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Revista mexicana de análisis de la conducta

Print version ISSN 0185-4534

Rev. mex. anál. conducta vol.36 n.2 México Jan. 2010

 

Editorial

 

A cien años del inicio de la investigación en comportamiento alimentario

 

To one hundred years of the beginning of feeding behavior research

 

Estamos próximos a celebrar el primer centenario de investigación en comportamiento alimentario. Curiosamente 1912 – 1913 son años muy importantes tanto para el análisis de la conducta por la publicación del artículo "Psychology as a Behaviorist Views It" de John B. Watson, como para los estudiosos del comportamiento alimentario por las publicaciones de "Orígenes del conocimiento: El hambre" de Ramón Turró (1912), y "An explanation of hunger" de Walter B. Cannon y A. L Washburn (1912). A partir de estas dos últimas publicaciones el análisis teórico–experimental del comportamiento alimentario desarrolló innumerables líneas de investigación. Entre ellas es posible distinguir dos líneas generales: la fisiológica y la psicológica.

Dentro de las teorías más representativas de la perspectiva fisiológica se encuentran: a) La hipótesis del factor lipostático regulatorio formulada por Kennedy (1950, 1953); b) La teoría glucostática propuesta por Mayer (1955); c) La teoría termostática descrita por Brobeck (1945, 1960); y, d) La teoría neuro–endocrinológica propuesta por Blundell y Latham (1978), y Wurtman y Wurtman (1979a, 1979b).

Por otra parte, las aproximaciones teóricas de la psicología al análisis experimental de la conducta alimentaria se consolidaron con la noción de hábito alimentario formulado en el trabajo de John B. Watson (1913). Sin embargo, fue Anderson (1941a; b; c) quien desarrolló la teoría de la externalización de la pulsión (drive), que involucró los factores contextuales en el control de la conducta alimentaria. En 1961, Young propuso la teoría de los determinantes de la conducta, en la que integró tanto factores ambientales como elementos de la historia personal de los organismos. Por otra parte, Bolles (1990) afirmó que la principal motivación para que los seres humanos se alimenten es el "reloj". A manera de alegoría señaló que los humanos rigen su conducta alimentaria preguntando ¿es hora de comer? Una de sus grandes aportaciones fue señalar los elementos temporales de la alimentación. Con los trabajos de Capaldi y Powley (1990), Capaldi (1996), Galef (1986), Rozin (1996), y Weingarten (1990) se ha ponderado el papel de la experiencia, el aprendizaje y las características motivacionales del alimento (textura, sabor, olor) en la comprensión del fenómeno alimentario.

Ahora bien, en nuestro país dos grupos de investigación se han distinguido por su intensa labor en el análisis experimental del comportamiento alimentario. El primero de ellos es el grupo de investigadores que integran el Proyecto de Investigación en Nutrición del Laboratorio de Psicobiología de la Alimentación FES–Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México dirigidos por Juan Manuel Mancilla Diaz y el segundo grupo es el integrado por los investigadores del Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (CICAN) del CUSur de la Universidad de Guadalajara dirigidos por Antonio López Espinoza. Es indudable que existen muchos otros investigadores que han contribuido sustancialmente al análisis del comportamiento alimentario y a los cuales les reconozco su trabajo, sin embargo, sería imposible citarlos en esta pequeña nota editorial.

En este sentido el presente número monográfico de la Revista Mexicana de Análisis de la Conducta reúne las aportaciones de diversos investigadores que contribuyen a la caracterización y comprensión del fenómeno alimentario. En especial este número que está dedicado a la investigación en comportamiento alimentario en modelos animales. Es posible constatar que quienes nos dedicamos a esta área de estudio lo hacemos desde diferentes aproximaciones teórico–experimentales. Sin duda esto, es por mucho una ventaja, ya que permite evaluar y teorizar sobre el comportamiento alimentario bajo una riqueza de aproximaciones. Esperamos que esta característica nos permitan enriquecer la comprensión del fenómeno alimentario y en un futuro poder participar en la elaboración de propuestas que den solución a las diferentes patologías alimentarias.

En el primer artículo de este monográfico, tenemos la fortuna de contar con un trabajo teórico escrito por Carlos Bruner que clarifica el papel de la psicología experimental en el estudio del comportamiento alimentario. Resulta por demás interesante la propuesta de vinculación de algunos de los fenómenos alimentarios con la clasificación de los procesos propuesta por Fantino y Reynolds (1975).

El siguiente trabajo Juan Manuel Mancilla, Verónica López, y coautores miembros del grupo de investigadores del Proyecto de Investigación en Nutrición FES–Iztacala de la UNAM, abordan el papel de la administración del 8–OH–DPAT en el núcleo ventromedial hipotalámico en la caracterización de la conducta alimentaria. Los siguientes dos trabajos son presentados por colaboración entre investigadores del CINVESTAV y del Proyecto de Investigación en Nutrición FES–Iztacala. En el primero Rodrigo Erick Escartín, Ana Cruz y coautores presentan un trabajo en el que se aborda la inhibición de la saciedad alimentaria inducida por activación de receptores CB1 hipotalámicos, y, en el tercero Rodrigo Erick Escartín, Juan Gabriel Tejas y coautores nos presentan un estudio sobre el papel de los receptores dopaminérgicos D2/D3 hipotalámicos en la regulación del comportamiento alimentario.

Del Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento (CEIC) de la Universidad de Guadalajara Felipe Cabrera, Beatriz Robayo–Castro y Pablo Covarrubias este último de la Universidad del Valle de México, presentan un trabajo en el que se analiza la textura y propiedades del amaranto para ser utilizado como reforzador en procedimientos operantes. Del mismo centro de investigaciones Rosalva Cabrera, Óscar García–Leal en coautoría con Luis Alfaro de la FES Iztacala (UNAM) presentan un trabajo experimental sobre las estrategias de búsqueda y consumo de alimento en grupos de ratas expuestos a diferentes distribuciones de alimento.

Marina L. González–Torres de la Universidad Autónoma de Aguascalientes en coautoría con Antonio López–Espinoza del CICAN y Cristiano V. Dos Santos del CEIC de la Universidad de Guadalajara presentan un trabajo en el que se aborda el efecto del tipo y controlabilidad del estrés sobre la conducta alimentaria en ratas.

Finalmente, los investigadores del CICAN del CUSur de la Universidad de Guadalajara nos presentan cinco trabajos. Asucena Cárdenas–Villalvazo y coautores aborda el papel del estrés por hacinamiento o aislamiento sobre el consumo de alimento, crecimiento y ansiedad. Alma G. Martínez y coautores presentan un trabajo sobre el efecto de la pre–exposición a endulzantes sobre el consumo de glucosa y sucralosa. El efecto de la administración de nicotina sobre la conducta alimentaria es evaluado en el trabajo que presentan Laura Munguía y Alma G. Martínez. Por su parte Felipe Díaz y colaboradores nos presentan un trabajo sobre el efecto de la privación sobre el consumo de alimento. Para terminar Antonio López–Espinoza y su equipo de trabajo abordan el papel de los cambios del contexto alimentario sobre la inhibición de la gran comilona.

Si bien es cierto que el conjunto de artículos presentado en este número monográfico tiene amplia diversidad de aproximaciones, es una muestra de la inmensidad de trabajos que se pueden desarrollar para contribuir a la comprensión del fenómeno alimentario.

Para concluir quiero agradecer el trabajo que los autores, revisores, impresores y el grupo editorial de la Revista Mexicana de Análisis de la Conducta realizan para la publicación de la misma. Espero que este número sea inspiración para alumnos, docentes e investigadores y que esto sea motivo para involucrarse en el estudio del comportamiento alimentario. No me queda más que el deseo para cada lector, de que en su particular experiencia con los alimentos, se permita un momento de común unión con sabores, texturas, temperaturas, olores, colores y toda la magia que encierra el acto de alimentarse, por ello ......... Bon Appétit.

Antonio López–Espinoza
Editor Invitado

Director del Centro de Investigaciones en Comportamiento
Alimentario y Nutrición (CICAN) CUSur– U. de G.
Zapotlán El Grande, Jalisco

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