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Revista mexicana de análisis de la conducta

versão impressa ISSN 0185-4534

Rev. mex. anál. conducta vol.38 no.2 México Set. 2012

 

Función del reforzamiento no específico de conductas en el maltrato físico infantil

 

The Function on Non Specific Reinforcement of Behavior On Physical Abuse of Children

 

Ariel Vite Sierra y Florente López Rodríguez

 

Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Dirigir correspondencia a:
Laboratorio de Análisis Experimental de la Conducta,
Edificio C, 2do. Piso, Cubículo 6. Facultad de Psicología
Universidad Nacional Autónoma de México.
Av. Universidad 3004, México, D.F. 04510.
Correos electrónicos:
raulas@unam.mx y beomPsicol@gmail.com

 

Recibido: 25 de abril, 2012
Aceptación final: 28 de julio, 2012

 

Resumen

El objetivo del presente estudio fue poner a prueba una estrategia basada en el reforzamiento no específico de conductas en díadas madre-niño con historia de abuso físico. La muestra se conformó por diez díadas madre-niño con dicha problemática. Se empleó un diseño experimental de caso único y la utilización de procedimientos de enseñanza conductual, tales como instrucciones, modelamiento, moldeamiento y retroalimentación visual. Los resultados obtenidos se analizan en términos del valor del reforzamiento no específico de conductas dentro del contexto interaccional madre-hijo con antecedentes de maltrato físico infantil.

Palabras clave: maltrato infantil, interaccional social, inercia conductual.

 

Abstract

The aim of this study was to evaluate an intervention strategy based on non-specific reinforcement of behavior in mother-child dyads with a history of physical abuse. Ten such dyads participated. Using a single-case experimental design, behavioral teaching procedures such as instructions, modeling, and visual feedback were applied. The results were analyzed in terms of the effectiveness of non-specific reinforcement of behavior within the context of moment-to-moment social exchanges between mothers and their children.

Keywords: child abuse, social interactional, behavioral momentum.

 

El maltrato infantil es reconocido internacionalmente como un importante problema de salud pública (Gilbert, Kemp et al., 2009; Gilbert, Widom et al, 2009; MacMillan et al., 2009; Loeber, Burke, & Pardini, 2009). Los niños sufren abusos físicos en todo el mundo, tanto en países desarrollados como en desarrollo y generalmente los agresores son sus propios padres (Adler-Baeder, 2006; Bordin, Paula, do Nascimento, & Duarte, 2006; Moura, Moraes, & Reichenheim, 2008; May-Chahal & Cawson, 2005; McRee, 2008).

A la fecha, no existe un perfil único de los efectos del maltrato físico en los niños debido a que éste varía en función de las características propias del niño y de la familia, y se manifiesta en múltiples dominios de funcionamiento. Los resultados de diversos estudios que examinaron su impacto a través del continuo del desarrollo han identificado el deterioro potencial a corto plazo en el funcionamiento social y emocional en tres grandes áreas: externalización, internalización de conductas y aspectos cognitivos (Crosson-Tower, 2004; Gallegos, 2001; Litrownika, et al, 2005). A largo plazo, se han asociado una serie de comportamientos problemáticos, entre los que se incluyen incurrir en delitos violentos, conducta antisocial, abuso de sustancias e intentos de suicidio (De Paúl y Arruabarrena, 2005; Éthier, Lemelin, & Lacharité, 2004).

Por su naturaleza, el maltrato infantil se suscita en una situación de interacción social y se han reconocido procesos como la agresión, la cual puede ser dirigida a compañeros o hermanos tanto en el hogar como en ambientes escolares y sociales. Los datos generados por los estudios longitudinales señalan que la conducta agresiva y el afecto negativo pueden iniciarse en la etapa maternal y continuar a través de la etapa preescolar (Bongers, Kool, Van der Ende, & Verhulst, 2004; Shiner & Caspi, 2003).

Se ha reportado que las características de los padres que se correlacionan positivamente con el maltrato físico infantil abarcan varios dominios que se pueden relacionar con acontecimientos históricos en su vida que afectan su funcionamiento actual. Uno de los principales rasgos paternos se refiere a sus patrones de comportamiento, sobresaliendo la carencia de control de impulsos, que puede resultar en acciones inapropiadas, como frecuentes comentarios negativos, críticas, coerción física, amenazas, afirmaciones de poder, entre otras, aunado a un conocimiento limitado de alternativas disciplinarias que favorece el uso de castigo físico severo (Borrego, Timmer, Urquiza, & Follett, 2004; Vite & López, 2007). Estos comportamientos en las prácticas familiares de socialización generan procesos microsociales de escalamiento aversivo o eliminación de incertidumbre que pueden terminar en un episodio de maltrato físico (Cerezo & D'Ocón, 1998; Vite & López, 2007).

Al respecto, la investigación relacionada con los procesos microsociales ha identificado lo que se denomina efecto del reforzamiento no específico de conductas. De acuerdo con Strand (2000), este efecto "se refiere al impacto que tiene el reforzamiento directo de una conducta sobre otras conductas asociadas a ella" (p. 8). Este efecto ha sido documentado dentro de la literatura comportamental como inercia conductual (Nevin, 1993). La aplicación de los hallazgos de estas investigaciones en ambientes naturales está dirigida a alterar la probabilidad de una respuesta o un conjunto de respuestas (por lo general conductas de baja probabilidad) a través del reforzamiento de otra respuesta o conjunto de respuestas (conductas de alta probabilidad), que forman parte de la misma clase de respuesta (Brandon & Houlihan, 1997).

Los resultados de su aplicación han mostrado ser efectivos para el abordaje de conductas tales como adherencia terapéutica (McComas, Wacker, & Cooper, 1998), conducta académica (Wehby & Hollahan, 2000), desórdenes alimenticios (Patel, et al., 2006), conducta estereotipada (Ahearn, Clark, Gardenier, Chung, & Dube, 2003) y análisis del comportamiento deportivo (Roane, Kelley, Trosclair, & Hauer, 2004).

En relación con la desobediencia infantil, Strand (2000) sugirió que las respuestas del niño a las instrucciones de las figuras de autoridad pueden ser influidas no sólo por la historia de reforzamiento de esa conducta, sino también por la naturaleza de otras características de las interacciones sociales. Por ejemplo, en un estudio intra-sujeto realizado por Strand, Whaler y Herring (2001) se analizó la relación entre la probabilidad de obedecer del niño y el efecto por separado de los dos tipos de reforzamiento de conductas: específico y no específico. El reforzamiento no específico de conductas se definió como la historia de reforzamiento obtenido por los niños de las conductas prosociales y aversivas no vinculadas a las instrucciones maternas.

Los resultados señalan que la probabilidad de la obediencia infantil a las instrucciones maternas se relacionó con el grado en que las madres reforzaban al niño por ciertas formas de aproximación social (reforzamiento indirecto). Adicionalmente, al investigar la magnitud de las correlaciones, éstas revelaron que el mejor predictor de la obediencia infantil fue el grado con el cual los padres respondieron apropiadamente a las aproximaciones sociales positivas.

Estos hallazgos sugieren que la manera como las madres responden a las aproximaciones sociales de sus hijos (un proceso de reforzamiento indirecto) puede tener una mayor influencia sobre las tasas de obediencia que la historia de reforzamiento para la conducta de obedecer y sus alternativas (un proceso de reforzamiento directo). Es decir, esta perspectiva subraya la relevancia de la interrelación entre conductas y sugiere que el reforzamiento de una conducta o clase de conductas puede influir en la tasa y persistencia de otras conductas o clases de conductas (DeGrandpre, 2000; Nevin, 1993).

En resumen, se puede decir que los patrones de interacciones sincrónicas entre padres e hijos influyen en la disposición de los niños a obedecer y a adquirir conducta prosocial. Del mismo modo, los patrones de interacciones inconexas y aversivas entre ambos miembros de las díadas parecen ser la base de formación de clases de respuestas infantiles aversivas entre las que sobresalen la desobediencia, demandas, quejas y agresión.

Por otra parte, el estudio de interacciones sincrónicas y asincrónicas generadas por los padres podría ser abordado a través del empleo del reforzamiento no específico de conductas (Cavell & Strand, 2002; Wahler & Graves, 1983). La información así obtenida podría resultar sumamente útil en la intervención para reducir el maltrato físico infantil. Esto es así porque lo que se examina es la relación entre el resultado del reforzamiento de una conducta iniciada por el niño, sea prosocial o negativa, y la probabilidad de que obedezca o desobedezca una instrucción subsecuente. En otras palabras, el modelo de reforzamiento indirecto se enfoca en cómo la historia de reforzamiento para algún tipo o clase de conducta (e.g., aproximación social) se relaciona con algún otro tipo o clase de conducta (e.g., respuesta ante una instrucción).

En el presente estudio se pretendió poner a prueba una estrategia basada en el reforzamiento no específico de conductas en cuanto a sus efectos sobre la reconfiguración de los patrones interactivos de díadas madre-niño con historia de maltrato físico infantil.

 

Método

Participantes

Participaron un total de 15 díadas madre-hijo, las cuales fueron canalizadas por las maestras del centro preescolar público al que asistían los niños por presentar maltrato físico, lo cual fue corroborado con la aplicación de la Escala para la Detección de Maltrato Materno (Pérez, 2006), obteniendo un valor de 74 puntos (DE = .94), que corresponde a un tipo de maltrato físico medio (rango de 50 a 75 puntos). Tomando en consideración que se trabajó con la diferencia en las tasas de reforzamiento asociado a la obediencia y desobediencia infantil ante las instrucciones maternas, la estrategia de intervención se llevó a cabo con aquellas madres quienes realizaron cinco o más instrucciones y cuyos niños respondieron con al menos un acto de obediencia y uno de desobediencia.

Diez díadas reunieron este requisito de inclusión y comprendieron la muestra final, la cual se conformó por dos niñas y ocho niños, con una edad promedio de 4.8 años (DE = 1.48). La edad promedio de las madres fue de 28.5 años (DE = 3.18).

Escenario

Las sesiones de observación, intervención y seguimiento se realizaron en un cubículo de un Centro Comunitario, al sur de la Ciudad de México, el cual contaba con iluminación y ventilación adecuada y estaba acondicionado con una mesa y dos sillas.

Medición

Las mediciones de interés para el presente estudio incluyeron códigos de observación directa de interacciones madre-niño en una situación académica, las cuales se llevaron a cabo mediante dos observadores independientes, a través del Sistema Observacional de Interacción (SOI; Vite, García, & Rosas, 2006), que es un programa computarizado de registro observacional para el estudio de la interacción madre-niño en ambientes controlados. Comprende un conjunto de categorías de comportamiento, mutuamente excluyentes y colectivamente exhaustivas, de la madre y del niño. Sus principales características son: permite un registro continuo de las interacciones, posibilita la codificación secuencial de eventos, permite la obtención de medidas de frecuencia por sesión de cada código tanto de la madre como del hijo y sus tasas de respuesta por minuto.

Se evaluaron las siguientes conductas de la madre y del niño:

Instrucciones: Verbalizaciones concisas y claras que indiquen la conducta a realizar.

Obediencia infantil: Llevar a cabo la instrucción dada por la madre.

Desobediencia Infantil: No ejecutar las instrucciones proporcionadas por la madre.

Aproximación Social Infantil Positiva: Incluyó las conductas de obedecer y petición.

Aproximación Social Infantil Aversiva: Comprendió las conductas de desobedecer, repelar y quejarse.

Aproximación Social Materna Positiva: Abarcó las conductas de aproximación social y obedecer.

Aproximación Social Materna Aversiva: Comprendió las conductas de amenazar, desaprobar y regañar. (Ver Apéndice 1 para la definición de las conductas.)

Procedimiento

Se utilizó un diseño experimental de caso único (n = 1) del tipo ABC, en donde A fue la línea base, B la intervención y C el mantenimiento (Barlow & Hersen, 1988). Como primer paso se solicitó a cada una de las madres que firmara una carta de consentimiento informado. Posteriormente, en la fase de línea base, las diez díadas fueron videograbadas en tres sesiones de 20 minutos, una por semana. En esta condición se solicitó a las madres supervisar la realización de la tarea escolar de su hijo. En esta fase se identificaron las consecuencias de las aproximaciones sociales del niño. En particular, se registraron las aproximaciones sociales infantiles a) que fueron recompensadas por una aproximación social positiva de la madre, b) sujetas a extinción cuando la madre las ignoraba, o c) castigadas cuando respondía con una aproximación social negativa. En relación con las aproximaciones negativas infantiles, se registraban si habían sido ignoradas o reforzadas por una aproximación social negativa o una instrucción materna.

Intervención: A partir de los patrones interactivos madre-hijo derivados de la fase de línea base, se diseñó la estrategia para la enseñanza de habilidades maternales. Éste se basó en el proceso de reforzamiento no específico de conductas, con el propósito de enseñar a las madres a responder de manera apropiada a las aproximaciones sociales positivas y negativas de sus hijos. Para esta enseñanza se emplearon procedimientos instruccionales como retroalimentación visual, modelamiento e instrucciones.

Durante la primera sesión de la intervención se proporcionó a las madres la descripción de cada uno de los comportamientos de interés. Posteriormente la madre y el experimentador analizaron los segmentos de las videograbaciones de la línea base con el fin de identificar el momento en que, de manera contingente, deberían llevarla a cabo. Finalmente, se les solicitó que aplicaran lo enseñado (por ejemplo, aprobar la obediencia del niño o ignorar su comportamiento aversivo) al interactuar con sus hijos en la realización de la tarea escolar por un espacio de 20 minutos. Al final de la sesión, se les retroalimentó sobre las conductas que habían realizado de manera apropiada o inapropiada. Las siguientes sesiones se iniciaron con la revisión de la videograbación de la sesión anterior y se seguía la dinámica descrita anteriormente. Esta fase tuvo una duración aproximada de ocho a diez sesiones, con un promedio de 60 minutos por sesión.

Seguimiento: A tres semanas de concluida la intervención, se programaron tres sesiones a fin de determinar el efecto de la intervención a través del tiempo. Durante esta fase, se videograbó la interacción diádica al igual que en la línea base: tres sesiones en una actividad académica, con una duración de 30 minutos cada sesión.

 

Resultados

Concordancia entre observadores

El índice de concordancia se obtuvo a través del coeficiente Kappa de Cohen (Fleiss, 1981), para lo cual se seleccionaron al azar el 30% del total de observaciones, que se muestran en la Tabla 1.

Con el propósito de evaluar si el entrenamiento de las madres en la aplicación de la estrategia de intervención fue efectivo (reforzamiento no específico de conductas), se compararon las fases de línea base e intervención. Para ello, se empleó la prueba de los signos de Wilcoxon para muestras dependientes.

En la Tabla 2 se presentan los porcentajes del comportamiento materno antes y después de la intervención, en donde se observa que los comportamientos de atención social, instruccional y aversivo muestran cambios estadísticamente significativos posteriores a la intervención, no siendo el caso para la conducta de aprobar.

Por lo que respecta al comportamiento infantil, en la Tabla 3 se muestran los porcentajes de su comportamiento. Las diferencias entre los porcentajes fueron estadísticamente significativos en el comportamiento infantil de atención social, obedecer y desobedecer, después de la intervención.

Maternidad apropiada e inapropiada

Como un primer paso para la reducción de datos, se identificaron los episodios de obediencia, desobediencia, aproximación social positiva y aproximación social aversiva infantil. Las respuestas maternas contingentes a este tipo de comportamiento fueron identificadas como apropiadas o inapropiadas de acuerdo con la teoría del reforzamiento operante. Posteriormente se aplicó la prueba de los signos de Wilcoxon para muestras dependientes. Los datos obtenidos de la paternidad apropiada se presentan en la Tabla 4, en donde se observan cambios estadísticamente significativos en el sentido de que las madres recompensan más las aproximaciones sociales positivas y extinguen las aproximaciones sociales negativas de sus hijos durante la fase de seguimiento en comparación con la fase de línea base.

Por lo que respecta a la paternidad inapropiada, los datos de la Tabla 5 señalan una reducción en la tendencia de las madres a extinguir las aproximaciones sociales positivas y recompensar las aproximaciones sociales negativas de sus hijos. Asimismo, estas madres recompensan en menor medida las aproximaciones sociales negativas de sus hijos.

Reforzamiento y comportamiento infantil

Se identificó la historia de reforzamiento de las aproximaciones sociales de los niños, asociada a cada episodio de obediencia y desobediencia. Esto se consiguió mediante la determinación del número de episodios de las respuestas apropiadas e inapropiadas de las madres a las aproximaciones sociales de los niños que ocurrieron antes de cada episodio de obediencia y desobediencia infantil, con un retardo de 5 segundos. Por cada diada, estos valores fueron sumados y divididos por el número total de episodios de obediencia y desobediencia infantil de los niños respectivamente. Posteriormente, se realizó el análisis estadístico a través de la prueba t.

Los datos correspondientes se muestran en la Tabla 6 en donde se observan cambios estadísticamente significativos en sólo dos de las cuatro respuestas maternas: apropiada-desobedecer e inapropiada-desobedecer. Es decir, el reforzamiento de las madres a las aproximaciones sociales de sus hijos se asoció con un decremento de la desobediencia infantil, asimismo la ocurrencia de desobediencia infantil se asoció con un decremento en las aproximaciones sociales de las madres. Por otra parte, no se presentaron secuencias de aproximaciones sociales maternas inapropiadas contingentes a la obediencia infantil.

 

Discusión

El objetivo del presente estudio fue poner a prueba una estrategia de intervención basada en el reforzamiento no específico de conductas en la interacción de díadas madre-niño con historia de abuso físico. Los resultados obtenidos señalan, de manera general, que como efecto del entrenamiento, las madres mostraron un decremento en las conductas de instrucción y aversivas, un incremento en las aproximaciones sociales y ningún cambio en la conducta de aprobar. En lo que concierne al comportamiento infantil, se observó un incremento en las aproximaciones sociales y, como consecuencia de la disminución de las instrucciones de la madre, un decremento en las conductas de obedecer y desobedecer. Detallando los hallazgos, encontramos lo siguiente:

Por lo que concierne a la paternidad apropiada e inapropiada, los datos de la línea base señalan que las madres reforzaban poco las aproximaciones sociales positivas de sus hijos, no respondían a éstas frecuentemente y reforzaban sus aproximaciones sociales negativas.

En relación a la maternidad apropiada, los datos de línea base señalan que tanto los episodios de obediencia como de desobediencia infantil fueron precedidos por aproximaciones sociales maternas positivas. En lo que respecta a la maternidad inapropiada, se observó que la desobediencia infantil fue precedida por aproximaciones sociales maternas aversivas. Por otra parte, no se observó la ocurrencia de episodios de aproximaciones sociales aversivas que antecedieran a la obediencia infantil, lo cual lleva a presuponer procesos de reforzamiento negativo e interacciones coercitivas. Dichos resultados apoyan los obtenidos por Borrego et al. (2004) y por Vite y López (2007).

Por lo que concierne a los efectos de la intervención, se observó un incremento significativo en paternidad apropiada, es decir, las madres incrementaron el reforzamiento a las aproximaciones sociales de sus hijos y decrementaron su extinción. Por otra parte, se manifestó un decremento en la paternidad inapropiada, ya que extinguen con menor frecuencia las aproximaciones sociales positivas y refuerzan con menor frecuencia las aproximaciones sociales negativas de sus niños. De la misma forma, se observaron incrementos, no significativos, en los episodios de paternidad apropiada-obedecer y un decremento significativo en los episodios de paternidad inapropiada-desobedecer.

Estos hallazgos proporcionan sustento empírico a la idea de que la respuesta de un niño a las instrucciones de la madre está relacionada con las diferencias en la historia de reforzamiento inmediatas para las respuestas de instrucciones maternas anteriores. Esto es consistente con la noción de que la manera en que un padre responde a ciertos aspectos del comportamiento social del niño puede influir en otros, aparentemente sin relación. Lo anterior sugiere que la obediencia infantil es influida por patrones molares de las reacciones paternales, además de una serie de conductas más específicas para el reforzamiento de dicha conducta (Wahler & Fox, 1981; Whaler, Castellani, Smith, & Keathley, 1996).

La caracteristica más importante del presente estudio fue identificar la viabilidad del empleo del reforzamiento no específico en díadas madre-hijo con historia de maltrato físico infantil. Este tipo de reforzamiento se basa en la suposición de que la identificación del efecto de esta estrategia requiere de la comparación entre conductas. En otras palabras, lleva a una consideración de la tasa relativa de reforzamiento de una conducta respecto a las demás, más que de la tasa absoluta de reforzamiento de la misma (Herrnstein, 1974; McDowell, 1982).

Mediante la identificación de la operación del reforzamiento no específico de conductas, el presente estudio apoya un paradigma más amplio de conducta centrado en los antecedentes, así como en las consecuencias de la conducta (Strand, 2000). Considerando que una proporción importante del maltrato físico infantil se manifiesta por los intentos de las madres de obtener la obediencia de sus hijos, el efecto de disminuir los episodios en los cuales las madres responden inapropiadamente a las aproximaciones sociales de sus niños, puede influir positivamente en reducir la probabilidad de episodios de violencia hacia el menor, debido a que se reduce la proporción de desobediencia.

 

Referencias

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