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Ciencias marinas

versión impresa ISSN 0185-3880

Cienc. mar vol.30 no.2 Ensenada jun. 2004

 

Artículos

 

Metales pesados en la almeja Tivela mactroides Born, 1778 (Bivalvia: Veneridae) en localidades costeras con diferentes grados de contaminación en Venezuela

 

Heavy metals in the clam Tivela mactroides Born, 1778 (Bivalvia: Veneridae) from coastal localities with different degrees of contamination in Venezuela

 

Vanessa Acosta1* y César Lodeiros2

 

1 Departamento de Biología, Escuela de Ciencias, Universidad de Oriente. Cumaná 6101, Edo. Sucre, Venezuela. * E-mail: vacosta@sucre.udo.edu.ve

2 Laboratorio de Acuicultura, Departamento de Biología Pesquera, Instituto Oceanográfico de Venezuela. Universidad de Oriente Cumaná 6101, Edo. Sucre, Venezuela.

 

Recibido en octubre de 2003;
aceptado en diciembre de 2003.

 

Resumen

Se compararon las concentraciones de metales pesados (manganeso, hierro, zinc, cobre, cadmio, cromo y plomo) en tejidos y conchas de juveniles (13 ± 2.2 mm), organismos de talla mediana con capacidad reproductiva (25 ± 4.1 mm) y adultos (35 ± 1.2 mm) de la almeja Tivela mactroides, procedentes de la costa de Venezuela: Playa Güiria en el litoral del nordeste, la cual no mostró indicios de perturbación ambiental; y Río Chico y Boca de Paparo, en el litoral central, influenciadas por el Río Tuy con indicios de perturbación ambiental. La concentración de metales pesados estuvo relacionada proporcionalmente con el tamaño de la concha, estableciéndose diferencias significativas entre las diferentes poblaciones y las tallas evaluadas. Los organismos pertenecientes a las poblaciones de Boca de Paparo y Río Chico presentaron las mayores concentraciones de metales tanto en los tejidos como en sus conchas, en contraste con los niveles registrados por los organismos pertenecientes a Playa Güiria, en donde además no fueron detectados cromo ni plomo. Los altos valores de metales registrados en los tejidos de las poblaciones de Boca de Paparo y Río Chico, fueron posiblemente de origen antrópico provenientes del Río Tuy. Las condiciones ambientales presentes en Boca de Paparo pudieron facilitar, en gran medida, el proceso de bioacumulación de la mayoría de los metales pesados en los tejidos de los organismos. La población de Playa Güiria, sin embargo, mostró valores ubicados dentro de los intervalos de carácter natural. Nuestros resultados muestran que T. mactroides presentó una acumulación de metales relacionada con la perturbación ambiental de las localidades evaluadas, lo cual sugiere la utilización de T. mactroides como indicador de metales pesados del litoral donde habitan.

Palabras clave: metales pesados, almeja, bivalvos, bioindicador, costas de Venezuela.

 

Abstract

We compared heavy metal levels (manganese, iron, zinc, cadmium, copper, chromium, and lead) in tissues and shells of juveniles (13 ± 2.2 mm), medium-size organisms with mature gonads (25 ± 4.1mm), and adults (35 ± 1.2 mm) of the clam Tivela mactroides from three different locations along the Venezuelan coast: Playa Güiria, on the northeastern coast, was not affected by environmental pollution, but Río Chico and Boca de Paparo, influenced by the Tuy River on the central coast, were. Heavy metal concentrations were related to shell size, with significant differences among populations and shell sizes. Specimens from Boca de Paparo and Río Chico had the highest heavy metal concentrations in tissues and shells, in contrast with the levels found in specimens from Playa Güiria, in which chromium and lead were absent. The high heavy metal concentrations found in tissues from specimens collected at Boca de Paparo and Río Chico were possibly of anthropogenic origin and generated by the Tuy River. The environmental conditions at Boca de Paparo may have favored the bioaccumulation of most heavy metals in specimen tissues. At Playa Güiria, however, the heavy metal concentrations were found to be within a natural range. Our results show that T. mactroides is a good biological indicator of the presence of heavy metals in the littoral waters they inhabit.

Key words: heavy metals, clams, bivalves, bioindicator, Venezuelan seacoast.

 

Introducción

En las costas se realizan intercambios de materiales entre el medio terrestre y el acuático, siendo los ríos las principales vías de transporte, ya que vierten todo el material acarreado a lo largo de su cuenca, aportando una gran variedad de contaminantes, principalmente metales pesados (Guillén, 1982; Mogollón y Bifano, 1985; Zhang, 1992). De esta manera, las costas con influencia de ríos constituyen uno de los ecosistemas más proclives a ser afectados debido a que la mayor parte de los contaminantes, cuando entran en contacto con la zona marina, no son degradados o su degradación es muy lenta, lo que da origen a una acumulación constante en los sedimentos y organismos con una acción directa sobre las especies acuáticas, muchas de las cuales tienden a desaparecer, mientras que otras inician un proceso de acumulación.

El estudio de la concentración de metales en los ecosistemas acuáticos es de gran interés, ya que éstos pueden llegar a producir efectos negativos sobre la biota acuática debido a que son altamente persistentes. Su peligrosidad radica en que pueden ser tóxicos en pequeñas concentraciones y también ser acumulados en la cadena trófica, empezando por el fitoplancton que los incorpora a la cadena alimenticia (Gaad y Griffiths, 1987; Ke y Wang, 2002). También pueden producir un efecto de biomagnificación en los niveles más altos de la cadena ya que, al ser los organismos de estos níveles parte en la dieta del hombre, constituyen un riesgo para la salud humana (Sadiq, 1992).

Un grupo de organismos que han sido ampliamente utilizados para estimar el grado y efecto de los metales pesados en los ecosistemas marinos son los moluscos bivalvos, debido a la capacidad que tienen de tolerar, acumular y depurar altas concentraciones de contaminantes (Phillips, 1976; Páez-Ozuna et al., 1995; Usero et al., 1996; Phillips y Rainbow, 1997). Un buen ejemplo lo representan los mejillones de aguas templadas Mytilus edulis, subtropicales M. galloprovincialis y tropicales Perna viridis (Beaumont et al., 1987; Pavic et al., 1994; Hoare et al.,. 1995; Gutiérrez-Galindo et al., 1999; Ke y Wang, 2002; Rojas et al., 2002; Gutiérrez-Galindo y Muñoz-Barbosa, 2003); y las ostras, Crassostrea virginica y C. gigas, las cuales han sido empleadas en programas de evaluación del efecto tóxico de contaminantes (Scanes, 1996). Además, estos organismos son recomendados como alternativos a los análisis de sedimento y agua, ya que ofrecen información sobre la fracción biodisponible de metales pesados.

Una especie tropical que puede ser empleada como indicadora de contaminación es la almeja o guacuco, Tivela mactroides, bivalvo que presenta una amplia distribución en las playas de alta energía del Caribe; es capaz de resistir amplios rangos de temperatura y de salinidad, es fácilmente colectable y temporalmente disponible, por su reproducción continua (Acosta, 2001). En tal sentido, se evaluaron los niveles de metales pesados (manganeso, hierro, zinc, cobre, cadmio, cromo y plomo) en tejidos y conchas de juveniles, medianos y adultos en tres poblaciones de T. mactroides procedentes de ambientes con diferentes niveles de contaminación ambiental.

 

Materiales y métodos

Áreas de estudio y muestreo de organismos

Se seleccionaron tres poblaciones de T. mactroides procedentes de litorales de alta energía de Venezuela con diferentes niveles de contaminación (Acosta et al., 2002). Una de estas localidades, Playa Güiria (en el nororiente de Venezuela, Estado Sucre; 10°45'55"N, 63°20'55"W), se encuentra influenciada por afloramientos periódicos (Tata, 1984), y allí la almeja o guacuco soporta una intensa pesquería artesanal constituyendo un importante sustento económico en la zona (Prieto, 1983; Ramírez, 1993; Tata y Prieto, 1993). Las otras dos localidades, Río Chico y Boca de Paparo (ambas en la costa central de Venezuela, Estado Miranda; 10°23'N, 65°58'W y 10°23'N, 65°56'W, respectivamente), se encuentran separadas por unos 5 km y presentan altas concentraciones de sólidos suspendidos provenientes de los aportes del Río Tuy que desemboca directamente en Boca de Paparo. Esta zona está contaminada tanto biológica, como orgánica e inorgánicamente (MARN, 1985; Leal, 1992; Jaffé et al., 1995; Acosta et al., 2002). En las tablas 1 y 2 se muestra una relación de factores ambientales y niveles de metales pesados en sedimento de las localidades estudiadas, previamente publicados por Acosta et al. (2002).

A mediados de julio de 1999, en cada localidad se realizó una colecta de las almejas compuesta por tres réplicas, utilizando una rastra manual conformada por un esqueleto metálico de 40 cm de largo por 37 cm de ancho y una altura de 12 cm aproximadamente. Su esqueleto estaba cubierto por una malla plástica con luz media de 15 mm y que cumple la función de saco, reteniendo las almejas. La boca de la rastra tenía aproximadamente 37 cm de largo por 12 cm de altura. Las muestras fueron colocadas en bolsas de polietileno y transportadas en contenedores isotérmicos hasta el laboratorio para su posterior análisis de metales pesados

Análisis de metales pesados y concentración de metales

Se seleccionaron organismos representativos de cada talla: juveniles (13 ± 2.2 mm), medianos o juveniles con capacidad reproductiva (25 ± 4.1 mm) y adultos (35 ± 1.2 mm). A las almejas se les eliminó todo el material adherido en la superficie de la concha y posteriormente fueron lavadas varias veces con agua desionizada para evitar posibles contaminantes externos. Previo a los análisis los organismos se mantuvieron en agua de mar filtrada y aireada por un día a fin de eliminar los residuos existentes en el contenido estomacal de las almejas.

De cada población se obtuvieron tres grupos de 10 organismos por cada una de las tallas establecidas, a los cuales se les separó la concha y el tejido. Cada compartimiento fue colocado en una estufa a 80°C por 72 h hasta obtener peso constante. Los tejidos y las conchas fueron pulverizados por separado, y se utilizó 1 g de tejido seco de cada muestra para los análisis. Los tejidos fueron sometidos a una digestión con una mezcla de 75 mL de HNO3, 50 mL de HCL y 25 mL de HCLO4, más 5 mL de agua desionizada, mientras que las conchas fueron digeridas con 5 mL de ácido nítrico más 5 mL de agua desionizada. Ambas muestras fueron calentadas a 100°C/ 4 h. La cuantificación de los metales pesados (manganeso, hierro, zinc, cobre, cadmio, cromo y plomo) en tejidos y conchas se realizó por absorción atómica utilizando un espectrofotómetro Perkin Elmer (Mod. 3110) con llama de aire-acetileno y corrector de fondo de deuterio, método estandarizado para la determinación de metales pesados. La precisión del método utilizado fue verificada para determinar la calidad de los procedimientos analíticos empleados, analizando cada 10 muestras estándares de referencia de tejido (NIST Oyster tissue 1566a) y encontrando valores de desviación estándar muy bajos y comparables entre las diferentes determinaciones.

Análisis estadístico

Para establecer diferencias entre los niveles de metales pesados presentes en concha y tejidos de cada población, se aplicó un análisis de varianza de dos vías, estableciendo la talla de los organismos y su origen (población) como factores. En los casos donde existieron diferencias significativas (P < 0.05) se aplicó la prueba a posteriori de Scheffé, según Zar (1984).

 

Resultados

Metales pesados en tejidos

En la figura 1 se muestran las concentraciones de metales pesados (ng de metal en g de tejido) registradas en las tres poblaciones para las diferentes tallas (juveniles, medianos y adultos) de T. mactroides. La acumulación de los metales analizados presentó el orden siguiente: hierro > zinc > manganeso > cobre > cromo > cadmio > plomo.

Los niveles de hierro presentaron una distribución diferente en las tres localidades, registrando en Río Chico los mayores niveles (juveniles: 371.63 ± 38.982; medianos: 473.12 ± 45.195; adultos: 1301.59 ± 2085.449), seguidos por la población de Playa Güiria (juveniles: 41.58 ± 157.10; medianos: 331.64 ± 167.065; adultos: 343.87 ± 80.607). Con los organismos de Boca de Paparo ocurrió lo contrario, ya que la concentración de hierro disminuyó con la talla (juveniles: 1417.13 ± 144.213; medianos: 373.64; adultos: 133.03 ± 39.217) con diferencias altamente significativas entre organismos juveniles y adultos (P < 0.0001).

La población de Boca de Paparo presentó las mayores concentraciones de manganeso (juveniles: 129.23 ± 37.164; medianos: 146.51 ± 22.558; adultos: 177.83 ± 24.553), zinc (juveniles: 227.08 ± 186.987; medianos: 310.84 ± 62.340; adultos: 380.20 ± 74.512) y cobre (juveniles: 71.51 ± 16.628; medianos: 141.26 ± 17.42; adultos: 189.87 ± 22.316), que se incrementaron con la talla, seguida de la población de Río Chico. No obstante, los organismos de Playa Güiria reflejaron niveles muy bajos con respecto a las otras dos poblaciones, presentando proporciones similares en las tres tallas. El cadmio también aumentó con la talla, estableciéndose diferencias altamente significativas entre las tres poblaciones (P < 0.001). Sin embargo, las poblaciones de Playa Güiria (juveniles: 0.669 ± 2.45; medianos: 53.48 ± 15.666; adultos: 6.52 ± 1.648) y Río Chico (juveniles: 2.60 ± 0.240; medianos: 4.50 ± 1.296; adultos: 5.64 ± 0.910) presentaron niveles similares en sus tejidos, pero diferentes (P < 0.05) a los obtenidos en Boca de Paparo que fueron menores en juveniles y medianos (juveniles: 1.23 ± 0.208; medianos: 1.61 ± 0.400; adultos: 6.31 ± 0.675).

El cromo fue observado únicamente en organismos de Boca de Paparo, obteniéndose diferencias altamente significativas entre las tres tallas (P < 0.001), y disminuyendo con el aumento de la talla del organismo (juveniles: 9.01 ± 5.215; medianos: 9.03 ± 2.363; adultos: 6.45 ± 2.157). Con el plomo ocurrió lo contrario, detectadándose únicamente en los tejidos de la población de Río Chico (juveniles: 0.02 ± 0.006; medianos: 0.53 ± 0.200; adultos: 1.80 ± 0.447) con diferencias altamente significativas entre las tallas evaluadas (P < 0.001).

Metales pesados en la concha

Los organismos provenientes de Boca de Paparo y Río Chico presentaron las mayores concentraciones de metales en sus conchas, en contraste con los niveles registrados por los organismos de Playa Güiria, en donde además no se detectaron cromo ni plomo (fig. 2). En general, la concentración de metales pesados estuvo relacionada proporcionalmente con el tamaño de la concha, y no se establecieron diferencias significativas (P < 0.001) entre las diferentes poblaciones y las tallas evaluadas.

Los mayores niveles de manganeso se obtuvieron en las conchas provenientes de Río Chico (juveniles: 11.47 ± 4.222; medianos: 24.08 ± 8.394; adultos: 32.92 ± 9.464), mientras que en la población de Boca de Paparo se determinaron las mayores concentraciones de hierro (juveniles: 11.42 ± 4.917; medianos: 36.62 ± 25.589; adultos: 50.67 ± 23.384) y cobre (juveniles: 2.06 ± 0.649; medianos: 5.07 ± 1.109; adultos: 7.29 ± 1.804). Con respecto al zinc, éste fue detectado en mayor proporción en las poblaciones de Río Chico y Boca de Paparo.

El contenido de cadmio fue prácticamente similar en las tres poblaciones estableciéndose tan solo diferencias significativas entre juveniles y adultos (P < 0.05). El cromo fue detectado en las poblaciones de Río Chico (juveniles: 0.04 ± 0.08; medianos: 0.17 ± 0.010; adultos: 0.32 ± 0.194) y Boca de Paparo (juveniles: 0.07 ± 0.035; medianos: 0.26 ± 0.07; adultos: 1.11 ± 1.043), obteniéndose los mayores niveles en la concha de los organismos adultos de la población de Boca de Paparo. El plomo fue detectado únicamente que en los organismos de Río Chico (juveniles: 0.01 ± 0.004; medianos: 0.03 ± 0.022; adultos: 0.070 ± 0.34) estableciéndose diferencias altamente significativas entre las diferentes tallas (P < 0.001).

 

Discusión

Las diferencias obtenidas con respecto a los factores ambientales muestran la calidad ambiental de cada zona, la cual ya había sido reportada en un análisis previo por Acosta et al. (2002). De esta manera, Playa Güiria presentó niveles dentro de los límites naturales para ecosistemas marinos, mientras que Río Chico y principalmente Boca de Paparo presentaron valores que indican perturbación ambiental debida a la influencia de las descargas provenientes del Río Tuy.

Los niveles de metales pesados en las diferentes poblaciones de T. mactroides estuvieron influenciados principalmente por los aportes antropogénicos a cada zona, presentando las concentraciones de metales una tendencia general a incrementarse con la talla de los organismos. En este sentido la población de Boca de Paparo reflejó las mayores concentraciones de manganeso, zinc, cobre y cromo, seguida por las de Río Chico y Playa Güiria, coincidiendo con el grado de perturbación ambiental reportada para cada zona. En este sentido, Gutiérrez-Galindo et al. (1999) señalan que, por lo general, la distribución espacial de los metales pesados en moluscos bivalvos puede ser explicada por la variación de factores extrínsecos ínteractuantes (patrón de corrientes, proceso de mezcla de aguas de diferentes orígenes, surgencias, productividad, aporte terrígeno por lluvias, etc.).

Los altos niveles, principalmente de manganeso, hierro, zinc y cobre, reflejados en los tejidos de la población de Boca de Paparo pueden estar relacionados con las condiciones ambientales presentes en la zona debidas a las descargas del Río Tuy. Éstas propician un ambiente no sólo de aporte de descargas antropogénicas, sino también con menores niveles de oxígeno disuelto, salinidad y pH que, junto a la elevada temperatura para la época (julio 1999), incidió en la mayor oxidación de la materia orgánica presente, posiblemente aumentando la biodisponibilidad de los metales para dicha población. En este sentido, Wright y Zamuda (1987) determinaron que el cobre es rápidamente acumulado por los bivalvos a bajas salinidades, y Rajkumar et al. (1992) encontraron que el aumento de la temperatura generalmente favorece la tasa metabólica de los organismos, ayudando así al proceso de acumulación de metales presentes en el medio. La eficiencia de asimilación de los metales pesados también depende de la cantidad y la calidad de alimento presente en el medio (Wang y Fisher, 1999; Ke y Wang, 2002), lo cual coincide con la elevada biomasa fito-planctónica y de seston de la zona de Boca de Paparo (Acosta et al., 2002).

Los metales esenciales fueron acumulados en mayor proporción (hierro > zinc > manganeso > cobre) que los no esenciales (cromo > cadmio > plomo). Esta tendencia ha sido reportada en otras especies de moluscos, incluyendo a T. mactroides (Rajkumar et al., 1992; Jaffé et al., 1995; Gutiérrez-Galindo et al., 1999).

El cobre y el zinc en las tres localidades fueron acumulados proporcionalmente a la talla de la almeja. Dichos metales, en pequeñas cantidades, actúan como componentes estructurales o catalíticos indispensables para el crecimiento, y tienden a incrementarse con el tiempo de exposición y la talla del cuerpo (Usero et al., 1996). Se ha señalado que los moluscos en general no son buenos indicadores de cobre en el medio ambiente acuático debido al mecanismo de regulación metabólica que presentan con respecto a este metal (Phillips, 1976). No obstante, nuestros resultados muestran una relación estrecha entre los niveles del cobre en los tejidos y en el sedimento de las localidades estudiadas, lo cual señala a la almeja como buen indicador de cobre.

Los niveles de hierro en las poblaciones de Playa Güiria y Río Chico aumentaron con la talla, mientras que en la población de Boca de Paparo este metal presentó un comportamiento contrario en el que las mayores concentraciones se obtuvieron en organismos juveniles, no obteniéndose ninguna relación con los niveles altos de hierro reportados en los sedimentos de Boca de Paparo (tabla 2). Esta respuesta pudo estar relacionada con procesos de regulación del metal por parte de los organismos con relación a la disponibilidad del mismo y no a la talla. No obstante, la hipótesis más probable es que en gran proporción el metal en el sedimento, no estuvo biodisponible para ser absorbido y acumulado por el organismo. De esta manera, como Boca de Paparo fue la localidad inmediatamente expuesta al Río Tuy, recibió mayor concentración de hierro, en su mayoría de origen litogénico y, por lo tanto, menos biodisponible. Sirinawin et al. (1991) reportan que las concentraciones de hierro, por encontrarse en grandes proporciones en la corteza terrestre, suelen incrementarse en los ambientes acuáticos bajo la influencia de los ríos. Estos constituyen una de las vías de transporte más importantes hacia los ecosistemas estuarinos y marinos, en los que el metal puede ser acumulado en los sedimentos. No obstante, Latouche y Mix (1982) señalan que la talla del organismo puede afectar la concentración de metales pesados en moluscos, por lo que una relación inversa entre la concentración del metal y la talla se manifiesta cuando existe un balance entre la tasa de incorporación y de excreción en los bivalvos (Usero et al., 1996). Por otro lado, Rainbow et al. (1990) indican que metales como el hierro, zinc, cobre, cromo, manganeso y níquel, juegan un papel importante en la bioquímica como factores enzimáticos, y las correlaciones significativas entre metales y variables biológicas pueden ser debidas a las necesidades bioquímicas y/o al secuestro pasivo de los metales debido a la unión intracelular del elemento. El cadmio, plomo y cromo son metales no esenciales o no se les conoce función metabólica. No obstante, su toxicidad y biodisponibilidad están bajo el control de procesos o rutas metabólicas específicas de depuración y transformación dentro del organismo. Los niveles de cadmio obtenidos en los tejidos de las poblaciones de Playa Güiria y Río Chico fueron similares. Sin embargo, el origen y biodisponibilidad del metal pueden diferir debido a las condiciones ambientales que existen en cada localidad. En Playa Güiria, la presencia de cadmio pudo estar principalmente relacionada con la descomposición de la materia orgánica y liberación del metal al medio, producto de los picos de surgencia costera que se presentan en esta zona (Müller-Karger et al., 1989). El cadmio muestra un comportamiento biogeoquímico muy similar al de los nutrientes, particularmente al de los fosfatos, y por lo tanto parece ser controlado por el ciclo de la materia orgánica presente en la columna de agua. Esta característica hace que las aguas de surgencia enriquecidas, constituyan la principal fuente de este elemento para los organismos expuestos (Gutiérrez-Galindo et al., 1999; Gutiérrez-Galindo y Muñoz-Baibosa, 2003). En Río Chico y Boca de Paparo los niveles de cadmio presentes en el tejido pudieron tener un origen más antrópico y no biogénico como en Playa Güiria.

El plomo fue detectado únicamente en la población de Río Chico, en relación directa con la talla del organismo, a pesar de los mayores niveles encontrados en los sedimentos de Boca de Paparo. Según Rainbow et al. (1990), el plomo en el medio ambiente marino se encuentra en múltiples formas químicas, aunque su mayor parte se encuentra en forma de especies inorgánicas de origen litogénico (no biodisponible). Estas formas pueden ser retiradas del ecosistema e incorporadas por los organismos, lo que explicaría la ausencia del plomo en los tejidos de la población de Boca de Paparo. Sin embargo, el plomo detectado en Río Chico puede ser de origen reciente, es decir de origen antrópico, ya que pudo ingresar al sistema a través de la atmósfera (proveniente de la combustión principalmente de la gasolina) o por vertidos directos de gasolina y aceites. Río Chico, a diferencia de las otras localidades estudiadas, posee una elevada actividad turística. Es una zona con presencia importante de vehículos tanto terrestres como marítimos, lo que podría constituir un foco de contaminación por plomo. Este elemento no desempeña ninguna función biológica y, por lo tanto, puede alterar el metabolismo de los organismos vivos, lo que explicaría la biomagnificación del metal en el organismo con respecto a los niveles reportados en los sedimentos.

Se registraron altos niveles de cromo en los tejidos de los organismos pertenecientes a Boca de Paparo, en los que este metal también disminuyó con el aumento de la talla de los organismos. Boada (1979) señala que la concentración de cromo tiende a aumentar a salinidades bajas, por lo que se podría sugerir que en Boca de Paparo, además de los altos niveles en el ambiente, las bajas salinidades pudieron generar condiciones propicias para la bioacumulación del metal. Los organismos de Río Chico también presentaron cromo en sus tejidos, pero en cantidades mínimas respecto a Boca de Paparo. En Playa Güiria el metal no fue detectado ni en los tejidos ni en el ambiente, lo cual muestra una correlatividad adecuada en función a la perturbación ambiental de las zonas estudiadas.

En la concha, a diferencia de los tejidos, los metales esenciales como el manganeso y hierro presentaron una tendencia de aumento con respecto a la talla, de igual manera ocurrió con el cromo, metal no esencial. La concentración de cadmio mostró cierta variabilidad, aunque con el mismo comportamiento anterior de aumento con la talla. A pesar de los altos niveles de plomo encontrados en los sedimentos de Boca de Paparo, este metal no fue detectado en la concha de los organismos. Esto podría estar relacionado con la poca disponibilidad del metal en esta localidad, soportando la hipótesis de su origen litogé-nico en el sitio. Según Fischer (1993), la incorporación de metales a la concha se produce mediante procesos de adsorción, mientras que en los tejidos la acumulación realiza por procesos depurativos y antitóxicos. Por esta razón, este compartimiento posee ventajas para determinar niveles de metales. Un resultado que sustenta esta argumentación es la presencia de cromo en la concha de los organismos de Río Chico y no en sus tejidos.

Los altos valores de metales registrados en los tejidos de las poblaciones de Boca de Paparo y Río Chico fueron de origen principalmente antrópico, provenientes del Río Tuy. Las condiciones ambientales presentes en Boca de Paparo pudieron facilitar en gran medida el proceso de bioacumulación de la mayoría de los metales pesados en los tejidos de los organismos. La población de Playa Güiria, sin embargo, mostró valores ubicados dentro de los rangos que se dan de manera natural. Nuestros resultados indican que T. mactroides presenta una acumulación contrastante en hasta tres ordenes de magnitud de diferencia entre las diferentes zonas, expresados principalmente en las tallas mayores, y fuertemente correlacionada con la perturbación ambiental de las localidades evaluadas. Esto sugiere que T. mactroides puede ser utilizada como un buen indicador de metales pesados del litoral donde habita.

 

Agradecimientos

Este estudio fue financiado por el Consejo de Investigación de la Universidad de Oriente y el Programa de Becas del FONACIT, Venezuela. Los autores agradecen la colaboración técnica del laboratorio de metales pesados perteneciente al Instituto Oceanográfico de Venezuela, Universidad de Oriente. Se agradece la lectura crítica de O. Nusetti y L. Rojas, así como a los revisores anónimos por sus aportes para la mejora del artículo. La traducción al inglés fue una contribución de Nicolas Boulanine.

 

Referencias

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