega por abusos sexuales cuando era niña y adolescente, y por acoso durante 20 años, dio lugar a una doble reflexión sobre el carácter político de las violencias sexuales, así como sobre la complejidad de las lealtades políticas en el movimiento de mujeres (Lacombe, 2010). La implicación (controversial) de la RMCV en el caso de Rosita en el 2003 proyectó a la Red como uno de los actores más visibles y beligerantes a favor de la despenalización y el acceso al aborto terapéutico, cuestiones que hasta esta polémica no habían sido verdaderamente debatidas en este movimiento. No obstante, sus características organizativas (coordinación de mujeres representantes de ONG) y su papel llevado a cabo en la política de lucha contra las violencias y en las diferentes fases del proyecto Comisarías de la mujer y de la niñez suscitaron muchos debates sobre la dependencia de sus márgenes de acción en relación a la cooperación y al Estado (Jubb, 2006).

Mientras tanto, la reactivación del Comité Nacional Feminista en 1998, jugó un rol crítico ineludible tanto para el análisis feminista como para la articulación de todas las expresiones de la acción colectiva a la hora de construir un frente común para reivindicar derechos hacia las instituciones parlamentarias o gubernamentales, o para denunciar su actuar político.

Tanto el CNF como la Red resultaron ser espacios muy importantes para comprender la formación del MAM,12 de ahí nuestra atención específica a sus trayectorias conjuntas, en particular a las de su liderazgo.

Así define la membresía del Comité su espacio:

El CNF emerge como espacio de resistencia frente a la despolitización y desideologización del movimiento y como imperativo de la necesidad de articularse como sujeto político. Se trata de una propuesta más orgánica y estructurada, que procura articularse desde los territorios y desde la convicción individual de sus integrantes. Busca recuperar el discurso radical y democrático que ha caracterizado a la lucha feminista y así como su carácter contestatario al autoritarismo del Estado y la sociedad (Comité Nacional Feminista, 2002).

El Comité se constituyó a raíz de una crítica directa a las redes. Sus militantes tenían como punto común el identificarse como feministas,13 y desarrollaron un discurso sofisticado acerca del poder patriarcal, de la articulación de los sistemas de dominación y de poder, del vínculo entre globalización económica y feminización de la pobreza. Algunos temas fueron claves a lo largo de su actividad, tales como la lucha a favor de la despenalización del aborto y la lucha por el reconocimiento de la diversidad sexual.14 Compuesto por una asamblea de decisión, la afiliación se ha ejercido (a partir del 2000) únicamente a título individual. Al contrario de la RMCV donde las asambleas deliberativas eran (y siguen) abiertas, el CNF ha sido un espacio más exclusivo y elitista, en el que se podía acceder sólo por invitación de las integrantes. Distintas comisiones han asegurado el trabajo de reflexión alrededor de temas precisos y una comisión ejecutiva ha dado seguimiento a las decisiones. Sus integrantes se han reunido por capítulos territoriales. Hasta el 2001 decenas de mujeres participaron en las formaciones feministas organizadas por este espacio. No obstante, varios disensos internos entre 2001 y 2005, tanto sobre las prácticas de liderazgo como sobre las estrategias de alianzas políticas o sobre el funcionamiento del espacio, produjeron una reducción importante del número de participantes, llevándolo a no más de veinte personas.

Privilegiando así la solidez de una identidad y de una reflexión feminista, el CNF pudo impulsar o acelerar procesos de convocatorias amplias destinadas a la articulación puntual o duradera de la militancia.15 Sin embargo, estas tentativas nunca lograron culminar en un frente estructurado, por ejemplo alrededor de comisiones de trabajo comunes, o con el propósito de dar al movimiento una representación de una sola voz en algunas instancias de la sociedad civil.16

Además de estos intentos, el CNF también ha abogado por reflexionar, desde el feminismo, sobre las condiciones de la construcción democrática proponiendo una lucha contra los pactos y los efectos de la globalización neoliberal. En resumidas cuentas, su apuesta por una lectura radical y abarcadora de la macropolítica, también se ha combinado con un intento de movilizar bases amplias.

No obstante, este análisis iba acompañado de una argumentación sobre las razones del debilitamiento del movimiento que no siempre ha sido compartida. La crítica al trabajo de las ONG consideradas como factor de desideologización y despolitización ha llegado por ejemplo a irritar a muchas activistas. De la misma manera, considerar (por parte del CNF) a la Red como un espacio con gran debilidad organizacional, con una identidad feminista muy volátil y donde las reuniones deliberativas escondían la realidad de muchas decisiones tomadas de manera discrecional por un pequeño número de activistas, llegó a provocar tensiones notorias.17 Sin embargo, a pesar de estas líneas divisorias, la articulación del movimiento autónomo siempre ha sido una aspiración colectiva, aunque el CNF resultó ser la organización que lo impulsó y lo expresó de manera más sistemática.

Todos estos análisis dieron lugar a un documento político preparado por tres activistas del CNF, cuya plataforma programática fue discutida y suscrita por más de 60 mujeres reunidas en una Convención Nacional Feminista en noviembre del 2002.

Se pueden leer los siguientes extractos seleccionados:

• Sobre la especialización temática: "El movimiento de mujeres acusa dos problemas sustantivos: fragmentación y especialización temática, lo cual ha conducido a la despolitización de las demandas propias del movimiento; el desdibujamiento de la agenda feminista, así como el debilitamiento del movimiento social", p. 31.

• Sobre la construcción del movimiento y la oenegización del movimiento: "El movimiento de mujeres tiene que cambiar de visión y estrategias y pensar cómo capitalizarse a sí mismo en términos políticos e ideológicos, y dejar de confundirse con un amplio abanico de ONG, dedicados a proyectos de sobrevivencia", p. 31.

La declaración final de la convención establece en trece puntos una plataforma programática para el quehacer del CNF y de las feministas nicaragüenses, entre los cuales resaltan los objetivos siguientes:

• Retomar el proceso truncado de formación del Movimiento de Mujeres.

• Construir, junto a otros actores, una propuesta de nación inclusiva y democrática (Comité Nacional Feminista, 2002).

Es a partir de estos diagnósticos esencialmente orientados a criticar el carácter disperso de la acción colectiva femenina y feminista nicaragüense, que algunas activistas del CNF, de la RMCV, o de diferentes colectivos locales, siguieron impulsando la construcción de un espacio alternativo capaz de articular reivindicaciones feministas con la disposición de constituirse como un actor colectivo más beligerante en cuanto al curso político e institucional del país.

 

El MAM "del estado gaseoso al estado sólido":18 estructuración y alianzas políticas contra "el peor escenario"

Etapas de construcción del MAM hasta el 8 de marzo del 2006: convergencia de dos historias de liderazgo

El 2003 y 2004 prefiguran el contexto de reunión de diversas mujeres autodenominadas feministas para la creación de un movimiento autónomo considerado como más formal, es decir, con una organización y una delimitación precisas.

En el marco de una prueba de fuerza entre movimiento de mujeres y representantes de las políticas gubernamentales y parlamentarios,19 un pequeño número de mujeres vinculadas con diferentes espacios, Red, ONG nacionales importantes y CNF, se autoconvocaron en el año 2003. En búsqueda de una reflexión y de una línea común frente a un contexto poco favorable, estas militantes terminaron nombrando los momentos de intercambio de informaciones como mesa de concertación. El CNF preveía la organización de un foro para el último semestre del año 2004 reuniendo a casi 100 líderes feministas de diferentes espacios. En base al carácter solidario y fructífero de la "mesa de concertación", proponen a unas mujeres, algunas también representantes elegidas de la Red, asociarse a la convocatoria.20

El primer foro del 8 de octubre del 2004 llamado Política y Ciudadanía de las Mujeres reunió a casi 90 mujeres, quienes llegaron a confirmar nuevamente las conclusiones de la Convención Feminista del 2002. A partir de ese momento los liderazgos conjuntos de representantes de la Red como del CNF se encaminaron a refundar el movimiento y tener representantes. Se trató de esbozar una organización y un programa político en los diferentes foros que se sucedieron adoptando, según un protocolo predefinido, y grupos de trabajo pre-establecidos, las decisiones por consenso. La expresión genérica compartida por muchas militantes "movimiento autónomo", se transforma entonces en el nombre oficial de una organización que juntó en sus diferentes asambleas a un número aproximado de participantes de 40 a 100 mujeres.

Entre cada foro, también se organizaron varias reuniones por las asambleístas para afinar la propuesta política y redactar el documento final. Se trabajó por ejemplo, en el colectivo Itzá, la redacción de un decálogo del feminismo, identificando los criterios de identidad colectiva. El último foro consistió en la firma de un acuerdo colectivo y definitivo sobre el conjunto del programa y del nuevo funcionamiento de la organización.

Por otra parte, el Documento Político adoptado en el cuarto foro reflejó posicionamientos planteados durante actividades paralelas al ritmo de construcción del MAM. En efecto, después del pronunciamiento del MAM el 8 de marzo del 2005 contra el pacto político FSLN-PLC, que paralizó las instituciones (¡Por nuestros derechos, todas contra la dictadura!),21 el movimiento decidió participar en manifestaciones callejeras "antipacto", que reunieron a actores particularmente heterogéneos (incluso antifeministas) el 16 de junio del 2005. Esta decisión, entre otras, no alcanzó unanimidad.

Así después de sus sesiones de trabajo y foros, el documento político del mes de febrero del 2006 afirmó tres puntos esenciales:

1. El MAM es un espacio estructurado al cual se unen mujeres feministas a título individual y no en representación de ONG.

2. Es a la vez un movimiento social y político, en tanto considera que la apertura de las instituciones políticas y el fin del pacto FSLN-PLC son un prerrequisito para hacer avanzar los derechos de las mujeres y la construcción de su ciudadanía política.

3. Con la condición de que élites políticas en el poder sean lo suficientemente sensibilizadas hacia las reivindicaciones feministas para impulsar acciones políticas favorables a éstas.22

Su vocación en torno a las elecciones presidenciales era clara: ¡a derribar el pacto!23 Estos tres puntos fueron un preámbulo estratégico e ideológico a la alianza electoral con el MRS y grupos asociados, oficializada cuatro meses después (el 15 de junio del 2006).

 

Contra el peor escenario, contra el Pacto, por el "Feo": la alianza con el Movimiento de Renovación Sandinista

La "Alianza Movimiento de Renovación Sandinista" (A-MRS)

La A-MRS presentó a candidatos y candidatas a la Presidencia y vicepresidencia así como a candidatos al parlamento (listas departamentales y nacionales) para las elecciones del 5 de noviembre del 2006. Reunió a partidos y movimientos políticos24 así como a asociaciones de la sociedad civil,25 incluyendo al MAM.

Esta alianza, también llamada "Alianza Herty" 2006, portaba el nombre del ex edil de la capital Managua Herty Lewites. Fue en un inicio impulsada alrededor de la personalidad de este hombre político y militante del FSLN. A principios del año 2005, éste había aspirado a presentarse a las elecciones primarias del FSLN, frente a Ortega, en vísperas de una candidatura a la presidencia. Daniel Ortega había entonces cancelado la realización de las primarias, y Herty Lewites terminó siendo el candidato oficial del partido. Frente a lo que fue entonces considerado como el secuestro ideológico del sandinismo por el danielismo, surgió en el 2005 el movimiento por el rescate del sandinismo,26 iniciado por la izquierda democrática, una corriente interna del Frente.

Mientras tanto, el Movimiento de Renovación Sandinista, partido político de la disidencia fundado en 1995 había roto su alianza con el FSLN (la convergencia), para unirse al movimiento impulsado por Lewites. Así nació entonces la Alianza Movimiento de Renovación Sandinista en el 2005. Se agregaron después algunos partidos y movimientos de la sociedad civil.

El 2 de julio del 2006, en plena campaña electoral, muere Lewites. Es reemplazado por "El Feo" que quiere una Nicaragua linda, y Mundo Jarquín, acompañado de Carlos Mejía Godoy, como candidato a vicepresidente.

 

Contra el Pacto, contra el peor escenario

¿Por qué el Movimiento Autónomo de Mujeres, que reivindica en su propuesta programática su autonomía27 hacia los partidos políticos decidió aliarse formalmente con el MRS? ¿Bajo qué condiciones sus participantes desearon conformar este acuerdo electoral?

La alianza significó primero un paso estratégico para luchar contra el pacto, visto como el obstáculo principal para cualquier avance progresista en el país. También fue considerado una oportunidad de reunir energías para apoyar la única fuerza política realmente dispuesta a un programa de género.28

Según el documento político del MAM las elecciones constituyen un momento estratégico porque "el ingreso de nuevas fuerzas a la competencia electoral puede significar el inicio de la apertura democrática que el país necesita" (Documento Político, 2006: pp. 15-16). Añaden que "la apertura política del país para abrir espacios a un reacomodo político de fuerzas que posibiliten una alternativa progresista es la verdadera batalla a dar ahora. En este esfuerzo, gane quien gane el gobierno, las diversas expresiones de sociedad civil pueden llegar a constituirse en un factor político real" (Documento Político, 2006, p. 16).

Optar por una estrategia vinculada con los partidos no era novedad. Ya una posible participación en las elecciones de los noventa había sido debatida de manera informal en el Partido de la Izquierda Erótica, no para competir con el Frente, más bien para tratar de incidir en su hermetismo en cuanto a reivindicaciones feministas.

Si bien esta hipótesis de acción –en el contexto de la época incomparable con el 2006– no fue implementada ni tomada en serio por el liderazgo del Frente, muestra cómo la alternativa feminista partidaria-electoral se inscribe ya en ciertos referentes y actuar estratégicos.29 En el año 2000, después de la implementación del pacto, surgió en el CNF una propuesta de alianza con la Tercera Vía. Sin embargo ésta, destinada a ser directa competidora del PLC y del FSLN, terminó retirándose.30 Desde ahí, algunas líderes del CNF siguieron considerando la opción pragmática de una alianza partidaria como válida para abrir un espacio político obstruido por el Pacto.31

No obstante, si bien la hipótesis estratégica de una alianza partidaria con fuerzas políticas opuestas al pacto ya había sido ensayada, el diagnóstico político que consistía en definir a Ortega y al FSLN como el peor de todos los escenarios políticos resultó ser inédito.

Sofía Montenegro,32 coordinadora política del MAM, relata así el proceso:

Hicimos una sesión de trabajo para hacer el análisis de escenario. Se hizo el escenario deseable, [...] y se hizo el peor escenario. [Dijimos]: en caso de que gane Daniel Ortega, o en caso de que gane el PLC, el pacto sigue, y el control y el cierre del sistema político. Pero en caso de victoria del Frente, éste tendría más control todavía, por el control de las alcaldías, control de la Corte Suprema, control del Consejo Supremo Electoral y hegemonía en la Asamblea.

Más allá del argumento de control político también se hizo énfasis en lo que representaban Daniel Ortega y el FSLN para los derechos de las mujeres, lo cual fue todavía más relevante después de la penalización total del aborto terapéutico (el 26 de octubre del 2006). Al fin y al cabo, Ortega seguía siendo a los ojos de muchas, quien había organizado –con el apoyo de su estructura partidaria– la garantía de su impunidad a través del pacto, después de la denuncia por violación interpuesta por Zoilamérica Narváez. Seguía siendo a los ojos de muchas el que había mediatizado una suerte de redención haciendo pública su reconciliación con el Cardenal Obando y Bravo. Más que un adversario latente de la causa de las mujeres, era considerado como un político activo y abiertamente hostil al feminismo, y traidor de las luchas históricas del sandinismo. Esto lo hacía peor que las fuerzas políticas –aún pactistas– las cuales seguían coherentes con sus trayectorias históricas e ideológicas.33

También se puede considerar que parte del diagnóstico reflejaba una estrategia argumentativa para enfatizar la necesidad de disidir del partido histórico. Siendo la militancia autónoma mayoritariamente de autoidentificación sandinista (en el sentido amplio del término), y tomando en cuenta las pocas probabilidades de victoria para el MRS, había que presentar al Frente como el peor de los escenarios para que el MRS resultara siendo la única alternativa ideológica y partidaria para las representantes del feminismo.

Esta argumentación del "peor escenario" tampoco encontró unanimidad.

 

Candidaturas, programa y resultados electorales

El MAM no sólo hizo público su apoyo al MRS, también estableció condiciones electorales y programáticas.34 Las afiliadas al MAM Azahálea Solís (integrante del CNF) y Violeta Delgado (ex secretaria ejecutiva de la RMCV) lograron ser candidatas en el sexto lugar de la lista nacional en el marco de la alianza.35 Además, fue firmado un acuerdo el 15 de junio del 2006 entre Luis Carrión, representante legal de la alianza MRS, y las dos delegadas del MAM, Sofía Montenegro (fundadora del CNF), y Juanita Jiménez (portavoz y representante elegida de la RMCV).

Dicho acuerdo fue firmado apelando al menos a cuatro argumentos: el carácter estratégico de las elecciones del 2006 para salir de la crisis de manera pacífica, la ampliación de la oferta electoral para la apertura democrática del país y el establecimiento de un nuevo orden institucional, el redactar un programa sensible al género y la coincidencia ideológica entre MRS y el MAM, en cuanto a la necesaria alianza entre sociedad civil y partidos para romper con el pacto y construyendo una "verdadera comunidad de ciudadanos".36

La alianza se comprometió por su lado a respetar cinco puntos programáticos relacionados con los derechos de las mujeres: la construcción de una institucionalidad democrática, el respeto a la laicidad del Estado, la promesa de una democracia genérica (facilitando la representación política de las mujeres), el comprometerse con la búsqueda de la justicia social, y finalmente el proyecto de una política de población, lo cual remitía a la inclusión de los derechos reproductivos de las mujeres, y a la planificación familiar en los programas gubernamentales.

Así, apenas tres meses después de su aparición pública, el nuevo espacio MAM se presentó como un movimiento social involucrado en la campaña electoral del país. Conforme a su documento de referencia publicado el 8 de marzo del 2006, este grupo también tenía carácter político, cuya opción partidaria era explícita: disidir del sandinismo frentista.

Aunque la disidencia del Frente logró captar muchos votos, (particularmente en la capital), los resultados electorales no lograron estar a la altura de sus esperanzas. Mientras se contaba con la elección de al menos diez diputados de las listas nacionales y departamentales,37 lo cual no hubiera alcanzado para incluir a las dos candidatas del MAM, sólo cinco candidatos accedieron a la Asamblea. Entre ellos, sólo una mujer, Mónica Baltodano, del Movimiento por el Rescate del Sandinismo fue elegida. Después de las elecciones la Asamblea quedó conformada de la siguiente manera: 25 diputados para el PLC, 38 para el FSLN, 22 para el ALN, 5 para el MRS (un diputado nacional y 4 diputados de las listas departamentales).

 

Los efectos de la construcción del MAM y de su alianza en la acción colectiva de las mujeres nicaragüenses

La construcción del MAM provocó conflictos mayores entre activistas sobre diferentes aspectos: regulación del grupo en cuanto a afiliación, modos de deliberación, estructura organizativa, alianza con el MRS, participación en marchas antipacto, análisis del "peor escenario". Las divergencias más conocidas y polémicas por sus mismas actoras fueron las que opusieron a las líderes del MAM al grupo Foro Maternidad Sexualidad y Derechos (creado en el 2001). En este sentido, se puede afirmar que la construcción del MAM para la cual fue clave la confluencia de dos historias de liderazgos feministas –RMCV y CNF– llegó a condensar debates que acompañaron el movimiento autónomo a lo largo de su existencia.

También tuvo repercusiones en otros espacios de militancia feminista, en particular en la Red, donde se externalizaron los debates después de las exclusiones.

Las críticas hacia las estrategias propuestas por el MAM que presentamos aquí fueron expresadas a lo largo del proceso de construcción de este movimiento por un pequeño grupo de mujeres activistas del Foro Maternidad Sexualidad y Derechos. La mayoría de ellas había participado activamente años atrás en el Comité Nacional Feminista, antes de ser excluidas y dejar ese espacio tras divergencias sobre la alianza con la Tercera Vía (2000) por ejemplo, por la participación en las marchas antipacto en 200538 o sobre las relaciones de poder internas y sus condiciones de deliberación (a partir del 2000). Estas siete feministas39 fueron excluidas por 46 integrantes del MAM reunidas en asamblea ordinaria con el motivo de que tenían otras concepciones del movimiento.40 Si bien la historia de esta exclusión puede ser presentada como la reactualización de tensiones entre algunas líderes asambleístas del MAM y un grupo considerado por ellas como minoritario, sus consecuencias así como sus razones implicaron y abarcaron a casi toda la militancia autónoma.

 

Autonomía y alianza partidaria: una conciliación cuestionada

El punto más conflictivo estuvo vinculado a la estrategia partidaria que escogieron las asambleístas del MAM, tanto para derrumbar el pacto como para difundir las tesis feministas durante la campaña electoral. Para algunas, la alianza cambiaba el rumbo de un movimiento que se había ya refundado sobre el principio de autonomía hacia los partidos después del periodo revolucionario. Pero frente a esta argumentación, las militantes del MAM consideraban que tanto la autonomía individual como la autonomía colectiva habían permitido negociar condiciones programáticas y electorales con el partido aliado, lo cual significaba una relación igualitaria entre una organización y la otra. Para otras, el problema no fue tanto el riesgo de subordinación, sino la utilidad real de una alianza para hacer incidencia en las posiciones de un partido político: "Si un partido que se dice democrático retoma nuestras demandas como movimiento social, no tenemos por qué darles nada a cambio. Es su deber representar de manera responsable los derechos de las y los ciudadanos. Ya verá cada quien por quién votar." (Feminista E "Foro" 18.11.06).

 

Debates sobre el análisis político del MAM y las características del movimiento

Los debates sobre análisis de contexto, formas de regulación de la acción colectiva, y concepciones sobre la construcción de la identidad colectiva estuvieron íntimamente vinculados.

A lo largo de las tensiones que acompañaron el proceso de construcción del MAM, dos tipos de proyectos de articulación del movimiento fueron planteados en esencia. Estos dos tipos de aspiración también correspondían a dos análisis diferentes del contexto político nicaragüense.

Las perspectivas divergentes eran las siguientes:

• El proyecto de refundación de un movimiento estructurado con afiliaciones individuales para la sobrevivencia y el fortalecimiento de la identidad colectiva, para la transformación democrática y contra el pacto, y abiertamente crítico al FSLN (proyecto de las afiliadas al MAM).

• La articulación amplia de un movimiento sin ninguna huella partidaria y con participaciones a título individual o en representación de organizaciones, por tanto considerado más movilizador. En este segundo proyecto, la lucha contra el pacto no estaba contemplada como la primera de las prioridades, sino formando parte de una lucha más global contra las diferentes expresiones del patriarcado, del autoritarismo político, y de la globalización neoliberal. (Perspectivas planteadas por las excluidas.)

La primera propuesta enfatizaba la urgencia de una respuesta estratégica práctica y colectiva, plantear las bases de una nueva organización feminista y contribuir a evitar el ascenso de una dictadura parlamentaria. Según una militante del MAM: "Cualquier programática que buscara cómo defender los derechos de las mujeres sin tomar en cuenta ese contexto, estaba destinada al más aparatoso de los fracasos." (Feminista D 11.12.06).

La lectura alternativa descansaba sobre todo en el hecho de que la alianza MRS no tenía ninguna posibilidad de ganar las elecciones presidenciales o de incidir de manera considerable en la correlación de fuerzas en el Parlamento. Una futura incidencia feminista consistía más bien, según las excluidas del MAM, en respetar las opciones partidarias de las mujeres y en construir a mediano y largo plazo un movimiento feminista con una base amplia y diversa. Tal como lo plantea esta feminista excluida por el MAM: "No podemos olvidar que las adscripciones partidarias de las mujeres son producto, causa y consecuencia del ejercicio de su autonomía y libertad individual. No le corresponde a ninguna líder del movimiento, indicar a otras mujeres cuáles deben ser sus preferencias y mucho menos intimidarlas para que opten en una determinada dirección." (Feminista E 18.11.06).

Quienes suscribieron este argumento abogaban también por un modelo organizativo menos estructurado, más flexible, menos homogéneo y menos exclusivo. Las militantes del Foro que habían militado en el CNF años atrás y otras activistas veían en la nueva propuesta de articulación MAM no solamente la reactualización y recomposición de las estrategias del Comité sino la reconducción de ciertas prácticas características de la militancia del FSLN en los años ochenta:

Yo en esta ruptura veo una crisis de crecimiento, en donde en mi opinión hay compañeras que se han quedado atrapadas en los miedos del pasado. Y que piensan que el logro de nuestras metas como movimiento, depende más de una estructura sólida, que de una ampliación de conciencia de derechos y de formas múltiples de participación. Ellas creen en una estructura sólida e intelectualmente preparada para conducir a las otras. Esto tiene una cierta reminiscencia de vanguardismo. (Feminista E 18.11.06).

Se añadía a esta perspectiva una crítica a cierto afán de hegemonismo exclusivo e intolerante, donde se confundía la articulación de las diferentes expresiones de la autonomía y apropiación por un frente unitario de un referente identitario genérico (movimiento autónomo) con color partidario.

Todo el invento del "feministometro" aquí en Nicaragua vino del CNF. Que vos no llegabas a ser feminista si ellas no te daban el certificado o sea [...] muy enjuiciadoras [...] Esta estructura organizativa que están impulsando en el MAM viene de allí, son gemelos.

Esta forma de acción viene de una cultura política totalmente patriarcal. Autoritaria, intolerante. Si así se deben resolver los problemas, ¡yo he visto un montón de exclusiones del Frente! [...] Que lo hagan (la alianza con el MRS), pero que no denigren las otras expresiones del movimiento por el hecho de que no están con ellas en la misma barca. (Feminista F RMCV 16.01.07).

 

Autonomía y agenda de la Red de Mujeres Contra la Violencia

Este último extracto de entrevista, hace alusión a los inevitables efectos de la construcción del MAM en la Red de Mujeres Contra la Violencia. Debido en parte a la circulación de las militantes en diferentes grupos, también a su vez porque algunas líderes elegidas por la asamblea de la RMCV participaron en las primeras convocatorias del MAM y luego en el establecimiento de la alianza electoral con el Movimiento de Renovación Sandinista,41 muchas decisiones de las activistas de este nuevo movimiento tuvieron repercusión en el espacio de la lucha contra la violencia. Es más, siguieron militando juntas en la RMCV mujeres excluidas del MAM y activistas firmantes de la decisión de exclusión.

El punto más conflictivo estuvo relacionado con la autonomía de la Red hacia los partidos políticos. A pocas semanas de las elecciones presidenciales y legislativas, militantes de la Red no vinculadas al MAM, solicitaron la reunión de una asamblea extraordinaria para discutir sobre las confusiones entre liderazgos y sus efectos sobre la Red, cuya identidad organizativa se define por la autonomía hacia los partidos, el Estado y los actores de la cooperación al desarrollo.42

Al finalizar la reunión se pidió a las líderes que tenían responsabilidades en los dos movimientos, no ser simultáneamente portavoces de la Red. A partir de este momento, dos tipos de concepciones de la Red estuvieron en debate: retomar el quehacer fundamental del espacio (luchar contra la violencia de género) para preservar consenso y diversidad, o partir de la lucha contra la violencia para ampliar la agenda hacia un análisis contextual y político. En efecto, algunas feministas temían un retroceso del espacio de lucha contra la violencia hacia las mujeres a una agenda despolitizada:

La Red durante mucho tiempo trató de trascender esta visión temática. Pero por el ejemplo, a partir del [huracán] Mitch la Red comenzó a incidir en espacios desde una visión que fuera más allá de prevención-atención-sanción de la violencia sino que se involucró en procesos nacionales que tenían que ver con la institucionalidad. Fuimos de las primeras quienes nos manifestamos en contra de la corrupción, pero la Red, creo que por su composición a veces camina lentamente y a veces se estanca. (Feminista B 12.12.06).

 

¿El FSLN, el peor escenario?

La oficialización de la alianza entre el MAM y el MRS despertó algunas críticas sobre sus modalidades de preparación.

Más allá de éstas, se trató de subrayar una división dentro de la militancia autónoma, no sólo sobre la validez o no del pragmatismo estratégico y partidario, sino también sobre la definición del enemigo principal para el movimiento y sus militantes. Si bien todas las informantes entrevistadas para la realización de este trabajo declararon su preferencia electoral por el MRS (con excepción de la militante de AMNLAE), las excluidas o más críticas del MAM no veían necesariamente en Daniel Ortega la encarnación del peor escenario político para Nicaragua.

Una de las mujeres excluida del MAM explicó su punto de vista:

Yo no creo que el FSLN sea un partido de izquierda. Creo que es una mezcolanza. Sólo me limito a decir: el peor escenario era la derecha en todas sus versiones y no le asigno al frente sandinista una postura de izquierda.

En el fondo decíamos: el problema es que en el MRS hay gente buena, pero no tiene ninguna posibilidad de ganar.

Para mí el punto más conflictivo desde un punto de vista ético, es que ganara Daniel Ortega cuando fue públicamente acusado de abuso sexual. Esto desde el punto de vista feminista, es más que una bofetada. Una bofetada de la sociedad a las demandas de las mujeres. Pero puedo entender perfectamente que Daniel Ortega triunfara, frente a las barbaridades que representan tres periodos de gobiernos de derecha, y frente a una población crecientemente empobrecida. Sobre todo porque la gente cree que Daniel Ortega va a tratar de relanzar al frente sandinista con una gestión que en alguna medida reivindique algunas necesidades urgentes de la gente más empobrecida. Aunque Ortega ganó con un porcentaje minoritario, entiendo que mucha gente, incluso la que no votó por él, esté esperanzada con un triunfo del FSLN. (Feminista E 18.11.06).

Otra activista presenta una hipótesis sobre la razón por la cual según ella las asambleístas del MAM encontraron en el FSLN el peor de los escenarios:

En el Movimiento de Mujeres, todas venimos del sandinismo. Pero en los ochenta estábamos vinculadas de manera diferente al frente. Yo estaba en una organización de masa, como decían, verdad, nunca estuve ni en las estructuras partidarias ni en las estructuras del Estado. Había otras mujeres en posiciones o en lugares donde se ejercían poderes y yo creo que dependiendo en dónde estaban en los ochenta, se tiene el nivel de visceralidad contra el Frente [...] Otras participaron o fueron testigos de cosas [en los años ochenta] que las llenan de rechazo, arrechura, vergüenza, pero otras mujeres estuvimos en otros tipos de experiencias, no tenemos los mismos sentimientos. (Feminista F 16.01.07).

La estrategia argumentativa elaborada por el MAM sobre el diagnóstico del peor escenario llegó a despertar vivas sospechas hacia las que cuestionaron la validez de una alianza MAM-MRS. Declararse opuesta a esta alianza pudo ser percibido como la voluntad de seguir el juego de Ortega. Este fue el tema durante los debates de la asamblea extraordinaria de la RMCV, y fue confirmado por las entrevistas realizadas con algunas integrantes del MAM: "El punto es que hay un grupo de compañeras que todavía se identifican con el FSLN y entonces no las puedes comprometer ante su partido por respetar su propia opción política." (Feminista C 09.01.07). "Bueno hasta el pacto, esta diferencia [de opinión política entre las mujeres a favor del Frente y las en contra, en la Red] no era tan dramática antes de 1999, para una sandinista no era complejo y se pronunciaba, pero ahora tenemos a mujeres del Frente en el poder, tal vez [las mujeres FSLN de la Red] estarían interesadas en hacer cosas que no hacían antes, en tener más influencia." (Feminista B 12.12.06).

Por su posición contra Ortega y su alianza prorrenovadora, las integrantes del MAM también consideraron que creaban un precedente lo suficientemente radical como para contribuir a una clarificación de las lealtades políticas (pro o contra Daniel), es decir, apoyar a lo que muchas llamaron la inclinación política del movimiento autónomo. De tal manera, más que una división del movimiento autónomo, percibieron una separación de las aguas entre las que habían desarrollado una autonomía colectiva total –incluso ideológica e identitaria– posicionándose públicamente en contra del FSLN y las otras.

Aquí habían tendencias que venían desde hace algún tiempo, y el triunfo de Daniel Ortega va a dar con mucho mayor claridad la inclinación que ya ha venido ocurriendo en partidos, y organizaciones de la sociedad civil.

Hay mujeres o grupos del movimiento que pudieran verse deslumbradas que creen que al final no es tan malo, porque como "Daniel está por los pobres, y porque en el fondo yo tengo un corazoncito sandinista", y entonces van a empezar, y además es que va a ser una línea de trabajo del frente sandinista. [...] Entonces esto va a terminar separando las aguas. Entre los espacios que son autónomos irreductibles de aquellos que van a tener posiciones colaboracionistas con el gobierno de Daniel Ortega [...] o te vas a favor de la lucha por la democracia, o vas a ser cómplice del movimiento neochavista que nos va a montar Daniel Ortega. Entre una posición crítica y una corriente populista. (Feminista D, 11.12.06).

Es interesante notar que las militantes que no siguieron el modelo y la alianza del MAM, pero sí han declarado haber votado por el MRS, también comparten la constatación de que muchas mujeres del movimiento siguen teniendo "un corazón sandinista". Una de ellas justifica por eso una estrategia y un modelo de acción colectivo alternativos: la necesidad de salir de las lógicas partidarias para justamente ampliar la base de las movilizaciones. Es decir, más que una divergencia ideológico-electoral se destaca una diferencia importante entre dos perspectivas estratégicas para el feminismo.

Creo que aquí la mayoría de nosotras activistas reconocidas del movimiento, votamos por el MRS, pero creo que en los grupos de mujeres de muchos departamentos del país, hubo una tendencia mayor a votar por el FSLN [...] Siendo feministas sí. Yo cada vez estoy más convencida de que si vamos a concentrar el objetivo en ampliar el movimiento de mujeres, eso no es priorizando los aspectos que dividen, si no concentrándonos en aquellos que nos acercan como mujeres para poder convertirnos en una fuerza diversa, heterogénea, pero consciente de que de donde estés, hay una conexión común alrededor de la defensa de los derechos de las mujeres. (Feminista E 18.11.06).

Las que privilegiaron la perspectiva explicada en este último extracto de entrevista conformaron, después de las elecciones nacionales, el Movimiento Feminista (MF), formado por diferentes organizaciones de mujeres.43

Así, hoy en día, tres movimientos con vocación nacional, marcan el panorama de la acción colectiva feminista inscrita en la historia de la autonomía: la RMCV, el MAM y el Movimiento Feminista.44

 

Conclusión: feminismo, sandinismo y aspiración democrática

Sin duda que los debates preelectorales del 2006 que ocuparon a la militancia feminista autónoma del FSLN llegaron a ser un hito. De la misma manera que 1992 fue el año de una recomposición y creación de nuevos espacios, el 2006 marcado por la construcción del MAM y por su alianza con la disidencia sandinista, provocó la condensación de debates internos sobre múltiples aspectos de la acción colectiva feminista. La doble militancia partido-movimiento y lealtades ideológicas, las tensiones entre autonomía individual y colectiva, las divergencias alrededor de las estructuras organizacionales, la definición de los principios de identidad feminista, y las mejores estrategias de incidencia: todo esto resultó ser de una manera u otra materia de debate entre los años 2004 y 2006, atenuándose la discusión abierta luego de la conformación del Movimiento Feminista como espacio alternativo al MAM. No obstante, los desacuerdos políticos siguen vigentes.

Se ha optado por describir el proceso de construcción del MAM partiendo de sus antecedentes más distantes, con un objetivo preciso: evitar toda reducción de las divisiones actuales en una dicotomía pro/anti gobierno o su atribución únicamente a la coyuntura electoral del 2006. Por esta razón quise reinscribir los debates del periodo 2004-2006 en su historicidad.

Hemos visto que la intención inicial de articular las expresiones del feminismo era compartida por toda la militancia autónoma. También subrayamos el peso de algunas trayectorias militantes a la hora de estructurar el MAM: algunas líderes de la RMCV se involucraron en la convocatoria para una movilización nueva y más amplia, iniciativas que hasta entonces habían sido conducidas por las del CNF. Esto es sintomático de una doble evolución. De parte de las militantes del CNF, las tesis más radicales sobre una volatilidad del feminismo provocada por organizaciones débiles debido a su carácter reticular, o la despolitización del movimiento por la preponderancia de ONG prestatarias de servicios, fueron matizadas para finalmente reconocer que muchas de estas organizaciones habían permitido la construcción de una colectividad de referencia del feminismo, "capitalizable"45 para movilizaciones futuras.

La participación de ciertas representantes elegidas de la RMCV es reveladora de la evolución de este espacio y de sus líderes hacia tesis feministas más sistémicas, al calor de experiencias de confrontaciones abiertas con el Estado o con dirigentes y estructuras del FSLN (como la controversia Narváez-Ortega): es decir, la convergencia de una generación del feminismo postsandinista con una generación anterior, que se había construido desde los años ochenta a través de una contestación al orden de género propio de la "moral revolucionaria". Igualmente, la oposición frontal entre el liderazgo del MAM y otras militantes sobre las maneras de estructurar y articular el movimiento autónomo en el sentido amplio no es novedad. Las que se opusieron a un MAM considerado vanguardista y con pretensión hegemónica, son las mismas que fueron excluidas del CNF años atrás por haber hecho énfasis en argumentos similares. Las que no quisieron ver en el proyecto de Daniel Ortega el peor de los escenarios, y que finalmente parecen haberlo considerado como un mal menor, son las que no deseaban aliarse con las expresiones de la derecha antipacto para la propuesta de Tercera Vía en el año 2000, ni en las marchas antipacto del año 2005.

Estas divergencias han estado vigentes desde que Daniel Ortega está a la cabeza del poder ejecutivo. Por otra parte, el Movimiento Feminista, Movimiento Autónomo de Mujeres, Red de Mujeres contra la Violencia y otras expresiones territoriales de la militancia feminista, coinciden todavía sobre su lucha fundamental: la igualdad. Este fue el manifiesto en el mensaje de las feministas nicaragüenses en el día internacional de las mujeres, y el que firmaron estos movimientos el 8 de marzo del 2009: el lenguaje feminista prodemocrático contenido en el comunicado "tenemos derecho a defender nuestros derechos",46 fue a la vez señal de una reacción colectiva a las prácticas de intimidación y de difamación contra las feministas en general,47 y también de un acercamiento puntual de al menos dos pragmatismos políticos feministas encarnados por el Movimiento Feminista y el MAM.

Mi tesis es que estos pragmatismos feministas representados en las apuestas para la acción del Movimiento Feminista y del MAM, van más allá de la sola divergencia sobre las mejores estrategias destinadas a implementarse para que las luchas feministas ganen terreno. Reflejan no sólo opciones ideológicas o partidarias vigentes, sobre las alternativas y márgenes de actuación en lo que queda del ensayo –años atrás– de democracia representativa nicaragüense, sino también maneras diversas de convocar al sandinismo, entre referente revolucionario e ideal democrático. Revelando una tensión permanente entre estos referentes identitarios y políticos en la conducción de la acción colectiva, muestran finalmente, que la interrogante ¿de qué autonomía hablamos? tiene que ver con el cuestionamiento sobre ¿de qué sandinismo nos consideramos herederas? Y cómo en el fondo, la pregunta ¿de qué feminismo hablamos? nunca estuvo desligada de las interrogantes anteriores. Lo que reveló y provocó la construcción del MAM en un contexto que hacía probable el retorno de Ortega al poder, fue la ausencia de consenso sobre estas cuestiones que son centrales para la acción colectiva feminista nicaragüense.

 

Autonomías

La ruptura en el 2006 entre estos dos pragmatismos no resultó del acto de que algunas hubieran escogido una alianza electoral puntual con el MRS, se produjo de la manera con la cual una parte de la militancia contempló implícitamente a resignificar la noción de autonomía atribuyéndole un sentido equivalente al de disidencia, con la apropiación de la expresión de movimiento autónomo, que era fuente de identificación común para todas las que se habían separado del FSLN a principios de los años noventa. De forma simultánea, haciendo esto revelaron toda la fragilidad del concepto de autonomía, y también toda su polisemia.

Se (re)descubrió de esta forma que la noción de autonomía hacia los partidos –principio reivindicado en programas y estatutos de mucho grupos– es tan importante para la construcción y la definición del feminismo nicaragüense de la segunda ola, y había significado para casi todas, autonomía hacia un sólo partido, el FSLN. El plural había eufemizado el objeto principal de distanciamiento, pero en realidad era el único partido que resultó ser para la inmensa mayoría de las feministas, a la vez lugar de participación, y lugar de contestación interna. Entendimos también en el 2006, que este distanciamiento-separación no significó lo mismo para todas. Para algunas, por ejemplo para las activistas del Movimiento Feminista, la autonomía significó una distinción entre el trabajo militante feminista y las simpatías personales o partidarias. Pero para otras, como las activistas afiliadas al MAM, la autonomía llegó a significar una ruptura individual y colectiva con un partido político que había dejado de ser considerado por ellas como revolucionario y pro-democrático.

 

Sandinismo y democracia

De lo anterior surge la pregunta: ¿De qué Sandinismo –y de qué proyecto revolucionario– nos consideramos herederas? Es lo que plantean tácitamente las militantes del MAM a través de su confrontación directa al orteguismo. Releyendo artículos de Sofía Montenegro, donde afirma que el FSLN obstaculizó la utopía de una verdadera transformación social en los años ochenta (Montenegro, 1994), y analizando a su vez los pronunciamientos públicos más recientes del movimiento, pareciera que las activistas se consideran herederas de un proyecto ideológico de democracia y de justicia social, que en realidad, nunca ha sido concretado en algún régimen político.

El pronunciamiento del 17 de julio del 2009 titulado "30 años después el enemigo sigue siendo el mismo", es a la vez una mirada a la revolución sandinista, presentada como un intento de utopía democrática, en la cual los derechos conquistados por las mujeres no fueron ninguna concesión graciosa de la revolución o de los dirigentes del FSLN. Pero también es una mirada sobre poderes pasados y actuales ejercidos por Daniel Ortega, presentado tanto como uno de los principales artífices del fracaso de la revolución de 1979, como quien encarna hoy el retorno del más oscuro pasado somocista. Para las militantes del MAM, además de la hostilidad de Ortega y el FSLN hacia las reivindicaciones feministas, y del pacto con el ex presidente Alemán, toda una serie de pruebas de atropello al Estado de derecho y a los principios democráticos justifican un llamamiento urgente a una indispensable democracia. El MAM ha denunciado en diversas ocasiones el uso de las turbas para reprimir manifestaciones, las prácticas de intimidación y difamación pública, el "descarado fraude electoral que violentó la soberanía popular y ha instalado usurpadores en las alcaldías".48 También ha señalado la sustitución de espacios plurales de participación ciudadana (como los comités de desarrollo departamentales y municipales), por estructuras partidarias y verticales (Consejos del Poder Ciudadano).

Enfaticemos una constatación, que invita a seguir reflexionando sobre las tesis, según las cuales feminismo y democracia constituirían dos herencias de la revolución sandinista.49

Los comunicados de prensa del MAM, también algunos testimonios de las y los participantes de la revolución sandinista, evocan más bien la historia de un aggiornamiento democrático y del despliegue de un feminismo construido en ruptura –y no en continuidad– con la revolución sandinista de los años ochenta. El marco discursivo de las movilizaciones del Movimiento por el Rescate del Sandinismo y del MRS, aun sumados a estrategias diferentes, invocan un ideal democrático de pluralismo político y de luchas contra las desigualdades sociales que no hacen referencia al régimen revolucionario, sino más bien a lo que éste no supo concretar.

Estos sandinismos y feminismos de la disidencia convocaron a la figura histórica de Sandino para constituirse en verdaderos herederos de su legado. Designaron al FSLN actual como traidor de la utopía revolucionaria y como sepulturero de avances importantes tributarios del régimen sandinista.

El pronunciamiento del MAM del 17 de julio del 2009 afirma:

Las mujeres contribuimos a echar los cimientos de la fundación democrática del país al lograr que se incorporara en la redacción de la constitución derechos fundamentales como la igualdad absoluta e incondicional entre hombres y mujeres [...] fue la impugnación de las mujeres al machismo prevaleciente en el Estado-partido del Frente Sandinista, la que los obligó a lanzar en 1987 la Proclama sobre la Mujer, dado que denunciábamos la desigualdad política, laboral, social y se reclamaba la democratización en el país, en las organizaciones y en la casa la sanción a la violencia sexual y la despenalización del aborto, que fue negado entonces por razones de Estado.

Al reclamarse autoras de una utopía democrático-revolucionaria frustrada, las fuerzas de la disidencia afirmaban también que el control político ejercido por Daniel Ortega sobre las instituciones de Estado y sobre la sociedad civil era señal de establecimiento progresivo de un Estado dictatorial de tipo somocista.

La analogía con el somocismo es explicada así por Dora María Téllez:50

Igual que el somocismo, una estructura de poder en cuyo centro está una familia, que quiere tener permanencia y para lograrlo va construyendo poder económico, quiere construir poder militar propio, o poder policial en este caso. Se hace de un partido político y compra todo lo que es comprable. Y además, desata una maraña de corrupción y un estilo de clientelismo y prebendas políticas. Eso es igual a lo que hacía el somocismo. [...] Antes en la cúpula estaba la familia de Somoza, ahora está la familia Ortega-Murillo. La corrupción del somocismo era gigantesca, la corrupción de la familia Ortega-Murillo es gigantesca. Son decenas de millones de dólares que tienen que ver con los fondos venezolanos de los que nadie rinde cuenta. Somoza usaba testaferros al igual que Ortega. Somoza colocaba a toda su familia en todos los cargos públicos. Lo mismo la familia Ortega-Murillo está colocada de manera directa e indirecta en la función pública en Nicaragua: desde la esposa hasta el último de la familia está colocado en las posiciones de poder, sobre la base de lealtades familiares e incondicionalidades. Igual que el somocismo. Igualito.51

El doble préstamo a los referentes históricos revolucionarios así como a los ideales democráticos se manifiesta entonces en la justificación que el MAM y MRS dan a su estrategia de alianzas actuales con una diversidad de fuerzas políticas de la sociedad civil: de la misma manera que Somoza fue derrocado por una amplia y diversa coalición revolucionaria, y por las armas, Ortega tiene que ser sacado de la presidencia, por una amplia y diversa coalición democrática, y por las urnas. Es todo el sentido de la provocación: Daniel, a todo chancho le llega su sábado. El colocar el 11 de enero del 2008 una ofrenda floral en la tumba de Pedro Joaquín Chamorro en conmemoración de su martirio por la libertad de expresión, vestidas de camisetas con la leyenda "somos perseguidas políticas", también es muy significativo del doble referente revolucionario-democrático.52 Es también la perspectiva adoptada por el MAM cuando se compromete en la Unión Ciudadana por la Democracia (UCD) (parte del movimiento por Nicaragua), y en el Consejo Asesor de la organización Alianza Patriótica Nicaragüense53 en vísperas de una coalición electoral para los escrutinios presidenciales y legislativos.

Sin embargo, este llamado a la democracia pasa hoy en día por alianzas del MAM juzgadas contradictorias por otras militantes, quienes no califican necesariamente al poder actual como un retorno al somocismo, y tienden más bien a evitar una confrontación directa con sus representantes sobre temas vinculados a los procesos institucionales y políticos.

 

Feminismo

Lo anterior nos lleva a la misma pregunta ¿de qué feminismo hablamos? e implícitamente ¿cuáles deberían ser las prioridades de la acción colectiva feminista en el contexto actual?

El Movimiento Autónomo de Mujeres y MF no optaron por las mismas estrategias, lo que ya se vislumbraba en los conflictos abiertos ocurridos durante el contexto preelectoral. Nuevamente, los calificativos entre unas y otras hicieron eco de las tensiones en curso entre referentes revolucionarios y referentes democráticos. Ambas se reprocharon el haberse quedado atrapadas en el pasado: las más cercanas a la propuesta del MF vieron en la construcción del MAM la tentativa de un frente político unitario, la historia de un proceso con afán hegemónico y vanguardista –y capaz de excluir– en resumen, una propuesta que era herencia clara de los métodos internos del FSLN. Las activistas entrevistadas del MAM consideraron por su parte que el MF no entraba en oposición firme al FSLN en razón de una falta de lucidez sobre el carácter perjudicial de esta organización para las instituciones del país, y según ellas en razón de cierta nostalgia hacia un FSLN caduco. Nuevamente, lo que ambas corrientes feministas se reprocharon en esencia, no es el haber sido infieles a un supuesto legado revolucionario democrático y feminista, sino más bien el no haber marcado lo suficiente la ruptura con el poder revolucionario del pasado. Implícitamente, también subrayaron a través de estos señalamientos recíprocos que sí, su trayectoria estaba impregnada de una colusión con las prácticas o los esquemas revolucionarios de antaño.

En el fondo, es sobre la manera en la que se concretó esta ruptura con el pasado por lo que el MAM y MF estaban en desacuerdo, y sobre los efectos posibles de estos pragmatismos en la eficacia de una divulgación y de una penetración de las luchas feministas en la sociedad y la política nicaragüenses. Como hemos visto, el MAM no contempló la posibilidad de cualquier incidencia feminista real sin la instauración de un Estado de derecho democrático, razón por la cual, la única alternativa, según ellas, consistió en involucrarse en alianzas contra el orteguismo, capaces de modificar el rumbo político del país. El MF privilegió por su parte, un trabajo militante dedicado a la apropiación de sus derechos por las mujeres a la manera de una contra-cultura, y al fortalecimiento "del movimiento" como un espacio diverso de incidencia en las políticas públicas y en la legislación nicaragüense.54 Se encuentran ahí dos enunciados de prioridad que parten de una identidad feminista que es compartida. Éstos no sólo distinguen estrategias diferentes, también remiten a dos maneras de juzgar el poder actual. Recordemos los puntos de vista descritos anteriormente sobre "el peor escenario". Una de las militantes, ex activista del Foro y hoy líder del MF expresaba su comprensión hacia las esperanzas populares de cara a la propuesta del FSLN, después de "las barbaridades que representan tres periodos de gobiernos de derecha, y frente a una población crecientemente empobrecida". Y, con todo y la carga simbólica de la denuncia de Zoilamérica Narváez también afirmaba: "si a pesar de haber sido un abusador sexual, Daniel Ortega y la camarilla que lo respalda [...] lograra reivindicarse con la gente que está en una situación de tanta pobreza, se podrían hacer algunas diferenciaciones menos planas. Más allá de Ortega, si el Frente trata de corregir el rumbo de las cosas que generan tanta inequidad en este país, creo que no tendríamos más alternativa que tratar de separar estas dos realidades." (Feminista E 18.11.06).

Ante este juicio que evoca las políticas redistributivas del gobierno actual, se entiende la objeción del MF para favorecer una alternativa electoral que incluya a representantes de la derecha, orientada a enfrentar el proyecto continuista de Ortega. Consideran que el costo para las luchas feministas resulta muy elevado.

Es interesante notar que ambos posicionamientos no dejan de traer a la memoria críticas formuladas contra proyectos de sociedad que pusieron en segundo plano las demandas de las mujeres, ya sea para priorizar intereses considerados como más políticos o abarcadores o por responder a intereses de clase de la mayoría. Bien se sabe en qué medida las feministas nicaragüenses de la segunda ola se construyeron en resistencia frente a estos esquemas que el FSLN encarnaba en los años ochenta. Los caminos estratégicos emprendidos frente a este contexto nuevamente adverso ilustran finalmente la restricción de los márgenes de acción feminista.

Impregnadas a la vez por referentes revolucionarios e ideales de profundización democrática, las recomposiciones estratégicas más recientes del feminismo nicaragüense, atestiguan perspectivas de acción reconfiguradas frente a un contexto doblemente hostil: éste pone en escena un poder que reactualiza, y echa en cara a las militantes, la historia de su colisión y de su colusión con la revolución sandinista.

 

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Notas

1 Frente Sandinista de Liberación Nacional.

2 Se llevaron a cabo varias conversaciones informales entre el 2004 y el 2006 con diferentes activistas que participaron en todo el proceso de construcción del nuevo espacio feminista Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), se realizaron nueve entrevistas a profundidad a las militantes: cuatro simpatizantes o activistas del actual Movimiento Feminista, cuatro integrantes de la organización del MAM y una afiliada a la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinoza. Quiero agradecer especialmente a las entrevistadas que se tomaron el tiempo de contarme sus percepciones y análisis relacionados con la construcción del MAM y sus efectos en la acción colectiva feminista. Algunas de ellas leyeron y comentaron, por escrito o a través de conversaciones informales, las primeras versiones del texto, permitiéndome establecer con más precisión la cronología y los términos de los debates. Mis agradecimientos también a Cecilia Medal por su lectura del documento y los valiosos intercambios que tuvimos sobre los desafíos del feminismo en general, y el nicaragüense en particular. No obstante, todo lo escrito y analizado aquí y los eventuales errores son de mi entera responsabilidad.

3 Pronunciamiento del MAM el 17 de julio del 2009: "30 años después, el enemigo sigue siendo el mismo" en http://www.movimientoautonomodemujeres.org/pr5.php, consulta el 1 de diciembre del 2014.

4 Masaya, 17 de julio del 2007, manifestación organizada por el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS).

5 La expresión alude a una efeméride histórica, el día en que el último de los Somoza abandona el poder y huye del país derrotado por las fuerzas revolucionarias y por otra parte, a la imagen también utilizada para referirse a los políticos corruptos, es decir, a la Asamblea Nacional se le conoce popularmente como "la chanchera".

6 Su primer mandato fue ejercido de 1984 a 1990.

7 Pronunciamiento del MAM el 17 de julio del 2009.

8 Sobre esta ruptura del feminismo de la segunda ola en Occidente resumido en el lema "lo privado es político": Fougeyrollas-Schwebel, Dominique, 2010, pp. 906-957.

9 Para una historia de la acción colectiva femenina en Nicaragua entre 1977-2000 véase Isbester, (2000), el trabajo de Blandón Fernández y Meza (2004) ofrece también una excelente síntesis.

10 Las militantes del CNF y luego las del MAM, usan con frecuencia esta referencia para criticar el modelo reticular y promover más regulación organizacional de la militancia.

11 Para un análisis del pacto entre el Partido Liberal Constitucionalista y el FSLN en su contexto véase Equipo Nitlápan-Envío, 1999.

12 Enfatizar estas dos trayectorias colectivas y su liderazgo reunido en el impulso del proceso de articulación, no significa que el MAM estuvo únicamente compuesto por activistas de ambos espacios, contó más bien con una militancia procedente de diferentes organizaciones.

13 El comité fue uno de los espacios más contundentes sobre al menos dos temas considerados durante mucho tiempo como tabúes en la acción colectiva femenina: aborto y diversidad sexual. De hecho, la aceptación de una postura beligerante sobre la despenalización del aborto y los derechos sexuales era un criterio de afiliación y de identidad feminista.

14 Debates que también se dieron en la RMCV, pero de manera más tardía.

15 Por ejemplo, las dos jornadas de incidencia política del Movimiento de Mujeres en 1997 y 1999 habían iniciado la conformación de comisiones de trabajo destinadas a reunirse con regularidad, lo cual no logró ser implementado.

16 Como al momento de construir en 1998, tras el huracán Mitch, la Coordinadora Civil.

17 Sobre la importancia de la regulación organizacional en la construcción del movimiento autónomo, y sobre las dificultades de tomas de decisión y deliberación interna tanto en el CNF como en la RMCV, véase Medal, C., 2005.

18 Entrevista a Sofía Montenegro, diciembre del 2006.

19 Se destacan tres acontecimientos polémicos: supresión de la Ley de igualdad de oportunidades de la orden del día de la Asamblea Nacional, divulgación de un manual de sexualidad fundamentado en creencias religiosas tradicionalistas, y sobre todo la controversia Rosita, una niña de 9 años embarazada a consecuencia de una violación (se sabrá después de un segundo embarazo de la niña llevado al final, que el violador era el padre adoptivo), quien no tuvo acceso al aborto terapéutico en Managua, siendo éste aun legal en el año 2003.

20 Tres representantes elegidas de la Red van a formar parte de la mesa compuesta por siete activistas: Juanita Jiménez, Yamileth Mejía y Bertha Inés Cabrales, véase en http://www.movimientoautonomodemujeres.org/documentos.php, consulta 1 de diciembre del 2014.

21 Pronunciamiento 8 marzo del 2005 en http://www.movimientoautonomodemujeres.org/downloads/37.pdf, consulta el 5 de diciembre del 2014.

22 Este último punto hace eco a la tesis de Gema Santamaría, citada con frecuencia en los documentos políticos del MAM.

23 Manifiesto MAM del 8 de marzo del 2006 en http://www.movimientoautonomodemujeres.org/downloads/36.pdf, consulta el 1 de diciembre del 2014.

24 Movimiento por el rescate del Sandinismo, Movimiento de Renovación Sandinista, Partido Socialista, Partido Acción Ciudadana, Partido Social Cristiano, Movimiento Verde Ecologista (GP-Nicaragua) y el Movimiento Cambio Reflexión Ética Acción (crea).

25 Por ejemplo, obreros y campesinos víctimas del uso del pesticida nemagón.

26 Para más detalles sobre el proceso de conformación del movimiento por el Rescate del Sandinismo y su propuesta, véase el texto de Mónica Baltodano, 2006.

27 "Construcción del Movimiento como sujeto y actor político colectivo, autónomo de partidos políticos y de grupos de interés políticos, económicos, religiosos y sociales para-partidarios, nacionales e internacionales" en Documento político, 2006.

28 Por ejemplo, durante la campaña electoral, voces reconocidas de la causa gay y lésbica y candidatas del MRS (M. Baltodano, V. Delgado, A. Solís) hicieron un acto público inédito denunciando la discriminación legal y social sufrida por gays y lesbianas. El candidato Mundo Jarquín fue también el único candidato quien se declaró a favor del mantenimiento del aborto terapéutico como recurso legal.

29 Testimonio de Gioconda Belli en Randall, M., 1999.

30 Para más elementos sobre la Tercera Vía antes de las elecciones municipales del 2000, véase Téllez, Dora María, 2000.

31 En un contexto diferente y según un marco de acción distinto, se formó en 1996 la Coalición Nacional de Mujeres (constituida por mujeres representantes de todos los partidos políticos y por activistas del movimiento de mujeres) cuyo propósito era presentar una "agenda mínima" a los partidos y hacerlos comprometerse para acciones públicas futuras. Véase Blandón, 2001.

32 Entrevista, diciembre 2006.

33 Es también lo que afirmará en esencia S. Montenegro, entrevistada por Tim Rogers (2011).

34 Un propósito claramente diferente al de pedir promesas de acción sobre una "agenda mínima".

35 Otras candidatas, también del MAM, ya habían integrado una lista departamental, antes del acuerdo electoral MAM-MRS.

36 "Acuerdo Político entre el Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua (MAM) y la Alianza Movimiento de Renovación Sandinista (MRS)" Sofía Montenegro, delegada del MAM, Luis Carrión Cruz, representante legal del MRS. 15/06/2006.

37 Entrevista a Sofía Montenegro, diciembre del 2006.

38 Tanto la alianza con la Tercera Vía como la participación en las marchas antipacto fueron cuestionadas por razones ideológicas. Algunas feministas en efecto (algunas de ellas excluidas después por el MAM) consideraron contradictorio, que en tanto feministas, se aliaran con fuerzas políticas o personas conocidas por su hostilidad al feminismo.

39 María Teresa Blandón, Marta María Blandón, Dorotea Wilson, Magaly Quintana, Luz Marina Torres, Eva Samqui, Sylvia Torres, del Foro Maternidad Sexualidad y Derechos, fundado a principios del 2000.

40 "Según nos consta a todas, el discurso y las actuaciones del Foro han establecido la evidencia siguiente: El Foro tiene otra concepción del movimiento. No comparte la propuesta política del MAM, ni su análisis político, ni su estrategia organizacional [...] Todo indica que el Foro tiene otros intereses, otras estrategias y otras alianzas, lo que crea un conflicto de intereses con el MAM". (Carta de exclusión), 24 de Junio del 2006.

41 Juanita Jiménez, parte de la Comisión Coordinadora de la RMCV y uno de los rostros más mediáticos de este movimiento, apareció junto a Sofía Montenegro representando al MAM para firmar el acuerdo de alianza con el MRS.

42 El 28 de junio, se entregó una carta de integrantes de la asamblea de la Red a sus representantes de la Comisión Coordinadora, iniciativa firmada por 40 mujeres.

43 Colectivo de Mujeres 8 de Marzo, Managua, Colectivo de Mujeres Xochilt, Managua, Colectivo de Mujeres ISNIN, Managua, Colectiva de Mujeres de Masaya, Fundación Entre Mujeres, Estelí, Voces Caribeñas (RAAS-RAAN), Asociación de Mujeres Profesionales por el Desarrollo Integral (AMPDI), Programa Feminista Centroamericano La Corriente, Corriente Joven Feminista, Grupo Feminista de León, Asociación de Mujeres Trabajadoras del Sector Informal, Fundación Puntos de Encuentro.

44 Para un relato colectivo del movimiento autónomo (en el sentido amplio de la palabra) de 1998 a 2006, véase el trabajo reciente de Cuadra y Jiménez, 2010. Hoy en día, el MAM reúne a pocas activistas regulares. Después de la situación de conflicto relacionada con la ascensión al poder del FSLN, se organizaron varios diálogos feministas para intentar reconciliar puntos de vista sobre el devenir del feminismo "nica". El Movimiento Feminista reúne una decena de ONG y colectivos alrededor del liderazgo de la organización la Corriente establecida en Managua.

45 Utilizo un término significativamente recurrente en las entrevistas, que hace alusión de manera crítica o no, a la capitalización de la RMCV para la acción colectiva feminista.

46 Véase en: http://www.movimientofeministanicaragua.org/index.php?option=com_content&task=view&id=23&Itemid=27, pronunciamiento firmado por la RMCV, el MAM, La Red de Mujeres de Matagalpa, Movimiento Feminista de Nicaragua, Red de Mujeres del Norte, Campaña 28 de Septiembre por la Despenalización del Aborto, Movimiento Autónomo de Mujeres Nueva Segovia.

47 Nos referimos entre otros acontecimientos al allanamiento ilegal de las oficinas del MAM el 10 de octubre del 2008, así como a las prácticas de difamación e intimidación pública a través de medios de comunicación afines al gobierno contra feministas como S. Montenegro, A. Solís, J. Jiménez; la denuncia interpuesta por la Asociación Nicaragua para la Defensa de los Derechos Humanos (ANPDH) contra nueve defensoras de los derechos humanos: Ana María Pizarro, Juanita Jiménez, Lorna Norori, Luisa Molina Arguello, Marta María Blandón, Martha Munguía, Mayra Sirias, Violeta Delgado y Yamileth Mejía. También fueron denunciadas las amenazas físicas a muchas feministas.

48 Citas tomadas del pronunciamiento del MAM ya mencionado, el 17 de julio del 2009.

49 Me refiero por ejemplo, al relato de Sergio Ramírez, 1999: "La gran paradoja fue que, al fin y al cabo, el sandinismo dejó en herencia lo que no se propuso, la democracia, y no pudo heredar lo que se propuso, el fin del atraso, la pobreza, y la marginación." p. 115. Véase también Martí i Puig, Salvador y David Close (eds.), 2009 y Salvador Martí i Puig y Salvador Santiuste Cué, 2008. Hablan por ejemplo de " ‘democracy' that arrived by mistake", p. 96. Para una perspectiva muy diferente sobre las modalidades de construcción del régimen Sandinista en los primeros años de la revolución, una comparación Cuba-Nicaragua por Gilles Bataillon, 2010. Sobre el feminismo postsandinista en parte como legado no esperado de la revolución tras los obstáculos alzados por el FSLN, véase Kampwirth, 2004 y 2006.

50 Dora María Téllez, fue guerrillera, ministra de salud en los años ochenta, presidenta del MRS, e integrante de la junta directiva de este partido. Hizo una huelga de hambre de 10 días en el mes de junio del 2008 para protestar contra la cancelación de la personalidad jurídica del MRS poco antes de las elecciones municipales del mismo año.

51 Entrevista a Dora María Téllez La Prensa 17 de julio del 2010 en http://www.laprensa.com.ni/2010/07/18/politica/431030-ortega-fue-reclutado-por-el-somocismo, consulta el 2 de diciembre del 2014.

52 Para un ejemplo de la referencia a Pedro Joaquín Chamorro véase en Asamblea Ciudadana, 2010, "Nicaragua volverá a ser República, Decálogo de Sociedad Civil, 22 de enero 2010". Se puede leer una cita de P.J. Chamorro del 9 de marzo de 1977 "Nuestro país necesita otra alternativa diferente a la creada por el pactismo, y si es verdad que en estos días, lo más urgente es la comida, el agua, la luz, el trabajo, la atención a los damnificados, también es cierto que no se puede dejar de pensar en la expectativa futura, de un libre juego democrático, cuyas bases deben irse planificando con calma y firme, para hacer una Nicaragua sin damnificados permanentes", en http://www.movimientoautonomodemujeres.org/downloads/79.pdf consulta el 2 de diciembre de 2014.

53 Véase en http://www.movimientoautonomodemujeres.org/ consulta el 2 de diciembre de 2014. Por ej. Humberto Belli, conocido actor beligerante contra el feminismo forma parte de la iniciativa. Todas estas fuerzas compuestas de intelectuales o políticos tanto de izquierda como de derecha contemplaron la posibilidad de una candidatura de Fabio Gadea, conocido por su conservadurismo y por sus declaraciones homofóbicas.

54 Véase en el sitio del Movimiento Feminista las páginas "¿De dónde venimos?" en http://www.movimientofeministanicaragua.org/ consulta el 2 de diciembre del 2014.

 

Información sobre la autora

Delphine Lacombe es socióloga, investigadora de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, afiliada al Institut de Recherche Interdisciplinaire sur les Enjeux Sociaux (IRIS) y al Centre d'Etudes Sociologiques et Politiques Raymond Aron (CESPRA). Es coautora de un programa de investigación llamado Género y Globalización (2013-2015) en el cual es ingeniera de investigación. Es titulada de Sciences-Po París, donde también obtuvo un máster en Sociología política. Entre sus publicaciones se incluyen artículos sobre la historia de la politización de la violencia de género en Nicaragua, de la acción colectiva de las mujeres en este país y de la articulación entre globalización de las normas y género. Sus principales intereses de investigación son los desafíos de género en los ex movimientos revolucionarios centroamericanos y en las recomposiciones políticas posrevolucionarias, el efecto de la globalización de las normas de género sobre las acciones gubernamentales y sobre los movimientos sociales, de la evolución de los códigos civiles y penales en América Latina y la medición de sus efectos prácticos y simbólicos.

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