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Acta poética

versão On-line ISSN 2448-735Xversão impressa ISSN 0185-3082

Acta poét vol.29 no.2 Ciudad de México Set./Nov. 2008

 

Artículos

 

El Libro de los gatos y las Fabulae de Odo de Chériton. Algunas omisiones y adaptaciones

 

Carmen Elena Armijo

 

Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM.

 

Resumen

En este artículo realizo un estudio comparativo entre la colección de exempla castellana, el Libro de los gatos (1350-1400) y su fuente directa, las Fabulae (después de 1225) del clérigo de Kent, Odo de Chériton. Se analizan algunas omisiones y adaptaciones realizadas por el traductor-adaptador, para lograr una mejor comprensión de los exempla en la sociedad castellana de fines del siglo XIV y principios del XV.

Palabras clave: fabulae, exempla medievales, traducción-adaptación, retórica, amplificatio.

 

Abstract

This paper develops a comparative study of the Castilian exempla collection Libro de los gatos (1350-1400) and its direct source, the Fabulae (after 1225) of the clerk of Kent, Odo of Cheriton. It analyzes the omissions and the changes of the translator and re-writer in order to thoroughly comprehend the functions of the exempla in the Castilian society of the late 14th and early 15th Centuries.

 

El objetivo de estos folios es establecer la relación entre las Fabulae de Odo de Chériton y el Libro de los gatos. En la primera parte doy un panorama de los estudios que han relacionado ambos textos y en la segunda doy ejemplos de las omisiones y adaptaciones del texto al público castellano que desconocía o carecía de familiaridad con ciertos elementos pertenecientes al contexto de Odo, como los personajes del ciclo de Renart, la cerveza y frases en inglés o francés antiguo.

El Libro de los gatos (1350-1400) aparece por primera vez editado por Pascual de Gayangos en 1860, en el tomo LI de la Biblioteca de Autores Españoles consagrado a los Escritores en prosa anteriores al siglo XV (colección Ribadeneyra). Esta edición del Libro de los gatos (LG) cubre las páginas 543-560 del tomo LI, con algunas notas acerca del léxico.1 Sin embargo, no es sino hasta los estudios de 1865 realizados por Knust, Oesterley y Hervieux2 que se le concibe como una traducción al castellano de las Fabulae (después de 1225) de Odo de Chériton, clérigo inglés de principios del siglo XIII. Por consiguiente, es en 1865 cuando hay un avance definitivo en el conocimiento del Libro de los gatos y aparecen diversos estudios que establecen la relación entre las Fabulae de Odo de Chériton y el Libro de los gatos.

Hermann Knust, distinguido editor de textos castellanos medievales, entre ellos Das libro de los gatos (Jahrbuch für romanische und englische Literatur, 1865) y explorador de la biblioteca escurialense —cuyo trabajo se atiene al de Ticknor (1863) y al de Gayangos— dedica la primera entrega a la traslación alemana de todos los ejemplos del Libro de los gatos, anotando los relatos paralelos entre Odo y dicho libro al final o en las notas al pie, aunque deja sin declarar los números V-VI, VIII, X, XVII, XX, XXIV, XXVI-XXVII, XXIX-XXXIV, XXXVII, XLI, XLIII, XLV, XLVII, XLIX-LII, LIV, LVII. En cambio, la segunda parte de su edición corresponde al estudio morfológico y sintáctico de los grupos de ejemplos (exempla).

Tres años más tarde, Hermann Oesterley (el editor de la Gesta Romanorum y el Romulus) publica "Die narrationes des Odo de Ciringtonia", 1868), que incluye una bibliografía relativa a Odo y sus obras y afirma que el texto español es traducción casi literal de Odo, hasta el punto de que, para él, la versión alemana del Libro de los gatos vale por una traducción del libro latino. En este trabajo mostraré que el Libro de los gatos es más una traducción-adaptación del texto de Odo de Chériton. Oesterley, además, compara al Libro de los gatos con los manuscritos que transmiten la obra de Odo, en particular con el ms. Douce 88 del British Museum. De aquí que el estudioso Daniel Devoto comente que, desde entonces a la fecha, quienes se ocupan de Odo de Chériton no puedan soslayar la versión española de sus relatos moralizantes; y cabría agregar que, de igual manera, quienes estudian el Libro de los gatos deben tener presente las Fabulae del clérigo de Kent. Aunado a esto, Ernst Voigt, en la parte dedicada a "Odo de Ciringtonia", presenta en la tabla final las correspondencias de más de un centenar de relatos de Odo en varios manuscritos (Libro de los gatos, 14). Asimismo, es importante tener presente que las Fabulae de Odo también fueron transladadas al francés, como lo demuestra Paul Meyer, quien publica en 1885 la "Notice d'un ms. de la Bibliotèque Phillipps [a Cheltenham] contenant une ancienne version française des fables d'Eude de Cherington (ou Cheriton)".

Por su parte, Leopold Hervieux (Les Fabulistes latins, t. IV, 87) señala que la obra de Odo había sido traducida dos veces al francés: una primera vez por un anónimo (el manuscrito, compuesto sin duda en el Eure se encontraba en 1896 en Cheltenham [Bibliothèque Phillips, cote 16230]). La otra traducción se integra en los Contes moralisés de Nicole Bozon, obra conocida por numerosos manuscritos. Nicole de Bozon era un inglés (primera mitad del siglo XIV), que se expresaba en lengua romance, ya que ésta se practicaba en los medios cultos de la isla antes de la Guerra de Cien Años. (Contes moralisés de Nicole de Bozon, frère mineur, Edition de T. Smith et P. Meyer, Sociéte des Anciens Textes Français, Paris, 1889).

Hervieux, a partir de su versión definitiva de Les Fabulistes Latins, ubica el estudio sobre Odo en un volumen independiente (Eudes de Cheriton et ses dérivés, t. IV) y dedica la sección segunda del capítulo IV a la "Traduction espagnole" (106-109), el "Libro de los gatos, Le Livre des Chats... ne comprend en apparence que cinquante-huit fables; mais... leur véritable nombre est de soixante-quatre" (ya que algunas fábulas se componen de dos ejemplos); también proporciona una liste complète (106-108) y hace referencia a Gayangos, a Knust (cuyo trabajo califica como une interprétation allemande y añade que Knust ya mencionaba a Odo), a Oesterley y a Voigt, además de discutir la calidad del ms. Douce 88 como el corpus más cercano al Libro de los gatos.

En el caso del folleto de Heinrich Dülks, Der Einfluss der Fabeln Odos von Cherigton auf El Libro de los Gatos (nebst ei-ner Analyse der nich in Libro verzeichneten Odischen Fabeln), estamos ante la frecuente edición fragmentaria de una tesina, en esta ocasión de Bonn, cuyas 32 páginas cubren el cotejo de las primeras quince fábulas.

Finalmente, Albert C. Friend, en su importante estudio de 1948 sobre "Master Odo of Cheriton", se refiere a las relaciones con el Libro de los gatos en la página 656 y en la nota 100.

Por otra parte, entre los 25 manuscritos conocidos de las Fabulae de Odo, el de Cambridge (Corpus Christi, 441) presenta las mayores semejanzas con el Libro de los gatos. Sin embargo, cabría la posibilidad de que este manuscrito fuera tardío y que el Libro de los gatos se hubiera inspirado en un documento más antiguo, ancestro de los manuscritos conocidos.3 El Libro de los gatos sería pues una traducción al castellano entre las muchas copias que se hicieron de las Fabulae.

Además, Bernard Darbord, en su edición del Libro de los gatos (1984), establece las correspondencias entre las Fabulae de Odo de Chériton y el texto español, anotando también el motivo del índice de Tubach, que las sitúa en la tradición medieval.4 Siguiendo a este editor, quien señala la concordancia entre Odonis de Ceritona (OC), Fabulae. Ex corporis Christi Collegii Cantabrigensis Codice MS Latino 441 extractae y el Libro de los gatos (BN Madrid, ms. 1182), observamos que la obra de Odo se compone de 119 exempla, y el Libro de los gatos, de 66.5 La copia española, realizada entre 1350 y 1400, parece reproducir solamente una parte (fragmentos escogidos) de las Fabulae de Odo. Todavía ignoramos por qué el glosador español conservó solamente una selección del libro de Odo, con la exclusión de diez textos del principio, diez lagunas intercaladas entre las fábulas V-LVIII y 35 omisiones de la fábula LIX al final. En total, el manuscrito español ha omitido 53 ejemplos del OC (sin tomar en consideración el Incipit prologus y la fábula LVIb).6

En resumen, estas concordancias apuntan a tres hipótesis:

a) El manuscrito base del LG no es conocido, pero debió contener todas las fábulas que contiene el LG.

b) De un manuscrito también perdido, que pudo haber sido el manuscrito base, el autor español sólo copia una parte.

c) El MS latino, Corpus Christi 441, es la base del LG y el autor español hace una selección.

La última hipótesis es la que sirve de base a este trabajo, ya que las dos primeras no tienen solución.

Ahora bien, respecto a la segunda parte del trabajo, referida al análisis, es necesario considerar que existe una verdadera retórica de las ars praedicandi, con sus figuras de estilo en consonancia con el carácter de la obra. Por tanto, se requiere indagar la función y eficacia de la retórica para advertir los elementos que son integradores en un género literario particular, en una época determinada y con un público inmediato muy peculiar como destinatario (cfr. Garci-Gómez, "Mio Cid" Estudio de endocrítica, 254-256). A continuación analizaremos algunos de los exempla en los cuales podemos encontrar la amplificatio (o prosecutio, como la llama Tomás de Salisbury) del sermón artístico.

De acuerdo con Helena Beristáin en el Diccionario de retórica y poética (33-35), la amplificación es un procedimiento retórico o figura retórica que consiste en realzar un tema desarrollándolo mediante la presentación reiterada de los conceptos bajo diferentes aspectos, desde distintos puntos de vista y recurriendo a diversos procedimientos como la repetición, la acumulación, la digresión, la paráfrasis, la metáfora, la enumeración, la perífrasis, la comparación, etc. Sin embargo, mediante la amplificación, según Lausberg, también es posible atenuar, minimizar o disminuir, pues dice que se desarrolla en dos direcciones opuestas. Lo esencial de este recurso es la capacidad de argumentar y seducir. La amplificación es importante para el predicador pues con ella persuade con utilidad. Por consiguiente, los procedimientos de la amplificación pueden realizarse en el plano horizontal (incrementando), y también puede realizar la operación contraria de abreviación (ver Faral, Curtius y Murphy). "La amplificatio se constituye, pues, como un dispositivo artístico de una gran funcionalidad en la construcción de la expresión y de la estructura subyacente del texto artístico" (Albaladejo, Retórica, 107 y 108).

Son innumerables las estrategias retóricas que el Libro de los gatos emplea al adaptar su fuente, las Fabulae de Odo de Chériton; sin embargo, de los ocho modos de amplificación que señala Ricardo Thetford (apogeo hacia 1245), me interesa resaltar el quinto modo de amplificación: "basarse en las raíces de los conocidos",7 por lo que analizaremos aquí las omisiones y adaptaciones realizadas por el traductor-adaptador para lograr una mejor comprensión de los exempla en la sociedad castellana de fines del siglo XIV y principios del XV.8

En principio, advertimos que hay tres clases de omisiones o adaptaciones en el Libro cuyo motivo queda oscuro (cfr. Taylor, "El Libro de los gatos como traducción", 237-246):

a) En varias fábulas, Odo atribuye a los animales nombres propios que proceden de la tradición de la epopeya de bestias cuyo máximo representante es el Roman de Renard:

Ysemgrinus, Reinardus, Tebergo, Berengarius: 9

—Ysemgrinus (sic) semen uoluit esse monachus (OC, XXII, 81).

—El lobo una vegada quisso ser —monje (LG, XIX, 80).

—Et ait Porca: Vnde uenis Ysemgrine? (OC, XXXa, 108).
— E dixo la puerca : —¡ Donde vienes, lobo? (LG, XXXII, 107).

—Contigit quod quidam Paterfamilias habuit XII Ouues. Voluit peregrinari et commendauit Oues suas Ysemgrino, id ets Lupo, compartí suo (OC, XXIIIa, 84). (Dos menciones más: XXII, 81; XXXa, 108.)
— Acaeció ansi que un ombre bueno queria–se yr en rromeria, e avia doze ovejas, e encomendolas a —su conpadre el lobo que gelas guardase (LG, XXI, 83).

—Vulpes siue Reinardus obuiauit Tebergo, id est Cato, et dixit Reinardus: Quot frudes uel artificia nouisti? Et ait Catus: Certe necio nisi unum (OC, XXXIX, 120).

—La gulpeja una vegada yva por un —camino. E(n)contro al gato, e dixole: —Amigo ¿Quantas maestrias sabes? E
—rrespondio el gato: —Non se sinon una (LG, XL, 119).

— Lepus aquam benedictam portauit et exequias fecit celebrari. Lepus aquam benedictam portauit. Herecii cereos portauerunt, Hyrici campanas pulsauerunt, Melotes foueam fecerunt, Vulpes mortuum in pheretro portauerunt, Berengarius, scilicet Vrdus missam celebrauit, Bos euangelium, Asinus epistolam legit. Missa celebrate et Ysemgrino sepulto... (OC, XLIII, 128).
—Lla liebre traya —el agua bendita, e los cabrones trayan los çirios, e la cabra tania las canpanas, e los eriços feçieron la
—fuesa, e el buey canto el Evangelio, el asno dixo el —pistola. E después que la misa fue cantada, e el lobo fue enterrado... (LG, XLVI, 127).

Como vemos, tales nombres propios se omiten en el Libro de los gatos y su aparición en las Fabulae se debe a la influencia normanda en Odo de Chériton. Es evidente que el traductor no tuvo ningún problema en entender bien de qué animales se trataba y que, en efecto, en muchos casos cuenta con la ayuda de una glosa en latín. Es posible que aquí sea lícito ver estas omisiones como una manera de acercar el texto a la visión del mundo del lector. Según parece, el ciclo de Renard tuvo poca recepción literaria en Castilla; en cambio, sí hay indicaciones documentales de su repercusión en Cataluña.10 Tal vez el traductor sabía que los nombres renardianos carecían de significado para su público y los omitió intencionadamente.

b) Odo incluye en varias de sus moralizaciones alguna que otra frase sentenciosa o lírica en francés o inglés.11 En general, éstas no han pasado al LG ni han sido traducidas ya sea al castellano o al latín. Según Taylor, tales omisiones se pueden atribuir a la ignorancia lingüística del traductor o a una laguna en el modelo latino (en efecto, las frases francesas se omiten, por ejemplo, en British Library, Harley Ms 219 fol. 3v y Arundel Ms 275, fol. 69v b). Sin embargo, en ocasiones el traductor sí demuestra su comprensión del francés y realiza la traducción. Cito el ejemplo siguiente:

—Et ait Leo : Ki Crapout eime, Lune li semble.
Si quis amat Ranam putat esse Dianam (OC, XIV, 64).
—E dixo entonce el leon: "Qui s(a)po ama, luna le paresçe. E
si alguno ama la rrana, aquella le paresge rreyna (LG, VII, 63).

Por otro lado, en estos proverbios insertos en los exempla encontramos el cambio de Dianam en el texto latino a rreyna en el castellano; la explicación podría ser que el traductor-adaptador evitaba estos términos relativos al paganismo.12

c) Otro significante cultural intercambiado por el traductor son las referencias a la cerveza:

—Mus semelcecidit in spuman uini uel ceruisie, quando bul(l)iuit. Catus, transiens audiuit Muren pipantem eo quod exire non potuit (OC, LVI, 140).
—El mur una vegada cayo en una cuba de vino. El —gato pasava por y, e oyo el mur do fagia grand roído en —el vino, e non podía salir (LG, LVI, 139).

La historia de la cerveza en España todavía no se ha escrito, pero el artículo que le dedica Covarrubias en 1611 sugiere que la veía como una bebida extranjera: "es una cierta bebida que se usa de las partes donde hay poca cosecha de vino... Esta bebida para los que la usan es de mucho gusto... El nombre cerveza dicen es alemán" (Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 411). Si el traductor sabía lo que era la cerveza, éste es otro ejemplo de adaptación cultural. Tal vez ésta no era muy apreciada, como se manifiesta en el Estebanillo González, en donde comparan a la cerveza con el orín de caballo.

El traductor-adaptador del Libro de los gatos intercambia el término cerveza por el de vino, de modo que los feligreses estén dispuestos a escuchar y a retener. Pone al principio algo sutil e interesante, una narración relacionada con el vino, elixir integrado en la sociedad del siglo XIV y que era considerado no sólo como una bebida energética y refrescante, sino como parte de la simbología religiosa. El vino representaba, salvando las distancias, un elemento distintivo, como la carne de puerco, entre cristianos y musulmanes, aunque estos últimos no cumplieran la prohibición del vino tal como lo hacían con la carne de puerco. Para el hombre de la Edad Media el alimento del alma era tan o más importante que el del cuerpo. El pan representa el alimento del cuerpo y el vino el del alma. Para el cristiano esta bebida representaba la sangre de Cristo, de tal manera que más que alimento, era la fuerza espiritual (Gázquez Ortiz, La cocina en tiempos del Arcipreste de Hita, 271-273).

Podemos observar cómo el vino era muy apreciado y degustado en la Europa medieval por ricos y pobres, aunque variara la calidad. Existen muchas referencias acerca de éste en obras medievales, como en el Cantar de Mio Cid, los Milagros de Nuestra Señora de Berceo, el Libro de buen amor y La Celestina, entre otras.13

Pero volvamos a la amplificación, de la cual podemos señalar que fue la tarea que más ha ocupado al compositor literario de todos los tiempos; quien se inspira parcialmente en la realidad y, completamente, en la expresión lingüística: la palabra. Según el juicio de E. Faral en su estudio de las artes poéticas medievales, en la Edad Media la amplificación fue "la función principal del escritor" (Faral, Les Arts Poétiques, 61 y ss). Y en cuanto al Libro de los gatos, la amplificación fue el recurso que le permitió adaptar un texto del siglo XIII a una nueva realidad, dotando a su obra de mayor virtualidad contemplativa y mayor eficacia instructiva, ya que mediante esta técnica se avivan las imágenes, se incrementan los sentimientos y se aclaran los conceptos.

Por último, para determinar el propósito del Libro de los gatos contamos con dos tipos de evidencia: el contexto del manuscrito y los cambios operados en la obra. Las Fabulae de Odo son evidentemente para el uso de los predicadores, ya que sabemos que el propio Odo se dedicaba a la predicación (las Parabolae de Odo, extractadas de sus sermones por su moderno editor Hervieux, 264-343, son de la misma hechura que las Fabulae). Este uso escénico de las fábulas o exempla no se refleja en el estilo, ya que no necesariamente se leían tal como estaban escritas. Su estilo breve servía como suplemento en la actuación misma con glosas, pausas, gestos y otros fenómenos no incluidos en el manuscrito (Taylor, "El Libro", 245 y 246).

El Libro de los gatos comparte el Ms 1182 con otro ejemplario de indudable origen clerical, el Libro de los ejemplos por ABC de Clemente Sánchez de Vercial. Los ejemplos de ambos libros, y específicamente del LG, aun cuando son de lo más moralizador, no necesariamente van dirigidos al sermón debido a que también eran para ser leídos. Así, de la misma manera que la Disciplina clericalis y el Conde Lucanor utilizaron las técnicas del Ars praedicandi, aunque tales libros fueron escritos para ser leídos, en silencio o en voz alta, por un público laico reducido, si el LG acusa técnicas del sermón medieval, ello se debe, como señala Bizzarri, simplemente al conservadurismo del traductor (ver Bizzarri, "Técnicas del sermón medieval en el Libro de los gatos", 101-116).

Una de las virtudes del Libro de los gatos es que fue escrito para poder contarse ante un público presente y también para leerse en soledad. Hemos observado, en esta ocasión, cómo el autor-traductor persiste en hacer claro y funcional su texto, ya sea por medio de omisiones o adaptaciones culturales.

 

REFERENCIAS

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Notas

1 El texto sigue el orden de las frases del manuscrito (y no corrige el desorden de los capítulos XXIII y XXVII). Gayangos, conforme a la erudición del siglo XIX, modernizó la ortografía e hizo ciertas enmiendas innecesarias con suma arbitrariedad con el objeto de facilitar la comprensión del texto. Los siguientes dos editores: G. Northup (1908) y Keller (1958), observaron que Gayangos ignoraba que el LG era una traducción. A pesar de todo esto, como lo señala Keller, la deuda a Gayangos es incalculable: sin su edición es muy probable que el Libro de los gatos se hubiera quedado enterrado y olvidado sin ser reconocido jamás su mérito de obra maestra.

2 Ver Devoto, "Avant-propos", en la edición de Darbord del Libro de los gatos.

3 Cfr. Northup (ed.), Libro de los gatos, 1908, 9.

4 Tubach. Algunos ejemplos no están registrados. Así sucede con el ejemplo XXIa, traducido en el LG como Enxiemplo XVII.

5 Cfr. "Introducción", Libro de los gatos, 1984, 34-39.

6 Léopold Hervieux establece una concordancia entre el LG y OC a partir de la traducción española; sin embargo, es preferible conservar el orden inverso e integrar en el cuadro de fábulas de OC aquéllas no utilizadas por el autor español que merecerían una edición más accesible (Hervieux, Les fabulistes, 106-108).

7 Los ocho modos de amplificación de Ricardo Thetford son:
1. Colocar una locución en lugar de un nombre, al definir, describir, interpretar o cualquier otra clase de exposición; 2. Dividir; 3. Raciocinar, valiéndose de silogismo, la inducción, el ejemplo y el entimema; 4. Acudir a autoridades concordantes; 5. Basarse en las raíces de lo conocido; 6. Proponer metáforas y mostrar que son apropiadas para la instrucción; 7. Exponer el tema de diversos modos, a saber, en los sentidos literal, alegórico, tropológico o moral, y anagógico; 8. Asignar la causa y el efecto (ver Murphy, La retórica en la Edad Media, 334).

8 Para realizar el estudio comparativo manejo la edición de Darbord del Libro de los gatos.

9 Las negritas son mías.

10 Sobre Renard en Cataluña, ver Cingolani, "'Nos en leyr tales libros trobemos plazer e recreation' " (apud Taylor, "El Libro de los gatos como traducción") y Lavado Paradinas, "Acerca de algunos temas iconográficos medievales", 551-567.

11 Cfr. B. Mollet, "The Songs of Entertainers and the Song of the Angels", 17-36.

12 Los proverbios presentes en Odo y consecuentemente en el Libro de los gatos, son generalmente procedentes de los Proverbia Magistri Serlonis (P. Meyer [ed.], Archives des Missions Scientifiques, Paris, 1868, 172 y ss.). Magíster Serlo era un monje cisterciense del siglo XII conocido de Odo y a quien éste le consagra una parabola (De Magistro Serlone et socio suo post mortem ei apparente) (Hervieux, Les fabulistes latins, 341; Libro de los gatos, 1984, n. 6, 63).

13 El vino era un elemento esencial en las mesas de la nobleza, la burguesía incipiente y los monacatos (como ocurría con los de la orden benedictina). Su consumo era elevado, una media de un litro por persona al día. Por el contrario, los campesinos y villanos de menor poder económico lo suplían con otras bebidas o mezclas como el vino y agua o vino de muy escasa calidad (Gázquez Ortiz, La cocina, 271). De todos modos, también se podía beber como tal en las tabernas, incluso se llegaba a prohibir a los taberneros mezclar el vino con cualquier otro producto o diluirlo con sustancias diversas. Además, los locales donde se vendía el vino a granel debían estar bien señalados con un ramo en la puerta (Vinyoles y Vidal, "La comida en la Barcelona gótica: necesidad primaria y rito social", en Del rebost a la taula, 22).

 

Información sobre la autora

Carmen Elena Armijo. Maestra en Letras españolas y especialista en la época medieval y renacentista, es investigadora en el Centro de Poética del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras donde imparte las cátedras de Literatura Española Medieval y el Seminario de Literatura Medieval. Sus campos de interés son principalmente la cuentística del medioevo, las relaciones entre música y poesía, y el papel del libro durante la Edad Media. Actualmente investiga los nexos entre semiótica poética y semiótica musical en el Cancionero de Juan del Encina. Fundó el Grupo Segrel en 1996 - del que es flautista y asesora filológica - con el propósito de recrear el mundo lírico y musical de la Edad Media. Asimismo ha sido responsable de varios proyectos de investigación sobre las relaciones entre música y literatura. Además ha publicado numerosos artículos de investigación y tiene en preparación un estudio sobre El Libro de los gatos.

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