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Relaciones. Estudios de historia y sociedad

versión On-line ISSN 2448-7554versión impresa ISSN 0185-3929

Relac. Estud. hist. soc. vol.31 no.124 Zamora nov. 2010

 

Reseñas

 

António Matos Ferreira, Um católico militante diante da crise nacional. Manuel Isaías Abúndio da Silva (1874-1914)

 

Sergio Francisco Rosas Salas

 

Lisboa, Centro de Estudos de Historia Portuguesa, Universidade Católica Portuguesa, Lisboa, 2007, 569 p.

 

El Colegio de Michoacán sergiofrosas@yahoo.com.mx

 

El libro que comentamos representa una contribución profunda al conocimiento de un personaje, Manuel Isaías Abundio da Silva, y al de un periodo de la historia de Portugal: el del tránsito del siglo XIX al XX. Así, el libro echa luz sobre los años que van del fin del fontismo, en 1876, a la implantación de la República, en 1910. Coordenadas fundamentales de este periodo fueron un proceso de "decadencia nacional", y el inicio de una industrialización paulatina. El proceso concluyó con la Ley de Separación de la Iglesia y el Estado, que entró en vigor en julio de 1911 (cfr. pp. 33-35).

En su génesis, el trabajo fue una tesis doctoral presentada en la sección de Historia Contemporánea de la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa. Su autor, António Matos Ferreira, nació en aquella ciudad en 1952, y se desempeña actualmente como investigador del Centro de Estudios de Historia Religiosa de la Universidad Católica Portuguesa. Su formación anterior se dio en la propia Facultad de Letras donde obtuvo su doctorado, y en la Universidad de la Sorbona-París IV, donde obtuvo su Diplome d'Études Approfondies en 1985.

Sus principales líneas de interés son las relaciones Iglesia-Estado en Portugal en los siglos que ocupan el estudio que comentamos, el movimiento social católico y la Acción Católica, así como el estudio de de la historia religiosa en general, con énfasis en el cristianismo y la historia de la secularización y la laicidad. Desde el 2006 se ha interesado en la separación de la Iglesia y el Estado en América Latina, sobre todo en México, visto éste como una de las primeras experiencias occidentales de separación entre la Iglesia católica y el Estado, experiencia común, en un momento u otro, de los países latinos.

Manuel Isaías Abúndio da Silva fue un personaje polifacético a pesar de su corta existencia, apenas 40 años. Nació en Viana do Castelo en 1874. Huérfano de padre a los 10 años, y de madre a los 11, se inscribió en 1890 al primer año de Teología de la Universidad de Coimbra. Dos años después lanzó su primer periódico, A Uniao: jornal católico.., de orientación ultramontana e intransigente, con lo que definirá su vocación de periodista, que nunca abandonará. Con dos libros de poesías a cuestas, se inscribió en 1895 en Derecho, en la misma universidad de Coimbra. Para 1898 publicó un libro de estudios jurídico sociales, Evolucao dos contractos, y presentó los exámenes de derecho en 1900. Dos años después aprobó los exámenes de Geografía e Historia, enseñando desde 1903 en el Instituto de Coimbra. Entonces se trasladó a Lisboa, donde enseñó Lengua Portuguesa. Con una postura católica comprometida desde su estado secular, en 1904 siguió el curso de Historia Antigua, Medieval y Moderna, presentado su trabajo La Historia a través de la historia. Como periodista consolidado, impulsó en 1905 el Congreso de Periodistas Católicos.

Ya con una carrera consolidada, inició la publicación de O Dever Presente, y fue editorialista del periódico A Palavra. Fundó asimismo el semanario religioso A Cruzada. En esta labor editorial obtuvo de lleno su estatuto de "militante católico", estableciéndose la última década de su vida en Porto, donde "desenvolvió con mayor consistencia el sentido de movimiento católico", destacando, por ejemplo, la difusión que hizo de la encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891. Desde su soledad habitual, luchó por "la valorización prioritaria de la cuestión religiosa en cuanto tal", con especial énfasis en la cuestión social, y en un programa reformador de la sociedad a partir de los postulados de León XIII.

Abúndio da Silva fue, además de abogado y periodista, político: participó como secretario del Partido Nacionalista en Porto, y candidato por el círculo electoral oriental de su ciudad de residencia. En 1909, Pío IX le concedió la Cruz de Oro "Pro Ecclesia et Pontifice". Ese año se distanció poco a poco del Partido Nacionalista, defendiendo una posición "tolerante" hacia la libertad de conciencia de los católicos en las urnas. El rompimiento se concretó en 1910, acercándose al pensamiento de los franciscanos.

Junto con este viraje hacia la tolerancia de los ámbitos privados del católico, Abundio da Silva representó un cristianismo cuyo eje era la obediencia, y la tradición mariana, siendo notorio su viaje a Lourdes, en 1903, de donde volvería, según él mismo, "más creyente" (p. 51). Los últimos años vivieron la respuesta del personaje a la separación de 1911, ya comentada. Publicó a la sazón dos libros fundamentales en su obra: en 1991, A Igleja e a política, y en 1913 Cartas a um Abade: sobre alguns aspectos da questao politica-religiosa em Portugal, su obra más conocida. El domingo 18 de octubre de 1914 murió en su ciudad natal, Viana de Castelo, víctima de la tuberculosis.

Del recorrido por la vida de este católico portugués, Matos Ferreira concluye que fue un "activista místico", un "defensor del orden y de la autoridad", al mismo tiempo que defendió su ser católico sin renunciar por ello al ejercicio de su soberanía (cfr. p. 432). Sus objetivos eran "preservar la religión y establecer la mayor influencia posible por parte de la Iglesia Católica en la sociedad", y así, defendió "un programa de restauración católica que era también visto como una deseable restauración de la sociedad". Para ello empleó el catolicismo social, enfrentando problemas modernos (como los ocasionados por la industrialización) con perspectivas de amplísima tradición, por ejemplo, con documentos papales, como la Rerum Novarum. Así, sin desarrollar una lucha por la secularización, Abúndio da Silva defendió "una constante afirmación del primado de su condición de católico, por encima de su posición de ciudadano" (cfr. p. 435). Desde otros ámbitos, defendió, a partir de sus intuiciones y ciertamente de orígenes distintos, un principio del catolicismo liberal de Montalembert: "una Iglesia libre en un Estado Libre". Buscó, pues, defender la libertad para cristianizar a su sociedad (cfr. p. 432).

¿Qué interés puede tener la historia portuguesa para la historiografía mexicana? El interés fundamental, desde nuestra perspectiva, está en el aspecto teórico del trabajo, que bien puede arrojar luz sobre investigaciones con temáticas similares, aun si están centradas en espacios o temporalidades distintas.

El objetivo central del libro de Matos Ferreira, como él mismo lo dice, es estudiar tanto un "protagonismo polifacético" como el proceso de "metamorfosis del campo religioso" (cfr. p. 19). Así, sus primeros intereses son el establecer los dos polos a partir de los cuales construye su trabajo: el ámbito individual y el campo social.

Para Matos, la biografía permite "formular" un "discurso interpretativo", a partir de trazar una "memoria crítica" en torno de la "trayectoria de un creyente". Esto permite colocar, a partir de una perspectiva lineal, problemas generales en términos de cambios individuales, lo que hace que el personaje en sí sea un hilo conductor ante múltiples problemas más generales de carácter social (cfr. p. 20).

Así, el estudio del comportamiento de los católicos es visto a la luz de "la problematización de la identidad nacional: cómo se pensaba al interior del catolicismo la realidad nacional" (cfr. p. 21), utilizando como objeto de estudio de los grupos en pugna algún actor destacado, en este caso Abúndio da Silva. Así, todo trabajo desde esta perspectiva biográfica estudia un caso complejo y "ejemplar", en tanto considera al hombre estudiado sólo eso, un ejemplo de las preocupaciones y problemáticas a las que se enfrentaron otros hombres de su tiempo y lugar (p. 23). El trabajo biográfico en estas coordenadas de tiempo y espacio, en fin, máxime cuando se refiere a un católico, estudia "cómo un hombre, evolucionando en el seno del catolicismo en recomposición y afirmación en el interior de una sociedad liberal[...] nos elucida sobre la pluralidad de dimensiones que atraviesa el componente católico y nos apunta cuestiones centrales que marcan ese periodo de la historia del país" (p. 26).

El otro objetivo central del trabajo es el "campo religioso", específicamente el "espacio católico" (cfr. p. 21). El autor nos alerta pronto: "sería un engaño querer reducir la problemática religiosa en la sociedad contemporánea [en el sentido de posterior a la revolución francesa] a una dimensión de creencia individual" (p. 23). Al contrario: "el problema central es el lugar que ocupan, en este proceso de creencia [individual], las mediaciones, a todos los niveles de la realidad" (ibidem).

Para nosotros, la reflexión en torno al siglo XIX también es valiosa en tanto el autor considera que corresponde, en términos de historia religiosa, a "un lento proceso de modificaciones de formas pastorales del Antiguo Régimen". En él se dio "una profunda recomposición del catolicismo en términos de su organicidad interna y externa, no por la desaparición de formas de religiosidad, prácticas o estructuras religiosas tradicionales, sino por la emergencia y sucesión de nuevos comportamientos que, progresivamente, corresponderán a nuevas actitudes de la Iglesia católica en el seno de la sociedad, donde se contrapondrán perspectivas diferentes en torno de la constitución de la religión y la Iglesia, y de la defensa de su libertad y autonomía con respecto a el Estado".

Si bien, en Matos Ferreira lo dicho se está aplicando al tránsito del siglo XIX al XX, en nuestro caso, el mexicano, el tránsito es distinto. Como hemos dicho anteriormente, México representó una de las primeras experiencias occidentales de separación entre la Iglesia y el Estado. En ese sentido, la "primera reforma" emprendida por Valentín Gómez Farías en 1833 señala el mismo proceso coyuntural: la Iglesia defiende entonces su libertad y autonomía con respecto al Estado. Otro aspecto coincidente de la experiencia portuguesa con la que nos interesa es la instauración, o el intento de, de la sociedad liberal. Este ímpetu, considera el estudioso portugués, introdujo la "dimensión del cambio" como "necesidad social".

Esta dimensión del cambio nos lleva directamente a la secularización. En primer lugar, se deben tomar en cuenta las situaciones y acciones locales y referirlas a aspectos nacionales e internacionales, en tanto el catolicismo es en esencia una institución supranacional. El primer aspecto a considerar es la propia diversidad católica. Hay gran cantidad de posturas diversas en el seno del catolicismo. En el siglo XIX, se da un cambio general de una postura regalista a una vertiente ultramontana, a cuyo amparo se da una eclesiología reivindicativa de la autonomía y la libertad de la religión y de la Iglesia (cfr. p. 28). El estudio biográfico, visto así, tiene otra bondad: permite delimitar bien qué sector del catolicismo se va a estudiar, o en su caso, qué interconexiones e influencias, recíprocas o no, hay entre ellos en casos concretos.

En el momento de la separación de la Iglesia (católica) y el Estado (liberal), cualquiera que sea el ejemplo latino que se tome, los católicos tuvieron una postura en contra del enemigo secularizador. El catolicismo entendía en el XIX que "se operaba una descristianización de la sociedad": esta idea, al mismo tiempo, llevaba a un diagnóstico acerca del control sobre el pueblo por las autoridades eclesiásticas, una labor eminentemente pastoral. Esto llevó a un examen de la propia institución. Así, en aquella centuria "la Iglesia Católica Romana no reaccionó únicamente a las presiones y contrariedades que le llegaban de fuera. Ella va paulatinamente desenvolviendo dinámicas internas" que determinan una nueva relación con la sociedad (p. 31). En ello va la mencionada "dimensión del cambio", que el liberalismo cuasiconfesional latino introdujo en nuestras sociedades. Por su parte, éste entendió el cambio antes como "regeneración" que como rompimiento. Visto así, es asumido por el liberalismo como un "renacer", tanto en la religión, como en la realidad nacional: se trata, junto con una definición de lo religioso, de una definición de lo nacional: ¿qué país se quiere construir?

Matos Ferreira concluye que la problemática religiosa (y su campo) fueron un "elemento central en el debate político y cultural de esta época". El catolicismo se hermana así con la crisis y la construcción nacional.

Para concluir, la temática se inscribe en elementos más amplios. La ya mencionada secularización, que designa, como concepto general, "un proceso civilizacional de larga duración que caracteriza, en gran medida, a las sociedades occidentales en lo que respecta a la percepción de la realidad y al lugar, en ésta, de la religión". Este proceso ha sido una ruptura del hecho religioso en sus relaciones con la sociedad y en su interior.1

En otras palabras, la secularización es un proceso de larga duración que se ha dado en el seno de Occidente, en el cual ha cambiado la posición de la religión dentro de la sociedad: ha dejado de ocupar todos los ámbitos de la vida del hombre, para ocupar un lugar diferente, en el cual ya no es el eje de la vida. Este proceso ha sido una emancipación del hombre, en relación, muchas veces, con las instituciones religiosas -como la Iglesia-, y no con lo sagrado.

El otro aspecto es la laicización, que, inscrito en la secularización, es el proceso por el cual, a partir de una mutación social y cultural, se intenta reducir significativamente, o aun eliminar, el papel de la religión (y de la Iglesia católica en particular en las experiencias portuguesa y mexicana) en la sociedad. (p. 37). No es, sin embargo, una lucha coyuntural entre instituciones, sino una lucha para garantizar la efectividad de su influencia en la sociedad en el nivel de las ideas, la mentalidad y las dinámicas de sociabilización (cfr. p. 38).

¿Qué interés puede tener, entonces, la historia portuguesa para el estudio de la experiencia mexicana? No sólo es un soporte para estudios biográficos a profundidad, sino que también permite discernir los diversos catolicismos locales, y al mismo tiempo incorporarlos a la discusión del catolicismo mundial. Con ello nos acercamos a estudios globales de la sociedad. Al mismo tiempo, permite reflexionar en torno a las propuestas liberales y a su enfrentamiento con las posturas emanadas del campo religioso. Con ello su reflexión es útil al momento de enfrentarnos con la experiencia mexicana -más temprana- de separación de la Iglesia y el Estado.

Nos parece, en fin, que las herramientas teóricas de Antonio Matos Ferreira, secularización y laicización, son un aporte valioso para emprender investigaciones sobre la misma problemática, aunque la experiencia investigada (y reflexionada) sea más temprana, y tenga como escenario el otro lado del Atlántico.

 

Notas

1 António Matos Ferreira, "Secularização", en Carlos Moreira Azevedo (direcção), Diccionário de História Religiosa de Portugal, vol. IV, p. 195.

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