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Relaciones. Estudios de historia y sociedad

versión On-line ISSN 2448-7554versión impresa ISSN 0185-3929

Relac. Estud. hist. soc. vol.34 no.135 Zamora jun./ago. 2013

 

Documento

 

Memorias de la misión de San Andrés Cohamiata en el Nayarit, circa 1853-1872

 

Sebastián Porfirio Herrera Guevara*

 

* El Colegio de Michoacán. Correo e: relampagosdeagosto@gmail.com

 

El documento referido es de naturaleza eclesiástico-administrativa. Es una relatoría de hechos, seguramente ordenada al sacerdote por la orden religiosa, que comprende una descripción detallada de la geografía del lugar, así como de algunas de las fiestas de los indígenas huicholes y un balance de cuán convertidos estaban los indios hacia el "dios verdadero". El manuscrito tiene una extensión de seis fojas y se encuentra en buen estado de conservación en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara.1

El primer elemento que salta a la vista para poder contextualizar el documento es la cuestión espacial. San Andrés Cohamiata es una comunidad huichola que se encuentra inserta dentro de las estribaciones la Sierra Madre Occidental. Forma parte del territorio huichol, el cual cuenta con una superficie total de 4,107.5 km2, integrados actualmente por cinco comunidades: San Andrés (749.4 km2), su anexo Guadalupe Ocotán (247.6 km2), San Sebastian (1,186.4 km2), Tuxpan de Bolaños (1,156.9 km2) y Santa Catarina (767.2 km2).2

Históricamente se ha denominado a esta zona como el Gran Nayar. El nombre fue acuñado por los españoles al relacionar la zona con el descubrimiento del cadáver del Tonani o Gran Nayari, dios de los indígenas coras; de ahí también se acuño el término nayarita, con el cual se denominaba y agrupaba a diversos grupos étnicos como: huicholes, coras, tepehuanos, tecuales y mexicaneros.3 Esta es una región que comparte ciertos aspectos como su organización social, ciclos festivos, el mismo entorno cultural, la geografía y la ecología.4 Este territorio tenía las siguientes limitaciones:

Al sur, el altiplano neovolcánico de Nayarit y Jalisco; al poniente, la planicie costera nayarita y sinaloense con los manglares de la marisma; y al oriente, los semidesiertos del altiplano central. Al norte de la región el paisaje de la Sierra Madre Occidental continúa hasta Chihuahua y Sonora, [...] La región cultural del Gran Nayar, evidentemente, no llega hasta estas latitudes.5

Al interior del Gran Nayar hay una serie de subdivisiones en función del lugar de asentamiento de los pueblos. Se han identificado nueve areas principales, de entre las cuales la población de San Andrés Cohamiata se suscribe a la denominada: huicholes occidentales, que se encuentra al poniente del río Chapalagana y comprende al mencionado San Andrés y a su antiguo anexo Guadalupe Ocotán. Su población es mayoritariamente huichola con una minoría mestiza (véase mapa 1).6

 

Por otro lado, las Memorias de las misión... no remiten año ni firmante, por ello se encontraba al inicio de la serie documental sobre la parroquia de Tepic, la cual comprende documentación que va de siglo XVI hasta el XIX. Esto no quiere decir que el documento sea el primero de la serie, cronológicamente hablando, sino que debido a la falta de una de sus coordenadas históricas, el tiempo, se colocó como un objeto aislado dentro de la ordenación documental establecida. Por lo tanto, constituye un reto el situarlo dentro de un marco histórico delimitado.

De inicio el manuscrito provee algunas pistas que podrían darnos una aproximación al respecto. La caligrafía del autor es bastante accesible y resulta muy similar a la que se observa en documentación de finales de siglo XVIII y gran parte del XIX. Del mismo modo, se puede partir de una delimitación muy elemental con base en lo que se establece en diversas fuentes. La población de San Andrés Cohamiata es mencionada, en los textos consultados, a partir de siglo XVIII, en específico hacia 1744 y 1769.7 Sin embargo, de acuerdo con la documentación compilada por Beatriz Rojas, en concreto la que va de 1843 a 1852 respecto al regreso de los franciscanos a la sierra, se establece que las poblaciones de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina son visitas de la misión de San Sebastian. Posteriormente, hacia 1853 se menciona que por disposición del Colegio se erigieron en misiones los pueblos de San Andrés, Santa Catarina y Guadalupe Ocotán y así se nombrarían en la documentación posterior.8

Me parece plausible situar el manuscrito entre las decadas de los cincuenta a setenta del siglo XIX. Con seguridad el documento es posterior a 1853, esto debido a que la misión de San Andrés se fundó en ese año. Por otro lado, considero que la brecha para delimitar el documento no debió de ser muy amplia debido a que unos años después, durante la rebelión lozadista, los enfrentamientos, alzamientos y sitios militares no favorecieron la evangelización. Más en específico podría establecerse como fecha tentativa 1872, que fue cuando el lozadismo comenzó su declive, al reanudarse las hostilidades militares del gobierno de Jalisco contra Lozada y con la fractura al interior del propio movimiento.

Asimismo, el documento no hace ninguna referencia a violencia o agresividad indígena, más bien los considera holgazanes y con poca iniciativa. En el texto se hace una descripción del ciclo ceremonial huichol con base en lo que autor ha visto y le han contado. Esto requiere una estancia de por lo menos el tiempo necesario para hacerse de informantes y realizar algunas observaciones. Por lo tanto, la relatoría de hechos debió elaborarse en tiempos pacíficos y es precisamente durante el retorno de los francisanos que hubo un momento de relativa tranquilidad serrana. Otro indicador para sustentar esta afirmación es la existencia del tuki o el templo huichol. Es conocido que en etapas posteriores al movimiento lozadista algunos templos fueron destruidos como parte de las acciones bélicas de militares o rancheros vecinos en contra de los indígenas, como fue el caso del tuki de Tierra Azul en San Sebastián.9 En nuestro texto el tukipa se describe sin ninguna alteración.

La sierra de Nayarit fue considerada históricamente como un lugar inhóspito y con ambiente de frontera. Es una "zona de refugio submesoamericana",10 concepto que se refiere a aquellos sitios donde la estructura heredada de la colonia y la cultura arcaica preindustrial han encontrado abrigo ante los embates impositivos de la civilización moderna. Dichos embates son denominados como "proceso dominical", que son las obras que se ponen en marcha para sustentar la dominación de un grupo, técnica y económicamente más avanzado, sobre otros grupos cuya organización es menos compleja.11 En dichas zonas, el mencionado proceso encuentra reticencia y es más lento.

En este sentido, la geografía tiene un papel importante, ya que hay lugares de difícil acceso donde los recursos naturales son escasos o la explotación de éstos resulta más difícil: los desiertos, las selvas o las montañas. Estas últimas corresponden a la mayor parte de las zonas de refugio de la población indígena americana.12 Las elevaciones montañosas son una barrera física para la aculturación, asimismo, este retiro provoca gran arraigo en la gente por la naturaleza y por el territorio que habitan debido a que aquellos sitios inhóspitos hacen que la poca producción de la tierra sea apreciada, acentuando así el regionalismo. Gonzalo Aguirre Beltrán establece que los mecanismos de dominación son diversos: políticos, raciales, económicos o evangélicos. La resistencia hacia ellos es una de las características de estas zonas.

A partir de la llegada de los españoles, los huicholes fueron empujados hacia los espacios que hoy habitan, por lo que la sierra sirvió como refugio a aquellos que buscaban huir de la dominación y esclavitud. Del mismo modo, los recién llegados relacionaron su identidad con el apego hacia las cuestiones tradicionales y el rechazo ante el exterior. Al respecto, esa fue una de las razones que explican el lento progreso que tuvo el proceso evangelizador. En el documento se menciona que los indígenas realmente están muy poco familiarizados con las costumbres cristianas: "no tienen empeño ninguno de saber la doctrina es mucho lo que tiene el misionero que batallar para conseguir que asistan a la doctrina y a la misa. Asisten a estas cosas pero con más facilidad asisten a las fiestas de sus ídolos. Bautizan a sus hijos pero veo que los padres no los apartan de la idolatría".13 Este es un ejemplo de la constante conflictividad misionera en la sierra de Nayarit, caracterizada por la difícil tarea de conversión que tuvieron que enfrentar los franciscanos y los jesuitas en el transcurso de más de tres siglos. En este sentido, el documento es congruente con lo que señala la historiografía.

En el manuscrito sobresale la importancia del consejo de ancianos dentro de las ceremonias del ciclo huichol. Por ejemplo, se menciona que son los ancianos los que se juntan para elegir a las autoridades principales: el gobernador, el alcalde y el capitán de guerra. Del mismo modo, la importancia de estos personajes para bendecir y dirigir las fiestas es mencionada en las celebraciones del Venado y el cambio de las Varas,14 aunque es sabido que su preponderancia se extiende a todo el ciclo ceremonial huichol. Al parecer este consejo de ancianos son los kawiterutsixi, palabra con la que se denomina al conjunto de varios kawiteru, que a su vez significa: el hombre que todo lo sabe. Un kawiteru es el líder ceremonial de cada distrito, quien dirige las principales ceremonias realizadas alrededor de los recintos tukipa y las casas de gobierno.15 Éste era uno de los puestos más importantes dentro de la organización social huichola. El consejo de ancianos dirigía las decisiones más importantes de la comunidad, mediaba en los juicios y discusiones de la misma, así como la administración del calendario ceremonial. Hacia funciones sacerdotales y de autoridad civil. El kawiteru llegó a ser un hombre muy poderoso, que tuvo poder de vida o muerte sobre otros huicholes, administrando el ciclo religioso y recibiendo riquezas.16

Otro de los aspectos que se menciona en el documento es el recinto ceremonial, que es denominado como el aliguey17 y que se describe como "un jacal redondo con la figura de una media naranja que tiene la puerta recta al oriente, siempre tiene dentro luego al entrar un hoyo, además por dentro enseguida a la línea recta al oriente una piletita pequeña, a la misma dirección una mesa como de altar".18 Aquí el autor se está refiriendo a un templo o tuki, el cual es una edificación circular generalmente de adobe o piedra, el cual estaba orientado hacia el este. "Su techo cónico de paja es sostenido, de acuerdo con su tamaño, por uno o dos postes de madera. En el centro del templo hay un lugar reservado para el fuego, cuyos bordes sobresalen ligeramente del suelo".19 En total, para el siglo XIX se tenían cuenta de por lo menos, 19 o 20 templos para el territorio huichol.20

En general, cada kawiteru tenía un territorio base fijo. El cual constaba de dos o hasta cuatro distritos tukipa, dominados por algún kawiteru fuerte que se imponía sobre los otros por largos periodos de tiempo. Por lo tanto, no todos los distritos tukipa tenían el mismo poder, había un patrón diferenciado en torno algún kawiteru poderoso que dominaba a sus colegas. "Entonces, como hoy, existían grandes diferencias de estatus y prestigio entre varios kawiterutsixi, pero en tiempos más antiguos estas diferencias deben haber sido trasladados al poder político real".21

Un personaje importante que se menciona en el manuscrito es el del sumo sacerdote, ya que se representa como el líder religioso dentro de la comunidad.22 Este personaje es en realidad, el kawiteru más importante del distrito ceremonial. Como se ha mencionado, la organización huichola se concentraba en torno a estos caciques fuertes que se relacionaban con linajes divinos. Por lo tanto, este personaje fungía como el líder espiritual de la comunidad. En esete sentido, por debajo del kawiteru se encuentra el marakame, un hombre que dirige las ceremonias y que puede desempeñarse como cantor, curandero o brujo. Por ejemplo, un marakame cantor "es un personaje con gran conocimiento de los relatos míticos que fundamentan la vida ritual de los wixaritari (huicholes) y pueden dirigir las ceremonias realizadas, aunque tienen una categoría inferior a los kawiterutsixi".23 Estos personajes hacen el papel de comunicarse con los dioses y transmitir deseos y necesidades familiares, relación de la naturaleza con lo sagrado.24 Esta función como chamanes, brujos o curanderos me parece que los acerca mucho a lo que Alfredo López Austin denomina como los "hombres-dioses", aquellos personajes que encarnan ciertas cualidades divinas y son la representación en mundo humano de lo espiritual.25

Las Memorias de la misión. mencionan que en general las formas de ordenación política huichola son una forma de gobierno teocrático, porque recurre al consejo y a un anciano que a su entender es un sumo sacerdote (un kawiteru fuerte).26 Esto para el misionero era una cuestión muy criticable, ya que se los huicholes se adherían más a esta forma de organización que a la eclesiástica o civil. Lo que hay que comprender, es que las figuras del kawiteru, el marakame y los distritos tukipa son herencias de las formas de organización tradicional prehispánica huichola. En este sentido, Weigand menciona que es posible que los límites contemporáneos de las comunidades indígenas puedan tener alguna concordancia con unidades políticas prehispánicas.27

Por otro lado, en gran parte, debido a la labor misionera, a esta estructura tradicional se le sobrepusieron una serie de cargos que a la fecha los huicholes mantienen y que ellos denominan como "tradicionales". Tal es el caso del gobernador indígena, encargado de mantener el orden e impartir justicia, y el mayordomo que era el encargado del culto católico en las capillas.28 Así, la organización social y política gira en torno a una serie de superposiciones estructurales que tienen remanentes prehispánicos, evangelizadores y civiles.

En el documento se describen algunas de las festividades más importantes de los huicholes. Su ciclo ceremonial está estrechamente ligado al ciclo agrícola. En general, las fiestas se pueden clasificar en las que se realizan en torno al distrito tukipa, las impuestas por la estructura civil-eclesiástica y las familiares. En el texto se mencionan tres ceremonias tradicionales. La primera es la del sol. Según el autor del documento es considerado el principal dios a quien adoran y le dan la superioridad sobre todo y a él atribuyen todo el bien que posen. Del mismo modo hay una clara intencionalidad para mantener en gracia a los dioses:

Así justifican los indios el por qué adoran al Sol: ni lo hemos de dejar por que el nos da de comer, el nos da la luz, con el sol trabajamos, buscamos nuestros animales, todo con el sol, mira la noche ni la agua hayamos, si no mas noche ya nos hubiéramos muerto, por eso creemos que el sol nos quiere y para que no se enoje le hacemos fiestas.29

Otra de las cuestiones que también se mencionan en esta festividad es que realizan una serie de danzas denominadas mitote. Estas danzas son resabios de representaciones religiosas prehispánicas, en especifico "de una guerra cósmica que, en nuestros días perduran como un ritual agrícola y de cacería en que se rinde culto a los antepasados".30

Para la fiesta del Venado, destaca la meticulosidad con que preparan la ceremonia. Se preparan con una semana de ayuno muy riguroso, no solo los que van a correr sino aún sus familias, todos los días los andan corriendo y ya para el último traen el venado, cuando llegan con él al lugar de la fiesta ponen una mesita formada de orcones, y en esta se sienta el que mató al venado y en la otra el muerto quedando a los pies del que lo mató.31

La última ceremonia que también se menciona tiene que ver con el cambio de las varas, es decir, la sustitución de los cargos civiles y religiosos de origen colonial que los huicholes ejercen anualmente. En esta tradición se puede ver la importancia de los kawiterutsixi para la elección de los cargos ya que "para elegir sus jueces se juntan los viejos del pueblo y éstos los eligen, las autoridades principales son gobernador, alcalde, y capitán de guerra".32 Esto pone de manifiesto que había una negociación en la que necesariamente entraban a discusión cuestiones de relaciones políticas y de parentesco, sobre todo si existía la figura de un líder o kawiteru fuerte, tal y como se ha mencionado.

En suma, la importancia del documento radica en que ilustra una serie de elementos que, viéndolos en su contexto, constituyen continuidades o resistencias en el desarrollo histórico de los huicholes. En primer lugar, la actitud de los huicholes frente a la evangelización se muestra como una resistencia a la aceptación cabal de la doctrina cristiana. Más bien se puede establecer que hubo una adaptación de esta religión para incorporar elementos tradicionales, los huicholes elaboraron un ritual sincrético que mezcló ambas religiones. En contraposición, la parte misionera consideraba que todavía permanecían con un alto grado de vinculación a sus ídolos. Tengo la impresión que el autor muestra un dejo de resignación al saber que no podrá someterlos a su doctrina de la manera idealizada en que lo pretendía. En segundo lugar, el texto muestra los elementos centrales de la organización social huichola, al mencionar la importancia del kawiteru y el marakame en torno al tukipa. Sin embargo, es de destacar que el autor no utiliza los términos en la lengua huichola sino que utiliza palabras que considera equivalentes, como ancianos, sumo sacerdote o templo. En tercer lugar se podrían mencionar las continuidades que existen en la preservación del ciclo ritual tradicional, el cual está relacionado con practicas religiosas prehispánicas y que incluso sobrevive en la actualidad. Así, contrastado con su contexto el documento sobre la misión de San Andrés Cohamiata muestra una diversidad de temas en relación con el entorno y la organización social y ritual del pueblo huichol.

 

Documento

 

Bibliografía

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Notas

1 Memorias de la misión de San Andrés Cohamiata en el Nayarit, Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, Gobierno, Parroquias-Tepic, 1657-1799, exp. 25, caja 1, 6 ff.

2 Cabe señalar que Guadalupe Ocotán y Tuxpan de Bolaños surgieron primero hacia el siglo XIX como anexos de San Andrés y San Sebastián respectivamente. José de Jesús Torres, El hostigamiento a "el costumbre" huichol, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2000, 72.

3 Víctor Manuel Téllez Lozano, Territorio, gobierno local y ritual en Xatsitsarie/ Guadalupe Ocotán, Nay., Tesis doctoral, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2005, 61 y José de Jesús Torres, Relaciones de frontera entre los huicholes y sus vecinos mestizos. Santa Catarinay Huejuquilla elAlto, Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2009, 120.

4 Torres, Relaciones..., p. 107.

5 Torres, El hostigamiento... p. 106.

6 Johannes Neurath, Las fiestas de la Casa Grande. Procesos rituales, cosmovisión y estructura social en una comunidad huichola, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Universidad de Guadalajara, 2002, 54-55 y Torres, Relaciones..., p. 107.

7 Jean Meyer, Nuevas mutaciones. El siglo XVIII, Colección de documentos para la historia de Nayarit, tomo II, México, Universidad de Guadalajara, Centre d'Etudes Mexicaines et Centraméricaines, 1990, 237 y José Refugio de la Torre Curiel, Vicarios en entredicho. Crisis y desestructuración de la provincia franciscana de Santiago de Xalisco, 1749-1860, Zamora, El Colegio de Michoacán, Universidad de Guadalajara, 2001, 275.

8 Beatriz Rojas, Los huicholes: documentos históricos, México, Instituto Nacional indigenista, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1992, 143, 147, 151, 154-160 y 175.

9 Víctor Manuel Téllez Lozano, "Tukipa. Los recintos ceremoniales como fundamento del territorio y patrimonio histórico-cultural de los huicholes" en Guillermo de la Peña, coord., La antropología y el patrimonio cultural de México, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2011, 146.

10 Phil C. Weigand, "La sociedad de los huicholes antes de la llegada de los españoles" en Phil C. Weigand, coord., Estudio histórico y cultural sobre los huicholes, Colotlán, Universidad de Guadalajara, 2002, 54 y Téllez, Territorio. pp. 72-74.

11 Gonzalo Aguirre Beltrán, Regiones de Refugio. El desarrollo de la comunidad y el proceso dominical en mestizoamerica, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, 31 y 35.

12 Ibidem, p. 61.

13 Memorias... f. 5r (reverso).

14 Memorias... f. 3r y 4.

15 Téllez, "Tukipa.", p. 176.

16 Torres, El hostigamiento..., p. 39; y Téllez, "Tukipa....", p. 176.

17 En realidad se refiere al kaliwei, palabra que se utiliza para referirse al templo (tuki), al adoratorio (xiriki) o a la casa real. En el caso del documento con seguridad se alude al tuki por la descripción que se hace en el mismo.

18 Memorias... f. 4f (frente).

19 Téllez, "Tukipa...", pp. 135- 136.

20 Ibidem, pp. 136- 137 y 144.

21 Weigand, "La sociedad...", pp. 57-58.

22 Memorias... f. 4f.

23 Téllez, "Tukipa... ", p. 134.

24 Torres, El hostigamiento...., p. 23.

25 Alfredo López Austin, Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1973, 53 y 107-142.

26 Memorias... f. 4f.

27 Weigand, "La sociedad...", p. 57 y Torres, Relaciones..., p. 123.

28 Weigand, "La sociedad...", p. 60 y Téllez, "Tukipa...", p. 134.

29 Misiones..., f. 4f.

30 Víctor Manuel Téllez Lozano, "La organización política y ceremonial de los huicholes" en Heredia Verenice y Téllez Lozano, Víctor Manuel, coords., Phil Weigand Moore: Reconocimiento Tenamaztle 2009, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2010, 67.

31 Misiones..., f. 4r.

32 Misiones..., f. 2f.

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