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vol.41 número2Kaldellis, Anthony, Romanland: Ethnicity and Empire in Byzantium, Cambridge, The Belknap Press of Harvard University Press, 2019, 392 págs., ISBN: 9780674986510.Elegíacos helenísticos, introducción, edición y traducción de Rafael J. Gallé Cejudo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cien­tíficas (Alma Mater. Colección de autores griegos y latinos), 2021, 838 págs., ISBN: 978-84-00-10890-8. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Nova tellus

versión impresa ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.41 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2023  Epub 02-Oct-2023

https://doi.org/10.19130/iifl.nt.2023.2.41.2/00x38s012 

Reseñas y notas bibliográficas

Segura Jaubert, José Marco, Una mirada al pasado: cultos mistéricos y cristianismo en el mundo griego y romano, Heredia, EUNA, 2021, 232 págs., ISBN: 978-9977-65-639-7.

Minor Herrera Valencianoa  *
http://orcid.org/0000-0003-0502-6763

aUniversidad de Costa Rica, San José, Costa Rica, minor.herreravalenciano@ucr.ac.cr

Segura Jaubert, José Marco. Una mirada al pasado: cultos mistéricos y cristianismo en el mundo griego y romano. Heredia: EUNA, 2021. 232p. ISBN: 978-9977-65-639-7.


Palabras clave: cultos mistéricos; cristianismo primitivo; religión griega; religión romana

Keywords: Mystery Cults; Early Christianity; Greek Religion; Roman Religion

El libro Una mirada al pasado: cultos mistéricos y cristianismo en el mundo griego y romano, de José Marco Segura Jaubert, ofrece al lector una experiencia de lectura que lo introduce en la comprensión de los cultos mistéricos y cómo estos se originaron en la Antigüedad, alcanzaron popularidad principalmente durante los períodos helenístico y romano e influenciaron a otras religiones como el judaísmo, o bien, el cristianismo.

Antes de iniciar con la reseña propiamente, es importante considerar algunas definiciones básicas en cuanto a qué se comprende como “culto mistérico o de misterio”, así, Vernant1 sostiene que el concepto de “misterio” engloba el culto secreto (acción) como las enseñanzas contenidas en él, esto es un conocimiento al que no puede accederse de maneras convencionales.

Quienes desearan participar debían someterse a ceremonias de iniciación, o bien, a algún ritual especial que debía ser realizado por el iniciado. Lo típico es que dichas actividades fuesen secretas y exclusivas, para esto lo común es que se llevaran a cabo bajo el cobijo de la noche.

Asimismo, Burkert2 menciona que el culto de misterio es “una forma de religión personal que depende de una decisión privada y aspira a alguna forma de salvación por la aproximación a lo divino”. Sin embargo, aunque esta es una de las definiciones más aceptadas por los investigadores, el mismo Burkert (2005) advierte que tal concepción podría llevar a establecer similitudes equivocadas con otras formas personales de religión, por ejemplo, las religiones votivas, que constituyen el trasfondo para la práctica de los misterios y que son mucho más generalizadas y bastante más realistas que estas otras formas. Del mismo modo, Bernabé señala que los misterios “eran ritos religiosos secretos, accesibles solo para quienes se iniciaban en ellos. Por lo tanto, su fenomenología solo es conocida en parte y lo que se sabe de ellos solo procede de la propaganda que emitían para ganar adeptos”,3 o bien, de quienes no apoyaban dichas prácticas religiosas o se mostraban abiertamente enemistados con estas.

Así las cosas, los cultos mistéricos contenían creencias que gozaron de gran aceptación en el sentido de que proporcionan una cercanía más personal entre el iniciado y las divinidades, lo cual de alguna manera garantizaba la esperanza de su salvación (la del iniciado) luego de que ocurra su muerte.

Finalmente, además de los diversos cultos existentes en el Imperio Romano, los antiguos cultos mistéricos griegos se hicieron populares y adquirieron un nuevo significado al entrar en contacto con otras tradiciones religiosas. Con el advenimiento del cristianismo y el fortalecimiento de la fe, seguido de una creciente literatura de contenido apologético, los autores cristianos vieron en las ceremonias realizadas por sus adeptos toda la representación del mal existente en el universo politeísta, proponiendo combatirlos.

Antes de la introducción del libro, hay un PRÓLOGO (pp. 21-24) escrito por el reconocido filólogo español Dr. Alberto Bernabé Pajares, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid. En este apartado, realiza una breve explicación de aspectos generales de la “religión” griega y del fenómeno religioso de los “cultos mistéricos”. El propio Dr. Bernabé reconoce el valor intrínseco que posee esta obra y afirma que es un texto “muy informativo, fresco, completo y variado, de los principales rasgos que definen este fenómeno religioso, planteado de una manera accesible para el lector no especializado, sin faltar por ello al rigor y a la precisión que la filología exige” (p. 24).

Posteriormente, ofrece una INTRODUCCIÓN (pp. 25-26), que resume justa y precisamente el contenido del texto a la vez que ofrece algunas claves para su lectura y su objetivo general, el cual busca “examinar la necesidad de salvación que poseía tanto la sociedad griega como la romana” (p. 25). Para alcanzar dicho propósito, el autor parte del análisis pormenorizado de fuentes tanto antiguas (diferentes autores antiguos) como modernas (ensayos críticos), con la finalidad de reflexionar acerca de las distintas creencias que poseían los individuos que podían ser iniciados en un culto mistérico.

Luego del apartado introductorio aparece uno titulado MÉTODO DE ANÁLISIS FILOLÓGICO (pp. 27-28). En él se explica cómo se parte del examen meticuloso de testimonios escritos con la finalidad de extraer la mayor cantidad de información posible a partir de un análisis que permita recuperar un conjunto de hechos o de ideas que, en este caso, remiten a los cultos mistéricos y que son recogidas por numerosos escritores antiguos en sus obras.

En el PRIMER CAPÍTULO (pp. 29-67), Algunos apuntes sobre el contexto religioso de Grecia y Roma, se inicia con el estudio de los principales aspectos que definen, asemejan y diferencian a las religiones griega y romana entre sí. Entre las principales semejanzas destaca que ambas eran de carácter étnico, es decir, “que al nacer en territorio griego o romano las personas eran parte de esas religiones” (p. 30), por lo tanto, para pertenecer a ellas debían gozar de todos “los derechos cívico-políticos correspondientes, debía entonces ser ciudadano” (p. 30). Otros aspectos destacables que asemejan a la religión griega y la romana son la falta de aspiraciones de universalismo y de libros sagrados depositarios de una fe determinada o el establecimiento de dogmas o fundadores, como ocurre con la religión cristiana, o bien, la musulmana. Por lo que concierne a las características que las diferencian, se destaca el hecho de que las relaciones entre mitología y religión “fueron claras en Grecia en cuanto a las justificaciones míticas de un culto en especí­fico, mientras que los romanos concibieron a sus dioses desde una perspectiva funcional” (p. 44); porque a lo que se dio principal importancia, en Roma, fue a los ritos, lo cual devino en que la mitología romana fuese histórica, ciudadana y política. Otra diferencia destacable, presentada por Segura, es el hecho de que “el pueblo romano temía al poder (numen) de las divinidades, por ello no abundan los mitos escandalosos sobre ellas, caso contrario ocurría entre los griegos que sí expresaban con mayor libertad las historias de amor de Zeus” (p. 45). Finalmente, se presentan otras diferencias, por ejemplo, lo estricto de la religión romana debido a su aspecto político, frente a la griega que es más “relajada”, o bien, la forma en que están organizados los dioses. Los griegos tienen a los doce olímpicos, pero los romanos tenían tres dioses principales: Júpiter, Marte y Jano, su célebre tríada capitolina, la cual es herencia etrusca y es representada en sus templos de triple cella que no existían en Grecia.

Este PRIMER CAPÍTULO se completa con un breve acercamiento a lo que se consideraba magia y la importancia que se le daba a la adivinación. Posteriormente, se analiza lo que es un culto mistérico y su trascendencia para el estudio de lo religioso.

El SEGUNDO CAPÍTULO (pp. 69-108), Los misterios de Eleusis, inicia con una explicación sobre el porqué estos fueron los más importantes, quiénes podían iniciarse en ellos y a qué divinidades estaban dedicados. El autor menciona que lo que se llevaba a cabo durante la ejecución del ritual solo es conocido en parte debido a que “eran ritos religiosos secretos solo accesibles para aquellos que poseían dinero y hablaban griego. Lo que se conoce de estos se debe a la propaganda propia del santuario, y a lo que señalaban sus detractores: los cristianos” (p. 69). En este capítulo es posible encontrar varios apartados que exponen, por ejemplo, quiénes fueron las grandes diosas Deméter y Perséfone y su importancia fundamental para la realización de los cultos mistéricos, asimismo, presenta lo producido por autores como Homero, en el caso del Himno Homérico a Deméter y algunas imágenes de cerámica griega en las que es posible ver representados algunos mitos vinculados con las dos diosas (Deméter y Perséfone). Posteriormente, Segura ofrece una explicación sobre las dos etapas de los Misterios de Eleusis: “los misterios menores, cuyas principales funciones eran la preparación y purificación de los mistas para los Misterios Mayores, tenían lugar en Eleusis o en el ágora de Atenas, en un lugar llamado Eleusinio, donde se escuchaba la proclamación de las festividades” (p. 84). Los Misterios Mayores consistían propiamente en la iniciación como tal. Otro de los apartados contenidos en este capítulo trata el proceso de la iniciación y la visión de las diosas. En este se describe paso a paso el proceso de iniciación en los Misterios eleusinos, según las fuentes antiguas y modernas. Otro de los aspectos que se aborda en este capítulo es la descripción de efectos de la iniciación y cómo uno de los más destacados era buscar algunos “beneficios terrenales, aquellos que se alcanzaban en este mundo” (p. 93), por ejemplo, provisión de alimentos (cereales) durante todo el año, gozar de buena salud, alcanzar, mantener o sumar riquezas materiales, entre otros. El capítulo cierra con el establecimiento de paralelismos entre el cristianismo y los misterios de Eleusis.

El TERCER CAPÍTULO (pp. 109-152), Orfeo, orfismo y los misterios Orfeo-Báquicos, se enfoca en abordar un movimiento tanto religioso como cultural, se trata del orfismo. Para el autor, los Misterios de Eleusis ocurrían en un punto particular de la geografía ateniense, pero existía otro tipo de mis­terios que no se encontraban vinculados a ningún lugar específico: los misterios órficos. Estos misterios fueron asociados al poeta mítico Orfeo, uno de los personajes más populares de la religión griega, lo cual hizo que se le concedieran tanto la condición de poeta como la de líder y profeta religioso. El primero de los apartados abarca la descripción del poeta inmortal Orfeo, sus orígenes, sus capacidades, así como la mitología asociada a él. El segundo apartado se concentra en presentar a Orfeo en su condición de mago y divinidad cuyas palabras y canto le permitían dominar sobre seres humanos y bestias. Esa caracterización de Orfeo dio lugar, según el autor a “que existieran textos con fines de toda índole que buscaban la obtención de beneficios” (p. 118), por lo cual no es de extrañar que existieran personas que se adjudicaran las supuestas enseñanzas de Orfeo, y que abusaran de la creencia de la gente para vender curaciones mágicas y ensalmos, con el fin de esquivar enfermedades provenientes de castigos divinos, y de conseguir un mejor destino para el alma en el otro mundo. Los otros tres apartados contenidos en este capítulo tratan temas como el mito órfico de Dioniso y los Titanes, las creencias y los principales preceptos del orfismo, una concepción particular del Más Allá, la recepción de ideas e imágenes órficas en el cristianismo y, finalmente, el establecimiento de semejanzas y diferencias generales entre el orfismo y el cristianismo.

El CUARTO CAPÍTULO (pp. 153-180), Los misterios en Roma: la Gran Madre Cíbele, corresponde a la explicación de las acciones dirigidas para la realización del culto de la Gran Madre Cíbele. El autor afirma que los romanos fueron una sociedad abierta en el ámbito religioso, aceptaron a los dioses y los cultos de otras sociedades, siempre y cuando no fueran en contra de las necesidades políticas, religiosas y sociales de Roma. Los misterios de la Gran Madre Cíbele y su consorte Atis, fueron parte del conjunto cultual romano en el año 205 a. C. durante la guerra contra Aníbal. Dichas divinidades vinieron de Frigia, zona de Asia Menor ubicada en la península de Anatolia, actual Turquía. El centro de culto se encontraba en el monte Dindymon en la ciudad de Pesinunte, sitio donde, según el mito, cayó el Bétilo cúbico y negro llamado Kubele que da origen al nombre de la diosa. En el primero de los apartados, como se ha estructurado en otros capítulos, se inicia con la explicación de los mitos que sustentan o dan carácter religioso a los cultos mistéricos, en este caso, se trata del mito de Atis y Cíbele, su difusión y sus distintas versiones. Posteriormente, se tratan temas asociados, por ejemplo, la mutilación de los genitales y el orden social, además, el hecho de que la diosa Cíbele haya sido trasladada de Pesinunte hasta Roma en busca de un antídoto contra el general Aníbal Barca y su ejército, así como todos los males que aquejaban al pueblo romano, durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a. C.). También se presenta una descripción de varios ritos, entre ellos, la festividad de Atis y los Megalesia, así como la recepción del mito de Atis y Cíbele por los Padres de la Iglesia Católica (Clemente de Alejandría y Arnobio). Este capítulo finaliza con la exposición de semejanzas y diferencias generales entre el culto a Cíbele y el cristianismo.

El QUINTO CAPÍTULO (pp. 181-210), Un interrogante llamado Mitra, es el último que integra este libro. Inicia, como es lo usual, con la explicación general sobre quién fue Mitra, su origen, los mitos asociados a este y lo que es el mitraísmo. El autor se apoya en las afirmaciones de Alvar, para quien el dios Mitra posee la capacidad de organizar y crear el cosmos y las relaciones astrales: “Mediante sus acciones da sentido al ciclo vital, genera fecundidad y sirve como ejemplo para quienes lo siguen. En apariencia, el dios no sufre una pasión como el resto de los dioses mistéricos”.4 Otros apartados de este capítulo final abordan temas muy interesantes, por ejemplo, los mitreos y la comunión de los varones y el dios Mitra, las prácticas cultuales, el banquete y la iniciación mitraica, los grados de iniciación para el sacerdocio mitraico, la recepción de los misterios mitraicos por Padres de la Iglesia como Tertuliano, Justino y Eusebio y, finalmente, las semejanzas y diferencias generales entre mitraísmo y cristianismo.

Este libro también posee un APÉNDICE (pp. 211-220) que trata sobre Pablo de Tarso: misteriosofía y cultos mistéricos, este sirve como colofón no solo para comprender el pensamiento paulino, sino para allanar, de manera clara, la relación que existe con los cultos mistéricos.

El apartado de CONCLUSIONES (pp. 221-222) refleja el contenido de este rico y bien argumentado libro y deja las puertas abiertas para el desarrollo de nuevas investigaciones relacionadas con otros cultos de misterio, por ejemplo, los de Samotracia e Isis.

Por último, se encuentra un EPÍLOGO (pp. 223-226) escrito por el reconocido filólogo español y catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, Dr. Antonio Piñero, quien define así la obra:

Después de haber leído este libro cualquier lector atento tiene -en mi opinión- todos los elementos necesarios y convenientes para responder a las viejas y a veces insidiosas preguntas acerca de la relación de dependencia, e incluso de burda copia, de la que se acusa a las concepciones teológicas de los cristianismos primitivos, y en particular al paulinismo. […] son muy convenientes, y cumplen su función propedéutica, los apuntes sobre el contexto religioso de Grecia y Roma, la magia y la adivinación […], porque sitúan al lector en el punto de mira justo para entender el desarrollo del orfismo y de los cultos de misterio (p. 223).

Por último, es posible encontrar una BIBLIOGRAFÍA (pp. 227-232) exhaustiva y actualizada que, como se puede notar a lo largo de cada capítulo, ha sustentado teóricamente cada una de las afirmaciones del autor y sus posturas críticas en relación con los temas tratados.

Bibliografía

Segura Jaubert, José Marco, Una mirada al pasado: cultos mistéricos y cristianismo en el mundo griego y romano, Heredia, EUNA, 2021, 232 págs., ISBN: 978-9977-65-639-7. [ Links ]

1 Vernant, Jean-Pierre, Los Orígenes del Pensamiento Griego, trad. Marino Ayerra, Barcelona, Paidós, 1992, p. 70.

2Burkert, Walter, Cultos mistéricos antiguos, Madrid, Trotta, 2005, p. 31.

3Bernabé, Alberto, Himnos homéricos,Madrid, Abada, 2017, p. 48.

4Alvar, Jaime, Cristianismo primitivo y religiones mistéricas, Madrid, Cátedra, 1995, p. 187.

Recibido: 07 de Octubre de 2022; Revisado: 30 de Octubre de 2022; Aprobado: 13 de Junio de 2023

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Minor Herrera Valenciano es doctor en Estudios del Mundo Antiguo por las Universidades Autónoma de Madrid y Complutense de Madrid. Desde 2009, trabaja como docente e investigador del Departamento de Filosofía, Artes y Letras de la Universidad de Costa Rica, en donde ha impartido cursos en las áreas de Estudios Clásicos y Enseñanza del Castellano. Desde 2010, es parte del Centro de Investigaciones sobre Diversidad Cultural y Estudios Regionales de la Universidad de Costa Rica. Ha participado en diversos congresos nacionales e internacionales con ponencias relativas a las culturas antiguas, la tradición clásica, la mitología y las lenguas clásicas. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: “La civilización micénica, ritual y culto funerario: el caso de la tablilla PY Tn 316”, Pensamiento Actual, 22/39, 2022, pp. 87-98; “Mitología y discidium en la obra de Cayo Valerio Catulo”, Espiga, año 21, 41, 2021, pp. 137-158, y “Manifestaciones de la tradición clásica en el poemario Orquídeas de Lisímaco Chavarría”, Estudios Clásicos, 48, 2020, pp. 13-30.

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