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Revista mexicana de fitopatología

On-line version ISSN 2007-8080Print version ISSN 0185-3309

Rev. mex. fitopatol vol.25 n.1 Texcoco  2007

 

Artículos de revisión

 

Uso de Microorganismos Antagonistas en el Control de Enfermedades Postcosecha en Frutos

 

Use of antagonistic microorganisms to control posharvest diseases of fruits

 

Ana Niurka Hernández-Lauzardo1, Silvia Bautista-Baños1, Miguel Gerardo Velázquez-del Valle1 y Annia Hernández-Rodríguez2

 

1 Instituto Politécnico Nacional, Centro de Desarrollo de Productos Bióticos, Apdo. Postal 24, km 8.5 Carr. Yautepec-Jojutla San Isidro, Yautepec, Morelos, México CP 62731. Correspondencia: aniurka10@hotmail.com.

2 Universidad de la Habana, Departamento de Microbiología, Calle 25 esquina J, Ciudad Habana, Cuba CP 10347.

 

Recibido: Junio 26, 2006
Aceptado: Septiembre 26, 2006

 

Resumen

Los microorganismos antagonistas se han utilizado como agentes de biocontrol para diversas enfermedades postcosecha en fruta fresca. Éstos pueden ser aislados de la superficie de los frutos o las hojas. Para el uso adecuado de este tipo de microorganismo es importante comprender los mecanismos de acción involucrados en la actividad de biocontrol, para un desarrollo más seguro de los procesos de aplicación y una base para seleccionar cepas nuevas y eficientes. Se deben abordar estudios básicos a nivel bioquímico y molecular que contribuyan a dilucidar efectos tales como la antibiosis, la competencia por los nutrientes y la inducción de resistencia. En la mayoría de los estudios de biocontrol es aplicado un solo agente biocontrolador. Sin embargo, se ha señalado que se requiere evaluar el efecto de varios antagonistas combinados para asegurar un control adecuado de la enfermedad, disminuyendo dosis y minimizando el empleo de productos sintéticos, considerando además que el uso de aditivos mejora el efecto de los microorganismos antagonistas.

Palabras clave: Pudriciones postcosecha, agentes de biocontrol, antibiosis, enzimas líticas.

 

Abstract

Antagonistic microorganisms have been used as biological control agents for several postharvest diseases of fresh fruits. These microorganisms can be isolated from the surface of fruits or leaves. In order to properly use this type of microorganism, it is important to understand the action mechanisms involved in biocontrol activities which would allow a more secure development of the application processess and a base to select new and efficient strains. Basic biochemistry and molecular studies are required in order to elucidate the effect of antibiosis, nutrient competition, and the induction of resistance. In almost all biocontrol systems, a single biocontrol agent is applied. However it has been suggested the need to evaluate the effect of several combination of antagonists to assure an adequate disease control, reducing rates and minimizing the use of synthetic products, considering that the use of additives improve the effect of antagonist microorganisms.

Keywords: Postharvest rots, biocontrol agents, antibiosis, lytic enzymes.

 

Microorganismos antagonistas: Definición, características y mecanismos de acción. Los microorganismos antagonistas (bacterias, levaduras y hongos) tienen la capacidad de ejercer un efecto de control biológico sobre diferentes patógenos de interés y se han empleado para controlar diversas enfermedades en frutos y vegetales (De Costa y Erabadupitiya, 2005; Wisniewski y Wilson, 1992). En los últimos años, el control biológico ha sido objeto de estudio y ha demostrado ser efectivo en el control de enfermedades postcosecha; la superficie del fruto o fructoplano es el mejor lugar para el aislamiento de microorganismos antagonistas, los cuales pueden suprimir el desarrollo de la enfermedad en el fruto (Janisiewicz y Korsten, 2002). También se ha reportado que la superficie de las hojas (filoplano) constituye otra fuente para el aislamiento de antagonistas (Zhou et al., 1999). Para seleccionar a los microorganismos antagonistas se deben considerar las siguientes características generales: a) capacidad para colonizar rápidamente la superficie de los frutos y de persistir en ellas de manera efectiva, b) mayor habilidad que el patógeno para adquirir los nutrientes, y c) capacidad de sobrevivencia bajo diferentes condiciones ambientales (Wisniewski y Wilson, 1992). Por otra parte, se deben considerar otras características específicas del microorganismo antagonista, siendo las más importantes: su estabilidad genética, efectividad a bajas concentraciones, no exigente en requerimientos nutricionales, capacidad de sobrevivir a las condiciones adversas del medio ambiente, efectividad para un amplio rango de microorganismos patógenos en una variedad de frutos y hortalizas, capacidad de reproducirse en medios de crecimiento económicos, que se mantenga en una formulación durante un largo período de vida, que sea fácil de aplicar sin producción de metabolitos secundarios que causen daños a la salud humana, resistente a los fungicidas y compatible con los procedimientos comerciales y no patogénico sobre el hospedero (Wilson y Wisniewski, 1989). Es importante comprender el mecanismo de acción de los antagonistas para un mejor uso de los mismos, y para la selección de nuevos antagonistas efectivos. Hasta ahora, los conocimientos sobre los mecanismos de acción involucran: la antibiosis, producción de enzimas líticas, parasitismo, competencia por los nutrientes y espacio e inducción de resistencia. Cabe destacar que en general más de un mecanismo puede estar implicado en el efecto de biocontrol (Janisiewicz y Korsten, 2002).

Microorganismos antagonistas en la fase de postcosecha. El uso de microorganismos antagonistas para controlar las enfermedades postcosecha se plantea mediante dos enfoques importantes, que consisten en la estimulación y el manejo de los antagonistas presentes sobre la superficie del fruto, y en la introducción artificial de antagonistas contra los patógenos. Éste último, se favorece bajo las condiciones actuales de almacenamiento controlado de los productos (Wisniewski y Wilson, 1992). Son diversos los efectos benéficos de los microorganismos que durante años han sido utilizados, en esta área de estudio se abren potencialmente las perspectivas del empleo de los microorganismos antagonistas para controlar las enfermedades postcosecha. Las levaduras son más utilizadas que las bacterias para controlar las enfermedades postcosecha y en menor grado los hongos. En el Cuadro 1 se resumen algunos estudios realizados utilizando microorganismos antagonistas para el control de las enfermedades postcosecha. Las levaduras empleadas como antagonistas han mostrado efecto antifúngico sobre diferentes patógenos postcosecha; los mecanismos de acción no han sido del todo establecidos, aunque se sugiere que existe la antibiosis, producción de enzimas líticas, parasitismo, competencia por los nutrientes y espacio e inducción de resistencia (El Ghaouth y Wilson, 1995). El control biológico constituye una tecnología emergente para controlar las enfermedades postcosecha; es importante considerar la resistencia a este tipo de enfermedades porque ésta podría ser diferente a la resistencia en campo hacia hongos; se ha observado que pocos antagonistas son efectivos cuando se trasladan del laboratorio al campo (Wilson y Wisniewski, 1989). Mclaughlin et al. (1990) establecieron criterios para diferenciar taxonómicamente las levaduras que pueden ser utilizadas potencialmente. Por otra parte, Guerrero-Prieto et al. (2004) identificaron levaduras epífitas de manzana [Malus sylvestris (L.) Mill. var. domestica (Borkh.) Mansf.] que pueden ser utilizadas para biocontrol en postcosecha.

Estudios in vitro en la fase postcosecha. En investigaciones desarrolladas por Wilson y Chalutz (1989), se evaluó el efecto de más de 100 aislamientos de microorganismos antagonistas (bacterias y levaduras) contra Penicillium digitatum (Pers.:Fr.) Sacc. y Penicillium italicum Wehmer, agentes causales de la pudrición de los cítricos, y se encontró que las levaduras Debaryomyces hansenii (Zopf) Lodder y Kreger-van Rij y Aureobasidium pullulans de Bary y las bacterias Pseudomonas cepacia Van Hall y Pseudomonas syringae Van Hall resultaron más efectivos. En general, P. cepacia mostró mejor efecto de biocontrol sobre ambos patógenos, evidenciándose mediante la producción de antibióticos. Las levaduras Rhodotorula glutinis (Fres.) Harrison (aislado LS-11) y Cryptococcus laurentii (Kufferath) Skinner (aislamiento LS-28), mostraron diferentes niveles de actividad antagonista contra diversos patógenos postcosecha; su posible mecanismo de acción, al parecer se relaciona con la competencia por los nutrientes, teniendo este factor un papel importante en la actividad de ambas cepas de levaduras, sobre todo en el caso del primer aislamiento. El segundo aislamiento fue capaz de producir in vitro altos niveles extracelulares de [β-1,3-glucanasa cuando creció en presencia de las hifas de los patógenos Penicillium expansum Link. y Botrytis cinerea Pers.:Fr. como única fuente de carbono (Castoria et al., 1997). Experimentos realizados en pequeña escala demostraron que A. pullulans (aislado LS-30) posee una significativa actividad antagonista contra B. cinerea, P. expansum, Rhizopus stolonifer (Ehrenb.:Fr.) Vuill. y Aspergillus niger Van Tieghem en uvas (Vitis vinifera L.) y contra B. cinerea y P. expansum en frutos de manzana. La competencia por los nutrientes resultó ser el principal mecanismo al que se le atribuyó este efecto. Adicionalmente, también se encontró que la actividad extracelular de la exoquitinasa y [β-1,3-glucanasa se detectaron en los principales sitios de penetración de los hongos patógenos, sugiriéndose que estas enzimas podrían estar involucradas en la actividad antagonista de este microorganismo (Castoria et al., 2001). Por otra parte, se ha observado que la adición de bicarbonato de sodio (2%) a las levaduras antagonistas C. laurentii y Trichosporon pullulans (Linder) Diddens y Lodder inhibió de manera significativa la germinación de las esporas y la elongación del tubo germinativo de P. expansum y Alternaria alternata (Fr.:Fr.) Keissler f. sp. lycopersici cultivados en caldo papa-dextrosa (Yao et al., 2004), aunque aún no se conoce la función que desempeña. De acuerdo a los estudios realizados para tratar de esclarecer los mecanismos de acción de los microorganismos antagonistas, se ha encontrado que resaltan la producción de antibióticos y la competencia por los nutrientes; sin embargo, es importante continuar abordando aspectos básicos de la interacción antagonista-patógeno en condiciones in vitro. Con base en los estudios realizados por Vero y Mondino (1999), es deseable que la antibiosis no sea el principal mecanismo de acción de un antagonista, dado el riesgo de aparición de cepas del patógeno resistentes al antibiótico y a su vez, este mecanismo de acción es el más estudiado y se refiere a la producción por parte del antagonista de sustancias tóxicas (antibióticos) para otros microorganismos, un ejemplo típico es el cultivo dual de Epicoccum nigrum Link y Sclerotinia sclerotiorum (Lib.) de Bary.

Estudios in situ en la fase postcosecha. No siempre se ha observado consistencia al extrapolar los resultados del laboratorio a condiciones in situ. Se demostró que dos aislamientos de Bacillus firmus Bredemann y Werner redujeron el crecimiento de Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. y Sacc. en 75.3 y 69.1% en un lapso de 96 h in vitro, mientras que en los frutos de papaya no se encontró ningún efecto de control del hongo (Baños-Guevara et al., 2004). Se han obtenido respuestas contradictorias cuando se trata de relacionar el daño celular en el fruto con el compuesto producido por el antagonista, por ejemplo, la aplicación de P. cepacia redujo el moho verde (P. digitatum) en más del 80% en comparación al testigo en frutos de limón [Citrus limon (L.) N.L. Burm.]. La bacteria creció rápidamente en la herida y causó daños en el fruto, la pudrición se logró controlar cuando el antagonista se aplicó 12 h previas a la inoculación; se atribuyó este efecto a la producción de antibióticos (pyrrolnitrin) (in vitro). También se observó que la aplicación del mismo en el medio de cultivo inhibió la germinación de las esporas. Sin embargo, estudios realizados con cepas mutantes resistentes a este antibiótico, también mostraron este efecto en la germinación de sus esporas, por lo que los autores no atribuyen el efecto de la pudrición a la producción de este compuesto (Smilanick y Denis-Arrue, 1992). Otros autores también han encontrado que la eficiencia en el efecto de control depende del momento en que se aplique el inóculo, tal es el caso de la levadura C. laurentii evaluada contra el moho gris en peras (Pyrus communis L.); su efecto varió de acuerdo al momento de aplicación del inóculo, si las aplicaciones del antagonista se realizaban previamente o al mismo tiempo que el patógeno sobre el fruto, los resultados del control eran positivos; sin embargo, este efecto no se mantuvo cuando B. cinerea se inoculó antes que la levadura (Zhang et al., 2005). Resultados similares fueron encontrados por Chand-Goyal y Spotts (1996), quienes aislaron seis cepas de levaduras de la superficie de frutos de pera y evaluaron su capacidad para controlar el moho azul en manzanas; todas las cepas redujeron significativamente la incidencia y severidad de esta pudrición cuando se aplicó simultáneamente el antagonista con el patógeno. Dentro de los aspectos a considerar para conocer con más certeza el mecanismo por el que ocurre este proceso de control biológico, se encuentran los cambios ultraestructurales y citoquímicos que provocan los microorganismos empleados en el hospedero. En este sentido, el control biológico de B. cinerea por Candida saitoana Nakase y Suzuki en frutos de manzana, se estudió y se observó que cuando se cultivaron juntos, la levadura atacó las hifas del hongo. En el fruto, la levadura restringió la proliferación del patógeno y suprimió la enfermedad, denotándose severos daños citológicos en la pared celular de las hifas del fitopatógeno (ensanchamiento de la pared celular y degradación del protoplasma). La colonización del hongo causó una extensa degradación de la pared celular del hospedero, mientras que la levadura no causó algún daño al tejido vegetal. Los autores atribuyen el efecto de control biológico a la capacidad de la levadura de prevenir el crecimiento necrotrófico del hongo y al estímulo de la respuesta estructural de defensa en el fruto (El Ghaouth et al., 1998). De manera similar al ejemplo anterior, también se ha estudiado la interacción entre dos levaduras antagonistas (Pichia membranefaciens Hansen y Cryptococcus albidus (Sato) C.E.Skinner) y tres hongos fitopatógenos [Monilinia fructicola (Winter) Honey, P. expansum y R. stolonifer] en heridas de manzanas. Las observaciones al microscopio de luz y al microscopio electrónico de barrido, indicaron que P. membranefaciens tiene mayor capacidad para atacar a las hifas del hongo que C. albidus (Zhulong y Tian, 2005). Resultados similares fueron reportados por Arras (1996), quienes mediante estudios de microscopía electrónica demostraron que Candida famata (Harrison) Meyer y Yarrow presentó actividad fagocítica y lítica contra las hifas de P. digitatum. Para el caso de hongos empleados como antagonistas, se señala el efecto que causó Verticillium lecanii (Zimm.) Viégas contra P. digitatum; mediante observaciones histológicas se observó que las hifas del patógeno presentaron una pronunciada desorganización celular y se restringieron a colonizar la superficie del fruto (Benhamou, 2004). Otros estudios evidenciaron que P. membranefaciens produjo una alta cantidad de la enzima β-1,3-glucanasa, lo que podría indicar que la excreción de enzimas líticas tiene un papel importante en el efecto de biocontrol (Zhulong y Tian, 2005); por lo que otro argumento que se ha utilizado para sustentar la actuación de los microorganismos antagonistas, ha sido la producción de enzimas relacionadas con la inducción de resistencia en los frutos. Asimismo, se ha encontrado que cuando la levadura Candida famata se inocula dentro de la herida, se estimula la producción de fitoalexinas en frutos de naranja (Citrus aurantium L.) y se controla en un 90% las pudriciones causadas por P. digitatum en los mismos (Arras, 1996). En otras investigaciones, se evaluaron cuatro aislamientos de la levadura Metschnikowia pulcherrima Pitt y Miller contra B. cinerea, P. expansum, Alternaria spp. y Monilinia spp., donde se encontró que la aplicación del antagonista en la superficie de las manzanas redujo el crecimiento de B. cinerea y P. expansum y causó una completa supresión de Monilinia spp. después del almacenamiento a 23°C. Sin embargo, los resultados contra Alternaria spp. fueron variables. Estos autores sustentan la hipótesis de que las células vivas son necesarias para lograr el efecto de biocontrol, debido a que en las pruebas que realizaron con células muertas y filtrados de cultivo, resultaron inefect ivos (Spadaro et al., 2002). Esto aplica para el mecanismo de acción de competencia, parasitismo e inducción de resistencia, ya que se requiere que el antagonista permanezca vivo, no así para el mecanismo de producción de antibiótico debido a que el antibiótico pudo haberse producido por el antagonista en el medio y al esterilizar la suspensión, el antibiotico permanece activo. En otros estudios que podrían sustentar la hipótesis anterior, se evaluó la actividad de C. laurentii en la reducción del moho gris (B. cinerea) en peras; las suspensiones sin células controlaron mejor que cuando estaba presente la levadura en el cultivo. Al aplicar a la herida células de levadura previamente tratadas en autoclave o filtrados libres de células, no se observó efecto de control (Zhang et al., 2005). La competencia por los nutrientes también ha sido valorada en estudios in situ. Dos levaduras antagonistas C. laurentii (aislado 317) y Candida ciferrii Kreger-van Rij (aislado 283) obtenidas de la superficie de manzanas sanas, controlaron el moho azul causado por P. expansum. Ambos antagonistas redujeron la incidencia de esta enfermedad en un 80% a 25°C, y a 5°C el segundo aislamiento mantuvo su eficiencia de control y el otro sólo redujo la incidencia de la enfermedad en un 50% (Vero et al., 2002). Estudios previos realizados por Vero y Mondino (1999) demostraron que estas cepas no producen antibióticos, y que compiten por los nutrientes en las heridas de los frutos impidiendo la colonización de las mismas por parte del patógeno. Microorganismos epífitos aislados de la superficie de frutos y hojas de manzanas y peras, se evaluaron para conocer su actividad antagonista contra P. expansum en peras. Se seleccionó la bacteria Pantoea agglomerans (Beijerinck) Gavini, Mergaert, Beji, Mielcarek, Izard, Kersters y De Ley (CPA-2), la cual fue efectiva contra B. cinerea, P. expansum y R. stolonifer, obteniéndose un 80% de reducción de la pudrición causada por B. cinerea (Nunes et al., 2001). A pesar de que se han obtenido resultados prometedores, similares a los logrados con fungicidas sintéticos, todavía no se consigue superar algunos detalles con el manejo de los microorganismos antagonistas; por ejemplo, el empleo de bacterias como P. cepacia ha mostrado un buen efecto de biocontrol contra el moho verde y azul de las naranjas, siendo similar al de los fungicidas sintéticos durante las primeras cinco semanas de almacenamiento; sin embargo, a las diez semanas se observó que el control era mejor con los fungicidas sintéticos, lo que denota que la persistencia de los productos biológicos debe ser objeto de estudio para garantizar un efecto más duradero (Huang et al.,1993). Existen diferentes alternativas (extractos vegetales, quitosano, antagonistas) para controlar las enfermedades postcosecha causadas por hongos fitopatógenos en frutas; sin embargo, se conoce que ninguna de ellas por si sola, logra suplir los efectos que se obtienen cuando se aplican fungicidas sintéticos (El Ghaouth y Wilson, 1995). Se han comenzado a desarrollar técnicas complementarias capaces de mejorar la efectividad de métodos alternativos; es importante considerar las prácticas de manejo de frutos para evitar los daños físicos y mecánicos y garantizar óptimas condiciones de almacenamiento (Mari y Guizzardi, 1998). Por otra parte, es elemental considerar el efecto de las prácticas de postcosecha en la actividad biológica de los antagonistas, y la seguridad de la aplicación de los mismos sobre la salud humana (El Ghaouth y Wilson, 1995).

Tendencias actuales para el empleo de microorganismos antagonistas en el control de las enfermedades postcosecha. El empleo de microorganismos antagonistas se ha sustentado en la combinación con otras alternativas o con los fungicidas sintéticos, además de que se considera importante que se integre el uso de los mismos dentro de las prácticas de manejo de la tecnología postcosecha. En este sentido, se han desarrollado diversos estudios para conocer la eficiencia biológica de los antagonistas; por ejemplo, al analizar el comportamiento de cuatro levaduras antagonistas (T. pullulans, C. laurentii, R. glutinis y P. membranefaciens), se encontró que fueron efectivas contra importantes patógenos postcosecha (A. alternata, P. expansum, B. cinerea y R. stolonifer) en cerezas (Rubus idaeus L.) almacenadas a 25° C; sin embargo, a bajas temperaturas y en condiciones de atmósfera controlada se suprimió el crecimiento de T. pullulans y P. membranefaciens (Qin et al., 2004). También se ha encontrado el efecto inverso, estudios realizados en duraznos [Prunus persica (L.) Batsch] para controlar la enfermedad causada por B. cinerea y P. expansum con el antagonista Candida oleophila Montrocher, evidenciaron que esta levadura por si sola no fue capaz de ejercer efecto de biocontrol, pero cuando se combinó con la atmósfera modificada durante el empaque se redujo la pudrición (Karabulut y Baykal, 2004). Los dos ejemplos mencionados anteriormente indican que se debe profundizar en el estudio de los diferentes microorganismos propuestos como antagonistas, no se puede generalizar el comportamiento de los mismos, aún estando clasificados dentro de las levaduras, ellos pueden diferir en su forma de respuesta cuando se integran a las prácticas postcosecha. Por otra parte, se ha experimentado la posibilidad de utilizar el microorganismo antagonista con otros compuestos que le ayuden a controlar al patógeno, como es el empleo de sideróforos que tienen un papel fundamental en la supresión de hierro y limitan la disponibilidad de este compuesto a los patógenos, el cual es esencial para diferentes funciones vitales. En experimentos de biocontrol en manzanas heridas, el moho gris fue controlado de modo más efectivo cuando se combinó la aplicación de la levadura (R. glutinis) con el sideróforo (ácido rodotorúlico) que cuando se utilizó sola; en el primer caso se redujo en un 72% la severidad de la enfermedad y en el segundo, se observó una reducción del 54% (Sansone et al., 2005). Una formulación a base de rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal y levaduras antagonistas, adicionadas o no con quitina, fue evaluada contra la antracnosis en mango (Mangifera indica L.). La incidencia de la antracnosis en pre y postcosecha se redujo significativamente cuando se aplicó Pseudomonas fluorescens Migula (FP7) y quitina, desde la precosecha (Vivekananthan et al., 2004). La actividad de biocontrol de C. laurentii y T. pullulans contra las pudriciones postcosecha causadas por P. expansum y A. alternata en frutos de pera se incrementó cuando las levaduras se combinaron con bicarbonato de sodio (2%), siendo mayor el efecto que cuando se aplicaron los tratamientos de forma independiente. Se destacó la cepa de C. laurentii por ejercer mejor biocontrol sobre los patógenos estudiados, en comparación a T. pullulans (Yao et al., 2004). El uso de este tipo de aditivos ha comenzado a desarrollarse con éxito en la mayoría de las investigaciones realizadas. Otro aspecto importante, es la posible integración de la aplicación de microorganismos antagonistas (M. pulcherrima) con los químicos acibenzolar-S-methyl, etanol ó bicarbonato de sodio y tratamientos de calor, para controlar los mohos azul y verde en frutos de manzanas. Sin embargo, el elemento que resultó clave para el control de las pudriciones fue la levadura, evidenciándose mejor después del almacenamiento en frío, con una reducción de 56.6 y 97.2% del diámetro de la lesión de los mohos azul y verde, respectivamente. Estos autores proponen las combinaciones de los químicos y la levadura como una alternativa viable para controlar las pudriciones postcosecha en frutos de manzana (Spadaro et al., 2004). De igual forma, otros autores plantean la aplicación conjunta de cepas de P. syringae con fungicidas (ciprodinil) para controlar el moho azul en manzanas resistentes a los tratamientos con tiabendazol (Errampalli y Brubacher, 2006). También se encontró que es factible incorporar al antagonista Bacillus licheniformis (Weigmann) Chester combinado con fungicidas para controlar la antracnosis y las pudriciones pediculares en mango, en condiciones semicontroladas (Govender et al., 2005). Asimismo, se ha estudiado el efecto del uso de aditivos (propianato de calcio, bicarbonato de sodio y ácido etilendiaminotetracético) combinados con el producto Aspire, en el control de patógenos postcosecha. Al combinarse este producto con bicarbonato de sodio al 2%, se obtuvieron resultados consistentes en la capacidad de biocontrol (efecto curativo y protector) contra B. cinerea y P. expansum en las pudriciones de manzanas y duraznos (Rhizopus spp. y Monilinia spp.) (Droby et al., 2003). Al respecto, otras investigaciones necesitan desarrollarse y contribuir a potenciar el empleo de estos productos.

Perspectivas. Los antagonistas microbianos tienen gran potencial de empleo, se ha comprobado que el uso de los mismos ha sido eficiente en el control de patógenos que afectan diferentes frutos (manzanas, cítricos, etc.); sin embargo, con relación a sus mecanismos de acción se deben abordar otros estudios básicos a nivel bioquímico y molecular, que contribuyan a dilucidar efectos tales como la antibiosis y la competencia por los nutrientes, con el objeto de mejorar la efectividad de los mismos. De forma adicional a los estudios e investigaciones básicos que deben continuar desarrollándose de forma individual con las alternativas propuestas, se debe analizar el efecto que causa la combinación de las mismas entre sí y a su vez con diversos químicos sintéticos. Se conoce que por sí sola ninguna de estas alternativas logra superar la efectividad del empleo de los productos sintéticos; sin embargo, sería interesante combinarlas con ellos y disminuir las dosis de empleo de los mismos, con lo cual estamos contribuyendo a minimizar el uso de los químicos sintéticos y su efecto nocivo y residual. Reflexionamos al respecto con relación al uso de químicos sintéticos que han causado efectos nocivos a lo largo de varios años, con el afán de controlar patógenos de interés agrícola. Es necesario continuar desarrollando estudios con alternativas de origen natural que puedan emplearse para controlar las enfermedades sin riesgos para el entorno. Es importante que los estudios a desarrollar comprendan un enfoque multidisciplinario, diferentes especialistas deben unir sus esfuerzos y aportar al conocimiento de los procesos de competencia de su área de estudio; es crucial, la unión de microbiólogos, químicos y agrónomos, para abordar desde aspectos básicos que pueden ocurrir en condiciones de laboratorio con los microorganismos estudiados, la interacción química con los compuestos empleados y finalmente, el trabajo fundamental que desempeñan los agrónomos en aplicar los productos a los frutos, y esclarecer la efectividad de los productos evaluados en controlar la severidad de las enfermedades postcosecha. De forma integral se debe considerar la protección de los productos frutícolas sin dañar al ambiente y a la salud humana, aspectos fundamentales en el desarrollo sustentable de los países que afrontan esta problemática.

 

CONCLUSIONES

El empleo de microorganismos antagonistas para controlar las enfermedades postcosecha se ha demostrado mediante diversos estudios. Algunos consideran el efecto directo que tienen los antagonistas sobre los hongos fitopatógenos estudiados, dentro de ellos destacan los pertenecientes al género Penicillium que afectan fundamentalmente cítricos y manzanas. En la búsqueda por el control de los mismos, se ha evaluado el empleo de bacterias (Pseudomonas spp.) y levaduras (Cryptococcus spp.), las cuales se han caracterizado por la producción de antibióticos y la competencia por los nutrientes. En este caso se ha argumentado el efecto directo que causan sobre los patógenos. Por otra parte, también se ha demostrado que el empleo de antagonistas ha inducido resistencia en los frutos estudiados; se ha caracterizado por provocar el incremento de enzimas líticas como la β-1,3-glucanasa, que causan rompimiento celular en los fitopatógenos, y de igual forma, se ha encontrado incremento en la producción de fitoalexinas que contribuyen a incentivar los mecanismos de defensa de los frutos que son objeto de estudio. Los resultados obtenidos han sido variables y dependen del antagonista empleado, del hospedero, del patógeno analizado y así como las condiciones climatológicas y otras (pH , dosis de gases en atmósferas controladas, etc.). En general, se puede señalar que ambos efectos, o sea, antifúngico y de inducción de resistencia, han sido observados cuando se emplean microorganismos antagonistas que actúan mediante los mecanismos de acción referidos en la literatura: La antibiosis, producción de enzimas líticas, parasitismo, competencia por los nutrientes y espacio e inducción de resistencia.

 

AGRADECIMIENTOS

A la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología del Instituto Politécnico Nacional.

 

LITERATURA CITADA

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