SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.35 número137Ciudades nómadas del Nuevo MundoCódice Techialoyan de San Francisco Xonacatlán (Estado de México) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Relaciones. Estudios de historia y sociedad

versión On-line ISSN 2448-7554versión impresa ISSN 0185-3929

Relac. Estud. hist. soc. vol.35 no.137 Zamora feb. 2014

 

Reseñas

 

Neyra Patricia Alvarado Solís, María Isabel Mora Ledesma y José Javier Maisterrena Zubirán, coords., Huellas en el desierto. Trabajo y ritual en el norte de México

 

Raquel Padilla Ramos*

 

México, El Colegio de San Luis, San Luis Potosí, 2011, 278 p.

 

* Centro INAH Sonora. Correo e: raquelpadillaramos@msn.com y raquel_padilla@inah.gob.mx

 

Huellas en el desierto, Trabajo y ritual en el norte de México es el producto del trabajo colectivo, una compilación de textos especializados en historia y antropología del norte de México y una oda al desierto, reforzada por el presentador Carlos Manuel Valdés. El libro está dividido en dos partes, la primera se titula "Trabajo y desierto" y la segunda "El desierto en los rituales". La mayoría de los artículos se enfoca en el estudio de la ruralía de San Luis Potosí.

Huelga aclarar que Huellas en el desierto es un producto fino y acabado; proviene de un seminario de investigación sobre el desierto, sus recursos naturales y los pobladores que le han sacado provecho económico y social. Prevalece el interés por el desierto potosino, pero no se deja de tomar en cuenta el ensanchado norte fronterizo. Se parte de la idea de un desierto vivo, heterogéneo y habitado, un espacio pleno en el que la gente se asienta y apacienta.

Aunque el libro nos presenta nuevas miradas sobre el desierto, confirma la especie de que su gente trabaja en condiciones adversas y que pese a su aparente desolación, despierta las más bajas codicias. De igual modo, se añade la idea de que el desierto es un lugar propicio para el ritual y la socialización. Desde los primeros años de la conquista, se establecieron relaciones tirantes entre los pueblos nativos y los fuereños y, es que, si difícil fue para los europeos el reconocimiento de los habitantes de la llamada Mesoamérica, la incomprensión fue aún mayor respecto a los hijos del desierto.

La primera parte da cuenta de la producción histórica de sal para las minas de plata de San Luis Potosí desde el siglo XVI hasta el XX, inclusive; de los cambios en la configuración del espacio potosino en lo geográfico y lo poblacional por la agroindustria y el abasto de agua, y el uso del espacio por la ganadería trashumante. La segunda se centra en el análisis de las peregrinaciones religiosas que se llevan a cabo en distintas zonas del desierto.

Carlos Rubén Ruiz Medrano se preocupa por desentrañar, del periodo colonial, los mecanismos de abastecimiento de mano de obra para la producción de sal en beneficio de las minas argentíferas potosinas, las cuales seguían el sistema de patio para la obtención del metal. En este proceso estuvieron involucradas varias comunidades indígenas interconectadas entre sí y poseedoras de gran movilidad laboral. Como casi todas las migraciones, la suya iba acompañada de elevados índices de mortandad.

David Eduardo Vázquez Salguero se centra básicamente en describir el auge de un pueblo salinero del altiplano potosino entre los siglos XIX y XX, cuyos nuevos métodos de obtención y el empuje migratorio hacia el Norte provocaron su debacle y lo pusieron en una situación de abandono y ruinas. Esto nos demuestra que no sólo las comunidades mineras, sino también sus filiales, pueden terminar convertidas en pueblos fantasmas.

Sobre sectores diversos de la sociedad sanluisina involucrados en el debate por el abasto de agua potable durante el Porfiriato, como empresarios y profesionistas, nos da cuenta el capítulo de Hortensia Camacho Altamirano. La autora, basada en los discursos generados en torno al tema, "que expresan sus [los] anhelos de vivir en una ciudad acorde con la modernidad decimonónica y en los que el agua fue un componente importante para la ciudad" (p. 90), expone una hermosa descripción de la ciudad en el orto del siglo XX. Para los usuarios del vital líquido (colonos extranjeros, elites, clase media y pobres), en esta región casi avasallada por el desierto, el agua se tornó en un elemento tangible y simbólico de disputa y poder y de riqueza y modernidad.

De José Javier Maisterrena Zubirán tenemos un artículo basado en entrevistas y encuestas genealógicas, que nos topa con una región del altiplano potosino inmersa en la dinámica de producción agrícola nacional. En él se recrean la depresión y la nostalgia, el olvido y la ausencia, producidos por la migración hacia el Norte, en especial, a la Unión American, provocada por las políticas neoliberales. El autor nos muestra cómo el fenómeno migratorio quebrantó el entramado social de "solidaridades, conocimientos y vínculos" (p. 119) y cómo en la verbalización de las comunidades afectadas, se convirtió en un antes y después, marcado como cero en una recta numérica. La migración vuelta tradición hace una historia de desarraigo a fuerza de despojo.

María Isabel Mora Ledesma nos brinda avances de sus investigaciones sobre la ganadería trashumante de cabreros en el desierto de Chihuahua, como la "actividad que rige la movilidad de los grupos en función del ciclo de lluvias y secas" (p. 139). En una zona donde la población estaba acostumbrada a la caza y recolección, la movilidad pastoril no fue un impacto brutal en las significaciones imaginario-sociales, aunque sí en el paisaje. Mora coincide con otros autores de Huellas en el desierto, en lo determinante que ha sido el flujo migratorio hacia el Norte —provocado en parte por las reformas al artículo 27 de la Constitución— para la desarticulación del tejido social, el empobrecimiento y el abandono de la actividad ganadera.

Las prácticas de simbolización del espacio en comunidades mestizas entre Coahuila y Durango es el tema del artículo de Paulina del Moral González, el cual nos revela la recurrencia de ciertos símbolos rituales, versátiles y plenos de significado, con la metodología de Víctor Turner. Diversidad étnica, establecimiento de misiones y reales de minas y altibajos por epidemias y conflictos son asuntos abordados por Moral, en particular, en la zona alrededor de Jimulco, comunidad tributaria del Señor de Mapimí. Sustentada en el método etnográfico, Del Moral explora la religiosidad jimulquense. Ésta, más allá de las áreas formales típicas de la ortodoxia católica, se extiende a sitios naturales diversos en el monte o semidesierto. Aunque no en relación proporcional, puede decirse que entre más montesco el rito, más se acerca a lo profano.

León García Lam nos habla de peregrinos que se aventuran a los peligros del monte para encarar un ritual comunitario en el desierto potosino. Son romeros que de manera organizada, abandonan la certidumbre del solar y recorren casi 150 km de desierto para honrar en su santuario a la Virgen de Torrecitas. El autor reconstruye con meticulosidad el ritual de la peregrinación, desde la constitución de las hermandades, el abanderamiento, la avanzada humana y el recorrido geográfico, punto por punto hasta "desandar" el camino en una senda de purificación.

Arturo Gutiérrez del Ángel, partiendo de la premisa de que la cultura puede analizarse como un sistema de símbolos y signos, desglosa y estructura las significaciones asignadas a cada movimiento de la peregrinación a Wirikuta en busca del peyote por parte de los huicholes jicareros. La cruzada a Wirikuta es en sí un acto de purificación y un rito de paso, en el que las coreografías, los rezos y llantos desempeñan papeles específicos. Mucho de esto queda apuntalado gracias a los esquemas gráficos que Gutiérrez elaboró. Al final, la peregrinación a Wirikuta es un encuentro con el Padre-Sol y con la vida en sí. Nacer es encontrarse con el sol, dice Gutiérrez, ¿será que la naturaleza brillante de la placenta humana da pie a que nacer sea eufemísticamente contemplado como un alumbramiento o un dar a luz?

La concepción del desierto como un espacio vinculado a los ancestros es el tema que Neyra Patricia Alvarado Solís aborda en esta obra, basada en el estudio de distintas, pero parecidas peregrinaciones del norte mexicano. Desierto, santuarios e imágenes religiosas son definidos por la devoción misma de los peregrinos y el devoto se compromete con a ellos de manera proporcional a lo que le ha sido prodigado a él, pero también a sus antepasados. La peregrinación puede verse, pues, como un dispendio a la vez que un rompimiento con las cadenas generacionales. Uno de estos pueblos de nuevos cruzados, los tojono odam de Sonora-Arizona, sortean los peligros del monte-desierto en un intento por desenredarse de los ancestros para no quedarse en el pasado, pero se enrolan con el ritual siguiendo el curso del mítico laberinto, protector del hogar, confundidor de enemigos y transmisor de símbolos.

La amplia bibliografía utilizada por los autores y la profundidad con que son analizados los eventos, me permiten observar que con este libro, los autores se han superado a sí mismos. Será interesante vincular a este grupo de investigación con los miembros del proyecto Antropología del desierto (UNAM) y Etnografía de las regiones (INAH). Pronto tendrán que añadir los resultados del coloquio de Historia, Cultura y Medio Ambiente de Caborca (Sonora), dedicado al desierto y que en marzo de 2012 tendrá su tercera edición. Algunos artículos de Huellas en el desierto van acompañados de útiles y excepcionales ilustraciones (v. gr. Vázquez, Del Moral, García y Gutiérrez) como mapas, tablas y fotografías, sin embargo, otros adolecen de la falta de ellas.

Lanzo como reto a los compiladores de que en próximos productos del seminario de investigación, convoquen a analizar al desierto siguiendo una misma ruta teórica y conceptual. Surge la necesidad, por ejemplo, de incorporar el concepto de frontera en el sentido que le otorga la nueva historia misional,1 que echa por tierra la idea de que la convivencia indios/misioneros fue un asunto vertical y asimétrico, en el que los consensos y las negociaciones no tenían cabida. La frontera resulta así ser un espacio en el que dos o más grupos están en constante disputa y se influyen mutuamente. Agregar en futuras obras del seminario, investigaciones sobre mitos de creación y origen de los pobladores del desierto, lo hará aún más interesante, pues es preferible ampliar el espectro de sociedades estudiadas para alcanzar un equilibrio y una visión más global de los grandes desiertos de Chihuahua y de Sonora.

El conjunto de capítulos de este libro compilado por Alvarado, Mora y Maisterrena, nos muestra que el desierto es geografía e historia, es cultura y ecología, es muerte y es vida. El ímpetu inquiridor de cada uno de los autores, su rigor metodológico y la innegable pasión por el monte-desierto vertidos en estas páginas, son un claro ejemplo de que no por tratarse del desierto, un texto científico tiene que ser árido.

 

Nota

1 Erick Langer y Robert H. Jackson, eds., The New Latin American Mission History, Lincoln, The University of Nebraska Press, 1995; Robert H. Jackson, Missions and the Frontiers of Spanish America, Scottsdale, Pentacle Press, 2005.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons