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Acta poética

On-line version ISSN 2448-735XPrint version ISSN 0185-3082

Acta poét vol.25 n.2 Ciudad de México Sep./Nov. 2004

 

Artículos/Lingüística

 

Las figuras retóricas en la formación de palabras

 

Elisabeth Beniers*

 

* Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM.

 

Resumen

El presente texto pretende llamar la atención sobre el hecho de que el lenguaje figurado existe también al interior de las palabras formadas por derivación. Se muestra de qué manera metonimia y metáfora, a las que normalmente se las asocia con textos, pueden estar presentes en una sola palabra. Partiendo de un esbozo de cómo operan las figuras retóricas en los textos, se pasa a mostrar su relación con la formación de palabras por derivación. Se busca una explicación acerca de la capacidad de las palabras derivadas para constituirse en figuras por sí mismas. También se ejemplifica el uso extendido de un mecanismo derivativo.

 

Abstract

Figurative use of language, usually associated with texts, is shown to exist in derived words as well. After commenting on the general phenomenon of figurative language, the author exemplifies the way it correlates with word formation by derivation and seeks an explanation for the capacity that derived words have to constitute figures by themselves. An example of the figurative use of a derivative pattern is also given.

 

El concepto de figura retórica está muy ligado a los textos. Es común definir la metáfora a partir del concepto de comparación. Suele tratarse de una comparación implícita, sin intervención de marcas y que surge generalmente a través de la constitución de un texto. De igual manera suele reconocerse la metonimia como tal solamente por el contexto verbal en que aparece. Los retóricos las ubican en la etapa de la constitución de textos que corresponde a organizar secuencialmente lo que se concibió en una fase anterior, la "inventio".1

En la metáfora, por lo general, se ponen en relación elementos verbales que normalmente no lo están en la mente de los hablantes y de los que no aparece uno en la definición operacional del otro. Surge la metáfora en secuencias textuales del tipo: "yo era un manchón de musgo entre unas ruinas"2 donde aparecen dos términos en una equiparación que, al no ser evidente, fuerza a buscar su fundamento y establecer una comparación. Esto suele tener un efecto iluminador sobre aquellos rasgos que podrían hacer equiparables a los referentes de las dos expresiones y que se buscaba encarecer por medio de la metáfora. En el texto citado se caracteriza poéticamente al personaje como vestigio mínimo de vida en un ambiente desolado.

También se encuentran las metáforas en expresiones como "voz de cristal"3 donde se asigna un atributo inesperado a una entidad y con ello se incita a establecer una relación entre el referente de la palabra que desentona en la construcción, o sea el comparante, y las cualidades del comparado, lo que nuevamente enfatiza aspectos de éste, como en este caso podría ser el sonido diáfano, obligando a focalizarlos.

Existe entonces la posibilidad de que aparezca sólo uno de los términos de la comparación implicada (en el ejemplo citado ni el sonido ni otra base de comparación posible se menciona),4 pero el resto del texto suple la información que lo ubica como metáfora.

Hay poemas que muestran especial densidad metafórica y donde las figuras resultan aun más cifradas, pero no por ello menos impactantes. Palabras comunes como semilla y lengua usadas como lo hace Bonifaz Ñuño en El ala del tigre cuando dice:

Semilla del placer, la muerte

mira, agazapada, en el instante

donde apaga su lengua roja

algún dolor que fuimos...

exigen al lector buscar para esa "semilla del placer" y esa "lengua del dolor" un equivalente metafórico asociable al contexto o compatible con él para lograr una interpretación; aquí probablemente "origen del placer" y "marca o huella del dolor". Además se dice, sorpresivamente, que fuimos dolor, lo que lleva al lector a tomar conciencia de la naturaleza dolorosa de nuestra existencia que lo es al grado de convertirnos frecuentemente en dolor puro.

En este breve fragmento están documentadas otras maneras de construir expresiones figuradas como, por ejemplo, asignando predicados a sujetos cuyos referentes en una interpretación literal no pueden realizarlos. Se dice aquí que la muerte mira y que está agazapada, dos acciones imposibles para una entidad que no posee cuerpo, que no es física, lo que entonces obliga a la reinterpretación figurada. También se implica que el dolor es un ser animado con una lengua roja que abrasa, y nuevamente se debe buscar un significado transpuesto para esta especie de dragón imaginario.

En una sola estrofa se ve así cómo se acumulan significados figurados y cómo se logran a través de recursos variados en los que el ingrediente más importante parece ser lo poco plausible del contexto sintáctico de alguna expresión.

Es debida a esta vinculación tradicional de las figuras con el discurso, percibida como necesaria, que me ha llamado la atención encontrarme —en mi empeño por entender la formación de palabras— algunas de éstas que por sí solas constituyen metáforas, metonimias u otras figuras, sin necesidad de más texto.

La formación de palabras por derivación —como recurso de creación y fijación de extensiones de sentido más o menos sistemáticas— muestra fenómenos semánticos muy variados como se verá en lo que sigue.

Desde luego, una palabra formada por algún procedimiento de derivación o composición tiene las mismas posibilidades de emplearse en sentido figurado que cualquier otra. Puedo documentar esto por ejemplo con el uso del adjetivo pesado(s)/ pesada(s) 'que tiene(n) (gran) peso' en la expresión broma pe sada donde el contexto broma obliga a una interpretación no literal de pesada y se lee 'broma que lleva dolo, hecha con mala voluntad'. Lo mismo sucede en "la dirección ofreció un 5% de aumento" donde el sentido de dirección: 'rumbo hacia donde se dirige algo' o 'acción de dirigir' se extiende a 'los que dirigen (la empresa o institución)'. El mismo tipo de proceso está en juego cuando se dice "coronar un esfuerzo": 'llevarlo al éxito, a lo más alto' o "dorar la pildora": 'hacer parecer atractivo lo amargo' o cuando se habla de "abordar a una persona".

En el material del Diccionario del Español de México se documentaron también el uso literal y un uso figurado de desgranar:5 Un texto dice:

077 005 259 "También los dioses gustaron del maíz desgranado."

y otro:

676 193 009 "...pasaron ante aquel fiscal y entraron en aquel despacho donde tanta dicha habían desgranado!'

Lo mismo pasa con ayuntar 'unir en cópula':

074395041 "... El terreno propio de la retórica es aquél en que se ayuntan a la vez la teoría y la práctica "

022011119 "Dios sabe en qué circunstancias sórdidas y abyectas se habría ayuntado, y con quién, para engendrarlo y acaso el recuerdo de aquel hecho distante y tétrico la atormentara cada vez."

También se da el caso de que una palabra que se crea sobre una base entendida en sentido literal y con el significado canónico correspondiente al procedimiento empleado en su formación, en otro momento encuentra un uso idiosincrásico que se establece en la lengua. Podría ser éste el caso de cafetear con el sentido de 'velar a alguien' —suponiendo que anteriormente se había creado cafetear para 'tomar café'. "¡Cuánto tiempo sin verte; creí que te cafeteábamos!" o sea '¡Cuánto tiempo sin verte, creí que te velábamos!'. Es decir, se toma cafetear como referencia metonímica a un tipo de eventos particulares sobre la base de que se suele tomar café en los velorios. Con esta resignificación se crea entonces un nuevo elemento léxico por extensión semántica, o sea, sin modificar el significante de la palabra de origen.

Recientemente se expresaba en radio y prensa mexicanas la sospecha de que se hubiera "maiceado a los diputados" para que aprobaran alguna ley. Por el contexto se requiere buscar el equivalente metafórico de maicear, palabra que está documentada en Santamaría (1959: 680) como 'alimentar maíz a los animales', seguramente para engorda, y hacer la interpretación en el sentido de que se sospecha que se les concedieron dádivas o prebendas especiales a los diputados para sobornarlos. Se propone así maicear como sinónimo de sobornar y va en vías de establecerse.

Pero cuando hablo de palabras que por sí mismas constituyen figuras, me refiero a otros fenómenos: se pueden crear palabras derivadas con sentido figurado donde éste proviene de un sentido figurado usual para la palabra base. Un ejemplo de esto podría ser fresón, palabra documentada en el corpus del Diccionario del Español de México, con sentido de 'un tanto fresa', 'tirando di fresa', que corresponde al significado atenuativo asociado al procedimiento de formación de adjetivos postadjetivos con ayuda de -ón (sabroso: sabrosón; bueno: bonachón', ciego: cegatón), que aquí se aplicó a un adjetivo, fresa, obtenido a partir de un sustantivo y definido en el Diccionario Usual del Español de México (1996: 446) como adjetivo con el significado "que no se arriesga a contravenir normas y leyes".

El diálogo que recoge el corpus es el siguiente:

953 019 001 "E.Q.: ¿Por qué no te gusta esa onda?

C.R: A mí no me late.

E.Q.: ¿Por qué, maestro? ¿No te pasa?

(Interviene un tercer interlocutor)

M.L.: Es que es fresón este cuate.

E.Q.: ¿Eres fresa, cuate? Entonces ¿Por qué traes greña?

C.F.: No. Pos yo no estoy para comentarios.

M.L.: Nel. ¡Vámonos! Está medio tocado."

Igual fundamento tienen los sentidos figurados de, por ejemplo, desangelado y fogoso. Se usa ángel para 'carisma', 'gracia' y fuego con el sentido de 'pasión' de donde se derivan fácilmente los significados 'no tener gracia o carisma' y 'apasionado' para las palabras citadas.

Señorear toma señor como base en un sentido particular de 'gobernante':

488144029 "... [la] baja calidad de un realismo imitativo y superficial: ese equívoco señalado antes, señorea parte de la pintura de la Revolución Mexicana."

Se expresa así que ese realismo domina parte de la pintura mencionada.

Pero también puede ocurrir que se crean palabras y expresiones secundarias atribuyendo un valor metafórico a la palabra base en el momento mismo de la codificación, sin el antecedente del uso con tal valor como palabra libre. Se ve documentada esta posibilidad en los siguientes verbos: orientarse), balconear y ventanear, por mencionar sólo algunos. Por contraste con norte que sí se usa en sentido figurado en expresiones como "perder el norte", oriente no tiene un uso equivalente y se toma con el valor de 'destino', 'ubicación correcta' apenas como base del verbo orientarse 'ubicarse en la dirección conveniente con respecto a alguna meta o propósito'.

No necesitan estar implicados balcones ni ventanas para el uso adecuado de balconear y ventanear 'mostrar como en un balcón o una ventana', 'exhibir a alguien en relación a un asunto penoso', ni se usan las palabras base con el Valor de 'lugar simbólico donde se exhibe a alguien' que se manifiesta en estos verbos; simplemente se aprovecha el conocimiento de los lugares denominados por la palabra base como aptos para mostrar algo para crear el significado del nuevo elemento léxico.

Para dar otro ejemplo, hueso no se usa como 'parte mínima de algo'; ese valor apenas se le atribuye en deshuesadero aplicado a un lugar donde descomponen automóviles en sus partes últimas, siendo que deshuesar o desosar sólo se emplean con la interpretación literal de hueso.

Recientemente se hablaba en la prensa mexicana de que se sopeó a cierto preso; es decir, 'se le "sacó la sopa" ', giro que está correspondido por otro: "soltar la sopa", o sea, 'revelar hechos incriminatorios de la propia persona', 'confesar algún delito'. Fuera de este contexto, sopa no tiene uso como 'hecho incriminatorio'.6

Son frecuentes las palabras secundarias que incorporan su base como metonimia. Pienso en palabras como potrero que implica, aun fuera de contexto, un uso antonomásico de potro, ya que los potreros no se usan solamente para resguardar potros. Un caso muy similar es el de alpinismo y alpinista donde figura Alpes como antonomasia de 'montañas'. Una demostración de que el alpinismo se practica más allá de los Alpes la encontramos en el siguiente texto tomado también del corpus del Diccionario del Español de México que dice:

389 104 003 "Una de las excursiones más emocionantes para los alpinistas mexicanos es el descenso al cráter del Popocatépetl, con sus emanaciones..."

Otro ejemplo de palabra que incluye una figura es faldero donde falda en uso metonímico significa cercanía, contacto corporal, simbolizado por el nombre de una prenda de vestir.

De hecho, encuentro en las palabras derivadas —mi objeto cotidiano de estudio— diversas figuras estudiadas en la retórica basada en textos. Así, en pedalista se descubre la sinécdoque inductiva de referirse a la bicicleta por medio del nombre de una parte de ella. Algo similar subyace al verbo teclear con el significado 'escribir a máquina'.

Interpreto como metonimia también palabras como carnada que hace referencia al conjunto de crías nacidas de un mismo parto (me parece que necesariamente de mamífero no humano) y en la que se usa cama por 'parto', lo que implica otra extensión de sentido de cama que suele referirse al mueble donde duermen los humanos a 'lugar que elige un animal para parir' y de ahí al evento del parto y al producto del mismo. No son infrecuentes estas remisiones en profundidad en las palabras-figura.

Documenté también la palabra cuetiar (cuetear) que parece formada a partir de 'tronar cuetes' y figura en el siguiente texto prácticamente como sinónimo de 'tronarse (a alguien)' 'matar (a alguien)':

010062038 "Llegó "el Poncho Cabrera": ¡Pélate, cuñao, porque te van a cuetiar!"

Es decir, para arribar a la interpretación de cuetear pretendida por el hablante, se tiene que pasar de cuetear como alusión a 'tronar cuetes' a tronar en el sentido de 'matar'.

Así, por dar otro ejemplo, descabellado remite metonímicamente a cabeza y cabeza, también metonímicamente, por ser sede del cerebro, a 'buen sentido', 'criterio'. Una propuesta descabellada corresponde así a una propuesta que carece de sentido.

De hecho, existen series derivativas enteras creadas sobre un uso de la palabra base como término de comparación.

Por una parte está la serie de verbos que predican semejanza, formados como parasintéticos con a- -ar, por ejemplo: 'asemejarse) a los X' aburguesar(se), acobardarse), amariconar(se), aniñar(se), asatanar(se).

Por otra, se forman verbos a partir de sustantivos, ya sea con el valor de 'ser tal', 'fungir como tal' (liderear, abogar, arbitrar), ya sea estableciendo una comparación 'hacer como tal'. Así se aprecia en los siguientes ejemplos:

112008139 "...tal vez, si siembras un billete de a peso, crezca un árbol frondoso cuajado de moneditas de plata que campanillen o le cuelguen quesos periformes y jamones pingües."

588032073 "...bata la mantequilla con el azúcar. Cuando la preparación esponje, añada las yemas..."

979001147 "...y luego ahí, pinche palomilla cábula que lo están (sic) cabuleando a uno ¿eh? Lo están a uno purgando Hay cabrones cábulas que lo están a uno chingue y chingue, para ver..."

Y todavía existe la posibilidad de establecer la comparación con respecto al objeto directo: 'tratar como a tal': chamaquear 'tratar como si fuera (un) chamaco', venadear 'tratar como a los venados' o sea, 'cazar, matar a tiros'.

Cuando el sustantivo base se emplea en sentido extendido, se obtiene una metáfora en una sola palabra: cotorrear 'hablar mucho, sin mucha seriedad', viborear 'hacer como las "víboras" ('personas mal intencionadas')', 'expresarse mal de alguien'.

Existe, además, el caso de la palabra derivada cuya base figura en sentido literal, pero que en el momento mismo de su creación toma un valor idiosincrásico que especifica la comparación establecida. Podría ser el caso de agandallarse (algo) que, si bien significa 'parecerse a los gandallas', que corresponde al significado sistemático del proceso de formación de verbos en parasíntesis con a- -ar, tiene el significado específico adicional de 'apropiándose algo ajeno'.

Cuando se usa balancear se hace referencia al movimiento de las balanzas, pero atribuyéndoles a éstas la facultad especial de equilibrar algo; es decir, se va más allá de la simple comparación de un movimiento o de una acción con la de las balanzas, aunque éste se tome como imagen alusiva.

Se puede así crear un significado enteramente inesperado, aunque la palabra base se use en sentido directo y el procedimiento también se aproveche en forma canónica, por el valor específico atribuido a la relación entre palabra base y derivada. Este sería también el caso de afganizar como lo usó el funcionario de algún gobierno recientemente, como amenaza frente a otro: "los vamos a afganizar". No se traspone el sentido del procedimiento los vamos a 'tratar como a X' (por ejemplo, chiquear 'tratar como a los chicos'), pero la implicación específica, estrechamente ligada al momento histórico, era 'arrasar' ('los vamos a arrasar como se hizo con Afganistán'). Aquí se trata de lexicalizaciones individuales, accidentes históricos, por así llamarlos, que no admiten más explicación.

A la luz de lo anterior, cabe proponer que las figuras, aparte de ser un fenómeno de la "dispositio", lo son también de la "elocutio", y que ésta debe concebirse no sólo como el lugar donde se procede a la elección de los tropos y de las figuras, sino donde éstas también se pueden crear como parte de un proceso de formar palabras nuevas en el momento, palabras que satisfagan las necesidades expresivas.

Finalmente, quiero mencionar la posibilidad de hacer un uso extendido o metafórico de los afijos derivativos mismos o, mejor dicho, de los procedimientos de formación de palabras e incluso de obtener un efecto poético a través de ello. Por ejemplo, uno de los usos del prefijo des- antepuesto a un verbo es expresar la inversión de la acción:

109029081 "Los nervios lo traicionaban, le impedían permanecer quieto. Cambiaba de posición, cruzaba la pierna, la descruzaba, pasaba la lengua por los labios, por los dientes, jugaba con los pulgares."

En la siguiente cita se hace un uso extendido, poético de este recurso:

018528043 "... de la Guadalupana luego fui hasta el puente, subí, contemplé por la vez última estas tierras, y, desacordándome de todo, desimaginándome las cosas, les dejé mis últimas palabras."

Para el autor hubiera sido muy sencillo decir, "olvidándome de todo", pero no hubiera obtenido ese efecto como de dilatación del hecho, el carácter parsimonioso que se infiere y que hace que el lector intente repetir interiormente la experiencia de ir de un punto a otro de un lugar emocionalmente importante y despedirse de cada elemento ligado a sus vivencias pasadas.

En lo que sigue, hago un intento de explicar las palabras que constituyen figuras por sí solas.

¿Cómo es posible que una palabra por sí sola constituya una metáfora y que obligue a la interpretación figurada de su base aún fuera de todo contexto?

A mi entender, se explica esto por el carácter motivado de las palabras en cuestión. Si bien figuran como palabras, encierran más de un elemento significativo en su interior y reflejan una estructura. Las palabras motivadas son cuasi-equivalentes semánticos de frases. Cada palabra derivada o compuesta es, de hecho, un sintagma, una construcción en la que están en relación gramatical o paragramatical7 dos o más elementos. Se crea a partir de lo que se ha llamado constituyentes inmediatos, lo que permite que alguno de éstos aparezca con valor figurado y es esto lo que hace posible que estas figuras sean a la vez léxicas y discursivas.

Así, cuando hablamos de personas letradas interpretamos 'que tienen "letras" empleando letras como metonimia de 'estudios', 'escolaridad'. Cuando decimos que a alguien le hicieron una perrada entendemos que se trató de un acto 'digno de un perro \ utilizando perro con el significado de 'malvado', por cierto, atribuyendo a este animal características de malicia y segundas intenciones que no tiene, o sea partiendo de un prejuicio netamente cultural.

Estas formulaciones revelan los sintagmas que subyacen en las palabras motivadas. De hecho, la creación e interpretación de una palabra de este tipo pasa por una fórmula que refleja lo que se llamaría el patrón de formación. Para crear fresón me remito a conocimientos generales de la lengua como, por ejemplo, saber que existe una serie de adjetivos en -ón con valor atenuativo, como ya se mencionó, ((toro) mansurrón) 'con tendencias a la mansedumbre' (no manso) etc.; es decir, siempre hay una fórmula detrás que constituye el texto que se considera indispensable en la creación de figuras. Esto permite emitir fresón como 'que es un tanto "fresa" ' = 'cursi', utilizando el valor figurado que existe para fresa en el español de México.

Para entender la expresión una muchacha descocada8 recurre cualquier hablante a su dominio inconsciente de los adjetivos postsustantivos posesivos en -do, -a y a la fórmula correspondiente 'que tiene X', o, en versión privativa, 'que no tiene X', lo que lo lleva a: 'que no tiene "coco(s)" ' y de ahí a 'que no tiene (buena) cabeza', ya que conoce el uso metafórico de coco por 'cabeza' o puede inferirlo, y así sucesivamente. Un camino similar se haría, por ejemplo, para crítica descarnada 'crítica a la que se ha retirado la "carne" ', es decir, 'sin protección ni cuidado para el criticado'; 'crítica sin recato'.

Esto mismo sucede con las palabras que por sí solas son figuras. Al crear alpinismo paso por la fórmula 'actividad relacionada con X' (que se aplica también en automovilismo, campismo y otras) y ésta me abre espacio para usar una palabra en sentido figurado. Lo mismo que si digo aclimatar sin referirme a un clima propiamente dicho, sino a un ambiente, o aprisionar sin referirme a una verdadera prisión.

Hay que hacer una advertencia, sin embargo: si bien la existencia de las fórmulas definitorias de palabras complejas permite la creación de palabras-figura, no necesariamente estas fórmulas bastan para su interpretación como tales. Es decir, puedo crear alpinismo como sinécdoque, porque la fórmula subyacente me da contexto, pero el receptor que la escucha por primera vez no tiene por qué suponer que no se está concibiendo esa actividad como limitada a los Alpes. Este conocimiento es aprendido o se obtiene del contexto más amplio.

En otros casos, le ayuda el conocimiento de la función del léxico. Sabe, por ejemplo, que el hecho de no tener cocos (de palma) una persona no adquiere suficiente relevancia social como para merecer la creación de una palabra (como sí lo tendría el hecho de no tener nariz, por ejemplo), lo que lo pone sobre la pista de buscar un significado figurado para descocado.

El análisis lingüístico revela que son estas fórmulas las que proporcionan el texto del "discurso" requerido para que las palabras tomen eventualmente valores metafóricos; se trata de palabras solas pero que "transparentan" discurso con lo que se descubre un nivel adicional al sintáctico para la metaforización.

 

Bibliografía

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Notas

1 Dice Helena Beristáin (1985) en su artículo figura retórica: "Las figuras son un fenómeno de la 'dispositio* "; es decir, corresponde, según esto, al "desarrollo sintagmático del discurso" (ibid. p. 158).

2 Pablo Neruda, "Barrio sin luz", en Crepusculario, p. 57.

3 Pablo Neruda, "Amor", en Crepusculario, p. 55.

4 Alguien podría también asociar lo frágil del cristal con una voz que se quiebra o cualesquiera otras cualidades, al no estar especificada la base de comparación.

5 Agradezco a El Colegio de México la oportunidad de analizar este valioso material.

Los números de nueve dígitos indican la ubicación de la cita en el corpus; los primeros tres dígitos corresponden al texto, los segundos a la página y los terceros al renglón inicial.

6 Sobre la formación de verbos a partir de giros cf. también Beniers, 2004.

7 Cf. Coseriu, 1978, p. 249.

8 Me informa Patricia Villaseñor que coca existe como regionalismo por chongo, o sea, un peinado en el que se acomoda el pelo en vueltas sucesivas. Partiendo de esta base se obtendría para descocada 'deschongada', o sea, 'despeinada', sin que se excluya la posible extensión a "de ideas confusas".

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