SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.31 issue124Cambio y proyecto urbano: Aguascalientes, 1880-1914 author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Relaciones. Estudios de historia y sociedad

On-line version ISSN 2448-7554Print version ISSN 0185-3929

Relac. Estud. hist. soc. vol.31 n.124 Zamora Nov. 2010

 

Reseñas

 

Raúl García Flores, Ser ranchero, católico y fronterizo. La construcción de identidades en el sur de Nuevo León durante la primera mitad del siglo XIX

 

Mario Alberto Magaña Mancillas

 

Colección ENAH, Chihuahua, Ciudad de México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2008, 286 p.

 

Museo de la Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali mario.a.magana@gmail.com

 

Aunque algunos especialistas de los estudios culturales como Paul Gilroy han señalado que "Los historiadores permanecen en silencio" con respecto al estudio de las identidades, es de reconocer los esfuerzos por comprender esta parte de la historia de nuestras sociedades, en algunas ocasiones de manera indirecta y hasta inconsciente, pero en muy contados casos es objeto explícito de estudio. No obstante, sin pretender ser exhaustivo, llama la atención que diversos historiadores del denominado septentrión novohispano y/o del extenso norte mexicano decimonónico, han estado aportando investigaciones y reflexiones dirigidas a comprender y explicar la historia de algunas de las sociedades regionales "norteñas" con un acercamiento a las identidades colectivas. Tal es el caso de Lisbeth Hass (Conquests and Historical Identities in California, 1769-1936); Rosa Elba Rodríguez Tomp (Los límites de la identidad. Los grupos indígenas de Baja California ante el cambio cultural); Cinthia Radding (Paisajes de poder e identidad: fronteras imperiales en el desierto de Sonora y bosques de la Amazonia); e incluso el que escribe esta reseña con su tesis doctoral (Poblamiento e identidades en el área central de las Californias, 1769-1870).

En este contexto académico es que Raúl García Flores con su obra Ser ranchero, católico y fronterizo. La construcción de identidades en el sur de Nuevo León durante la primera mitad del siglo XIX, viene a contribuir a una discusión cada vez más amplia sobre una posible historia de las identidades regionales, y por ello es pertinente exponer algunos de los aportes de este estudio. El cual se integra por una Introducción y las Conclusiones, así como de los siguientes capítulos: I) "La construcción del ámbito regional"; II) "Las estructuras rurales"; III) "Gobierno y administración en Nuevo León"; y IV) "Una sociedad rural en transformación". El objetivo de la obra es según el autor: "la comprensión (y eventual explicación) de los procesos que llevaron a la conformación identitaria de la sociedad en una subregión de eso que llamamos el 'Norte de México', identidades que se crean en torno a las nociones de clase, de adscripción regional y nacional; poniéndole nombre a dichas identidades, mi interés es comprender cómo durante la primera mitad del siglo XIX se fraguan identidades que en décadas posteriores llevarán los claros distintivos de campesino, norteño y mexicano" (p. 12). Así como "Por el objeto que me propongo analizar (la identidad regional y nacional en una sociedad agroartesanal)" (p. 25), pero luego señala que su intención es "analizar el proceso de construcción nacional desde la óptica de las clases populares en una subregión norestense orientada a la producción agropecuaria durante la primera mitad del siglo XIX" (p. 27).

El autor en su Introducción señala que "la región es una construcción social en el tiempo, [por lo que] considero a las regiones como ámbitos espaciales en constante cambio y reconfiguración, que se definen en un momento dado y en otro pueden desaparecer" (p. 13), y aunque en el capítulo primero queda muy bien esbozada la región en estudio: el sur de Nuevo León y su diferentes subdivisiones entre 1821 y 1851 (véase mapa 3, pp. 56-57), la incorporación de la herencia colonial incluyendo el primer cuarto del siglo XIX quedó expresada de una manera demasiado sintética. Pero además, la delimitación espacial propuesta por el autor tiende a constreñirlo más que facilitarle la explicación del devenir histórico de los grupos humanos involucrados (que también se refleja en los dos siguientes capítulos), así como la historia de la construcción de las identidades colectivas. Faltó que el autor permitiera que la misma reconstrucción del devenir histórico le facilitara identificar y delimitar la espacialidad de esa sociedad regional y no al revés, por lo que es importante recordar la propuesta metodológica de que las regiones son hipótesis para demostrar, impulsada por autores como Erick Van Young, entre otros.

En los capítulos segundo y tercero ("Las estructuras rurales" y "Gobierno y administración en Nuevo León") se centran en el análisis de las grandes condiciones o estructuras existentes durante el periodo y región estudiados. En el primero se centra en describir la constitución organizativa de la economía dividiéndola entre los pueblos, las haciendas y los ranchos, teniendo una predominancia las haciendas, tanto "grandes" como "menores", dejando un tanto de lado la explicación de la interacción entre las tres formas de asentamiento humano, aunque en el quinto subcapítulo trata de "La población de la región y sus calificativos". En este punto resalta que aunque he escuchado al autor señalar que es sumamente importante la vinculación entre el conocimiento de la dinámica poblacional especialmente el poblamiento con el estudio de las identidades, resulta contrastante ver el poco desarrollo en este capítulo y en la obra en sí entre el devenir demográfico con la construcción de las identidades regionales, que hubiera sido fundamental para vincular a los hacendados con los rancheros y los demás pobladores civiles. Así, afirmaciones como la siguiente hubieran tenido un mayor peso: "La sociedad pastoril decimonónica, sin embargo, sigue mostrándonos tintes militares y un patrón jerarquizado. [...] Como clase (repito, en su sentido antiguo) los pastores compartían una identidad que rebasa lo puramente laboral y se expresa en el campo religioso" (p. 118).

Lo mismo ocurre con el capítulo tres donde de una manera detallada como se organizó la administración pública regional y la importancia de los liderazgos individuales o cacicazgos, con lo cual llega a percibir un cambio en los titulares de eso líderes: "Mientras que a lo largo del periodo colonial los caciques fueron los hacendados o sus administradores, durante el siglo XIX aparecería un nuevo tipo de líder que, sin dejar de ser propietario, unía su capacidad de intermediación y de mando militar" (p. 151). Sin embargo, ya no se toma en cuenta el aspecto demográfico y nunca se logra percibir qué dimensiones tenían los "hacendados", "rancheros", "jornaleros", entre otros, en cuanto a la estructura demográfica y ésta en relación con la forma de la tenencia de la tierra, y de ahí sobre la construcción de las identidades regionales. Parecería que estos capítulos están inconexos del cuerpo de la obra, sin embargo, desde mi perspectiva y el interés en la historia de las identidades colectivas y su vínculo con el devenir demográfico, todos los elementos están ahí, salvo que faltó enfatizarlos y aprovecharlos en una redacción integral de la obra. Para el estudio de las identidades a fines del siglo XVIII y gran parte del XIX es fundamental articularlos por medio de la historia de la tenencia de la tierra, pero no haciendo narrativas paralelas, sino articuladas, pero cada historiador escoge sus estrategias metodológicas y narrativas.

Cuando se lee el capítulo cuarto "Una sociedad rural en transformación", nuevamente desde mi muy particular punto de vista, se comprenden las exposiciones de los capítulos dos y tres, ya que en el último capítulo se desarrolla de una manera más precisa el estudio de las identidades colectivas en una sociedad histórica y regional-mente determinadas. Así de una serie de precisiones conceptuales que a lo mejor debieron ir en la Introducción, el autor nos adentra en la reconstrucción de una identidad regional del norte de México del segundo cuarto del siglo XIX. Básicamente, García Flores nos muestra que existe una identidad regional como magistralmente logra resumir en el título de su obra Ser ranchero, católico y fronterizo, pero además muestra un indicio para desarrollar aún más una posible historia de las identidades regionales en el septentrión novohispano y mexicano, que es el vínculo con el paradigma de la fronteridad: "Hasta el momento no tengo noticia de que se empleara la autodenominación de norteño, tan común en el habla contemporánea. La prensa gubernamental se empeñaba en aplicar la voz nuevoleonés, aunque dudo que se recurriera a ella en el uso diario. En su lugar, aparece la palabra fronterizo. Resulta muy interesante su uso: nos remite a los lindes del país y al mismo tiempo, a la conciencia de ser mexicano" (pp. 179-180. Énfasis en el original).

Este asunto la viene a confirmar la postura de la tradicional historiografía fronteriza que considera que los acontecimientos de la primera mitad del siglo XIX son parte de los "antecedentes" de la historia fronteriza que se centra en el tratado de Guadalupe-Hidalgo, sin embargo, considero que es un efecto de la forma de abordar el estudio de las identidades sin contemplar el desarrollo propio de la herencia colonial en estos aspectos. El propio autor señala, aunque en una reflexión para toda su obra, que "Subvaloré las condiciones heredadas del período colonial sujetas a reinterpretación y las relaciones entabladas al interior del país entre diferentes sectores y grupos" (p. 248). No obstante, resultan interesantes sus hallazgos cuando logramos integrarlos a lecturas de los estudios citados al inicio de esta reseña.

Otro aspecto que me parece relevante del capítulo es la propuesta del autor de vincular las identidades regionales con la identidad nacional: "El hecho de que en cada región se fraguaran identidades particulares puede ser considerado tanto como un factor a favor o en contra de la construcción nacional pero la existencia misma de la regionalidad va de la mano con la construcción de la nacionalidad" (p. 180). Esto lo combina con su interés en la cuestión de la ciudadanía, así señala que "Si ser fronterizo otorgaba identidad frente a extranjeros y fuereños, ser mexicano incluía el ser ciudadano en una jurisdicción regional, garantía de derechos políticos y patrimoniales y antesala de un regionalismo presto a crear diferencias y distancias con los vecinos" (p. 237). En este punto, me parece que una historia de las identidades regionales que inicie en la segunda mitad del siglo XVIII, para el septentrión, tendría mayores posibilidades de demostrar esta propuesta lanzada por García Flores, ya que por otra parte en la Alta California parecería que el sentido es diferente entre la construcción de las identidades regionales y la "mexicana" y la ciudadanía. Mientras que en el noreste existe una fuerte relación entre las identidades regionales propias y la identidad nacional, en el extremo noroeste la creación de grupo de poder se realizó frente al gobierno mexicano motivando una identidad regional ("californios"), en la cual se colocaron a los "mexicanos" como parte de los "otros", mucho más que los extranjeros. Pero en ambos, el ejercicio político de las ciudadanías fue un motor importante de las autopercepciones en el discurso identitario.

Uno de los aspectos que le causó al autor no ser más asertivo fue no desarrollar de manera más explícita un concepto operativo de "identidad colectiva", tal vez relacionado con una teoría intermedia. Lo que lo llevó a buscar con esmero y pulcritud los elementos de identidad en la parte histórica documental de sus rancheros-católicos-fronterizos, sin embargo olvidó o quedó muy diluido en la versión final del texto, la presencia de los "otros". Así se concretó demasiado en el "nosotros" que le interesaban, pero no percibió la importancia de la interacción de éstos con sus "otros", aunque en algunas partes habla de los "extranjeros" y de los "indios", como los otros de sus rancheros-católicos-fronterizos. Sin la descripción y explicación de los "otros", ni en cuanto a identidad, ni a lo demográfico, siempre parecería que sus rancheros-católicos-fronterizos quedan un tanto desdibujados, sobre todo tomando en cuenta que demográficamente los "indios" eran numerosos y siempre estuvieron en el imaginario del "nosotros", además que no es posible decir que "En el extremo opuesto se encontraban los excluidos voluntarios, los indios bárbaros que se negaban toda pertenencia" (p. 175).

Los "indios" fueron un elemento importante para la construcción de las identidades regionales en el septentrión novohispano, como el mismo autor señala: "En términos generales, el mexicano norteño es representado y suele asumirse como no indio. Forma parte del discurso popular contemporáneo en cualquier ciudad del norte de México el que la población india fue aniquilada, que se comportaron como enemigos, que los antepasados llegaron de España y que eso nos distingue de la gente "del sur" (p. 181). Para los pobladores del septentrión los "otros" eran los indios y el resto de los habitantes de la Nueva España y después México, además de los "extranjeros" según la región y las circunstancias, pero los grupos indígenas siempre representaron la otredad en el discurso, aunque en la vida cotidiana su cercanía fuera estrecha. Lo que nos lleva a la paradoja en algunas regiones que cuando llegaban funcionarios o extranjeros, en sus relatos e informes, señalaban con mayor énfasis sus cercanías que sus diferencias, a pesar del discurso regional diferenciador. Otro aspecto es la cuestión de las reivindicaciones étnicas por cuestiones de estrategias de supervivencia: "Pero el indio en sí no era contrario a la identidad de los rancheros. Hasta hacía pocas décadas las familias de las clases populares eran etiquetadas con calidades en las que se declaraban antepasados indios. Dicha memoria era rescatada en momentos oportunos como argumento político para exigir derechos. El indio histórico, el que ya no está presente, igual participa en la construcción identitaria" (p. 192).

Por último, es importante resaltar que la obra Ser ranchero, católico y fronterizo. La construcción de identidades en el sur de Nuevo León durante la primera mitad del siglo XIX de Raúl García Flores, es una lectura obligada para la comprensión de las aportaciones desde la historia al estudio de las identidades colectivas. A pesar de las diferencias de abordaje sobre el estudio de las identidades regionales que tengo con el autor, me parece que sin tener una agenda común, varios de nosotros hemos iniciado una fructífera y muy prometedora discusión sobre estos temas desde la perspectiva histórica, no sólo desde la historia social o cultural, sino también desde la historia demográfica, y dentro de una perspectiva transdisciplinaria, pero enraizados en la perspectiva histórica.

 

Bibliografía referida

Gilroy, Paul, "Los estudios culturales británicos y las trampas de la identidad", en Estudios culturales y comunicación. Análisis, producción y consumo cultural de las políticas de identidad y el posmodernismo, James Curran, David Morley y Valerie Walkerdine, coords., Barcelona, Paidós, 1998, 63-83.         [ Links ]

Haas, Lisbeth, Conquests and Historical Identities in California, 1769-1936, Berkeley, University of California Press, 1995.         [ Links ]

Magaña Mancillas, Mario Alberto, Poblamiento e identidades en el área central de las Californias, 1769-1870, tesis de doctorado, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2009.         [ Links ]

Radding, Cynthia, Paisajes de poder e identidad: fronteras imperiales en el desierto de Sonora y bosques de la Amazonia, Ciudad de México, CIESAS, El Colegio de Sonora, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 2008. Título original: Landscapes of power and identity: comparative histories in the Sonoran desert and the forests of Amazonia from Colony to Republic, Durham, Duke University Press, 2005.         [ Links ]

Rodríguez Tomp, Rosa Elba, Los límites de la identidad. Los grupos indígenas de Baja California ante el cambio cultural, La Paz, Gobierno del Estado de Baja California Sur, Universidad Autónoma de Baja California Sur, 2006.         [ Links ]

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License