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Ciencias marinas

versión impresa ISSN 0185-3880

Cienc. mar vol.35 no.3 Ensenada sep. 2009

 

Artículos de investigación

 

Coastline evolution at Balneario Parque Mar Chiquita, Argentina*

 

Evolución de la línea de costa en el Balneario Parque Mar Chiquita, Argentina

 

A Merlotto*, GR Bértola

 

CONICET y Centro de Geología de Costas y del Cuaternario, Universidad Nacional de Mar del Plata, C.C. 722–Correo Central, 7600 Mar del Plata, Argentina. * E–mail: amerlott@mdp.edu.ar

 

Recibido en abril de 2008.
Aceptado en julio de 2009.

 

Abstract

This study determined coastline evolution and retreat rates at Balneario Parque Mar Chiquita (Argentina) between 1949 and 2007. The dune toe was considered the coastline indicator, and it was determined based on historical maps, aerial photographs, a satellite image, and field measurements. The analysis showed that the intensity of the erosion process has declined though it continues to be meaningful. The annual rate has decreased from 17.71 to 1.41 m yr–1, corresponding to a total retreat of 299.01 m in the last 58 years. The temporal variations of the phenomenon mainly result from changes in beach nourishment by the littoral drift, which has been affected by sand mining and coastal defenses built to the south of the study area. Different spatial behaviours were also registered in the town, associated with geomorphological characteristics and dune conservation state. Sudestada storms have played a significant role in the coastline retreat. The results contribute to the understanding of the magnitude and dynamics of the erosion process, and should be of use in the preparation of coastal management programs and risk evaluations.

Key words: Argentina, coastal erosion, coastline, Mar Chiquita.

 

Resumen

El objetivo del presente estudio fue establecer la evolución de la línea de costa y las tasas de retroceso en el Balneario Parque Mar Chiquita (Argentina) entre 1949 y 2007. Se consideró como indicador de la línea de costa a la línea de pie de médano o acantilado y para su determinación se utilizaron mapas históricos, fotografías aéreas, una imagen satelital y mediciones de campo. El análisis demostró que el proceso erosivo ha disminuido su intensidad aunque continúa siendo importante, descendiendo de una tasa anual de 17.71 a 1.41 m año–1 y totalizando un retroceso de 299.01 m en los últimos 58 años. Las variaciones temporales del fenómeno son consecuencia principalmente de los cambios en la alimentación de las playas por deriva litoral, la cual debido a la explotación de arena y a la construcción de defensas costeras al sur del área de estudio, ha disminuido los aportes a la misma. Espacialmente dentro de la localidad, se registraron diferentes comportamientos determinados por las características geomorfológicas de cada sector y la urbanización de los médanos costeros y su alteración, ya sea porque han sido nivelados, arrasados o forestados. Asimismo, las tormentas Sudestadas han influido notoriamente en el retroceso de la línea de costa. Los resultados encontrados han permitido comprender mejor la dinámica y magnitud del fenómeno erosivo, así como contribuir a la toma de decisiones durante la elaboración de planes de manejo y evaluación de riesgo costero.

Palabras clave: Argentina, erosión costera, línea de costa, Mar Chiquita.

 

Introducción

Las costas, principalmente aquellas que han sido urbanizadas o semiurbanizadas, constituyen uno de los ambientes más frágiles del hábitat terrestre donde se producen importantes problemáticas debido a la dinámica e interacción entre sus componentes naturales y socioeconómicos. La acción del hombre sobre el medio natural somete a los recursos costeros a una explotación continua y, a medida que los cambios en el medio natural se van produciendo, se ve limitada su capacidad de respuesta alterándose el equilibrio preexistente y surgiendo nuevos problemas. Uno de ellos es la erosión costera, fenómeno natural que se manifiesta como un problema ambiental de gran importancia en numerosos centros urbanos de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Entre las acciones humanas que han influenciado el proceso erosivo se ha considerado a la urbanización y excesiva fijación de médanos frontales (Bertoncello 1992, Isla et al. 1998, Juárez e Isla 1999), la extracción de arena (Schnack et al. 1983, Marcomini y López 1999) y la construcción de defensas costeras. Asimismo se han identificado a las tormentas Sudestadas como uno de los principales factores naturales de erosión (Isla 1990, Marcomini y López 1997).

Los partidos costeros del este bonaerense han experimentado un importante crecimiento poblacional y del turismo desde la década de 1970. Esta tendencia se ha manifestado en el Balneario Parque Mar Chiquita principalmente a partir de la década de 1990 debido a las nuevas preferencias en la actividad turística, por poseer el área una gran diversidad natural y haber sido designada reserva de biósfera por la UNESCO en 1996, perfilándose como un destino de gran potencial a nivel regional (Merlotto y Bértola 2008). Dado que en el sur del Partido de Mar Chiquita se ha registrado hasta 1983 un retroceso medio de la línea de costa de 6–3.5 m año–1 (fig. 1) (Schnack et al. 1983), el objetivo de este estudio fue establecer la evolución de la línea de costa y la tasas de retroceso en el Balneario Parque Mar Chiquita de 1949 a 2007. En los últimos años, determinar la posición histórica de la línea de costa de una zona litoral urbanizada así como sus variaciones y causas, se han convertido en unos de los objetivos primordiales de planes de manejo integrado y evaluación del riesgo de erosión costera.

Para este análisis se consideró como indicador de la línea de costa a la línea de pie de médano o acantilado. Para su determinación se emplearon mapas históricos, fotografías aéreas, una imagen satelital y medidas de campo. Dichas fuentes han sido ampliamente utilizadas en los estudios sobre cambios históricos de la línea de costa (Allan et al. 2003, Domínguez et al. 2004, Delgado–González et al. 2005, Romagnoli et al. 2006). Asimismo, los trabajos de campo realizados, junto con información disponible, comunicaciones personales y los resultados obtenidos, permitieron identificar los factores naturales y antrópicos que han influenciado al proceso de erosión costera.

 

Área de estudio

El área de estudio se ubica en el Partido de Mar Chiquita, en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, al sur de la desembocadura de la albufera Mar Chiquita y a 40 km al norte de la ciudad de Mar del Plata (37°44'23.87" S, 57°26'35.31" W), sobre el tramo más austral de la barrera medanosa oriental (fig. 2). Es una costa de acumulación determinada por su bajo nivel topográfico (ya que se ubica en la llanura o pampa deprimida) y la existencia de un aporte continuo de arena que ha permitido la formación de la franja de médanos y el desarrollo de playas.

La barrera medanosa oriental y la albufera evolucionaron durante la fase regresiva que comenzó hace 5000 años. Por acción de los vientos y procesos de deriva litoral desde el norte, dicha barrera creció a partir de un paleocabo situado cerca de la actual ciudad de Villa Gesell (Isla et al. 2001a), originando los ambientes estuáricos que después dieron lugar a la formación de la laguna costera vinculada al mar (Fasano et al. 1982). La barrera medanosa posee en sus porciones más anchas 3.5 km de extensión y al llegar al área de estudio se va estrechando hasta desaparecer en Mar del Plata, dando lugar a acantilados que van aumentando en altura hacia el sur. Por consiguiente, el área de estudio constituye un límite o transición entre una costa arenosa, de acumulación, al norte y una costa de acantilados, erosiva, al sur (Isla 1997). La albufera Mar Chiquita se extiende en sentido NE–SW y conforma un cuerpo de agua costero que se comunica con el océano a través de su canal de desembocadura. Hasta la construcción de un espigón en 1973 la boca fluctuaba cambiando su desembocadura, con una migración que para esa fecha se determinó en 200 m año–1 a partir de la interpretación de fotografías aéreas (Isla 1997).

La deriva litoral predominante se desplaza desde el sur o sudeste, pero en ocasiones de viento norte (principalmente en la estación cálida) las olas pueden dar lugar a transporte secundario hacia el sur. Para Pinamar se ha evaluado un transporte neto hacia el norte de entre 400,000 y 700,000 m3 año–1 (Framiñan 1990). Otros cálculos realizados a partir de modelos matemáticos por el Ministerio de Transporte, Obras Públicas y Obras Sanitarias de los Países Bajos (1997), arrojaron que el transporte litoral entre Mar del Plata y Santa Clara del Mar es de 150,000 a 200,000 m3 año–1 y de Santa Clara del Mar al Balneario Parque Mar Chiquita es de 0 a 25,000 m3 año–1.

El promedio de altura de la rompiente es entre 0.6–0.8 m, calculándose en Mar del Plata un máximo de 2.3 m. El promedio del período de ola es de 10 segundos (Isla 1997). El régimen de mareas es semidiurno con amplitudes que varían entre 0.6–1 m y con un promedio de 0.91 m. Las playas están orientadas hacia el sudeste (39° N), con una pendiente usual de 4–5%. Las arenas que predominan en las playas son de finas a medias, y en los médanos la granulometría se distribuye entre arenas medias y gruesas en los sectores de cubetas de deflación y finas en las depresiones intermedanosas (Isla et al. 2001a). Entre el área de estudio y Punta Médanos se extienden bancos submareales, dorsales de arenas no consolidadas y finas, con una orientación 20–45° N y conectados a la costa en su sección septentrional. Su dinámica registra en la zona de Punta Médanos movimientos hacia el norte y este de 22 cm km–2 (Parker et al. 1978).

En cuanto a la geomorfología costera (fig. 2), en el extremo norte del área de estudio los médanos han sido degradados hasta formar una playa arenosa. En el centro–norte, la franja de médanos está vegetada por especies arbustivas y gramíneas que impiden su movilidad. En el centro del balneario el médano frontal ha desparecido desarrollándose un acantilado activo de poca altura, entre 2–3 m de alto. Luego, un acantilado inactivo con médanos colgados desciende bruscamente en altura. En el extremo sur se desarrolla un campo de médanos sobre los cuales la vegetación va disminuyendo hasta hacerse muy escasa, aumentando su movilidad.

 

Materiales y métodos

El método más utilizado para estudiar la evolución de la línea de costa consta de dos fases: la obtención de las fuentes que permitan reconstruir la línea de costa en el pasado y la utilización de técnicas y procedimientos analíticos para medir los cambios y calcular las tasas de erosión (Ojeda–Zújar 2000). Para ello es necesario definir la línea de costa a utilizar y evaluar la precisión de las fuentes de información.

En un mapa la línea de costa representa el rasgo físico donde el agua y la tierra se encuentran, pero debido a la variabilidad natural de las playas arenosas es difícil definirla. Pajak y Leatherman (2002) mencionan una serie de rasgos que pueden ser utilizados como indicadores para representarla sobre fotografías aéreas. Entre ellos es ampliamente usada la línea de pleamar, pero su determinación es influida por las mareas, cambios estacionales y tormentas, pudiéndose confundir con líneas de marea previas presentes en la playa y conducir a una interpretación errónea. La línea de pie de médano o acantilado, considerada buen indicador de los cambios a largo plazo (Ojeda–Zújar 2000), es el mejor indicador presente en las fuentes a empleadas en este estudio. Asimismo, ha sido empleada para estudios similares por Isla et al. (1998) y Marcomini y López (1999) en la Provincia de Buenos Aires y en España por Domínguez et al. (2004), entre otros.

Se obtuvieron datos de cuatro fuentes: (1) mapa histórico del plano original del balneario de 1949 (folleto del loteo, Inmobiliaria Venancio 1951); (2) fotografías aéreas verticales correspondientes a 1957 (1:15,000, Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires), 1967 (1:20,000, INTA), y 1979 y 1987 (1:10,000, Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires); (3) una imagen satelital QuickBird del Google Earth® de mayo de 2003 (resolución espacial menor a 1 metro); y (4) mediciones obtenidas durante trabajos de campo efectuados en 2007.

Utilizando un programa informático de diseño cartográfico, a partir del plano original del balneario se obtuvo un mapa a escala 1:1 ajustado a la hoja topográfica IGM N° 3757–27–3 y 1, a escala 1:50,000, del levantamiento de 1965. Las fotografías aéreas y los mapas históricos se digitalizaron mediante un escáner a 1,200 dpi y luego se georreferenciaron a partir de un mínimo de 15 puntos de control en el sistema de coordenadas planas Gauss Krügger. El mismo procedimiento se practicó con la imagen satelital. Para obtener los datos primarios durante los trabajos de campo en 2007 se realizaron mediciones sobre las calles perpendiculares a la costa, desde el pie de médano hasta los puntos de referencia identificados en las fotografías aéreas. Se procedió a digitalizar las líneas de pie de médano o acantilado de cada una de las fuentes mencionadas elaborándose el mapa de evolución de la línea de costa. Se trazaron transectas aproximadamente cada 80 m, perpendiculares a la línea de pie de médano o acantilado, desde los puntos de referencia hasta la línea de costa de 1949, con el fin de poder captar la mayor variabilidad espacial del proceso erosivo. Finalmente, sobre dicho mapa se realizó la medición geométrica entre todas las líneas de pie de médano o acantilado, y se obtuvieron las tasas de retroceso o avance de la línea de costa a partir del método de tasa de punto final. Éste consiste en calcular la distancia entre la primera y la última línea de costa y dividirla entre el número de años trascurridos. Sin embargo, gracias a la disponibilidad de varias líneas de costa, se calcularon tasas entre cada período de tiempo (Dolan et al. 1991). El método de tasa de punto final es el más utilizado históricamente en los estudios costeros (Dolan et al. 1991, Allan et al. 2003) y continúa vigente (Forbes et al. 2004, Morton et al. 2005).

Un aspecto esencial a considerar sobre la utilización de las fotografías aéreas para determinar la línea de costa es su precisión. Diversos autores han analizado los errores potenciales asociados a éstas y a los procedimientos de medición. Anders y Byrnes (1991) indican un listado de errores potenciales como la distorsión radial debido al relieve. Para el presente trabajo se ha determinado un error de 0.0000756 m, que se considera despreciable. Se han utilizado fotos aéreas verticales con la mínima inclinación minimizando las distorsiones por inclinación del eje óptico de la cámara y se ha trabajando mayormente en la porción central de las mismas para reducir el desplazamiento de los puntos (Anders y Byrnes 1991). Otra fuente de error son los errores de interpretación y medición. Estos autores consideran que el error potencial al determinar la posición de la línea de costa a partir de su trazado es de ±0.25 mm y recomiendan la comparación de al menos tres mediciones. En cuanto al error por la localización de los puntos de control, Crowell et al. (1991) sostienen que en fotografías con una escala 1:10,000 es usualmente menor a un metro si se utilizan al menos cuatro puntos. Dichos autores agrupan los errores en dos grupos, los ocasionados por distorsiones de las fotografías y los asociados a la interpretación y digitalización de la línea de costa, estimando en el peor de los casos un error de 6 a 9 m, pero que usualmente es mucho menor. Estos valores son similares a los calculados para las hojas topográficas.

Por último, debido a la inexistencia de ciertos datos de las cámaras que obtuvieron las fotografías, no ha sido posible estimar con precisión algunos de los errores mencionados aunque se considera que éstos se han minimizado al tener en cuenta las recomendaciones explicitadas. Asimismo, al comparar fotogramas distantes en el tiempo en un área donde los cambios de la línea de costa son importantes, el error cometido es pequeño en relación a dichos cambios, por lo que se estima que las tasas obtenidas son altamente confiables (Crowell et al. 1991). De esta forma, al utilizar además el indicador de la línea de costa seleccionado, también se minimizan las variaciones que pueden registrarse debido a efectos estacionales (verano–invierno) y a las condiciones meteorológicas de los días previos a la toma de fotografías, aspectos que han sido considerados por otros autores (Isla et al. 1998, Marcomini y López 1999, Ojeda–Zújar 2000).

 

Resultados

La figura 3 representa la posición de la línea de costa en 1949, 1957, 1967, 1979, 1987, 2003 y 2007. En el período 1949–1957 se registró el proceso erosivo más importante en el área de estudio, siendo la mitad norte de la misma la más afectada, con valores superiores a los 141.88 m y hasta 161.88 m; mientras que en la mitad sur el retroceso de la línea de costa fue entre 130.45 y 137.25 m (tabla 1). La tasa media de retroceso del período para el conjunto del área fue de 17.71 m año–1 (tabla 2). En el siguiente período se observó una disminución importante del proceso erosivo en todo el balneario, ya que el mismo se redujo a valores próximos a la mitad de los obtenidos para el período anterior, resultando en un promedio de 67.72 m y disminuyendo la tasa media anual a 6.77 m. Se mantuvo la tendencia de la mitad norte a verse más afectada por el retroceso de la línea de costa, aunque la diferencia con la parte sur fue de menor magnitud.

Para 1967–1979 el desplazamiento de la línea de pie de médano continuó disminuyendo. El sector menos afectado fue el de las transectas a ambos lados de la parte central y el más afectado el extremo norte. Las menores tasas van de 2.83 a 3.86 m año–1 y las mayores por encima de los 4 y hasta 5.61 m año–1 (tabla 2).

El proceso erosivo disminuyó notablemente en el área en su conjunto entre 1979 y 1987. La mitad norte del balneario registró valores muy bajos e incluso negativos, indicando un avance de la línea de costa. Es necesario destacar que en 1973 se construyó el espigón que estabilizó el canal de desembocadura de la albufera y un muro de baja altura en sentido paralelo a la costa que abarca las dos primeras transectas, y que fue considerado desde entonces como pie de médano para el análisis. Los valores del resto del área continuaron su descenso con excepción de la transecta más austral (61.68 m, tabla 1). Hacia el oeste de dicha transecta, de acuerdo a lo observado en la fotografía aérea de 1987, se hallaba en construcción una vivienda, hecho que posiblemente haya modificado la morfología de los médanos circundantes. En este período el sector más afectado fue el sur, ya que registró los valores más altos, dejando de lado el mencionado previamente, entre 34.7 y 17.99 m, mientras que los de las transectas centrales alcanzaron valores entre 19.87 y 11.99 m (tabla 1). Las tasas medias anuales, por consiguiente, muestran un descenso en sus valores a excepción de dos transectas en el sector sur, con tasas mayores que en el período anterior. El sector que experimentó avance de la línea de costa arrojó tasas de 0.16 y 0.27 m año–1 y en sus cercanías las tasas de retroceso fueron menores a 0.87 m año–1 (tabla 2).

Entre 1987 y 2003 el área mostró un comportamiento diferencial, atenuándose la tendencia del período anterior de ser el sector sur el más afectado y el norte el menos. El proceso erosivo comenzó a aumentar en la mitad norte del área con tasas anuales de retroceso (o de avance) de la línea de costa que se quintuplicaron de menos de 0.33 m año–1 hasta 1.53 m año–1 (tabla 2). Las transectas del centro y sur arrojaron valores menores que en el período anterior, incluso algunas disminuyeron a menos de la mitad. En conjunto el área experimentó una tasa de retroceso de 1.23 m año–1 mientras que en el período anterior ésta fue de 1.9 m año–1 (tabla 2).

En el último período analizado (2003–2007) no se registró retroceso de la línea de costa al norte y las demás transectas mostraron valores disímiles. No se observó ningún sector en particular con mayor grado de afectación. Sin embargo, las tasas anuales del resto del área muestran un incremento significativo en sus valores desde varios centímetros a 2.7 m año–1 en la transecta central. Por lo tanto, a pesar de que la tasa anual del período para todo el balneario aumentó levemente con respecto al anterior, con un valor de 1.41 m año–1, la misma oculta diferencias importantes entre el extremo norte y el resto del área.

En cuanto al comportamiento global del balneario en todo el período analizado, se registró un retroceso medio de la línea de costa de 299.01 m, con valores mínimo y máximo de 281.53 y 330.76 m en la transectas extremas norte y sur, respectivamente (tabla 1). La tasa media de retroceso para todo el balneario arrojó un valor de 5.16 m año–1 para los últimos 58 años (tabla 2).

 

Discusión

Tasas de retroceso de la línea de costa

La tasa de retroceso de la línea de costa obtenida para el balneario en su conjunto entre 1957 y 1979 fue de 5.31 m año–1, valor similar al de 6–3.5 m año–1 para 1980 calculado por Schnack et al. (1983) a partir de fotografías aéreas para Mar Chiquita–Mar de Cobo. Isla (1997) registró valores de erosión de alrededor de 7 m año–1 para 1980.

Dentro de la región, el partido de Pinamar ha experimentado ritmos de erosión de 1–2.3 m año–1 (Isla et al. 2001b) de acuerdo a la comparación de fotografías aéreas de 1957 y 1980. El partido de Villa Gesell ha arrojado valores menos significativos y estabilidad de las playas o leve acumulación, mientras que hacia el sur registró una erosión generalizada (Isla et al. 1998). Al sur del área de estudio, Mar del Plata ha experimentado tasas de entre 0.2 y 1.4 m año–1, con valores de 5 m año–1 en sectores puntuales de los acantilados del sur (Schnack et al. 1983).

Los resultados obtenidos muestran que el proceso erosivo disminuyó notablemente en el Balneario Parque Mar Chiquita principalmente a partir de 1979. Existió un período de mayor erosión entre 1949 y 1957 y otro menor entre 1987 y 2003. Asimismo, los valores globales encubren importantes diferencias entre las transectas evaluadas, evidenciando que el fenómeno se manifiesta en forma desigual en el espacio local ya que el sector sur fue el más afectado por el proceso erosivo. Las tasas de retroceso de la línea de costa también arrojaron variabilidad espacial y temporal entre 1975 y 1999 en el sur de Brasil (Esteves et al. 2002).

Factores naturales y antrópicos que originan degradación del área costera

Los factores que causan procesos erosivos y degradación del área costera pueden ser de origen natural y/o antrópico. Los factores naturales producen cambios y ocasionan efectos mayores en las costas cuando las acciones del hombre los potencian o interrumpen los procesos naturales de reconstrucción de las playas. La erosión costera es un fenómeno muy dinámico y cambiante, por lo tanto sus causas pueden variar en las escalas temporal y espacial dificultándose su detección, ya que no siempre tienen un origen local, sino muchas veces regional.

Los cambios regionales son los que experimenta la costa de forma global y determinan el balance total de sedimentos, actuando en una escala temporal de décadas o superior (Sánchez–Arcilla y Jiménez 1994). Son producidos por variaciones en el aporte de sedimentos y en el nivel del mar, la expansión de la urbanización y la fijación de los médanos costeros. La tendencia evolutiva de un tramo costero en varios años y de varios kilómetros corresponde a cambios a mediano plazo. Sus agentes son el oleaje y las variaciones en el transporte longitudinal de sedimentos. Los cambios a corto plazo, en cambio, son los experimentados en el perfil de playa y sus principales factores causantes son el oleaje y el viento considerando su acción estacional en un tiempo menor a un año. Los cambios episódicos son de gran magnitud y se originan a partir de la acción de agentes altamente energéticos con un largo período de recurrencia; son aleatorios y muy localizados (Sánchez–Arcilla y Jiménez 1994).

El área de estudio ha sufrido importantes cambios en la alimentación de sus playas. Debido a que los médanos han sido mayormente estabilizados, la deriva litoral constituye el principal aporte de arena a las playas. Dicho suministro también ha sido alterado principalmente por procesos de pérdida de arena por reacomodamiento (al no ser devuelta a la playa), explotación y construcción de defensas costeras (espigones, escolleras) que interrumpen la deriva litoral. Estos factores han ocasionado una disminución de los aportes de sedimentos por deriva a las playas, produciendo cambios a mediano y largo plazo y no sólo en el área de estudio sino también a nivel regional. Se han observado efectos similares en el sur de Brasil (Esteves et al. 2002). Las escolleras del puerto de Mar del Plata han obstruido casi totalmente la deriva litoral y desde allí hasta el área de estudio los aportes a esta corriente son prácticamente inexistentes ya que hay mínimas contribuciones por cursos fluviales y médanos; por consiguiente, el material en tránsito que puede llegar hasta el balneario y quedarse en él es muy escaso.

Los factores naturales que producen cambios en la línea de costa a corto plazo y episódicos, son los ciclos de verano e invierno y las tormentas. Se han observado ciclos estacionales tanto en los balances sedimentarios como en la morfología de las playas, y ciclos menores originados por tormentas episódicas que se superponen a los anteriores (Isla 1990). Las tormentas que afectan principalmente a la Provincia de Buenos Aires se originan en el Atlántico sur y llegan a la misma con dirección sur y sudeste. Se denominan localmente Sudestadas (southeasters, D'Onofrio et al. 2008) y sus efectos han sido estudiados principalmente para el Río de la Plata debido a las inundaciones con graves impactos socio–económicos que ocasionan en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores (Celemin 1984, Escobar et al. 2004, D'Onofrio et al. 2008). Poco se ha profundizado en el estudio de sus efectos con relación a las playas.

Las Sudestadas comprenden episodios de vientos fuertes con velocidades de 20–50 km h–1 las leves y más de 75 km h–1 las más intensas (Celemín 1984), acompañados frecuentemente con precipitaciones. Duran aproximadamente de 24 a 72 horas y algunos eventos de menor recurrencia pueden extenderse hasta por 144 horas (Celemín 1984), aunque se ha detectado un incremento en su duración (D'Onofrio et al. 2008). De acuerdo con el análisis estadístico de las Sudestadas realizado por Escobar et al. (2004), su distribución anual indica que son más frecuentes en el verano que en invierno, con dos máximos, uno a comienzos de la primavera y otro durante el verano. Estos autores observaron un aumento en la frecuencia de ocurrencia de tormentas, de 44 en 1961–1970 a 79 en 1990–2000.

Las Sudestadas ocasionan importantes elevaciones del nivel del mar sobre la marea astronómica pronosticada (storm surges). Lanfredi et al. (1998) señalan que se han registrado este tipo de fenómenos, de hasta 1.5 m, en la Provincia de Buenos Aires. En el sur de Brasil, vientos del S–SE las ocasionan de alrededor de 1 m pudiendo llegar a 1.3 m (Esteves et al. 2002). Forbes et al. (2004) han hallado valores similares en el noreste de Canadá, donde las tasas de erosión también son semejantes a las del Balneario Parque Mar Chiquita.

En el área de estudio, durante el invierno, las Sudestadas atraviesan un banco de arena angosto y convergen perpendicularmente en las playas. Durante la primavera y el verano, los vientos predominantes del noreste inducen olas divergentes que atraviesan el campo de bancos submarinos (Isla 1997) y ocasionan que el banco de arena exterior formado en otoño e invierno en la boca de la desembocadura de la albufera alimente a las playas más inmediatas (Lanfredi et al. 1987). Isla (1990) sostiene que el efecto de las tormentas es sucedido por una recuperación de la playa evidenciada por la migración de barras y dorsales, adosadas posteriormente a la playa distal. Sin embargo, cuando una serie de tormentas ocurren en un período corto de tiempo, la playa no puede recuperarse ya que la arena se deposita demasiado lejos mar adentro produciéndose una importante erosión de la misma (Isla 1994). En el balneario, el médano frontal ha desaparecido o está fijado por vegetación, por lo tanto la acción del oleaje puede retirar un mayor volumen de arena de la zona distal provocando el retroceso de la línea de costa. Como consecuencia, se ha observado la plataforma de abrasión al descubierto, escarpas de erosión y construcciones destruidas sobre las playas (fig. 4). Por consiguiente, a medida que en el área de estudio fue retrocediendo la línea de costa, las tormentas han incrementado su acción erosiva debido a la cada vez menor protección con que han contado las playas. Este factor constituye para el área de estudio una de las causas naturales más significativas de erosión, considerada su acción importante además en el sur de Brasil (Esteves et al. 2002). Asimismo se estima que las Sudestadas causan importantes variaciones en los perfiles de playa en Villa Gesell (Marcomini y López 1997) y en gran parte de la zona este de la provincia (Bértola 2006).

Entre los factores antrópicos, la presencia de edificaciones y vías de comunicación en la franja costera origina situaciones perjudiciales al medio natural ya que, en gran medida, éstas se han realizado sobre los médanos frontales cuya principal función es la de proveer sedimento a la playa, mantener su equilibrio dinámico y ser el área de reserva de aguas de lluvia. En 1949 (fecha de fundación del pueblo) se trazaron manzanas y calles para el loteo del balneario y para ello los médanos fueron retirados, nivelados y fijados a partir de su forestación. A partir de esas acciones se alteró rápida y bruscamente la dinámica natural, constituyendo una de las causas de la fuerte erosión entre 1949 y 1957. Hasta 1979 en el sector sur del balneario se encontraban médanos vivos mientras que en el resto del área se habían fijado, lo cual coincide con las menores tasas de erosión en aquel sector. A partir de esa fecha la urbanización y la vegetación se extendieron hacia el sector sur y las tasas de erosión comenzaron a incrementarse, ubicándose entre las más altas del balneario (Merlotto y Bértola 2008). Esto también jugó un rol fundamental en el retroceso de la línea de costa en el sur de Brasil (Esteves et al. 2002).

La excesiva fijación de los médanos frontales es otro factor que altera la dinámica natural de la playa al inducir el entrampamiento de las arenas finas, en una escala temporal de varios años. Las playas ceden arena hacia el mar y hacia los médanos, pero como éstos están forestados, ya no la devuelven a las playas (Isla 2006). Ésta fue identificada como una de las causas indirectas de la erosión de la línea de costa en Villa Gesell (Juárez e Isla 1999) y en playas situadas al sur del Faro Querandí (Isla et al. 1998). Otro aspecto es el transporte de arena hacia el área urbanizada, arena que no es devuelta a la playa por los vientos del oeste. Hasta hace pocos años los médanos vivos eran eliminados por la municipalidad cuando impedían la circulación o cuando el viento los trasladaba y cubrían viviendas. La degradación de los médanos a partir de las cubetas de deflación también es importante así como por las actividades recreativas y el tránsito de vehículos, acciones que intensifican el daño natural a los médanos y pueden ocasionar su desaparición (Bértola y Cortizo 2005). Estas actividades se realizan actualmente en el sector sur del área de estudio.

A pesar de que en el área no se han construido desagües pluviales hacia las playas, las calles perpendiculares a la costa con declive hacia ella y con menor altura que las manzanas actúan como tales, ya que por ellas escurren las precipitaciones originando "cauces" en la playa y arrastrando la arena hacia el mar. Al pasar la tormenta, el cauce puede desaparecer al nivelarse por la acción de los vientos, pero con las siguientes precipitaciones éste vuelve a formarse, erosionando nuevamente la playa. Asimismo si las cárcavas perduran luego de la escorrentía, se constituyen en una vía de acceso del agua de mar cuando crece por pleamares o tormentas. Esto se ha observado principalmente en la Av. San Martín que es la única vía pavimentada (fig. 5) y, junto a la acción de las tormentas, explicaría las mayores tasas de erosión de esta transecta en el último período analizado.

La erosión de las playas es considerada como una consecuencia inmediata de la extracción de arena, que afecta por déficit de material al transporte por deriva litoral, ya que se han extraído volúmenes equiparables al aporte de sedimentos por esa vía (Schnack et al. 1983). La actividad extractiva no sólo afecta las áreas donde es llevada a cabo, sino que incrementa la erosión de playas hacia el norte (Marcomini y López 1999), con efectos que se manifiestan en el mediano plazo. El crecimiento de las ciudades costeras durante las décadas de 1970 y 1980 incrementó fuertemente la demanda de arena, abasteciendo además estos yacimientos a partidos del interior de la provincia. La extracción de arena ha sido considerada como una de las causas más importantes del deterioro costero en el partido de Mar Chiquita (Fundación CEPA–Municipalidad Mar Chiquita 1991), por lo que fue prohibida en 1977 (Decreto Ley N° 8,758) en Mar Chiquita y otros partidos. Sin embargo, en las décadas de 1980 y 1990 se permitía la extracción a entidades públicas estatales y fue realizada por la municipalidad de Mar Chiquita en playas al sur del partido (Merlotto 2007). Actualmente todavía se extrae arena de la escollera sur del puerto de Mar del Plata para su mejor funcionamiento.

Por último, las defensas costeras obstruyen la deriva litoral ya que actúan reteniendo arena en su lado sur y disminuyendo el suministro hacia el norte. Su efecto negativo aumenta cuando son excesivamente prolongadas hacia el interior del mar alcanzando la profundidad de clausura de la deriva, como las escolleras del puerto de Mar del Plata, terminadas en 1914 y 1919. A partir de entonces, éstas ocasionaron problemas de erosión a todas las playas situadas al norte de ellas y excesiva acumulación al sur. Entre las décadas de l920 y 1970 se construyeron espigones con resultados locales positivos, pero se modificó el balance sedimentario regional, resultando un incremento de la acción erosiva en los sectores desprotegidos (Schnack et al. 1983) en una escala temporal de mediano a largo plazo. Los procesos erosivos comenzaron a evidenciarse en Santa Clara del Mar desde su fundación en 1949, hasta que en 1983 se construyeron siete espigones con la finalidad de retener la arena (Orensanz 1986). En la década de 1990 se construyeron tres escolleras en Mar de Cobo, balneario ubicado 9 km al sur del área de estudio (Álvarez 2005). Todas las defensas mencionadas han contribuido a disminuir el transporte de sedimentos hacia el norte, afectando el aporte de arena a las playas del Balneario Parque Mar Chiquita.

La situación descrita anteriormente podría ser considerada como otra de las causas del intenso proceso erosivo sufrido en el área de estudio entre 1949 y 1979. A partir de 1979 se han realizado numerosas defensas costeras que, se estima, han contribuido a disminuir el retroceso de la línea de costa. Entre 1982 y 1985 se construyeron obras paralelas a la costa con materiales diversos (elementos premoldeados de hormigón, rocas, escombros, cubiertas de tractor). A comienzos de la década de l990 se construyeron los espigones y escolleras que actualmente protegen el balneario, y recientemente se terminó la primera de tres escolleras con rompeolas proyectadas. Junto a este proyecto se reacondicionaron las obras previas, y se protegieron con roca sectores en peligro. Sin embargo, ciertos sectores han mostrado un gran deterioro visual del paisaje debido a la presencia de escombros y hierros esparcidos por las playas.

En conclusión, la erosión costera ha disminuido notablemente su intensidad desde la fundación del balneario, aunque no ha desaparecido. Las tormentas Sudestadas constituyen unos de los factores naturales más importantes y sus efectos se han visto incrementados por acciones humanas como la fijación de médanos. Asimismo, el trazado de vías de comunicación (que actúan como desagües) y la urbanización sobre éstos, constituyen la principal causa de erosión antropogénica de origen local. Regionalmente, la extracción de arena, si bien ha cesado casi totalmente, ha afectado el aporte de arena por deriva litoral al balneario, al igual que lo han hecho las defensas costeras construidas al sur del área de estudio; por consiguiente, la alimentación de las playas por deriva litoral es mínima si se la compara con los aportes que favorecieron la formación de la cadena de médanos, que fue el ambiente que caracterizó al área hace más de 60 años.

 

Agradecimientos

Se agradece a la Universidad Nacional de Mar del Plata el financiamiento parcial de este trabajo, a R Ferraro por sus sugerencias y comentarios, así como a MC Villar, G Witkin, R Sciarrone y al Secretario de la Delegación Municipal del Balneario Parque Mar Chiquita por la información y material proporcionados durante las entrevistas.

 

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Nota

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