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Ciencias marinas

versión impresa ISSN 0185-3880

Cienc. mar vol.37 no.1 Ensenada mar. 2011

 

Efecto de la dieta de los reproductores sobre la fecundidad y composición bioquímica de los huevos del pulpo rojo patagónico (Enteroctopus megalocyathus Gould 1852)*

 

Effect of broodstock diet on the fecundity and biochemical composition of eggs of the Patagonian red octopus (Enteroctopus megalocyathus Gould 1852)**

 

A Farias1, 2 *, JC Navarro3, V Cerna4, S Pino2, I Uriarte1, 2

 

1 Instituto de Acuicultura, Universidad Austral de Chile, PO Box 1327, Puerto Montt, Chile.

2 CIEN Austral, Av. Los Pinos s/n, Puerto Montt, Chile.

3 Instituto de Acuicultura de Torre de la Sal (CSIC), E–12595 Ribera de Cabanes, Castellón, Spain.

4 Hatchery de Invertebrados Marinos, Universidad Austral de Chile, Puerto Montt, Chile.

 

*Corresponding author.
E–mail: afarias@spm.uach.cl

 

ReceivedMarch 2010
Accepted August 2010

 

RESUMEN

Doce hembras del pulpo rojo patagónico Enteroctopus megalocyathus, de 1.4 ± 0.2 kg, se mantuvieron a 12 °C bajo tres tratamientos de acondicionamiento: T1 (P10%), pescado congelado a 10% peso corporal d–1; T2 (PJ (3:1) 10%), mezcla (3:1) de pescado congelado y jaiba fresca a 10% peso corporal d–1 ; y T3 (P7.5%), pescado congelado a 7.5% peso corporal d–1. Los desoves se observaron luego de cuatro meses de acondicionamiento, en periodos que variaron entre 545 y 1100 °C dias acumulados, durante los cuales las hembras aumentaron 1.5 veces su peso corporal. La fecundidad absoluta obtenida de los tratamientos T1 y T2 alcanzó en promedio 2129 huevos (±1182) por hembra, mientras que con el tratamiento T3 sólo se obtuvieron 56 huevos por hembra. El contenido de proteina perivitelina fue inferior en los huevos de los tratamientos T1 y T2, mientras que el contenido de lipidos totales fue similar en los vitelos procedentes de los tres tratamientos de acondicionamiento. Los ácidos grasos más frecuentes en los vitelos de los huevos fueron 16:0, 17:0, 17:1, 18:0, 20:1, 20:4n–6, 23:0, 20:5n–3, 22:5n–3 y 22:6n–3, observándose diferencias significativas sólo en los contenidos de los ácidos grasos 16:1 y 22:5n–3. Los resultados mostraron que las hembras pueden acondicionarse y realizar la puesta aunque la dieta carezca de crustáceos, y que la reducción de la ración alimenticia a un 7.5% peso corporal d–1 disminuyó la fecundidad pero no significó una pérdida de la calidad de los huevos en términos de su composición bioquimica.

Palabras clave: acondicionamiento reproductivo, fecundidad, proteina perivitelina, ácidos grasos, Enteroctopus megalocyathus.

 

ABSTRACT

Twelve females of the Patagonian red octopus Enteroctopus megalocyathus, of 1.4 ± 0.2 kg, were maintained at 12 °C under three conditioning treatments: T1 (F10%), frozen fish at 10% daily body weight (bwt d–1); T2 (FC (3:1) 10%), mix (3:1) of frozen fish and fresh crab at 10% bwt d–1; and T3 (F7.5%), frozen fish at 7.5% bwt d–1. Egg laying was observed after four months of conditioning, when from 545 to 1100 °C days had been reached, and when females had increased 1.5 times in body weight. Absolute fecundity reached 2129 eggs (±1182) per female in treatments T1 and T2, whereas in T3 fecundity reached only 56 eggs. The lowest values of perivitelline protein were obtained in T1 and T2, while total lipid content in the yolk was similar among treatments. The most frequent fatty acids in egg yolk were 16:0, 17:0, 17:1, 18:0, 20:1, 20:4n–6, 23:0, 20:5n–3, 22:5n–3, and 22:6n–3. Significant differences in fatty acid contents among treatments were observed only for 16:1 and 22:5n–3. The results showed that females can be conditioned for egg production even when fed a diet lacking crustaceans, and that a dietary reduction of 7.5% bwt d–1 diminished fecundity without affecting egg quality in terms of their biochemical composition.

Key words: reproductive conditioning, fecundity, perivitelline protein, fatty acids, Enteroctopus megalocyathus.

 

INTRODUCCIÓN

El pulpo del sur o pulpo rojo patagónico Enteroctopus megalocyathus (Gould 1852) y el pulpo Octopus mimus son las dos especies de pulpo de mayor importancia comercial en Chile, con capturas entre 2000 y 5000 t año–1 (Pérez et al. 2006). El pulpo rojo patagónico se distribuye sólo en las costas australes de Sudamérica. Su explotación comercial es muy importante en el sur de Chile, lo que ha llevado a la autoridad pesquera a decretar una veda prolongada para este recurso por tres años, a contar de noviembre de 2008. La pesqueria de esta especie es comparable a la explotación del pulpo rojo de la peninsula de Yucatán, que también requiere medidas urgentes de manejo para asegurar la sustentabilidad de Octopus maya en el futuro (Jurado–Molina 2010).

El ciclo reproductivo de E. megalocyathus comienza en invierno para alcanzar la máxima madurez en primavera, extendiéndose todo el verano y finalizando con un periodo de descanso en otoño (Chong et al. 2001). Durante este ciclo, los máximos indices reproductivos se observan en diciembre y enero, con una fecundidad estimada entre 20,000 y 100,000 ovocitos por hembra. Oyarzún y Gacitúa (2001), con base en el indice gonadosomático, determinaron que la primera madurez sexual de E. megalocyathus ocurria a 77 cm de longitud total y 1.25 kg de peso para las hembras, mientras que Chong et al. (2001) observaron la primera madurez en hembras de 71.7 cm de longitud total y en machos de 69.9 cm de longitud total.

Los reproductores de esta especie presentan una buena adaptación al cautiverio; no obstante, la alimentación es uno de los aspectos clave que afectan a la supervivencia y crecimiento (Cortez et al. 1999, Iglesias et al. 2000, Pérez et al. 2006, González 2008). Los antecedentes sobre la calidad de huevos asociada a la de la dieta de acondicionamiento de los reproductores de cefalópodos son escasos (Semmens et al. 2004). Se han obtenido huevos viables de E. megalocyathus bajo condiciones controladas de cultivo, observándose que el desarrollo embrionario demora 150 dias hasta la eclosión (Uriarte et al. 2008). En la naturaleza se han descrito embriones avanzados que completan su desarrollo en 80 dias y las primeras paralarvas se han observado hasta los 5 dias posteclosión (Ortiz et al. 2006).

Hasta el momento no existen estudios que determinen la fecundidad y composición bioquimica de los huevos de E. megalocyathus bajo condiciones controladas de laboratorio, lo que constituye el objetivo de este estudio.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Se recolectaron hembras de E. megalocyathus, de 1.4 ± 0.2 kg, en Hueihue (41°52' S, 73°51' W), X región de Chile, en noviembre de 2007, y se trasladaron al Hatchery de Invertebrados Marinos de la Universidad Austral de Chile (HIM–UACH), donde se mantuvieron en sistema de cuarentena con circuito abierto de agua de mar y sin alimentar por una semana. Doce hembras fueron seleccionadas, medidas, pesadas y llevadas a estanques individuales de 1000 L conectados a un sistema de recirculación de agua de mar con las siguientes caracteristicas: temperatura de 12 °C, salinidad de 30, recambio de 10% del agua al dia, remoción mecánica de compuestos orgánicos y esterilización continua por ozono. Las hembras se mantuvieron en semioscuridad con un fotoperiodo 12:12 h (noche:dia). Se utilizaron tres tratamientos de acondicionamiento: T1 (P10%), pescado congelado a 10% peso corporal d–1; T2 (PJ (3:1) 10%), mezcla (3:1) de pescado congelado y jaiba fresca a 10% peso corporal d–1; y T3 (P7.5%), pescado congelado a 7.5% peso corporal d–1. El alimento se suministró diariamente a la misma hora, después de la limpieza diaria de los estanques, hasta que finalizó la maduración gonadal con la puesta de racimos de huevos en las guaridas. El pescado utilizado fue pejerrey marino Odontesthes sp. y la jaiba utilizada fue Cancer edwarsii. Las muestras de estos dos productos se almacenaron mensualmente a –20 °C para su posterior liofilización y análisis bioquimico. Se calcularon los grados térmicos acumulados como una medida del tiempo de acondicionamiento asociado a la temperatura que permitió la puesta de huevos, considerando una temperatura basal inicial de 8 °C, a la cual no se produce gametogénesis (Hahn 1989).

Una vez obtenida la puesta, las hembras incubaron los huevos en sus guaridas y se alimentaron sólo eventualmente durante el periodo de incubación. Las guaridas fueron diseñadas por Rosas et al. (com. pers.). Cada semana, se tomaron dos muestras de 12 huevos de cada puesta para realizar el análisis de proteina del liquido perivitelino, lipidos del vitelo y ácidos grasos de los lipidos totales del vitelo. Los muestreos, que se iniciaron a partir del tercer dia después de la puesta, se realizaron con el minimo estrés para la hembra. De acuerdo con Uriarte et al. (2008), los embriones de E. megalocyathus son observables con facilidad después de la doceava semana de incubación a 12 °C, por lo que el muestreo se repitió semanalmente durante las primeras 12 semanas y se descontinuó cuando no se observó desarrollo embrionario o cuando los huevos se contaminaron. Morfológicamente, los huevos contaminados presentan hinchazón, color amarillo, disminución de la turgencia y, eventualmente, filamentos en forma de pelillos en su superficie (Uriarte et al. 2008). Las bacterias más frecuentes en los huevos contaminados son Neptunomonas naphthovorans y Pseudomonas fulva (Uriarte et al. 2008).

Los huevos muestreados fueron medidos individualmente en longitud, utilizando un pie de metro (±0.1 mm), y en peso húmedo, con una balanza analitica Sartorius (±0.0001 g). La separación del liquido perivitelino y del vitelo, y el contenido de proteina perivitelina se obtuvieron de acuerdo con la metodologia propuesta por Uriarte et al. (2009). El contenido de lipidos totales se obtuvo gravimétricamente tras la extracción de muestras de vitelo según el método de Bligh y Dyer (1959). La metilación y cuantificación de los ácidos grasos se realizó de acuerdo con la metodologia de Bell et al. (1993). Los ésteres metilicos de los ácidos grasos (FAME) de los lipidos totales fueron analizados en un cromatógrafo de gases Thermo Scientific FOCUS GC, equipado con auto–muestreador y con sistema de inyección split/splitless. La separación se realizó con hidrógeno como gas transportador en una columna capilar Restek RT–2560 (100 m × 0.25 mm diámetro interno × 0.2 de película), programado a una temperatura inicial de 140 °C durante 5 min, seguido por un ascenso de 140 a 240 °C durante 20 min a una tasa de 4°C min–1 y se mantuvo a 240 °C los últimos 20 min, con el detector a 260 °C. Se utilizó ácido nonadecenoico (19:0) como estándar interno. Los FAME fueron identificados por comparación con los tiempos de retención encontrados en los estándares Supelco 37 Component FAME Mix y ácido docosapentaenoico (DPA, 22:5n–3) de Sigma.

Los datos de composición bioquimica de los huevos fueron analizados con un análisis de varianza (ANOVA) cuando mostraron varianzas homogéneas y distribución normal; en caso contrario se aplicó una prueba no paramétrica de Kruskal–Wallis. Los datos de fecundidad se analizaron mediante ANOVA, introduciendo el peso de las hembras como covariable. Las diferencias entre grupos se analizaron mediante el análisis de Tukey (Sokal y Rohlf 1995).

 

RESULTADOS

El desove se observó después de cuatro meses de acondicionamiento, desde los 545 hasta los 1100 °C dias, durante los cuales las hembras aumentaron en promedio 1.5 veces su peso corporal, alcanzando al momento del desove un promedio de 2.14 ± 0.27 kg. Los tratamientos afectaron la fecundidad (F = 13.78; g.l. = 2, 4; P = 0.016). Se obtuvieron abundantes huevos de las hembras alimentadas con T1 y T2 al 10% del peso corporal d–1 con un promedio de 2129 ± 1182 huevos por hembra. En T3, con una ración de 7.5% peso corporal d–1, sólo dos hembras desovaron y su fecundidad fue inferior a 100 huevos por hembra (tabla 1). No hubo un efecto significativo del peso de las hembras sobre la fecundidad. Los tratamientos también afectaron la fecundidad relativa, obteniéndose los mayores valores en T1 y T2 con un promedio de 774 ± 460 huevos kg–1 para las seis hembras que desovaron en estos dos tratamientos (tabla 1).

No se observó una relación clara entre el tamaño de las hembras y la fecundidad (fig. 1). Sin embargo, la longitud (EL) y el peso (EW) de los huevos si dependieron del peso de las hembras (FW), y las regresiones lineales de EL y EW con relación a FW explicaron 42% y 47% de la variación del tamaño de los huevos, respectivamente (figs. 2, 3).

Los huevos de las hembras en T1 y T2 fueron capaces de superar las 12 semanas de incubación, incluso algunas puestas alcanzaron la semana 19 de incubación sin manifestar contaminación. De los escasos huevos producidos por las hembras en T3, sólo los huevos de una de las puestas alcanzaron la semana 9 de incubación sin presentar señales de deterioro. Los huevos procedentes de las diferentes puestas y con diferentes dias de incubación mostraron una relación alométrica entre el EW y la EL (fig. 4).

Hubo diferencias en el contenido de proteina perivitelina de los huevos de diferentes tratamientos (F = 12.04; g.l. = 2, 8; P = 0.004). Los huevos de las hembras en T1 y T2 mostraron un contenido de proteinas en el liquido perivitelino muy similar (tabla 2), mientras que los procedentes de T3 presentaron un contenido proteinico más elevado (0.48 mg proteina µL–1 liquido perivitelino). La proteina del liquido perivitelino no mostró variaciones por efecto del desarrollo durante las semanas de incubación para ninguno de los tratamientos.

El contenido de lipidos totales del vitelo fue similar en los huevos procedentes de los tres tratamientos, con un valor promedio de 14.2 ± 0.2% del peso seco del vitelo (tabla 2). Este valor tampoco varió a lo largo del periodo de incubación. Por otro lado, en los lipidos totales del músculo del pescado congelado y de la jaiba fresca, se observaron valores de 4.9% del peso seco.

Inmediatamente después de la puesta, se observó que los ácidos grasos 16:0, 17:0, 18:0, 20:1, 20:4n–6, 23:0, 20:5n–3 (ácido eicosapentanoico, EPA), 22:5n–3 y 22:6n–3 (ácido docosahexanoico, DHA) de los lipidos totales del vitelo de los huevos constituian de 74% a 95% de los FAME (tabla 3). Los ácidos grasos saturados (SFA) 16:0 y 18:0 representaron entre 20% y 37% de los FAME, mientras que los ácidos grasos altamente insaturados de la serie n–3 (HUFA n–3) variaron de 19% a 43% del total de los FAME. Los ácidos grasos 16:1 (F = 11.29; g.l. = 2, 7; P = 0.006) y 22:5n–3 (F = 4.45; g.l. = 2, 9; P = 0.045) fueron los únicos que variaron entre huevos procedentes de las diferentes dietas de acondicionamiento. El DHA no varió significativamente entre los huevos procedentes de diferentes tratamientos, pero si mostró una tendencia a mayor valor en T1, valor intermedio en T2 y menor valor en T3 (F = 3.74; g.l. = 2, 11; P = 0.057). Esta misma tendencia se observó en la razón DHA/EPA del vitelo de los huevos (F = 3.86; g.l. = 2, 11; P = 0.054).

Por otro lado, en los componentes pescado congelado y jaiba fresca, los ácidos grasos 16:0, 17:0, 18:0, 20:1, 20:4n–6, 23:0, EPA, 22:5n–3 y DHA constituian entre 83% y 95% (tabla 4). Los SFA 16:0 y 18:0 variaron entre 21% y 35%, mientras que los HUFA n–3 representaron entre 11% y 42% de estos componentes.

La jaiba mostró los mayores valores de EPA (F = 54.88; g.l. = 1, 3; P = 0.005), asi como los menores contenidos de DHA (F = 23.77; g.l. = 1, 4; P = 0.008), 22:5n–3 (F = 17.65; g.l. = 3, 1; P = 0.02) y 18:2n–6 (F = 30.99; g.l. = 1, 4; P = 0.005). En el pescado congelado se observaron los menores valores de 17:0 (F = 12.64; g.l. = 1, 3; P = 0.037), asi como las mayores razones DHA/EPA (F = 150.32; g.l. = 1, 4; P = 0.00025). El pescado congelado se caracterizó por ser el único con 18:3n–3, el cual no fue observado en los huevos de pulpos.

 

DISCUSIÓN

En el presente trabajo, se consiguieron puestas de huevos de E. megalocyathus en condiciones controladas, tanto cuando las hembras se alimentaron sólo con pescado (T1 y T3) como cuando se alimentaron con una mezcla de pescado y jaiba (T2). Sin embargo, la ración diaria determinó la fecundidad de las hembras. En los tratamientos T1 y T2, con una ración del 10% peso corporal d–1, se obtuvieron puestas abundantes, mientras que en T3, al reducir la ración al 7.5% peso corporal d–1, la fecundidad descendió significativamente. Uriarte et al. (2008) propusieron una ración del 10% peso corporal d–1, aunque manteniendo siempre crustáceos en la oferta alimenticia. El presente trabajo indica que ni la puesta de huevos ni la fecundidad de las hembras fueron alteradas por la ausencia de crustáceos en la dieta.

En estudios de crecimiento, se han observado los mejores resultados utilizando crustáceos vivos como parte de la dieta de los pulpos (Cagnetta y Sublini 2000, Iglesias et al. 2000), y resultados muy variables con pescado o bivalvos (Garcia–Garcia y Aguado 2002, Pérez et al. 2006) y dieta artificial (Lee et al. 1991). Sin embargo, no hay estudios sobre el efecto de las dietas en el desarrollo reproductivo de los cefalópodos (Semmens 2004).

La fecundidad observada en las hembras acondicionadas sólo alcanzó el 10% de la fecundidad potencial calculada por Chong et al. (2001) en las poblaciones naturales de E. megalocyathus. De acuerdo con Boyle y Chevis (1992), la fecundidad calculada en las poblaciones naturales, basada en el número de ovocitos presentes en los ovarios, siempre sobreestima la fecundidad real en los pulpos, ya que se ha demostrado que durante el proceso de madurez, parte de los ovocitos dejan de crecer y se degeneran. En la especie holobentónica Octopus lapillus se ha encontrado que de la fecundidad potencial calculada de 910 huevos por hembra se logra una fecundidad efectiva de 422 huevos (Leporati et al. 2008), lo que significa alrededor de 46% de la fecundidad potencial.

Se han reportado fecundidades de 3000 a 5000 huevos para hembras de E. megalocyathus de entre 1.7 y 3.3 kg alimentadas con mezcla de jaiba y pescado, y acondicionadas a 12°C (Uriarte et al. 2008). Ortiz et al. (2006) reportaron una puesta completa, capturada en el medio natural, con 1400 huevos de una hembra de E. megalocyathus de 1.24 kg. Las fecundidades observadas en este trabajo muestran valores que se encuentran dentro del intervalo conocido para la especie en puestas bajo condiciones de laboratorio, no encontrándose una relación clara entre el tamaño de los reproductores con el número de huevos.

Leporati et al. (2008) mostraron que además del tamaño de la hembra, los cambios estacionales de temperatura, la disponibilidad de sustrato para la puesta, la calidad de la guarida y la tasa de reabsorción de los huevos en el ovario son los factores que podrian hacer variar la fecundidad de las hembras, y por lo tanto podria no existir una correlación entre el tamaño de las hembras y el número de huevos por puesta.

La variación en el tamaño de los huevos, en longitud o en peso húmedo, fue explicada en más de un 40% por la variación en el peso de las hembras. Esto es diferente a lo encontrado para la especie O. lapillus con tamaño similar de huevos, donde el tamaño del huevo no se correlacionó ni con el peso húmedo de las hembras ni con el del ovario, asi como tampoco con la edad (Leporati et al. 2008).

Los huevos de E. megalocyathus mostraron una alometria significativa entre longitud y peso, pero con un exponente (1.56) inferior al observado en huevos de Robsonella fontaniana (2.41) por Uriarte et al. (2009). Esto indica que aunque E. megalocyathus posea huevos significativamente más grandes que R. fontaniana (7.5 a 11.2 mm vs 2.4 a 4.7 mm, respectivamente), éstos tienen una menor densidad.

Tras 12 semanas de incubación sin contaminación aparente, los huevos no presentaron desarrollo embrionario; sin embargo, de acuerdo con Uriarte et al. (2008), a esta edad y temperatura ya deberian observarse embriones avanzados. A ello se suma que la proteina perivitelina y los lipidos totales no mostraron variación a lo largo del periodo de incubación, lo que implica que los huevos no sufrieron deterioro porque no hubo embriones que utilizaran estos nutrientes. Esto pudo deberse a que los huevos no eran fértiles o bien las condiciones del cultivo controlado no permitieron el desarrollo normal de los mismos.

El contenido proteinico del liquido perivitelino encontrado en los huevos de E. megalocyathus fue mayor que el máximo valor obtenido para R. fontaniana (Uriarte et al. 2009). El valor de lipidos del vitelo fue similar al reportado para gónadas maduras de Octopus defilippi, superior al de las gónadas maduras de O. vulgaris (Rosa et al. 2004) y similar al valor encontrado en paralarvas recién eclosionadas de O. vulgaris (14.7) (Seixas et al. 2010).

Los valores de la razón DHA/EPA de los huevos de E. megalocyathus fueron similares a los reportados para paralarvas recién eclosionadas de O. vulgaris (1.7 y 1.5 por Navarro y Villanueva 2000 y Seixas et al. 2010, respectivamente) y caen en el mismo intervalo de variación encontrado en gónadas maduras de O. vulgaris y O. defilippi (2.1 y 2.0, respectivamente, Rosa et al. 2004). De acuerdo con Sykes (2007), se puede encontrar una correlación entre los valores de DHA/EPA y la calidad de los huevos para desarrollarse. En Sepia officinalis los valores de DHA/EPA superiores a 1.5, en huevos recién puestos, llevan a un desarrollo normal y los valores cercanos a 1.0 están asociados a malformaciones o ausencia de desarrollo; sin embargo, los resultados de Sykes (2007) no fueron concluyentes.

De los valores de las tablas 3 y 4 se puede deducir que hay un efecto directo de la proporción de DHA de la dieta sobre la proporción de DHA de los huevos. El tratamiento T2, con una proporción 3:1 de pescado:jaiba y con los respectivos porcentajes de DHA (26.3% y 7.3%), produjo huevos con un 80.8% del DHA observado en los huevos procedentes del tratamiento T1, con una ración de 10% de sólo pescado. En T3, la disminución de la ración a 7.5% de sólo pescado redujo el DHA a 56.4% del valor observado en T1, lo que indica que en T2 los huevos reciben un aporte de cerca del 25% de DHA procedente de la jaiba. Por otro lado, la reducción de la ración no afectó el contenido de lipidos ni la composición de EPA de los huevos. Los altos valores de EPA de la jaiba no afectaron la composición de los vitelos obtenidos de reproductores que se alimentaron en T2, y las razones DHA/EPA en los vitelos de los huevos se mantuvieron entre 1.6 en T3 y 2.7 en T1. La similitud en la composición bioquimica de los huevos entre tratamientos, sumada a la reducción significativa de la fecundidad en pulpos alimentados con T3, podría indicar que E. megalocyathus muestra una estrategia relacionada con la disminución de la fecundidad en condiciones adversas de alimentación sin sacrificar la calidad de los huevos. Se requiere comparar las puestas del medio natural con las de cultivo para determinar hasta qué punto las condiciones de cultivo afectan la calidad de los huevos. Ortiz et al. (2006) sólo lograron obtener eclosión de larvas en una de tres puestas capturadas en el medio natural y tras 80 dias de cultivo. Los autores no indican si hubo desarrollo embrionario normal en las dos puestas que no dieron origen a paralarvas. En puestas de laboratorio, Uriarte et al. (2008) consiguieron embriones de E. megalocyathus hasta el estado de desarrollo XIX (Naef 1928) en 150 dias de cultivo. Al parecer, debido al extenso periodo de incubación de esta especie no es fácil lograr un buen desarrollo de los huevos. Futuros estudios deberán centrarse en determinar cómo la dieta del acondicionamiento afecta al desarrollo de los huevos hasta la obtención de paralarvas.

 

AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue financiado por FONDECYT 1070800 (A Farias). El intercambio entre los equipos español y chileno se realizó a través de la Red de Expertos en Cefalópodos creada a través del proyecto CONICYT–Banco Mundial Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnologia (I Uriarte). Se agradece el apoyo técnico de V Espinoza del HIM–UACH.

 

REFERENCIAS

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NOTAS

*English translation by Christine Harris.

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