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Relaciones. Estudios de historia y sociedad

versión On-line ISSN 2448-7554versión impresa ISSN 0185-3929

Relac. Estud. hist. soc. vol.36 no.143 Zamora sep. 2015

 

Reseñas

Astrid Maribel Pinto Durán, Guerreros de Luz. Enseñanzas de don Lauro para una red cósmica de espiritualidad

Miguel J. Hernández M.* 

*El Colegio de Michoacán. Correo electrónico: miguelh@colmich.edu.mx

Pinto Durán, Astrid Maribel. Guerreros de Luz. Enseñanzas de don Lauro para una red cósmica de espiritualidad. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas, 2012. 252p.


Guerreros de Luz es un estudio antropológico de un sistema red identificable con este nombre donde participan personas de diferentes culturas, nacionalidades, creencias, etnias y estatus sociales en torno a una utopía de espiritualidad planetaria y cósmica que sostiene el advenimiento de una nueva era. El seguimiento de esta red compleja enfoca a uno de sus dirigentes carismáticos más importantes: don Lauro de la Cruz, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Don Lauro es descrito a lo largo del libro por sus cualidades como curandero y sanador, chamán tibetano maya, maestro y guía espiritual que tiene el don de instrumentar sus enseñanzas de sanación energética en diversos tipos de talleres, que convocan a cientos de seguidores entusiastas en varios lugares de la república mexicana y fuera de ella.

Si bien, el tema del libro se puede ubicar en el campo de estudios antropológicos sobre chamanismo, hay dos aspectos en su enfoque que lo hacen novedoso. Uno es el contexto contemporáneo de la era de la información que ha revolucionado el papel de las creencias y hábitos en la construcción de sociedades red digitales. El otro aspecto es la proyección de la investigación etnometodológica que la sustenta, en una interpretación interdisciplinaria muy cercana a lo que en la década de los setenta del siglo XX se debatió en torno a los libros de Carlos Castaneda sobre las enseñanzas de un personaje yaqui llamado don Juan (Noel 1977).

Para exponer el argumento del libro, cuya investigación tuvo como resultado la tesis doctoral de Astrid Maribel y su obtención del grado como doctora en antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México, contaremos una breve anécdota del compositor alemán Johannes Brahms. Se dice que una vez Brahms acudió a un concierto en el que un joven y talentoso interprete iba a ejecutar una de sus partituras con alto grado de dificultad. Cuando terminó el concierto se dice que Brahms se levantó aplaudiendo muy conmovido y le comentó al concertista: "¿O sea que también de esta manera se puede tocar mi partitura?".

Viene al caso la anécdota porque cuando se lee Guerreros de Luz es posible comentar: "¿O sea que también de esta manera se puede entender y exponer lo que es la nueva era en lo que va del siglo XXI?" ¿Cuál es esta manera inteligente y propositiva de entender y presentar lo que son, hacen y comparten los Guerreros de Luz con personas de conocimiento de la talla de don Lauro?

Responderemos esta pregunta resumiendo dos características importantes del argumento etnográfico que estructuran los siete capítulos del libro, como si fueran olas de energía y odas de voces y experiencias de quienes navegan entre ellas.

La primera que es una investigación realizada y relatada en la construcción de una experiencia subjetiva de la autora, que sabe establecer su punto de partida con sinceridad y valor para ubicarse como peregrina e investigadora de su propia búsqueda y aprendiz de las experiencias de Otros. En este sentido -con toda la riqueza y poder de esta palabra- Astrid elabora una metodología de encuentro y diálogo constante, que podemos apreciar como algo mucho más refinado y reflexivo de lo que se ha realizado hasta ahora en el terreno fenomenológico de la etnometodología. A modo de comentario, este libro será un referente imprescindible para reflexionar y discutir en otra mirada muy diferente a la de los estándares paradigmáticos del neopositivismo académico, la importancia de la dimensión de la subjetividad cuando se hace experiencia en la construcción y compartir social de conocimientos. Destacamos el plural "conocimientos", para aclarar -siguiendo a Paul Feyerabend (1988) y a Luis Villoro (2000)- que no es sólo el conocimiento "científico" el legítimo.

La segunda característica por considerar es la tesis estructurante del libro, según la cual la red Guerreros de Luz convoca la posibilidad de realizar la utopía de la nueva era; que, en palabras de Paul Ricoeur -referente teórico clave-, supone entender esta utopía como la apertura de un amplio y fecundo espacio a la imaginación, para avizorar caminos más lúcidos para la humanidad, el planeta y la conciencia cabal de relación con el cosmos.

Conviene aclarar que el enfoque de utopía retomado de Ricoeur no tiene la función de un marco teórico interpretativo a priori, sino el de una mirada más bien metodológica para observar desde diversos ángulos los paisajes de experiencias de los Guerreros de Luz, privilegiando la de don Lauro y sus enseñanzas. Este manejo metodológico del concepto de utopía le permite a Astrid proponer otra manera de abordar lo que en la gran mayoría de las investigaciones e interpretaciones sobre el movimiento de la nueva era, en su acepción de New Age, destacan como un movimiento donde el individualismo es el principal protagonista para adaptar al gusto o a la carta cualquier discurso, creencia, técnica, símbolo o devoción de la espiritualidad, y mientras más oriental y exótica, mejor.

El desplazamiento de la mirada que propone Astrid empieza por situar no al sujeto del New Age, sino al peregrino y buscador proveniente de una sociedad y cultura de la movilidad de signos, información, inquietudes e identificaciones propios de la era de la tecnología digital, como el personaje de esa Otredad de quien se pretende comprender el sentido de sus búsquedas.

En la red estudiada estas búsquedas son observadas, experimentadas y reflexionadas en diálogo con sus protagonistas, reconstruyendo la convergencia y resemantización plural de símbolos, discursos, creencias, tradiciones y tecnologías que conforman un universo metafórico donde la utopía de la nueva era perfila al menos tres aspiraciones que comparten la mayoría de quienes transitan como aprendices, turistas, discípulos y maestros en la red.

La primera de estas aspiraciones es la convicción de que la nueva era es un hecho, evidente en la evolución de los seres vivos conectados con una frecuencia energética de alto nivel, susceptible de comprender poniendo en una perspectiva planetaria y cósmica las relaciones entre todos los seres como un todo.

El postulado anterior lleva al terreno de la búsqueda y segunda aspiración de los Guerreros de Luz para aprender a transformar su ser interior y ponerse en sintonía con el cambio en vilo. Este aprendizaje para la transformación es el nicho de la espiritualidad, la cual tiene diversas definiciones e interpretaciones por los integrantes de la red y la investigadora, que oscilan entre el leitmotiv de la transformación interior a su enunciación como tecnología. La diversidad de concepciones sobre lo qué es la espiritualidad se justifica porque los peregrinos de la red provienen de diferentes culturas, credos religiosos y no religiosos; no obstante sus orígenes dispares, lo importante de esta búsqueda espiritual es su convergencia para interiorizar en un trabajo con el cuerpo la transformación energética sanadora.

Llegamos así a la tercera y más interesante aspiración de los Guerreros de Luz: la sanación energética de un cuerpo-mente-espíritu concebido holísticamente. Es una aspiración que responde al problema de la enajenación de estos tres ejes energéticos en una sociedad y cultura esquizofrénica, provocada por el apego al deseo de consumo y negatividad. En varios lugares del libro Astrid da cuenta de cómo don Lauro ofrece una tecnología del cuerpo para transmutar, en el sentido de la metáfora alquímica, la destrucción de los nudos, creencias y emociones negativas que lo forjaron como un cuerpo enfermo para transformarlo en un cuerpo sano, articulado y sobre todo espiritual para su evolución cuántica.

Esta tecnología del cuerpo supone en realidad un acervo de saberes y técnicas provenientes de distintas tradiciones que don Lauro encauza en sus talleres y prácticas de curandería, sanación, meditación caminando y otras más, pero de las cuales él reconoce dos fuentes principales: la tradición maya y la tibetana.

Si nos remitimos a la obra de Carlos Castaneda en los años setenta, resulta interesante que en Guerreros de Luz resurja la cuestión de en qué medida la transformación de la consciencia requiere salirse del centrismo racional y enfocarse en el descubrimiento de la relación energética interior con los entornos naturales y el cosmos, mediante técnicas experienciales que hacen del cuerpo el camino y maestro de este encuentro. Con Castaneda esta propuesta es experimentada en la deconstrucción del propio cuerpo y de las creencias sobre su solidez esencial, pero en Guerreros de Luz parece que la consciencia del cuerpo es pendular entre la experiencia desnuda de formas ideológicas que lo troquelan a priori y el constante desplazamiento de quienes se asumen como guerreros en el terreno de "creencias" como la bioenergía, la mayaeidad y el misticismo cuántico.

Resulta interesante el dato reiterante del estatus académico intelectual de varios de los integrantes de la red de Guerreros de Luz y sus decepciones, que algunos expresan, sobre el papel de la política e ideologías como el marxismo para transformar y mejorar la realidad. ¿Será que con Guerreros de Luz se perfila un debate sobre la movilidad de los sujetos sociales del terreno de las ideologías al de las creencias no religiosas, sino espirituales? ¿Es éste un indicador social de lo que en la filosofía contemporánea se debate como posmodernidad?

Destaca en este movimiento su fuerte tendencia de compromiso para reparar a fondo el daño que nuestra especie ha hecho a los seres vivos que conforman lo que llamamos naturaleza y sociedad, y que sólo mediante una estrategia de trabajo interior se puede lograr. Esa fue también la utopía de quienes vivieron el sueño del anarquismo en el siglo XIX, o de Gramsci y sus seguidores cuando insistieron en que el único cambio verdadero tendría que provenir de la transformación cultural que configuraba las visiones de mundo de la sociedad. No es gratuito, entonces, que Ricoeur aparezca en escena porque su propuesta de utopía surge de su fundamentada crítica a las ideologías, sobre todo de esas que una vez que probaron las mieles del poder se volvieron ferozmente contra sus artífices.

También cabe preguntar sobre los retos que tienen movimientos como los Guerreros de Luz en el estado actual de esas nuevas formas de estructuración del poder. Rita Laura Segato (2007), antropóloga brasileña, plantea esta cuestión en sus trabajos sobre los movimientos religiosos y espirituales en el marco de las actuales políticas de identidad, para exacerbar en la exhibición de símbolos, identificaciones étnicas y de género, una representación donde lo menos importante es la convicción porque lo que está en juego es la vitalidad de las redes, la sobrevivencia de sus miembros ante el mundo y la dramatización inequívoca de su adhesión interna. Este problema, en su momento, lo denunció José María Mardones (2003) como el olvido y vacío del símbolo en la cultura de la imagen, que entre otras expresiones estaban los eclecticismos y aparente libertad de su circulación (una especie de free way de los símbolos) más como efecto que como sustento arraigado en lo sagrado.

En las conclusiones del libro leemos que

los Guerreros de la Luz, como ellos mismos se nombran, están confeccionando una espiritualidad que se alimenta pero a la vez trasciende la imagen de tradición. Desde alguna tradición cada guerrero o trabajador de la luz efectúa una ruptura epistemológica, se sitúa en un no lugar con respecto a nuestra civilización, como lo propone Ricoeur, para desde ahí evaluarla y criticarla. En este caso, la espiritualidad es un proceso utópico, un trabajo de la imaginación que intenta restituir la sacralidad de los humanos, del planeta y todos los seres vivos (p. 204).

Las palabras de Astrid son elocuentes y dan cuenta de "esa otra manera de interpretar la partitura", haciendo alusión a la anécdota de Brahms, que mira las cosas en su interior, aprendiendo en la experiencia y el diálogo instrumentado etnográficamente.

Referencias bibliográficas

Feyerabend, Paul, La ciencia en una sociedad libre, México, Siglo XXI, 1988. [ Links ]

Mardones, José María, La vida del símbolo. La dimensión simbólica de la religión, Cantanbria, Sal Terrae, 2003. [ Links ]

Noel, Daniel, comp., Castaneda a examen. Debate en torno al autor de "Las enseñanzas de Don Juan", Barcelona, Kairós, 1977. [ Links ]

Segato, Rita Laura, La nación y sus Otros. Raza, etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de Políticas de la Identidad, Buenos Aires, Prometeo, 2007. [ Links ]

Villoro, Luis, Creer, saber, conocer, México, Siglo XXI, 2000. [ Links ]

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