SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.40 issue1Filología y Mercurio en capilla por José Molina Ayala (Ciudad de México, México, 10 de agosto de 1968 a 2 de septiembre de 2021)Gardella, Mariana y Victoria Juliá, El enigma de Cleobulina. Traducción de testimonios, acompañada de estudio preliminar, notas y apéndice, prólogo de Walter O. Kohan, Buenos Aires, Teseo, 2018, 149 págs., ISBN 978-9877231656. author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Nova tellus

Print version ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.40 n.1 Ciudad de México Jan./Jun. 2022  Epub Apr 08, 2022

https://doi.org/10.19130/iifl.nt.2022.40.1.432581 

Noticias

AL PROFESOR DON LUIS GIL FERNÁNDEZ, FILÓLOGO CLÁSICO, HISTORIADOR Y HUMANISTA. “AMANTE DE LOS LIBROS Y DE LA VIDA...” (1927-2021)

aUniversidad Nacional Autónoma de México, México, slaquino@unam.mx


Palabras clave: Filología clásica; historia antigua; humanismo; tradición clásica; traducción

Keywords: Classical Philology; Ancient History; Humanism; Classical Tradition; Clas­sical Translation

El altamente estimado en nuestra Universidad, profesor don Luis Gil Fernández, fue un típico madrileño nacido en 1927. Como dice uno de sus alumnos, Antonio Piñero, en su Blog del 1º de octubre,1 su maestro tenía “un gracejo y una ironía fuera de lo normal, extraordinario y divertido, que utilizaba un español castizo con una propiedad asombrosa”. Muchos aspectos de la sabiduría y gracia humanas vislumbramos en Luis Gil en nuestro Primer Congreso Internacional de Estudios Clásicos en México de 2005, cuando el profesor se puso a cantar canciones populares mexicanas con jóvenes estudiantes, no sin antes habernos brindado una conferencia magistral sobre el humanismo español en la época de los Reyes Católicos, acentuando la igualdad de los ingenios culturales tanto en la Vieja como en la Nueva España. Por desgracia, hoy debemos decir que el jueves 30 de septiembre de 2021, Luis Gil Fernández nos ha abandonado desde la ciudad de Maliaño, en la Cantabria española.

A Luis Gil le tocó vivir bajo la dictadura franquista (1939-1975), pero vivió cincuenta años más en el proceso de transformación democrática, de allí su posibilidad de una apertura crítica en los estudios helénicos. Vio fallecer a Antonio Tovar (1985), a Manuel Fernández-Galiano (1988), a José Sánchez Lasso de la Vega (1996), a Martín Ruipérez (2015), a Rodríguez Adrados (2020) y a otros profesores y amigos que intentaron —y lograron— elevar el nivel filológico clásico en su país, abriéndose a las universidades europeas con un esfuerzo tenaz que se extendió también para la filología clásica en América Latina, donde sus nombres quedaron como ejemplos de la alta lingüística clásica española del siglo XX, empezando por los estudios de las tablillas micénicas, la filología clásica en general (ediciones y traducciones) y, en muy amplio sentido, interpretaciones audaces en toda la literatura clásica, y, en el caso de don Luis Gil, además, la perspectiva histórica del humanismo.

Algunos jóvenes españoles han hecho una crítica injusta en torno a estos grandes profesores a causa de su inmersión en la dictadura política en la que ellos vivieron, sin comprender bien lo que los maestros padecieron social y personalmente; además, la nueva transformación necesaria en España ha sido sumamente complicada, por las amenazas del neoliberalismo en contra de los estudios de las lenguas clásicas desde la escuela secundaria y el bachillerato, lo que está impidiendo el conocimiento profundo de la propia lengua española, el aprendizaje de otras lenguas romances, la adquisición del léxico científico y la falta de un acercamiento humanístico a la cultura clásica, en general, (pensemos solo en la democracia ateniense de dos largos siglos, o el desarrollo médico o tecnológico hasta la época helenístico-romana), de manera que muchos adolescentes europeos no conocen ni siquiera a Odiseo. Crisis mayúscula de las Humanidades en el mundo.

Ahora bien, ya que la profesora Paola Vianello (tristemente fallecida en 2007), en sus cursos de Literatura griega nos incitaba a leer los libros y los artículos publicados en la Fundación Pastor, escritos por numerosos filólogos y por los extranjeros que colaboraban con ellos, conocimos y admiramos numerosas perspectivas sobre el mundo antiguo, porque los estudiantes mexicanos, como la sociedad española, estábamos, entonces, ávidos de los clásicos grecorromanos. Las atinadas frases de la maestra Vianello, referentes a los estudios humanísticos de Luis Gil, en su famoso Estudios de humanismo y tradición clásica, continuación brillante de Panorama social del humanismo español (1500-1800), de 1981, pueden sintetizar la inteligencia espiritual del profesor a través de su método filológico que, como decía Paola Vianello, constituía una lectura reflexiva para los filólogos mexicanos interesados en la producción neolatina, “aprender el acervo de las experiencias que contiene; experiencias de un buen filólogo clásico que sobre su objeto de estudio logra proyectar, sin por ello distorsionarlo, las inquietudes y las reflexiones que lo caracterizan como hombre de su tiempo”:

análisis de la documentación literaria que sirve de base a sus estudios y por el interés sociológico que anima a nuestro autor y que le impide fragmentar y absolutizar sus juicios en la esfera de lo específico individual, impulsándolo más bien a insertarlos en el contexto general de la cultura humanística española, caracterizada por un determinado desarrollo de la historia, de la economía y de la sociedad en general. En segundo lugar, la unidad del conjunto está asegurada por los oportunos retoques que el autor consideró indispensables aportar a las notas y a las citas de los artículos originales, unificándolas bajo un mismo patrón, así como a los textos mismos, aligerándolos de aquello que, en una visión sinóptica, aparecía inútilmente reiterativo.2

En este momento es prácticamente imposible hablar de las numerosas obras (libros y ediciones) publicadas por Luis Gil; mencionaremos algunas como Censura en el mundo antiguo (1960); Los antiguos y la inspiración poética (1967); Therapeia: la medicina popular en el mundo clásico (1969); Transmisión mítica (1975); Campomanes, un helenista en el poder (1976); García de Silva y Figueroa. Epistolario diplomático (1989); con Ilia M. Tabagua, Fuentes para la historia de Georgia en bibliotecas y archivos españoles (siglos XV-XVII) (1993); Aristófanes (1996); Martín Fernández de Figueroa. Conquista de las Indias de Persia e Arabia que fizo la armada del rey don Manuel de Portugal (1999); u Oneirata: esbozo de oniro-tipología cultural grecorromana (2002); Formas y tendencias del humanismo valenciano quinientista (2003); La cultura española en la Edad Moderna, (2004); El Imperio luso-español y la Persia Safávida, (2006); Sobre la democracia ateniense (2009); así como las traducciones de diferentes autores como Platón, Sófocles, Aristófanes o Dante. Tampoco nos será fácil hablar de sus numerosos y sabios artículos, solo es preciso mencionar que en la actualidad nos seguimos nutriendo de las revistas españolas, empezando con Cuadernos de Filología Clásica, fundada en 1971 por Luis Gil y Antonio Ruiz de Elvira, así como el resto de las revistas especializadas, Emerita, Estudios Clásicos y Myrtia, donde Luis Gil Fernández siempre trabajó mejorándolas como miembro del comité de redacción.

Su libro de 1969, arriba señalado, le permitió obtener el Premio Internacional Menéndez Pelayo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Historia de España por su obra El Imperio luso-español y la Persia Safávida. Otros galardones entre los que pueden resaltarse son el haber sido nombrado Oficial de la Orden de Honor de la República Griega en 1995, así como la obtención del Premio Nacional de Traducción (1999) y el doctorado honoris causa por la Universidad de Salamanca (2000).

Este animoso filólogo, helenista, historiador y traductor, “amante de los libros y de la vida”, en algún momento, joven, tuvo que enfrentarse ante Homero, expresándose así:

Homero, el narrador veraz, el objetivo Homero que en los símiles se esfuerza por analizar la realidad y comunicarla en imágenes visuales, es decir, por estructurarla de algún modo conforme a moldes comunes, revela en este puñado de metáforas su entraña de poeta, su capacidad de reelaborar los datos preconscientes y de recuperar la primigenia unidad de percepción: de romper, en suma, viejas ordenaciones y de crear obras nuevas. De ahí su cautela en el empleo de un recurso que vendría a echar por tierra sus esfuerzos por superar las trabas del pensar prelógico, por adquirir nociones nítidas y precisas de las cosas.3

El texto anterior fue publicado después de que, en 1963, junto con Adrados, Fernández-Galiano y Lasso de la Vega, editara la famosa Introducción a Homero4 (tan útil en nuestro país en aquellos años), desde la perspectiva “filológica”, atendiendo “a problemas literarios, a la transmisión textual, a la religión y a las instituciones”, como lo dice en su prólogo. En este volumen, Luis Gil se enfocó en la lengua y la métrica homéricas, observando los aticismos y restantes formas dialectales, las exigencias de la métrica, las “palabras homéricas”, haciendo una sabia y humanista crítica a Leumann, quien “se deja arrastrar demasiado lejos por su método, por lo demás excelente, y ciertas de sus conclusiones son un tanto precipitadas, según hemos de ver más adelante”.5 Anotó, ya, las coincidencias con el micénico y escribió un capítulo específico sobre el verso épico, hasta terminar con los orígenes del hexámetro que, para él, la conclusión era muy lúcida: “De todo esto es fácil colegir que, si tomaron los griegos el hexámetro de algún pueblo del Egeo, no debieron de tener grave dificultad para adaptarlo al ritmo de su lengua; y también que no hay razón poderosa para creer en la imposibilidad de construir, contando con estos elementos, unidades métricas tan largas como el hexámetro dactílico”.6

Pasaremos brevemente a la concepción de Luis Gil sobre la traducción. A los 27 años, en su artículo “La enseñanza de la traducción del griego”,7 justamente cuando se fundaba la Sociedad Española de Estudios Clásicos, decía al respecto:

La traducción no es un simple traslado o trasplante expresivo de un sistema especial de signos lingüísticos a otro sistema diferente. No se trata de un mero μεταχαρακτηρισμός, de un tránsito de clave a clave: cada idioma, como cada pueblo, tiene su genio y su duende, y así como en el arte, en la religión y en la filosofía, cada época, cada nación y cada cultura imprime la impronta de su propio sello, otro tanto ocurre con el lenguaje. Todo lenguaje tiene su propio estilo, particularísimo e inconfundible, que responde a un estilo propio de ver las cosas, a determinados esquemas mentales. Asimismo, todo autor presenta en sus formas de expresión una fisonomía propia e individualísima que le distingue, incluso, de quienes emplearon su misma lengua. ¿Es, pues, posible reproducir en una traducción todo lo que quiso decir determinado autor y en la misma forma en que lo dijo? Es indudable que no. La traducción se nos presenta como una utopía, como una meta lejana e inaccesible a la cual tan sólo podemos acercarnos cada vez más. Nunca se podrá hacer una traducción perfecta, pero eso sí, todas las realizadas son susceptibles de perfeccionamiento.

Muy interesante, porque, cuarenta y cinco años después, en 1999, Luis Gil obtuvo el Premio Nacional de Traducción por el conjunto de su labor como traductor, de manera específica, por la magnífica traducción de las Comedias de Aristófanes. Nos interesa mencionar, en este momento, que Luis Gil realizó, en aquel año de 1954, la primera traducción castellana de algunos mimiambos de Hero(n)das:8Herodas. Cuatro mimos escogidos, (traducción y notas), publicado en un suplemento de los Estudios Clásicos Bordón, de Madrid. En esos momentos Luis Gil enseñaba griego en la Universidad de Salamanca, y los estudios clásicos tenían un grave conflicto, pues el estado español exigía un tipo de “moralidad” en la enseñanza; como al inicio hemos mencionado, Francisco Franco, con la cúpula militar y la iglesia católica a la cabeza, dio un golpe de estado fascista, dictadura que perduró hasta su muerte, en 1975. Por ello, Luis Gil eligió solo cuatro mimiambos que no aludían a ningún conflicto de carácter social, religioso o sexual, porque la censura militar era peligrosa incluso para los filólogos. Tradujo I. La alcahueta, III. El maestro, IV. Las devotas de Asclepio y VI. El zapatero. Su traducción es propia para la enseñanza, pero vislumbra ya su alta capacidad como excelente prosista donde se ve el gran mérito en algunos rasgos estilísticos del primer mimiambo que de manera escueta podemos mencionar: “sobre mancebos de bozo incipiente” (v. 52: τοὺς ἴουλον ἀνθεῦντας); “una bonita fortuna” (v. 54: πλοῦτέων τὸ καλόν); “que no mueve del suelo ni una paja” (vv. 54-55: οὐδὲ κάρφος ἐκ τῆς γῆς / κινέων); “como carta sellada” (v. ἄθικτος ἐς Κυθηρίην σφρηγίς); “se encrespó en sus entrañas como las olas del mar” (vv. 56-57: ἐκύμενε / τὰ σπλάγχν᾽ἔρωτι καρδίην ἀνοιστρηθείς) (traducción metafórica que será imitada, por Gredos, en 1981); “me hace mimos” (v. 59: ἀλλά μευ κατακλάιει ¿alusión al género literario de Hero(n)das?); “este pecado” (v. 61-62: μίαν ταῦτην / ἁμαρτίην se nota la ideología religiosa de la España de esos momentos); “no vaya a pasarte inadvertido que la vejez te mira de reojo” (v. 62-63: κατάρτησον / σαυτήν, τὸ γῆρας μὴ λάθει σε προσβλέψαν, metáfora excelentemente traducida).

La generosidad intelectual de don Luis Gil Fernández se manifiesta de muchas maneras a lo largo de su labor académica. Nos parece muy sig­ni­fi­cativo el hecho de que, en la amplia y actualizada bibliografía de su ines­timable libro Aristófanes (1996) haya citado la tesis doctoral inédita del genial lingüista, amigo suyo, Martín Ruipérez (Los compuestos poéticos y paródicos en el estilo aristofánico, 1948). Honor a quien honor merece. Nosotras mismas hemos agradecido al profesor Luis Gil Fernández habernos permitido la publicación de dos de sus artículos, “Menandro hoy” y “La épica helenística”, en Lecciones helenísticas de 2007 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, libro para los estudiantes de Literatura griega de la época helenística, volumen donde apa­recen también textos de Pfeiffer, Tovar, Righi, Fernández-Galiano y Bruno Snell.

Los lectores que leen el mencionado artículo de Menandro encuentran, pues, la llama “arqueológica” que extrae concepciones religiosas, sociales y humanas del comediógrafo a partir de las reliquias existentes de sus obras, actualizando a Menandro desde la perspectiva de la ética social del poeta, con elementos como la τύχη y la φιλανθρωπία, con lo que se superaba, en parte, la terrible condición económica de Atenas en la época del poeta. Por otro lado, la épica de la época helenística tiene un análisis filológico, histórico y literario con una selección oportuna de pasajes de Apolonio de Rodas, como los originales símiles alejados de la tradición homérica, añadiendo des­cripciones de objetos de la naturaleza y de la vida social del poeta con una alusión especial a los ensueños, trabajos que Luis Gil desarrolló en diversos libros.

Desde hace algunos años, para nuestras sociedades de consumo no vale tanto el ser humano, lo que vale es el mercado, de allí que inclusive los pro­fesores vivimos en una pobreza social y espiritual porque estas sociedades son indiferentes ante la ignorancia y la problemática de la salud humanas; en su momento, Luis Gil Fernández lamentaba esto, añadiendo el problema de la extrema “especialización” que se había impuesto en las universidades. Así inicia su artículo sobre Menandro:

Tan faltos de sosiego andamos todos, que la lectura de los clásicos se va haciendo una especie de fruto prohibido que sólo prospera y se degusta en el vallado paraíso de la especialización. Y es lástima, porque con ellos nos vamos alejando cada vez más de las raíces, encapsulándonos en un presente problemático, sin otra vía de evasión que la futurología, ese moderno corre­lato de la mántica. Parece como si, no contentos con los problemas de hoy, experimentáramos un malsano placer en imaginarnos lo que habrá de aquí a veinte, a treinta, a cien años vista. Pero, ¿por qué no revivir de vez en cuando la experiencia de nuestros antepasados y meditar un poco sobre ella? Quizá nos deparara esto algún provecho, aunque sólo fuera el consuelo de ver cómo, mutatis mutandis, sus problemas son los nuestros y los nuestros fueron los suyos, pues en esta especie de ósmosis entre el presente y el pasado radica el misterio de lo clásico.

Gracias, profesor, por tu filología clásica, por tu enseñanza en las Universidades de Valladolid, Salamanca y Complutense, digno profesor emérito de Madrid, aunque “jubilado sin júbilo”, como dijera tu amigo Ruipérez. Imprescindible para los amantes del “misterio de lo clásico”. Profesor, te seguiremos leyendo y encontraremos inspiración en cada letra de tu espíritu filológico-humanístico en tu impecable prosa castellana ciceroniana proveniente de Isócrates.

Χαῖρε, ὦ θείε διδάσκαλε˙

ὡς χαρίεν ἄνθρωπος, ἂν ἄνθρωπος ᾖ.

1 Antonio Piñero (01 de octubre de 2021), En honor a D. Luis Gil Fernández, El Blog de Antonio Piñero,https://www.religiondigital.org/el_blog_de_antonio_pinero/honor-Luis-Gil-Fernandez_7_2383031679.html.

2Paola Vianello de Córdova, “Gil Fernández, Luis, Estudios de humanismo y tradición clásica, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 1984”, Nova Tellus, vol. 4, 1986, p. 293.

3“Poesía de la Ilíada”, en Tres lecciones sobe Homero, Cuadernos de la Fundación Pastor, 10, Madrid, 1965, pp. 11-37.

4Rodríguez Adrados, Fernández-Galiano, Luis Gil, Lasso de la Vega, Introducción a Homero, editada por Luis Gil, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1963.

5Id., p.169.

6Ibid., p.195.

7Estudios Clásicos, 13, 1954, p. 324.

8Es nuestra postura respecto al nombre de este poeta helenístico.

Recibido: 04 de Octubre de 2021; Revisado: 21 de Octubre de 2021; Aprobado: 10 de Noviembre de 2021

*

Silvia Aquino López es licenciada y maestra en Letras (Clásicas), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Investigadora de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Filológicas de esta casa de estudios y profesora definitiva de Lengua y Literatura griegas por la Facultad de Filosofía y Letras de la misma Universidad. Miembro fundadora de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos, A. C. Ha desarrollado sus investigaciones en las líneas de los oradores griegos (caso Isócrates y sus discursos judiciales) y de la época helenística (Mimiambos de Hero(n)das). Sus más recientes artículos son: “El Mosaico de Alejandro Magno y Darío: Apeles (Arte y literatura helenística)”, 2020; “Las traducciones al español de Hero(n)das”, 2019; “El laberinto del francotirador solitario: un adiós a Marcel Detienne”, 2019; “El mimo en Grecia y Roma”, 2018; “Ruipérez en Letras Clásicas”, 2017.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons